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La estatua de all arriba la vern los ojos de Dios.

"

Un escultor estaba cincelando con mucho cuidado y dedicacin un grueso bloque de mrmol. Un
visitante, despus de contemplar con ojos extasiados la belleza perfecta que iba logrando el
escultor, le pregunt: " adnde se va a colocar esta estatua?" La vamos a colocar all, arriba de
esa torre", contest el escultor. "Cmo? All arriba, tan lejos del suelo? Y para qu elaborar
con tanto detalle una estatua cuya belleza nadie podr apreciar a esa altura?" Y el escultor
respondi con una sonrisa: "La vern los ojos de Dios".

Lo que cuenta, en nuestra vida, es lo que vale a los ojos de Dios y no tanto lo que piensa la gente.
Jess nos invita a hacer el bien no para gloria nuestra sino del Padre que est en los cielos: "As
debe brillar su luz antes los hombres para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre de
ustedes que est en los cielos. " (Mt 5, 16).

No hay que preocuparse de lo que dir la gente, tampoco esconder el bien que estamos haciendo,
sino estar seguros de que estamos haciendo la voluntad del Padre.

Lo que dice la gente se puede comparar con la sombra que proyectamos en el suelo cuando
salimos a la calle con el sol. Si salgo a la calle cuando se levanta el sol o cuando se pone mi
sombra se alarga enormemente, mientras si salgo al medioda, mi sombra apenas la veo a mis
pies, larga unos pocos centmetros. Y sin embargo no soy ms grande de maana o de tarde ni
ms pequeo de medioda. Soy lo que soy, siempre de la misma estatura. As es de nuestra
personalidad, tenemos el valor que slo Dios conoce, los dems nada pueden aadir o quitar con
sus juicios. Ninguno de los que nos juzgan ahora estarn presentes cuando seremos juzgados por
Dios.

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