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Despotismo, Gianfranco Borrelli conquista y guerra civil en Leviatan, de Thomas Hobbes’ Los estudiosos de Hobbes conocen bien cémo la discusién sobre la categoria de despotismo -tal como se presenta en la casi totalidad del discurso politico hobbe- siano- encuentra una elaboraci6n te6riea propia en el recorrido de eseritos poli- ticos que se inician en 1640 =particularmente con Elements of Law: Natural and Politic y, pasando por De cive, llegan a 1651, afio de publicacién de Leviatén en inglés.’ En la articulacin de estos trazos expositivos, Hobbes reclama las seman- tieas elésicas, aristotélias ¢ incluso las més cercanas elaboraciones dedicadas al desporismo: es decir, por un lado, la definicién bodiniana de puissance seigneuria- Ie, que ya habia actuado como provocaciéa y estimulo para una seria reconside- racién de esta nocién? por el otro, las contribuciones de aquellos tedricos del = Traduccién de Luis A, Ross: 1. Las its dela obra hobbesiana se rfieren a lat siguientes ediciones: The English Works of Tho ras Hobbes (ex) y Opera Philosophie quae Latin sepsis Omnia (0%), €4. Molesworth, London, 1859-45 (reprint Aalen 1961); The Elements of Lat Natural and Politic ed. Tonnies, London, 1969 {8} De Cive, ed, Wacrender, Oxford, 1983: The Latin Version (Cl) y The English Version (Ce); Le~ ‘isthan, ed. Macpherson, Harmondsworth, 1963 (L); Behemoth or the Long Parliament, n #3, Vt (i). Las correspondientestraduecionesitaliznasutlizadas son: Elementi di legge naveralee politic, trad. A. Pacehi, Firenze, 1968 (Es), De Croe, tad. T. Magri, Roma, 1979 (0c), Levaatano, acura di G. Michel, Firenze, 1976 (Li De homine, trad. A. Paechi, Bai, 1970 (Dh; Beberath trad, O. Ni castro, Bari, 1979 (Bi 2. Bodin incluye en el desarrollo sistemstico de la Republigue el examen de bs naturalezs del po- der despético, puissance seignenral, como eel poder del seNor espeeto de sus eslavos, y del amo reapesto de rus servos (1,5) y de a monarquia de carder desptico, monarchi seignenrile, xen la queeel principe es hecho sehor de los bienesy de las personas por el derecho de as armas y de Deus Morais a 2004, pp. 257-277 GIANFRANGO BORRELLI derecho de gentes y del derecho natural que trabajaban al filo de la crisis en la cual desembocaron las doctrinas politicas y juridicas entre los siglos XVI y XVII. Hobbes interviene bajo la forma de una determinada deconstruccién de la car- ga semantica comprendida por la nocién de despotismo, dirigiendo su trabajo si- multaneamente hacia la utilizacién positiva de multiples rasgos de los significados de esta categoria, Se trata de una argumentacién sistematica, desenvuelta en los términos de su acostumbrado rigor expositivo y que presenta diferencias en las escansiones que senalan la maduracién de la reflexion y que alcanza en Leviatan el nivel propio de un acontecimiento teérico notabilisimo: la asimilacién de un modo ciertamente original de las argumentaciones sobre el despotismo en el dis- curso sobre la soberania y, en consecuencia, la asignacién a éste de un lugar de particular relieve en el interior de su programa politico. 1. La funcién que la nocién de despotismo desarrolla en el dispositive tedrico hobbesiano —y particularmente en la articulacién argumentativa de la categoria de soberania~ recibio una consideracién atenta por parte de los intérpretes de la teoria politica de Hobbes; recientemente ha vuelto a recibir una atencién espe- cial, como consecuencia de orientaciones criticas que han querido atribuir con mayor determinacion la calificacién de despotismo al complejo del proyecto po- litico hobbesiano. Me refiero, en primer lugar, al ensayo de un conocido estudioso de Hobbes, Charles D. Tarlton —un trabajo poderoso, publicado en dos partes entre 2001 y 2002-, titulado The Dispotical Doctrine of Hobbes.’ Aqui el autor reconstruye y somete a una critica decidida el proceso de domestication y liberalization de la obra hobbesiana, tomando en consideracién -en forma concisa, pero también profunda y eficaz— las mayores interpretaciones del siglo xx, de John Austin a George Croom Robertson; de Michael Oakeshott a David Gauthier; de Deborah buena guerra» (1, 2), en tales contextos el autor retoma explicitamente la diferencia establecida por Aristoteles entre monarquia desp6tica y monarquia uranica. Conviene recordar que el término seigneuriale seguramente llega a Bodin a través de la traduecién de la Politica aristorélica realizada por Lays Le Roy (1568); por lo demas es conocido que existia en Francia una traduccion diferente de las atribuciones de la Seamotere aristotélica con el neologismo desporisme, acufiado hacia ya tiempo por Nicole d'Oresme: sin embargo este término no habia encontrado fortuna en el léxico politico francés, 3, Ch. D, Tarlton, «The Dispotical Doctrine of Thomas Hobbes», en History of Political Thought, Part 1, 22 (2001 Winter), n. 4, pp. 587-618, y Part 2, 23 (2002 Spring), n. 1, pp. 61-89. Se debe recor- dar una serie de intervenciones de Tarlton dedicadas a Hobbes de un relevante interés critico; «Le- vitating Leviathan. Glosses on a Theme in Hobbes», en Ethics, 88 (1977), pp. 1-19 y, ademas, «The Creation.and Mainrenance of Government: a Neglected Dimension of Hobbes's Leviathan», en Po- litical Suedies, 26 (1978), pp. 307-327, 258 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES Baumgold a Quentin Skinner. Se trata de los autores que, a juicio de Tarlton, habrian contribuido a establecer la imagen del filésofo inglés como an abstract legal positivist or detached contractarian: un positivista abstracto o un contrac- tualista peculiar. La finalidad de este notable empefio critico esta dirigida expli- citamente a impugnar la interpretacidn de la teorfa politica hobbesiana en clave liberal: Aun cuando los criticos de Hobbes se han enfrentado resueltamente a su temperamento despotico, ha sido sélo para revisarlo o suprimirlo. A menudo Hobbes es hoy convertido en un positivista abs- tracto-o un contractualista particular; sus alguna-vez alarmantes y despdticas doctrinas han sido transformadas en una teoria de la soberania formal benigna y trivial o en unas conclusiones desapa- sionadas y racionales derivadas de (erréneos) calculos de la teoria de los juegos." Segtin Tarlton, es la misma nocién de soberania la que asume aquellas atribucio- nes del poder politico como absolute, arbitrary y unlimited, que, hasta Hobbes, eran utilizadas tradicionalmente para caracterizar la forma politica del despotis- mo: «una autoridad absoluta, no limitada por consentimiento, ley, derechos in- dividuales (especialmente el derecho de propiedad) o el bien publico».’ Este poder absoluto y arbitrario estaria caracterizado por un ordenamiento politico y juridico que resultaria justificado tedricamente sobre dos elementos argumen- tativos: una «exigencia moral de una obediencia completa, simple e incuestiona- ble» y sobre la premisa de que «ninguna accién del soberano puede ser injusta o incluso criticada».* En definitiva, la teoria hobbesiana de la soberania consistiria en una verdadera teoria de la conquista: Lo que a Hobbes siempre importé mas fueron cosas tales como el principio de renuncia a los dere- chos, la necesidad hiporética de sumisién-al conquistador y la autorizacién ficcional de todas las ac- ciones del soberano en un consenso politico imaginado.” En definitiva, la eliminacién de los juicios privados y la subordinacién comple- ta de las voluntades individuales a la tinica voluntad del soberano constiruirfan los nudos principales de un dispositivo de soberania arbitrario y discrecional, es decir, esencialmente despético. Aun mas, en el desarrollo de su tesis, Tarlton ha- ce resaltar esta lectura decididamente critica de la teoria hobbesiana poniéndola en confrontacién con los elementos principales del pensamiento politico de John 4. Ch, D, Tarlton, «The Dispotical Doctrine of Thomas Hobbesr, Part 1, pp. 588-589, 5. Ibid, Part 2, p. 65. 6. [bid., Part 1, p. 589, 7. Ibid., Part 2, p. 80. 259 GLANFRANCO BORRELLI Locke, utilizando un canon que reaparece a menudo en Ia literatura critica dedi- cada a Hobbes." Mas interesante resulta la intervencién de otro agudo lector de Hobbes, Shel- don S. Wolin, que al inicio de los afios noventa del siglo pasado publica un en- sayo titulado «Hobbes and the Culture of Despotism». En el ensayo antes citado Tarlton se refiere principalmente a este trabajo de Wolin, en donde se ar- yumenta —como veremos a continuacién, con refinados instrumentos de una critica realmente eficaz— que el complejo de la teoria hobbesiana se abre a la uti- lizacién infund «da y perversa de una razon arbitraria y geométrica que tiende a afirmar su propia potencia en todas las direcciones, contribuyendo a introducir en Europa una forma nueva de cultura despatica: Antes del siglo xvi, el despotismo habia aparecido principalmente asociado a la tirania y signifi- caba un modo particular de ejercer el poder que era absoluto, testarudo e ilegitimo [...] Ya desde la antigiiedad el despotismo habia ejercido una cierta fascinacién como una fuerza potencialmen- te liberadora, pero con los tiempos modernos, esa esperanza emancipatoria habia quedads ligada atin espiritu teorizador y a un mundo teorizable [...] Este desarrollo se presenta cama la intelec- tualizacién del despotismo, Implica la disolucién de la persona del déspota y su reconstitucién co- mo una razon abstractiva y absoluta, una combinacién de poder y razén que disfraza el poder como legislacién.’ Es necesario dedicar una presentacién y un comentario particular a la tesis de Wolin —cosa que haré a continuacién-; por lo demas, al discutir las tesis conver- gentes de Tarlton y Wolin, cuyos argumentos, no obstante, se apoyan en conte- nidos decididamente diversos, resulta conveniente restituir en primer lugar la articulacién compleja que Hobbes ofrece para la recuperacién y una nueva uti- lizacién del tema del dominio despdtico: en este recorrido veremos también que -inmediatamente junto a la de despotismo-— otras categorias permanecen central- mente comprometidas en los desarrollos tedéricos emprendidos por Hobbes, en particular las de conquista y guerra civil. En efecto, es necesario recordar preli- minarmente que el itinerario expositivo emprendido por Hobbes pone en juego 8. Para la utilizacién, con entonaciones sin embargo diversas, de la confrontacién Hobbes-Locke pa- ra significar los diferentes recorridos de la modernizacidn politica por parte del liberalismo resultan muy titiles dos textos: E. J. Eisenach, Two Worlds of Liberalism, London, The University of Chica- go Press, 1981, y W. von Leyden, Hobbes and Locke. The Politics of Freedom and Obligation, Lon- don, Macmillan, 1982. 9. $h. 5. Wolin, «Hobbes and the Culrure of Despotism», en Thomas Hobbes and Political Theory, ed. by M. G. Dietz, Lawrence (Kansas), University Press of Kansas, 1990, p. 16; los escritos de Wo- lin dedicados a Hobbes son una referencia clisica: aqui bastard recordar Politics and Vision, Conti- nity and Innovation m Western Political Thought, Boston, Little Brown, 1960 y tambitn Hobbes and the Epic Tradition of Political Theory, Los Angeles, University of California Press, 1970. 260 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL. EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES la validez del dispositivo artificial de Leviatdn, entendido como una maquina destinada a ofrecer orden social y politico en el contexto de los antagonismos que ponian en duda la posibilidad misma de la convivencia civil y en una época dramatica para muchas regiones europeas. Para el contexto inglés en particular, conquista y guerra civil se vuelven argumentos que hacen precipitar sobre el presente el problema antiguo, pero todavia vivo, de la dominacién normanda, acaecida mediante la conquista, y que se yuelve a proponer en la necesidad ur- gente de encontrar un remedio a la guerra civil que atormenta a la nacién ingle- sa. Foucault quiso subrayar con particular énfasis este nudo que no puede no comprometer a los intérpretes a leer el esfuerzo teérico hobbesiano como pues- ta a prueba del dispositivo politico dirigido a solucionar la guerra civil en Gran Bretafia, vale decir, el programa de la soberania:" nuestro problema critico se vuelve entonces el de comprender los recorridos y formas de la utilizacién de la categoria de despotismo en la articulacién de ese dispositivo. 2. En los Elementos, Hobbes pone el punto del derecho de conquista al centro del tratamiento del cuerpo politico que se constituye como dominio despético: este tipo de mando no deriva de la oferta voluntaria de la sujecién (volontary of- fer of sebjection), sino de la rendicién por constriccién (yielding by compulsion) (Z, 11, 3, 2, 128; Er, 188); la primera forma es propia del commonwealth by insti- tution que tiene su origen en el consenso de los sujctos (by the consent of many men together) que llevan a cabo «una creacién de la nada por obra del ingenio humanos (£, II, 1, 1, 108; Ei, 166: esta calificacién desaparecera en Leviatan); la segunda se refiere a la constitucién y el funcionamiento de la monarquia desp6- tica, despotical kingdom o también patrimonial kingdom. 10. Foucault nos ofrece una lectura y una critica de la teoria hobbesiana de la soberania en la leccian expuesta el 4 de febrero de 1976 en el Collége de France; segiin la interpretacién foucaultiana, la pro- puesta de la categoria de guerra en el estado de naturaleza por parte de Hobbes no responderia a las condiciones efectivas de las practicas de dominacién que tuvieron lugar a través de los acontecimien- tos crucles-y sangrientos como las invasiones y las conquistas; mas bien Habbes ofreceria una exposi- cidn de las guerras como répresentations calculées, manifestations emphatiques, tactiques d’intimidation entrecroisées: brevemente, affrontements aléatoires dirigidos en apariencia a eseandalizar, en. sustancia apuntan a asegurar al lector acerca de la bondad del proyecto de saberania, idéneo en la neutralizacion de los efectos dramaticos de la conquista y la guerra civil interna: «Hobbes {los} ha conjurado, reubi- cando el contrato detris de toda guerra y de toda conquista, salvando asi a la teoria del Estado» («fi faurdefendre la société». Cours au Collége de France. 1976, Paris, Gallimard, 1997, pp. 77-86). Para una introduccién eficaz a los diversos significados que asume la categoria de guerra en el dispositive tedri- co hobbesiano, véase de Y. Ch. Zarka, La sémiologie de la guerre chez Hobbes, en La guerre, Cabiers dela philosophie politique et juridique, Actes du Colloque de Mai 1986, Caen, Centre de Publications de l'Université de Caen, 1987, pp. 129-146, 261 GIANFRANCO BORRELLI En los desarrollos argumentativos de los Elements, el poder despdtico perma- nece todavia de algtin modo ligado a las modalidades de ejercicio de la forma de gobierno monarquica; los elementos que caracterizan el reino despético son: —la asimilacién de la relaci6n agresor/vencedor-agredido/vencido a la relacién senor/siervo; se trata de la concepcion tradicional del gobierno despético que, desde la Politica de Aristételes, a través de Tomas de Aquino y de Marsilio, lle- ga hasta Bodin; -el vencedor alcanza a tener absolute dominion sobre el vencido y sobre sus propiedades, tiene un derecho de dominio que es también derecho de alienacién de la persona y de los bienes del siervo (£, 11, 3, 5, 129; Ei, 188); Hobbes insiste luego sobre el punto que le importa especialmente: a la base del gobierno despético esta la constitucién del derecho de conquista (Conquest), que consiste en «un acuerdo, por parte de quien es vencido, de no resistirse a quien lo ha vencido (a covenant from him that is overcome not to resist him that overcometh)» (E, 11, 3, 2, 128; Ez, 188); a partir de este momento, Hobbes impug- nara —no sin alguna contradiccién— cualquier tipo de validez del derecho de re- sistencia;"' -ademas, el sefior soberano (master paramount) puede disponer también de sefiores subordinados (subordinate masters) (E£, 1, 3, 6, 129; Et, 189-190); los siervos subordinados —que estan sometidos a la autoridad de los sefores subor- dinados— pueden ser liberados o manumitidos por su sefior inmediato, pero no de la sujecién al sefior supremo. Con los Elements -estamos en 1640—, Hobbes interviene con una propuesta de remedio propia para la crisis en las relaciones entre el rey y el parlamento, com- prometiéndose decididamente a favor de la dinastia reinante, los Estuardo: la fa- milia de los Cavendish, por cuenta de los cuales Hobbes trabaja, esta, en efecto, ligada desde hace tiempo a la politica de Strafford. En esta obra encontramos el primer esbozo del programa de la constitucién del ordenamiento de la soberania como unidad de un poder absoluto e ilimitado dirigido a impedir la produccién de aquellos juicios privados que inducen inevitablemente a los enfrentamientos civiles. Hobbes dirige este programa suyo contra el otro proyecto en danza, aquel sostenido por Henry Ferne y Philip Hunton de un mixed government, del 11. En £, 0, 1,7, 111, Hobbes precisa que quien adhiere al pacto debe renunciar completamente al de- recho natural de resistencia a favor de aquel al cual se somete: sin embargo, se ha natado que todavia en este texto Hobbes reserva al sujeto la posibilidad de conservar el derecho por algunos medios que resultan indispensables para nuestra vida; véase R. Tuck, Philosophy and Government 1572-1651, Cambridge, cup, 1993, p. 30% sobre la cuestidn, véanse cambién las agudas observaciones de G. Sorgi en Quale Hobbes? Dalla paura alla rappresentanza, Milano, Franco Angeli, 1989, pp. 109-111, 262 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES encuentro mesurado entre prerrogativas reales y funciones legislativas atribuidas al parlamento." Resulta titil recordar que precisamente las reacciones a la publica- cién de esta obra le crearin los problemas que lo inducirian a refugiarse en Paris, A partir de este periodo Hobbes muestra de manera manifiesta que quiere uti- lizar las argumentaciones provenientes de la que Simone Goyard Fabvre define como la tradicién francesa de la soberania, vale decir, la teorfa de Bodin, inclusi- ve en relaci6n con la discusion sobre el lugar que en la génesis del poder sobera- no vienen inevitablemente a ocupar el ejercicio de la fuerza y las practicas de conquista:" por tanto, esta reflexién es extendida a los problemas tragicos del enfrentamiento interno en Inglaterra, en un claro intento de prevenir la guerra civil que ya se habia iniciado. En De Cive —la obra terminada en Paris y que entra en circulacién como ma- nuscrito en 1642— el dominio despstico es referido a la divisién entre dos tipos de Estados (Cities, Civitates): natural! o paternall o despoticall City, por un la- do, y Political City 0 City by Institution por el otro. Se trata de las dos modali- dades constitutivas originarias de los Estados, a favor de las cuales los sujetos ceden el derecho de autogobernarse (el jus meum regendi me ipsum) o a través de la sumisién motivada por el miedo de perder la vida, y actiia de este modo quien es vencido en la guerra; o a través de la sumisién.a otro por parte de quien no fue todavia vencido, el cual, precisamente con el fin de evitar ser vencido, se confia al soberano con el fin de ser protegido: Por lo que se ha dicho, resulta suficientemente claro de qué modo, y en qué medida, muchas perso- nas naturales se han unido a causa del miedo reciproco en una sinica persona civil, que hemas llama- do Estado, con la intencién de conservarse. Pero aquellos que se someten a otro por miedo, se someten precisamente a quien temen, oa otro, en el cual confian para ser protegidos, Actia del mo- do primero quien es vencido en la guerra; del segundo, quien todavia no ha sido vencida, para evi- 12. Por lo que concierne a la decidida aversion de Hobbes al proyecto del «hing in parliament», véa- se de nuevo R. Tuck, Philosophy and Government, 1572-1651, op. cit., pp. 310 y ss.; el programa del mixed government, en las expresiones teoricas dé Henry Ferne y de Philip Hunton, ha sido recons- truido cuidadosamente por H, Fukuda, Sovereignity and the Sword. Harrington, Hobbes anid Als- xed Government in the English Civil War, Oxford, Clarendon Press, 1997, pp. 22-37. 13. Simone Goyard Fabvre explica lticidamente que Hobbes se encuentra ante la necesidad de clegir entre dos modelos de Estado: el inglés -fundado sobre las practicas consuctudinarias y la delibera- cién parlamentaria— y el francés -caracterizado por el ejercicio del poder absoluto y la autoridad de la ley civil-; el esfuerzo hobbesiano busca, por tanto, intégrar dos tradiciones diversas: con toda se- guridad, la perspective rationalisante le llega sobre todo de la République de Bodin, vale decir, de una idea de la autoridad soberana que Hobbes, luego de la realizacion del pacto politico, hace valer co- mo la summa potestas, esta es, como el modelo romano utilizado por Bodin; en-«La législation civi- le dans I’Erat-Leviathan», en M. Bertman, M. Malherbe, Thomas Hobbes de la métaphysique a ta politique, Paris, Vrin, 1989, pp. 173-192 (véanse en particular las pp. 173 a 178). 263 GIANFRANCO BORRELLI tar ser vencido, El primer modo tiene su inicio en la potencia natural y puede ser llamado el orsgen natural del Estado; el segundo, de la intencidn y de la decisién de quien se une; y este es cl origen por institueién. De ello se derivan dos géneros de Estados: uno natural, el paterno y el despatico; el otro por institucién, que también puede ser llamado politico, En el primero, el senor se procura los ciuda- danos de su voluntad; en el segundo, los cdadanos se imponen por su propio arbitrio un dominio, sea el de un hombre o una asamblea de hombres, dotado del poder supremo. Hablaremos en primer lugar del Estado por institucion, luego del natural (pct, 128-129)." Gracias a Ja constitucion de ese poder supremo absoluto e ilimitado, que se pue- de definir como Supreme Power (Summa potestas: potestad suprema), 0 Chiefe Command (Summum Imperium: poder supremo), o Domimion (Dominium, po- der); ambas formas de Estado tienen un caracter de legitimidad plena, acttian by Right/iure, tanto por sus titulos como por su ejercicio del poder. El Estado por institucién (City by Institution) funciona gracias a las tres for- mas de gobierno de la division tradicional (three sorts of government/tres spectes civitatis) y sdlo a través de ellas: es conocido que Hobbes no reconoce la exis- tencia de formas de gobierno divididas en opuestas y corruptas, tal como habian sido descritas por la teoria politica clasica; desde Hobbes las formas de gobier- no definidas como degeneraciones de las puras son consideradas tinicamente co- mo el producto del juicio privado, de la opinién de ciudadanos descontentos (discontented), que utilizan estos argumentos para fomentar la desobediencia y la revuelta, Es precisamente por este motivo que la categoria de turania, coheren- temente, no encuentra ninguna consideracién por parte de Hobbes, que en va- rios lugares critica 4speramente a los autores clasicos que han querido atribuirle una autonomia concreta. El] dominio despstico es naturall and acquired Government: gobierno natural y artificial simultaneamente y es instituido cuando 14, «By what hath been sayed, it is sufficiently showed, in what manner, and by what degrees many natural persons, through desire of preserving themselves, and by mutuall feare, have growne toget- her into a civill Person, wham we have called a City, But they who submit themselves to another for feare, either submit to him whom they feare, or some other whom they confide in for protection, They act according to the first manner who are vanquished in warre, that they may not be slain; they according to the second, who are nor yet overcome, thay may noc be overcome. The first manner re- ceives its beginnings from natural! power, and may be called the maturall beginning of a City; the latter from the Counsell, and the constitution of those who meet together, which may be also called politicall, In the first the Lord acquires to himselfe such Citizens as he will; in the other the Citizens by their own wills appoint a Lord over themselves, whether he be one man, or one company of men endued with the command in chiefe. But we will speak in the first place of a City political or by ins- titution, and next of a City naturale (v, 12: Ce, 90; Cl, 135). Recordemos que Bobbio prefiere tra- ducir la expresién City by institution con la expresién Estado convencional (en De Cive, Torino, urer, 1959, p. 152). 264 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES Si alguien, tomado prisionero en la guerra, o vencido, o carente de confianza en sus propias fuerzas, promete al vencedor, o al mas fuerte, servirlo (para evitar la muerte), esto es; hacer todo aquello que mande; en este contrato el bien que recibe quien es vencido, o inferior en fuerzas, es la gracia de la vida, que, por derecho de guerra en el estado natural de los hombres, le puede ser quitada; y el bien que promete es el servicio y la obediencia (DCi, 155-156)." Conviene subrayar que las dos versiones italianas de De Cive —me refiero a las de Bobbio y Magri— traducen el término Conqueror de este parrafo con vencedor (vincitore), definido sin embargo por Hobbes como stronger Party; subrayo este elemento para decir que Hobbes intenta delinear una teoria de la conquista/victo- ria que quiere ser referida ambiguamente a la condicion de la guerra en el estado de naturaleza asi como a la situacién de la guerra civil, cuando quien carece de con- fianza en las propias fuerzas debe decidir si adherir a la parte mas fuerte (stronger Party) en la condiciones actuales de la comunidad y ceder incondicionalmente a esa parte mas fuerte el derecho al autogobierno a través de un contrato (Contract): En virtud de esta promesa el vencido debe servicio y obediencia absoluta al vencedor en cuanto sea posible, excepruando aquello que repugne a las leyes divinas, ya que quien se obliga a obedecer las érdenes de otro antes de saber lo que éste ordenard, esta atado a cualquier orden, absolutamente y sin restricciones {Dci, 156)." En De Cive el dominio despético es un término de una teorizacién de la conquis- ta/victoria que resulta asi plenamente entrelazada con la definicién de la autoridad soberana: en particular, la victoria debe convertirse en derecho, que estructura for- malmente la relacién entre sefor y siervo, aunque remitiéndose a los conflictos ci- viles internos entre quien puede vencer y quien puede ser vencido. Vale la pena recordar que en este escrito, a diferencia de lo que Hobbes argumentara en Le- viatan, el soberano by acquisition ejercita su formidable poder sin consideracion hacia el comportamiento de quienes estan sometidos a él; puede también obligar por la fuerza al pueblo a someterse, exigiendo su fidelidad; mientras que quienes estan sometidos a él, conquistados o vencidos, no tienen ninguna posibilidad de 15. «lf a man taken Prisoner inthe Wars, or overcome; or else distrusting his own forces (to avoid the Death) promises the Conqueror, or the stronger party, his Service, i. ¢. to do all whatsoever he shall command him; in which Contract the good which the vanquisht, or inferiour, in strenght doth recei- ve, is the grant of his life, which by the Right of War in the nacurall state of men he might have depriv'd him of, bur the good which he promises, is his serviee and obedience» (vil, 1: Ce, 117; Cl, 160). 16. «By vertue therefore of this promise, there is an absolute service and obedience due from the-van- quisht, to the vanquisher, as possibly can be, excepting what repugns the Divine Lawes; for he who is oblig’d to obey the Commands of any man before he knowes what he will command him, ts simply, and without any restriction tyed to the performance of all Commands whatsoever» (vill, 1; Ce, 118; Cl, 169). 265 GIANFRANCO BORRELLI sustraerse a este destino de sujecién/obediencia argumentado de modo geomé- trico, desde el momento que el miedo a la muerte incide en forma determinante sobre la formacién del pacto. Por otra parte, en De Cive, Hobbes insiste en la definicién de la obligacién co- mo una relacién de mando/obediencia en la cual quedan perfectamente equipa- radas las condiciones del ciudadano y del siervo: Lo que se ha demostrado antes respecto de lox stibditos de un Estado por institucin, vale decir que quien tiene el poder supremo del Estado no puede cometer injurias respecto de ellos; es verdadero tam- bién respecto de los siervos, porque han sometido su voluntad a la voluntad del sefor (pct, 157).!? 3. Ciertamente, también en Lewiatdén Hobbes remite explicitamente la teoria de la conquista al Estado por adquisicién -y al gobierno despético-, dentro del cuadro del dispositivo complejo del ordenamiento politico-juridico de la sobe- rania, Un ordenamiento tal prevé dos formas de Estado, ambas denominadas ahora con el mismo término: Common-wealth by institution y Common-wealth by acquisition. Los atributos de representatividad y electividad son propios del Estado por ins- titucién, que responde al desarrollo pleno de la teoria hobbesiana de la soberania: Se dice que un Estado es por mstitucidn cuando una multitud de hombres acuerda y pacta, cada uno con cada uno de los restantes, que cualquiera que sea e! Hombre o la asamblea de hombres ala cual se- ra dado por la mayor parte el derecho a representar la persona de todos cllos (vale decir, a ser su repre- sentante), cada uno, tanto quien ha votado-a favor, como quien ha votado en contra, autorizard todas las acciones y los juicios de ese hombre o de esa asamblea de hombres, de Ja misma manera que si fue- ran propios, con el fin de vivir en paz entre ellos y de ser protegido de los otros hombres (1, 149)."" Se argumenta una vez mas sobre el Common-wealth by acquisition a través de la remisién directa a la forma del poder despstico: El daminio adquirido por conquista o victoria en guerra es el que algunos escritores |laman DESPO- TICO, de SeonorNs, que significa senor o amo y es el dominio del amo sobre su siervo. Este domi- nio es adquirido cuando el vencido, para evitar el inminente golpe mortal, pacta, con palabras 17. «What hath before been demonstrated concerning subjects in an institutive Government, namely, that he who hath the Supreme Power can doe his subject no injury (iniuriam); is true also concerning Servants, because they have subjected their will to the will of the Lord» (vim, 7; Ce, 119; Cl, 162). 18. «A Common-wealth is said to be Instituted, when a Midtitude of men do Agree, and Covenant, every one, with every one, that to whatsoever Man, or Assembly of Men, shall be given by the ma- jor part, the Right to Present the Person of them all, (that is to say, to be their Representartve); every one, as well he that Voted for it, as he that Vored against it, shall Authorise all the Actions and Jud- gements, of that Man, or Assembly of men, in the same manner, 4s if they were his own, to the end, to live peaceably amongst themselves, and be protected against other men» (/, 228), 266 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES expresas o con otros signos suficientes de la voluntad, que en tanto le sean concedidas la vida y lt- bertad de su cuerpo, el vencedor tendra el uso de ellas'a su gusto (£1, 197). De esta definicién del dominio despético resulta evidente c6mo Hobbes reto- ma las posiciones expuestas en De Cive, exponiéndolas nuevamente, incluso con una mayor incisividad retérica: en primer lugar articulando la necesidad del establecimiento de una teorta juridica en la cual estén equiparadas las argumen- taciones sobre la Victory con las de Conquest; por lo tanto, obrando sobre la ca- lificacién de pacto (Covenant) de la relacién amo-siervo, con las atribuciones juridicas relativas a las partes contrayentes. Sin embargo, las notas ubicadas en la parte conclusiva de la obra-—«A Review, and Conclusion»—amplian el sentido y el significado del discurso sobre el despotismo presentado en el capitulo Xx. En la parte conclusiva de la obra, la definicidn nuevamente propuesta es cierta- mente la misma que se habia ofrecido precedentemente: La conquista ne es la victoria en si misma, sino la adquisicién, mediante la victoria, de un derecho sobre la persona de los hombres [...}; la conquista (para dar una definicion de ella) es la adquisicion del derecho de soberania mediante la victoria (Li, 692). Sin embargo, de hecho, el contexto argumentativo quiere Jlevar la atencién del lector sobre un punto determinado respecto de la condicién histérica presente y del conflicto todavia en acto: Y¥ porque descubro por diversos libros ingleses impresos recientemente que las guerras civiles no han ensefiado todavia suficientemente alos hombres en qué momento un stibdito comienza a estar obliga- do para con su conquistador, ni qué es la conquista, ni como tiene lugar que ella obligue a los hombres a obedecer a sus leyes; por lo tanto, para una satisfaccién mayor de los hombres, digo que ¢l momen- to en el que un hombre queda sujeto a un conquistador es aquel en el que, teniendo la libertad de so- meterse a él, consiente con palabras expresas o con otro -signo suficiente en ser su subdiro (Li, 691).2! 19, «Dominion acquired by Conquest or Victory in war, is that which some Writers call DESPOTI- CALL, from 6eambty¢, which signifieth a Lord, or Master; and is the Dominion of the Master over his servant. And this Dominion in then acquired to the Victor, when the Vanquished, to avoyd the present stroke of death, covenanteth either expresse words, or by other sufficient signes of the Will, thar so long as his life, and the liberty of his body is allawed him, the Victor shall have the use the- reof, at his pleasure» (2, 255). 20. «Conquest is not the Victory it self; bur the Acquisition by Victory, or a Right, over the Persons of men...; So that Conquest (to define it) is the Acquiring of the Right of Soveraignity by Victory» {L, 720-721), 21. «And because [ find by divers English Books lately printed, that the Civill warres have not yet sufficiently taught men, in what point of time it is, that a Subject becomes obliged to the Conqueror; nor what is the Conquest; not how it comes about, that it obliges men to obey his Laws: Therefore for further satisfaction of men therein, | say, the point of time, wherein a man becomes subject to a 267 GIANFRANCO BORRELLI Estas afirmaciones parecen contener un cambio del sentido politico que Hobbes -en el exilio parisiense— asigna a su esfuerzo teérico, seguramente motivado por el contexto histérico de la victoria del Parliament. Hobbes quiere sefalar que en los fragmentos histéricos contemporancos estamos entre 1650 y 1651, periodo en el que el Parlamento busca reforzar su victoria y el experimento de gobierno que durara hasta 1653— es necesario referir la exposicién de su discurso politico de un modo todavia mas claro hacia las tentativas concretas de resolver en for- ma definitiva la tragedia del enfrentamiento civil. Hobbes ofrece en estas notas conclusivas, por tanto, otros términos de articu- lacin de la exposicién de la naturaleza de la conquista y del derecho de conquis- ta, con el fin de hacer resaltar concretamente el problema de la adhesién por parte de cada sujeto al nuevo orden politico; brevemente, pone en el centro de la escritura algunos pasajes ~a su modo de yer, importantes— relativos al problema de la obligacion por parte de los vencidos de someterse al conquistador que pro- viene del interior del Estado. Ciertamente, la victoria del Parliament se afirmé a través de la fuerza, pero, a fin de que la soberania pueda volver activa en toda su plenitud a la espada de la justicia, debe integrar las practicas puramente violentas de adquisicion con los procedimientos de autorizacién de la soberania, fundados sobre la obligacién a través del contrato: vale decir, la victoria/conquista debe —y también puede— convertirse histéricamente en el derecho que es puesto como fundamento de la soberania, del poder legislativo absoluto y soberano; Todos ellos justificaran la guerra por medio de la cual han adquirido al principio su poder, y de la cual (seguin piensan) depende su derecho y no sobre la posesian. Como si, por ejemplo, el derecho de los reyes de Inglaterra dependiese de la bondad de la causa de Guillermo el conquistador y de su descendencia lineal y mas directa, por cuyos medios quiza no existiria hoy vineulo de obediencia pa- ra los sibditos hacia su soberano en todo el mundo [..:] Por tanto, enuncio como una de las semillas mas efectivas para la muerte de cualquier Estado que los conquistadores no exijan solamente una sumision de las acciones de los hombres a ellos para el futuro, sino también una aprobacién de todas sus accionés pasadas, cuando apenas hay algiin Esta- do en el mundo cuyos comienzos puedan ser justificados en conciencia (Li, 693-694)." Conqueror, is that point, wherein having liberty to submit him, he consenteth, either by expresse words, or by other sufficient sign, to be is Subject» (2, 719). 22. «They will all of them justifie the War, by which their Power was.at first gotten, and whereon (as they think) their Right dependeth, and non on the Possession, As if, for example, the Right of the Kings of England depend on the goodnesse of the cause of William the Conqueror, and upon their lineall, and directest Descent from him; by which means, there would perhaps be no tie of the Subjects obedience to their Soveraign at this day in all the world [...] Therefore i put down for one of the most effectuall seeds of the Death of any State, that the Con- querors require not onely a Submission of mens actions to them for the future, but also an Appro- 268 DESPOTISMO, CONQUISTA ¥ GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES Los conquistadores no necesitan remitirse a un derecho tradicional, fundado so- bre el primado de la experiencia pasada, para justificar la conquista; por otro la- do, la conquista violenta es un acontecimiento normal en la historia. Sobre todo, resulta decisivo que el derecho de conquista (que se ejercita con el fin de consti- tuir un nuevo gobierno —«to the establishing of a new government» (L, 726; Li, 697)— como precisamente sucede con el derecho de sucesién), contemple esos pasajes plenamente artificiales, juridicos e institucionales que puedan contribuir a convertir en el presente cl dato natural de la fuerza en un titulo y ejercicio ple- namente legitimos. Por eso es que, efectivamente, «la conquista es la adquisicidn del] derecho de soberania mediante la victoria» (£, 720; Li, 692). Hobbes indica que este problema —que podriamos llamar el de la gestion so- berana de la victoria— se concreta en el tiempo determinado de la eleccién me- diante la cual cada uno pueda expresar claramente la propia sumisién al nuevo orden victorioso: asi se explica entonces la atencién y la remisién al momento, mas precisamente, al point of time en el que «el stibdito comienza a estar obli- gado respecto a su vencedor»: se trata de una medida imprecisa, sin embargo presente y también posible, constituida a partir del periodo incierto e indeter- minado de la afirmacion plena de la parte victoriosa, en la cual, todavia en el tiempo presente, los ingleses pueden decidir sobre la soberania recientemente instituida.” El parlamento tiene el poder (common Power) para gobernar, pero ahora Hob- bes exige —no sin algunas dificultades de coherencia expositiva— que sea el juicio privado de los ciudadanos el que decida en forma definitiva acerca de esta nue- va realidad; en efecto, esta institucién tuvo origen en la fuerza, forma parte de un movimiento circular de poder soberano (a circular motion of the sovereign po- wer) como dird en el Behemoth (8, 256; Bi, 236)- que puede declararse sobera- no con derecho, de todos modos, debe volverse legitimo; por su parte, los ciudadanos aceptaran la obligacién en la relacién de mando/obediencia por todo el tiempo que el soberano les garantice su proteccién; ello es exactamente igual para el soberano por adquisicién, al cual en De Cive se le reconocia también un poder absoluto, arbitrario ¢ ilimitado, es decir, sin limites de tiempo. bation fo all their actions past; when there is scarce a Common-wealth in the world, whose begin- nings can in conscience be justified» (1, 721-722). 23. A. Fukuda pone correctamente en evidencia esta atencién particular de Hobbes en querer indi- car los términos concretos -e] funcionamiento en el plano temporal—de la posibilidad que se presen- ta a sus connacionales de poner término al conflicta civil que sacude a Inglaterra a través de la aceptacién del dispositivo juridico de la conquista; cf. Sovereignity and the Sword. Harrington, Hobbes and the Mixed Government in the English Crvil Wars, op. cit., pp. 65-68. 269 GIANFRANCO BORRELLI 4, Desarrollaré algunas consideraciones conclusivas partiendo de la critica radi- cal dirigida por Sheldon Wolin al complejo de la teorfa hobbesiana, considerada como el punto de partida de una nueva forma de cultura despética que utiliza una racionalidad geométrica de antemano aceptada como explicacién del univer- so humano. Al modo de ver de Wolin, los efectos perversos de esta metodologia de interpretacidn mecanicista de los sujetos y de los acontecimientos serian prin- cipalmente los de operar una suerte de eliminacién de todas aquellas diferencias que producen incertidumbre y peligro: «La “naturaleza” es identificada con la abstraccién mas que con las diferencias “naturales” que se presentan a la obser- vacion comuns.* Wolin sostiene que Hobbes llegaria a este tipo de teorizacién a través de un particular dispositivo argumental que en su punto de partida produce la exalta- cion de la igualdad natural de los seres humanos y de la semejanza de las pasio- nes, y luego procede a eliminar todo tipo de diferencia en los caracteres humanos -tanto en las complexiones psicofisicas como en las costumbres de los pueblos— y en las particularidades geograficas y climaticas de los diversos ambientes de vi- da” en sintesis, se trata de los elementos que habian persuadido a Aristételes —y después de él. a muchos otros autores— a considerar el despotismo como una for- ma de gobierno auténoma y legitima pues correspondia a las variaciones de las circunstancias de lugares, de los caracteres humanos y de las diversas formas de civilizacion. Los desarrollos que Hobbes imprime a las argumentaciones sobre el despotis- mo serian entonces seguramente inéditos y estaban todos contenidos en la arti- culacién conceptual de la nueva y disruptiva antropologia hobbesiana: «La anatomia de la naturaleza humana expresa un potencial despético, porque su quintaesencia es el poder». Por definicién, el hombre es produccién de una se- rie de poderes, naturales ¢ instrumentales, dirigidos a la negatividad y destructi- vidad extremas: «la libertad hobbesiana esta disefiada para canalizar y legitimar la dindmica de la dominacién implantada en cada individuo»;” de este origen to~ maria también su fundamento la inevitable coincidencia entre libertad civil y ne- cesidad de la obligacién politica y juridica instituida a través de la constitucién 24. Sh. S. Wolin, «Hobbes and the Culture of Despotism, op, cit., p. 33. 25, Estos elementos de la critica de Wolin son muy cercanos a los desarrollos interpretativos que ha- ce Foucault del punto de partida hobbesiano, que ve el derecho natural de selfpreservation como una atribucién universal de todos los hombres considerados en el inicio de la exposicidn tedrica, es de- cr, en la condicién del estado de naturaleza; véase «/I faut défendre la société». Cours au College de france, 1976, op. at., pp. 77-78. 26. Sh. S. Wolin, «Hobbes and the Culture of Despotism», op. cit., p. 28. 27. Ibid. 270 DESPOTISMO, CONQUISTA Y¥ GUERRA CIVIL EN LEV/ATAN DE THOMAS HOEBES del Estado-Leviatan, destinado a recomponer en el orden los conflictos y anta- gonismos que se siguen inevitablemente de asumir como condiciones los miedos originarios de los individuos. Se tratarfa, en consecuencia, de una revalorizacion de las semanticas del despotismo en los términos de un proyecto cultural y de un programa politico muy particular, cuyos fines principales serian los de volver evidente la necesidad de la sumisi6n a la autoridad civil de las private opinions y, correspondientemente, los caracteres absolutos y discrecionales del ordena- miento basado en la soberania, He aqui, entonces, los instrumentos principales de indoctrination/education perseguidos por la actividad del Estado,” con el fin de producir la contencién y la disciplina de los ciudadanos. En otros términos, el despotismo del poder absoluto, arbitrario ¢ ilimitado se convertiria en el poder soberano de vida y muerte del Dios mortal, el Leviatan;” la proteccién de las leyes civiles, estructuradas y ejercitadas segtin aquellas atri- buciones despoticas de] poder soberano, dejaria un espacio de vida no politica s6lo para aquellas cosas sobre Jas cuales la verdad del punto de vista soberano no se expresa. En efecto, en la teoria hobbesiana resultarfa arbitrario el punto de partida, sea saberes, sea el del sistema natural de los saberes, sea el de la ciencia politica: brevemente, Hobbes iniciaria una época afortunada del despotismo de la raz6n, que pretenderd, desde aqui en adelante, constituirse en una infalible geometria politica. Hobbes representaria, pues, la forma moderna de legitima- cién de las tendencias despoticas analizadas y descritas desde los albores de la ci- vilizacion occidental: «Hobbes realizé la legitimacién del despotismo».” En el plano especifico del discurso politico, esta legitimacién del despotismo se desarrollaria de acuerdo con dos estratégicas direcciones argumentativas: por una parte, al poder despético le corresponderia el mismo derecho de autoridad que se atribuye a otras formas de gobierno; por el otro, luego de este primer mo- vimiento —y este efecto de retorno constituiria el lado mas oscuro de la vicisitud tedrica hobbesiana-, toda forma de autoridad politica, democratica, aristocrati- ca © monarquica, para su propia supervivencia, necesariamente deberia incorpo- rar ese principio despotico de un poder de gobierno definitivo e incontrolable: «en Leviatén, Hobbes atacé el caracter de paria del despotismo por medio de dos objeciones distintivas: el poder despético estaba acreditado con los mismos 28, Ibid., p. 32. 29. Puede resultar util para la comparacidn critica que muchos estudiosos relacionen la teoria de la soberania hobbesiana (en sus elementos absolutistas) con el modelo biblico de fundacién de la auto- ridad terrena: para estos motivos interpretativos, siempre recurrentes en la lectura del Estado-Levia- tan, conviene recordar el trabajo reciente de A. P. Martinich, The Two Gods of Leviathan. Thomas Hobbes on Religion and Politics, Cambridge, CUP, 1992, en particular pp. 175-181. 30. Sh. S. Walin, «Hobbes and the Culture of Despotism», op, cit, p. 23, 271 GIANFRANCO BORRELLI derechos de autoridad que cualquier otra forma de régimen politico; y todas las formas de autoridad politica, sean democraticas, aristocraticas o monarquicas, tienen que incorporar necesariamente ese mismo principio despético de un po- der normativo final e incontrolable si aspiran a sobrevivir».”' Por otra parte, la forma particular de este despotismo fundador de la soberania racional moderna asumiria caracteres politicamente auténomos, pues ya no tiene relacidn con las modalidades del ejercicio tradicional del mando segtin los c4nones teolégicos, aunque dirigida a confirmar la importancia absoluta de la concentra- cién extrema del poder de mando: «la mentalidad celebrada por Hobbes esta des- crita en el lenguaje de una nueva forma de despotismo, en el cual la verdad y el poder son liberados del lenguaje teoldgico, pero no de los presupuestos del abso- lutismo monoteistico».” Respecto de las atribuciones teéricas inéditas de este nue- vo despotismo, Wolin lanza una wiltima advertencia; la forma contractualista y representativa del proceso de autorizacién constituiria la novedad de un ejercicio del mando que no es ejercido exclusiva y rigidamente desde lo alto, sino que uti- liza la angustia de los sujetos para convertirlos en ciudadanos productivos ademas de disciplinados: «el despotismo no puede regir la sociedad opresivamente, literal- mente abrumdndola. Debe reprimir, pero no suprimir los impulsos vitales de sus miembros. Debe manipular el miedo al mismo tiempo que resguarda a sus miem- bros. Debe manipular el miedo al mismo tiempo que mantiene la angustia».” Es ciertamente util discutir las tesis de Wolin, aceptando algunos de sus ele- mentos, pero, no obstante, tomando distancia respecto del sentido abarcador de la denuncia. Ciertamente, la teoria de la soberania de Hobbes se propone como un esfuerzo de indagacién genealdgica para demostrar que en la constitucién de la unidad politica soberana —que se representa a si misma como un ordenamien- to politico y juridico necesario para el orden de la sociedad civil— el mando ab- soluto, arbitrario e ilimitado tiene que ser considerado como parte del titulo y del ejercicio de la autoridad: y en este sentido determinado, el despotismo justi- ficado por Hobbes corresponderia, de hecho, a una modalidad diferente de la produccién de una fuerte concentracién de poder especificamente politico que atravesaria todo tipo de forma de gobierno." Sin embargo, precisamente por este 31. Ibid,, p25. 32. [bid,, p. 18. A, Adam sostiene argumentaciones cercanas a las de Wolin respecto de Ia cualidad despotica de la nueva racionalidad que constituiria la base de los procesos de la racionalizacién po- litica ligados a la soberania, Cf. A. Adam, Despotie der Vernunft? Hobbes, Rousseau, Kant, He! Freiburg/Miinchen, Verlag K. Alber, 1999. 33; Ibid, p. 29. 34. Carl Friedrich sostiene con buenos argumentoy que precisamente a partir de .a teoria politica hobbesiana se vuelve evidente la nueva modalidad de produccién de un poder cspecificamente poli- nico. Cf, C. Friedrich, Constitutional Government and Democracy, Boston, 1950, pp, 28-32. 272 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES motivo de fondo, no resulta conveniente asignar a la teoria politica hobbesiana la calificacidn de despotismo, si con este término se quiere remitir especialmente a las semanticas conceptuales de la nocién tradicional de despotismo; vale decir, del término que adquiere autonomia ¢ importancia tedrica a partir de la Politica de Aristételes (1285a). En realidad, Wolin muestra estar preocupado —y por cierto con buenas argumentaciones-— por el despotismo ejercido a través de la utilizaci6n extrema y exclusiva de la razén en las cosas de la politica, por la geometria politi- ca que conforma el programa moderno del Estado soberano como maquina arti- ficial superpuesta a cualquier otro elemento de la vida civil. Sin embargo, este uso del término despotismo parece extenderse sobre todo en el plano metafarico, mientras que la novedad explosiva del instrumento estatal unificado y activo en Europa —con arquitecturas y significaciones complejas, ambiguas aunque efica- ces— impone a la indagaci6én un recorrido determinado y particular de decons- truccién critica que tenga como objeto, no tanto el ejercicio de un dispositivo por sus resultados despoticos, sino el conjunto de las funciones de ordenamiento po- litico y juridico de la soberania. Desde esta perspectiva puede resultar tril, segu- ramente, someter a analisis los efectos negativos del instrumento conjeturado por Hobbes, considerando, ademas, que él rige los recorridos de la racitonalizacion politica moderna todavia en nuestros dias. 5. En el desarrollo precedente, hemos visto cémo, segtin Hobbes, el poder sobe- rano —que se ha constituido en la trayectoria expositiva que desde el estado de na- turaleza y desde las leyes naturales llega al proceso de autorizacion a través del contrato— consiste dinamicamente en la integracion activa de los dos niveles re- conocidos en la produccién de autoridad legitima: aquel por institucién, de carac- ter juridico, que produce autorizacién a través de las modalidades contractuales y representativas, y el adquisitivo, que exige justificar y convertir las acciones de conquista, realizadas por la fuerza, al plano del ordenamiente juridico y politico del Estado por institucion: los vencidos pueden adherir o no segin los procedi- mientos formales propios del derecho de conquista, mientras que el vencedor que haya recibido la peticién de los vencidos debera considerar las formas y los con- tenidos de la nueva relacién como pacto de plena institucién soberana. Ha sido justamente notado cémo, en definitiva, la superioridad absoluta del so- berano se afirma gracias al elemento que condiciona desde el inicio la salida del es- tado de naturaleza, estableciendo la posibilidad originaria de la societas civilis: vale decir, el miedo a la muerte. En los hechos, especifica Hobbes, se trata de dinami- cas diversas en la forma de sufrir ese sentimiento de miedo: el elemento propulsor para la formacién del Estado by institution es el miedo de los individuos que per- manece latente en la relacién con los restantes congéneres humanos, mientras que 273 GIANFRANCO BORRELLI en la formacién del Estado by acquisition esté operando la amenaza de muerte que proviene de la potencia del vencedor: «el miedo a la muerte es, de hecho, la tinica motivacion posible para una subordinacién de tipo servil. Precisamente por su naturaleza de relacin social que asegura al mas fuerte el maximo beneficio al mi- nimo costo, el dominio reenvia necesariamente a la amenaza del supremo entre los males. Solamente el caracter absoluto del daiio con que se amenaza puede le- gitimar el caracter absoluto de la sumisi6n: la obediencia del siervo carece de li- mites porque no existe un mal mds grande que la muerte. Una vez que se posee la posibilidad de matar, no existe accién que no se pueda mandar, porque la sim- ple conservacion de la vida asegura al derrotado un beneficio superior a cual- quier renuncia».” El estimulo traumatizante del sentimiento agudo de muerte, de la angustia de la muerte, constituye el punto de partida efectivo de la institu- ci6n de la sociedad civil y también el elemento principal —de acuerdo con la filo- sofia politica moderna, desde Hobbes a Hegel- que contribuye a la disolucién del antagonismo esencial entre sefior y siervo. Escribe Louis Roux: «seria nece- sario un reconocimiento mutuo, un resultado luego de la lucha [...] El amo se ve, por tanto, objetivamente reconocido por el esclavo, que se ha negado para afirmar el valor del otro, Paradojalmente, el amo no existe mas que por el reconocimiento del esclavo; en consecuencia, tiene lugar una inversion de la relacion teleolégica».™ En definitiva, entre los méritos de las argumentaciones hobbesianas acerca de las caracteristicas de los dos tipos de Estados soberanos —por institucién y por adqui- sicion— hay que enfatizar algunos elementos que merecen una atencién particular: — en primer lugar, resulta implicito en el desarrollo teérico hobbesiano que la posibilidad de la constitucién del Estado por adquisicién tiene lugar, de hecho, gracias a la imposicién del pacto por parte del conquistador/vencedor a través de la amenaza; sin embargo, Hobbes considera que los pactos que un conquistador obtiene por la fuerza no deben ser considerados invalidos por el hecho de haber sido obtenidos por la fuerza;” —en segundo lugar, ambas tipologfas de la formacién estatal representan la vi- gilancia, propia de la autoridad soberana, respecto del hecho de poder contar 35. D. D'Andrea, Prometeo ¢ Ulisse. Natura wmana e ordine politico in Thomas Hobbes, Roma, La Nuova Italia Scientifica, 1997, pp. 143-144, 36, Segtin L. Roux, la teoria del Estado por adquisicign de Hobbes. constituiria el antecedente efecti- vo de la dialéctica entre el sefior y el siervo desarrollada por Hegel. Cf, L. Roux, Thomas Hobbes pen- sey entre deux mondes, Saint-Etienne, Publications de l'Université de Saint-Etienne, 1981, p. 227. 37. Esta aguda consideracién critica es desarrollada por F. $. Me Neilly en The Anatomy of Leviat- han, New York, MacMillan, 1968, pp. 197-199. Sobre la centralidad del miedo a la muerte violenta en la teoria hobbesiana siempre conviene recordar el importante trabajo de Leo Strauss, La filosofia politica di Hobbes, incluido entre los ensayos recogidos en versién italiana en el volumen Che cos’ é la filosofia politica?, Urbino, Argalia, 1977, pp. 177-350. 274 DESPOTISMO, CONQUISTA Y¥ GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES con la ebediencia convencida de un gran ntimero de sujetos: vale decir, la condi- cidn de seguridad de la vida impone la realizacién de una suerte de intercambio entre el empowerment del soberano y la autorizacion condicional por parte de los individuos;* —por tiltimo, se puede admitir razonablemente que entre las dos formas ori- ginarias de Estados no existen diferencias notables en los resultados de la composicién politica: la institucién se afirma a través de la voluntad de los in- dividuos que se convencen de modo auténomo de la necesidad del pacto, mientras que la adquisicién originariamente no prevé pactos, sino el ejercicio directo de la fuerza; la propuesta hobbesiana del Estado de soberania constitui- ria, en los hechos, una forma intermedia entre las dos modalidades tradiciona- les de resolucién de los conflictos en la sociedad humana: la utilizacin racional de la mediacién politica.” De los desarrollos de estas consideraciones criticas respecto de la compleja teoria hobbesiana de la soberania se derivan algunas consecuencias importantes: —en primer lugar, es necesario considerar la produccion de soberania como un proceso de integracidn entre el origen efectivo, incluso violento, del mando y la produccién de legitimacién de la autoridad a través de la obligacién de todos los ciudadanos de aceptar una relacién determinada de mando/obediencia: se trata de aquellos que han adherido al contrato mediante la eleccidn racional individual y también de los vencidos que han manifestado con evidencia la voluntad pro- pia de someterse al vencedor, que permanece comprometido con el ejercicio del derecho de conquista; —de la postura hobbesiana se deduce ciertamente, y como elemento no secun- dario, que la aplicacién y el ejercicio del ordenamiento de soberania se vuelven necesarios en los contextos de conquista o de victoria; es decir, con ocasién de invasién/conquista de un Estado por parte de una potencia extranjera o de la vic- toria de una de las partes contendientes en el conflicto civil interno a una nacion; la afirmacién de la autoridad soberana se caracterizaria por este inevitable pun- to de partida en el interior de su propio cdédigo genético; elemento, en conse- cuencia, que de hecho condiciona cualquier aplicacién concreta suya; — ademas, toda forma natural, prepolitica o también determinada historica- mente y que pertenezca a las esferas del dominio despético, paternal o domésti- co, debe ser reconducida entonces a la forma de soberania por institucion: se trata en primer lugar de las relaciones de autoridad ya sistematizadas por Aris- 38, Se detiene sobre este problema T. Sorell en Hobbes, London and New York, Routledge & Ke- gan Paul, 1986, p. 123. 39, De este modo se expresa J. Terrel, Hobbes. Materialisme et politique, Paris, Vrin, 1994, p. 251. 275 GIANFRANCO BORRELLI toteles (amo/siervo, padre/hijo, marido/esposa), para las cuales Hobbes argu- menta la inevitable conversion en la forma del ordenamiento juridico que orga- niza el funcionamiento de la soberania; atin mas, el primado de la soberanfa implica que este dispositivo politico y juridico permanece superpuesto a toda otra expresion de la vida individual o de asociacién (moral, religiosa, cultural econdémica, etc. );" — la soberania debe considerarse, entonces, como un instrumento de identifi- cacién colectiva para infinitas dinamicas de poderes individuales que requieren normas positivas para la propia realizacién; la soberania es activada como ver- dad, cédigo simbélico, ordenamiento politico y juridico de ciudadanfa: éstas son las representaciones a través de la cuales acttia la produccién de poder politico; pero esto implica ciertamente que todos aquellos que no adhieren a este proce- so de identificacién colectiva no participan activamente en la produccién de po- der politico ptiblico: aquéllos se autoexcluyen conscientemente o permanecen de hecho excluidos de los efectos civiles subsiguientes a la realizacién de los proce- dimientos contractuales y sufren pasivamente la constriccién a la obediencia; son estos sujetos —extraiios a la produccién activa de poder civil—los que son com- batidos ya que ponen en riesgo continuamente el orden politico de soberania. Es también verdad que Hobbes estructura un discurso antropolégico desarro- llando una teoria de los poderes que, sobre todo en Leviatdn, presenta como comprometido en primera persona a todo individuo singular en la decisi6n final de adherir 0 no al proceso de autorizacién de la soberania; una parte de estos su- jetos reconoce la necesidad de renunciar al ejercicio del juicio privado en cuan- to causa principal de los antagonismos que pueden poner en riesgo la vida; y es precisamente gracias a la capacidad individual de autogobierno racional, de au- todisciplina —y es quizas la complejidad de este proceso formativo de la singula- ridad el que preocupa principalmente a Wolin-, que los individuos deciden dar vida a una institucién que se quiere carente de conflictos, llamada a ejercitar un poder necesario, absoluto ¢ ilimitado, que vale como criterio de inclusién/exclu- sion; por estos aspectos el recorrido de la legitimacién (a través del contrato y de la representacion) de la autoridad se configura como un proceso de autorizacion ? 40. Sobre este punto conviene citar la consideracién puntual de FE. Rangeon: «la insticuctén estatal constituye el prototipo de las demas instituciones, respecto de las cuales ella ejerce una funcidn pa- radigmatica. La potencia estatal es tal que ella impone su imagen al conjunto del cuerpo social [...] El mecanismo juridico de la persona publica, aplicado al conjunto de las instituciones sociales, favore- ce una unificacion semejante. Entre estas instituciones diversas, Hobbes establece una verdadera je- rarquia, El Estado se sittia en la cima de esta jerarquia [...] Las asociaciones diversas, sean publicas © privadas, son “organizaciones subditos”, sometidas a la sobcrania del Estado», en Hobbes. Etat et droit, Paris, J.-E. Allier-Albin Michel, 1982, p. 156. 276 DESPOTISMO, CONQUISTA Y GUERRA CIVIL EN LEVIATAN DE THOMAS HOBBES desde la base," ¢l cual procede de la produccién activa de obediencia por parte de aquellos sujetos que con una habil capacidad de calculo quieren garantizar a su propia vida y a sus actividades un contexto de paz y seguridad. Al leer el proceso de constitucién de la autoridad soberana desde esta pers- pectiva, vale decir, desde la parte indicada por Hobbes a los individuos en el proceso de autorizacin, se puede —concluyendo- desarrollar una consideracién acerca de un punto problematico que ser4 objeto de la atencién de tantos futu- ros teéricos de la politica respecto de los efectos a los cuales puede dar vida el poder soberano. Se trata del peligro al que permanece expuesta la comunidad cuando —aun al interior del sistema de la soberania representativa y electiva— la legitimacién de los elementos del poder absoluto presentes en el orden del dis- curso soberano proviene, por parte de los ciudadanos, no tanto de buenos mo- tivos, sino mas bien de los miedos de los sujetos, no siempre contenibles y, en consecuencia, capaces de alcanzar los extremos. Para expresar brevemente este problema enorme, que sera considerado como la amenaza efectiva que se origi- na en la institucion artificial del Estado, digamos que en el contexto de la sobe- rania inaugurado por Hobbes la exasperacién de los elementos absolutos y arbitrarios del mando pueden también afirmarse como produccion desde la ba- se de formas nuevas de obediencia, sujecidn, servidumbre. Pero estas considera- ciones criticas extremas —vdlidas seguramente para las vicisitudes histéricas recientes de la fase de crisis de Ja soberania— contribuyen a convencernos de que las prerrogativas propias de la soberania moderna poco tienen que ver con las atribuciones y con los significados de la categoria clasica de despotismo. Universita di Napoli Abstract This paper examines Hobbes’ reception of the classical theory of despotism by focusing on the issues raised by Hobbes’ account of sovereignty by institution and conquest. Although his description of sovereignty reclaims several of the typical characteristics of despotic power, arguments will be offered to show that the classical category of despotism is unable to explain its modern counterpart. 41. Esta consideracidn aguda y decisiva ¢s expresada por P. Pasquino: «y esta idea de la autorizacion desde la base que, al mismo tiempo, funda la legitimidad del ejercicio del poder, es decir, la obliga- cién de los ciudadanos de obedecer las leyes, y define su naturaleza instrumental, que es necesaria~ mente limitada», en Thomas Hobbes. Stato di naturae liberta civile, Milano, Anabasi, 1994, p. 36. 277

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