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REFLEXIONES SOBRE LOS DEFECTOS QUE VICIAN LA ESCUELA DE PRIMERAS LETRAS DE CARACAS Y MEDIO DE LOGRAR SU REFORMA POR UN NUEVO ESTABLECIMIENTO PRIMERA PARTE ESTADO ACTUAL DE LA ESCUELA DEMOSTRADO EN SEIS REPAROS REPARO PRIMERO No tiene ta estimacin que merece Basta opservar 1a limizacién a que esti reducida y la escasez con que se sostiene para conocerlo. Todos generalmente la necesitan porque sin tomar en ellas las primeras luces es el hombre ciego para los demas conocimientos. Sus objetos son Jos mas laudables, los mas intercsantes: disponer ¢l animo de los nifios para recibir Jas mejores impresiones, y haceslos capaces de to- das las empresas. Para las ciencias, para las Artes, para el Comercio, para to: das las ocupaciones de la vida es indispensable. Con todo jen gué olvido se ve sepuliado respecto de otras cosas que sucesivamense se adelanran y mejoran: cudntos hombres juzgan mds decoraso que ella el empleo més pri- vado y menos stil: cudntos tienen este ministerio por anexo a Ia vejez, y a la baja suerte: y cudntos se desdeiian de aplicarse a fomentarlo y elevarlo’ SEGUNDO Poros conocen su utilidad Cuanco UNA Cosa buena se desprecia, es por uno de dos motives: 0 por te- meridad, 0 por ignorancia. Por Jo primero, no puede ser contrayéndonos al presente asunto; pues parece imposible que haya hombres de este cardcter De lo segundo resulta, sin duda, esta fatal consecuencia y lo entiendo asf Como la necesidad ha obligado a tantos a suplir la falta de Escuela for- mal con el auxilio de un particular en estudio privado ha resultada con el tiempo otra tanta diferencia en el gusto cuanta hubo en el capricho de los que enscharon. Cada uno refiere y sosticne las reglas, los preceptos, las dis- tinciones, que recibid en sus principios: esté satisfecho de que fue aquél el 374 mejor método: tiene por falta el a0 verlo observado: critica la novedad: y raros son los que conocen su defecto. De este crecido ntimeto de hombres, es menester confesar, que respec- tivamente son muy pocos los que han procurado despuds desimpresionatse, corrigiendo con nuevo y cuidado estudio los abusos que seguian. Lo pri- mero porque son raros los que después de una edad madura se hallan libres de alguna carga del estado para dedicarse a él. Lo segundo porque se necesita gusto natural pata emprenderlo y éste no fo sacan todos. El que no lo tiene, ve con indiferencia el asunto; y como encuentra a cada paso tantos ejempla- res idénticos de su mala letra y que se gobierna con ella: tantos que ignoran Ja Aritmética y se valen de ajena direccién en sus intereses: juzga desde luego que la Escuela de primeras Letras, a quien pertenece la ensefianza per- feeta de estas cosas, es de poca utilidad, respecto a que sin habetla carsado lo desempefia, a su parecer, bien Esta opinion he Legado a sex casi general en otro tiempo; y aun en el presente se tiene el estudio de la Caligrafia v Arvitmética por necesario a sélo los dependientes. Hay quien sea de parecer que los attesanos, los labradores y la gente comin, tienen bastante con saber firmat; y que aunque esto ignoren, no es Gefecto notable: que los que han de emprender la carrera de las letras, no necesitan de la Aritmeética, y les es suficiente saber formar los caracteres de cualquier modo para hacerse entender, porque no han de buscar Ia vida por la pluma: que todo Jo que aprenden los nifios en las escuelas, Jo olvidan luego: que pierden la buena forma de letra que tomaron: que mejor apren- den estas cosas cuando tienen més edad y juicio, etc., de modo que en su concepto, era menester dar al desprecio todo lo que hay escrito sobre el asun- to, considerando a sus autores preccupados de falsas ideas; suprimir las Es- cuelas por imitiles y dejar los nifios en la ociosidad Los artesanos v labradores es una clase de hombres que debe ser tan arendida como lo son sus ocupaciones. El interés que riene en ello ef Estado es bien conocido; y por lo mismo excusa de prueba: Todo estd sujeto a reglas. Cada dia se dan obras a la prensa por hombres habiles sobre los descubrimientos que sucesivamente se hacen en Ie Agricul- tura y Artes, y éstos circulan en todo e] Reino para inteligencia de Jos que las profesan. Si los que han de estudiar en esto para mejoratlo ignoran los indispensables principios de leer, escribir y contar, jams hardn uso de ellas: estaran siempre cn tinieblas en medio de las luces que debian alumbrarlos: no adelantaran un solo paso; y se quejard ef Puiblico de verse mal servido pero sin tazén. Las artes mecdnicas estén en esta ciudad v aun en toda la Provincia, como vinculadas en los pardos y morengs. Ellos no tienen quien los instruya; a la escuela de los nifios blancos no pueden concurtit: la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos aitos al trabajo y en €l acquieren practica, pero no técnica: faltandoles ésta, proceden en todo al tiento; unos sc hacen maestros de otros, y todos no han sido ni aun discipulos; excepuio de esto algunas que por suma aplicacién han logrado insteuitse o fuetza de una penosa tarea. 2Qué progreso han de hacer estos hombres, qué emulacién han de tener 375 para adelantarse, si advierten el total olvido en que se tiene su instruccidn? Yo no creo que sean menos acteedores a ella que los nifios blancos. Lo pri- mero porque no estén privados de la Sociedad. ¥ lo segundo porque no habiendo en la Iglesia distincién de calidades para la observancia de la Reli- gién tampoco debe haberla en ensefarla. Si aquéllos han de contribuir al bien de la Patria ocupando los empleos polfticos y militares, desempefiando el ministerio eclesidstico, etc., éstos han de servirla con sus oficios no menos importantes; y por lo mismo deben ser igualmente atendidos en la primera instruccidn. Mejor vistos estarian y menos quejas habria de su conducta si se cuidase de educarlos 2 una con los blancos aunque separadamente. El asegurar que todo el trabajo que hacen Jos nifios en la Escuela de pri- meras Letras es perdido después con el curso de Jas clases mayores, y que Jos que han de ser literatos deben escribir mal y no saber contar, es igual error al antecedente. Es del cargo del maestro de fa primera Escuela ensefar no sélo {a for- macién de los caracteres sino su valor y propiedad: el modo de usarlos y colocarlos segtin las reglas de perfecta ortografia: el dar una clara inteligen- cia de los principios de Aritmética; el instruir en las reglas generales y par- ticulares de trato civil: sobre todo el fundamentar a sus disefpulos en la Re- ligign, Apuren enhorabuena los unos toscamente las letras, y entiendan regular- mente un libro para seguir las ciencias; esperen los otros mejor edad para aplicarse, y respéndanme los ptimeros si es cictto que en las clases de Lati- nidad gastan todo el tiempo que habian de haber gastado en la de Primeras Letras, aprendiendo 1a docteina cristiana, a leer y escribir, en las de Filosofia aprendiendo a formar el guarismo y 2 conocer Jos niimeros; y en todas a fuerza de reprensiones y bochornos los preceptos de urbanidad; y si es para esto necesario que los catedrdticos quieran tomarse pot puro celo un trabajo que no [es pertencce. Diganme los segundos si es verdad que cuando en le juventud vuelven sobre sf, y conocen su ineptitud reparando al mismo tiempo en los nifios mds tiernos [a instruccién que a ellos tes faltara, prtocuran ocul tar su defecto: si se les hace insuperable el estorbo que la vergitenza les epone: si ceden muchos a su fuerza, y permiten mas bien quedarse en la igno- tancia que vencerla, Yo tengo de estu muy buenas pruebas. No es la propiedad de lo que se aprende en la Escuela el olvidarse: lo serd de lo que se aprende mal, asf como se desploma y arruina luego el edi- ficio_ mal cimentado. Digase que fue superficial la ensehanza + no que fue indtil. TERCERO Todos se vonsideran capaces de desempenarta Ex iGNorar los principios elementales de una cosa, cuando se trata de sus medios © fines, es vergonzoso; y asi no se podria’ sin agravio proguntar a un Tedlogo, a un Jurista si entendia el idioma latino, a un matemético si sabfa la Aritmética, 376 Esto mismo puntualmente sucede con casi todos los hombres respecto de leer y escribir. Con dificultad se enconiraré uno que diga que no ¢s capaz de ensefar las primeras Letras; por el contrario pocos confesarén abierta- mente habilidad para el desempefio de una cétedra de Elocuencia, Filoso- fia, etc. Prueba bien clara de que e! estudio de estas facultades pertenece a pocos, y que el conocimiento completamente instruidos si no satisfechos de que lo estén por Ja grande facilidad que encuentran en ensefiar una cosa que juzgan de poco momento. ‘Para que un nifio aprenda a leer y escribir, se le manda casa de cual- quiet vecino, sin mds examen gue el saber que quiere ensefiarlo porque la habilidad se supone; y gozan de gran satisfaccién las madres cuando ven que viste habitos el Maestro porque en su concepto es este traje el simbolo de la Sabiduria, jAh! De qué modo tan distinto pensarian si examinaran cudl es Ia obligacién de un Maestro de Primeras Letras, y el cuidado y deli- cadeza que deben observarse en dar al hombre las primeras ideas de una cosa. CUARTO Le toca el peor tiempo y el mds breve Asi como ES propio cardcter de Ja infancia y puericia el ser inocente, lo es también el ser delicada, y penosa, tanto por su debilidad, cuanto por el desconcierto de sus acciones. Es verdad que para tolerar éstas, es poderoso aliciente el de aquélla; pero no podré negarse que sin una continua refle- xidn sobre los derechos que se la deben, con dificultad habria quien se en- cargase de su direccién. Es necesario estrechar en los limites de la prudencia todos sus deseos al paso que se les permita obrar con libertad. Para discurrir y proceder asf és menester no ser ignorante o no guerer parecerlo consintiendo sin estorbo alguno todos los gustos que inventa la razdn informe de los nifios. En esto se funda mi reparo. Le toca al Maestro de Primeras Letras la peor parte de la vida del hombre; no por su travesura, por su cotmplexién, ni por su distsaccién, sino por la demasiada contemplacién ¢ indulgencia que goza en esta edad. Si ésta se dispensase racionalmente por los padres como es debido, nada habria que decir; pero sucede al contrario regularmente (hablo en esto y en todo con Ia excepcién que debo). Es preciso que el Maes- tro al tiempo que trata de rectificar el dnimo y las acciones de un nifio; y de ilustrarle ef entendimiento con conocimientos utiles, trate también de consultarle ¢l antojo sobre las diversiones, juegos y paseos que apetece, si no quiere hacerse un tirano a los ojos de sus padres. De esta extrafia doctrina resulta que cuando debfa terminar la ensefianza atin no ha comenzado: que pierde el discipulo el tiempo més precioso en la ociosidad: y que al cabo sale el Maestro con la culpa que otro ha cometido. Ojalé fuera éste sélo el cargo que se le hiciera, que con desentenderse estaba vencido; lo mas penoso estd en satisfacer a los que se le forman en el 377 discurso de la ensefianza sobre el aprovechamiento, Se le reconviene a cada paso con {a edad del discipulo, con su grandc talento, aunque no lo tenga, con los designios que se han propuesto en su carrera, con las proporciones que matogra, etc., porque es cosa chocante al parecer de muchos padres ver sus hijos en la Escuela de Primeras Letras cuando cuentan ya once o doce afios de edad, aunque los hayan tenido en sus casas hasta los diez, Ievados de la idea comin de gobernarse, por la estatura, y no por la habilidad para pasarlos a las clases de Latinidad como si fuesen a cargar Ja gramética en Peso. Cansado el maestro de este modo usa de las abreviaturas que puede para eximirse de una molestia tan continuada. Sale ei discfpulo, entra en su de- seada clase; y aunque consuma en ella doble tiempo del necesario no es teparable: pocas y muy ajustadas son entonces las instancias y quedan ple- namence satisfechos con la més leve respuesta del preceptor. No quiere de- cir esto que a la Escuela de Primeras Letras te taca el peor tiempo y el més breve? QUINTO Cualgutera cosa es sujiciente y a propdsito para ella La pesGeaciapa suerte que ha corrido [a Escuela en tantos aiios, la ha cons- tituido en la dura necesidad de conformarse con lo que han querido dala. Olvidado su mérito ha sufrido el mayor abandono con notorio agravio; y aun en el dia siente, en mucha parte, lastimosos efectos de su desgracia. Basta para conocerlo fijar un poco la atencién en Jas peluquerias y bar- berias que sirven de Escuela; y sin detenerse en examinar su metodo, ai [a habilidad de sus macstros, paéscse @ averiguar con qué autoridad se han esta- blecido, qui¢nes son sus discipulos y qué progresos hacen. ¥ se vera que ha sido costumbre antigua retirarse los artesanos de sus oficios en la vejez con honores de Maestros de Primeras Letras, y con el res- pero que infunden las canas y cal cual inteligencia del Catecismo, han mere- cido la confianza de muchos padres para la educacién de sus hijos: que mu- chos atin en actual ejercicio forman sus Escuelas piiblicas de leer y peinar, o de escribir y afeitar, con franca entrada a cuantos llegan sin distincién de calidades, y nunca se ve salir de ellas uno que jas acredite. Cualquier libro, cualquier pluma, tintero o papel que un nifio Neve, esté demasiado bueno paca el efecto: porque teniendo qué leer y con qué es- cribir es accidente que salga de un domo o de otro, debiéndose enmendar después con el ejercicio. Propia m4xima de estas fingidas escuelas. Nada per- judicaria si se quedase en ellas; pero la léstima es que trasciende a las verda- deras, y hace dificultoso su curse. Cuando un hombre que se goberadé por ella tiene a la Escuela un hijo, y se Ie piden libros sefialados, papel o ploma de tal calidad: le coge tan de nuevo que se rie, y llama al maestro minucioso y material: por lo que se ve ésie obligado muchas veces a ensefiat a unos por el Flos Sanctorum y a otros por el Guia de Forasteros. No se hacen cargo que son indispensables principios para leer con pto- piedad el conocimiento de los caracteres, la buena articulacién y Ja inteli- gencia de las notes, y que no puede un maestro ensefiarlo, sin tener en la mano ejemplares propios de cada cosa; que para instruir en el método y reglas de formar las letras, necesita igualmente de materiales acondiciona- dos, que al paso que faciliten al discfpulo Ia ejecucién, le haban conocer las circunstancias que constituyen su bondad para que los distinga. Se entiende regularmente que los libros de meditaciones, 0 discursos es- pitituales, son los que necesita un nifo en Ia Escuela, y sin otro examen se procede a ponerles en sus manos. Santos fines sin duda se proponen en esto pero no es éste sélo el asunto que se trata en el mundo. Es necesario saber leer en todos sentidos y dar a cada expresién su propio valor. Un nifio que aprende a leer sdlo en didlogo uo sabr4 més que preguntar o referir si sdlo usa de un sentido historial. Lo mismo digo del escribir y de todo lo demas que toca a la ensefianza. 5) vicio o limitacién que toma en su principio, con dificultad se enmicnda y siempre es conocido el ieparo. SEXTO. Se buriv de su forntalided y de sus regtes, y su preceptor es poco atendido Como esto de hacer maestro de nifios a cualquiera ha sido libre facultad de cada padre de familia respecto de sus hijos, no ha sido menos libre la accién que se han reservado para disponer de la escuela a su arbitrio como funda- dores. Permitaseme una pintura de este gobierno, ‘Admite wn pobre attesano en su tienda los hijos de una vecina para en- sefarles a leer: ponerlos a su lado mientras trabaja a dar voces en una Cat tilla, éyelos todo el vecindatio; alaban su paciencia; hacen juicio de su buena conducta; ocurren a hablarle para otros: los recihe: y a paco tiempo se ve cercado de cuarents 0 cincuenta discipulos. Cada padre le intima las dtdenes que quiere para el gobierno de su hijo y éste ha de observarlas puntualmente. A su entrada Ileva un asiento del tamafio que le parece: pues en é] y una tablilla sobre las piernas forma su plana por un renglén de muestra; a Ja hora que llega es bien recibido; y al fin, ances de retirarse cantan todos el Ripalda en un tono y sentido vio- lento mientras el maestro entiende en sus quehaceres. El viernes es dia ocupado. Este es el destinado para despachar fos vales a ptoporcién de la contribucién que cada uno hace, segtin sus haberes, que regularmente se reduce a una vela, a un huevo, a un medio real o a un cuarti- Ilo de los que corren en Jas pulperfas. Castigase un nifio, y no Je agradé a su madre, o sobrevino algun otro disgusto de resultas de Ja ensefianza, ya es suficiente motivo para llenar de pesares al maestro, mandar por e} asiento y ponerlo al cargo de otro que hace el mismo papel en otra cuadra. Sucede Io mismo con éste, y con otros, y 379 después de haber andado el muchacho de tienda en tienda con su tablifla terciada, adquiriendo resabios y perdiendo el tiempo, entra a estudiar Lati- nidad porque ya tiene edad, @ toma otro destino, Parece imposible que un método tan bérbaro, un proceder tan irregular, se haya hecho regla pata gobernar en un asunto tan delicado; pero la cos- tumbre puede mucho. No serd imposible oponerse a elle; mas no se lograré el triunfo sin trabajo, éQuién cree ahora que la Escuela de Primeras Letras debe regirse por tales constituciones, por tales preceptos? ¢Que sus discipulos han de res- petarlos y cumplirlos exactamente, o ser expedidos? ¢Que su maestro goza de los fueros de tal y debe ser atendido? Si hemos de decir verdad, no sera muy crecido el mimero de los que asf piensan y bastard para prueba consi- derar lo vasto del vulgo y sus ideas. Una escuela que na se diferencia de las demas, sino en el asunzo: um Pre- ceptor que tiene e} mismo honor que los otros en servir al publico, es el juguete de los muchachos en el dia: tanto importa que se les fije una hora para asistir a ella, como que se les admita a la que Ileguen, tanto el que se les prescriba tal método como el que se use de ninguna, tanto el que se les haga entender el arden de sus obligaciones, como el que se jes deje en liber- tad pata portatse bien o mal: en una palabra, el maestro que deba ser con- siderado de los discfpulos, es el que los considera porque el tiempo y la costumbre asi lo exigen. Dura necesidad, por cierto. No se ye esto sino en la escuela de Primeras Letras a pesar de la razén. Los principales obligados a la educacién ¢ instruccién de los hijos son Jos padres. No pueden echar su carga a hombros ajenas sino suplicando, y deben ver al que fa recibe y les ayuda con mucha atencidn y Ilenos de agra- decimiento. El establecimiento de las escuelas de primeras Letras no ha tenido, ni tiene otro fic, que el de suplir sus falcas en esta parte, ya sea por ignoran- cia, ya sea porque no se lo permitan sus ocupaciones. Para esto las ponen Jos Sefiores Jueces al cargo de sujetos que pueden desempefiarlas con el acietto que corresponde. El que no Jas necesita porque puede hacerlo si esta bien libre de que le apremien; pero el que las necesita debe conformarse en todo con sus preceptos, con su método, con sus constituciones. Lo primero porque tienen aprobacién, y lo segundo porque recibe en ello beneficio, ES INDISPENSABLE LA REFORMA La LEcTuRA atenta de los seis articulos precedentes, sin afiadir otras refle- xiones, bastaba para deducir una consecuencia tan forzosa; pero yo quiero atin lamar a otra consideracién. La Escuela de Primeras Letras en Madrid, no puede haberse visto como en esta ciudad por mds deplorable que haya sido su estado, pues basta aten- der a que estd alli la Corte para suponerla en su perfeccién, Con todo vemos 380 tuna total conversién en el método; en los maestros y en los ramos de su ensefianza. Una continua edicién de varias obras dirigidas a la reforma y a Tibertarla de los errores y abusos que la oprimian. Hombtes de muy distin- guida clase y estado promoviendo este asunto, sin excusar para logrer su in- tento diligencia ni providencia alguna conducente: ya encargéndose unos de formar un tratado de Aritmética: ya dedicéndose otros a facilitar por un nuevo arte la formacién de los caracteres: ya ditigiendo otros personalmente a los nifios en Ja ejecucién: ya finalmente contribuyende con sus propios intereses pata premiar el métito de los discipulos. Qué atbitrio puede tomarse, pues, para no ceder a la fuerza de un ejemplo tan poderoso? Si en Ja Corte ha tenido la Escuela que enmendar, équé no tendré aqui? La nuestra es una copia de aquélla; y por lo mismo debe recibir todas sus alteraciones de su original si ha de conformarse con ella. Esta maxima ocupa en el dia la atencién de muchos hombres en la ma- yor patte del Reino. Dondequicra que volvamos los ojos, encontraremos no una, ni dos ciudades, sino Provincias enteras, observando el mejor metodo, y orden en sus escuelas a imitacién de las princivales. Y ser4 posible que ésta, abundando en tantas formalidades y teniendo la gloria de contar entre sus hijos extraordinarios talentos, sobresalientes luces, amor y sobte todo un deseo eficaz y fervoroso de su exaltacién, ¢se va careciendo de una cosa tan necesatia, tan indispensable y obligada en esta parte a reconocer ventaja en ottas que no tienen sus privilegios? No es regular: ella est4 al frente de mu- chas que la tienen por modelo; y su honor consiste en hacetse mirar y respetar como cabeza. 381 SEGUNDA PARTE NUEVO ESTABLECIMIENTO CAPITULO I NUMERO DE ESCUELAS Es LA Crupap extensa y populosa. No puede en una sola casa, ni por un solo maestro, ensefiarse el mimero tan considerable de nifios que contiene, Lo primero porque la distancia no permite la asistencia, Lo segundo porque aun- que la permitiera no cabrian en ella. Y lo tercero porque, aunque cupieran, no se entenderian. Es, pues, necesario distribuir en varias partes la enscfanza para que sea facil la concurrencia: para que se acomoden con orden y sosiego; y para que se haga la instruccién expedita y provechosamente. 1." Halléndose dividido ef pueblo en cuatro feligresias para la més pronta administracién de los sacramentos ¢ instruccién de la Doctrina cris- Tiana: no es menos imporvante que haya en cada una, una escuela que ayude en parte al pécroco, y en todo a tos feligreses para [a perfecta educacién de los _niffos, CAPITULO I CONSTITUCIONES 2° Cuatro MAESTROS de nttmero y doce pasantes ' formarén el cuerpo de profesores de primeras Letras en esta capital y flevarén todo el peso de las escuelas, con absoluta prohibicién a otros personas de mezclarse en ellas; + En todas las oficinas los hay con el fin de que ayuden a tos empleados, y ame. titarse. Eniretanto, observan Jos jefes la conducta, aplicacién, talento y la habilidad de cada uno, y con este conocimiento hacen una aceriada cleccién para ocupar las vacantes cuando lege el caso, No hallo menos razén para que se practique esto mismo en fas escuclas, Si para obsener aquellos empleas se necesita instruccién, talento, aplicacién. y conducta en los sujetos; para servit éstas deben ser doblemente instruidas, aplicades ¢ irreprensibles, y 382 si no fueren con el titulo de aficionados a promover los puntos de la ense- fianza, incorpordndose antes.! 3.2 El objeto que debe ocupar la atencién de sus individuos es el de Hlevar este asunto a su mayor perfeccién por todos los medios. 4° Ha de guardarse orden, uniformidad y estabilidad en todo, y para esto es indispensable que haya cierta dependencia y distincién de facultades que al paso que contribuyan a [a formalidad, hagan respectivas las obliga- clones. 5° Uno de los cuatro maestros propuestos serd el Director o regente de la Escuela? y servird por su propia persona la principal? 6°. Prefijaré el método a todas: tendrd un conocimiento individual de lo que se practique en ellas: y las visitard sin tener pata esto dias sefialados.* 72 Llevaré un padrén general de todos los discipulos,' Jos recibird, des- tinard, aprobaré a su tiempo, o expelerd antes con causa legitima® 8° Velard sobre la conducta de los Maestros subalteinos y procuraré que desempefien con fidelidad sus encargos: les advertiré secretamente los defectos en que incurran y les amoneszard con suavidad Ja enmienda; y si no la hubieren o perjudicaren de algin modo con su mal ejemplo Ia inocencia de los nifios, serd el fiscal quien los acuse ante el Juez para su sepatacién 9° Elegird los pasantes, y los agregard a las escuelas; juzgard verbal- mente los delitos que cometan denira de ellas contra la constitucién: y los despedird si fueren contumaces o escandalosos. 10° En esto procederd con mucha esctupulosidad. No admitiré por pasantes hombres de cuyas costumbres no tenga uma exacta noticia; porque aunque pueda separarlos después el perjuicio que causa el escdndalo en los nifies es inseparable. Para despedirtos debeta tener igual consideracién exa- minando primero Jas causas y poniendo todas los medios que dicte la pru- dencia a fin de evitar e! agravio notorio que se les haria si les sepatase s6lo por Ja acusacién de alguno que los viese mal. En este caso cortard la discor- dia, haciendo entre ellos permutas. haber acreditado cst2s cualidales. Considérese fa grave obligacidn de un Maestro, su responsabilidad. 1 De este modo se logrard la formalidad que debe haber cn las escuclas, y se impe- dird el manejo que hacen con cllas los artesanos, y mujeres. ? Para dirigir un asunto, es menester entenderlo a fondo. Las Escuclas de Primeras Leitas constan de muchos ramos y cada uno necesita de estudio separado y continuo. El conocer los discipulos s circunstancia esencialisima sin !2 cual no sc puede acettar en su direccidns y para adquirir este conocimicnto es necesario estudiatlos baidndose a ob- server la mas minima de sus acciones, Por esto ninguno seré mas @ propésito para dis: poner Ja economia de las Escuelas y ordenar sus operaciones que el que por obligacién oricada en ellas diariamente despreadide de toda otra inteligencia, 3 Asi se excitaré una justa emolaciin en los subalternos para imitar tes acciones del Director y éste como que se ve observado procuraré rectificarlas. No sabiende los subalternos el dia en que han de ser visitados estarén siempre asiscentes y tendréa sus. escuelas ordenadas 5 Come Ja Fscueia ha de ser una y sélo ha de estar dividida en cuanto a la admi- nistracién, el Director que redne en si las funciones de todos los encargados, y deben responder de ella, ha de tener noticia individual de su estado. © Este acto infunde en los discigulos respeto a las leyes de la escuela: Jos hace em- pear en el estudio y proceder con regia en todo. 383 41° Los maestros subalternos servirdn las escuelas a que se les destine bajo Tas drdenes del Director. 12° Como la dependencia que tienen de él no se dirige a otro fin que al de lograr en [as escuelas una perfecta uniformidad, privando las innova- ciones arbitrarias, el partido y la discordia: todo lo que no sea selativo a esto nia la buena conducta que debe llevar un maestro para edificar a sus discipulos, no es del cargo del Director; y as/ si él se arrogare facultades que no tiene o abusare de las que tiene, tendrin éstos accién pata que se les limite en sus términos. 13° A cada escuela destinard ¢l Director tres de los pasantes nume- rarios: los maestros tendrdn obligacién de instruirlos en todo lo concerniente al servicio y hacerlos capaces de sus obligaciones para que las desempefien con arreglo a la constitucién; de celar su conducta y cortegirles con pruden- cia los defectos en que incurran sin poner en ellos las manos, ni injuriarlos de palabra; pues si son graves sus delitos, deberin dar parte al Director Para que conociendo de ellos les forme el cargo y los despida. 14° El dia ultimo de todos los meses deberén los maestros pasantes y aficionades, presidiendo cl Director, juntarse en la escuela principal, a tratar sobre lo que cade uno haya observado asf en el método como en Ja econo- mia de las escuelas; y segtin lo que resulte y se determine, quedarin de acuerdo para lo que deban practicar en el mes siguiente.' 15° A este efecto habrd un libro foliado y rubricado por el Director; y en é] se esceibirdn todas las consultas y providencias que se dieren, autori- zindose con las firmas de todos. 16° EJ encabezamiento de este Libro debe ser fa nueva construccién, régimen y método de las Escuelas, para tener un principio seguro en que fundarse, y una noticia ordenada de las materias que deban tratarse, Escri- bigndose a continuacién todos los descubrimientos, progtesos y limitaciones que se vayan haciendo, vendré a ser ésta con el tiempo una obra de mucha utilidad para las Escuelas; porque se tendran a ta vista desde sus principios, y se formard una coleccién de buenos discursos y noticias que ilustren a los que hayan de seguir en su gobierno. 17? No podrd dispensarse alguno de los individuos? la asistencia a junta mensual si no fuere por enfermedad o ausencia; y en ambos casos deberd el pasante mds antiguo (que ser4 el que hard de Secretario} comunicar la noticia en el mismo dia a los enfermos, y en el que lleguen a los ausentes pata su inteligencia. 182 La eleccién, examen y aprobacién de maestros, como también la acusacién formal de sus delitos debe hacerse por esta junta, y ef nombra- miento y sepatacién por el Muy Ilustre Ayuntamiento. 192° A a eleccién concutritén todos los miembros de la junta, prece- dido un informe, ¢ investigacién secreta y prolija de su conducta; pero el examen se haré primero privadamente y con toda [a extensién posible por 1 Secd éste el medio mds efiexz que puede ponerse para que las cscuclas vayan siempre en aumento. 2 Esto es, los Maestros y Pasantes, porque los aficionados pueden concurrir cuando quiteran, 384 el Director y por el patroco, éste en Ja Doctrina cristiana y aquél en el arte de escribir, leer y contar; y después deberd presentarse el pretendiente a la junta para que se le haga por todos, les conste su habilidad y le den su competente aprobacién con la cual pasard al Muy Ilustre Ayuntamiento para que Ia autorice y le mande despachar el nombramiento. 20° La visita mensual que debe hacer el director a las escuelas, no se dirigird solamente a reparar en el metodo, economia y conducta que obser- van los maestros, pasantes y discipulos; sino también a revisar cuidadosa- mente los muebles que sitvan en ellas y las casas en que estén para hacer guardar en todo el mayor asco y compostura. 21° Las faltas y detrimentos que advierte los repetird contra los encar- gados de cada una, como no provengan precisamente del uso que se haya hecho de ellos, 22° Para esto tendr4 un inventario con su correspondiente distincién de todo lo que haya entregado a los maestros particulares para el manejo de sus escuelas.’ 23.° Todos los aftos podrén los sefiores diputados del Muy Ilustre Ayun- tamiento hacer visita general comenzando por la escuela principal y acom- paiiéndose con e] Director en las demas para que les manifieste los libros y les comunique las noticias que necesiten. 24° Los maestros y pasantes deberdn cuidar de sus respectivas escuelas especialmente para las noches para precaverlas del robo. Para esto pueden alternar por semanas o establecer su habitacién en ellas ocupando aquellas piezas que no estén destinadas a la ensefianza, pero de ninguna manera con sus familias. MODO DE {NCORPORAR LOS DISCIPULOS EN LAS ESCUELAS 258 Esra FUNCIGN toca privativamente al Director, y pot su impedimento al maestro mds antiguo. 26° Antes de admitir los discfpulos tratard de instruir a sus padres en el régimen y gobierno de las escuelas; a cuyo efecto hard sacar y tendré a prevencién un regular ntimero de copias que comprendan los capftulos de observancia que obligan a los discipulos, y dando a cada pretendiente una, sc excusard de razonamientos. 27° Sélo los nifios blancos podrdn ser admitides y esto lo hardn constar presentando certificacién de su Bautismo al acto de la matricula. 28° Para hacerla, tendré et Director un libro con buen orden y aseo y en 4 expresar4 con claridad el nombre de cada discipulo, su edad y com- plexién? y los conocimientos que trae segiin resulte el examen que hardn de ellos. 1 Y éstos deberéa tener una copia para su gobierno, 2 Con arreglo a esto se les sefialard la tarca 385 29° Luego los destinard a las escuclas de sus parroquias con papeleta al maestro pata que los incorpore y aliste desde aquel dia, les prevenga sus obligaciones y los coloque en ef lugar que les cottesponda, PENSIONES Y SU APLICACION 30.° Topos Los Ni8os cuyos padres tengan comodidad; aunque mediana, deberén exhibir mensualmente cuatro reales de plata y los pobres dos. 31.9 Estos deberd cobrarlos cada Maestro de sus discfpulos sin descuento alguno el dfa ultimo de cada mes y en el mismo entregarlos al Director que ser el Depositario. 32° Con este dinero ocurtiré: primero, a los gastos comunes de papel, tinta, etc., segundo, a la construccién de los muebles, de todas las escuelas: tercero a la gratificacion de pasantes. GASTOS COMUNES 33° Los papres deben dar a sus hijos cuanto necesiten para aprender; y de esta obligacién, no pueden eximirse, sino hallando quien por favor se la tome, Esto no puede hacer un Maestro; pero puede aliviarlos en mucho @ costa de poco trabajo. Un nific que conduce diariamente de su casa a la escuela los libros, tin- tero, pluma, etc., y corre con la compra de esto mismo cuando Je falta, como sucede regularmente, no puede menos que estar siempre escaso de fo nece- sario, hacer muchos fraudes, perder ef tiempo, andar desaseado y causar do- ble gasto a sus padres imitilmente. Corriendo los maestros con esta economia nada les faliaré, tendrén todo a la mano, to usardn con aseo, y propiedad, se eximirdn sus padres de este cuidado, y fes costaré poco dinero, Para esto se sefialan los dos reales men- suales. Con ello cuidard el Director de proveer las Escuelas de todo lo necesario; a cuyo efecto invertird Ja cantidad que juzgue suficiente en aquellos renglo- nes de ordinario consumo, y teniéndolos en su casa a prevencidn, los dis. tribuiré a proporcién entre fos maestros particulares Para los libros deberd manejarse de distintco modo. Estos no se encuen- tran agui a ptopdsito, y aunque se encontrasen, cuestan mucho. Para que Wegue a esta ciudad una obxa es menester que se haya hecho ya muy comin; y con todo en la Corte usan las escuelas de muchos libros de que nosotros no tenemos ni aun noticias. El medio pues de lograr para las nuestras un surtimiento completo, ha- ciendo venir los mejores ejemplares, es el de tener el Director correspon- dencia en Madrid con un sujeto inteligente que remitiéndole de tiempo en tiempo cl dinero suficiente cumpla las notas que le acompaiie, y le comunique 386 igualmente noticia de las nuevas ediciones que se hagan, y del aumento de aquellas escuelas para su gobierno. El costo de libros, sus fletes, y derechos, los pagard del fondo: y lo de- més que toca a la correspondencia, de su bolsillo, por dirigirse este paso al mejor desempefio de su cargo CONSTRUCCIONES DE MUEBLES' 34° Ex rowpo que se hace con los dos reales que exhiben los que pueden hacerlo a més de los de sus gastos se invertiré en proveer las escuctas de todos los muebles necesarios para la ensefianza. Con esta economia se exime el fondo de propios de un gasto considerable y se evitan unos inconvenientes tan desconocidos como perjudiciales. La ensefianza pende del buen método y éste en lo material necesita de instrumentos proporcianades. Los diversos ramos de que consta la escuela de primeras letras, y la novedad que debe hacerse en su demostracién segiin Jos distintos semblantes que toma, ya por el mimero, ya por le clase de sus disctpulos; pide una casi continua alteracién en ellos, fuera del oportune reparo que es preciso hacetles para su conservacién. En esto tiene un maestro que invertir el cabo del afio algtin dinero; y si se examinan las partidas de que se compone el gasto, no ha pasado tal vez de ocho reales la mayor. Para cada una ha de hacer representacién al Muy Ilustre Ayuntamiento o la ha de pagar de su bolsillo. Lo primero, es impettinente; porque no puede haber hombre que considerando la seriedad de un Ayuntamiento, no se avergtience de incomodar su atencién con veinte © treinta escritos al aio, ya para una pauta, ya pata un asiento, etc. Lo se- gundo no es regular; porque si lo hace, se perjudica, y si no lo hace, deja sentir a los nifios la falta. GRATIFICACION DE PASANTES 35.2 Como EL Gasto ha de cesar luego que esté concluida la obra, y les cortos reparos que hayan de hacérsele en adelante no pueden alcanzar a con- sumir todo el fondo; queda al afio casi entero, y sin aplicacién. No puede darse otra mejor que la de gratificar con é} a prorrata los doce pasantes; que a mds de llevar igual trabajo que les maestros en la ensefianza tendré cl cargo de conducir a los nifios a las escuelas. Entretanto nada tendré que haber. 36° El Director como depositario deberd llevar cuenta, liquidarla, com- probarla annalmente a los sefiores diputados de] Muy Ilustre Ayuntamiento. EL cargo se le formaré por el padrén gencral. 1 Estos deben ser en todo conformes al método y por lo mismo no se expresa aqui guta, admero, ni colocacién. Ne cn Jos principales, 387 HORAS SENALADAS PARA EL EJERCICIO DE LAS ESCUELAS 37° Por Las MawNanas tres horas, contadas de las ocho a las once. Por fas tardes las mismas contadas de fas tres a las seis. 38° Para lograr la puntual asistencia seré del cargo de los pasantes convocar los nifios a sus escuelas y de éstas a sus casas. A este efecto correrén a sus horas las calles que sus maestros les hayan destinado guardando propor. cién para evitar dilaciones y extravios.! Con esto se hacen a los nifios tres beneficios, y se ocurte a salvarlos de cinco peligros. Los beneficios consisten: primero en hacerles una completa ensefianza, comenzando a sus horas las escuelas. Segundo, en precisarles a llevar en las calles un aite de modestia y sasiego y a que observen los preceptos de corte- sia con sus superiores, igaales, e inferiores. Tercero en que no dejen de asistir porque no tengan sus padres quien los ditija si son tiernos. Los peligros de que se salven son: primero de que se mezclen con quien pueda pervertirlos. Segundo de que se profuguen, Tercero, de que se vicien en ef juego. Cuarto, de que riftan, o los insulten. Quinto de que pierdan el tiempo inttilmente. Lastima verdaderamente ver el espiritu de interés, de trampa, y de co- dicia con que juegan los nifios en el dfa, y los robos que hacen para esto en sus casas y en Jas ajenas: las rifias que suscitan, y las maldiciones, juta- mentos, € impurezas en que prorrumpen: [a libertad que se toman para insuitar a los pobres, y a los ancianos; y la malicia con que se ocultan de sus maestros, hasta Ilegar a términos de dejar sus casas, y desaparecerse. No hay padre de familia que no se queje amargamente de Ja perdicién que advierte en sus hijos pero ninguno puede dejarlos de poner en el escollo porque no puede privarles el trénsito de las calles para conducitse a tas escuelas, ACTOS PUBLICOS DE RELIGION 39° Topos Los pias de precepto en el aiio deber4 cada maestro asistir con sus pasantes y discipulos a la Misa del pétroco; los domingos por la tarde a la explicacién de Doctrina que hace el mismo: y para excitarlos a la de- vocién de la Santisima Virgen convendré que en los dias de sus festividades se retinan las escuelas por la tarde y llevando con veneracién su imagen salgan con sus maestros en un devoto Rosaric. 40° Confesardn y comulgardn Jos que sean capaces una vez al mes, y para esto elegiran el Domingo que en sus parroquias esté dedicado al Santi- simo Sacramento a cuya funcién asistiran todos. § Los nifios que vivan cn parajes extraviados no gozardn de este beneficio. 388 ASUETOS 412 Los pias FERIADOS: los de cumpleaiios de Nuestros Soberanos; quince dias contados desde el 25 de diciembre hasta el 8 de enero, y no més. RECREOS 42° UN bia pe CaDA mes en lugares proporcionados, y presentes sus macs- ‘tros, Estos se les dispensardn atendiendo a que no gozan de las vacantes acos- tumbradas en los demés clases y a que su edad pide algén ensanche. EXAMENES 432 Ex pia quince de todos los meses se harén en la escuela principal; a cuyo efecto se presentarén los discipulos que se consideren capaces. ESTADOS MENSUALES 442 CON ARREGLO a los exdmenes formard cada maestro para fin del mes un estado que manifieste por grados el lugar que ocupen aquéllos en sus clases segin sus talentos y habilidades, y el Director teniéndolos presentes har uno que los abrace todos, y lo presentaré a los Sefores Diputados del Muy Ilustre Ayuntamiento para que conozcan el progreso que hacen las escuelas, y puedan informar de su estado cuando lo tengan por conveniente. PREMIOS 45." Los masstRos y aficionados deberén darlos de sus bolsillos. 46.” Se sefialardn y repartirin por el director el dia de San Casiano en la Escuela Principal. 472 Los que se presenten a ellos, serén examinados en la Junta men- sual inmediata a este dia; y al acto de repartirla asistirén todas las escuelas. DISTINCIONES 48° Los pisciputos que por sus méritos y habilidad tengan en las escue- las-el cargo de celadores, serin distinguidos por el director con un esendo en que esté geabada la imagen de San Casiano, como pattén general de ella, y la traeran en ojal del vestido. 389 FIESTAS 49° Topos Los afios se celebrardn dos, una en bonor de Nuestra Sefiora en su Purisima Concepcién (bajo cuyo titulo se le han de dedicar Jas escue- fas) y otra en obsequio de San Casiano 50° Para ellas contribuirén cada discipulo con dos reales al afio, cada maestro con cinca pesos y el director con diez, y correrd con el gasto. 31° Asistirén a su soleranidad todas las escuelas; y en el primer afio se establecerd una regla fija que gobierne en el gasto que ha de hacerse en Jas deméds y a elles deberdn cefirse los que sigan en este encargo 52° Lo que sobrare se aplicard al gasto que se haga en sacar los rosa- ios en las festividades de Nuestra Sefiora. CASOS EN QUE DEBE SER DEPUESTO EL DIRECTOR 53° Primero: si se le justifica connivencia en materia grave. Segundo: por dejar de visitar las escuelas en un mes no estando impedido. Tercero: por omisién en adelantar las Escuelas, y en Hevar los libros, y la cuenta que debe. Cuarto: por faltar a dos juntas seguidas sin causa legitima. Quinto: por ausentarse de la ciudad sin licencia. Sexto: por exceso notorio en el castigo de sus discfpulos. CASOS EN QUE DEBEN SER DEPUESTOS LOS MAESTROS SUBALTERNOS 54° Primero: por no ceffirse a las drdenes del director y hacer innova- ciones arbitrarias. Segundo: por ocultar defectos escandalosos de los pasantes. Tercero: pot omisos en el cumplimiento de sus obligaciones. Cuarto: por fattar a dos juntas seguidas, sin causa legitima, Quinto: por ausentarse de la ciudad sin licencia. Sexto: por exceso notorio en el castigo de sus diseipulos. CASOS EN QUE DEBEN SER DESPEDIDOS LOS PASANTES 532. Primero: por no ceftitse a las rdenes de sus maestros. Segundo: por ocultar los defectas graves de los discipulos. Tetcero: por injuriarlos o maltratarlos. Cuarto: por faltar a dos juntas seguidas sin causa legitima Quinto: por ausentarse de la ciudad sin licencia, 390 CASOS EN QUE DEBEN SER EXPELIDOS LOS DISCIPULOS DE LAS ESCUELAS 56.° Primero: cuando los padres coartan a los maestros la facultad de corre- girles los defectos en que incurran. Segundo: cuando son obstinados en vicio escandaloso. Tercero: cuando maliciosamente falten al respeto que deben a los maes- tos, ‘Cuarto: cuando sean discolos, chismosos 0 revoltosos. Quinto: cuando deserten de las escuelas con consentimiento de sus pa- dres, sin causa legitima. 57.2 Los defectos que puedan ser corregidos sin descargar la pena de separacidn, tanto en los discipulos como en los pasantes, maestros y director; deberdin reprenderse con Ia severidad que corresponda pot quien tenga facul- tades. Los de los discipulos por sus maestros, y pasantes: los de éstos por el director: y los del director por el juez; imponiéndoles penas pecuniarias en algunos casos a beneficio del fondo comin. 58° No podrdén salir de Ja ciudad los Pasantes, sin expresa licencia del Director: y éste no se las concederd sin tomar antes informe de sus respec- tivos Maestros. 59° Los maestros y director deberdn impetrarla del Muy Hustre Ayun- tamiento. 60° Las ausencias y enfermedades de los maestros las suplirda los pa- santes y las del director ¢] maestro mds antiguo. CAPITULO III DOTACIONES Cava Maestro subalterno quinientos pesos anueles, E] Director ochocientos. La recompensa ¢s la que anima al trabajo. No hay quien emprenda éste sin la esperanza de aquélla, y tal es e] esfucrzo que se hace por alcanzarla, cual es ella. Tres principios tan ciertos como claros. Las cosas més arduas y diffciles se emprenden cuanda se espera interés. No tome ua hombre fas armas, los libros, ni el arado por mera satisfaccién, sino pot la utilidad que se promete de sv manejo. Bien lejos estarian de arras- trar a las fatigas militares, a la faena mental de tantos afios de eszudio, ni a las injurias del tiempo; si sdlo tuvieran por mira el vivir olvidados y sumer- gidos en Ja miseria. Todos trabajan, es verdad, pero trabajan con proporcién. Apuran su ¢n- tendimiento los unos, sus esfuerzos los otros; mas nunca pierden de vista el fin a que se dirigen. Si es grande su mira, lo es también su empeiio, si corta poco se desvelan. 591 Este natural y conocido modo de proceder los hombres sc tiene tan pre- sente en todos casos, que primero se trata de asegurarles el premio que de hacerles el encargo; y tanto més ventajoso, cuanto mds gravoso y delicado es éste. Razonable maxima sin duda: porque la misma pena que nos obliga @ sacar nuestro sustento, del trabajo, nos pone en [a necesidad de atropeilar Jos mayores respetos cuando se nos precisa aplicarlo en cosas que no nos han de rendir lo necesario, Asi es que singin empleo que exige la atencién de un hombre, se dota con escasez. En las oficinas Reales hay variedad de plazas y todos los que las sirven gozan de una competente dotacién: porque la mente del Rey Nues- tro Sefior, en esto es no sdlo atender al trabajo que tienen los empleados, sino a que ocupan en él todo el tiempo, y no les queda arbitrio para subsistir de otra cosa, Un maestro, a mds de la penosa tarea que lleva, invierte todas las horas del dia en el desempefio de su ministerio. Este no es menos importante que aquéllas, ni el que lo sirve merece menos atenc Vasallo igualmente honrado que los otros es: necesita de igual sustento, igual porte, igual habitacién: luego debe gozar igual beneficio. Pensar que puede subsistir cémodamente estando a expensas del pi- blico, es engafio. Yo vivo mucho tiempo ha en esta miseria y pudiera hablar de ella con mucha propiedad; pero mi propio interés hard que calle lo que otro menos parcial dird sin tanto riesgo del crédito que merece tan delicada materia. Considérese que los maestros Mevan una tarea extraordinaria, y que en ella hacen un particular servicio a Dios, al Rey, a la Patria, y al Estado; y no es menester mds razén para que se les asegure una recompensa propor- cionada a su mérito. El director a mds de llevar la misma, retine en si las funciones més principales, penosas, y delicadas de todos; y en él consiste el bien de las escuelas. Conque 20 ¢s menos justo que se le mejore el premio cuando hace doble oficio. 392

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