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Esculturas de toros en el IGUIENDO con nuestro estudio de la cultura ibera, y tras tratar en el aio 2000 a la "Dama de Caudete’, este afio nos vamos a ocupar de los restos de bévidos encontrados en el término de Caudete, "Cabeza de Toro" y restos de un “Cuerpo de Toro” Sobre la Pléstica ibera en piedra ya hablamos en el citado articulo de 2000, tanto de los rasgos generales, ambito geografico, escultura en general, centrandonos en la escultu- ra en piedra de figuras humanas. Ahora vamos a tratar una nueva fea, la de las esculturas en piedra de figuras animales, en concreto de toros. Podremos fijar el espacio crono- légico de estos restos, en general, dentro del periodo que va de la segunda mitad del siglo VI hasta mediados del IV a. de C., momento que representa el maximo esplendor ¥ originalidad de la cultura ibérica en el sudeste espafol, y en la cual tam- bién incluiamos a la Dama de Cau- dete y el resto de las grandes "Damas" (Elche, Cerro de los San- tos, Baza, etc) En cuanto a las influencias que presentan las esculturas de Toros Tpéricas, daremos como semilla de su nacimiento la evolucién de los factores culturales autéctonos que existian en la zona peninsular, los cuales se verian influidos por las cul turas griegas y ptinicas (fenicios y cartagineses), que a través de sus asentamientos comerciales en la costa difundieron diferentes aspec- tos del gran foco cultural que existian en el Mediterréneo Oriental desde el tercer milenio a. de C. (Mesopota- mia, Levante asiatico, Egipto, Creta, etc.). Algunas de las representaciones més antiguas del toro se encuentran en la ciudad de Ur (Mesopotamia, 2500 a. de C), con arpas adorna- das con cabezas de toro; y también las encontramos coronando los estandartes de Alaca-Huyiik (Anato- lia, 2300 a. de C). Desde esta remota época, los bovidos van a ir adquiriendo un cardcter relacionado con las clases dirigentes. Ello se debera al elevado coste de su manutencién, lo que hara que s6lo las clases elevadas posean rebafios y consuman su came, mientras que las clases popu- lares s6lo mantengan algunos ejem- plares para trabajar on labores agri- colas, como se puede apreciar en las maquetas egipcias de madera del Imperio Nuevo (primera mitad de! I milenio a, de C), que representan a reses tirando de arados manejados por campesinos, conservadas en la actualidad en el Museo Britanico. La importancia de la propiedad de los bévidos queda ampliamente rellejada también en leyes y escritos legales de Proximo Oriente y el Mediterraneo, donde se protege a ‘sus propietarios contra el robo, da- fio © abuso. Asi, en el Codigo de Hammurabi (1792-1750 a. de C.), rey de Babilonia, la regulacion mas famosa del mundo oriental antiguo, se trata en diversos articulos sobre el tema, siempre desde la base de la “Ley del Talién’, siendo uno de ellos Cabeza de toro encontrada en Caudete en 1959, Mi SSCL Giese Sa ‘Figurillas de madera representando a campesinos trabejando con ganacio bouino en el Antique Egipto. el siguiente: "si un sefior ha alquilado un buey y por negli- gencia o por los golpes le ha causado la muerte, pagara al propietario del buey un buey equivalente". Entre los hebreos también se dan normativas pareci- das, tal y como aparece en el Libro del Exodo (Ex. XXIll, 4): "Si en- cuentras el buey 0 el asno de tu ‘enemigo perdidos, llévaselos”. Este importante papel del ele- mento vacuno en la economia paso también a darle una especial relevan- cia en la esfera religiosa. Destaca su misi6n como ofrenda y sacrificio a Jos dioses, lo que estaria en el origen de las primitivas hecatombes (sacrfi- cios de animales) griegas, tal como 1efloja Homero en la liada poniendo en boca del caucillo griego Agame- non las siguientes palabras: "Padre Japiter! gHiciste sufrir tamaiia desgracia y privaste de una glo- ria tan grande a algin otro de los prepotentes reyes? Cuando vine, no pasé de largo en la nave de muchos bancos por nin- guno de tus bellos altares, sino que en todos quemé grasa y muslos de buey. Ala vez, aparte de los sacrificios, en el lenguaje religioso aparecieron, tanto literaria como artisticamente, comparaciones entre el toro bravo {que seria el bavido mas espectactr Jar) y multitud de dioses y soberanos « deificados. Entre los gobernantes ie EEE ae citaremos a Naramsin (2291-2255 a de C), soberano de Acad (Meso- potamia) que es representado con tun gorro con cuernos en su conoci- da estela de Susa. También el faraén egipcio Tuhmosis Ill (1504-1450 a. de C) recibia el nombre de "Toro poderoso”, mientras que el ya cita- do Hammurabi (1792-1750 a. de C.} fue nombrado como el "Fiero Uro que acornea al enemigo" En cuanto a las divinidades, pode mos nombrar a los dioses mesopo- tamicos Enlil, Nanna y Marduk, que eran ensalzados respectivamente como "uro que hace temblar cie- los y tierra", "toro feroz de gruesos cuernos" y "joven toro del dia cuyo rugido resuena sobre la tierra". Asimismo, no olvidaremos la informaci6n que se nos transmite en La Biblia, en el Antiguo Testamen- to. Alli, la religién de Israel se nos presenta con un componente funda- mental, que seria la prohibicion de fabricar imagenes divinas (Exodo, 20, 4): "No te haras esculturas ni imagen alguna de lo que hay en Io alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la t rra...". Sin embargo, en dos sefia- ladas ocasiones, en que se producen importantes cismas religiosos por la ruptura de ese mandamiento va a aparecer como elemento discordan- te la figura del toro. El primero de ellos seria el episo- dio del becerro de oro construido por Aaron y desiruido por Moises (Exodo, 32): "... hizo un molde y en él un becerro fundido, y ellos dijeron: Israel, ahi tienes de la tierra de Egipto. Al ver esto Aaron alzé un altar ante la imagen y clamo: mafiana habra una fiesta en honor de Yahve". El segundo episodio se produciré durante la separacién de Israel en dos reinos (alrededor de! 930 a. de CC) Israel y Juda, durante el que Jeroboam I, rey de Israel actud de la siguiente manera para que sus sub- tos no se desplazaran al templo de Jerusalen: "... hizo el rey dos becerros de oro y dijo al pue- blo: Bastante tiempo habéis subido a Jerusalen; ahi tienes a tu Dios, Israel, el que te sacé de la Tierra de Egipto". Indudablemente no se esta eli giendo al toro como figura divina al azar, sino que dada la importancia religiosa en la region del cuito a este animal, como ya hemos visto, no se duda en acudir a él para garantizar- se una segura respuesta en la devo- i6n de los fieles. Esta asociacion religiosa con el mundo taurino también afectaba a la mujer. El papel de esposa y madre divina aflorara ya en la diosa sume- ria Ninlil compafiera del dios Enlil, y que es nombrada como “Ia gran vaca", De la misma manera Home- ro en la Iliada habla de la diosa Hera, esposa de Zeus, como la de "ojos bovinos". Relacionados con este mundo religioso, surgiran con un contexto més Itidico y deportivo ciertos espectaculos de luchas de toros bra- vos entre si o con humanos. De entre ellos destacaromos los que se dieron en la isla de Creta, en el entorno cultura del Mar Egeo (segundo Milenio a. de C.). Docu- mento grafico de primer orden lo tenemos en el palacio cretense de Cnosos, donde el famoso fresco del "Salto del Toro” nos describe el espectaculo: se nos presenta una escena situada en un patio con gra- derios para el piiblico, donde acré- Pinturas halladas en el palacio de Cnosos sobre juegos faurinos en la Creta minoica batas profesionales ejecutaban peli- grosos saltos sobre el lomo del ani- mal que les embestia a toda veloci- dad. La celebracion no contemplaba al sacrificio del toro, sino que una vez el animal quedaba agotado se le conducia a otras dependencias donde era degollado, tal y como se muesira en el sarcéfago de Hagi Triada (alrededor del 1500 a. de C.) Toda esta carga simbélico-religio- sa es la que, iradiando desde el Neolitico, a través de las relaciones comerciales va a ir llegando a través de los siglos a la Peninsula Ibérica. Sin embargo, como ya dijimos, no podemos olvidar que el interés humano por la figura del toro ya se ha dado en la peninsula Ibérica desde tiempos remotos, estando presente en las pinturas rupestres de los abrigos prehistoricos del Levante peninsular. De esta forma este crisol de factores culturales que confluiré en la Cultura Ibera estaré en el ori- gen de las esculturas de toros que nos ocupan, si bien también citare- mos el importante papel del ganado vacuno en la economia ibera, que era objeto de cria para su consumo y animal de tiro. En este altimo aspecto destacaremos a modo anec- dético que en un encuentro armado contra la dominacién del general cartaginés Anibal, los combatientes iberos lanzaron contra las tropas cartaginesas carros incendiados tira- dos por bueyes. Volviendo al tema de las escultu- ras, en el caso de nuestra zona, vamos a destacar el hallazgo de manera fortuita, en enero de 1959, en tierras de los herederos de D. In Manuel Conejero Espi, de una escul tura de bulto redondo que represen- ta una cabeza de toro. Esta realizada en piedra caliza, mineral muy abun- dante en la zona. Con el paso de los, afios ha desaparecido parte del morro, y las orejas y los cuernos, que también eran de piedra, se hallan fragmentados quedando sélo restos en el lado derecho. Los rasgos son representados de una manera esquematica, con inci- siones en la piedra que representan los rasgos del animal. Los ojos son almendrados y, sobre ellos, median- te tres incisiones se marcan tres arrugas que intentan representar los parpados. Este tipo de incisiones también son utilizados para repre- sentar la boca, si bien por haberse perdido el morro sélo podemos apreciar las marcas que atin se con- servan en el lado izquierdo, resto de unas incisiones longitudinales que posiblemente enmarcaban la boca. Las facciones de la cabeza son angulosas, con una frente plana que se prolonga hacia la zona de los cuernos. Las medidas de esta pieza serian las siguientes: Longitud: 40 cms.; Altura: 24 cms.; Anchura: 24 ems. Junto con esta pieza se encontré Vista lateral de la Cabeza de Toro de Cudete. un cuerpo de toro, también en cali- za, el cual se hallé muy fragmenta- do, si bien ha sido restaurado. Entre lo que se ha conservado se observa la parte inferior de la papada, con plieques verticales simulado arrugas. Apreciamos asimismo el arranque de los miembros de cuerpo, con un vientre grueso que presenta en su parte de atras la cola entre las ancas y marca la existencia del sexo. Las medidas de este cuerpo son: Largo: 120 ems; alto: 51 cms.; Ancho: 31 cms. Con una seguridad casi total, se han adjudicado a esta pieza otros dos de los hallazgos en la misma zona. El primero seria un plinto con los restos de dos pezuftas en la parte superior y en la inferior el fragmento de la parte final de una columna, sobre el que, sin duda, se elevaba. (Medidas: Largo: 74 cms.; Alto: 14 cms.). El segundo de los restos seria el fragmento de una pata de toro, Hubiese sido una suerte que la excelente pieza de la cabeza perte- neciese al conjunto del cuerpo y el plinto, pero se ha verificado que presentan una forma de talla dife- rente, por lo que nos encontramos ante dos figuras totalmente indepen- dientes una de la otra. La cronologia asignada a estas figuras estaria concretamente entre el siglo V y el IV a. de C. Por su parte, el émbito geogréfico de apari- cién de este tipo de piezas se sitia por Andalucia y el Sureste Peninsu- lar, penetrando hacia la Meseta en Ja zona de Albacete. Dentro de la zona albacetense, donde incluiriamos a nuestras dos esculturas, encontrarfamos otras piezas destacadas, como los ejem- plares del Llano de la Consolacién, el del Cerro de los Santos (ambos en Montealegre) y el de Hoya de Santa Ana. En este mismo grupo estarian también los ejemplares de la cerca- na provincia de Alicante, como los encontrados en el yacimiento de Cabezo Lucero en Rojales (donde también aparecié un magnifico busto de Dama), restos de Monforte del Cid y los del Tossal de la Cala en Benidorm. I Vista superior de la Cabeza de Toro Si observamos detenidamente la localizacion de las esculturas de toros de Albacete y de Alicante podemos wer que todas se hallan en las proximidades de la antigua Via Hercillea, el importante camino comercial prerromano que descen- dia desde los Pirineos por la costa Mediterranea hasta que a la altura de aproximadamente Valencia se adentraba hacia el interior, y en las proximidades de Caudete, en las proximidades de Fuente la Higuera se dividia en dos ramales, uno que bajaba hasta Cartagena por Alican- te, y el otro que continuaba hacia el Oeste discurriendo por el pie de la Sierra Oliva hacia Montealegre y de alli hacia Andalucia. Podemos observar en estos datos la importan- cia de las vias de comunicacién de la €poca no ya sélo como instrum tos para el comercio, sino tambien para la transmisin de ideas y ele- mentos culturales. Sobre la funcién de estas escultu- ras, en el caso de las de Caudete (y de la mayoria de las que se han des: cubierto) se deben relacionar con elementos funerarios, pues formari an parte de tumbas. Estudiando sus caracteristicas singulares, encontra- mos més cercanas a las piezas de Caudete las del Llano de la Consola- cién y la necrépolis de Santa Ana En ambos casos las esculturas apa- recieron junto a restos arquitectoni- cos de una edificacién. Este hecho nos permitiria relacionar estas sepul turas con la cercana de Pozo Moro (Chinchilla), la cual presenta una estructura en forma de torre en el exterior de la cual estarian colocadas figuras escultéricas exentas y relie- wes. En cuanto al emplazamiento de la figura, en el caso de Caudete, y analizando los restos del cuerpo de toro, podemos apreciar la existen- cia, como ya dijimos, de un plinto que coronaba el final de una colum- na. Por esta circunstancia, pensa- ‘mos que estamos, por lo menos en este caso, ante una sepultura de las llamadas en forma de pilares estela en las que la escultura del toro se levantaba por encima de la tumba propiamente dicha por medio de una base © plinto situado sobre una columna. De caracteristicas similares se aprecia una posible turnba en el Llano de la Consolacién (Monteale- gre) y los restos de otra mejor con- servada en Monforte del Cid. La funcién de la escultura en el Conjunto no seria la de guardian de la sepultura, como seria el caso de las esculturas a la entrada o sobre las construcciones (tumbas de Santa Ana, Pozo Moro, etc), sino que aqui la figura del toro habria que asociarlo con una simbologia de fuerte caréc- ter religioso, relacionado con la vida de ultratumba, en conexién con los, valores de fuerza, valor y poder que eran asignado a los dioses. Asi pues, en estas sepulturas ademas de esa funcion divina se intentaba rememo- rar esas virtudes de fuerza y valor que debié de tener el difunto, Debemos significar en este punto que esias obras no estaban al alcance de todos, s6lo las capas dirigentes se podian permitir esas construcciones, que eran a la vez demostracién de poder en vida y también de los privilegios después de la muerte. De esta forma la mayoria de la poblacién debia con- formarse con un hoyo en la tierra en el que se depositaba la urna con las cenizas del difunto acompafiada de un ajuar (ceramicas, joyas, ar- mas, etc.) cuya riqueza variaba en funcién de las posibilidades econé- micas de cada uno. Visto lo anterior, pademos dedu- cir que por el coste econémico ele- vado de estas obras funerarias pode- mos analizar la potencia econémica de los poblados iberos y sus dirigen- tes, ya la vez se sefalaria la existen- cia de talleres especializados de escultura y arquitectura para atender la demanda, Con todo esto, y analizando la riqueza de piezas encontradas en la zona de Caudete en el periodo ibero podemos asegurar que entonces se debié gozar de un esplendor que seguramente no se vié continuado con la romanizacion. Esto es clara- mente apreciable por la mayor importancia ¢ los restos iberos (Da- ma, Cierva, Toros, ete.) que respon- derian a una mayor actividad econé- mica y comercial relacionada con el paso por las cercanias de la Via Hercilea, paso obligado en la época entre Andalucia y la costa Norte Mediterranea, Y hasta aqui nuestro breve estu- dio que esta vez hemos dedicado a Jos restos de esculturas de toro Ibérk- cas en nuestro término. Esperamos haber contribuido un poco a su conocimiento e invitamos a quien tenga oportunidad a que vaya a visi- tar el Museo Arqueolégico Provincial de Albacete para ver "in situ” estas obras, testigos mudos de su tiempo pero que a la vez nos dicen muchas cosas de la Historia de Caudete. Antonio Marco Albertos Licenciado en Historia Antigua Agradecimientos: A Félix Alber tos y José Requena por su colabo racién en la elaboracién de las imégenes. BIBLIOGRAFIA, ‘+ BLANCO FREJEIRO, A.: "Historia del Arte Hispénico T."La Antigiiedad 2". Madrid, 1981. ‘= CHADWICK, J.: "EI mundo micénico". Madrid, 1993. + CHAPA BRUNET, T.: "La esculturaibérica zoomorta’. Madrid, 1988. + DELGADO LINACERO, C.; "El toro en el mundo mediterrineo". Madrid, 1996. ‘+ FERNANDEZ, A.: "Historia del Arte". Bar celona, 1981. + FLETCHER, D.: "Els Ibers". Valencia, 1983, + HOMERO; "La liada’. Barcelona, 1984. * MARCO ALBERTOS, A: “Caudete, un enclave de la Vie Augusta’. Programa de Fiestas. 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