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Van Gennep los define así: “Una maravillosa y novelesca narración, sin localizar el lugar
de la acción ni individualizar sus personajes, que responde a una concepción infantil del
universo y que es de una indiferencia moral absoluta”. Otra definición sería: un relato
fantástico por la abundancia de elementos maravillosos, de origen popular y transmisión
oral, en que intervienen seres sobrenaturales -hadas, brujas, gigantes, etc.- que, junto con
otros personajes, actúan atemporalmente, como en un mundo de ensueño, y que se
caracteriza por su gracia primitiva y la más ingenua frescura.
Más combinándose con tales temas constantes, aparecen en toda narración popular
elementos variables, resonancias de los modos de vida de cada localidad, de diferentes
labores y costumbres de cada región y época, de imágenes del paisaje natural y del
humanizado -montañas, cavernas, fuentes, ríos y mares, caminos, puentes, casas, castillos,
iglesias, ermitas y otros monumentos-, recuerdos de santos, de héroes locales, de animales,
de monstruos, de genios, etc. Materiales estos por los que las narraciones populares vienen
a ser elementos o categorías que distinguen y caracterizan, en cierto modo, a cada grupo y
su cultura.
Según Propp, lo más importante del cuento maravilloso son las funciones o acciones
diversas de cada tipo de personaje, definidas desde el punto de vista de su significación en
el desarrollo de la trama. Redujo a treinta y una funciones de los cuentos estudiados por él,
aunque no en todos aparecen todas las funciones, pero la sucesión en que se encuentran los
personajes es siempre idéntica.
La sucesión de los acontecimientos sería la siguiente: “el héroe padece una carencia o,
alternativamente sufre una agresión; se aleja del hogar familiar; en el camino encontrará a
un donante que le hará entrega de un objeto maravilloso, o un ayudante mágico que le
auxiliará, o a un informante que le instruirá en el comportamiento correcto que deberá
observar para poder triunfar; gracias a alguna de estas ayudas, logrará superar las pruebas
prematrimoniales y casarse con la princesa, con lo que la carencia inicial quedará
solucionada; o también, alternativamente, vencer a un dragón, gigante o similar, y reparar
la fechoría”.
La acción del cuento se desarrolla en un tiempo irreal e indefinido “Érase una vez”,
“Hace más de mil años” “Cuando los animales hablaban”, “Érase una vez un viejo castillo
en medio de un enorme y frondoso bosque...”. Esta vaguedad en el comienzo simboliza el
abandono del mundo concreto, de la realidad cotidiana. De acuerdo con su carácter
irrealista, carece de descripciones detalladas de ambientes y paisajes. Se refieren a “las
aventuras de los hombres en un reino peligroso de límites sombríos”.Tolkien.
Los personajes no poseen un carácter definido, sino que son estereotipos carentes de
profundidad y desarrollo psicológico, que actúan y se agotan en función de la trama, al
contrario de lo que sucede en los mitos y en las leyendas. El héroe encarna todo tipo de
virtudes: valor, generosidad, bondad... y sobre todo astucia; y sus ayudantes, animales o
seres sobrenaturales, usan sus cualidades sobrenaturales para socorrerlo. Por el contrario,
los antagonistas son malvados, crueles, envidiosos y egoístas.
La sencillez de la lengua empleada: directa, fluida y sin ningún tipo de artificios, aunque
frecuentemente muy expresiva, el uso de palabras y giros arcaizantes, el gusto por las
onomatopeyas y jitanjáforas -como en el lenguaje infantil-, los refranes y proverbios, las
comparaciones y el estilo directo, son características estilísticas propias de las narraciones
populares de transmisión oral, que los recopiladores de cuentos maravillosos han
conservado e intensificado con sus retoques literarios.
Según Propp y Bettelheim, los estudiosos de folklores en el siglo XIX prestaron una
importancia especial a los cuentos maravillosos, considerándolos los más antiguos y, por
tanto, particularmente valiosos porque conservan vestigios de creencias antiguas como la de
la existencia de espíritus dueños del bosque, de los mares, las montañas, el culto a los
antepasados, la hechicería. Pero esto no determina su valor porque el pueblo hace tiempo
que ha perdido esas creencias. El cuento no es presentado nunca como una realidad, el
cuento es válido, precisamente, como una invención. Pero a pesar de ese carácter fantástico,
interpreta los elevados ideales vitales del pueblo, que dio cuerpo a unos héroes que
defienden a los desamparados, fuertes y magníficos en su audacia sin límites.
BIBLIOGRAFÍA
La memoria de los cuentos. Miguel Díez R., Paz Díez Taboada. Ed. Espasa
La Novela Policial
Definición del género.
Es una narrativa en la cuál mediante la observación, el análisis y la deducción lógica
aplicada a un hecho policial, se busca descubrir al autor de un delito y sus móviles
Hay quienes sostienen que tanto el cuento como la novela policial son expresiones de un
género menor, producto de la cultura de la masa, y que, por esto, buscan sólo entretener,
divertir, distraer. Para quienes adoptan una postura más radicalizada, se trata de una
literatura de evasión.
Según E. Anderson Imbert en el cuento policial "Al rompecabezas le falta una pieza" el
género detectivesco es un juego. En la literatura policial, la investigación nunca falla, el
detective triunfa [...]. Por eso las novelas detectivescas no pueden encontrar crímenes
perfectos: ya que el describirlos es descubrirlos. En la vida, en cambio, la investigación
policial suele fracasar. Hay millones de homicidios que han quedado en la oscuridad
Origen y evolución.
Desde fines del siglo XVIII se observan dos actitudes opuestas para resolver las situaciones
de la vida humana. En una de ellas, la racionalista, predomina la razón que explica,
mediante la lógica, los hechos. En la otra, la irracionalista, los sentimientos, la intuición y
las emociones prevalecen sobre cualquier otra interpretación. El relato policial nace como
una expresión de este enfrentamiento y, al mismo tiempo, como consecuencia de una
realidad histórica: la formación de grandes ciudades y el deseo y búsqueda de justicia.
Ingresan así, en la literatura, nuevos personajes y ambientes que son netamente urbanos,
entre ellos la policía y los cuerpos de seguridad, que se organizaron sistemáticamente a
principios del siglo XIX favorecidos por la investigación científica. Lo policial, una especie
muy heterogénea, se alimenta fantasía, crímenes, fugas, búsquedas y persecuciones y, por
sobre todo, plantea un enigma que debe ser resuelto por la lógica.
Edgar Allan Poe, con Los crímenes de la calle Morgue, es el creador de esta forma
narrativa que desde sus comienzos se difunde con rapidez por su eficacia comunicativa.
Resulta ser, así, un relato muy popular como la novela de folletín. Esta circunstancia hace
que como forma literaria no fuera tan respetada frente a otras consideradas valiosas. Sin
embargo, el relato policial exige del escritor, además del dominio técnico, un ordenamiento
riguroso de la trama: debe crear hechos y vincularlos con lógica interior.
Durante la década de 1920 surgió en Estados Unidos una nueva variedad de historia
policíaca difundida a través de las revistas de la época: el thriller. Esta nueva corriente se
propuso derribar las barreras que separaban la ficción detectivesca de otros géneros
populares, como la intriga y los relatos de espías. Entre los más destacados autores
estadounidenses figuran Dashiell Hammett, creador de Nick Charles y Sam Spade, y
Raymond Chandler, creador de Philip Marlowe, uno de los detectives más populares del
siglo XX. A partir de 1950 esta tendencia da paso a la novela de procedimiento policial,
basada en el modus operandi de los detectives reales para resolver sus crímenes. La
diferencia con la tradición anterior estriba en que el lector no encuentra aquí héroes, sino
hombres falibles de carne y hueso especialmente entrenados para el desarrollo de su oficio.
Elementos caracterizadores.
Personajes: Se presentan en una perspectiva entitética: el policía, detective o inspector y el
asesino o espía; o sea, los buenos contra los malos. Por lo general son personas que tienen
caracteres bien definidos y no evolucionan a lo largo del relato.
El detective, inspector, policía o simplemente un testigo o perjudicado por la acción del
malo, es quien lleva a cabo la investigación recolectando señales para poder descifrar la
identidad del delincuente o para entender sus móviles. Generalmente están acompañados
por un ayudante, quien es el que relata los hechos.
Los sospechosos, es decir, todos aquellos que directa o indirectamente se hallan
involucrados en el hecho en cuestión, sea por sospechas o por indicios comprometedores.
El asesino, el espía, el delincuente, en una buena novela policíaca es quien menos se espera
que sea, por lo general es un personaje que carece de participación a lo largo de la novela y
sus apariciones son en momentos claves. Se conoce su identidad en los últimos capítulos.
Ambiente: Por lo general es urbano. En los primeros relatos el crimen ocurría en espacios
interiores, en cuartos cerrados. En la actualidad, la violencia se desata en las calles, ante la
sorpresa o indiferencia de los posibles testigos, quienes ayudaran en la investigación.
Trama: La trama del genero policial es narrativa (puede integrar también descripciones y
diálogos) y su finalidad es estética. Con respecto al lector, a menudo, estos relatos cumplen
para él un fin de entretenimiento o esparcimiento.
A menudo se utiliza la técnica del suspenso y se va dosificando la revelación de los
acontecimientos para mantener la tensión, el interés y la perspicacia del receptor, interesado
en llegar al esclarecimiento del enigma plantado. Se deja siempre un hilo o eslabón por
resolver. Con rigor deductivo, el investigador junto al lector desentrañan el enigma al reunir
esos hilos en el desenlace.
Al principio se proponen varias soluciones fáciles, a primera vista tentadoras, que sin
embargo resultan falsas. Hay una solución inesperada, a la cual solo se llega en el final.
Para la solución del enigma se desecha todo elemento sobrenatural o inexplicable. Es un
relato hecho para que el lector participe en desentrañar el misterio; ingresa en el mismo
como un investigador más.
Temática: La temática es mas bien limitada y precisa: crímenes, robos, secuestros,
extorsiones, engaños, infidelidades, estafas, fugas, persecuciones... En conclusión, los
llamados delitos policiales.
Estructura: El relato policial se ajusta a una estructura propia, distinta, que no suele
coincidir con la estructura tradicional de las novelas: introducción, nudo, desenlace.
En el relato policial se empieza por un hecho enigmático o delictivo, que plantea múltiples
interrogantes y del cual se estudian los móviles, se busca el cómo, el dónde y el porqué
sucedieron los hechos. Cada parte suele presentar sus propias secuencias narrativas. El
tiempo para aclarar el misterio procede en dos sentidos: mientras avanza la investigación
(Futuro), se revela el enigma (Pasado)
Pero hay que tener en cuenta que a este relato precedo una etapa previa de organización:
cuando el escritor imaginó o fraguó esa historia siguió un orden cronológico o lineal
(comienzo, desarrollo y desenlace). Al escribirla invirtió los resultados, presentándolos al
comienzo.
Lectura 1:
6. la acción del cuento se desarrolla en: 12. “Érase una vez” implica que el cuento:
A. inicia como un buen cuento
A. un tiempo real e indefinido B. el abandono del mundo concreto
B. un paisaje despejado C. es un cuento para no pensar mucho
C. cada pueblo narrado D. descripciones detalladas
D. la mente del autor
A. el racionalista y el irracionalista
B. el de un policía y un ciudadano
C. el punto de vista de un demente y una
persona cuerda
D. los puntos de vista de los personajes