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COMENTARIOSSOBRE LA DELINCUENCIA Y LA LEGISLACION PENAL El earfcter de la conducta o actuacién individual, depen de de la influencia de multiples factores: ambiente geografi- co-climatérico, antecedentes histéricos, condiciones étnico-bio légicas hereditarias y actuales. caracteristicas psiquicas, so- ciales, culturales, econdmicas, ete., tanto en lo que respecta al individuo, como a la colectividad 0 sociedad en que se des- arrolla aquél. La influencia de esos factores puede producir efectos normales o anormales en la conducia del individuo. La anormalidad de esta conducta no entrafia por fuerza delictuo- sidad, sino que puede o no ser delictuosa. Por lo tanto, puede admitirse que las tendencias de la le- gislacién penal consisten principalmente en: Primero. Iden- tificar y establecer cudl es la conducta anormal delictuosa. Se- gundo. Investigar cudles son los factores que la originan. Ter. cero. Eliminar o corregir el efecto de esos factores y prevenir su accion futura. En pueblos de estructura homogénea, etc., cuyos estratos sociales tienen la misma historia y tradicién, pertenecen a la misma raza y tipo de civilizacién y viven en el mismo ambien- te geogrAfico-climatérico, es relativamente facil hacer la dife- renciacién entre la actuacién normal y la anormal y entre la anormalidad delictuosa y la no delictuosa, pues existe cierto “standard” convencional o plano de referencia, que la mayo- 185 ria social ha establecido a base de aspiraciones y necesidades andlogas y convergentes y de repetidas experiencias, determi. ndndose asi, qué actuaciones han sido y son convenientes, para el desarrollo favorable o normal de esos pueblos y cuales no. En pueblos como el mexicano, cuyos agregados sociales poseen distintas tradiciones histéricas, corresponden a di. versas razas, poseen diferentes tipos de civilizacién y de funcionamiento econdmico, hablan m&s de cien idiomas y dialectos, se desarrollan en regiones de condiciones geogri. fico-climatéricas heterogéneas y por tltimo presentan dife rentes necesidades y aspiraciones sociales, es dificil y en ocasiones imposible, establecer a priori cudles son las actua ciones anormales delictuosas y cudles las que no lo son, pues lo conceptuado como normal y no delictuoso en unos grupos sociales, puede ser normal y delictuoso en otros, En México resulta pues indispensable el conocimiento previo de esos diversos factores funcionales que corresponden a nuestros heterogéneos grupos sociales. Desgraciadamente puede decirse que, en términos generales, nuestros legisladores no tomaron en cuenta esas diferencias y heterogeneidades sociales sino que generalizando con criterio unilateral s6lo fijaron su aten cién al legislar en las minorfas dirigentes andlogas en raza. civilizacién y tradicién a las poblaciones europeas, sucedien do a la postre que leyes y constituciones resultaron en buen: parte calcadas en las extranjeras. (1) Las mayorfas sociales (1) En Ia época colonial, siquiera fueron tomados en considers- cién algunos de los citados factores y como consecuencia de ello formaron las Leyes de Indias, que contenian preceptos legales deriva- dos de las necesidades y aspiraciones indigenas e incorporados a |i legislacién de origen espaiiol. Desgraciadamente el indigena no pud» gousr de todas las prerrogativas que le otorgaba esa legislacion, pus: la minoria dirigente de raza espaiiola interpreté, casi exclusivament en'su propio provecho, los preceptos de ésta. 186 | i sobre todo los elementos indigenas, han quedado al margen de esas leyes exOticas, que desconocen sus verdaderas necesi- dades biol6gicas e ignoran el carfcter de sus procesos menta- les, de su peculiar cultura indo-hispana, de su situacién eco- n6mica, de sus aspiraciones y tendencias. ‘Vamos a exponer algunos de los innumerables ejemplos tipicos que ilustran lo anteriormente expuesto, pues com- prueban objetivamente que nuestras leyes no estfn de acuerdo con la realidad de nuestros fenémenos sociales. A—ta responsabilidad plena del individuo comienza legalmente cuando éste alcanza la edad de dieciséis afios. Supongamos el caso de dos jévenes de quince aiios. Uno de ellos de raza indigena, procedente de nuestras tierras calien- tes y por lo tanto social y fisiolégicamente “maduro,” es decir, que est4 casado, conoce ya las tradiciones culturales de su mundo indigena, subsiste a sus necesidades por si mismo y practicamente presenta los atributos de la ciudadania, aun cuando la ley no se los conceda. El otro, de acuerdo con su peculiar desarrollo social, cultural y racial, es un adolescente, no ha tenido atin contactos sexuales, econémica y socialmen- te depende de sus padres y apenas comienza a ascender por los primeros peldafios de la cultura y del conocimiento cien- tifico modernos. Ambos cometen el mismo delito, por ejemplo un homicidio. Pues bien, la ley obrando cuerdamente pondré al joven blanco a disposicién del Tribunal de Menores para que sea juzgado y condenado con criterio legal y cuyo caracter es en cierto modo paternalista. Respecto al indigena la ley obrar4 de la misma manera, pero en este caso su decisién sera ilégica y contraproducente, por sefialar a un delincuente que tiene todas las caracteristicas del hombre, una pena que co- rresponde al adolescente. Tan equivocado proceder se debe a que, el legislador no tuvo en cuenta que el desarrollo fisico 187 de la raza indigena, y principalmente de la que vive en las regiones célidas, es mucho mas rapido que el que se observa en la raza blanca, es decir que se pretende forzar a la rang indigena a que se amolde a lo que prescribe la ley, en ve, de que la ley esté amoldada a las caracteristicas de aquélla, de lo que resulta que varios millones de habitantes queden al margen de los beneficios que deberia otorgarles la ley y por otra parte que muchas prescripciones de ésta son inaplica bles y por lo tanto inttiles. B.—En nuestro pais la gran mayoria de uniones sexuales consisten en matrimonios religiosos y maridajes naturales, es decir, concubinatos que no gozan de los beneficios otorga dos a las uniones legales, por lo que virtualmente cuando in. nos, son actos delictuosos. En estudio hecho en el Valle de Teotihuaciin (1) se computé un néimero total de dos mil seis. cientas trece uniones sexuales, de las cuales solamente 690) es taban legalizadas en tanto que 1,429 eran matrimonios religi sos y 494 naturales o sea un 26% de uniones legales y un 73% de ilegales. Este alto porcentaje de uniones ilegales no es una consciente contravencién a la ley ni una anormalidadl social, sino que practicamente la unién sexual natural re. presenta la normalidad en la poblacién mexicana, puesto que existe y ha existido en gran mayorfa numérica. Es decir, par las minorfas sociales, de acuerdo con las que la ley fué cl borada, las uniones naturales son anormales, pero en lo qi respecta a las mayorfas sociales para las que a este particular Ja ley no fué légicamente elaborada, esas uniones son perfer tamente normales, como lo comiprueba el hecho de que © pueblo no hace diferenciacién alguna entre unas y otras, (1) “La Poblacién del Valle de Teotihuacan”, Introduccién por Ma: nuel Gamio. Talleres Graficos. 1923, 188 pues las conceptia ignalmente honorables, Lo que hay de anormal en los factores que influyen en tal sitnacién es lo siguiente: las mayorias sociales no han sido incorporadas a una etapa que les permita conocer las leyes ni sus efecto benéficos, Por otra parte, la fuerza de la tradicién ex enorme en esas mayorias iletradas, el simbolismo y el pomposo cere monial de los matrimonios religiosoa prehixpinicos y colo niales, persiste ingistemente en sus imaginaciones sencillas, en tanto que el matrimonio legal cuyas ventajas positivas desconocen, les parece inexpresivo, incoloro y engorroso, Por ultimo, el factor econémico explica también la frecuencia de esas uniones naturales, Tues bien, imaginemos los casos de dos individnos casa- dos desde hace varios afios; uno de ellos pertenece a las clases medias y cultas de esta Capital y est& casado legal y religio samente; el otro, es un indigena de Quintana Roo y esta unido naturalmente a su mujer, es decir sin ceremonia algu- na legal. En ambos lugares dichos matrimonios merecen iguales consideraciones sociales dadas Jas caracteristicas tradicionales y culturales de los grupos en cuyo seno viven respectivamente. Ambas mujeres incurren en el delito de adulterio y los maridos las matan. De acuerdo con las leyes vigentes, el victimario de esta capital sera absuelto y en cambio el que, traténdose de causas idénticas y del mismo proceso psiquico, mata a la adiltera en Quintana Roo, seria, segtin el texto riguroso de la ley, condenado por homicidio. En otras palabras, la ley protege unilateralmente al indivi- duo de las minorias sociales que acata o mejor dicho puede acatar sus conceptos, pero no s6lo no protege sino lesiona loz derechos del individuo de las mayorias sociales que no puede acatar, porque desde luego no conoce esas leyes inadecuadas para sus verdaderas condiciones sociales. 189 C.—Desde la época de la Reforma hay sanci6n peng para quienes efecttien ceremonias de culto externo, sin ey, bargo de lo cual en casi todos los pueblos indigenas y mes. tizos de la Reptblica se efecttan danzas religiosas. Pye bien, o las autoridades ignoran que estas ceremonias son pp. ligiosas o bien creen. prudente simular ignorancia. En uno y otro caso salen sobrando tanto la prescripcién constitucional, como la sancién penal respectiva. Lo légico seria que las leyes enumeraran cudles son las ceremonias de culto externo que deben prohibirse por considerfrseles perjudiciales y cuéles deben permitirse por no presentar tal cardcter. D.—La Constitucién establece que nadie puede ser oblig, do a trabajar sin retribucién. Sin embargo, en numerosis regiones del pais existe la “faena” o prestacién de un dia (ly trabajo semanal que por indicacién de las autoridades y )ajp pena de multa o prisién hacen los habitantes de los pueblo: sin recibir retribucién alguna. Esta actitud teéricamente jl: gal, en muchos casos entrafia verdaderos abusos en tanto qu: en otros es cuando menos explicable. En efecto, dado el ma lestar econémico en que viven Jos habitantes de nuestras pv quefias poblaciones, les es imposible contribuir con dincro pi. ra la satisfacci6n de todas Jas necesidades municipales aii mas de enterar las contribuciones federales y del Estado. }0: lo tanto, en vez de exigirles un pago imposible de obtencr en metilico, se lesiona Ja Constitucién obligdndolos a ellos mismos desempefien sin retribucién alguna, los trabajo: que son necesarios en la municipalidad: caminos, drenaje construcciones, ete. Ahora bien, ;pueden los jueces identificar correctamen te los delitos y aplicar las penas y sanciones correspondie) tes si las leyes que orientan y fijan su criterio no les dan lo 190 medios que necesitarian para ello? ;pueden sentenciar satis- factoriamente a un delincuente si desconocen muchos de los factores que, como se dijo en un principio, originaron su ac- tuacién delictuosa? Indudablemente que no, por ser muy in completo el material informativo, de acuerdo con el cual dic- tan la sentencia: preceptos legales, antecedentes de policia, interrogatorio del preso, en ocasiones el certificado médico legista y, a veces, dictamen pericial. Después de sentenciado el delincuente ;quién va a corre- gir o eliminar los factores individuales 0 colectivos que le orillaron a la comisién del delito? Claro es que no serfin sus carceleros, pues si las leyes y los jueces no consideran en oca- siones tales factores, es bien dificil que aquellos las conozcan y sSepan, por lo tanto, atacar su influencia nociva. En reali- dad puede suceder que el efecto perjudicial de estos factores, se acreciente duranie la reclusién del delincuente, si no se rige la vida de éste por un tratamiento convenientemente es- tudiado y aplicado. Cuando el delincuente solicita su libertad preparatoria gen qué puede basarse quien la otorga o la niega, cuando aquél no ha recibido tratamiento alguno y por lo tanto los factores del delito, no s6lo persisten sino que probablemente el efecto de ellos es mas intenso que cuando ingresé a la ear- cel? Por ultimo, es mas sensato combatir los factores que ori- ginan el crimen, no s6lo cuando éste ya se ha cometido sino principalmente antes de que se cometa. Esta tarea requiere previamente el conocimiento de los tantas veces repetidos fac- tores a fin de poder prevenir oportunamente su influencia no- civa. 191 Para evitar este estado de cosas seria necesario exigir y,, amplia e inmediata transformacién de las leyes a fin de «, su texto y aplicacion satisfagan las caracterfsticas disti:, vas, las condiciones y necesidades de los diversos grupos ,, ciales, pero como éstas apenas si son conocidas, habria y,, comenzar por investigarlas a fin de orientar el criterio de gisladores y funcionarios judiciales.

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