El corazon y las cosas
avueltaacasaporNavidad produce el
encuentro con los viejos objetos, con
l la habitacion que era nuestra, mAs 0
menos modificada por los que se que-
daron. Aquel cuadro del angel cuzquefio con
sucuemo dela abundancia, que coloqué sobre
micamapensando que me protegeria de todo
mal, y me ayudaria a atraer riqueza material.
Tal vez.la fuerza de mi deseo ahuyentésu po-
der magico, igual que el uso ha vuelto éspera
Ja vieja colcha turquesa. La mascara de Singa-
pur sigue en su esquina, recuerdo de aquella
chicaa laque me declaré en unacarta enviada
alconsulado espafiol en Alejandria que jamés
lleg6a su destino. Eramos dos seres del aire y
como tales volamos, igual que mi angel custé-
dio, un ser aladocon topajes de estofado de oro
y ojos almendrados, atrapado en un marco pir-
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RUBEN FIGAREDO
pura, ligado a mi tal vez a su pesar. Tras una ine-
vitable alfombra sin aspiraciones, est mi batil
pirata, lleno de ropas que hoy sélo servirian
como figurines de carnaval. Me gusta imagi-
nar su interior con un carrete de soga, un pu-
fial y una botella de ron, una brijula de laton,
un libro salvado de la hoguera y la cabeza de
‘un tiranomomificada como una mascara de
cera.
Mis barajas de tarot también me cuidan,
enhiestas como un campo de piedras erguidas
sobre un bosque de arboles convertidos en li-
bros. Medio millar de soldados, con cien mil
hojas de servicio encuadernadas, listos para
abrirse en canal a mi voluntad y regalarme su
contenido, llevarme lejos e impedirme dejar
de sofiar. Como sofiar que reencamarse fuera
‘un juego. Si pudiera elegir, mereencamariaen
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libro de la biblioteca puiblica, para que las chi-
cas pasaran su dedo corazon por las paginas.
Humedo de saliva u otras correrias. Por pagi-
nas que contaran pasiones de picar espuelas
enespaldas desnudas. Luciria con orgullo mi
Jomo gastado porel uso. Nolo niego, quisiera
ser estrella en la seccién de préstamo. Un cla-
sicomoderno nérdico que hablara de mucha-
chas yy bidones de gasolina, para dormir entrea-
Dierto sobre su almohada y luego caer rodan-
do bajo su cama, inflamado de pasi6n y de le-
traimpresa. Y luego ser de otra, y de otra,
y de otra, hasta acabar vegetando en los
corridos anaqueles, donde van a morir los
mis vendidos, 0 robado por alguna que
nunca me devuelva. Al final en vez de uti-
lizar las cosas y amar a las personas, ama-
mos las cosas y utilizamos a las personas.
rojleyepai |e quand ue eBua ojja eed
ceaunyoh someon amis piepausul ensandsad