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-Introducción.
-Características territoriales.
-Breve reseña acerca del origen y desarrollo histórico del circuito de la yerba mate en el nordeste
argentino.
o Parte II:
o Parte III:
-Comercio externo.
-Comercio interno.
o Parte IV:
-El Instituto Nacional de la Yerba Mate como eslabón clave de la reorganización del circuito (2002-
presente).
o Parte V:
-Conclusión.
- Bibliografía.
PARTE I:
- Introducción:
El tema que hemos elegido para desarrollar a lo largo de esta breve investigación es el del “Circuito
Productivo de la Yerba Mate”. Nos inclinamos por este circuito regional, debido a que buscamos
desentrañar el proceso por el cual se lleva a cabo un producto tan popular y tradicional como lo es la
Yerba Mate. A través de la búsqueda de información, análisis estadísticos, noticias, tratamos de
dilucidar porque el circuito se establece en esta región, y como fue el desarrollo de la colonización,
las características territoriales que poseen ambas provincias, que eslabones lo integran y los actores
que participan, a su vez, como se inserta en el contexto internacional y que procesos tanto políticos
como económicos lo afectaron a lo largo del tiempo para poder llegar a describir la situación actual.
El circuito está compuesto por actores o agentes económicos y sociales que intervienen e influyen
en los distintos eslabones. A partir de que se obtiene la materia prima, desde allí en adelante el
producto va a ir adquiriendo valor.
Cada circuito tiene sus propias características en cuanto al desarrollo técnico que utilizan y la forma
de organizar su producción.
En Argentina, en las provincias ya nombradas, se cultiva yerba mate en estos sitios debido a las
ventajas comparativas que presentan, estas son las que favorecen la especialización económica de
los territorios debido (y desde una perspectiva geografía) al desigual reparto de los factores
productivos tales como suelos con alta calidad agronómica, mano de obra barata, etc. (Méndez,
1997), como generosos climas, cálidos y con precipitaciones que van desde los 1500mm hasta más
de 2000mm anuales, a su vez cuenta con suelos ricos en hierro. La planta de yerba mate, es un árbol
nativo de la Selva Paranaense, por lo tanto se desarrolla en óptimas condiciones en estos sitios.
Estas ventajas comparativas que permiten el desarrollo de la planta de la yerba mate en los lugares
mencionados, se convierten en condicionantes geográficos a la hora de producirla en otros espacios,
por más que se ha intentado cultivarla en regiones similares de igual clima en América del Norte,
Asia y África, los ensayos hasta el día de hoy han fracasado.
Como podemos observar en el siguiente mapa N°1 “Áreas de producción y consumo”, cuales son las
áreas de producción de cada país (coinciden con las zonas de desarrollo del árbol nativo) y la
cantidad de hectáreas que destinan a la producción de yerba mate.
Hemos detallado a nivel internacional, que países producen este cultivo. Volviendo al ámbito
nacional, observaremos en el mapa N°2 “Localización de la superficie implantada” donde se lleva a
cabo la producción dentro de las provincias del Litoral y la cantidad de hectáreas por departamento
que se destinan al cultivo de la yerba mate.
Mapa N°2: “Localización de la superficie implantada” año 2015. Fuente: Elaboración del Ministerio
de Hacienda y Finanzas en base a datos del INYM.
- Características territoriales:
Por un lado Campos y Malezales, que se extiende al noreste de Corrientes y sudoeste de Misiones.
Las precipitaciones llegan a los 1800mm anuales en esta zona, en el norte es una continuación del
paisaje misionero, con lomas, llanuras y humedales, donde prevalecen los suelos ácidos aptos para
plantaciones forestales, yerba mate, té y arroz. Por otro, el resto de esta provincia de Misiones está
bajo el dominio de la Selva Paranaense. Tiene un clima subtropical y las precipitaciones varían entre
los 1000mm y los 2200mm. A su vez es una zona que esta influencia por numerosos ríos.
- Breve reseña acerca del origen y desarrollo histórico del circuito de la yerba mate en el
nordeste argentino.
Durante la época Colonial el cultivo de la yerba mate configura como una especialización agrícola
regional del nordeste de Argentina. Pero, la incorporación de nuevas tierras a la agricultura fue,
hasta 1920, en su mayor parte protagonizada por los cereales y no por la yerba mate (Gómez Lende
Sebastián, 2016) debido a la gran competencia que generaba la importación de productos
yerbateros provenientes de los países vecinos, Brasil y Paraguay.
Entre los años 1926 y 1937 se desarrolló una etapa de agriculturización del territorio local, pero esta
vez no en base a los productos cerealeros sino a la expansión de la yerba mate. Las ventajas que se
ofrecieron desde el Estado para acceder a la tierra privilegiaron principalmente a los contingentes
migratorios provenientes de Europa Central y Oriental (suizos, alemanes, ucranianos, rusos,
polacos). Las parcelas se cedían, pero la condición residía en que se debía cultivar, al menos un
determinado porcentaje de yerba mate.
La yerba mate se convirtió en un “cultivo poblador” del territorio, motor de un programa basado en
la radicación de unidades productivas de tipo familiar.
PARTE II:
La cadena de producción del circuito productivo de la yerba mate está constituida de la siguiente
manera:
En el proceso de producción se distinguen una etapa primaria agrícola y una etapa secundaria
fundamentalmente industrial. La etapa primaria comienza en los viveros con la siembra, la
germinación y el trasplante a campo; le siguen las prácticas culturales, con el desmalezado,
fertilización y control de plagas, finalizando en la cosecha. El período más adecuado para la cosecha
se ubica entre abril y septiembre, pudiendo extenderse hasta octubre. La poda puede realizarse en
distintos momentos del año o siguiendo pautas fijas en cuanto a nivel de corte y posterior elevación.
La cosecha puede ser manual o sistematizada moderna. El producto es la “hoja verde”.
En primera instancia, la semilla se siembra, generalmente, entre los meses de febrero y marzo. Su
germinación suele ser muy dificultosa, debido a las características particulares de la semilla de la
yerba mate. Estas peculiaridades hacen que su cultivo se reduzca casi exclusivamente a regiones en
Argentina, Paraguay y Brasil.
Recién a los seis meses de germinación se las trasplanta a macetas, luego de un proceso de selección
de las plantas. Esto se da, precisamente, entre octubre y noviembre, en plena primavera austral.
Para la temporada del otoño y el invierno recién se realiza el trasplante definitivo a los campos de
plantación de yerba mate. Una vez que la planta ya alcanzó determinada magnitud, generalmente se
somete a las plantas a protección debido al intenso sol y los vientos. Cuando la yerba mate logró el
tamaño indicado, se recurre a la cosecha, el último eslabón dentro de la cadena productiva de la
yerba mate y el paso previo a la elaboración industrial.
La etapa secundaria comienza con los procesos de sapecado (que debe realizarse si o si dentro de las
24 horas de efectuada la cosecha, y es un proceso crucial: sin él, la yerba mate no tendría el sabor
característico que tiene.), secado y canchado –molienda gruesa-, mediante los que se quita
humedad a la hoja, estabilizando el producto -impidiendo su fermentación- y acondicionándolo para
su transporte, estacionamiento y elaboración final. Este bien intermedio se denomina yerba mate
“canchada”. El producto se coloca en bolsas de 50 kilogramos para su estacionamiento. El
estacionamiento es clave para lograr determinados niveles de color, sabor y aroma. Los desechos de
este primer procesamiento industrial pueden ser utilizados como energía por el secadero.
Luego de un período de estacionamiento –proceso de oxidación- que puede durar hasta veinticuatro
meses (según se opte por el estacionamiento natural o mediante plantas de estacionamiento
acelerado, o una combinación de ambos), el producto se encuentra en condiciones de ingresar en la
fase de molienda. La yerba mate “canchada” se somete a la molienda y mezclado de acuerdo con el
producto que pretenda obtener cada marca. De esta última fase, de industrialización propiamente
dicha, resulta la yerba mate “elaborada” para consumo final.
Las presentaciones de yerba son variadas: yerba molida con palo, yerba despalada, yerba en
saquitos, yerbas compuestas con otras hierbas, fuerte, suave, saborizadas, endulzadas, edulcoradas
o con otros ingredientes y aditivos. También se comercializa yerba mate pulverizada para infusiones
instantáneas (al estilo del café).
Como vemos esta transformación incluye actividades primarias y de apoyo (producción, marketing,
distribución y servicios; merchandising, tecnología, finanzas, recursos humanos e infraestructura)
(Coe, N y otros. 2007).
Dentro de las tres dimensiones importantes que Coe, N, Kelly, P y Yeung, H (2007) plantean tenemos
la geografía o territorialidad, la gobernancia y las estructuras institucionales. Para el caso de la yerba
mate, la cadena de producción revela la desigual distribución geográfica del valor y el desarrollo de
beneficios asociados entre diferentes puntos a lo largo de la cadena, ya que los pequeños
productores de las provincias de Misiones y Corrientes reciben un porcentaje muy bajo del precio
total del producto, quedándose con la mayor parte de la ganancia las empresas más importantes
que no necesariamente están ubicadas en dicha región. Por otro lado, cabe aclarar que al ser la
única región en donde se produce yerba mate no hay una competencia de lugares a nivel global, y
como la producción solo es posible en determinados territorios es imposible trasladar ciertas
actividades a lugares donde los costos sean menores.
En cuanto a los contextos institucionales podemos distinguir tanto estructuras formales como
informales dentro de la cadena de valor de la producción de yerba mate. A escala subnacional
tenemos Régimen de Promoción de Inversiones y Fomento de la Producción de la yerba mate de la
provincia de Corrientes que promueve la creación de un régimen de incentivos para que se amplíe la
plantación de yerba, y Plan Estratégico para el Sector Yerbatero, impulsado por el Instituto Nacional
de Yerba Mate (INYM), tanto para las producciones misioneras como correntinas, como también la
Mesa Yerbatera (integrada por el sector público y privado). Y a escala nacional tenemos el INYM, que
es un ente de derecho público no estatal con jurisdicción en todo el territorio de la República
Argentina con participación privada. Su sede se encuentra en la ciudad de Posadas, provincia de
Misiones. Se encarga de regular y promocionar a la cadena de valor. En el marco del INYM, se
desarrollan las siguientes políticas:
- Determinación de los precios mínimos de acuerdo semestral para la materia prima (hoja verde y
yerba mate canchada).
Dentro de las estructuras informales podemos encontrar a las cooperativas que forman los
pequeños productores para poder palear las dificultades que atraviesan a la hora de comercializar su
producción. En su mayoría las cooperativas yerbateras han buscado la integración y la diversificación
como manera de mejorar los resultados para los productores, por un lado, y para mejorar la posición
tanto de la cooperativa como de los asociados ante el riesgo económico, climático y político la
integración va desde la producción hasta la elaboración y fraccionado del producto y la
diversificación tiene que ver con ampliar las actividades productivas como implementar la ganadería,
la producción de mandioca, la forestación o brindar servicios a los productores y a la comunidad
como combustibles, insumos, supermercado, corralón entre otros. Algunas producciones
alternativas surgieron como herramientas para mejorar el manejo de las plantaciones de tal manera
de aumentar la productividad de los yerbatales. En otros casos la diversificación hacia otros cultivos,
la ganadería, la apicultura sirvió para aminorar los efectos financieros y climáticos asociados a esta
producción. Por su parte las cooperativas implementaron servicios como provisión de todos los
insumos y de combustible, plantilla de cosecha, administrativos, liquidación de sueldos y jornales,
asesoramiento técnico, análisis de patrón de calidad, y financiamiento de la siembra como manera
de captar y fidelizar la producción de los asociados. En la mayoría de los casos los productores no
están obligados a entregar toda su producción a las cooperativas, es por ello que en los momentos
donde cae la oferta deben atraer a los productores a través de un mejor precio en un mercado
donde el “negro” es un problema importante al momento de la competencia y donde las
cooperativas juegan con una importante necesidad de financiamiento al momento de la siembra, la
cosecha y el almacenamiento. Así mismo las cooperativas tratan de ofrecer un mejor precio de los
que paga el mercado y en muchos casos los productores reciben un plus en los precios por la
distribución de excedentes o premio al capital. La mayoría de las cooperativas no distribuyen
excedentes, sino que los reinvierten o lo utilizan como fondos para financiar a futuro la siembra, la
cosecha y el estacionamiento de la producción. Es por ello por lo que aquellas cooperativas que no
lograron integrarse hasta la góndola se encuentran en una situación económica y financiera
dificultosa por la alta presión fiscal a la que se enfrenta y por la falta de financiamiento con el que
cuentan. En su mayoría las cooperativas comercializan los productos en Misiones, Entre Ríos y Santa
Fe y en menor medida en Buenos Aires. Los productores cuentan en promedio en Misiones y
Corrientes con 11 y 50 hectáreas respectivamente, siendo en el primer caso una producción
complementada con otras actividades como el tabaco, la ganadería.
Todas las actividades económicas se sostienen sobre la base de tres pilares sin los cuales sería
imposible su realización: Estos son: el capital, el trabajo y la tierra (Benítez. 1994). Según la actividad
particular, la participación relativa de cada factor puede variar considerablemente.
FACTOR TIERRA: hace referencia al conjunto de recursos naturales que son utilizados en el proceso
de producción, en este caso de la yerba mate.
En este sentido el factor tierra aparece como el más relevante para la producción primaria de yerba
mate, ya que esta participación se da como lugar necesario e insustituible para desarrollar dicha
producción.
Debe entenderse por sitio al lugar donde se emplaza determinada situación. Este espacio presenta
condiciones que se valorizan desde la perspectiva de uso y aprovechamiento, y estas condiciones
son derivadas, en este caso, de los aspectos naturales (Benítez 2004). Son importantes las
características del relieve, el suelo, el clima, la hidrografía y la vegetación originaria.
Dentro de la organización espacial de las actividades económicas que plantea Benítez (1995),
podemos encuadrar a la producción yerbatera dentro de las actividades que demandan espacio y
que lo utilizan.
Pero en el caso de este sector productivo: ¿Cuáles son los actores sociales que aportan este factor?
Dentro de este grupo de actores tenemos a los pequeños y medianos productores, y a los grandes
productores. La producción primaria se encuentra atomizada. Según el INYM, en el año 2015 existían
8.582 productores. En 2011, habían registrado actividad productiva 7.360 productores: aquellos con
menos de 10 hectáreas representaron el 62 % (cerca de 4.400) y aportaron el 26 % de la hoja verde;
entre 10 y 30 hectáreas se encontraban el 28 % de los productores aportando el 26% de la
producción de hoja verde; y, por último, alrededor del 10% de los productores aportaron casi el 48%
de la hoja (ver Gráfico N° 1). La persistencia de un gran número de pequeños productores, aun con
las transformaciones sufridas durante los distintos periodos históricos, remite al programa de
colonización agrícola implementado a partir de 1926 durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear
a través de la Dirección Nacional de Tierras que utilizó la yerba mate como “cultivo poblador” del
territorio atrayendo a poblaciones migrantes de muchas nacionalidades, con preponderancia de los
provenientes del centro y este de Europa (Rau, V. 2012).
FACTOR CAPITAL: se define como el conjunto de bienes disponibles destinados a producir otros
bienes, que pueden revestir las forma de capital líquido o monetario, existente bajo la forma de
dinero, o bien de capital físico, formado por toda una serie de bienes de producción materiales y
tangibles, muchas veces inmovilizados en el territorio. Esta división se relaciona de forma directa con
los conceptos de capital fijo, que corresponde a aquellos bienes de producción duraderos que se
acumulan en el tiempo y permiten elevar la capacidad competitiva del territorio, y de capital
circulante, que se consume en el proceso productivo (pago de salarios, energía, etc.) (Méndez 1997).
En el sector productivo de la yerba mate podemos encontrar varios actores sociales relacionados
con este factor. Ellos son los propietarios de los secaderos y de los molinos.
Los secaderos son los lugares en donde se producen los tres primeros pasos para la yerba mate
consumida en argentina: el sapecado, que consiste en la exposición al fuego vivo, por algunos
segundos, de la hoja verde. Esta fase sirve para cortar el proceso de oxidación de la hoja, razón por
la cual mantiene el color verde y no negro. Adicionalmente, el exceso de temperatura limpia la hoja
de toda impureza y evapora el mayor porcentaje de humedad que tiene la hoja verde, el secado en
cintas u otras alternativas, en el cual la hoja circula por las cintas que la transportan a altas
temperaturas hasta que completan su secado. En este proceso 3 kg de hoja verde se reducen a 1 kg
de hoja seca.; y el canchado o molienda gruesa, que es el primer triturado de la hoja. Luego de
completado el proceso, la hoja se estaciona durante un cierto tiempo, dependiendo si el proceso es
hecho en forma natural (en grandes galpones por un espacio de 18 meses) o en cámaras de
estacionamiento acelerado (que permiten reducir el tiempo de estacionamiento en tres a cuatro
veces el tiempo de secado). Si bien se considera que la calidad del producto es mayor con el
estacionamiento natural, el estacionamiento acelerado permite una mayor y más rápida circulación
del producto.
En la actualidad existen 217 secaderos. La gran mayoría de los secaderos se encuentran integrados
hacia atrás. Según datos del INYM, del 100% de hoja verde que estos procesan, el 26% es producción
propia, el 61% comprada, y el 13% restante proviene de acuerdos de servicios a terceros. a su vez,
de los 217 secaderos, el 15% corresponde a cooperativas y el 27% presenta cierta integración hacia
arriba (alrededor de 150 secaderos no están integrados hacia arriba). Las empresas privadas
absorben aproximadamente el 75% del secado y las cooperativas el resto.
Una vez finalizada la etapa de estacionamiento, la bolsa de yerba mate canchada pasa a una
segunda etapa industrial que se lleva a cabo en los molinos. Para producir un paquete de un kg de
yerba mate se mezclan diferentes bolsas de yerba mate canchada que han estado expuestas a
diferentes temperaturas y diferente tiempo de estacionamiento, para mantener la calidad. De no
mezclarse, cada lote tendría diferentes características. La mezcla asegura características y sabores
similares. Es en el molino que se seleccionan las bolsas de canchada y las mezclas que se harán. El
producto seleccionado se vuelca en el molino y a partir de allí se inicia la molienda final, la mezcla
exacta de hojas, palos y polvillo que luego irá al envase. En forma simultánea, se lleva un control de
calidad en base a muestras del producto y análisis en laboratorio. Las máquinas empaquetadoras
que realizan el envasado de la yerba están preparadas para envasar de acuerdo con cada formato de
paquete, sólo es necesario un ajuste; se llena, se cierran, se les pone la estampilla, se arman los
packs y los pallets, todo ello automáticamente y se acomodan para enviarla en camiones a los
clientes o distribuidores finales.
Existen 115 molinos, de los cuales 83 se encuentran en la provincia de Misiones, siete en la provincia
de Corrientes, diez en la provincia de Córdoba, cuatro en la provincia de Santa Fe, nueve en la
provincia de Buenos Aires, y dos en Entre Ríos. Del total que se elabora en el país, en la zona
productora se procesa aproximadamente el 78%, y el 22 % elaboran molinos extrazona. En cuanto a
la molienda existen unas 100 empresas privadas, pero sólo cinco firmas concentran el 47% de la
comercialización.
FACTOR TRABAJO: se identifica con los recursos humanos existentes en un territorio, elemento
central como sujeto de una actividad productiva que debe orientarse a la satisfacción de sus
necesidades.
El sector productivo de la yerba mate ocupa principalmente trabajo familiar con y sin remuneración,
contratistas que brindan diversos servicios, trabajadores por cuenta propia. Esta marcado, como
ocurre en general en todas las actividades agropecuarias, por la informalidad y la estacionalidad,
generando condiciones poco favorables para los trabajadores, que, por lo general, viven en situación
de pobreza.
Los tareferos son quienes realizan el trabajo de cosecha de la hoja de yerba mate (Pereyra Silvestre,
2013). La condición de tarefero es independiente de la relación laboral con el productor organizador
del proceso productivo. De esta forma, entre los trabajadores contratados para la cosecha prima la
condición de “asalariado agropecuario transitorio”. Esa “semi-ocupación” implica la combinación del
trabajo asalariado como tarefero y el desempleo temporario.
Como ocurre en algunas cadenas de valor regionales en la yerba mate existe informalidad. La
proporción de empleo no registrado es mayor entre los contratistas de cosecha y productores
primarios, mientras que entre los empleados directos de las empresas agroindustriales existen
mayores niveles de formalización de la relación laboral.
Este último punto se enmarca en el proceso de tercerización de actividades que realizaron varias
empresas del segmento industrial, en donde se avanzó en la externalización de ciertas funciones de
su estructura como la cosecha en establecimientos propios y el transporte. Estas empresas
contratistas que surgen como agentes intermedios, varían según tamaño, siendo que administran
varias cuadrillas y cada una cuenta con quince a treinta cosecheros.
En la cadena yerbatera, los trabajadores rurales y pequeños productores presentan una situación
social muchas veces caracterizada por llevar adelante un oficio que se transmite de generación en
generación dentro del núcleo familiar, implicando bajo nivel educativo, con una parte del trabajo
migrante debido al desplazamiento de la fuerza de trabajo entre departamentos (aunque en menor
proporción que en otras producciones regionales) e ingresos reducidos.
En este contexto, la cuantificación del trabajo asalariado resulta muy compleja. De acuerdo con la
UATRE, en el sector primario habría unos 13.000 trabajadores empleados. Se trataría de alrededor
de 4.000 puestos de trabajo asalariado permanentes, a los que se suman cerca de 9.000 puestos
transitorios durante la cosecha. Es de destacar que la cosecha se realiza durante un período
prolongado de entre 6 y 9 meses al año, por lo que la mayor parte de los empleos transitorios
generados resultan relativamente extensos. Según información brindada en el Plan Estratégico para
el Sector Yerbatero Argentino elaborado por el INYM, en el año 2011 el empleo directo generado
por la cadena yerbatera comprendía: entre 13.700 y 15.500 tareferos, 1.349 trabajadores de
secaderos y 1.288 en la industria molinera Finalmente, un estudio del Ministerio de Trabajo19
estimó que en el año 2011 en el segmento “Cultivo de té, yerba mate y otras plantas cuyas hojas se
utilizan para preparar bebidas (infusiones)”había 3.276 puestos de trabajo registrado (1.750
permanente no directivos, 11 permanentes directivos, 492 de temporada y 1.023 no permanente) y
1.491 no registrados, totalizando 4.767 asalariados rurales. Asimismo, señalaba que el cultivo de té y
yerba mate utilizaba el 20% del empleo rural en Misiones y el 2% en Corrientes. (Ver Gráfico N° 2)
- Comercio interno
La producción de yerba mate tiene como destino principal el mercado nacional, ya que en él se
coloca más del 80% del total de la producción. En nuestro país, su consumo alcanza niveles
extraordinarios ya que la yerba mate está presente en el 90% de los hogares argentinos y el 75% de
los consumidores lo hace todos los días (INYM). La particularidad es que es una infusión cargada de
significados que va más allá de lo tradicional siendo su consumo la infusión más extendida de
nuestras costumbres, pero además uno de nuestros hábitos más característicos y exclusivos
(condicionante antropogeográfico). El consumo se ubica en los 6,4 kg/hab/año. Estos valores serían
equivalentes a unos 100 litros de mate.
El mercado interno de la yerba mate está estancado desde hace varios años, ya que su crecimiento
es vegetativo y es muy difícil para las empresas captar nuevos clientes, ya que es un producto que se
adquiere por cuestiones culturales y sociales.
- Comercio externo
Durante la década de 2000, las exportaciones promediaron las 36 mil toneladas anuales, tendiendo a
incrementarse durante el último quinquenio. En el período 2010-2015, el promedio del volumen
exportado volvió a ser de 36 mil toneladas anuales. Mientras que los valores exportados
aumentaron un 158% entre 2010 y 2015 (21 % anual), los volúmenes cayeron un 6%.
El aumento en los valores exportados está explicado fundamentalmente por un alza en el precio
implícito de 176% entre 2010 y 2015, que pasó de US$ 1.111 por tonelada en 2010 a US$ 3.064 en
2015.
En 2015 se exportaron 37 mil toneladas de yerba mate por un valor de US$ 113 millones. Esto
implicó un aumento del 10% en dólares y del 9% en cantidades respecto de 2014.
Los tipos de yerba mate que exporta nuestro país en su mayor proporción se trata del tipo
elaborada. En 2015 el 96% correspondió a yerba mate molida y un 4% estuvo representado por
yerba mate canchada y extractos.
En términos de destinos, para el año 2015 Siria mostró una posición predominante como comprador
de yerba mate argentina (75% de las cantidades exportadas), seguida por Chile (14%), Líbano (2%),
Estados Unidos (2%) y Francia (2%). El hecho de que Siria sea el principal destino de las
exportaciones de yerba mate argentinas se debe a la corriente inmigratoria que llegó a nuestro país
a mediados del Siglo XIX. Al regresar a su tierra de origen, muchos de los sirios que habitaron
Argentina se llevaron la tradición de beber la infusión en base a yerba mate difundiendo su
utilización en aquel país (ver Gráfico N° 3).
Los precios implícitos de exportación pasaron de US$ 1.314 por tonelada en 2010 a US$ 3.227 en
2014. En 2015 el precio implícito fue de US$ 2.787, exhibiendo una retracción de 13,6% en
comparación con el año previo.
El mercado global de infusiones está compuesto casi en su totalidad por el té, siendo la participación
de la yerba mate menor al 2%. Según información obtenida del Centro de Comercio Internacional
(ITC, por sus siglas en inglés) el nivel de protección promedio para la yerba mate es de 10,27% de
acuerdo con los registros de tarifas de 195 países. Siria, principal destino de la yerba mate argentina,
tiene una tarifa de 12,5% mientras que, en Chile, el segundo comprador de nuestro país, el acceso es
libre (tarifa cero). También el acceso de la yerba mate está libre de tarifas en los otros destinos
relevantes para Argentina: Líbano, Estados Unidos y Francia.
En general, no existen barreras arancelarias ni dificultades para el acceso de la yerba mate a los
mercados externos, lo cual presenta un amplio campo de expansión para la misma.
En tal sentido, se han comenzado a realizar envíos de yerba mate en saquitos y a granel a Japón. En
este país, una importante empresa de bebidas gaseosas está elaborando una bebida refrescante en
base a yerba mate. Las preferencias se perfilan hacia el consumo en saquitos o en frío como bebida
energizante. Además, se está incursionando en otros mercados como el de Hong Kong.
Por otro lado, en Alemania se está comercializando la bebida gaseosa en base a yerba mate cuyo
mercado se ha ido incrementando. Es elaborada por la cervecería Loscher en Münchsteinach,
Baviera. La empresa estaría realizando exportaciones a unos treinta países.
Entre 2010 y 2015, las importaciones mundiales se elevaron a una tasa de 8%. Uruguay, principal
comprador mundial de yerba mate (60% del total de las importaciones), aumentó su demanda a una
tasa 13% anual. Chile, segundo mercado de absorción de la yerba mate (12%), incrementó sus
compras a una tasa de 19%. Por último, Estados Unidos (5% de las importaciones) registró un alza de
17%.
Entre 2010 y 2015, Argentina envió a Uruguay menos del 1% de sus ventas externas acumuladas de
yerba mate mientras que a Chile destinó el 15% y a Estados Unidos el 3%. Por lo cual, en el vecino
país existe un amplio mercado para explorar para la yerba mate argentina.
Para 2016 hubo dos factores que se conjugaron para que la exportación de yerba mate disminuyese
en un 30%: la guerra en Siria y la expansión del mercado yerbatero brasileño, que acaparó parte de
las importaciones chilenas de yerba por tener un precio más bajo que la argentina. En 2017 se puede
observar un repunte tanto en las exportaciones a Siria como a Chile (ver Gráfico N° 4).
PARTE IV:
Desde los centros de poder del capitalismo, el sistema de poder neoliberal acentuó, de la mano del
llamado “Consenso de Washington” llevado a cabo por las instituciones financieras internacionales,
el Banco Mundial, el FMI y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, la crisis que ya venían
padeciendo los estados nacionales latinoamericanos y precisamente en Argentina se instaló en la
última década del siglo XX.
Estas políticas neoliberales permitían renovar la metáfora de Adam Smith de la “mano invisible”,
condenaban la intervención gubernamental en la economía doméstica y se presentaba a la gestión
privada como el remedio ante la ineficiencia del control estatal sobre los recursos/empresas.
Pero también la participación del Estado en la economía puede sintetizarse en tres formas, a través
de medidas macroeconómicas que se imponen en todo el territorio nacional y poseen carácter
aespacial, las medidas sectoriales, que se dirigen a un sector particular de la producción y las
medidas de corte geográfico, que afectan a un lugar particular del espacio (Benítez, 1995).
Luego de analizar las diferentes funciones y formas de intervenir en la economía, veremos cómo se
llevaron a cabo esas intervenciones en periodos determinados, para poder explicar la crisis que
atravesó el circuito en la década de los noventa y su posterior reestructuración.
Nos remontamos a la década del ’30, donde el Estado estaba buscando de a poco intervenir en la
economía, todavía no podemos afirmar que es un Estado interventor, pero si dirigista. En el año
1935, luego de un largo proceso iniciado a principios de siglo, el país logró el autoabastecimiento de
yerba mate con tendencias a producir excedentes. Ese mismo año se creó la Comisión Reguladora de
la Yerba Mate (CRYM) que tenía como objetivo establecer regulaciones para conducir el sendero de
crecimiento de la capacidad de producción nacional y los niveles de envío de esa producción para el
consumo doméstico a través de sistemas de cupos de implantación y de cosecha.
Desde el desarrollo del sector primario nacional, la producción osciló entre situaciones de
sobreproducción y situaciones de subproducción. La situación más crítica de sobreproducción en
relación a la demanda se presentó en torno al año 1966. En cuanto a la subproducción, comenzó a
preverse una difícil situación a fines de los años 1970, manifestándose agudamente a fines de los
años ochenta y principios de los noventa. En esta circunstancia de relativa escasez de materia prima
y altos precios en el mercado, se procedió a la desregulación del sistema en el año 1991.
El circuito de la yerba mate no resulto ajeno a ese proceso de racionalización neoliberal de la
economía, la sociedad y el territorio. La supresión de la CRYM y de su mercado consignatario fue, en
1991, el más duro golpe a la actividad, pues desmantelo por completo el esquema preexistente de
fijación de cupos de siembra y cosecha, estipulación de precios mínimos (o precios sostén) y
regulación de las relaciones comerciales entre el productor primario y el eslabón agroindustrial.
Sin embargo, en una provincia donde aún imperan el minifundio y la agricultura familiar como
formas dominantes de producción heredadas de épocas pretéritas, las explotaciones con superficies
inferiores a las 10 ha aun representan al 81,7% de los agentes y al 48,7% del área (Gómez Lende
Sebastián, 2016).
El Instituto Nacional de la Yerba Mate como eslabón clave de la reorganización del circuito (2002-
presente).
Luego de atravesar la etapa neoliberal, a partir de 2002, comienza el periodo de reestructuración del
circuito productivo yerbatero. Los conflictos y tensiones que se produjeron como consecuencia de la
desregulación de circuito, tuvieron su auge a partir de 2002, este mismo año se crea el Instituto
Nacional de la Yerba Mate (INYM), con similares funciones a la CRYM, pero sin el mercado
consignatario. Esta entidad impone un precio semestral para la hoja verde y la yerba canchada de
entre un 10/12% del producto final ya listo para comercializar.
El INYM, más allá de que es un eslabón de suma importancia en este arduo proceso de
reestructuración, no ha atenuado en absoluto las asimetrías; más bien lo contrario: si en 2007 el
100% de los minifundistas y el 79,4% de los productores con chacras de hasta 10 ha se hallaba por
debajo de la Línea de la Pobreza, en 2011 esta situación incluía a la totalidad de ambos estratos.
Como consecuencia, numerosos agricultores yerbateros no solo se ven obligados a complementar
esos magros ingresos con sus propias economías de subsistencia y autoconsumo, sino también a
desarrollar actividades extraprediales (part-time) en el espacio rural y urbano para, de ese modo,
garantizar la reproducción social básica de la unidad familiar (Gómez Lende, 2016).
La expansión de los grandes yerbales contribuye a agravar las crisis de sobreproducción y, por ende,
la caída de los precios percibidos por los pequeños agricultores. Lo anterior, junto a las estrategias
de integración vertical del eslabón agroindustrial, torna aún más selectiva la compra de materia
prima a terceros y ayuda a la expulsión de los agentes más vulnerables del circuito.
Cabe agregar que hasta hace poco, no había un control por parte del Estado del uso de trabajo
infantil en las épocas de cosecha. Varias campañas entre ellas la que llevo a cabo la ONG “Un sueño
para Misiones” en la que se buscó dilucidar a través de un documental llamado “Me gusta el mate
sin trabajo infantil”, la explotación que sufren los infantes, y la precaria situación de los tareferos. En
la actualidad, se está implementando multar a los establecimientos que utilicen mano de obra
infantil.
- Conclusión:
Luego de toda la información recopilada a lo largo de la investigación, hemos podido explicar en qué
consiste el circuito productivo yerbatero, comenzando primero por la localización y porque este
producto se desarrolla en óptimas condiciones en estos sitios. Luego de realizada una breve
descripción de las características territoriales, explicamos paso a paso como va adquiriendo valor el
producto en la cadena y que diversos actores sociales y económicos intervienen en cada eslabón del
circuito. En la parte tercera, describimos como es el comercio tanto dentro del país, como externo,
quienes son los principales compradores, que cantidades y que conflictos internacionales afectaron
la exportación de yerba mate, en la cuarta, desarrollamos el rol que tuvo el Estado tanto
macroeconómicamente como a través de medidas sectoriales y que impacto tuvieron en la cadena.
Cuando analizamos el rol del Estado, distinguimos en que etapas intervino en la economía y en
cuales se desligo de sus obligaciones, como lo fue en la década de los ’90. La política desregulatoria
llevada a cabo por el gobierno neoliberal (cierre del CRYM) fue un duro golpe al circuito yerbatero,
más allá de que haya aumentado la superficie implantada y la producción esto derivo en un
descenso de los precios que precisamente no impacto en la agroindustria, sino en los pequeños y
medianos productores. Ya en 2002, con la creación del INYM, se inicia el proceso de reestructuración
de la economía y del sector, luego de la profunda crisis que atravesada en la última década del siglo
anterior. Este organismo fue un factor clave en la reorganización del circuito, pero ya no poseía el
Mercado Consignatario, todavía no ha logrado atenuar las asimetrías entre los minifundistas y los
grandes productores, remarcando que los primeros predominan en la producción primaria de yerba
mate. Los bajos ingresos percibidos por los agricultores pequeños los llevo a verse obligados a
complementar sus ingresos con el desarrollo de actividades extraprediales para poder garantizar la
reproducción social de la familia.
Por último haremos referencia a los más afectados del circuito productivo yerbatero, los tareferos.
Estos peones, que desarrollan tareas tales como el control de malezas, fertilización y cosecha, su
situación es más grave y vulnerable, que las que padecen los pequeños productores. La etapa
neoliberal, signada por la desregulación, redujo sustancialmente el ingreso de estos cosecheros,
precarizando aún más sus condiciones laborales. Por otro lado, la agroindustria y el sector comercial
son los únicos beneficiados, los que perciben la mayor cantidad de riqueza que produce la cadena, y
es aquí donde llegamos a la conclusión de que el circuito no deja riqueza en el territorio, no la vemos
reflejada en la situación de los tareferos, en el trabajo infantil, ni en de los pequeños productores,
sino que observamos las ganancias desigualmente distribuida y concentrada. Tanto el Estado, como
el INYM, deben tener un rol más activo e intervenir para lograr atenuar las asimetrías dentro del
circuito, para poder mejorar la situación de los más afectados.
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