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Ciclo de Diversidad Sexual y Derechos Humanos. Reporte.

Los días 20, 30 y 31 de agosto llevamos adelante un ciclo de debate que


llamamos Diversidad Sexual y Derechos Humanos, organizado por la carrera
de Trabajo Social y por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays,
Bisexuales y Trans; por que consideramos que las universidades tienen mucho
que decir acerca de la diversidad y nuestra Universidad Popular y nuestra
carrera de Trabajo Social en ella inscripta, aún mas.

La conquista de la Ley de matrimonio igualitario por parte de la FALGBT se


constituye en un punto de partida para la construcción de un “nuevo escenario
social” que pone en cuestión la heteronormatividad que regula lo público y lo
privado. Por esa razón y por la naturaleza constitutiva del trabajo social, en
tanto producto del movimiento histórico de las clases sociales, en la sociedad
capitalista, nos encontramos ligados en estrecha vinculación con estas
organizaciones sociales y las acciones de resistencia, lucha y conquista que
ellas encarnan.

La propuesta educativa que llevamos adelante en nuestra carrera de grado, es


producto de un encuentro de intereses de los trabajadores sociales y la
organización social de las Madres, por la transformación de la sociedad, que en
conjugaciones diferentes y en momentos históricos singulares, provocan una
apuesta sustancial de los intelectuales a resistirse a la disociación de las luchas
populares y la conversión academicista de la realidad social. Razón de la
urgencia de este debate y el interés de llevarlo a nuestra practica, que
constituye el principal organizador académico.

Esta razón fundante: la practica y su sentido social y político, confluyó en los


tres encuentros del ciclo, uno mas situado a “pasar en limpio” la historia de los
movimientos y organizaciones sociales del colectivo de la diversidad, otro
planteando los desafíos del un Estado garante del diseño y la implementación
de políticas publicas inclusivas y el último detallando los retos de las
organizaciones sociales por la conquista de derechos.
Quedaron discusiones abiertas, promotoras de acciones, por suerte, para
seguirlas en el vínculo que comienza entre la unidad académica, las
organizaciones y determinados sectores del estado (seguramente tomarán la
forma de convenios académicos, institucionales con la carrera de trabajo
social).

Pero con ánimo de rescatar aquella discusión que tal vez subyace a otras,
traigo a papel el momento en que pusimos en cuestión a las políticas
distributivas y su relación con la necesidad de políticas especificas-
particulares, que hablan de la diversidad. (Discusión que siguió en grupos más
reducidos pasadas las horas de finalización del último encuentro).

¿Como pensar políticas de estado que incluyan a todos y todas, si parte de


nuestro pueblo no accede a la educación y a la salud por asumir su identidad
de género?
¿Como planear políticas universales cuando el sujeto subalterno esta en el
espacio de la diferencia?
¿Como diseñar políticas de mediano alcance cuando parte de la población del
colectivo LGBT plantea que la media estimada de vida es de apenas 35 años?
¿Cual es la mejor articulación, vinculación, involucramiento de la academia
con las organizaciones sociales y los sectores del estado que avanzan en esta
temática?

Quedaron pendientes, instancias tan hondas como la necesidad de la


separación urgente de la Iglesia y el Estado, por que el ciclo fue pensado como
primera fase de reflexión. Pero quedó develado y así lo expresamos como
conducción de la carrera, que esta discusión no ha tenido lugar en nuestra
currícula, no tiene espacio en nuestra práctica, tan solo, en ocasiones, de modo
tangencial, voluntarioso.
Estamos en deuda. Con la certeza de que ésta es una tarea para los
intelectuales en el sentido amplio y grancsiano del término. La
construcción de un proyecto protagónico, construcción social que
reconoce y valora la diversidad en función de una sociedad mas humana
donde todos entran y que no es solamente una “declaración moral”, es
nada mas y nada menos que el trazo estratégico de nuestra practica
profesional.

En esos tres días, asistimos discursos que nos convocaron a una construcción
común, pero advirtiéndonos que el tiempo disonante con la academia y la
asunción del papel que le corresponde a ésta en este tramo de la historia, es
de nuestra entera responsabilidad política.

Entonces, volvemos al origen de nuestro trabajo social. “el entramado de la


academia y las organizaciones sociales”. Ese fértil amalgama para la
producción de cambios sustantivos en nuestro pueblo.

Nos comprometimos a construir “ese lugar”, no para pensar en la diversidad,


sino para reedificarnos en una práctica que es principio y fin de nuestra
formación.

Como no poner en cuestión nuestra Matriz Cultural en una universidad de


Madres que fueron paridas por sus Hijos.

Un agradecimiento a los organizadores, a los compañeros docentes, a las


organizaciones sociales y el estado que hicieron posible este debate.

Marcelo Cortizo
Director de la carrera de Trabajo Social
UPMPM

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