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DESARROLLO DE LOS ADOLESCENTES I.

ASPECTOS GENERALES

Resumen 1

El primer tema incluido en este curso propone una reflexión sobre el carácter histórico del fenómeno y del concepto
mismo de adolescencia, pues a diferencia de otras etapas de la vida humana, la existencia de una etapa adolescente sólo
fue reconocida a principios del siglo XX. En épocas anteriores, lo que se presentaba como regla general era el tránsito
inmediato de la pubertad a la asunción de responsabilidades productivas y familiares propias de un adulto joven. En este
análisis se revisan, en primer lugar, los cambios sociales, como la elevación general de los niveles de vida, la ampliación
de la escolaridad, la necesidad de capacitación para el trabajo y para la educación avanzada ,que hacen posible una
transición crecientemente prolongada entre el final de la infancia y la plena incorporación a la vida social activa.

El concepto de adolescencia como materia de la elaboración científica, vinculado en su origen a la obra de G. Stanley
Hall y, posteriormente, al trabajo de psicoanalistas y clínicos como Ana Freud y Erik Erikson. Como conclusión, se espera
que los estudiantes adviertan que, aún en la actualidad, las formas de la adolescencia y su reconocimiento están
asociadas a condiciones nacionales y a

El cambio personal que caracterizan a la adolescencia. Aunque éste es un proceso integral, se propone distinguir, por
razones de método de estudio, tres grandes ámbitos: el biológico, caracterizado por el crecimiento físico y la maduración
de los órganos y las funciones sexuales; el de la constitución de la identidad personal, inseparablemente vinculado con el
establecimiento de nuevas relaciones sociales (con grupos de pares, con un nuevo ambiente escolar) y con la tensión y la
modificación de las relaciones familiares; el del cambio cognitivo, con el desenvolvimiento de las competencias del
pensamiento abstracto, de la reflexión sobre sí mismo y de nuevas formas de comunicación. Se plantea, asimismo, la
necesidad de distinguir fases distintas en la prolongada etapa de la adolescencia, para lo cual se propone usar el esquema
de tres fases: temprana (10 a 13 años), intermedia (14 a 16 años) y avanzada (17 a 20 años). Como tema final, el programa
propone tres criterios básicos que deben aplicarse en la observación y el estudio de la adolescencia: entender que es un
proceso integral, en el cual existe permanentemente una influencia mutua entre cambios biológicos, de la subjetividad y
de las relaciones interpersonales; que sucede como proceso individual, cuyas formas, temporalidad y sincronía entre los
cambios pueden apartarse de los patrones típicos, establecidos por su utilidad metodológica; que es proceso articulado a
lo social, es decir, que sus manifestaciones se constituyen en relación con el ambiente de vida y cultura de cada
adolescente. EL crecimiento corporal y del desarrollo de los órganos y las funciones sexuales. El tratamiento del tema es
aquí fundamentalmente biológico, pero incluye también la cuestión de los efectos centrales que los cambios biológicos
ejercen sobre la autopercepción de los adolescentes y sobre las formas más comunes de manejo personal y familiar de las
transformaciones que se están experimentando. El primer tema presenta una descripción sistemática de los patrones de
crecimiento y cambio seguidos por los hombres y por las mujeres a lo largo de las tres fases en las que se ha sugerido
dividir el estudio de la adolescencia. Se consideran en este tema el aumento de la altura y el peso, el incremento de la
fuerza y la destreza musculares, el desarrollo de los órganos sexuales y la evolución de los caracteres sexuales secundarios,
la aparición de las funciones de menstruación y producción de espermatozoides.

En el tratamiento del cambio biológico se insiste en dos elementos de análisis: es válido establecer medidas estadísticas
en relación con las edades de inicio y culminación de los cambios, éstas presentan una considerable dispersión en los
casos individuales, aun dentro de un grupo que comparte características étnicas y de modo de vida, lo que advierte del
riesgo de establecer estereotipos rígidos.

advertir la existencia de una tendencia larga hacia el inicio más temprano de la pubertad,la cual tiene implicaciones
educativas relevantes.

los factores genéticos y nutricionales asociados con las variaciones de crecimiento y desarrollo y se revisa evidencia
empírica que permite apreciar las notables diferencias que existen entre diferentes países y grupos étnicos. El último tema
de este curso se refiere a las formas en las cuales los cambios corporales y sexuales son procesados subjetivamente por
los adolescentes de ambos sexos, modificando la percepción que tienen de sí mismos.
la importancia que tienen la información y la orientación oportunas y adecuadas que reciban los adolescentes, los recursos
de que realmente disponen y la influencia que los medios de comunicación de masas tienen en la formación de imágenes
y explicaciones sobre el cambio sexual. En el estudio de este tema se considera el papel que juegan las culturas familiares
más comunes en México sobre la vivencia del cambio y su procesamiento subjetivo, así como el papel del grupo escolar
en este proceso, especialmente por la convivencia de individuos que, a pesar de su cercanía en edad, suelen presentar
grandes variaciones en el avance de sus procesos de crecimiento y cambio.
Resumen 2

DESARROLLO DE LOS ADOLESCENTES II. CRECIMIENTO Y SEXUALIDAD

los procesos vinculados del crecimiento corporal y del desarrollo de los órganos y las funciones sexuales. el tema es aquí
fundamentalmente biológico, incluye también la cuestión de los efectos centrales que los cambios biológicos ejercen
sobre la autopercepción de los adolescentes y sobre las formas más comunes de manejo personal y familiar de las
transformaciones que se están experimentando.

Se presenta una descripción sistemática de los patrones de crecimiento y cambio seguidos por los hombres y por las
mujeres a lo largo de las tres fases en las que se ha sugerido dividir el estudio de la adolescencia. Se consideran en este
tema el aumento de la altura y el peso, el incremento de la fuerza y la destreza musculares, el desarrollo de los órganos
sexuales y la evolución de los caracteres sexuales secundarios, la aparición de las funciones de menstruación y producción
de espermatozoides. En el tratamiento del cambio biológico se insiste en dos elementos de análisis: uno es que,si bien es
válido establecer medidas estadísticas en relación con las edades de inicio y culminación de los cambios, éstas presentan
una considerable dispersión en los casos individuales, aun dentro de un grupo que comparte características étnicas y de
modo de vida, lo que advierte del riesgo de establecer estereotipos rígidos.

la existencia de una tendencia larga hacia el inicio más temprano de la pubertad,la cual tiene implicaciones educativas
relevantes los factores genéticos y nutricionales asociados con las variaciones de crecimiento y desarrollo se revisa
evidencia empírica que permite apreciar las notables diferencias que existen entre diferentes países y grupos étnicos.

las formas en las cuales los cambios corporales y sexuales son procesados subjetivamente por los adolescentes de ambos
sexos, modificando la percepción que tienen de sí mismos.

la importancia que tienen la información y la orientación oportunas y adecuadas que reciban los adolescentes, los recursos
de que realmente disponen y la influencia que los medios de comunicación de masas tienen en la formación de imágenes
y explicaciones sobre el cambio sexual. En el estudio de este tema se considera el papel que juegan las culturas familiares
más comunes en México sobre la vivencia del cambio y su procesamiento subjetivo, así como el papel del grupo escolar
en este proceso, especialmente por la convivencia de individuos que, a pesar de su cercanía en edad, suelen presentar
grandes variaciones en el avance de sus procesos de crecimiento y cambio.

En la adolescencia cambia la apariencia de los jóvenes; debido a los sucesos hormonales de la pubertad, sus cuerpos
adquieren una apariencia adulta. También cambia su pensamiento; son más capaces de pensar en términos abstractos e
hipotéticos. Y sus sentimientos cambian acerca de casi todo. Todas las áreas del desarrollo convergen a medida que los
adolescentes enfrentan su principal tarea: establecer una identidad, en la que se incluye la sexual, que llegará hasta su
adultez.

adolescencia: una transición del desarrollo que implica cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales, y que asume
diversas formas en diferentes entornos sociales, culturales y económicos (Larson y Wilson, 2004).

Adolescencia como construcción social


La adolescencia es un constructo social. En las sociedades preindustriales, los niños entraban
al mundo adulto cuando maduraban en sentido físico o cuando comenzaban a trabajar
como aprendices en una vocación.

La pubertad comienza
antes de lo que solía ocurrir; no obstante, el ingreso a una vocación ocurre después
y con frecuencia requiere periodos más largos de instrucción educativa y de capacitación
vocacional para prepararse para las responsabilidades adultas.
pubertad: el proceso que conduce a la madurez sexual o a la fertilidad (la capacidad para reproducirse).* Por tradición se pensaba
que la adolescencia y la pubertad comenzaban al mismo tiempo, cerca de los 13 años, pero, como analizaremos después, ahora
los médicos de algunas sociedades occidentales encuentran cambios asociados con la pubertad antes de los 10 años. En este
libro definimos la adolescencia como el periodo entre los 11 y 19 o 20 años de edad. La pubertad implica cambios biológicos
espectaculares. Estos cambios son parte de un proceso largo y complejo de maduración que comienza incluso antes del
nacimiento, y sus ramificaciones psicológicas pueden continuar hasta la adultez.
Cómo comienza la pubertad: cambios hormonales
La pubertad es resultado del aumento en la producción de las hormonas relacionadas con
el sexo, lo cual ocurre en dos etapas: adrenarquia, que es la maduración de las glándulas suprarrenales, seguida unos cuantos
años después por la gonadarquia, la maduración delos órganos sexuales.En la primera etapa, adrenarquia, que comienza cerca
de los siete u ocho años deedad, las glándulas suprarrenales que se localizan por arriba de los riñones segregan niveles
gradualmente mayores de andrógenos, principalmente dehidroepiandrosterona (DHEA)(Susman y Rogol, 2004). La DHEA
representa un papel en el crecimiento del vello púbico,axilar (por debajo del brazo) y facial, al igual que en un crecimiento corporal
más rápido,mayor cantidad de grasa en la piel y desarrollo del olor corporal. Para los 10 años, los nivelesde DHEA son 10 veces
mayores a los que se tenían entre las edades de uno a cuatroaños. En varios estudios, los varones y niñas adolescentes (ya
sean homosexuales o heterosexuales)recuerdan que su primera atracción sexual ocurrió cuando tenían nueve o 10 años
(McClintock y Herdt, 1996).

La maduración de los órganos sexuales activa un segundo aumento repentino en la producción de DHEA, que entonces
llega a los niveles adultos (McClintock y Herdt, 1996). En esta segunda etapa, gonadarquia, los ovarios de las niñas
aumentan su secreción de estrógenos, lo cual estimula el crecimiento de los genitales femeninos y el desarrollo de senos
y vello púbico y axilar. En los varones, los testículos aumentan la producción de andrógenos, en particular testosterona,
que estimulan el crecimiento de los genitales, masa muscular y vello corporal. Varones y niñas tienen ambos tipos de
hormonas, pero las niñas tienen niveles más altos de estrógenos, mientras que los varones cuentan con niveles más altos
de andrógenos. En las niñas, la testosterona tiene incidencia en el crecimiento del clítoris al igual que en el de los huesos
y el vello púbico y axilar

parece que este aumento repentino de actividad hormonal depende de alcanzar una cantidad crítica de grasa corporal
que es necesaria para la reproducción hormonal exitosa. Por lo tanto, las niñas con un porcentaje más alto de grasa
corporal en la segunda infancia y aquellas que experimentan aumento inusual de peso entre los cinco y nueve años de
edad muestran un desarrollo puberal más temprano (Davison, Susman y Birch, 2003). Los estudios sugieren que la leptina,
una hormona que se ha identificado que tiene un papel en el sobrepeso, quizá active el inicio de la pubertad al indicar al
cerebro que se ha acumulado grasa suficiente. Es posible que una acumulación de leptina en el torrente sanguíneo
estimule al hipotálamo que entonces envía señales a la glándula hipófisis, la cual, a su vez, indica a las glándulas sexuales
que aumenten su secreción de hormonas (Chehab, Mounzih, Lu y Lin, 1997; Clément et al., 1998; O’Rahilly, 1998; Strobel,
Camoin, Ozata y Strosberg, 1998; Susman y Rogol, 2004). Los científicos han identificado un gen, GPR54, en el cromosoma
19 que es esencial para que ocurra este desarrollo

(Seminara et al., 2003).

Momento de ocurrencia, signos y secuencia de la pubertad y de la madurez sexual En la actualidad, los cambios que
anuncian la pubertad comienzan típicamente a los ocho años en las niñas y a los nueve años en los varones (Susman y
Rogol, 2004), pero existe un amplio rango de edades para diversos cambios (cuadro 15-1). En forma reciente, los pediatras
han observado a un número significativo de niñas que tienen senos incipientes antesde los ocho años de edad (Slyper,
2006). El proceso de la pubertad toma por lo comúnentre tres a cuatro años en ambos sexos. En general, las niñas
estadounidenses de origen africano y mexicano entran a la pubertad antes que las niñas de raza blanca (Wu, Mendola y
Buck, 2002). Algunas niñas afroestadounidense experimentan cambios puberales desde los seis años (Kaplowitz et al.,
1999)..

Signos de la pubertad
Los primeros signos externos de la pubertad son típicamente el tejido mamario y el vello púbico en las niñas y el aumento de
los testículos en los varones (Susman y Rogol, 2004). Los pezones de las niñas aumentan de tamaño y sobresalen, las areolas
(áreas pigmentadas alrededor de los pezones) aumentan de tamaño y los senos asumen primero una forma cónica y luego
redondeada. Algunos varones adolescentes experimentan aumento mamario temporal, para gran desdicha suya; sin embargo,
esto es normal y puede durar
hasta 18 meses. El vello púbico, que al principio es liso y sedoso, a la larga se vuelve grueso, oscuro y rizado. Aparece en
diferentes patrones en hombres y mujeres. Los adolescentes varones generalmente están felices de encontrar pelo en rostro y
pecho, pero por lo general las mujeres sufren una desagradable sorpresa ante la aparición de una pequeña cantidad de vello
en el rostro o alrededor de los pezones, aunque esto es normal. La voz se profundiza, en especial en los varones, en parte
como respuesta hacia el crecimiento de la laringe y en parte por la producción de hormonas masculinas. La piel se vuelve más
gruesa y grasosa. El aumento en la actividad de las glándulas sebáceas puede dar lugar a barros y espinillas. El acné es más
común entre los varones y parece relacionarse con el aumento en la cantidad de testosterona.

Adolescencia: un momento de riesgos y oportunidades


La adolescencia temprana (aproximadamente 11 a 14 años) ofrece oportunidades para el crecimiento, no sólo en las
dimensiones físicas sino también en competencia cognitiva y social, autonomía, autoestima, e intimidad. Este periodo también
conlleva riesgos. Algunos jóvenes tienen problemas para manejar todos estos cambios a la vez y es posible que necesiten
ayuda para superar los riesgos que encuentran a lo largo del camino. Los adolescentes de Estados Unidos enfrentan peligros
para su bienestar físico y mental, incluyendo altas tasas de mortalidad por accidentes, homicidio y suicidio (National
Center for Health Statistics, NCHS, 2005). Evitar tales conductas de riesgo aumenta las probabilidades de que los jóvenes
atraviesen los años de la adolescencia con una buena salud física y mental

Características sexuales primarias y secundarias


Las características sexuales primarias son los órganos necesarios para la reproducción. En las mujeres, los órganos sexuales
incluyen los ovarios, trompas de Falopio, útero, clítoris y vagina. En el varón, incluyen los testículos, pene, escroto, vesículas
seminales y próstata. Durante la pubertad, estos órganos crecen y maduran.

Las características sexuales secundarias (cuadro 15-2) son los signos fisiológicos demaduración sexual que no implican
directamente los órganos sexuales; por ejemplo, las mamas en las mujeres y los hombros amplios en los varones. Otras
características sexuales secundarias son los cambios en la voz y la textura de la piel, desarrollo muscular y crecimiento de vello
púbico, facial, axilar y corporal. Estos cambios se desarrollan en una secuencia que es mucho más consistente que su momento
de aparición, aunque a veces varía en cierto grado. Es posible que una niña desarrolle senos y vello corporal aproximadamente
al mismo tiempo; en otra niña, el vello corporal puede alcanzar un crecimiento adulto casi un año antes de que los senos se
desarrollen. Variaciones similares en el estado puberal (grado de desarrollo de la pubertad) y momento
de aparición ocurren en los varones. Examinemos con más detalle estos cambios.

Crecimiento rápido de la adolescencia


rápido de la adolescencia: un aumento rápido de estatura, peso y crecimiento muscular y óseo que ocurre durante la pubertad.
En las niñas, el crecimiento rápido de la adolescencia comienza entre los 9.5 años y los 14.5 años (generalmente cerca de los
10 años de edad) y en los varones, entre los 10.5 años y los 16 años (en general, a los 12 o 13 años). Por lo común, dura cerca
de dos años; poco después de concluir, la persona alcanza la madurez sexual. Tanto la hormona del crecimiento
como las hormonas sexuales (andrógenos y estrógenos) contribuyen a este crecimiento puberal normal. Debido a que el
crecimiento rápido en las niñas ocurre por lo general dos años antes que en los varones (entre los 11 y 13 años de edad), las
mujeres tienden a ser más altas, con mayor peso y más fuerza que los varones de la misma edad. Después del crecimiento
rápido, los varones son de nuevo más altos, como antes. Normalmente, las niñas alcanzan su estatura completa a los 15 años,
en tanto que los varones lo hacen a los 17 años. La tasa de crecimiento muscular alcanza su máximo a los 12 años y medio para
las niñas, y a los 14 años y medio en los varones (Gans, 1990). Varones y niñas crecen de manera diferente, no sólo en cuanto
a tasa de crecimiento,si no también en cuanto a forma y figura. Un niño crece más a lo largo: sus hombros se amplían, sus piernas
son más largas en relación con el tronco y sus antebrazos son más largos en relación con sus brazos y su estatura. Por otro lado,
en las niñas la pelvis se amplía para facilitar el embarazo y las capas de grasa se acumulan por debajo de la piel, lo
cual le da una apariencia más redondeada. La grasa se acumula dos veces más rápido en
las niñas que en los niños (Susman y Rogol, 2004). Debido a que cada uno de estos cambios sigue su propio ritmo, es posible
que las partes del cuerpo estén fuera de proporción durante una época. El resultado es la apariencia
desgarbada familiar en los adolescentes que Anne notó en Peter Van Daan y que acompaña el crecimiento acelerado y
desequilibrado. Estos cambios físicos sorprendentes tienen ramificaciones psicológicas. La mayoría de los jóvenes adolescentes
están más preocupados por su apariencia que por cualquier otro aspecto de sí mismos y a
algunos no les gusta lo que ven en el espejo. Como analizaremos en una sección subsiguiente, estas actitudes pueden conducir
a problemas en la conducta alimentaria.
Señales de madurez sexual: producción
de espermatozoides y menstruación
La maduración de los órganos reproductivos trae consigo el inicio de la menstruación en las niñas y de la producción de
espermatozoides en los varones. La principal señal de madurez sexual en los varones es la producción de esperma. La primera
eyaculación, o espermarquia, ocurre a una edad promedio de 13 años. Es posible que el niño despierte y encuentre una mancha
húmeda o una marca endurecida sobre las sábanas, que es resultado de una polución nocturna, una eyaculación involuntaria de
semen (conocida comúnmente como sueño húmedo). La mayoría de los adolescentes varones tienen estas eyaculaciones, a
veces en conexión con un sueño erótico.
La principal señal de madurez sexual en las niñas es la menstruación, un desprendimiento de tejido del recubrimiento de la matriz,
que Anne Frank llamaba su “dulce secreto”. La primera menstruación, llamada menarquia, ocurre bastante tarde en la secuencia
del desarrollo femenino; su tiempo de ocurrencia normal puede variar entre los 10 y 16 años y medio (consulte el cuadro 15-1).
La edad promedio de la menarquia en las niñas estadounidenses ha descendido de los 14 años en 1900 a los 12 años y medio
en la década de 1990. En promedio, una niña afroestadounidense menstrúa por primera vez poco después de su decimosegundo
cumpleaños y una niña de raza blanca menstruará cerca de seis meses después de cumplir 12 años (S. E. Anderson et al., 2003).
Efectos psicológicos de la maduración temprana y tardía
Los efectos de la maduración temprana o tardía varían en hombres y mujeres y el momento de ocurrencia de la maduración
tiende a predecir la salud mental adolescente y los comportamientos relacionados con la salud en la adultez (Susman y Rogol,
2004). La investigación sobre los varones que maduran antes ha tenido resultados mixtos. Algunos estudios encontraron que la
mayoría de los varones quieren madurar antes y aquellos que lo hacen obtienen mayor autoestima (Alsaker, 1992). Tienden a
ser más desenvueltos, relajados, afables y populares, y menos impulsivos que aquellos que maduran después; también tienen
un mayor avance cognitivo. En contraste, otros estudios han encontrado que los varones que maduran antes son más ansiosos
o agresivos, están más preocupados por agradar a los demás, son más cautos, dependen más de otras personas y están más
limitados por reglas y rutinas (Ge, Conger y Elder, 2001b; Graber, Lewinsohn, Seeley y Brooks-Gunn, 1997; Gross y Duke,
1980). Algunos de los que maduran antes quizá tengan dificultades para estar a la altura de las expectativas de los demás, en
el sentido de que actuarán con la madurez que aparentan. Sin embargo, se ha encontrado que los varones que maduran
después se sienten más inadecuados, cohibidos, rechazados y dominados; son más dependientes, agresivos, inseguros o
deprimidos; tienen más conflictos con sus Capítulo 15 Desarrollo físico y salud en la adolescencia 469 padres y más problemas en
la escuela, y tienen habilidades sociales y de afrontamiento más deficientes (Graber et al., 1997; Mussen y Jones, 1957).
En general, las niñas se sienten más felices si maduran al mismo tiempo que sus compañeras. Las niñas que maduran en
forma temprana son menos sociables, menos expresivasy menos desenvueltas; son más introvertidas y tímidas y son más
negativas acerca de la menarquia que las niñas que maduran después (Livson y Peskin, 1980; Ruble y Brooks-Gunn, 1982;
Stubbs, Rierdan y Koff, 1989). Quizá debido a que se sienten apresuradas a confrontar las presiones de la adolescencia antes
de que estén listas para ello (Susman yRogol, 2004), son más vulnerables a la angustia psicológica. Es más probable que se
asocien con compañeros antisociales (Ge, Conger y Elder, 1996). Es posible que tengan una imagen corporal pobre y menor
autoestima que las niñas que maduran después (Alsaker,1992; Graber et al., 1997; Simmons, Blyth, Van Cleave y Bush, 1979).
Las niñas que maduran antes tienen mayor riesgo de ansiedad y depresión, comportamiento perturbador, trastornos
de la conducta alimentaria, tabaquismo temprano, alcoholismo y abuso de drogas,actividad sexual precoz, embarazo temprano
e intento de suicidio (Deardorff, Gonzalez, Christopher, Roosa y Millsap, 2005; Dick, Rose, Kaprio y Viken, 2000; Graber et al.,
1997;Susman y Rogol, 2004). Sin embargo, esto no se vincula con las niñas sin antecedentes de problemas de conducta
(Susman y Rogol, 2004). Tanto en los varones como en las niñas, aquellos que maduran tempranamente son más vulnerables
a comportamientos de riesgo y a la influencia de pares con un comportamiento desviado (D. P. Orr e Ingersoll, 1995;
Susman y Rogol, 2004).

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