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Motivación: teorías

La frase “gran teoría” se utiliza para connotar una teoría global que busca explicar
el rango completo de la acción motivada: porque comemos, bebemos, trabajamos,
jugamos, competimos, tememos a ciertas cosas, leemos, nos enamoramos y demás.
La afirmación “la voluntad motiva a toda acción” es una gran teoría de la motivación
de la misma manera en que “el amor al dinero es la raíz de todo mal” es una gran
teoría del mal. Ambas identifican una causa global que explica un fenómeno por
completo. El estudio histórico de la motivación, muestra que los primeros estudios
de la motivación adoptaron tres grandes teorías de la motivación; voluntad, instinto
y pulsión.

1) Instinto:
El determinismo biológico de Charles Darwin tuvo dos efectos principales sobre
el pensamiento científico.
- Primero, le proporcionó a la biología su idea más importante (evolución). Al
hacerlo, el determinismo biológico viró el ánimo de los científicos, de los
conceptos motivacionales abstractos, hacia aquellos mecanicistas y
genéticos.
- Segundo, el determinismo biológico de Darwin finalizó el dualismo hombre-
animal que había dominado los estudios iniciales acerca de la motivación. En
lugar de ello, planteaba preguntas en cuanto a la forma en que los animales
utilizan su motivación para adaptarse a las demandas predominantes de un
ambiente. Para los filósofos anteriores, la voluntad era un poder
exclusivamente humano y derribar la distinción entre la motivación humana
y la motivación animal era aún otra razón para descartar a la voluntad como
gran explicación de la conducta motivada.

, gran parte de la conducta animal parecía innata, automatizada y mecanicista


(Darwin, 1859, 1872). Con o sin experiencia, los animales se adaptaban al
ambiente predominante. A fin de explicar esta conducta adaptativa
aparentemente preprogramada, Darwin propuso el instinto.

El logro de Darwin fue que su concepto motivacional podía explicar, de dónde


provenía la fuerza motivacional de primera instancia. Los instintos surgían a
partir de una sustancia física, de la herencia genética; por ende, eran reales en
términos físicos. Esta sustancia heredada y material (genes) llevaba al animal a
actuar de maneras específicas.

Dada la presencia del estímulo apropiado, los instintos se expresaban a través


de reflejos fisiológicos heredados.

El primer psicólogo en popularizar una teoría motivacional del instinto fue


William James. James tomó prestado mucho de la influencia intelectual de
Darwin y sus contemporáneos para conceder a los seres humanos un número
generoso de instintos físicos y mentales. Todo lo que se necesitaba para

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Motivación: teorías

traducir un instinto en una conducta orientada a metas (es decir, motivada) era
la presencia de un estímulo apropiado.

.A través del instinto, los animales heredaron una naturaleza que los proveyó de
impulsos adaptativos para actuar y con los reflejos necesarios para producir
tales acciones deliberadas.

La afección y compromiso de la psicología por esta su segunda gran teoría de la


motivación aumentó con rapidez. Una generación después de James, William
McDougall propuso una teoría del instinto que se caracterizaba por los instintos
de exploración, pelea, engendrar crías y demás. McDougall consideraba que los
instintos eran fuerzas motivacionales irracionales e impulsivas que orientaban a
la persona hacia una meta en particular.

Así, los instintos (y sus emociones asociadas) explicaban la calidad dirigida a las
metas tan inmediatamente evidente en la conducta humana. En muchas formas,
era análoga a las ideas de James. La diferencia más significativa entre ambas
era la afirmación algo extrema de McDougall en cuanto a que sin los instintos,
los humanos no iniciarían acción alguna.

La siguiente tarea se convirtió en identificar cuántos instintos poseía el ser


humano. Rápidamente, las cosas se salieron de control. La doctrina del instinto
se volvió desesperadamente especulativa a medida que las diferentes listas de
instintos crecieron hasta alcanzar los 6 000. El problema es confundir nombres
con explicaciones.

Además, se reveló que la lógica que subyacía a la teoría del instinto era circular.
Intenta explicar una observación en términos de sí misma.
La causa explica la conducta (instinto → conducta), pero se utiliza a la conducta
como evidencia de la causa (conducta → instinto). Aquí, lo que falta es alguna
manera independiente para determinar si el instinto realmente existe. La clave
para eludir la circularidad es hacer predicciones nuevas.

El amorío de la psicología con la teoría del instinto se inició con una aceptación
incondicional, pero terminó con una negación radical. De nuevo, la psicología se
encontró en busca de un concepto motivacional sustituto que explicara la
naturaleza deliberada de la conducta.

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Motivación: teorías

2) Pulsión:
La pulsión surgió a partir de una biología funcional, una que comprendía que la
función de la conducta era satisfacer las necesidades corporales. A medida que
se daban los desequilibrios biológicos, los animales experimentaban estas
deficiencias corporales, “pulsiones”. La pulsión motivaba cualquier conducta que
sirviera para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Teoría de la pulsión de Freud

Creía que toda conducta era motivada y que el propósito de la conducta era
estar al servicio de la satisfacción de las necesidades. Los impulsos biológicos
eran condiciones recurrentes constantes e inevitables que producían
acumulaciones de energía dentro del sistema nervioso. Al tratar de mantener
un nivel de energía constante y bajo, el sistema nervioso incesantemente se
veía alejado de este objetivo a causa del surgimiento y resurgimiento de
impulsos biológicos. Cada acumulación de energía alteraba la estabilidad del
sistema nervioso y producía una incomodidad psicológica (es decir, ansiedad). Si
la acumulación de energía aumentaba sin control, podía amenazar la salud
fisiológica y psicológica. Por tanto, la pulsión surgía como especie de sistema de
emergencia que advertía de la necesidad de tomar acción. Una vez iniciada, tal
conducta motivada continuaba hasta que se satisfacía la pulsión o impulso. En
otras palabras, la conducta estaba al servicio de las necesidades corporales.

Freud resumió su teoría de la pulsión con cuatro componentes: fuente, ímpetu,


fin y objeto.
- La fuente de la pulsión se encontraba arraigada en la fisiología del cuerpo;
en una deficiencia corporal. Una vez que se alcanzaba un nivel umbral de
urgencia, la deficiencia corporal se convertía en pulsión psicológica. La
pulsión tenía propiedades motivacionales porque contaba con un ímpetu
(fuerza) que poseía el fin de la satisfacción, que era la eliminación de la
deficiencia corporal subyacente. Para alcanzar este fin, el individuo
experimentaba ansiedad a nivel psicológico y era esta ansiedad la que
motivaba la búsqueda motivacional (fin) de un objeto capaz de eliminar la
deficiencia corporal.

La teoría de la pulsión de Freud se vio sujeta al menos a tres críticas:


- una sobreestimación relativa de la contribución de las fuerzas biológicas a
la motivación.
- una dependencia excesiva en datos tomados de estudios de caso de
individuos perturbados.
- ideas que no eran científicamente comprobables.

Sin embargo, ninguna de estas críticas se podía aplicar a la segunda teoría principal
de la pulsión, aquélla de Clark Hull.

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