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1. Documento 4.
Debido a la ausencia de escritura, la comunicación visual, permitía a los pueblos primitivos leer
sobre el cuerpo semidesnudo de cada individuo informaciones relativas al grupo al que pertenecía, a
sus empresas, a sus actividades y funciones. A parte de esto, el tatuaje tenía una función mágica y
religiosa, que tenían como fin aumentar la belleza y el encanto de la persona.
Las actuales formas de ornamentación tiene poco o nada en común con las modalidades técnicas y
las funciones informativas que tenían la pintura corporal y el tatuaje en los pueblos primitivos. En
nuestra cultura, el tatuaje, antiguamente, no podía exhibirse y estaba generalmente difundido en las
clases sociales bajas y marginadas. A pesar de ello, en la actualidad, se está volviendo de moda y no
se trabaja como antiguamente pues no se hace a mano, sino con un instrumento específico para esto.
Cosméticos
Con la costumbre de cubrir el propio cuerpo, típica del hombre civilizado, se ha limitado y ha
asumido una finalidad puramente cosmética, pero no ha excluido del todo la función simbólica. El
arte de la “cosmética” ha representado desde la antigüedad un modo de mostrar la propia
individualidad y de comunicar mensajes. Ha sido empleada como lenguaje de seducción por las
mujeres y se remonta a la época en la que éstas tenían que hacerse notar (para casarse).
Los actuales productos de cosmética o para el cuidado de la piel son muy variados y tiene las
funciones de reforzar las tonalidades naturales de la piel. Por otra parte, los olores son poderosos
estimulantes de todo el sistema nervioso y por eso ciertas sensaciones olfativas pueden generar
emociones fortísimas. Con la consolidación de las prácticas higiénicas y la presión de la publicidad
de los productos de aseo personal, el hombre de la civilización industrial prefiere eliminar los olores
del propio cuerpo, sustituyéndolos por otros ajenos a este como el perfume.
Hoy, el perfume potencia el cuerpo como productor de mensajes y como extensión de las
capacidades de reacción sensorial por parte del destinatario del mensaje. El empleo de los
cosméticos también afecta al cabello. Teñirse el pelo era una práctica ya difundida en los pueblos
primitivos. Aunque actualmente, se utilizan por placer o para liberarse del miedo a no parecer joven.
El cabello
Por otro lado, al pertenecer, el cabello y todo el conjunto capilar del cuerpo humano, al mundo
animal, constituyen símbolos de agresividad, fuerza bruta y maléfica.
En cuanto a la vitalidad y el dinamismo del cabello, debemos saber que siempre se han asociado al
potencial energético del individuo, como atestiguan las creencias de los pueblos primitivos. UN
ejemplo de ello es el mito de Sansón a quién su pelo le otorgaba una extraordinaria fuerza y al
cortarlo dejaba de poseerla.
Modificación en el cuerpo
Por otra parte, existen prácticas con intenciones estéticas que producen modificaciones corporales.
Una de ellas es la “mutilación” que es frecuente entre los pueblos primitivos. Y con respecto a la
“deformación” encontramos las “franjas” o cicatrices ornamentales practicadas sobre la piel.
En cuanto a los pueblos civilizados. Hay que decir que también practican deformaciones como, por
ejemplo, en los “pies”. Esta costumbre es propia de la raza china, pero además se ha visto en varios
cuentos populares como el de la “Cenicienta”, en el que la pequeñez del pie es una señal de virtud,
distinción y belleza. En la actualidad, el uso del zapato provoca una deformación del pie, pues los
fabricantes elaboran zapatos simétricos a pesar de que el contorno de un pie no deformado sea
asimétrico. Otro aspecto de este en relación a la mujer en la antigüedad, es que los zapatos de estas
eran más grandes o pesados que el de los hombre para así obstaculizar su paso. Es por tanto un
instrumento y símbolo del estado de “esclavitud” de la mujer, de su sumisión al hombre. Sin
embargo, con el paso del tiempo, se han convertido en objetos y signos de valor que representan un
alto estatus social.
Otro tipo de deformación del cuerpo es la “obesidad” en algunas tribus, donde las muchachas que
llegaban a la pubertad eran enviadas a “casas de engorde” pues era un fenómeno de distinción social
y de buen gusto en el cuidado del propio cuerpo.
Por último en esta parte veremos el “corsé”. Este tenían como función comprimir la cintura y dar al
cuerpo una forma más atractiva. Sin embargo, lastimaba la carne y además, alteraba la posición de
los órganos internos provocando con el tiempo distintas enfermedades. También otra de sus
funciones era la de hacer que la mujer estuviera incapacitada para el desarrollo de cualquier
actividad física útil. Su empleo reflejaba la convicción moral y religiosa de que el castigo de la
carne era necesario, por lo que era un signo de virtud.
En la historia del vestido, el final del siglo XVIII señala un fenómeno importante cuyas
consecuencias son que los hombres renunciaron a formas de atavío espectaculares, lujosas,
excéntricas y elaboradas, reduciendo la indumentaria a un atuendo de estilo sobrio y austero. Pero
desde aquel periodo la mujer gozaría del privilegio de ser la única depositaria del luja, la elegancia
y la belleza. Esto tiene su origen en la Revolución Francesa. El traje simple y uniforme sustituyó al
lujo, representando así el inicio del proceso de democratización del vestido. En este periodo se
introducen los “pantalones”, que en un principio no fueron aceptados por su incomodidad y fealdad,
fueron poco a poco adquiriendo más y más éxito. Además tiene su equivalente en la falda.
Por otro lado, las diferencias anatómicas entre hombre y mujer no justifican la necesidad de un tipo
de indumentaria diversa ya que en el pasado, las diferencias entre los trajes de ambos sexos han sido
a menudo mínimas o incluso inexistentes. En la actualidad tenemos lo que se conoce como
indumentaria “unisex”, que es un signo de una heterosexualidad más auténtica y firme.
El vestido puede tener una función múltiple, por lo que no siempre resulta clara la distinción entre
la función estético-ornamental y la función utilitario-protectora. En cuanto al cometido de la
ornamentación, es necesario conocer que se une a menudo al de los amuletos. Este es uno de los
ejemplo que nos muestran como objetos con una simple función utilitaria o mágica finalmente
acaban convirtiéndose en creaciones artísticas y en signos de diferenciación y personalización. Esto
hace que la persona se distinga de las demás, por lo que se transforma en un símbolo de
singularidad y autoridad.
Por último, veremos que los símbolos de la mujer y el hombre han sido representados y
simbolizados de diversas formas en la antigüedad. Debido a esto Flügel afirma que que hay dos
argumentos en relación a la representación de tales símbolos. En primer lugar, sostiene que es fácil
establecer el paso constante de una auténtica exhibición de los órganos genitales a una
simbolización totalmente inconsciente de los mismos a través del empleo de prendas de vestir con
una forma similar. Y en segundo lugar, trata el fenómeno del fetichismo, es decir, una perversión en
la que el deseo sexual se concentra exclusivamente en una parte del cuerpo no primaria desde el
punto de vista sexual como los pies, el cabellos, etc.