Вы находитесь на странице: 1из 49

Registro digital: 25444

10a. Época
Instancia: Pleno
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 14, Enero de 2015, Tomo I
Página: 90

INTERÉS LEGÍTIMO. CONTENIDO Y ALCANCE PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL


JUICIO DE AMPARO (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN I, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS).

CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2013. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LA PRIMERA Y LA


SEGUNDA SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. 5 DE JUNIO DE 2014.
PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA. SECRETARIO: JAVIER MIJANGOS Y
GONZÁLEZ.

Ciudad de México. Acuerdo del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
correspondiente al cinco de junio de dos mil catorce.

Sentencia

Mediante la cual se resuelve la contradicción de tesis 111/2013, suscitada entre la Primera y la


Segunda Salas de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación.

I. Relación de criterios que contienden en la presente contradicción de tesis

Para dar mayor claridad a la exposición argumentativa contenida en esta sentencia, a continuación
se presenta la relación de criterios que fueron emitidos por la Primera y la Segunda Salas de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación, mismos que contienden en la presente contradicción de
tesis.

1. Criterio emitido por la Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación

En torno a los criterios involucrados en el presente asunto, debe mencionarse que solamente uno
de los mismos fue emitido por la Primera Sala de este Alto Tribunal. Dicho asunto corresponde al
amparo en revisión 366/2012, resuelto el cinco de septiembre de dos mil doce.(1)

2. Criterios emitidos por la Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación

Por lo que hace a los criterios emitidos por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, los mismos
consisten en seis sentencias, las cuales se listan a continuación en orden cronológico de resolución:

a) Amparo en revisión 404/2012, resuelto el diecisiete de octubre de dos mil doce.(2)

b) Amparo en revisión 553/2012, resuelto el catorce de noviembre de dos mil doce.(3)

c) Amparo en revisión 606/2012, resuelto el catorce de noviembre de dos mil doce.(4)

d) Amparo en revisión 684/2012, resuelto el dieciséis de enero de dos mil trece.(5)

e) Amparo en revisión 750/2012, resuelto el treinta de enero de dos mil trece.(6)

f) Amparo en revisión 29/2013, resuelto el veinte de febrero de dos mil trece.(7)

II. Denuncia y trámite de la contradicción de tesis


El cuatro de marzo de dos mil trece, mediante escrito presentado en la Oficina de Certificación
Judicial y Correspondencia de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Ministro presidente
Juan N. Silva Meza denunció la posible contradicción entre los criterios reseñados en el apartado
anterior.(8)

En consecuencia, el siete de marzo de dos mil trece, el propio Ministro presidente Juan N. Silva Meza
dictó auto en el cual, una vez formado el expediente de contradicción de tesis 111/2013, se determinó
lo siguiente: (i) se admitió a trámite la denuncia de posible contradicción; (ii) se solicitó a las
Secretarías de Acuerdos de la Primera y la Segunda Salas de este Alto Tribunal, que informaran si
se encontraban vigentes los criterios sustentados en los asuntos cuya contradicción fue denunciada;
(iii) se turnó el asunto al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; (iv) toda vez que en dicho momento
se encontraban pendientes los engroses de los amparos en revisión 750/2012 y 29/2013 de la
Segunda Sala de este Alto Tribunal, se indicó que los mismos se agregarían al expediente una vez
que su respectivo trámite finalizara; (v) se dio vista al procurador general de la República para que
expusiera su parecer; y (vi) la denuncia se hizo del conocimiento de la Oficina de Certificación Judicial
y Correspondencia, de la Oficina de Estadística Judicial, y de la Coordinación de Compilación y
Sistematización de Tesis, todas de este Alto Tribunal.(9)

Una vez que se agregaron al expediente los engroses de todos los asuntos cuya contradicción se
había denunciado, el cuatro de abril de dos mil trece, el Ministro presidente Juan N. Silva Meza dictó
un acuerdo, mediante el cual señaló que el asunto se encontraba debidamente integrado, por lo que
ordenó la remisión del mismo a la ponencia del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.(10)

Finalmente, mediante oficio **********, presentado el treinta de abril de dos mil trece en esta Suprema
Corte, la agente del Ministerio Público de la Federación designada por el director general de
Constitucionalidad de la Procuraduría General de la República, manifestó que en el presente asunto
sí existe una contradicción de criterios.(11) Dicho oficio se tuvo por recibido mediante auto de nueve
de mayo de dos mil trece.(12)

Es necesario hacer notar que existe una contradicción de tesis radicada en este Tribunal Pleno, que
versa sobre la cuestión del interés legítimo para efectos de la procedencia del juicio de amparo, el
cual constituye el tema toral del presente asunto. En efecto, la contradicción de tesis 38/2013,
turnada a la ponencia del Ministro Luis María Aguilar Morales, fue generada a partir de la denuncia
de contradicción entre los siguientes criterios: amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala
(asunto involucrado también en la presente sentencia), y los amparos en revisión 553/2012,
684/2012 y 663/2012 de la Segunda Sala (los primeros dos asuntos también se encuentran
involucrados en el presente caso).

Sin embargo, la anterior circunstancia no puede traducirse en un impedimento para que este Tribunal
Pleno emprenda el estudio del presente asunto, pues se trató de dos denuncias de contradicción
autónomas, mismas que si bien implican algunos amparos en revisión en común, lo cierto es que,
no existe una, identidad absoluta entre los asuntos involucrados.

III. Competencia

Este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer y
resolver la presente denuncia de contradicción de tesis, en términos de lo dispuesto por los artículos
107, fracción XIII, tercer párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 226,
fracción I, de la Ley de Amparo, publicada en el Diario Oficial de la Federación el dos de abril de dos
mil trece; y 10, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación; en relación con
lo establecido en el punto segundo, fracción VII, del Acuerdo General Plenario Número 5/2013,
emitido por este Alto Tribunal el trece de mayo de dos mil trece, al tratarse de una posible
contradicción de tesis entre las sustentadas por las Salas que integran a esta Suprema Corte.(13)

IV. Legitimación
La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legitimada, de conformidad con lo previsto
en los artículos 107, fracción XIII, tercer párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; y 227, fracción I, de la Ley de Amparo, al haber sido formulada por el Ministro presidente
de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación.(14)

V. Reseña de los criterios que contienden en la presente contradicción de tesis

Previo a la determinación de la existencia o, en su caso, la inexistencia de contradicción entre los


criterios involucrados en el presente asunto, resulta indispensable establecer qué fue resuelto en
cada uno de los mismos, a efecto de analizar los alcances de cada una de las resoluciones.

1. Resolución de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 366/2012

- Antecedentes: El primero de diciembre de dos mil once, **********, promovió juicio de amparo
indirecto, en contra de la omisión del Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio
de amparo, con motivo de las reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio
de dos mil once.

El cinco de diciembre de dos mil once, el Juzgado Décimo Sexto de Distrito en Materia Administrativa
del Distrito Federal desechó de plano la demanda, al considerar que una eventual concesión de
amparo no podría ser armónica con el principio de relatividad de los efectos que rige a dicho juicio.
El quejoso promovió recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Primera Sala: Señaló que no era necesario analizar los agravios planteados por el
recurrente, pues de manera oficiosa se advertía la actualización de la causal de improcedencia
consistente en la falta de interés legítimo. También indicó que la introducción del interés legítimo al
artículo 107, fracción I, constitucional, abre un abanico de posibilidades, al haber quedado proscritas
las exigencias de acreditar la existencia de un derecho subjetivo conferido por el ordenamiento
jurídico o la necesidad de probar un daño individualizado susceptible de ser remediado mediante la
concesión del amparo.

Así las cosas, se resolvió que el interés legítimo puede definirse como aquél interés personal -
individual o colectivo-, cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, que pueda traducirse, si
llega a concederse el amparo, en un beneficio jurídico a favor del quejoso. Dicho interés deberá estar
garantizado por un derecho objetivo, sin que dé lugar a un derecho subjetivo; pero siempre debe
haber una afectación a la esfera jurídica del quejoso en el sentido amplio, que puede ser de índole
económica, profesional, de salud pública, o de cualquier otra índole.

Finalmente, se indicó que el interés simple o jurídicamente irrelevante es aquel que puede tener
cualquier persona por alguna acción u omisión del Estado pero que, en caso de satisfacerse, no se
traduce en ningún tipo de beneficio personal para el interesado. Por la misma razón, el interés simple
no supone afectación alguna a la esfera jurídica del quejoso en ningún sentido.

De tal asunto emanó la tesis aislada 1a. XLIII/2013 (10a.) de la Primera Sala, de rubro: "INTERÉS
LEGÍTIMO EN EL AMPARO. SU DIFERENCIA CON EL INTERÉS SIMPLE."(15)

2. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 404/2012

- Antecedentes: El veintinueve de noviembre de dos mil once, **********, promovió juicio de amparo
indirecto, en contra de la omisión del Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio
de amparo, con motivo de las reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio
de dos mil once.

El veintiuno de marzo de dos mil doce, el Juzgado Cuarto de Distrito del Centro Auxiliar de la Novena
Región, con residencia en Zacatecas, Zacatecas, dictó sentencia en la cual negó el amparo al
quejoso. El quejoso promovió recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Señaló que no era necesario analizar los agravios planteados por
el recurrente, pues de manera oficiosa, se advertía, la actualización de la causal de improcedencia
consistente en la falta de interés legítimo. Así, dicha Sala indicó que la doctrina concibe el interés
legítimo como la institución mediante la cual se faculta a todas aquellas personas que, sin ser
titulares del derecho lesionado por un acto de autoridad, es decir, sin ser titulares de un derecho
subjetivo, tienen, sin embargo, un interés en que la violación del derecho o libertad sea reparado. En
otras palabras, implica el reconocimiento de la legitimación del gobernado cuyo sustento no se
encuentra en un derecho subjetivo otorgado por la normatividad, sino en un interés cualificado que
pueda tener respecto de la legalidad de determinados actos de autoridad.

Por tanto, dicha Sala resolvió que el interés legítimo puede definirse como aquel interés personal -
individual o colectivo-, cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, que pueda traducirse si
llegara a concederse el amparo, en un beneficio jurídico a favor del quejoso. Dicho interés deberá
estar garantizado por un derecho objetivo, sin que dé lugar a un derecho subjetivo, pero siempre
debe existir una afectación a la esfera jurídica del quejoso en sentido amplio, que puede ser de índole
económica profesional, de salud pública, o de cualquier otra índole.

Finalmente, se indicó que el interés simple o jurídicamente irrelevante, es aquel que puede tener
cualquier persona por alguna acción u omisión del Estado pero que, en caso de satisfacerse, no se
traduce en ningún tipo de beneficio personal para el interesado. Por la misma razón, el interés simple
no supone afectación alguna a la esfera jurídica del quejoso en ningún sentido.

3. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 553/2012

- Antecedentes: El veinticuatro de febrero de dos mil doce, **********, en su carácter de representante


de **********, Asociación Civil, promovió juicio de amparo indirecto, en contra de la omisión del
Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio de amparo, con motivo de las
reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio de dos mil once.

El veintiocho de febrero de dos mil doce, el Juzgado Décimo Primero de Distrito en Materia
Administrativa del Distrito Federal, desechó de plano la demanda, al considerar que una eventual
concesión de amparo no podría ser armónica con el principio de relatividad de los efectos que rige a
dicho juicio. El quejoso promovió recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Se sostuvo que el concepto de interés jurídico y legítimo, es diverso
y es factible establecer su diferencia atendiendo al tipo de normas que cada uno de ellos tutelan.
Así, las normas que tutelan el interés jurídico son susceptibles de generar derechos subjetivos en
beneficio de personas determinadas y pueden ser individualizadas de tal manera que se afecte
inmediata y directamente el estatus jurídico de la persona. En cambio, las relativas al interés legítimo,
no tienen la capacidad de generar derechos subjetivos y establecen los llamados intereses difusos,
que se encuentran encaminadas a producir ciertos resultados en la sociedad o en algunos núcleos
o grupos que la integran y que, como ella, carecen de personalidad jurídica.

La Segunda Sala indicó que estas normas, por un lado, tienden a regular o a proteger a entidades
sociales más o menos amplias, pero que carecen del atributo de la personalidad jurídica, y por el
otro, pretenden tutelar intereses colectivos, en la inteligencia de que no otorgan derechos subjetivos
al grupo social, por la sencilla razón de que éste carece de personalidad jurídica; ni a sus integrantes,
porque no son ellos en lo individual sus destinatarios. Es decir, tutelan intereses de una colectividad
que carece de personalidad jurídica sin otorgar derechos subjetivos a sus integrantes. En otras
palabras, si el agravio es susceptible de individualizarse en persona concreta independientemente
de su pertenencia o no a un grupo, se está en presencia de un interés jurídico; pero si el agravio
únicamente se da en la medida en que se pertenece al grupo, entonces se estará frente a un interés
legítimo.

Así las cosas, al igual que el interés jurídico, el interés legítimo debe quedar plenamente acreditado
para que la acción de amparo resulte procedente. El interés jurídico supone que se acredite la
existencia del derecho subjetivo que se dice vulnerado y que el acto de autoridad afecta ese derecho,
de donde deriva el agravio correspondiente, que podrá o no estar justificado, pero que legitima el
ejercicio de la acción. Por lo que respecta al interés legítimo, deben acreditarse los elementos que
determinan su existencia, los cuales son: (i) presencia de una norma que establece o tutela algún
interés difuso en beneficio de alguna colectividad determinada; (ii) afectación de ese interés difuso
en perjuicio de la colectividad por la ley o acto que se reclama; y (iii) pertenencia del quejoso a dicha
colectividad.

Con relación a este último elemento, es importante mencionar, que aunque el agravio jurídico se
produzca en perjuicio de alguna colectividad, el promovente deberá acreditar que en el caso concreto
sufre un daño precisamente por encontrarse entre las personas realmente afectadas por la ley o acto
que se reclama, porque la introducción del interés legítimo no convierte a la acción de amparo en
una de tipo colectivo.

De tal asunto emanó la tesis aislada 2a. XVIII/2013 (10a.) de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS
LEGÍTIMO. ALCANCES DE ESTE CONCEPTO EN EL JUICIO DE AMPARO."(16)

4. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 606/2012

- Antecedentes: El cuatro de noviembre de dos mil diez, **********, Sociedad Anónima de Capital
Variable, por conducto de su apoderada, promovió juicio de amparo indirecto, en contra de la
aprobación y publicación del artículo 49, fracción I y antepenúltimo párrafo, de la Ley Federal de
Derechos, y el artículo 1o., sección I, capítulo 3, de la Ley de los Impuestos Generales de Importación
y Exportación.

El veinte de septiembre de dos mil once, el Juzgado Cuarto de Distrito del Centro Auxiliar de la
Tercera Región, con residencia en Guadalajara, Jalisco, dictó sentencia en la cual negó el amparo a
la quejosa, misma que promovió recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Señaló que el Juez de Distrito sí atendió a la causa de pedir de la
quejosa, pues se analizó el planteamiento efectuado por la misma, en relación con la
inconstitucionalidad de la norma que prevé el impuesto a la importación y exportación. Así, el Juez
de Distrito sí llevó a cabo un análisis adecuado de las disposiciones impugnadas, consistentes en
fracciones arancelarias contenidas en la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de
Exportación.

5. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 684/2012

- Antecedentes: El diez de mayo de dos mil doce, ********** y **********, promovieron juicio de amparo
indirecto, en contra de la omisión del Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio
de amparo, con motivo de las reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio
de dos mil once.

El cuatro de julio de dos mil doce, el Juzgado Primero de Distrito en el Estado de Aguascalientes,
decretó el sobreseimiento de la demanda. Uno de los quejosos promovió recurso de revisión en
contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Determinó confirmar la sentencia recurrida y, por tanto, sobreseer
en el juicio de amparo. Para arribar a tal determinación, sostuvo consideraciones idénticas a las
contenidas en la resolución del amparo en revisión 553/2012, mismo que ya fue reseñado con
anterioridad.

6. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 750/2012

- Antecedentes: El diez de febrero de dos mil doce, **********, promovió juicio de amparo indirecto,
en contra de la omisión del Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio de amparo,
con motivo de las reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio de dos mil
once.

El veinticinco de mayo de dos mil doce, el Juzgado Primero de Distrito en el Estado de Michoacán,
desechó la demanda de amparo, al considerar que una eventual concesión de amparo no podría ser
armónica con el principio de relatividad de los efectos que rige a dicho juicio. La quejosa promovió
recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Estableció que a pesar de las reformas al juicio de amparo, el
principio de relatividad de las sentencias continúa vigente. Por tanto, si bien en la fracción II del
artículo 107 constitucional se prevé la declaratoria general de inconstitucionalidad, lo cierto es que
la misma no pugna con el principio de relatividad de las sentencias, pues solamente constituye otro
instrumento más que nuestra Constitución prevé para lograr la regularidad constitucional de nuestro
marco jurídico vigente, con propósitos distintos a los buscados

particularmente en cada amparo.

Así las cosas, en dicho caso se determinó que el principio de relatividad impedía que una hipotética
concesión del amparo reportara algún beneficio al quejoso, pues no se podía obligar a la autoridad
legislativa a reparar una omisión, ya que ello implicaría pretender dar efectos generales a la
ejecutoria de amparo, pues la reparación constitucional conllevaría la creación de una ley o
disposición que, por definición, constituye una regla de carácter general, abstracta e impersonal, la
que vincularía no solamente al afectado y a las autoridades señaladas como responsables, sino a
todos los gobernados y autoridades cuya actuación tuviera relación con la norma o disposición
creada, apartándose del citado principio de relatividad.

7. Resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el amparo en


revisión 29/2013

- Antecedentes: El diez de febrero de dos mil doce, **********, promovió juicio de amparo indirecto,
en contra de la omisión del Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio de amparo,
con motivo de las reformas a los artículos 103 y 107 constitucionales, de seis de junio de dos mil
once.

El dos de abril de dos mil doce, el Juzgado Noveno de Distrito en el Estado de Michoacán, decretó
el sobreseimiento de la demanda, al considerar que una eventual concesión de amparo no podría
ser armónica con el principio de relatividad de los efectos que rige a dicho juicio. El quejoso promovió
recurso de revisión en contra de tal determinación.

- Sentencia de la Segunda Sala: Dicho órgano jurisdiccional determinó confirmar la sentencia


recurrida y, por tanto, sobreseer en el juicio de amparo. Para arribar a tal determinación, sostuvo
consideraciones idénticas a las contenidas en las resoluciones de los amparos en revisión 553/2012
y 684/2012, mismos que ya fueron reseñados con anterioridad.

VI. Criterios para determinar la existencia de una contradicción de tesis

En primer término, es necesario precisar que el objeto de resolución de una contradicción de tesis
consiste, en unificar los criterios contendientes, a fin de abonar en el principio de seguridad
jurídica.(17) Así las cosas, para determinar si existe o no una contradicción de tesis será necesario
analizar detenidamente cada uno de los procesos interpretativos involucrados -y no tanto los
resultados que ellos arrojen-, con el objeto de identificar si en algún tramo de los respectivos
razonamientos se tomaron decisiones distintas -no necesariamente contradictorias en términos
lógicos-.

A partir de los diversos criterios que ha emitido esta Suprema Corte,(18) es posible concluir que las
siguientes características deben analizarse, para poder arribar a una conclusión en torno a la
existencia de la contradicción de tesis:

1. No es necesario que los criterios deriven de elementos de hechos idénticos, pero es esencial que
estudien la misma cuestión jurídica, a partir de la cual, arribaron a decisiones encontradas.(19)

2. Que los tribunales contendientes hayan resuelto una cuestión litigiosa, en la cual se vieron en la
necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un proceso interpretativo, mediante la adopción
de algún canon o método, cualquiera que éste fuese.

3. Que entre los ejercicios interpretativos exista al menos una parte del razonamiento en el que la
interpretación realizada gire en torno a un mismo tipo de problema jurídico, ya sea el sentido
gramatical de una norma, el alcance de un principio, la finalidad de una determinada institución o
cualquier otra cuestión jurídica en general.

4. Que de los anteriores elementos se pueda formular una pregunta genuina acerca de si la forma
de acometer la cuestión jurídica es preferente con relación a otra que, como la primera, también sea
legalmente posible.

5. Aun cuando los criterios sustentados por los tribunales contendientes no constituyan
jurisprudencia debidamente integrada, ello no es obstáculo para proceder a su análisis y establecer
si existe la contradicción planteada y, en su caso, cuál es el criterio que debe prevalecer.(20)

VII. Inexistencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y los
amparos en revisión 404/2012, 606/2012 y 750/2012 de la Segunda Sala

A partir de los lineamientos sostenidos por este Alto Tribunal para determinar cuándo existe una
contradicción entre criterios, y tomando en consideración la reseña contenida en el apartado quinto,
en torno a las sentencias que contienden en el presente asunto, es posible sostener que no existe
contradicción de criterios entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y los amparos en
revisión 404/2012, 606/2012 y 750/2012 de la Segunda Sala, tal como se procede a desarrollar.

1. Inexistencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y el amparo


en revisión 404/2012 de la Segunda Sala

En primer término, y por lo que ve a los criterios indicados, no existe una contradicción entre los
mismos, ya que las Salas de esta Suprema Corte no arribaron a decisiones encontradas, no obstante
analizaron la misma cuestión jurídica.

En efecto, al resolver el amparo en revisión 366/2012, la Primera Sala señaló que "el interés legítimo
puede definirse, pues, como aquel interés personal -individual o colectivo-, cualificado, actual, real y
jurídicamente relevante, que pueda traducirse, si llegara a concederse el amparo, en un beneficio
jurídico en favor del quejoso. Dicho interés deberá estar garantizado por un derecho objetivo, sin que
dé lugar a un derecho subjetivo; debe haber una afectación a la esfera jurídica del quejoso en sentido
amplio, que puede ser de índole económica, profesional, de salud pública, o de cualquier otra
índole."(21)

Por su parte, al resolver el amparo en revisión 404/2012, la Segunda Sala -una vez que expuso
diversos precedentes sobre tal temática- se pronunció en torno al interés legítimo, estableciendo una
conclusión en términos idénticos a lo resuelto por la Primera Sala en el amparo en revisión
366/2012.(22)

Por tanto, es claro que no puede existir una contradicción entre los criterios ya indicados, pues si
bien a través de los mismos existió un pronunciamiento en torno a la misma cuestión jurídica -el
interés legítimo para promover un juicio de amparo-, lo cierto es que la conclusión a la que arribó
cada una de las Salas no fue discrepante, sino por el contrario, ambas se pronunciaron en el mismo
sentido.

2. Inexistencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y el amparo


en revisión 606/2012 de la Segunda Sala

Ahora bien, a juicio de este Tribunal Pleno, tampoco se surte la contradicción de criterios entre los
asuntos indicados, toda vez que los mismos no estudiaron la misma cuestión jurídica, razón por la
cual no arribaron a decisiones encontradas.

En efecto, al resolver el amparo en revisión 366/2012, la Primera Sala de este Alto Tribunal emitió
un pronunciamiento en torno al interés legítimo, delimitando su concepto y aplicándolo al caso en
concreto. Por su parte, al resolver el amparo en revisión 606/2012, la Segunda Sala solamente
verificó que el Juez de Distrito efectivamente hubiera analizado el planteamiento de
constitucionalidad hecho valer por la quejosa, consistente en el estudio de diversas fracciones
arancelarias contenidas en la Ley General de los Impuestos Generales de Importación y de
Exportación, pero no realizó manifestación alguna en torno a la legitimación para acudir al juicio de
amparo.

En consecuencia, resulta evidente que ambos criterios se refirieron a cuestiones jurídicas diversas,
sin que hubiese existido alguna parte del razonamiento en el que la interpretación girara en torno a
un mismo tipo de problema jurídico, razón por la cual, es inexistente la contradicción entre tales
criterios de las Salas de este Alto Tribunal.

3. Inexistencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y el amparo


en revisión 750/2012 de la Segunda Sala

Por último, a consideración de este Tribunal Pleno, tampoco existe contradicción entre lo
sustentando por la Primera Sala en el amparo en revisión 366/2012 y lo sustentando por la Segunda
Sala en el amparo en revisión 750/2012, toda vez que los pronunciamientos no versaron sobre la
misma cuestión jurídica.

Al resolver el amparo en revisión 366/2012, la Primera Sala estableció un concepto del interés
legítimo para efectos del juicio de amparo, mientras que al resolver el amparo en revisión 750/2012,
la Segunda Sala declaró improcedente el juicio en cuestión, al considerar que una eventual
concesión del amparo no sería armónica con el principio de relatividad de las sentencias de dicho
medio de control de constitucionalidad.

En efecto, la Segunda Sala estableció que a pesar de la inclusión en nuestro sistema jurídico de la
declaratoria general de inconstitucionalidad, lo cierto es que el principio de relatividad de las
sentencias continúa vigente, pues la misma no pugna con dicho principio, ya que solamente
constituye otro instrumento más que nuestra Constitución prevé para lograr la regularidad
constitucional de nuestro marco jurídico vigente, con propósitos distintos a los buscados
particularmente en cada amparo.

En dicho caso, la Segunda Sala emitió diversos pronunciamientos en torno al principio de relatividad
de las sentencias de amparo, pero no estableció un concepto o los alcances del interés legítimo para
efectos de la procedencia de dicho juicio, cuestión que sí fue tratada en la sentencia emitida por la
Primera Sala. En consecuencia, ambos criterios se refirieron a cuestiones jurídicas diversas, razón
por la cual, resulta inexistente la contradicción entre tales asuntos.
VIII. Existencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y los
amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y 29/2013 de la Segunda Sala

A consideración de este Tribunal Pleno, sí es posible sostener la contradicción de criterios entre el


amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala y los amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y
29/2013 de la Segunda Sala, toda vez que en tales asuntos se emitieron diversas consideraciones
en torno al interés legítimo, mismas que son discordantes entre sí.

En efecto, recordemos que al resolver el amparo en revisión 366/2012, la Primera Sala de este Alto
Tribunal definió, al interés legítimo como un interés personal -ya sea individual o colectivo-,
cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, mismo que podría traducirse en un beneficio al
quejoso en caso de que se le concediera el amparo. Así, dicho interés deberá estar garantizado por
un derecho objetivo y deberá referirse a una afectación a su esfera jurídica en sentido amplio -
económica, profesional, de salud pública, o de cualquier índole-.

Por su parte, la Segunda Sala, al resolver los amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y 29/2013 -
en los cuales la argumentación sobre el tema es idéntica-, sostuvo que el interés legítimo lo tutelan
normas que no generan derechos subjetivos sino que establecen intereses difusos. En
consecuencia, para que el quejoso tenga interés legítimo deberá acreditar: (i) la presencia de una
norma que establece o tutela algún interés difuso en beneficio de alguna colectividad determinada;
(ii) afectación de ese interés difuso en perjuicio de la colectividad por la ley o acto que se reclama;
y, (iii) la pertenencia del quejoso a dicha colectividad.

Así, como puede apreciarse, ambas Salas de esta Suprema Corte se pronunciaron en torno a la
misma cuestión jurídica, esto es, el concepto y los alcances del interés legítimo para la procedencia
del juicio de amparo, adoptando soluciones contrapuestas.

Resulta evidente que a partir de un ejercicio interpretativo, el problema jurídico en concreto fue
resuelto de diversa forma por ambas Salas, ya que las mismas dotaron de un contenido discrepante
al interés legítimo, en específico, la Segunda Sala identificó al mismo, con los intereses difusos o
colectivos, mientras que la Primera Sala estableció que dicho interés podía ser de índole individual
o colectiva.

Se reitera que la Primera Sala señaló que el interés legítimo no se producía en virtud de la titularidad
de un derecho público subjetivo, sino en razón de una afectación en la esfera jurídica del quejoso en
sentido amplio, ya sea de manera directa o en virtud de la especial situación del mismo frente al
orden jurídico. Por su parte, la Segunda Sala estableció que tal posición especial frente al orden
jurídico se daba en la medida en que el sujeto formara parte de un ente colectivo, distinción no
realizada por la Primera Sala.

Así las cosas, resulta claro que la Primera Sala estableció que el interés legítimo podía ser individual
o colectivo, sin precisar que la situación especial tuviese que implicar la pertenencia a un grupo
colectivo, tal como sí lo hizo la Segunda Sala. Incluso, cuando cada una de las Salas enunció los
requisitos necesarios para la actualización de dicho interés legítimo, la Segunda Sala estableció de
forma expresa, que el quejoso debía acreditar la existencia de una norma que tutelara algún interés
difuso, la afectación de tal interés en perjuicio de la colectividad, y la pertenencia a dicha colectividad.

En consecuencia, si la Segunda Sala estableció requisitos específicos para la existencia del interés
legítimo, concernientes en la afectación a una colectividad y la pertenencia a la misma, los cuales
no fueron establecidos por la Primera Sala para condicionar la actualización de dicho interés, resulta
evidente para este Tribunal Pleno que los criterios en cuestión son discrepantes, toda vez que cada
una de las Salas que integran este Alto Tribunal ha listado distintos requisitos para que el juzgador
de amparo estime que el quejoso tiene interés legítimo.(23)

Por tanto, este Tribunal Pleno estima que ambos criterios no son complementarios, lo cual se
advierte del pronunciamiento de la Segunda Sala, en el sentido de que si bien, la Constitución señala
que el interés legítimo es individual o colectivo, ello se refiere a que se trata de sujetos que forman
parte de una colectividad, y cada uno de los cuales tiene un interés de que el orden jurídico opere
de manera efectiva, pero en el entendido de que la afectación individual sólo podrá darse si el
quejoso forma parte del grupo interesado. Tal acotación o precisión no fue establecida por la Primera
Sala, lo cual la llevó a establecer requisitos diversos para la actualización de dicha figura y, por tanto,
es claro que existe una contradicción de tesis que exige un pronunciamiento por parte de este
Tribunal Pleno.

Ahora bien, este Tribunal Pleno estima pertinente aclarar que la materia de la presente contradicción
subsiste, no obstante los criterios de la Segunda Sala de este Alto Tribunal se emitieron en el
contexto de un precedente en el cual se estableció que la eficacia e instrumentalidad de la reforma
constitucional al juicio de amparo quedó sujeta a la emisión de la ley reglamentaria correspondiente,
tal como se desprende de la tesis jurisprudencial 2a./J. 147/2013 (10a.) de la Segunda Sala, de
rubro: "REFORMA AL ARTÍCULO 107 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 6 DE JUNIO
DE 2011. SU EFICACIA E INSTRUMENTALIDAD QUEDARON SUJETAS A LOS TÉRMINOS
ESTABLECIDOS EN LA LEY REGLAMENTARIA."(24)

Lo anterior se debe a que los criterios emitidos por la Segunda Sala, mismos que contienden en la
presente contradicción, implicaron una interpretación directa del sentido y alcances del artículo 107
constitucional, no obstante, en dicho momento, aún no se había emitido la ley reglamentaria
correspondiente. Así, dicha interpretación fue sostenida por la Segunda Sala, incluso después de la
publicación, el dos de abril de dos mil trece, de la vigente Ley de Amparo, tal como puede advertirse
de la resolución del amparo en revisión 256/2013,(25) razón por la cual, es posible sostener la
subsistencia del punto de contradicción previamente señalado.

A partir de los anteriores criterios, es posible que este Tribunal Pleno se formule un cuestionamiento,
sobre cuál forma de acometer la cuestión jurídica debe prevalecer. En otras palabras, el punto de
contradicción del presente asunto, mismo que este Tribunal Pleno debe resolver, consiste en
determinar lo siguiente: ¿Cuál es el contenido y alcance del interés legítimo para efectos de la
procedencia del juicio de amparo?

IX. Criterio que debe prevalecer en la presente contradicción

Una vez establecido el punto de contradicción en términos del apartado anterior, lo pertinente es
analizar qué criterio debe prevalecer en el presente asunto. Para arribar a tal determinación, el
estudio contenido se estructurará de la siguiente manera: en primer término, se expondrá el interés
que para comparecer al juicio de amparo preveía el Texto Constitucional en 1917, sus respectivas
reformas, su correspondiente regulación legal y los criterios emitidos sobre ello (apartado 1);
posteriormente, se analizará la reforma al juicio de amparo, publicada el 6 de junio de 2011 en el
Diario Oficial de la Federación, en relación con la reforma de derechos humanos publicada el 10 de
junio de 2011 (apartado 2); a partir de lo anterior, se procederá al análisis del interés para comparecer
al juicio de amparo acorde al sistema constitucional y legal vigente (apartado 3); y finalmente, a partir
de los anteriores elementos se expondrá el criterio que debe prevalecer en la presente contradicción
(apartado 4).

1. Interés para comparecer al juicio de amparo: Texto Constitucional en mil novecientos diecisiete,
sus posteriores reformas, su regulación en la Ley de Amparo y los criterios emitidos sobre ello

En primer término, debe señalarse que el Texto Constitucional de 1917, en torno al interés necesario
para comparecer al juicio de amparo, solamente señalaba en el párrafo inicial del artículo 107 que
dichas controversias se seguirían "a instancia de la parte agraviada", sin establecer un desarrollo de
tal concepto o una explicación del mismo.

Tal redacción fue confirmada en la reforma constitucional de diecinueve de febrero de 1951, en la


cual se consignó en la fracción I, que "el juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte
agraviada". Así, dicha fracción no sufrió modificación alguna hasta la reforma constitucional de junio
de 2011.(26)

Por tanto, de 1917 a 2011, el Texto Constitucional no preveía una definición expresa de qué debía
entenderse por "parte agraviada", ya que solamente se indicaba como mención genérica que la
misma era quien podía comparecer al juicio de amparo. En consecuencia, al no encontrar en el Texto
Constitucional una explicación sobre tal aspecto, la Ley de Amparo debía ser la encargada de dotar
de contenido a dicha disposición.

Así las cosas, el texto de la Ley de Amparo, publicada el diez de enero de 1936, señalaba en su
artículo 4o. que: "el juicio de amparo únicamente puede promoverse por la parte a quien perjudique
el acto o la ley que se reclama", esto es, la disposición en comento indicaba que la parte agraviada
a la cual se refería la Constitución, debía sufrir un perjuicio directo por parte del acto o ley combatida.

El cinco de enero de 1988 tal disposición fue modificada,(27) pero solamente para precisar que la
parte agraviada era a quien le perjudicaba "la ley, el tratado internacional, el reglamento o cualquier
otro acto que se reclame", es decir, solamente se precisó el tipo de actos que podían combatirse
mediante el juicio de amparo, pero se mantuvo la exigencia de un perjuicio directo. Debe precisarse
que durante su vigencia -es decir, hasta el 2 de abril de 2013-, tal disposición no sufrió modificaciones
posteriores.(28)

Cabe señalarse que tal disposición se encontraba corroborada por el artículo 73 de la propia ley, el

cual en su texto de 1936, señalaba en su fracción VI, que el juicio de amparo resultaba improcedente
"contra actos que no afecten los intereses jurídicos del quejoso". Es decir, la afectación que exigía
la ley para que alguien fuera considerado como parte agraviada en términos del artículo 4o., era
identificada por la propia ley con el concepto de "interés jurídico". Debe mencionarse que en la
reforma a la Ley de Amparo de 19 de febrero de 1951, dicha fracción VI del artículo 73 se convirtió
en la fracción V, subsistiendo sin modificaciones posteriores hasta la abrogación de tal instrumento
normativo.

Como podrá apreciarse, la Ley de Amparo tampoco establecía un desarrollo amplio en torno al
interés necesario para comparecer como agraviado, pues simplemente se indicaba la necesidad de
que se produjera un perjuicio por parte del acto reclamado. En consecuencia, fue esta Suprema
Corte la que, por medio de sus sentencias, desarrolló el concepto de parte agraviada a partir de los
elementos contenidos en el Texto Constitucional y en la Ley de Amparo.

En efecto, durante la Quinta Época del Semanario Judicial de la Federación,(29) este Alto Tribunal
sostuvo que la afectación requerida para la promoción del juicio de amparo, debía ser real y positiva
en torno a intereses jurídicos,(30) esto es, se exigía un nexo directo entre el acto reclamado y la
situación en que se encontraba el quejoso.(31)

Tal posicionamiento fue reiterado en la Sexta Época del Semanario Judicial de la Federación,(32)
en la cual, esta Suprema Corte indicó, que el interés jurídico consignado en la Ley de Amparo, se
refería a la titularidad por parte del quejoso, de los derechos, propiedades o posesiones conculcados
por el acto de autoridad.(33) Es decir, se trataba de un interés directo e inmediato.(34)

Por su parte, durante la Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación,(35) este Alto
Tribunal señaló que no todos los intereses que puedan ocurrir en una persona merecen el calificativo
de jurídicos para la procedencia del amparo, pues para que ello acontezca, es necesario que el
derecho objetivo se haga cargo de ellos a través de una norma. En tal sentido, el interés jurídico de
una persona sólo surge cuando el acto reclamado se relaciona a su esfera jurídica, entendiendo por
ésta el cúmulo de derechos y obligaciones poseídos por un sujeto o varios de ellos.(36) Es decir, la
noción de perjuicio para los efectos del juicio de amparo, suponía la existencia de un derecho
legítimamente tutelado que, cuando es transgredido por la autoridad, facultaba a su titular para
demandar dicha transgresión.(37)
En esta lógica, el Tribunal Pleno sostuvo que el interés jurídico es lo que la doctrina conoce con el
nombre de derecho subjetivo, es decir, como una facultad o potestad de exigencia, mismo que
supone la presencia de dos elementos: una facultad de exigir y una obligación correlativa traducida
en el deber jurídico de cumplir dicha exigencia. Por tanto, el interés jurídico no implica una mera
facultad o potestad que se da cuando el orden jurídico solamente concede o regula una actuación
particular que no otorga la potestad de imponerse de forma coactiva a otro sujeto. De igual manera,
tampoco existe un interés jurídico cuando el quejoso cuenta con un interés simple, el cual implica
que la norma jurídica no establece ninguna facultad de exigir, sino que solamente consigna una
situación que puede aprovechar a cualquier sujeto.(38)

Por lo que hace a la Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, este Alto Tribunal reiteró
los anteriores criterios, para establecer que la tutela del juicio de amparo solamente se refiere a actos
que lesionan intereses jurídicos en la persona o patrimonio del quejoso, lo cual sólo se refiere a
bienes jurídicos reales y objetivos, susceptibles de apreciarse en forma objetiva para que puedan
constituir un perjuicio.(39)

Finalmente, durante la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación, esta Suprema Corte
insistió en los anteriores posicionamientos40 y, adicionalmente, se sostuvo que el concepto de
interés jurídico no ha sufrido una gran variación en su interpretación, pues en realidad, lo que ha
cambiado es el entendimiento de la situación en la cual puede hablarse de la existencia de un
derecho objetivo conferido por las normas del ordenamiento jurídico, en contraposición a una
situación de la que solamente los individuos derivan lo que se denomina como "un beneficio" o una
ventaja "fáctica" o "material".(41)

En definitiva, y como puede apreciarse de los precedentes antes reseñados, desde 1917 y durante
la vigencia de la anterior Ley de Amparo, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación mantuvo una
interpretación constante en torno al interés jurídico, identificando al mismo con un perjuicio directo a
la esfera jurídica del quejoso a partir de la titularidad de un derecho público subjetivo, esto es, se
requería una lesión directa e inmediata en la persona o patrimonio del quejoso, situación que debía
ser susceptible de apreciación objetiva.

Sin embargo, es de resaltarse que ya en la Décima Época del Semanario Judicial de la Federación,
han existido diversos pronunciamientos a través de los cuales y mediante la incorporación del interés
legítimo, se han interpretado diversas figuras jurídicas. Por ejemplo, esta Primera Sala, al resolver
el amparo en revisión 152/2013,(42) se pronunció sobre el interés legítimo ahora consagrado a nivel
constitucional, en el contexto de las normas autoaplicativas, señalando que dicho interés puede
surtirse en tres supuestos:

a) Cuando una ley establezca directamente obligaciones de hacer o no hacer a un tercero, sin la
necesidad de un acto de aplicación, que impacte colateralmente al quejoso -no destinatario de las
obligaciones- en un grado suficiente para afirmar que reúne las características de afectación
jurídicamente relevante, cualificado, actual y real.

b) Cuando la ley establezca hipótesis normativas que no están llamadas a actualizar a los quejosos
como destinatarios de la norma, sino terceros de manera inmediata sin la necesidad de un acto de
aplicación, pero que, por su posición frente al ordenamiento jurídico, resentirán algunos efectos de
las consecuencias asociadas a esa hipótesis normativa en grado suficiente para ser personal o
colectivo, cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, cuya comprobación pasa por verificar
que, en caso de otorgarse el amparo, el quejoso obtendría un beneficio jurídico.

c) Cuando la ley regule ciertas cuestiones y su contenido genere de manera inmediata la afectación
individual o colectiva, cualificada, actual, real y jurídicamente relevante de la parte quejosa, es decir,
una afectación a la esfera jurídica del quejoso en sentido amplio, que puede ser de índole económica,
profesional, de salud pública o de cualquier otra, siempre que dicho interés esté garantizado por un
derecho objetivo y que pueda traducirse, en caso de concederse el amparo, en un beneficio jurídico
al quejoso.

2. Reforma al juicio de amparo, publicada el seis de junio de dos mil once en el Diario Oficial de la
Federación, en relación con la reforma de derechos humanos publicada el diez de junio de dos mil
once.

Tal y como se puede advertir del apartado anterior, los criterios que a lo largo de las Épocas del
Semanario Judicial de la Federación ha emitido esta Suprema Corte, en torno al interés necesario
para promover un juicio de amparo, respondían a una redacción específica de la Constitución y la
Ley de Amparo, mediante la cual, se relacionaba dicho interés con la existencia de un agravio
personal y directo.

Sin embargo, el seis de junio de dos mil once, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación una
reforma constitucional, mediante la cual, se introdujeron diversas modificaciones al esquema y
alcances del juicio de amparo.(43) En específico, y por lo que ve al interés necesario para promover
dicho medio de control de constitucionalidad, la fracción I del artículo 107 constitucional quedó
redactada en los siguientes términos:

"Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción de
aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley reglamentaria,
de acuerdo con las bases siguientes:

"I. El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal carácter quien
aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que alegue
que el acto reclamado viola los derechos reconocidos por esta Constitución y con ello se afecte su
esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico.

"Tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales, administrativos o del


trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho subjetivo que se afecte de manera
personal directa."

Como puede apreciarse, la nueva redacción constitucional en torno al interés para acudir al juicio de
amparo establece una distinción: (i) en un primer término, para la promoción del amparo indirecto -
tratándose de actos o resoluciones que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del
trabajo-, se mantuvo la exigencia de que lo haga la parte agraviada, pero tal concepto fue
desarrollado y segmentado en dos supuestos, pudiendo ser: a) el titular de un derecho, o b) el titular
de un interés legítimo individual o colectivo, ya sea que se afecte su esfera jurídica de manera directa
o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico; y (ii) en segundo lugar, para efecto de
actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, se mantuvo
la exigencia de aducir la titularidad de un derecho subjetivo, tal como lo había sostenido esta
Suprema Corte para el juicio de amparo previamente a la reforma constitucional ya indicada.

Con motivo de tal reforma, el dos de abril de dos mil trece, fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación, la nueva Ley de Amparo, mediante la cual se reglamentaron los artículos 103 y 107
constitucionales, modificados en junio de dos mil once.

Dentro del gran número de modificaciones que en torno a la naturaleza y alcances del juicio de
amparo contiene la citada ley, para efectos de la presente contradicción de criterios, resulta
fundamental señalar lo contenido en la fracción I del artículo 5o. de tal normativa:

"Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:

"I. El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho subjetivo o de un interés
legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que la norma, acto u omisión reclamados violan
los derechos previstos en el artículo 1o. de la presente ley y con ello se produzca una afectación real
y actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al
orden jurídico.

"El interés simple, en ningún caso, podrá invocarse como interés legítimo. La autoridad pública no
podrá invocar interés legítimo.

"El juicio de amparo podrá promoverse conjuntamente por dos o más quejosos cuando resientan
una afectación común en sus derechos o intereses, aun en el supuesto de que dicha afectación
derive de actos distintos, si éstos les causan un perjuicio análogo y provienen de las mismas
autoridades.

"Tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales, administrativos, agrarios


o del trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho subjetivo que se afecte de manera
personal y directa;

"La víctima u ofendido del delito podrán tener el carácter de quejosos en los términos de esta ley."

Ahora bien, en íntima relación con la reforma al juicio de amparo antes indicada, el diez de junio de
dos mil once fue publicada en el Diario Oficial de la Federación, una reforma constitucional en materia
de derechos humanos, misma que tuvo un especial impacto en la redacción del artículo 1o.
constitucional, mismo que consagró el denominado principio pro persona de la siguiente manera:

"Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

"Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución
y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia."

Sobre tal reforma, debe destacarse la resolución de la contradicción de tesis 293/2011, emitida el
tres de septiembre de dos mil trece por este Tribunal Pleno, mediante la cual se emitieron diversas
consideraciones en torno al principio pro persona contenido en el nuevo artículo 1o. constitucional,
misma que requiere reseñarse por su trascendencia para el presente asunto.(44)

En efecto, este Tribunal Pleno señaló que es necesario que las nuevas figuras incorporadas en la
Constitución a partir de junio de dos mil once, sean estudiadas a partir de un enfoque de derechos
humanos y con interpretaciones propias del nuevo paradigma constitucional, buscando un efecto útil
de las reformas, a fin de optimizar y potencializar las reformas constitucionales acorde a su objetivo
principal: la tutela efectiva de los derechos humanos de las personas.

En específico, esta Suprema Corte señaló que el segundo párrafo de dicho artículo 1o. constitucional
contiene dos herramientas interpretativas, mismas que resultan de aplicación obligatoria en asuntos
relativos a derechos humanos. La primera se refiere a que todas las normas de derechos humanos
deberán interpretarse de conformidad con la Constitución y con los tratados internacionales de
derechos humanos. A dicha herramienta se le ha conocido en la jurisprudencia de este órgano
colegiado como "interpretación conforme".(45)

Por otra parte, la segunda herramienta interpretativa contenida en el artículo 1o. constitucional, ha
sido identificada por la jurisprudencia y la doctrina como el principio pro persona. Dicho principio,
obliga a que la interpretación de los derechos humanos se desarrolle favoreciendo en todo momento
la protección más amplia a la persona, ante lo cual, en los casos de duda que puedan enfrentar los
operadores jurídicos ante una eventual multiplicidad de normas -y, por tanto, de interpretaciones
disponibles de las mismas-, se deberá optar por dicha alternativa que implique una protección en los
términos más amplios.(46)
En efecto, conforme al artículo 1o. constitucional, cuando se susciten conflictos respecto a cómo
interpretar un derecho humano en específico, los operadores jurídicos deberán atender, en
cumplimiento al principio pro persona, a las interpretaciones que resulten más amplias o menos
restrictivas para los derechos de las personas.

Por último, este órgano colegiado señaló que a partir de tal reforma, el tercer párrafo del artículo 1o.
constitucional constituye el fundamento constitucional de los siguientes elementos: (i) los principios
objetivos de los derechos humanos: universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad;
(ii) las obligaciones genéricas de las autoridades estatales para la tutela de los derechos humanos:
respeto, protección, promoción y garantía; y (iii) las obligaciones específicas que forman parte de la
obligación genérica de garantía: prevenir, investigar, sancionar y reparar.

En suma, este Tribunal Pleno señaló que de acuerdo a los tres primeros párrafos del artículo 1o.
constitucional, se puede desprender lo siguiente: (i) los derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los tratados de los cuales México sea parte integran un mismo conjunto o catálogo
de derechos; (ii) la existencia de dicho catálogo tiene por origen la Constitución misma; (iii) dicho
catálogo debe utilizarse para la interpretación de cualquier norma relativa a los derechos humanos;
y (iv) las relaciones entre los derechos humanos que integran este conjunto deben resolverse
partiendo de la interdependencia y la indivisibilidad de los derechos humanos -lo que excluye la
jerarquía entre unos y otros-, así como del principio pro persona, entendido como herramienta
armonizadora y dinámica que permite la funcionalidad del catálogo constitucional de derechos
humanos.

Como puede apreciarse, la emisión de las reformas en materia de juicio de amparo y derechos
humanos, ha significado la creación en nuestro país de un nuevo paradigma constitucional, mismo
que obliga a todas las autoridades del país a adoptar la protección más amplia para las personas,
ante lo cual, la interpretación que se realice de las figuras integrantes de nuestro sistema jurídico,
deberá ser conforme al principio pro persona que constituye la base de dicho paradigma.(47)

En consecuencia, la interpretación que del interés legítimo se contenga en la presente sentencia,


deberá emprenderse a la luz de tales directrices.

3. Análisis del interés para comparecer al juicio de amparo acorde al sistema constitucional y legal
vigente

En primer término, resulta necesario desarrollar diversas precisiones terminológicas en torno al


interés, a efecto de estar en posibilidad de dotar de contenido a la fracción I del artículo 107
constitucional. Así, los siguientes conceptos constituyen un marco, que si bien es de índole teórica,
lo cierto es que resulta de enorme importancia para el criterio sostenido en el presente asunto.

Comenzaremos señalando que el interés, en su acepción jurídica, se refiere a un vínculo entre cierta
esfera jurídica y una acción encaminada a su protección, en virtud del cual, se solicita a la autoridad
competente que ejerza sus facultades de conocimiento y resolución en torno a dicha acción.

Ahora bien, dicho interés puede ser clasificado de diversas formas, ello en base a la acción jurídica
a la cual se encuentre referido. Algunos de los criterios más empleados por la doctrina, mismos que
son de especial relevancia para el presente caso, son los siguientes:

a) Atendiendo al número de personas afectadas por el acto que se reclama. A partir de tal criterio, el
interés puede clasificarse de la siguiente manera:

i. Individual.

ii. Colectivo o difuso.

b) Atendiendo al nivel de afectación o intensidad de relación con la esfera jurídica de la persona. En


torno a dicho criterio, existen los siguientes tipos de interés:

i. Simple.

ii. Legítimo.

iii. Jurídico.

Una vez indicado lo anterior, y a efecto de clarificar el estudio del interés para efectos del juicio de
amparo, procederemos a desarrollar cada uno de los conceptos previamente señalados, en los
siguientes términos:

a) Tipos de interés atendiendo al número de personas afectadas por el acto que se reclama

Sobre tal criterio de clasificación, mismo que atiende al número de personas que son titulares de la
esfera jurídica afectada, es necesario señalar que el interés individual, como su nombre lo indica, se
refiere a la afectación de la esfera jurídica de un individuo -con independencia del nivel de afectación-
, mientras que los llamados intereses difusos y colectivos, son aquellos derechos subjetivos e
intereses legítimos que corresponden a personas indeterminadas, pertenecientes a ciertos grupos
sociales, es decir, la afectación es indivisible. Sin embargo, es posible realizar una sub clasificación
de tales conceptos, pues hay un sector de la academia que indica que los intereses colectivos son
los intereses comunes a una colectividad de personas entre las que existe un vínculo jurídico,
mientras que en los intereses difusos no existe tal vínculo jurídico, sino solamente situaciones
contingentes o accidentales.(48)

En cualquier caso, tanto el interés colectivo como el

difuso, comparten como nota distintiva un fenómeno supraindividual, es decir, son indivisibles. Ello
no quiere decir que tales circunstancias escapen de la dimensión individual, toda vez que la
repercusión recae directamente en personas identificables, pero la afectación trasciende de la esfera
jurídica subjetiva y se proyecta en un grupo, categoría o clase en conjunto.(49)

b) Atendiendo al nivel de afectación o intensidad de relación con la esfera jurídica de la persona

En primer término, es necesario precisar los extremos relativos al presente criterio de categorización:
el interés simple y el interés jurídico. Así las cosas, el interés simple implica el reconocimiento de
una legitimación para cualquier individuo, por el solo hecho de ser miembro de la comunidad -
situación que comúnmente se ha identificado con las denominadas "acciones populares"-, mientras
que el interés jurídico es aquel que se ha identificado con la titularidad de un derecho subjetivo, es
decir, con la posibilidad de hacer, o querer determinada circunstancia y la posibilidad de exigir a otros
el respeto de la misma.(50)

En otras palabras, el interés simple, es el concerniente a todos los integrantes de la sociedad, por lo
que el grado de intensidad en la esfera jurídica no resulta cualificado, personal o directo.(51) Es por
ello que tal interés constituye el supuesto contrario al interés jurídico, en el cual, la afectación a la
esfera jurídica se encuentra referida a una cualidad específica: la titularidad de un derecho
subjetivo.(52)

Como puede apreciarse, el concepto de interés jurídico se identifica con lo que esta Suprema Corte
había entendido por parte agraviada para efectos de la promoción del juicio de amparo, ello previo a
la reforma constitucional de junio de dos mil once, claro está.

Una vez establecido lo anterior, resulta pertinente desarrollar lo concerniente al interés legítimo. A
manera de aproximación inicial al tema, se suele indicar que se trata de una legitimación intermedia
entre el interés jurídico y el interés simple,(53) ya que no se exige acreditar la afectación a un derecho
subjetivo, pero tampoco implica que cualquier persona pueda promover la acción. Así, el interés
legítimo solamente requiere de una afectación a la esfera jurídica entendida en un sentido amplio,
ya sea porque dicha intromisión es directa, o porque el agravio deriva de una situación particular que
la persona tiene en el orden jurídico.

El interés legítimo -mismo que tuvo su origen en el derecho administrativo, pero su uso se ha
extendido a otras ramas jurídicas- implica un vínculo entre una persona y una pretensión, de tal
forma que la anulación del acto que se reclama produce un beneficio o efecto positivo en su esfera
jurídica, ya sea actual o futuro pero cierto. Sin embargo, esta titularidad potencial de una ventaja o
utilidad jurídica, requiere de un interés actual y real, no hipotético, pues ello se encontraría referido
a un interés simple.(54)

En consecuencia, para que exista un interés legítimo, se requiere de la existencia de una afectación
en cierta esfera jurídica -no exclusivamente en una cuestión patrimonial-, apreciada bajo un
parámetro de razonabilidad, y no sólo como una simple posibilidad, ante lo cual, una eventual
sentencia de protección constitucional implicaría la obtención de un beneficio determinado, el cual
no puede ser lejanamente derivado, sino resultado inmediato de la resolución que en su caso llegue
a dictarse.

Cabe aclararse que tal parámetro de razonabilidad, no se refiere a los estándares argumentativos
empleados por esta Suprema Corte para analizar la validez de normas jurídicas, sino al hecho de
que la afectación a la esfera jurídica del quejoso en sentido amplio debe ser posible, esto es, debe
ser razonable la existencia de tal afectación. Por tanto, dicho término se refiere a la lógica que debe
guardar el vínculo entre la persona y la afectación aducida.

Como puede advertirse, el interés legítimo consiste en una categoría diferenciada y más amplia que
el interés jurídico, pero tampoco se trata de un interés genérico de la sociedad como ocurre con el
interés simple, esto es, no se trata de la generalización de una acción popular, sino del acceso a los
tribunales competentes ante posibles lesiones jurídicas a intereses jurídicamente relevantes y, por
ende, protegidos.(55)

Así, mediante este interés legítimo, el demandante se encuentra en una situación jurídica
identificable, surgida por una relación específica con el objeto de la pretensión que aduce, ya sea
por una circunstancia personal o por una regulación sectorial o grupal, y si bien la misma es
diferenciada al interés del resto de la sociedad, lo cierto es que no requiere provenir de una facultad
otorgada expresamente por el orden jurídico, es decir, tal situación goza de una lógica jurídica propia
e independiente de alguna conexión o derivación con derechos subjetivos.(56)

En cualquier caso, resulta pertinente hacer una aclaración: la apreciación que el órgano competente
realice del interés legítimo, a efecto de verificar su actualización en el procedimiento correspondiente,
no depende de una manifestación del interesado, es decir, la sola afirmación de éste, en el sentido
de que goza del interés suficiente, no basta para que el mismo se tenga por acreditado. En otras
palabras, el hecho de que el interés legítimo implique un nivel de afectación menor al exigido en el
interés jurídico, no significa que el mismo no deba acreditarse, aunque por otra parte, no existe
ningún impedimento para que la autoridad, por medio de inferencias lógicas, arribe a la conclusión
de que sí se ha actualizado el mismo.(57)

Por otra parte, también requiere precisarse que aunque este tipo de interés sirve de manera especial
para la protección de intereses colectivos y, por tanto, ha resultado adecuado para justificar la
legitimación a entidades de base asociativa, lo cierto es que tal función no resulta exclusiva, sino que
la posición especial en el ordenamiento jurídico, también puede referirse a una persona en particular.
Esto es, si bien en una situación jurídica concreta pueden concurrir el interés colectivo y el interés
legítimo, lo cierto es que tal asociación no es absoluta e indefectible.(58)

Por último, debe indicarse que el interés de que se trate, deberá ser interpretado en todo momento
acorde a la naturaleza y funciones del proceso constitucional, convencional o legal del cual sea parte.
Así, toda vez que el interés legítimo en torno al cual versa la presente contradicción de criterios, se
refiere al exigido en el juicio de amparo, el mismo deberá analizarse a la luz de la función primordial
del mismo: la protección de los derechos fundamentales de las personas, razón por la cual, el
principio pro persona contenido en el artículo 1o. constitucional cobra especial relevancia en el
presente asunto.

Como puede apreciarse, se trata de un concepto jurídico de enorme complejidad, cuyos contenidos
esenciales han de ser delineados por esta Suprema Corte, pero su aplicación fáctica requerirá de
los casos en concreto a los que se enfrenten los órganos que integran nuestro sistema judicial, es
decir, la categorización de todas las posibles situaciones y supuestos del interés legítimo, deberá ser
producto de la labor cotidiana de los diversos juzgadores de amparo al aplicar dicha figura jurídica,
ello a la luz de los lineamientos emitidos por esta Suprema Corte.(59)

Una vez que este Tribunal Pleno ha establecido los anteriores elementos, resulta pertinente
establecer cómo deberá ser interpretada la fracción I del artículo 107 constitucional, cuyo texto
reformado fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el seis de junio de dos mil once.

En primer término, es necesario reiterar que el segundo párrafo de la fracción I del artículo 107
constitucional, establece que tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho subjetivo
que sea afectado de manera personal o directa.(60)

Es decir, resulta claro que el Constituyente Permanente estableció de forma expresa, que tratándose
de la procedencia del amparo directo, así como del amparo indirecto cuando se combatan actos de
dichas autoridades jurisdiccionales,(61) es necesario que el quejoso aduzca un interés jurídico, esto
es, una afectación directa e inmediata en su esfera jurídica, situación que surge a partir de su
titularidad de un derecho subjetivo. Cabe señalarse que tal estándar de afectación que es exigido
para la procedencia del juicio de amparo, resulta coincidente con los diversos criterios que sobre
interés jurídico ha emitido este Alto Tribunal.

En consecuencia, el pronunciamiento que esta Suprema Corte emita en torno al interés legítimo,
deberá entenderse como aplicable al supuesto previsto en el primer párrafo de la fracción I del
artículo 107 constitucional, es decir, para la procedencia del amparo indirecto, cuando los actos
reclamados no consistan en actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo.

En este punto resulta pertinente recordar que previo a la reforma de junio de dos mil once, el Texto
Constitucional solamente establecía, que el juicio de amparo se seguiría a instancia de parte
agraviada. Al carecer dicho concepto de un mayor desarrollo en la Constitución, esta Suprema Corte
lo interpretó -en relación con el texto de la anterior Ley de Amparo-, en el sentido de que se requería
la titularidad de un derecho subjetivo, y una afectación directa e inmediata en la esfera jurídica del
quejoso.

Sin embargo, a partir del seis de junio de dos mil once, el interés necesario para comparecer al juicio
de amparo ya posee una configuración constitucional explícita, en la cual, el concepto que durante
las diversas Épocas del Semanario Judicial de la Federación había adoptado esta Suprema Corte,
esto es, una afectación directa e inmediata en razón de la titularidad de un derecho subjetivo, ahora
se vincula de forma expresa al amparo directo -y al amparo indirecto tratándose de actos
provenientes de tribunales-.

No obstante, el Constituyente Permanente incluyó una definición distinta para el interés en los casos
de amparos indirectos que no provengan de actos o resoluciones de tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo, ante lo cual, resulta claro que dicho Constituyente pretendió establecer,
para tales casos, un concepto de interés distinto al que esta Suprema Corte había desarrollado.

Se arriba a tal conclusión, pues si el Constituyente hubiese considerado que dicho interés jurídico
era el aplicable para la procedencia de todos los juicios de amparo, no hubiese realizado la distinción
que se aprecia entre el primer y el segundo párrafo de la fracción I del artículo 107 constitucional, en
virtud de lo cual, esta Suprema Corte requiere dotar de contenido a este interés consagrado en el
Texto Constitucional.

Así, a consideración de este Tribunal Pleno, el párrafo primero de la fracción I del artículo 107
constitucional, establece que tratándose de la procedencia del amparo indirecto -en los supuestos
en que no se combatan actos o resoluciones de tribunales-, quien comparezca a un juicio deberá
ubicarse en alguno de los siguientes dos supuestos: (i) ser titular de una facultad otorgada
expresamente por el orden jurídico, es decir, alegar una afectación inmediata y directa en la esfera
jurídica, producida en virtud de tal titularidad; o (ii) en caso de que no se cuente con tal interés, la
Constitución ahora establece la posibilidad de solamente aducir un interés legítimo, mismo que será
suficiente para comparecer en el juicio.(62)

Así, la Constitución expresamente establece que dicho "interés legítimo individual o colectivo",
implica que el quejoso será quien alegue que el acto reclamado viola los derechos reconocidos por
esta Constitución y con ello se afecte su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su
especial situación frente al orden jurídico. De ello se desprende, en un primer término, que el interés
legítimo admite de forma expresa la posibilidad de ser individual o colectivo -cuestión sobre la cual
se profundizará más adelante-.

Adicionalmente, del interés legítimo consagrado en el Texto Constitucional, este Tribunal Pleno
arriba a la conclusión de que el mismo posee las características que sobre tal figura jurídica
habíamos indicado en la presente sentencia, esto es, el Constituyente Permanente consagró un
interés que implica una afectación en la esfera jurídica en un sentido amplio -al no limitar la
Constitución este tipo de afectación-, lo cual genera un interés cualificado, actual y real -debido a
que la afectación surge de forma directa o en virtud de una especial situación frente al orden jurídico-
, en suma, un interés jurídicamente relevante y protegido, lo cual forzosamente conllevaría a
reconocer, que una posible concesión de amparo generaría un beneficio en la esfera jurídica del
quejoso.

Ello es así, pues como ya se expuso en la presente sentencia, la existencia de intereses difusos y
colectivos por una parte, y del interés legítimo por otra, responde a dos supuestos distintos: en el
primer caso, el interés se refiere al número de personas que tienen el mismo, mientras que el
segundo término se refiere al nivel de intromisión o afectación en la esfera jurídica del gobernado.
Es decir, no pueden equipararse los términos ni pueden ser empleados como sinónimos, toda vez
que su configuración responde a criterios diversos, sin que ello implique que no puedan coexistir en
el mismo procedimiento.

Así las cosas, resulta posible que el interés legítimo en determinado caso también sea difuso o
colectivo, pero tal supuesto no resulta forzoso, pues es factible que un juzgador se encuentre con un
caso en el cual, existe un interés legítimo individual, en virtud de que la afectación o posición especial
frente al ordenamiento jurídico, sea una situación no sólo compartida por un grupo formalmente
identificable, sino que redunde también en una persona determinada que no pertenezca a dicho
grupo. Incluso, podría darse el supuesto de que la afectación redunde de forma exclusiva en la esfera
jurídica de una persona determinada, en razón de sus circunstancias específicas.

En otras palabras, no resulta jurídicamente factible equiparar el interés legítimo con el diverso
colectivo o difuso, pues tal circunstancia no resultaría armónica con la naturaleza del juicio de amparo
ni con el principio pro persona, ya que ello significaría restringir de forma excesiva el acceso al
mismo, al impedir que ciertas personas que posean un interés individual y diferenciable pero que no
derive de la titularidad de un derecho subjetivo, puedan acceder al juicio de amparo, situación que
se reitera, resultaría contraria al nuevo paradigma en materia de derechos humanos prevista en
nuestro Texto Constitucional.

Tomando en consideración los anteriores elementos, es posible establecer que las notas distintivas
del interés legítimo previsto en la fracción I del artículo 107 constitucional, son las siguientes:
a) Implica la existencia de un vínculo entre ciertos derechos fundamentales y una persona que
comparece en el proceso.

b) El vínculo no requiere de una facultad otorgada expresamente por el orden jurídico, es decir, la
persona con interés se encuentra en aptitud de expresar un agravio diferenciado al resto de los
integrantes de la sociedad, al tratarse de un interés cualificado, actual, real y jurídicamente relevante.

c) Consiste en una categoría diferenciada y más amplia que el interés jurídico, pero tampoco se trata
de un interés genérico de la sociedad como ocurre con el interés simple. Es decir, implica el acceso
a los tribunales competentes ante posibles lesiones jurídicas a intereses jurídicamente relevantes y,
por ende, protegidos. En otras palabras, debe existir un vínculo con una norma jurídica, pero basta
que la misma establezca un derecho objetivo, por lo que no se exige acreditar la afectación a un
derecho subjetivo, pero tampoco implica que cualquier persona pueda promover la acción.

d) La concesión del amparo, se traduciría en un beneficio jurídico en favor del quejoso, es decir, un
efecto positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o futuro pero cierto, mismo que no puede ser
lejanamente derivado, sino resultado inmediato de la resolución que en su caso llegue a dictarse.

e) Debe existir una afectación a la esfera jurídica del quejoso en un sentido amplio, apreciada bajo
un parámetro de razonabilidad y no sólo como una simple posibilidad, esto es, una lógica que debe
guardar el vínculo entre la persona y la afectación aducida.

f) Así, el quejoso tiene un interés propio distinto del de cualquier otro gobernado, consistente en que
los poderes públicos actúen de conformidad con el ordenamiento jurídico, cuando con motivo de
tales fines se incide en el ámbito de dicho interés propio.

g) La situación jurídica identificable, surge por una relación específica con el objeto de la pretensión
que se aduce, ya sea por una circunstancia personal o por una regulación sectorial.

h) Si bien en una situación jurídica concreta pueden concurrir el interés colectivo o difuso y el interés
legítimo, lo cierto es que tal asociación no es absoluta e indefectible.

i) Debido a su configuración normativa, la categorización de todas las posibles situaciones y


supuestos del interés legítimo, deberá ser producto de la labor cotidiana de los juzgadores de amparo
al aplicar dicha figura jurídica. Es decir, el criterio contenido en la presente sentencia no constituye
un concepto cerrado o acabado sobre el interés legítimo, sino que contiene los elementos suficientes
para adaptarse a diversas situaciones, así como notas distintivas para no confundirse con otros tipos
de interés.

j) Finalmente, el interés debe responder a la naturaleza del proceso del cual forma parte, es decir, el
interés legítimo requiere ser armónico con la dinámica y alcances del juicio de amparo, consistentes
en la protección de los derechos fundamentales de las personas.

En suma, se estima que el criterio contenido en la presente sentencia resulta acorde a la finalidad
del juicio de amparo a la luz del principio pro persona, pues mediante el mismo se amplía la
protección a los derechos fundamentales, al permitir un mayor acceso a tal medio de control de
constitucionalidad, situación que redunda de forma directa en un respeto al nuevo paradigma en
materia de derechos humanos que el Constituyente Permanente consagró en nuestro Texto
Constitucional desde junio de dos mil once.

4. Criterio que debe prevalecer en la presente contradicción

Debido a lo anteriormente expuesto, este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, arriba a la consideración de que el criterio que es acorde a la naturaleza del juicio de amparo
y al nuevo paradigma en materia de derechos humanos, mismo que debe prevalecer con carácter
de jurisprudencia, es el siguiente:

INTERÉS LEGÍTIMO. CONTENIDO Y ALCANCE PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL


JUICIO DE AMPARO (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN I, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS). A consideración de este
Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el párrafo primero de la fracción I del
artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que tratándose
de la procedencia del amparo indirecto -en los supuestos en que no se combatan actos o
resoluciones de tribunales-, quien comparezca a un juicio deberá ubicarse en alguno de los
siguientes dos supuestos: (I) ser titular de un derecho subjetivo, es decir, alegar una afectación
inmediata y directa en la esfera jurídica, producida en virtud de tal titularidad; o (II) en caso de que
no se cuente con tal interés, la

Constitución ahora establece la posibilidad de solamente aducir un interés legítimo, que será
suficiente para comparecer en el juicio. Dicho interés legítimo se refiere a la existencia de un vínculo
entre ciertos derechos fundamentales y una persona que comparece en el proceso, sin que dicha
persona requiera de una facultad otorgada expresamente por el orden jurídico, esto es, la persona
que cuenta con ese interés se encuentra en aptitud de expresar un agravio diferenciado al resto de
los demás integrantes de la sociedad, al tratarse de un interés cualificado, actual, real y jurídicamente
relevante, de tal forma que la anulación del acto que se reclama produce un beneficio o efecto
positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o futuro pero cierto. En consecuencia, para que exista
un interés legítimo, se requiere de la existencia de una afectación en cierta esfera jurídica -no
exclusivamente en una cuestión patrimonial-, apreciada bajo un parámetro de razonabilidad, y no
sólo como una simple posibilidad, esto es, una lógica que debe guardar el vínculo entre la persona
y la afectación aducida, ante lo cual, una eventual sentencia de protección constitucional implicaría
la obtención de un beneficio determinado, el que no puede ser lejanamente derivado, sino resultado
inmediato de la resolución que en su caso llegue a dictarse. Como puede advertirse, el interés
legítimo consiste en una categoría diferenciada y más amplia que el interés jurídico, pero tampoco
se trata del interés genérico de la sociedad como ocurre con el interés simple, esto es, no se trata
de la generalización de una acción popular, sino del acceso a los tribunales competentes ante
posibles lesiones jurídicas a intereses jurídicamente relevantes y, por ende, protegidos. En esta
lógica, mediante el interés legítimo, el demandante se encuentra en una situación jurídica
identificable, surgida por una relación específica con el objeto de la pretensión que aduce, ya sea
por una circunstancia personal o por una regulación sectorial o grupal, por lo que si bien en una
situación jurídica concreta pueden concurrir el interés colectivo o difuso y el interés legítimo, lo cierto
es que tal asociación no es absoluta e indefectible; pues es factible que un juzgador se encuentre
con un caso en el cual exista un interés legítimo individual en virtud de que, la afectación o posición
especial frente al ordenamiento jurídico, sea una situación no sólo compartida por un grupo
formalmente identificable, sino que redunde también en una persona determinada que no pertenezca
a dicho grupo. Incluso, podría darse el supuesto de que la afectación redunde de forma exclusiva en
la esfera jurídica de una persona determinada, en razón de sus circunstancias específicas. En suma,
debido a su configuración normativa, la categorización de todas las posibles situaciones y supuestos
del interés legítimo, deberá ser producto de la labor cotidiana de los diversos juzgadores de amparo
al aplicar dicha figura jurídica, ello a la luz de los lineamientos emitidos por esta Suprema Corte,
debiendo interpretarse acorde a la naturaleza y funciones del juicio de amparo, esto es, buscando la
mayor protección de los derechos fundamentales de las personas.

Por lo antes expuesto, este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,

RESUELVE:

PRIMERO. No existe la contradicción de tesis denunciada entre el amparo en revisión 366/2012


sustentado por la Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación y los amparos en
revisión 404/2012, 606/2012 y 750/2012 sustentados por la Segunda Sala de esta Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
SEGUNDO. Sí existe la contradicción de tesis denunciada entre el amparo en revisión 366/2012
sustentado por la Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación y los amparos en
revisión 553/2012, 684/2012 y 29/2013 sustentados por la Segunda Sala de esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación.

TERCERO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por este Tribunal
Pleno, en los términos precisados en el último apartado de esta sentencia.

CUARTO. Publíquese la tesis jurisprudencial en términos de ley.

Notifíquese; remítase la tesis jurisprudencial que se establece a la Coordinación de Compilación y


Sistematización de Tesis para su publicación en el Semanario Judicial de la Federación y en su
Gaceta, y háganse del conocimiento de las Salas de esta Suprema Corte, de los Tribunales
Colegiados de Circuito y Juzgados de Distrito, en acatamiento a lo previsto en los artículos 218 y
219 de la Ley de Amparo; y, en su oportunidad, archívese el expediente.

Así lo resolvió el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación:

Respecto del punto resolutivo primero:

Se aprobó por unanimidad de diez votos de los Ministros Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz, Luna
Ramos, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez
Cordero de García Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza, respecto de los apartados I, II,
III, IV, V, VI y VII relativos, respectivamente, a la relación de criterios que contienden en la presente
contradicción de tesis, a la denuncia y trámite de la contradicción de tesis, a la competencia, a la
legitimación, a la reseña de los criterios que contienden en la presente contradicción de tesis, a los
criterios para determinar la existencia de una contradicción de tesis y a la inexistencia de la
contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera Sala, y los amparos en revisión
404/2012, 606/2012 y 750/2012 de la Segunda Sala.

El Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo no asistió a la sesión de tres de junio de dos mil catorce por
desempeñar una comisión de carácter oficial.

Respecto del punto resolutivo segundo:

Se aprobó por unanimidad de diez votos de los Ministros Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz, Luna
Ramos, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez
Cordero de García Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza, respecto del apartado VIII del
proyecto, relativo a la existencia de contradicción entre el amparo en revisión 366/2012 de la Primera
Sala, y los amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y 29/2013 de la Segunda Sala.

El Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo no asistió a la sesión de tres de junio de dos mil catorce por
desempeñar una comisión de carácter oficial.

Respecto del punto resolutivo tercero:

Se aprobó por mayoría de ocho votos de los Ministros Cossío Díaz en contra de algunas
consideraciones, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Aguilar Morales, Valls Hernández,
Sánchez Cordero de García Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza, respecto del apartado
IX, relativo al criterio que debe prevalecer en la presente contradicción. La Ministra Luna Ramos votó
en contra y anunció voto particular. Los Ministros Cossío Díaz, Franco González Salas y Aguilar
Morales reservaron su derecho de formular sendos votos concurrentes.

Los Ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Jorge Mario Pardo Rebolledo no asistieron a la sesión
de cinco de junio de dos mil catorce, el primero previo aviso a la presidencia y el segundo por
desempeñar una comisión de carácter oficial.
Respecto del punto resolutivo cuarto:

Se aprobó por unanimidad de nueve votos de los Ministros Cossío Díaz, Luna Ramos, Franco
González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez Cordero de
García Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza.

Los Ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Jorge Mario Pardo Rebolledo no asistieron a la sesión
de cinco de junio de dos mil catorce, el primero previo aviso a la presidencia y el segundo por
desempeñar una comisión de carácter oficial.

El Ministro presidente Silva Meza declaró que el asunto se resolvió en los términos precisados, en
la inteligencia de que la redacción definitiva de la tesis derivada de esta resolución, cuyo texto debe
incluirse en la sentencia correspondiente, una vez aprobado el engrose respectivo, se someterá al
procedimiento administrativo que regularmente se sigue ante el Comité de Aprobación de Tesis, en
términos de lo previsto en el artículo 14 del Acuerdo General Número 20/2013.

En términos de lo previsto en el artículo 3, fracciones II y III, de la Ley Federal de Transparencia y


Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información
considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

Nota: La tesis aislada 1a. CCCXL/2013 (10a.) citada en esta ejecutoria, aparece publicada en el
Semanario Judicial de la Federación del viernes 13 de diciembre de 2013 a las 13:20 horas, como
en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 1, Tomo I, diciembre de
2013, página 530.

________________
1. Resuelto por unanimidad de cinco votos, bajo la ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz
(fojas 23 a 33 vuelta del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013).

2. Resuelto por unanimidad de cuatro votos (el Ministro Fernando Franco González Salas se
encontraba ausente en dicha sesión), bajo la ponencia del Ministro Sergio A. Valls Hernández (fojas
35 a 46 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013).

3. Resuelto por mayoría de tres votos (en contra votaron los Ministros Sergio A. Valls Hernández y
Fernando Franco González Salas), bajo la ponencia de la Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos
(fojas 48 a 57 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013). Cabe señalarse que el Ministro
Sergio Valls Hernández formuló voto particular.

4. Resuelto por unanimidad de cinco votos, bajo la ponencia del Ministro Sergio A. Valls Hernández
(fojas 59 a 73 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013).

5. Resuelto por unanimidad de cinco votos, bajo la ponencia del Ministro Sergio A. Valls Hernández
(fojas 75 a 83 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013). Cabe señalarse que el Ministro
Sergio A. Valls Hernández formuló voto concurrente.

6. Resuelto por unanimidad de cinco votos, bajo la ponencia del Ministro Alberto Pérez Dayán (fojas
85 a 92 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013).

7. Resuelto por unanimidad de cinco votos, bajo la ponencia del Ministro Alberto Pérez Dayán (fojas
95 a 102 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013).

8. Fojas 1 a 3 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (denuncia de contradicción).

9. Fojas 5 a 7 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (acuerdo de registro, turno y vista).

10. Fojas 116 y 116 vuelta del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (auto de remisión de
expediente a ponencia).

11. Fojas 119 a 135 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (manifestaciones de la
agente del Ministerio Público de la Federación).

12. Fojas 136 y 136 vuelta del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (auto de recepción de
oficio).

13. Adicionalmente, véase la tesis aislada IV/2012 (10a.) de este Tribunal Pleno, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE LAS SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN. EL TRIBUNAL PLENO TIENE COMPETENCIA EXCLUSIVA PARA CONOCER DE LA
DENUNCIA RELATIVA Y RESOLVERLA, INCLUSO SI AQUÉLLA RESULTARA IMPROCEDENTE,
INEXISTENTE O SIN MATERIA.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, Libro XV, Tomo 1, diciembre de 2012, página 227.

14. Al respecto, véase la tesis aislada XIX/2008 de la Segunda Sala de este Alto Tribunal, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE LAS SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN. EL PRESIDENTE DEL ALTO TRIBUNAL TIENE LEGITIMACIÓN PARA DENUNCIARLA.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII,
febrero de 2008, página 721.

15. Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XVII,
Tomo 1, febrero de 2013, página 822.

16. Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XVIII,
Tomo 2, marzo de 2013, página 1736.

17. En torno a ello, véase la tesis jurisprudencial 1a./J. 47/97 de la Primera Sala de este Alto Tribunal,
de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. SU NATURALEZA JURÍDICA.", publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VI, diciembre de 1997, página 241.

18. En especial, véase la tesis jurisprudencial 1a./J. 22/2010 de la Primera Sala de esta Suprema
Corte, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO. CONDICIONES PARA SU EXISTENCIA.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXI, marzo de 2010, página 122.

19. Véanse los siguientes criterios: tesis jurisprudencial P./J. 72/2010 de este Tribunal Pleno, de
rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS
SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE
DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN
NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XXXII, agosto de 2010, página 7; tesis aislada P. XLVII/2009 de este
Tribunal Pleno de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE
SE ADVIERTAN ELEMENTOS SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS
EJECUTORIAS.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tomo XXX, julio de 2009, página 67; tesis aislada P. V/2011 de este Tribunal Pleno, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE ESTIMARSE EXISTENTE CUANDO LOS CRITERIOS
DERIVEN DE PROBLEMAS JURÍDICOS SUSCITADOS EN PROCEDIMIENTOS O JUICIOS
DISTINTOS, SIEMPRE Y CUANDO SE TRATE DEL MISMO PROBLEMA JURÍDICO.", publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXIV, julio de 2011,
página 7; y, tesis jurisprudencial 1a./J. 5/2000 de la Primera Sala de este Alto Tribunal, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. REQUISITOS PARA LA PROCEDENCIA DE LA DENUNCIA.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo IX, junio de
2000, página 49.

20. Véase la tesis aislada P. L/94 de este Tribunal Pleno, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS.
PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS.",
publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Núm. 83, noviembre
de 1994, página 35; de igual manera, véanse los siguientes criterios: tesis jurisprudencial 1a./J.
129/2004 de la Primera Sala de este Alto Tribunal, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. ES
PROCEDENTE LA DENUNCIA RELATIVA CUANDO EXISTEN CRITERIOS OPUESTOS, SIN QUE
SE REQUIERA QUE CONSTITUYAN JURISPRUDENCIA.", publicada en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXI, enero de 2005, página 93; tesis jurisprudencial
P./J. 27/2001 de este Tribunal Pleno, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE
PROCEDA LA DENUNCIA BASTA QUE EN LAS SENTENCIAS SE SUSTENTEN CRITERIOS
DISCREPANTES.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XIII, abril de 2001, página 77; y, tesis jurisprudencial 2a./J. 94/2000 de la Segunda
Sala de este Alto Tribunal, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. SU EXISTENCIA REQUIERE
DE CRITERIOS DIVERGENTES PLASMADOS EN DIVERSAS EJECUTORIAS, A PESAR DE QUE
NO SE HAYAN REDACTADO NI PUBLICADO EN LA FORMA ESTABLECIDA POR LA LEY.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XII,
noviembre de 2000, página 319.

21. Foja 31 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (sentencia del amparo en revisión
366/2012 del índice de la Primera Sala).

22. Foja 43 del cuaderno de la contradicción de tesis 111/2013 (sentencia del amparo en revisión
404/2012 del índice de la Segunda Sala).

23. Por las razones que contiene, véase la tesis jurisprudencial P./J. 93/2006 de este Tribunal Pleno,
de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. PUEDE CONFIGURARSE AUNQUE UNO DE LOS
CRITERIOS CONTENDIENTES SEA IMPLÍCITO, SIEMPRE QUE SU SENTIDO PUEDA
DEDUCIRSE INDUBITABLEMENTE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARTICULARES DEL CASO.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVIII, julio
de 2008, página 8.

24. Publicada en el Semanario Judicial de la Federación del viernes 13 de diciembre de 2013, a la


13:20 horas, como en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 1,
Tomo I, diciembre de 2013, página 728.

25. Resuelto en sesión de siete de agosto de dos mil trece, por mayoría de tres votos, bajo la
ponencia del Ministro Alberto Pérez Dayán.

26. En efecto, dicha fracción no fue objeto de modificación en las reformas constitucionales al juicio
de amparo de 2 de noviembre de 1962, 25 de octubre de 1967, 20 de marzo de 1974, 8 de octubre
de 1974, 17 de febrero de 1975, 6 de agosto de 1979, 7 de abril de 1986, 10 de agosto de 1987, 3
de septiembre de 1993, 25 de octubre de 1993, 31 de diciembre de 1994 y 11 de junio de 1999.

27. Así, dicha disposición no fue modificada en las reformas a la Ley de Amparo de 30 de diciembre
de 1939, 20 de enero de 1943, 29 de diciembre de 1949, 19 de febrero de 1951, 31 de diciembre de
1957, 4 de febrero de 1963, 30 de abril de 1968, 4 de diciembre de 1974, 23 de diciembre de 1974,
29 de diciembre de 1975, 29 de junio de 1976, 31 de diciembre de 1976, 7 de enero de 1980, 30 de
noviembre de 1982, 16 de enero de 1984 y 20 de mayo de 1986.
28. Por tanto, tal disposición no fue modificada en las reformas al juicio de amparo de 10 de enero
de 1994, 8 de febrero de 1999, 9 de junio de 2000, 17 de mayo de 2001, 16 de agosto de 2005, 24
de abril de 2006, 15 de enero de 2009, 18 de marzo de 2009, 17 de abril de 2009, 29 de mayo de
2009, 17 de junio de 2009 y 24 de junio de 2011.

29. Entre otros criterios, véanse los siguientes: tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS
JURÍDICO TUTELADO POR EL AMPARO.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación,
Quinta Época, Tomo LXXXII, octubre de 1994, página 685; tesis aislada de la Segunda Sala, de
rubro: "INTERÉS JURÍDICO, QUÉ DEBE ENTENDERSE POR TAL.", publicada en el Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXXXVI, noviembre de 1945, página 991; tesis
aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO PARA EL AMPARO.", publicada en el
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXXXVII, marzo de 1946, página 2369;
tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "AMPARO, INTERÉS JURÍDICO EN EL.", publicada en
el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo C, junio de 1949, página 1242; tesis
aislada de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.", publicada en
el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo CIX, agosto de 1951, página 1693;
tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.", publicada en
el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo CXXI, septiembre de 1954, página
2214; y tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO, NATURALEZA DEL.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo CXX, mayo de 1954,
página 568.

30. Tesis aislada de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO, PARA LOS EFECTOS
DEL AMPARO.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXXXVII,
página 11 y tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen LXXIX, Tercera Parte,
enero de 1964, página 21.

31. Tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO.", publicada en el Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XCIII, agosto de 1947, página 1276.

32. Tesis aislada de la

Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.", publicada en el Semanario


Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen IX, Tercera Parte, marzo de 1958, página 73.

33. Tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.", publicada
en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XCVII, Tercera Parte, julio de
1965, página 34.

34. Tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "AMPARO, INTERÉS JURÍDICO EN EL.", publicada
en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen LXXV, Tercera Parte, septiembre
de 1963, página 10.

35. Al respecto, véanse los siguientes criterios: tesis aislada de este Tribunal Pleno, de rubro:
"INTERÉS JURÍDICO, CONCEPTO DE, PARA LA PROCEDENCIA DEL AMPARO.", publicada en
el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 64, Primera Parte, abril de 1974,
página 68; tesis aislada de este Tribunal Pleno, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO Y PERJUICIO
ECONÓMICO. DIFERENCIAS, PARA LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO.", publicada
en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 66, Primera Parte, junio de
1974, página 43; tesis aislada de la Segunda Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL
AMPARO.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 127-
132, Tercera Parte, julio-diciembre de 1979, página 55; y tesis jurisprudencial de la Segunda Sala,
de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, Séptima Época, Volúmenes 145-150, Tercera Parte, enero-junio de 1981, página 167.
36. Tesis aislada de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO PARA LA
PROCEDENCIA DEL AMPARO. NATURALEZA DEL.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, Séptima Época, Volúmenes 187-192, Cuarta Parte, julio-diciembre de 1984, página 132;
en el mismo sentido, véase la tesis aislada de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO
PARA LA PROCEDENCIA DEL AMPARO, NATURALEZA DEL.", publicada en el Semanario Judicial
de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 193-198, Cuarta Parte, enero-junio de 1985, página
80.

37. Tesis aislada de este Tribunal Pleno, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO PARA LA PROCEDENCIA
DEL AMPARO.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 52,
Primera Parte, abril de 1973, página 46; adicionalmente, véase la tesis jurisprudencial de la otrora
Sala Auxiliar, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO, QUÉ DEBE ENTENDERSE POR
PERJUICIO PARA LOS EFECTOS DEL.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación,
Séptima Época, Volumen 72, Séptima Parte, diciembre de 1974 página 55.

38. Tesis aislada de este Tribunal Pleno, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO. INTERÉS SIMPLE Y
MERA FACULTAD. CUANDO EXISTEN.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación,
Séptima Época, Volumen 37, Primera Parte, enero de 1972, página 25.

39. Tesis aislada de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO QUE
LO CONSTITUYE.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo II,
Primera Parte, julio-diciembre de 1988, página 224; también véase la tesis aislada 3a. XXXVIII/91
de la otrora Tercera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO. DEBE SER ACTUAL.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, agosto de 1991,
página 88.

40. Véase la tesis jurisprudencial 1a./J. 168/2007 de la Primera Sala, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO
EN EL AMPARO. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII, enero de 2008, página 225.

41. Véase la tesis aislada P. XIV/2011 de este Tribunal Pleno, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO PARA
EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL AMPARO. SU INTERPRETACIÓN POR LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN NO HA SUFRIDO UNA GRAN VARIACIÓN, SINO QUE HA
HABIDO CAMBIOS EN EL ENTENDIMIENTO DE LA SITUACIÓN EN LA CUAL PUEDE HABLARSE
DE LA EXISTENCIA DE UN DERECHO ‘OBJETIVO’ CONFERIDO POR EL ORDENAMIENTO
JURÍDICO.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXXIV, agosto de 2011, página 34.

42. Resuelto en la sesión de veintiséis de marzo de dos mil catorce, bajo la ponencia del Ministro
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

43. Sobre tal tema, véase H. Fix-Zamudio, Las reformas constitucionales mexicanas de junio de 2011
y sus efectos en el sistema interamericano de derechos humanos. Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2011.

44. De dicho asunto emanaron las siguientes tesis: tesis jurisprudencial P./J. 20/2014 (10a.) del
Tribunal Pleno, publicada en el Semanario Judicial de la Federación el viernes 25 de abril de 2014 a
las 9: 32 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 5, Tomo
I, abril de 2014, página 202, cuyos rubro y texto son los siguientes: "DERECHOS HUMANOS
CONTENIDOS EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES.
CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO
CUANDO EN LA CONSTITUCIÓN HAYA UNA RESTRICCIÓN EXPRESA AL EJERCICIO DE
AQUÉLLOS, SE DEBE ESTAR A LO QUE ESTABLECE EL TEXTO CONSTITUCIONAL.-El primer
párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un conjunto de derechos humanos cuyas fuentes son
la Constitución y los tratados internacionales de los cuales el Estado Mexicano sea parte. De la
interpretación literal, sistemática y originalista del contenido de las reformas constitucionales de seis
y diez de junio de dos mil once, se desprende que las normas de derechos humanos,
independientemente de su fuente, no se relacionan en términos jerárquicos, entendiendo que,
derivado de la parte final del primer párrafo del citado artículo 1o., cuando en la Constitución haya
una restricción expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica la
norma constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía comporta el encumbramiento de
la Constitución como norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el
resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto en un sentido formal como
material, circunstancia que no ha cambiado; lo que sí ha evolucionado a raíz de las reformas
constitucionales en comento es la configuración del conjunto de normas jurídicas respecto de las
cuales puede predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. Esta transformación se
explica por la ampliación del catálogo de derechos humanos previsto dentro de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse como parte del
conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional. En este sentido, los derechos
humanos, en su conjunto, constituyen el parámetro de control de regularidad constitucional,
conforme al cual debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte del orden jurídico
mexicano."; y tesis jurisprudencial P./J. 21/2014 (10a.) del Tribunal Pleno, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación el viernes 25 de abril de 2014 a las 9:32 horas y en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 5, Tomo I, abril de 2014, página 204, cuyos rubro y
texto son los siguientes: "JURISPRUDENCIA EMITIDA POR LA CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. ES VINCULANTE PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEA
MÁS FAVORABLE A LA PERSONA.-Los criterios jurisprudenciales de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, con independencia de que el Estado Mexicano haya sido parte en el litigio ante
dicho tribunal, resultan vinculantes para los Jueces nacionales al constituir una extensión de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, toda vez que en dichos criterios se determina el
contenido de los derechos humanos establecidos en ese tratado. La fuerza vinculante de la
jurisprudencia interamericana se desprende del propio mandato establecido en el artículo 1o.
constitucional, pues el principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a resolver cada caso
atendiendo a la interpretación más favorable a la persona. En cumplimiento de este mandato
constitucional, los operadores jurídicos deben atender a lo siguiente: (i) cuando el criterio se haya
emitido en un caso en el que el Estado Mexicano no haya sido parte, la aplicabilidad del precedente
al caso específico debe determinarse con base en la verificación de la existencia de las mismas
razones que motivaron el pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que sea posible, debe
armonizarse la jurisprudencia interamericana con la nacional; y (iii) de ser imposible la armonización,
debe aplicarse el criterio que resulte más favorecedor para la protección de los derechos humanos."

45. La Primera Sala de esta Suprema Corte ha desarrollado esta cuestión, en la tesis aislada 1a.
CCCXL/2013 (10a.), de rubro: "INTERPRETACIÓN CONFORME. NATURALEZA Y ALCANCES A
LA LUZ DEL PRINCIPIO PRO PERSONA.", pendiente de publicación en el Semanario Judicial de la
Federación. En dicho criterio, la Primera Sala sostuvo que antes de considerar a una norma jurídica
como constitucionalmente inválida, es necesario agotar todas las posibilidades de encontrar en ella
un significado que la haga compatible con la Constitución y que le permita, por tanto, subsistir dentro
del ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista una clara incompatibilidad o una
contradicción insalvable entre la norma ordinaria y la Constitución, procedería declararla
inconstitucional. En esta lógica, el Juez ha de procurar, siempre que sea posible, huir del vacío que
se produce cuando se niega validez a una norma y, en el caso concreto, de ser posibles varias
interpretaciones, debe preferirse aquella que salve la aparente contradicción. Asimismo, hoy en día,
el principio de interpretación conforme de todas las normas del ordenamiento a la Constitución, se
ve reforzado por el principio pro persona, contenido en el artículo 1o. de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, el cual obliga a maximizar la interpretación conforme en aquellos
escenarios, en los cuales, dicha interpretación permita la efectividad de los derechos fundamentales
de las personas frente al vacío legislativo que puede provocar una declaración de
inconstitucionalidad de la norma.

46. La Primera Sala de esta Suprema Corte se ha pronunciado sobre tal cuestión, en la tesis
jurisprudencial 1a./J. 107/2012 (10a.), de rubro: "PRINCIPIO PRO PERSONA. CRITERIO DE
SELECCIÓN DE LA NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL APLICABLE.", publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XIII, octubre de 2012, Tomo
2, página 799. En dicho criterio se sostuvo que los derechos contenidos en la Constitución y los
tratados internacionales de los cuales nuestro país es parte, conforman una serie de valores,
principios y derechos que deben permear en todo el orden jurídico, obligando a todas las autoridades
a su aplicación y, en aquellos casos en que sea procedente, a su interpretación. Por tanto, en el
supuesto de que un mismo derecho fundamental esté reconocido en las dos fuentes supremas del
ordenamiento jurídico, a saber, la Constitución y los tratados internacionales, la elección de la norma
que será aplicable -en materia de derechos humanos-, atenderá a criterios que favorezcan al
individuo o lo que se ha denominado principio pro persona. Según dicho criterio interpretativo, en
caso de que exista una diferencia entre el alcance o la protección reconocida en las normas de estas
distintas fuentes, deberá prevalecer aquella que represente una mayor protección para la persona o
que implique una menor restricción.

47. Sobre el principio pro persona, véanse las siguientes publicaciones: J.J. Orozco Henríquez, Los
derechos humanos y el nuevo artículo 1o. constitucional, en IUS, Revista del Instituto de Ciencias
Jurídicas de Puebla, año 28, julio-diciembre de 2011, páginas 85-98; y J.L. Caballero Ochoa, La
interpretación conforme, el modelo constitucional ante los tratados de derechos humanos y el control
de convencionalidad, Porrúa, Ciudad de México, 2013.

48. Al respecto, véase: ponencia de Héctor Fix-Zamudio, en Simposio, los abogados mexicanos y el
ombudsman (memoria), Comisión Nacional de Derechos los Humanos, Ciudad de México, 1992.

49. Sobre tal tema, véase: E. Ferrer Mac-Gregor, Juicio de amparo e interés legítimo: la tutela de los
derechos difusos y colectivos, Serie Breviarios Jurídicos, Porrúa, Ciudad de México, 2004, página
13.

50. Sobre ello, véase E. Ferrer Mac-Gregor, "Amparo colectivo en México: Hacia una reforma
constitucional y legal", en La protección orgánica de la Constitución. Memoria del III Congreso
Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Universidad Nacional Autónoma de México-Congreso
de Tamaulipas, 2011, páginas 54-55.

51. En torno al desarrollo que esta Suprema Corte ha realizado sobre el término de interés simple,
véanse los siguientes criterios: tesis aislada 1a. XLIII/2013 (10a.) de la Primera Sala, de rubro:
"INTERÉS LEGÍTIMO EN EL AMPARO. SU DIFERENCIA CON EL INTERÉS SIMPLE.", publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XVII, Tomo 1, febrero
de 2013, página 822; tesis aislada de este Tribunal Pleno, de rubro: "INTERÉS JURÍDICO. INTERÉS
SIMPLE Y MERA FACULTAD. CUANDO EXISTEN.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, Séptima Época, Volumen 37, Primera Parte, página 25; y tesis aislada de este Tribunal
Pleno, de rubro: "INTERÉS SIMPLE. NO TIENE NINGUNA PROTECCIÓN JURÍDICA DIRECTA Y
PARTICULAR.", publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 37,
Primera Parte, página 27.

52. La doctrina y jurisprudencia mexicanas han adoptado el clásico concepto de derecho público
subjetivo propuesta por J. Castán Tobeñas, eso es, como "la facultad o conjunto de facultades, con
significado unitario e independiente, que se otorga por el ordenamiento jurídico a un ser de voluntad
capaz o de voluntad suplida por la representación, para la satisfacción de sus fines o intereses, y
autoriza al titular a obrar válidamente, dentro de ciertos límites, y a exigir de los demás, por un medio
coactivo, en la medida de lo posible, el comportamiento correspondiente". En este orden de ideas,
resaltaremos uno de los elementos más importantes del derecho público subjetivo: el reconocimiento
de los diversos medios coactivos o de defensa, "entre los que sobresale, como más importante, el
derecho de acción que el ordenamiento facilita, en la medida de lo posible, para garantizar la
efectividad del derecho subjetivo." (elemento instrumental) Al respecto, véase J. Castán Tobeñas,
"Derechos Subjetivos", en Nueva Enciclopedia Jurídica, t. VII, dir. por C. Mascareñas, Francisco
Seix, Barcelona, 1955, página 110.

53. Sobre tal tema, véase la sentencia de la contradicción de tesis 553/2012, emitida por la Primera
Sala de esta Suprema Corte, en sesión de seis de marzo de dos mil trece, bajo la ponencia del
Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

54. Eduardo García de Enterría señala que tal interés legítimo se encuentra vinculado con cualquier
actuar de la autoridad que no sea legal, mismo que genera una incidencia en el ámbito vital de una
persona. Así, el interés legítimo consiste en una acción reaccional, esto es, en la intención de
contrarrestar una afectación en el estatus pacífico del mencionado ámbito vital. Véase E. García de
Enterría, Hacia una nueva justicia administrativa, Civitas, Madrid, 1992, página 68.

55. Sobre tal tema, véase L.M. Bujosa Vadell, La protección jurisdiccional de los intereses de grupo,
Bosch, Barcelona, 1995, páginas 37 y 40.

56. Al respecto, véase M.I. González Cano, La protección de los intereses legítimos en el proceso
administrativo, Tirant lo Blanch, Madrid, 1997, página 44.

57. Al respecto, véase A. Gordillo, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo 2, La defensa del
usuario y del administrado, Fundación de Derecho Administrativo, Buenos Aires, 2009, páginas IV-
13.

58. El derecho español nos presenta varios casos interesantes sobre el interés legítimo individual:
por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha admitido la posibilidad de que se interpongan amparos por
la lesión del honor, intimidad o propia imagen de personas fallecidas (sentencias 171/1990,
172/1990, 178/1993 y 190/1996); por otra parte, el Tribunal Constitucional también ha reconocido la
legitimación de personas físicas para defender derechos de terceros con los que tienen una relación
profesional (sentencia 217/1992). Sobre tal tema, véase A.J. Gómez Montoro, "El interés legítimo
para recurrir en amparo. La experiencia del Tribunal Constitucional español", en Cuestiones
Constitucionales, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México, número 9, julio-diciembre de 2003, páginas 173-179.

59. Sobre tal tema, véase G. Franco Cartei y G. Gardini, La tutela del interés legítimo en el
ordenamiento italiano: nuevas perspectivas para el ciudadano, en Revista de Administración Pública,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid, número 167, mayo-agosto de 2005,
página 435.

60. Tal redacción se encuentra reiterada en el cuarto párrafo, de la fracción I, del artículo 5o. de la
Ley de Amparo.

61. Por ejemplo, los supuestos contenidos en las fracciones IV, V y VI del artículo 107 de la Ley de
Amparo.

62. Situación que se encuentra reglamentada en la fracción I del artículo 5o. de la Ley de Amparo,
en la cual se indica lo siguiente: "Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo: I. El quejoso, teniendo
tal carácter quien aduce ser titular de un derecho subjetivo o de un interés legítimo individual o
colectivo, siempre que alegue que la norma, acto u omisión reclamados violan los derechos previstos
en el artículo 1o. de la presente ley y con ello se produzca una afectación real y actual a su esfera
jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico."

Décima Época
Registro digital: 2007921
Instancia: Pleno
Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I
Materia(s): Común
Tesis: P./J. 50/2014 (10a.)
Página: 60

INTERÉS LEGÍTIMO. CONTENIDO Y ALCANCE PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL


JUICIO DE AMPARO (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN I, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS).

A consideración de este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el párrafo


primero de la fracción I del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
establece que tratándose de la procedencia del amparo indirecto -en los supuestos en que no se
combatan actos o resoluciones de tribunales-, quien comparezca a un juicio deberá ubicarse en
alguno de los siguientes dos supuestos: (I) ser titular de un derecho subjetivo, es decir, alegar una
afectación inmediata y directa en la esfera jurídica, producida en virtud de tal titularidad; o (II) en
caso de que no se cuente con tal interés, la Constitución ahora establece la posibilidad de solamente
aducir un interés legítimo, que será suficiente para comparecer en el juicio. Dicho interés legítimo se
refiere a la existencia de un vínculo entre ciertos derechos fundamentales y una persona que
comparece en el proceso, sin que dicha persona requiera de una facultad otorgada expresamente
por el orden jurídico, esto es, la persona que cuenta con ese interés se encuentra en aptitud de
expresar un agravio diferenciado al resto de los demás integrantes de la sociedad, al tratarse de un
interés cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, de tal forma que la anulación del acto que
se reclama produce un beneficio o efecto positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o futuro pero
cierto. En consecuencia, para que exista un interés legítimo, se requiere de la existencia de una
afectación en cierta esfera jurídica -no exclusivamente en una cuestión patrimonial-, apreciada bajo
un parámetro de razonabilidad, y no sólo como una simple posibilidad, esto es, una lógica que debe
guardar el vínculo entre la persona y la afectación aducida, ante lo cual, una eventual sentencia de
protección constitucional implicaría la obtención de un beneficio determinado, el que no puede ser
lejanamente derivado, sino resultado inmediato de la resolución que en su caso llegue a dictarse.
Como puede advertirse, el interés legítimo consiste en una categoría diferenciada y más amplia que
el interés jurídico, pero tampoco se trata del interés genérico de la sociedad como ocurre con el
interés simple, esto es, no se trata de la generalización de una acción popular, sino del acceso a los
tribunales competentes ante posibles lesiones jurídicas a intereses jurídicamente relevantes y, por
ende, protegidos. En esta lógica, mediante el interés legítimo, el demandante se encuentra en una
situación jurídica identificable, surgida por una relación específica con el objeto de la pretensión que
aduce, ya sea por una circunstancia personal o por una regulación sectorial o grupal, por lo que si
bien en una situación jurídica concreta pueden concurrir el interés colectivo o difuso y el interés
legítimo, lo cierto es que tal asociación no es absoluta e indefectible; pues es factible que un juzgador
se encuentre con un caso en el cual exista un interés legítimo individual en virtud de que, la afectación
o posición especial frente al ordenamiento jurídico, sea una situación no sólo compartida por un
grupo formalmente identificable, sino que redunde también en una persona determinada que no
pertenezca a dicho grupo. Incluso, podría darse el supuesto de que la afectación redunde de forma
exclusiva en la esfera jurídica de una persona determinada, en razón de sus circunstancias
específicas. En suma, debido a su configuración normativa, la categorización de todas las posibles
situaciones y supuestos del interés legítimo, deberá ser producto de la labor cotidiana de los diversos
juzgadores de amparo al aplicar dicha figura jurídica, ello a la luz de los lineamientos emitidos por
esta Suprema Corte, debiendo interpretarse acorde a la naturaleza y funciones del juicio de amparo,
esto es, buscando la mayor protección de los derechos fundamentales de las personas.

Contradicción de tesis 111/2013. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 5 de junio de 2014. Mayoría de ocho votos de los
Ministros José Ramón Cossío Díaz, José Fernando Franco González Salas, Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea, Luis María Aguilar Morales, Sergio A. Valls Hernández, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas, Alberto Pérez Dayán y Juan N. Silva Meza; votó en contra Margarita Beatriz Luna
Ramos. Ausentes: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y González.

Tesis y/o criterios contendientes:


El sustentado por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el
amparo en revisión 366/2012, y el diverso sustentado por la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver los amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y 29/2013.

El Tribunal Pleno, el seis de noviembre en curso, aprobó, con el número 50/2014 (10a.), la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a seis de noviembre de dos mil catorce.

Esta tesis se publicó el viernes 14 de noviembre de 2014 a las 9:20 horas en el Semanario Judicial
de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del martes 18 de
noviembre de 2014, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario
19/2013.

Décima Época
Registro digital: 2011840
Instancia: Segunda Sala
Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 31, Junio de 2016, Tomo II
Materia(s): Común
Tesis: 2a./J. 61/2016 (10a.)
Página: 956

INTERÉS LEGÍTIMO. PARA EL OTORGAMIENTO DE LA SUSPENSIÓN PROVISIONAL EN


TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 131 DE LA LEY DE AMPARO, BASTA QUE EL QUEJOSO LO
DEMUESTRE DE MANERA INDICIARIA.

El precepto citado prevé que cuando el quejoso que solicita la suspensión aduzca un interés legítimo,
el órgano jurisdiccional la concederá cuando aquél acredite el daño inminente e irreparable a su
pretensión en caso de que se niegue y el interés social que justifique su otorgamiento. Ahora bien,
si tratándose de la suspensión provisional de los actos reclamados ha sido criterio de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación que el requisito relativo a que la suspensión sea solicitada por el
agraviado, supone la demostración de su interés aunque sea de forma indiciaria, a fin de establecer
con suficiente garantía de acierto que realmente es titular de un derecho; luego, tratándose de la
suspensión provisional de los actos reclamados cuando el quejoso que la solicita aduce tener un
interés legítimo, basta que de manera indiciaria acredite el daño inminente e irreparable a su
pretensión en caso de que se le niegue, y el interés social que justifique su otorgamiento; en la
inteligencia de que dicha concesión, en ningún caso puede tener por efecto modificar o restringir
derechos ni constituir aquellos que no haya tenido el quejoso antes de presentar la demanda y,
además, que esa demostración implicará la valoración que haga el juzgador, en cada caso concreto,
de los elementos probatorios que hubiere allegado el quejoso y que lo lleven a inferir que
efectivamente la ejecución de los actos reclamados le causará perjuicios de difícil reparación,
derivado de su especial situación frente al orden jurídico, sin dejar de ponderar para ello la apariencia
del buen derecho y del interés social pero, sobre todo, que de conceder la suspensión no se cause
perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de orden público.

Contradicción de tesis 299/2015. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo en
Materia Administrativa del Sexto Circuito y Segundo y Tercero, ambos en Materia Administrativa
del Cuarto Circuito. 4 de mayo de 2016. Mayoría de tres votos de los Ministros Javier Laynez
Potisek, José Fernando Franco González Salas y Alberto Pérez Dayán. Disidentes: Eduardo
Medina Mora I. y Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente: José Fernando Franco González Salas.
Secretaria: Norma Paola Cerón Fernández.

Criterios contendientes:
Tesis IV.2o.A.35 K (10a.), de título y subtítulo: "INTERÉS LEGÍTIMO PARA EL OTORGAMIENTO
DE LA SUSPENSIÓN PROVISIONAL EN EL AMPARO. EL QUEJOSO DEBE ACREDITARLO
PRESUNTIVAMENTE Y NO EXIGÍRSELE UN GRADO DE PRUEBA PLENA.", aprobada por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto Circuito y publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XXIII, Tomo 3, agosto de
2013, página 1674, y

El sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito, al
resolver la queja 156/2015.

Tesis de jurisprudencia 61/2016 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada de dieciocho de mayo de dos mil dieciséis.

Esta tesis se publicó el viernes 10 de junio de 2016 a las 10:02 horas en el Semanario Judicial de
la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 13 de junio de
2016, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

Corte IDH. Caso Cantos Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de
2002. Serie C No. 97, Párrafo 50

50. Según el artículo 8.1 de la Convención


[t]oda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez
o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación
de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

Esta disposición de la Convención consagra el derecho de acceso a la justicia. De ella se desprende que los
Estados no deben interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en busca de que sus
derechos sean determinados o protegidos. Cualquier norma o medida del orden interno que imponga costos o
dificulte de cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que no esté justificada por las
razonables necesidades de la propia administración de justicia, debe entenderse contraria al precitado artículo
8.1 de la Convención.

Corte IDH. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2011. Serie C No. 237, Párrafo 273
Venezuela | 2011

F. Consideraciones sobre el plazo razonable


273. Este Tribunal ha señalado que el derecho de acceso a la justicia debe asegurar, en un tiempo razonable,
el derecho de las presuntas víctimas o sus familiares a que se haga todo lo necesario para conocer la verdad
de lo sucedido y se sancione a los responsables[371]. La falta de razonabilidad en el plazo para el desarrollo
de la investigación constituye, en principio, por sí misma, una violación de las garantías judiciales[372]. En ese
sentido, la Corte ha considerado cuatro elementos para determinar la razonabilidad del plazo: a) complejidad
del asunto; b) actividad procesal del interesado; c) conducta de las autoridades judiciales[373], y d) afectación
generada en la situación jurídica de la persona involucrada en el proceso[374].
[371] Cfr. Caso Bulacio, supra nota 55, párr. 114, y Caso Kawas Fernández, supra nota 176, párr. 112.
[372] Cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 145, y Caso Valle Jaramillo y
otros, supra nota 94, párr. 154.
[373] Cfr. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
enero de 1997. Serie C No. 30, párr. 77, y Caso Kawas Fernández, supra nota 176, párr. 112.
[374]Cfr. Caso Valle Jaramillo y otros, supra nota 94, párr. 155, y Caso Kawas Fernández, supra nota 176,
párr. 112.

"Corte IDH. Caso Velásquez Paiz y otros Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 19 de noviembre de 2015. Serie C No. 307. "
Guatemala | 2015

B. Consideraciones de la Corte
142. La Corte ha establecido que, de conformidad con la Convención Americana, los Estados Partes están
obligados a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de violaciones de los derechos humanos
(artículo 25), recursos que deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal
(artículo 8.1), todo ello dentro de la obligación general de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos
reconocidos por la Convención a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción (artículo 1.1) 221.
Asimismo, ha señalado que el derecho de acceso a la justicia debe asegurar, en tiempo razonable, el derecho
de las presuntas víctimas o sus familiares a que se haga todo lo necesario para conocer la verdad de lo
sucedido e investigar, juzgar y, en su caso, sancionar a los eventuales responsables 222.
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de
221.

1987. Serie C No. 1, párr. 91, y Caso Omar Humberto Maldonado Vargas y otros Vs. Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas . Sentencia de 2 de septiembre de 2015. Serie C No. 300, párr. 75.
Cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
222.

Serie C No. 100, párr. 114, y Caso Omar Humberto Maldonado Vargas y otros Vs. Chile , supra, párr. 75.

Corte IDH. Caso Gomes Lund y otros (Guerrilha do Araguaia) Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C No. 219, Párrafo 202
Brasil | 2010

202. Finalmente, el Tribunal también ha establecido que en casos de violaciones de derechos humanos, las
autoridades estatales no se pueden amparar en mecanismos como el secreto de Estado o la confidencialidad
de la información, o en razones de interés público o seguridad nacional, para dejar de aportar la información
requerida por las autoridades judiciales o administrativas encargadas de la investigación o proceso
pendientes307. Asimismo, cuando se trata de la investigación de un hecho punible, la decisión de calificar
como secreta la información y de negar su entrega jamás puede depender exclusivamente de un órgano
estatal a cuyos miembros se les atribuye la comisión del hecho ilícito308. De igual modo, tampoco puede
quedar a su discreción la decisión final sobre la existencia de la documentación solicitada.
307Cfr.Caso Myrna Mack Chang,supranota 302, párr. 180;Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2008. Serie C No. 190, párr. 77, yCaso Radilla
Pacheco supra nota 24, párr 258.
308Cfr. Caso Myrna Mack Chang, supra nota 302, párr. 181.

LOPJE
(REFORMA, P.O.E. 24 DE JUNIO DE 2013, DECRETO 362)
ARTÍCULO 36.- Los jueces de primera instancia civiles, mercantiles, familiares, mixtos de primera
instancia, mixtos menores y de primera instancia penales que estarán a cargo de Juzgados de
Control, de Juicio Oral, de Ejecución y de Justicia para Adolescentes, serán nombrados por el
Consejo de la Judicatura Estatal, previo concurso de oposición que aprueben y obtendrán un
nombramiento definitivo por diez años, durante los cuales serán inamovibles; sólo podrán ser
removidos de sus cargos cuando observen mala conducta o previo juicio de responsabilidad
respectivo o por falta de alguna de las cualidades que para tales cargos requiere la Ley, así como
por ineptitud comprobada para el desempeño del mismo cargo que calificará el Consejo de la
Judicatura Estatal.
(ADICIÓN, P.O.E. 2 DE ABRIL DE 1995)
ARTÍCULO 95.- Corresponde al Consejo de la Judicatura Estatal:
(REFORMA, P.O.E. 08 DE JUNIO DE 2015, DECRETO 196)
I.- Nombrar a los Jueces y servidores públicos de carrera judicial, con excepción de los del
Supremo Tribunal de Justicia y los de la Sala Administrativa;
II.- Informar al Supremo Tribunal de Justicia de las renuncias y licencias que hayan
tramitado los Jueces para separarse de su cargo;
III.- Solicitar a los Jueces de Primera Instancia la substitución de uno o más de los
Consejeros por ellos designados, cuando exista causa justificada;
IV.- Aceptar la renuncia de sus miembros, con excepción del Presidente y solicitar se cubran
las vacantes por quien los designó;
V.- Conferir comisiones a sus miembros;
VI.- Comisionar a sus miembros para proponer programas de capacitación del personal del
Poder Judicial;
VII.- Otorgar a los servidores públicos del Poder Judicial el reconocimiento que merezcan
por el buen ejercicio de sus funciones;
VIII.- Conocer las denuncias que formulen los miembros del Consejo de la Judicatura
Estatal, respecto de la mala actuación de algunos abogados postulantes, los cuales se
harán acreedores a una amonestación y dicho organismo dará vista al Ministerio Público
para que, en su caso, ejercite la acción penal correspondiente. Si no se ejercitare la acción
penal, serán exonerados públicamente por el mismo Consejo;
(REFORMA P.O.E. 25 DE MARZO DE 2013, DECRETO 326)
IX.- Nombrar y determinar la adscripción del administrador judicial o administradores
judiciales de
juzgados de Control, de Juicio Oral, de Ejecución y de Justicia para adolescentes, y
supervisar su funcionamiento; y
(ADICIÓN, P.O.E. 25 DE MARZO DE 2013, DECRETO 326)
X.- Las demás facultades que le confiera la Constitución Política del Estado, esta Ley y su
Reglamento.
CONSTITUCION AGS.

(REFORMADO, P.O. 28 DE JULIO DE 2014)


Artículo 56.- Los Jueces de Primera Instancia deberán ser nombrados mediante un
concurso de oposición, aplicado por el Consejo de la Judicatura Estatal, como se
disponga en la Ley respectiva.

Los Magistrados que integren el Pleno del Supremo Tribunal de Justicia del Estado
y la Sala Administrativa, durarán en su encargo quince años; sólo podrán ser
sustituidos cuando sobrevenga defunción, incapacidad física o mental permanente,
o removidos por mala conducta debidamente comprobada, calificada por el Consejo
de la Judicatura Estatal o previo juicio de responsabilidad ante el Congreso del
Estado, en cuyo caso serán destituidos. Los Magistrados del Supremo Tribunal de
Justicia del Estado y de la Sala Administrativa percibirán la remuneración y
prestaciones que establezca el Presupuesto de Egresos del ejercicio fiscal
correspondiente, las cuales deberán ser iguales para todos los Magistrados.

Durante los dos años siguientes a la fecha de su retiro, las personas que hayan
ocupado el cargo de Magistrados que integren el Pleno del Supremo Tribunal de
Justicia del Estado y de la Sala Administrativa quedarán impedidos para actuar
como patronos, abogados o representantes, en todo tipo de procedimientos
tramitados ante los órganos del Poder Judicial del Estado.

Los Jueces de Primera Instancia, salvo que sean removidos por causa de mala
conducta debidamente comprobada, conforme a los lineamientos conducentes del
segundo párrafo de este Artículo, durarán diez años en el ejercicio de su encargo al
término de los cuales, atendiendo a los procedimientos de evaluación establecidos
en la Ley Orgánica del Poder Judicial, podrán ser ratificados o ascendidos en la
carrera judicial.

Los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y de la Sala


Administrativa podrán ser reelectos en los términos que establezca la Ley Orgánica
del Poder Judicial del Estado de Aguascalientes; los Jueces de Primera Instancia
no podrán ser ratificados o ascendidos en caso de mala conducta
debidamente comprobada o hayan sido removidos del cargo.

Los Magistrados que integren el Pleno del Supremo Tribunal de Justicia percibirán
un haber por retiro al concluir el período para el que fueron designados; los de la
Sala Administrativa tendrán el mismo derecho siempre y cuando no continúen con
la carrera judicial, lo anterior conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder
Judicial del Estado de Aguascalientes y el Presupuesto de Egresos respectivo.

Las renuncias de los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y de
la Sala Administrativa, serán sometidas al Consejo de la Judicatura Estatal, y si éste
las acepta, las enviará para su aprobación al Congreso del Estado.

(REFORMADO, P.O. 29 DE OCTUBRE DE 2001)


Artículo 56.- Los Jueces de Primera Instancia deberán ser nombrados mediante un
concurso de oposición, aplicado por el Consejo de la Judicatura Estatal, como se
disponga en la Ley respectiva.

Los Magistrados Numerarios del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, durarán
en su encargo quince años, y sólo podrán ser sustituidos cuando sobrevenga
defunción, incapacidad física o mental permanente, o por mala conducta
debidamente comprobada, calificada por el Consejo de la Judicatura Estatal o previo
juicio de responsabilidad ante el Congreso del Estado, en cuyo caso serán
destituidos.

Ninguna persona que haya sido Magistrado Numerario del Supremo Tribunal de
Justicia del Estado, podrá ser nombrada para un nuevo período, salvo que hubiere
ejercido el cargo con carácter de provisional o interino.

Al vencimiento del período para el que fueron designados, tendrán derecho a un


haber por retiro.

Durante los dos años siguientes a la fecha de su retiro, las personas que hayan
ocupado el cargo de Magistrados Numerarios del Supremo Tribunal de Justicia del
Estado, quedarán impedidos de actuar como patronos, abogados o representantes,
en todo tipo de procedimientos tramitados ante los órganos del Poder Judicial del
Estado.

(ADICIONADO [N. DE E. REFORMADO], P.O. 25 DE AGOSTO DE 2003)


Los Jueces de Primera Instancia, salvo que sean removidos por causa de mala
conducta debidamente comprobada, conforme a los lineamientos
conducentes del segundo párrafo de este artículo, durarán diez años en el
ejercicio de su encargo al término de los cuales, atendiendo a los
procedimientos de evaluación establecidos en la Ley Orgánica del Poder
Judicial, podrán ser ratificados o ascendidos en la carrera judicial.

(ADICIONADO [N. DE E. REFORMADO], P.O. 25 DE AGOSTO DE 2003)


Los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, los Magistrados del
Tribunal de lo Contencioso Administrativo, no podrán ser nombrados para un nuevo
período; los jueces de Primera Instancia no podrán ser ratificados o ascendidos en
caso de mala conducta debidamente comprobada o hayan sido removidos del
cargo.

Los Magistrados del Tribunal de lo Contencioso Administrativo percibirán el haber


por retiro que establece la Ley Orgánica del Tribunal de lo Contencioso
Administrativo del Estado.

Los Magistrados del Tribunal Local Electoral podrán ser reelectos por varios
períodos siempre y cuando no excedan del plazo acumulado de diez años y no
podrán ser nombrados para un nuevo período, cuando no sean ratificados o incurran
en alguna de las hipótesis establecidas en el párrafo segundo de este Artículo.

Las renuncias de los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y del
Tribunal Local Electoral, serán sometidas al Consejo de la Judicatura Estatal, y si
éste las acepta, las enviará para su aprobación al Congreso del Estado.
Época: Décima Época

Registro: 2011840

Instancia: Segunda Sala

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación

Libro 31, Junio de 2016, Tomo II

Materia(s): Común

Tesis: 2a./J. 61/2016 (10a.)

Página: 956

INTERÉS LEGÍTIMO. PARA EL OTORGAMIENTO DE LA SUSPENSIÓN PROVISIONAL EN TÉRMINOS DEL


ARTÍCULO 131 DE LA LEY DE AMPARO, BASTA QUE EL QUEJOSO LO DEMUESTRE DE MANERA
INDICIARIA.

El precepto citado prevé que cuando el quejoso que solicita la suspensión aduzca un interés
legítimo, el órgano jurisdiccional la concederá cuando aquél acredite el daño inminente e
irreparable a su pretensión en caso de que se niegue y el interés social que justifique su
otorgamiento. Ahora bien, si tratándose de la suspensión provisional de los actos reclamados ha
sido criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que el requisito relativo a que la
suspensión sea solicitada por el agraviado, supone la demostración de su interés aunque sea de
forma indiciaria, a fin de establecer con suficiente garantía de acierto que realmente es titular de
un derecho; luego, tratándose de la suspensión provisional de los actos reclamados cuando el
quejoso que la solicita aduce tener un interés legítimo, basta que de manera indiciaria acredite el
daño inminente e irreparable a su pretensión en caso de que se le niegue, y el interés social que
justifique su otorgamiento; en la inteligencia de que dicha concesión, en ningún caso puede tener
por efecto modificar o restringir derechos ni constituir aquellos que no haya tenido el quejoso
antes de presentar la demanda y, además, que esa demostración implicará la valoración que haga
el juzgador, en cada caso concreto, de los elementos probatorios que hubiere allegado el quejoso
y que lo lleven a inferir que efectivamente la ejecución de los actos reclamados le causará
perjuicios de difícil reparación, derivado de su especial situación frente al orden jurídico, sin dejar
de ponderar para ello la apariencia del buen derecho y del interés social pero, sobre todo, que de
conceder la suspensión no se cause perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones de
orden público.

Contradicción de tesis 299/2015. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo en
Materia Administrativa del Sexto Circuito y Segundo y Tercero, ambos en Materia Administrativa
del Cuarto Circuito. 4 de mayo de 2016. Mayoría de tres votos de los Ministros Javier Laynez
Potisek, José Fernando Franco González Salas y Alberto Pérez Dayán. Disidentes: Eduardo Medina
Mora I. y Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente: José Fernando Franco González Salas.
Secretaria: Norma Paola Cerón Fernández.

Criterios contendientes:

Tesis IV.2o.A.35 K (10a.), de título y subtítulo: "INTERÉS LEGÍTIMO PARA EL OTORGAMIENTO DE LA


SUSPENSIÓN PROVISIONAL EN EL AMPARO. EL QUEJOSO DEBE ACREDITARLO PRESUNTIVAMENTE
Y NO EXIGÍRSELE UN GRADO DE PRUEBA PLENA.", aprobada por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Cuarto Circuito y publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Décima Época, Libro XXIII, Tomo 3, agosto de 2013, página 1674, y

El sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito, al
resolver la queja 156/2015.

Tesis de jurisprudencia 61/2016 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada de dieciocho de mayo de dos mil dieciséis.

Esta tesis se publicó el viernes 10 de junio de 2016 a las 10:02 horas en el Semanario Judicial de la
Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 13 de junio de
2016, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

Época: Décima Época

Registro: 2015591

Instancia: Primera Sala

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación

Publicación: viernes 24 de noviembre de 2017 10:35 h

Materia(s): (Constitucional)

Tesis: 1a./J. 103/2017 (10a.)


DERECHO DE ACCESO EFECTIVO A LA JUSTICIA. ETAPAS Y DERECHOS QUE LE CORRESPONDEN.

De los artículos 14, 17 y 20, apartados B y C, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, deriva el derecho de acceso
efectivo a la justicia, el cual comprende, en adición a determinados factores socioeconómicos y
políticos, el derecho a una tutela jurisdiccional efectiva y los mecanismos de tutela no
jurisdiccional que también deben ser efectivos y estar fundamentados constitucional y legalmente.
Ahora bien, en la jurisprudencia 1a./J. 42/2007, de rubro: "GARANTÍA A LA TUTELA
JURISDICCIONAL PREVISTA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS. SUS ALCANCES.", la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación definió el acceso a la tutela jurisdiccional como el derecho público subjetivo que toda
persona tiene, dentro de los plazos y términos que fijen las leyes, para acceder de manera
expedita a tribunales independientes e imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de
ella, con el fin de que, a través de un proceso en el que se respeten ciertas formalidades, se decida
sobre la pretensión o la defensa y, en su caso, se ejecute tal decisión; de ahí que este derecho
comprenda tres etapas, a las que corresponden tres derechos: (i) una previa al juicio, a la que le
corresponde el derecho de acceso a la jurisdicción, que parte del derecho de acción como una
especie del de petición dirigido a las autoridades jurisdiccionales y que motiva un
pronunciamiento por su parte; (ii) una judicial, que va desde el inicio del procedimiento hasta la
última actuación y a la que concierne el derecho al debido proceso; y, (iii) una posterior al juicio,
identificada con la eficacia de las resoluciones emitidas. Ahora, los derechos mencionados
alcanzan no solamente a los procedimientos ventilados ante Jueces y tribunales del Poder Judicial,
sino también a todos aquellos seguidos ante autoridades que, al pronunciarse sobre la
determinación de derechos y obligaciones, realicen funciones materialmente jurisdiccionales.

PRIMERA SALA

Amparo en revisión 352/2012. Braskem, S.A. 10 de octubre de 2012. Cinco votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez
Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Secretario: Mario Gerardo Avante Juárez.

Amparo en revisión 121/2013. Ignacio Salgado García. 12 de junio de 2013. Cinco votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena. Secretaria: Cecilia Armengol Alonso.
Amparo en revisión 42/2013. María Dolores Isaac Sandoval. 25 de septiembre de 2013.
Unanimidad de cuatro votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío
Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Ausente: Jorge
Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: David García Sarubbi.

Recurso de reclamación 131/2013. Embotelladoras Bepensa, S.A. de C.V. 19 de febrero de 2014.


Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo.
Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Francisco Octavio Escudero
Contreras.

Amparo directo en revisión 3646/2013. Elías García Sánchez. 26 de febrero de 2014. Cinco votos
de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Mario Gerardo Avante Juárez.

Nota: La tesis de jurisprudencia 1a./J. 42/2007 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXV, abril de 2007, página 124.

Tesis de jurisprudencia 103/2017 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal en
sesión de quince de noviembre de dos mil diecisiete.

Esta tesis se publicó el viernes 24 de noviembre de 2017 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial
de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 27 de
noviembre de 2017, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario
19/2013.

Época: Décima Época

Registro: 2000096

Instancia: Segunda Sala

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Libro IV, Enero de 2012, Tomo 4


Materia(s): Constitucional

Tesis: 2a./J. 34/2011 (10a.)

Página: 3490

JUECES Y SECRETARIOS DE ACUERDOS EN FUNCIONES DE JUECES DEL PODER JUDICIAL DEL


ESTADO DE VERACRUZ DE IGNACIO DE LA LLAVE. SU REMOCIÓN NO PUEDE REALIZARSE
CONFORME A LA LEY ESTATAL DEL SERVICIO CIVIL.

Conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las leyes federales y locales
deben establecer los medios necesarios para garantizar la independencia de los tribunales y la
plena ejecución de sus resoluciones. A partir de ello, los Jueces tienen una relación jurídica
especial por las funciones específicas que realizan, tanto en la tramitación de los juicios como en el
dictado de las sentencias, pues tienen la atribución de impartir justicia, al resolver los asuntos
sometidos a su conocimiento, con la obligación de acatar las leyes del procedimiento y emitir las
sentencias con legalidad, imparcialidad y en los términos y plazos fijados en la propia ley, como lo
prevé el artículo 17 constitucional. Por tanto, no tienen la calidad de trabajadores, pues conforme
al principio de independencia judicial, como una de las características esenciales de la función
jurisdiccional, ésta es lógicamente incompatible con la noción de subordinación, de manera que
quienes la ejercen integran una categoría sui géneris de servidores públicos que, a diferencia del
resto, ejercen su función jurisdiccional sin más subordinación que la que tienen ante el derecho, es
decir, sin depender de voluntad humana alguna para llevar a cabo su función esencial de dar
respuesta social a un conflicto, por lo que son independientes y no subordinados, en tanto son
titulares de los juzgados que integran, como depositarios del propio Poder Judicial del Estado y
gozan de plena autonomía para dictar y ejecutar sus resoluciones. En consecuencia, la remoción
de los Jueces del Poder Judicial del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave y de los Secretarios
de Acuerdos de los propios juzgados cuando actúan en funciones de Jueces no puede realizarse a
partir de la aplicación de la Ley Estatal del Servicio Civil, lo cual obedece a que aun cuando no
dejan de realizar un trabajo personal a cambio de una retribución, no tienen una sujeción o
dependencia con otro servidor público del propio Poder Judicial, por lo que la referida remoción
debe regirse por la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado Libre y Soberano de Veracruz de
Ignacio de la Llave o, en su caso, por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos de la
entidad.

Contradicción de tesis 392/2011. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta Región, con residencia en Xalapa, Veracruz, el Primer
Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito y el Tribunal Colegiado en Materias Administrativa
y de Trabajo del Décimo Circuito. 9 de noviembre de 2011. Cinco votos. Ponente: Margarita
Beatriz Luna Ramos. Secretaria: María Marcela Ramírez Cerrillo.
Tesis de jurisprudencia 34/2011 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada del dieciséis de noviembre de dos mil once.

Época: Novena Época

Registro: 165751

Instancia: Pleno

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Tomo XXX, Diciembre de 2009

Materia(s): Constitucional

Tesis: P./J. 107/2009

Página: 1251

MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA. EL


ARTÍCULO 58, PÁRRAFO TERCERO, DE LA CONSTITUCIÓN LOCAL, AL ESTABLECER QUE DURARÁN 6
AÑOS EN EL CARGO ANTES DE PODER SER RATIFICADOS, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE
INDEPENDENCIA JUDICIAL.

Acorde con el artículo 116, fracción III, párrafos segundo y quinto, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, la inamovilidad y permanencia en el cargo de Magistrado Local busca
asegurar el respeto a la independencia judicial, por lo que el sistema de designaciones debe
procurar que no sean periódicas ni temporales, toda vez que en las primeras no existe continuidad
en el cargo por haber interrupciones en cada periodo, de modo que al final de cada uno de ellos
debe hacerse una nueva designación sin posibilidad de que los Magistrados alcancen la ratificación
en el nombramiento, mientras que las segundas se distinguen porque duran poco tiempo, en el
cual no se alcanza a desarrollar debidamente la función en beneficio de la sociedad. En ese tenor,
el artículo 58, párrafo tercero, de la Constitución Política del Estado de Baja California conforme al
cual los Magistrados del Tribunal Superior de Justicia durarán en su cargo 6 años, al término de los
cuales podrán ser ratificados, no viola el principio constitucional de independencia judicial, habida
cuenta que el nombramiento referido no queda comprendido dentro del concepto de designación
temporal o periódica, porque dicho plazo es razonable para conocer el desempeño que tienen en
la función jurisdiccional a fin de garantizar a los justiciables un mejor servicio en la impartición de
justicia, mediante la unidad de los criterios, solidez de las decisiones y calidad argumentativa
derivada de la experiencia que van acumulando por el transcurso de esos años, además, existe la
posibilidad de ratificación hasta llegar al plazo de 15 años, lo que significa que no hay interrupción
en espacios de tiempo, sino una clara continuidad en el puesto.

Controversia constitucional 32/2007. Poder Judicial del Estado de Baja California. 20 de enero de
2009. Once votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretarios: Roberto Lara Chagoyán, Israel
Flores Rodríguez y Óscar Palomo Carrasco.

El Tribunal Pleno, el diecinueve de octubre en curso, aprobó, con el número 107/2009, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a diecinueve de octubre de dos mil nueve.

Época: Novena Época

Registro: 173962

Instancia: Primera Sala

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Tomo XXIV, Noviembre de 2006

Materia(s): Común

Tesis: 1a./J. 68/2006

Página: 13

ACTUACIONES CONCLUIDAS. PUEDEN SOLICITARSE SUS ORIGINALES A CUALQUIER AUTORIDAD O


FUNCIONARIO, AUN CUANDO NO SEA AUTORIDAD RESPONSABLE, SIEMPRE Y CUANDO TENGAN
RELACIÓN CON LA LITIS CONSTITUCIONAL (INTERPRETACIÓN DEL ÚLTIMO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO
152 DE LA LEY DE AMPARO).

Conforme al principio de idoneidad de la prueba, así como de los artículos 150, 151, 152, 153, 154
y 155 de la Ley de Amparo, se advierte que en el juicio de amparo indirecto puede ofrecerse
cualquier medio de prueba que esté reconocido por la ley, a excepción de la confesional y de las
que fueren contra la moral o el derecho, siempre y cuando tenga relación inmediata con los
hechos controvertidos. Por otro lado, los originales de las actuaciones concluidas a que se refiere
el último párrafo del artículo 152 de la citada ley, en estricto sentido, son pruebas documentales
públicas que tienen la finalidad de acreditar las afirmaciones hechas por las partes, a través de la
apreciación de ciertas expresiones escritas. En congruencia con lo anterior, si bien el referido
artículo 152 no distingue cuáles son las actuaciones concluidas cuyos originales pueden expedirse
o remitirse a petición de alguna de las partes, debe deducirse que esto sólo es posible cuando
dichos originales guardan una relación objetiva con la litis constitucional instaurada, pues de no
ser así, además de resultar un elemento infructuoso para la resolución del juicio, implicaría una
alteración a dicha litis, lo cual es jurídicamente inadmisible; de manera que cuando alguna de las
partes estime conveniente para su defensa solicitar o requerir, según sea el caso, los originales de
las actuaciones concluidas, puede hacerlo respecto de los archivos que obren ante cualquier
autoridad o funcionario, sin importar que se trate o no de las autoridades responsables.

Contradicción de tesis 51/2006-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo y
Tercero, ambos en Materia Civil del Sexto Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Primer Circuito. 20 de septiembre de 2006. Unanimidad de cuatro votos.
Ausente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario:
Fernando A. Casasola Mendoza.

Tesis de jurisprudencia 68/2006. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de
fecha veintisiete de septiembre de dos mil seis.

Época: Novena Época

Registro: 199454

Instancia: Pleno

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Tomo V, Febrero de 1997

Materia(s): Común

Tesis: P./J. 17/97

Página: 108

PRUEBAS Y ACTUACIONES PROCESALES. EL JUZGADOR DE AMPARO DEBE ALLEGARSELAS CUANDO


LAS ESTIME NECESARIAS PARA RESOLVER EL ASUNTO.
De conformidad con lo dispuesto en el último párrafo del artículo 78 de la Ley de Amparo, el Juez
de Distrito deberá recabar oficiosamente pruebas que, habiendo sido rendidas ante la
responsable, no obren en autos y estime necesarias para la resolución del asunto. De acuerdo con
esta regla y atendiendo a la necesidad de encontrar la verdad material sobre la formal que tuvo en
cuenta el legislador, debe estimarse que la reforma que sustituyó la palabra "podrá" por "deberá",
se encaminó a atenuar el principio general contenido en el tercer párrafo del artículo 149 del
citado ordenamiento, pues por virtud de la misma ya no corresponde exclusivamente a las partes
aportar las pruebas tendientes a justificar las pretensiones deducidas en los juicios de garantías,
sino también al Juez de Distrito para allegar de oficio todos los elementos de convicción que
habiendo estado a disposición de la responsable, estime necesarios para la resolución del amparo,
circunstancia de necesidad que no debe quedar al libre arbitrio del Juez, sino que debe calificarse
tomando en cuenta la estrecha vinculación que la prueba o la actuación procesal tienen con el
acto reclamado, de tal modo que de no tenerse a la vista aquéllas sería imposible resolver
conforme a derecho sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto. Asimismo, no
puede estimarse que la obligación a que se refiere el artículo 78 de la Ley de Amparo, pugne con lo
dispuesto por el numeral 149, pues la aplicación de aquel precepto se actualiza cuando la
autoridad reconoce en su informe la existencia del acto sosteniendo únicamente su legalidad, que
es una situación diversa a la presunción de certeza que opera por la falta de informe, en cuyo caso
corresponde al quejoso la carga de la prueba cuando el acto reclamado no sea violatorio de
garantías en sí mismo, sino que su constitucionalidad o inconstitucionalidad dependa de los
motivos, datos o pruebas en que se haya fundado el propio acto.

Contradicción de tesis 8/96. Entre las sustentadas por el Primer y Séptimo Tribunales Colegiados
en Materia de Trabajo del Primer Circuito. 16 de enero de 1997. Unanimidad de diez votos.
Ausente: José Vicente Aguinaco Alemán. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Mercedes
Rodarte Magdaleno.

El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el diez de febrero en curso, aprobó, con el
número 17/1997, la tesis jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a diez de febrero
de mil novecientos noventa y siete.

Época: Novena Época

Registro: 200063

Instancia: Pleno

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta


Tomo IV, Agosto de 1996

Materia(s): Común

Tesis: P./J. 46/96

Página: 17

COPIAS Y DOCUMENTOS EN EL AMPARO, OBLIGACION DE LOS FUNCIONARIOS Y AUTORIDADES


PARA EXPEDIRLAS (INTERPRETACION DEL ARTICULO 152 DE LA LEY DE AMPARO).

Conforme a lo dispuesto por el artículo 152 de la Ley de Amparo, la obligación de autoridades y


funcionarios de expedir las copias o documentos que les soliciten las partes para ser rendidas
como pruebas en la audiencia constitucional, debe entenderse referida a cualquier autoridad o
funcionario, no únicamente a las señaladas en la demanda como responsables. A esta conclusión
se arriba de la interpretación relacionada de los numerales 150 de la Ley de Amparo, que
establece la posibilidad de que en el juicio puedan ofrecerse toda clase de pruebas, salvo la de
posiciones y las que sean contra la moral o contra el derecho; el 79 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria en el amparo, el cual dispone que el juzgador para
conocer la verdad puede valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, cualquier cosa o
documento ya sea que pertenezcan a las partes o a un tercero, sin más limitaciones que las
pruebas estén reconocidas por la ley y tengan relación inmediata con los hechos y el 129 y 133 de
la misma legislación procesal que definen como pruebas tanto a los documentos públicos como los
privados, ambos susceptibles de ser expedidos por autoridades distintas de las responsables, de
modo que si existe la facultad de servirse de un documento en poder de un tercero, entonces la
obligación a que se refiere el artículo 152 de la Ley de Amparo debe entenderse referida a
cualquier autoridad o funcionario, y no únicamente a las señaladas como responsables.

Contradicción de tesis 24/95. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito. 23 de
abril de 1996. Unanimidad de once votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Felisa
Díaz Ordaz Vera.

El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el once de julio en curso, aprobó, con el número
46/1996, la tesis de jurisprudencia que antecede. México, Distrito Federal, a once de julio de mil
novecientos noventa y seis.

Época: Novena Época


Registro: 200234

Instancia: Pleno

Tipo de Tesis: Jurisprudencia

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Tomo II, Diciembre de 1995

Materia(s): Constitucional, Común

Tesis: P./J. 47/95

Página: 133

FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA ADECUADA Y
OPORTUNA DEFENSA PREVIA AL ACTO PRIVATIVO.

La garantía de audiencia establecida por el artículo 14 constitucional consiste en otorgar al


gobernado la oportunidad de defensa previamente al acto privativo de la vida, libertad, propiedad,
posesiones o derechos, y su debido respeto impone a las autoridades, entre otras obligaciones, la
de que en el juicio que se siga "se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento". Estas
son las que resultan necesarias para garantizar la defensa adecuada antes del acto de privación y
que, de manera genérica, se traducen en los siguientes requisitos: 1) La notificación del inicio del
procedimiento y sus consecuencias; 2) La oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas en que
se finque la defensa; 3) La oportunidad de alegar; y 4) El dictado de una resolución que dirima las
cuestiones debatidas. De no respetarse estos requisitos, se dejaría de cumplir con el fin de la
garantía de audiencia, que es evitar la indefensión del afectado.

Amparo directo en revisión 2961/90. Opticas Devlyn del Norte, S.A. 12 de marzo de 1992.
Unanimidad de diecinueve votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Ma. Estela Ferrer
Mac Gregor Poisot.

Amparo directo en revisión 1080/91. Guillermo Cota López. 4 de marzo de 1993. Unanimidad de
dieciséis votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretaria: Adriana Campuzano de Ortiz.

Amparo directo en revisión 5113/90. Héctor Salgado Aguilera. 8 de septiembre de 1994.


Unanimidad de diecisiete votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Raúl Alberto Pérez
Castillo.
Amparo directo en revisión 933/94. Blit, S.A. 20 de marzo de 1995. Mayoría de nueve votos.
Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Ma. Estela Ferrer Mac Gregor Poisot.

Amparo directo en revisión 1694/94. María Eugenia Espinosa Mora. 10 de abril de 1995.
Unanimidad de nueve votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Ma. Estela Ferrer Mac
Gregor Poisot.

El Tribunal Pleno en su sesión privada celebrada el veintitrés de noviembre en curso, por


unanimidad de once votos de los ministros: presidente José Vicente Aguinaco Alemán, Sergio
Salvador Aguirre Anguiano, Mariano Azuela Güitrón, Juventino V. Castro y Castro, Juan Díaz
Romero, Genaro David Góngora Pimentel, José de Jesús Gudiño Pelayo, Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia, Humberto Román Palacios, Olga María Sánchez Cordero y Juan N. Silva Meza; aprobó,
con el número 47/1995 (9a.) la tesis de jurisprudencia que antecede; y determinó que las
votaciones de los precedentes son idóneas para integrarla. México, Distrito Federal, a veintitrés de
noviembre de mil novecientos noventa y cinco.

Вам также может понравиться