Вы находитесь на странице: 1из 19

Tractatus logico-philosophicus

El Tractatus Logico-Philosophicus es el título de una obra de Ludwig Josef Johann


Wittgenstein.1 Resultado de sus notas y de correspondencia mantenida con Bertrand
Russell, George Edward Moore y Keynes), escritas entre 1914-16 mientras servía como
teniente del ejército austro-húngaro y posteriormente como prisionero de guerra en Italia
durante la Primera Guerra Mundial, el texto evolucionó como una continuación y una reacción
a las concepciones de Russell y Frege sobre la lógica y el lenguaje. Aparecido originalmente
en alemán en 1921 bajo el título de Logisch-philosophische Abhandlung,2 después
en inglés un año más tarde con el título actual en latín. Junto a sus Investigaciones filosóficas,
este texto es una de las obras mayores de la filosofía de Wittgenstein.
Obra bastante breve en extensión (alrededor de 70 páginas) pero muy compleja,
el Tractatus dio lugar a numerosas interpretaciones. Mientras que el significado más profundo
del texto era ético para Wittgenstein, la mayor parte de las lecturas han destacado su interés
para la lógica y la filosofía del lenguaje. No fue sino hasta mucho más tarde que estudios más
recientes han empezado a destacar el aspecto místico de la obra como algo central.
Considerado ampliamente como uno de los libros de filosofía más importantes del siglo XX,
este texto ejerció una influencia crucial en el positivismo lógico y en general sobre el desarrollo
de la filosofía analítica. Junto a Bertrand Russell, hizo del joven Wittgenstein uno de los
exponentes del atomismo lógico.
Índice

 1Naturaleza y estructura
 2Propósito del libro
 3Los aforismos
 4La metafísica del Tractatus
o 4.1Hechos
 4.1.1Hecho y objeto
 4.1.2Hechos y estados de asuntos
 4.1.2.1Complejo y simple
 4.1.2.2Real y posible
 4.1.3Hecho positivo y hecho negativo
o 4.2Objeto
 4.2.1Objeto y hecho
 4.2.2Forma del objeto
 4.2.3Objeto y nombre
 4.2.4Objeto y sustancia
 4.2.5Naturaleza de los particulares
 5Teoría de la imagen
 6Filosofía del lenguaje
o 6.1El lenguaje como imagen
o 6.2Signo y símbolo
o 6.3Los diferentes tipos de proposiciones
 6.3.1Condiciones del significado
 6.3.1.1Significado y uso
 6.3.1.2Verificabilidad
 6.3.2Vacío de sentido y sinsentido
 6.3.2.1Vacío de significado
 6.3.2.2Sinsentido
 7Concepción de la filosofía
o 7.1Ciencia y filosofía
o 7.2La filosofía como actividad
o 7.3Crítica de la filosofía
o 7.4Sentido de la filosofía
 8Ética
 9Influencia del Tractatus
 10Transición y crítica del Tractatus
 11Anécdotas
 12Traducciones
o 12.1Traducciones al inglés
o 12.2Traducciones al francés
o 12.3Traducciones al español
 13Véase también
 14Notas y referencias
 15Bibliografía
o 15.1Bibliografía principal
o 15.2Bibliografía secundaria
 16Enlaces externos
Naturaleza y estructura
El libro se enfrenta a los problemas centrales de la filosofía que tienen que ver con el mundo,
el pensamiento y el lenguaje, y presenta una "solución" (como la denomina Wittgenstein) a
estos problemas, la cual está fundada en la lógica y en la naturaleza de la representación. El
mundo está representado por el pensamiento, el cual es una proposición con significado,
puesto que todos (el mundo, el pensamiento y la proposición) comparten la misma forma
lógica. Por lo tanto, el pensamiento y la proposición pueden ser imágenes de los hechos.
A pesar de su título (Tratado lógico-filosófico), el Tractatus no se supone una "obra de
enseñanza".3 Según el autor, el libro no contiene entonces tesis propiamente dichas. Este
aspecto no doctrinario explica en parte el carácter globalmente no argumentativo de la obra:
Wittgenstein enumera una gran cantidad de sus aforismos sin presentar ni argumentos ni
ejemplos. Los pensamientos que expresa no pudiendo quizás comprenderse más que por
alguien que ya los haya pensado con antelación, argumentar pues, no es lo esencial.
La obra se compone de siete aforismos principales, ordenados del menos al más importante.
Cada aforismo, con excepción del último, está seguido de observaciones que lo atañen. La
numeración de sus observaciones puede parecer desconcertante a primera vista: Así, el
aforismo 2 está seguido de 2.01 luego de 2.1, e igualmente el aforismo 3 está seguido del
3.001, 3.01, ... 3.03, 3.031, etc. De hecho esta numeración retoma la lógica matemática de la
proximidad numérica para indicar el grado de la observación efectuada en relación al aforismo
o a la observación que la precede: Así, 3.001 es más cercano a 3 que 3.01: Una interpretación
posible es que 3.001 indica una relación tenue del tipo de una definición conceptual de los
términos del aforismo, mientras que 3.01 señala las implicaciones inmediatas del aforismo, 3.1
amplía los campos de comprensión del aforismo...
Podríamos desprender la estructura del libro de la siguiente manera:

 Las secciones 1. y 2. tratan sobre cuestiones ontológicas; presentan la metafísica


del Tractatus.
 1. trata sobre el mundo.
 2. trata sobre la naturaleza de los hechos.
 Las secciones 3. a 6. tratan sobre la imagen del mundo.
 3. desarrolla la noción de imagen.
 4. expone la filosofía del lenguaje y la concepción de la filosofía de Wittgenstein.
 5. y 6. presentan una "teoría" de la lógica y de su naturaleza.
 La última proposición 7. hace referencia al aspecto inefable del contenido del Tractatus.
En contra de la estructura del libro real, podemos también concebir otro plan de la obra
apoyándonos en una declaración de Wittgenstein:
Mi libro consiste de dos partes: la aquí presentada, más lo que no escribí. Y es justamente esta segunda
parte la más importante. Mi libro traza, por así decirlo, desde el interior los límites de la esfera ética, y
estoy convencido que esta es la ÚNICA forma rigurosa de trazar sus límites. En pocas palabras,
considero que ahí en donde tantos otros hoy peroran, me las arreglé para poner todo bien en su sitio
callándome sobre ese asunto.4

Podríamos entonces considerar el plan del libro como articulándose alrededor de la distinción
parte escrita/parte no-escrita.
Propósito del libro
El Tractatus Logico-philosophicus es una obra acerca del significado. Se trata de trazar los
límites del significado, de separar lo que puede decirse y lo que no puede decirse. En efecto,
no todo puede decirse de forma sensata, existen para Wittgenstein límites a la expresión de
los pensamientos. El autor no sostiene aquí que haya pensamientos en sí mismos
desprovistos de significado, sino más bien que no todos los pensamientos son expresables. La
obra tiene entonces por objeto establecer los criterios que hacen que una exposición tenga
sentido, determinar lo que podemos decir y lo que debemos callar. El veredicto de
Wittgenstein es claro: el ámbito de lo que puede decirse y el del significado se traslapan,
intentar expresar que lo indecible en el lenguaje no lleva sino a una exposición carente de
significado. El Tractatus es entonces una obra de delimitación: Wittgenstein expone los
criterios del significado y en qué casos no se cumple con dichos criterios.
Esta demarcación no es sin embargo una desvalorización de lo inefable. Wittgenstein
reconoce la importancia de lo inefable, pero es reconociéndolo como tal que lo "ponemos en
su sitio". Para darle su importancia real a lo indecible, hace falta comprenderlo como tal y no
tratar de comunicarlo por medio del lenguaje. La fórmula de la introducción resume entonces
de buena manera el libro: "Todo lo que puede ser expresado en absoluto puede ser expresado
claramente, y sobre aquello que no puede ser expresado debemos guardar silencio".

Los aforismos
1. El mundo es todo lo que acaece.
5 Die Welt ist alles, was der Fall ist.

2. Lo que acaece, los hechos, es la existencia de estados de cosas.


Was der Fall ist, die Tatsache, ist das Bestehen von Sachverhalten.
3. Una representación lógica de hechos es un pensamiento.
Das logische Bild der Tatsache ist der Gedanke.
4. Un pensamiento es una proposición con significado.
Der Gedanke ist der sinnvolle Satz.
5. Una proposición es una función de verdad de las proposiciones
elementales. (Una proposición elemental es una función de verdad de sí
misma).
Der Satz ist eine Wahrheitsfunktion der Elementarsätze.
6. La forma general de una función de verdad es: [p, ξ, N(ξ)]. Esta es
la forma general de una proposición.
Die allgemeine Form der Wahrheitsfunktion ist: [p, ξ, N(ξ)]. Dies ist die allgemeine
Form des Satzes.
7. Sobre lo que no podemos hablar debemos guardar silencio.
Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen.
La metafísica del Tractatus
El Tractatus empieza con una serie de aforismos sobre la ontología, pero ya que dichas
proposiciones no se presentan como tesis, hablar de una "ontología" wittgensteniana no sería
del todo adecuado desde la perspectiva del autor.6 De forma resumida empezando sin
embargo, con lo que parece ser una metafísica, Wittgenstein ve el mundo como conformado
(1) por hechos, en lugar de objetos en la concepción atomista tradicional. Los hechos son (2)
estados de asuntos existentes, los cuales a su vez son combinaciones de objetos. Los objetos
pueden acoplarse de varias maneras determinadas; pueden tener diversas propiedades y
pueden mantener diversas relaciones entre sí. Los objetos se combinan entre sí de acuerdo a
sus propiedades lógicas internas, las cuales, en otras palabras, determinan las posibilidades
de sus combinaciones con otros objetos, i.e., su forma lógica. De modo que los estados de
asuntos, en tanto están compuestos de objetos en combinación, son inherentemente
complejos. Los estados de asuntos que efectivamente existen podrían haber sido de otro
modo. Lo cual significa que los estados de asuntos son o bien factuales (existentes) o
posibles. Y es la totalidad de los estados de asuntos (los existentes y los posibles) que
integran el conjunto de la realidad. El mundo es justamente aquellos estados de asuntos que
efectivamente existen.
Hechos
Una de las nociones más importantes del Tractatus es la noción de hecho, que aparece desde
la segunda proposición (1.1).
"1.1. El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas".

"1.2. El mundo se descompone de hechos".

El mundo no es un conjunto de objetos: de árboles, de personas, de ciudades, etc.; el mundo


está compuesto de hechos como "la nieve es blanca", "él corre deprisa", etc. Esto pone de
manifiesto el aspecto atomista de la filosofía de Wittgenstein, el mundo se compone de
elementos simples (los hechos), y gracias al análisis llegamos a esos elementos. Contrario a
la opinión de Russell, Wittgenstein considera que es el hecho, y no los objetos, el elemento
lógico fundamental del mundo.
El hecho queda definido como "lo que es el caso". El hecho responde a un criterio de
independencia: un hecho puede o no ser el caso sin que esto influya en el resto de lo que
existe (1.21).

Hecho y objeto
Aunque el hecho sea la unidad básica para Wittgenstein, el hecho está a su vez compuesto de
objetos. Esta composición tiene dos rasgos fundamentales: 1) es articulada y 2) no necesita
un elemento distinto a los objetos mismos para ser establecida.Veamos con detenimiento
cada una de estas características:
1) La composición de los hechos por los objetos es articulada
Esto significa que un hecho no se trata de un simple agregado "en lista" de objetos, sino de
un modo particular de estar juntos. Lo importante de los objetos en un hecho es la manera en
que se relacionan y no su suma. Sean dos objetos a y b, entonces podemos representar un
hecho que los implica como aRb donde R significa la manera particular en que a entra en
relación con b. Bien podría pensarse un hecho cuyos objetos sean a y b, pero cuya relación
sea del todo distinta, siendo representada como aSb, etc. Si la concatenación de objetos en
un hecho fuese un simple agregado, podríamos representarla como ab, mas esta
nomenclatura no rescataría lo esencial del pensamiento de Wittgenstein: una colección
determinada de objetos puede relacionarse de múltiples formas para dar distintos hechos. A la
manera particular en que dos o más objetos se relacionan en un hecho la llama Wittgenstein
la estructura del hecho. A su vez, a la posibilidad de la estructura la llama la forma del hecho.
Cuando Wittgenstein lleva al extremo este pensamiento aparece su rasgo filosófico: el mundo
actual y existente es una concatenación o articulación de objetos posible entre muchas otras.
Sin embargo, los objetos son esencialmente los mismos en cada uno de ellos. Por este motivo
concluirá que los objetos son la sustancia de mundo, esto es, aquello invariable a través de los
cambios.
2) La composición de los hechos por los objetos no necesita un elemento distinto a los
objetos mismos para ser establecida
Lo anteriormente expuesto puede llevar a la pregunta "¿Es R un elemento que une a a y b en
una relación?" Esta es una confusión ontológica en la que Wittgenstein no desea caer. No se
trata aquí de postular la existencia de dos o más clases de objetos, por ejemplo, los objetos
"objetuales" y los objetos "relacionales" que juntos establecerían una relación. Vistas las cosas
bajo esa óptica errónea siempre cabría la pregunta "¿qué relaciona los elementos a, R y b?,
¿No ese el verdadero elemento último que nos interesa, tal como antes aparecía R en la
demostración de la insuficiencia de la fórmula ' ab '?" Es claro que este punto de vista nos
llevaría a una regresión al infinito. Nos preocuparíamos por elemento que une a los elementos
en su unión con los elementos y así sucesivamente. Más aún: una de las intenciones
esenciales de Wittgenstein es contravenir tal postura, evitar tales preguntas. Para ilustrar el
modo en que cree que los elementos se relacionan en los hechos, Wittgenstein se vale de la
metáfora de la cadena. Del mismo modo en que en una cadena los eslabones no necesitan
ninguna clase de pegamento o tercer elemento que los una, los objetos se valen de sí mismos
para unirse en un hecho. ¿Qué representa entonces R si no un elemento? Simplemente el
modo en que los objetos se relacionan, tal como, continuando con el ejemplo, los eslabones
podrían unirse en forma recta o angulada. De esta manera Wittgenstein gana no sólo el evitar
un problema que se prolongaba al infinito, sino el evitar el truco metafísico de la postulación de
pseudo-objetos que explican el modo de ser de la realidad. Esta conclusión que atañe
aparentemente a un problema local de interpretación de nomenclaturas lógicas tiene como
fondo una crítica a toda aquella filosofía que se valga de elementos externos al hecho para
explicar su existencia como viene dada, elementos tales como las categorías de la
subjetividad del idealismo kantiano.

Hechos y estados de asuntos

Según Wittgenstein los objetos están conectados entre ellos de forma determinada.
Wittgenstein nombra a una conexión de objetos "hechos" (Tatsache) o "estado de asuntos"
(Sachverhalt). La distinción entre Tatsache et Sachverhalt no es sin embargo fácil de
establecer, y ha significado numerosos problemas para los comentaristas del Tractatus.7
Se han propuesto dos interpretaciones:

1. El hecho es lo que es complejo; el estado de asuntos es lo que es simple.


2. El hecho es lo que es real; el estado de asuntos es lo que es posible.
Complejo y simple

La primera interpretación es la de Russell en el prefacio del Tractatus, que ha también sido


respaldada por otros críticos. Se apoya en proposiciones como las siguientes:
"4.2211 Aun si el mundo es infinitamente complejo, de modo que cada hecho consiste en
una infinidad de estados de asuntos y que cada estado de asuntos esté compuesto por una
infinidad de objetos, haría falta aun que haya objetos y estados de asuntos".

O esta otra en una carta a Russell en los Carnets 1914-1916:


"¿Cuál es la diferencia entre Tatsache (hecho) y Sachverhalt (estado de asuntos)?
Un Sachverhalt es lo que corresponde a un Elementarsatz (proposición atómica) si es
verdadera. Un Tatsache es lo que corresponde al producto lógico de las proposiciones
elementales cuando el producto es verdadero. La razón por la cual introduzco
la Tatsacheantes del Sachverhalt exigiría una larga explicación".8

Habría que comprender entonces la diferencia entre Tatsache y Sachverhalt como una
diferencia de lo complejo y lo simple. Esta interpretación justifica que se traduzca
'Sachverhalt como "hecho atómico". El Sachverhalt no es sino un hecho más simple. Tenemos
entonces tres niveles: el hecho, que se decompone en hechos atómicos, los cuales a su vez
se decomponen en objetos.

Real y posible
La segunda interpretación propone considerar que la Tatsache es un Sachverhalt que existe,
que es el caso. Se apoya en otras proposiciones como las siguientes:
"1.1. El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas".

"2.04. La totalidad de los estados de asuntos existentes es el mundo".

"4.24. La proposición más simple, la proposición elemental, afirma la existencia de un estado


de asuntos".

Un Sachverhalt se convertiría entonces en un Tatsache cuando éste sea el caso. No habría


diferencia entre ambos, con excepción de la existencia. Sería el hecho de ser real (de existir) o
no lo que determinaría su estatus. Un estatus posible es entonces un Sachverhalt y un estatus
real es un Tatsache.
El Tractatus presenta entonces aforismos para respaldar las dos interpretaciones. Brian
McGuinness, uno de los traductores de la versión en inglés del Tractatus, propone una versión
interesante de la segunda interpretación que resolvería la dificultad. Según él los hechos no
están compuestos de estados de asuntos en el sentido en que los estados de asuntos
formarían parte del hecho. Los estados de asuntos presuponen a los hechos como
posibilidades de actualización. El hecho es un estado de asuntos que se realiza, un posible
que se vuelve real.
"Un hecho (real por definición) presupone que una o varias posibilidades se han realizado.
Esto a su vez no es concebible a menos que nos sea posible aprehender estas
potencialidades independientemente de su realización. En otras palabras, no podemos
afirmar un hecho cualquiera salvo si tenemos acceso a una reserva de posibilidades que
aprehendemos mentalmente."9

Es de esta manera como el Tractatus es hoy interpretado. La primera interpretación, que


proviene del interés inicial en el libro, supone en efecto ciertas dificultades. Si el hecho está
realmente compuesto de estados de asuntos pierde su carácter de simplicidad: Ya no sería
entonces el átomo lógico del mundo, papel que quedaría para los estados de asuntos. En
adelante, privilegiamos entonces la segunda interpretación.
Hecho positivo y hecho negativo
Wittgenstein parece distinguir entre dos tipos de hechos, los hechos positivos y los hechos
negativos.
"2.Lo que es el caso, el hecho, es la existencia del estado de asuntos."

"2.06 La existencia de los estados de asuntos y su no existencia es la realidad. A la


existencia de los estados de asuntos y su no existencia las denominamos respectivamente
también hecho positivo y hecho negativo)".

De nuevo aquí el Tractatus presenta una ambigüedad; se podría pensar que Wittgenstein
realiza una división real entre dos tipos de hechos:

 Los hechos positivos, tales como "El Tractatus es un libro".


 Los hechos negativos, tales como "El Tractatus no es una fruta".
El hecho positivo correspondería a una expresión lógica del tipo "Pa"; el hecho negativo a una
expresión del tipo "¬Pa".
Sin embargo, esta posición no es la del autor. Wittgenstein niega el que la negación (¬) tenga
un correlato en la realidad. El signo (¬) no corresponde a algo en la realidad. Si este fuera el
caso, tendríamos que admitir que las proposiciones "Pa" y "¬¬Pa" no son equivalentes. La
primera expresión contiene en efecto dos signos menos que la segunda. Si dichos signos
tuvieran un correlato en el mundo, las dos proposiciones no representarían la misma cosa.10
Sin embargo para Wittgenstein las proposiciones "Pa" y "¬¬Pa" sí tienen el mismo contenido
de representación.
Hace falta comprender que para él "Pa", "¬Pa" y "¬¬Pa" resultan en el mismo estado de
asuntos. No existe más que un estado de asuntos, del cual estas proposiciones afirman o
niegan la realización. "Pa" y "¬¬Pa" afirman la realización de "Pa", "¬Pa" afirma la no
realización de "Pa". La diferencia entre un hecho positivo y uno negativo es entonces una
cuestión de lenguaje, y es únicamente en el lenguaje que la distinción se realiza. Hablando
propiamente, no existen pues los hechos negativos.
Objeto
Junto al concepto de hecho y de estado de asuntos, el concepto de objeto es uno de los
pilares de la ontología del Tractatus. A diferencia del hecho, el objeto no es parte del mundo;
se le postula pero no se puede nunca llegar a él.
Objeto y hecho
Según Wittgenstein el hecho es el elemento más simple al cual se puede llegar por medio del
análisis. Sin embargo el hecho está definido como una conexión de objetos, es decir como un
complejo compuesto de partes más simples, los objetos. No hay en esto ninguna
contradicción. El hecho es lo que es más simple realmente (en la realidad), el objeto es lo que
es más simple teóricamente (en la teoría).
El residuo del análisis del mundo es un conjunto de hechos, pero los hechos suponen a los
objetos que los constituyen. Wittgenstein se ve llevado entonces a postular los objetos. Si
existe lo complejo, debe existir lo simple. El análisis debe llegar a un fin, no podría continuar
infinitamente. Vemos aquí nuevamente una manifestación de su atomismo.
El objeto es entonces simple, pero no podemos considerarlo en su simplicidad. El objeto está
siempre conectado a otros objetos, no se le puede aprehender más que en la ocurrencia de
dicha conexión. Es en este aspecto que el hecho es realmente el elemento más simple: El
objeto es simple, pero no podemos llegar a ella directamente, no podemos más que abstraerla
a partir del hecho.
Forma del objeto
Wittgenstein afirma que los objetos poseen una forma; y ésta consiste en su posibilidad de
ocurrencia en los estados de asuntos (2.0141). O en otras palabras, un objeto no puede estar
en conexión con otro objeto cualquiera. No aparece más que en ciertas conexiones, con
ciertos otros objetos preestablecidos. Esta forma es inherente a los objetos: La posibilidad de
combinar los objetos con tales otros objetos está ya inscrito en el objeto.
Si conocemos un objeto, sabemos en qué estados de asuntos puede aparecer y en cuáles no.
Este conocimiento de los estados de asuntos en los cuales un objeto puede suceder se
manifiesta en la utilización de los nombres. Cuando sabemos utilizar la palabra "crayón",
quiere decir que sabemos en qué proposiciones podemos encontrarlo; lo cual significa que
conocemos los estados de asuntos en los cuales el objeto crayón podría aparecer.
Objeto y nombre
Wittgenstein establece un paralelismo entre el mundo y el lenguaje. Las proposiciones
representan los hechos y los nombres los objetos. Desde esta perspectiva puede sostener que
el objeto es el "significado" del nombre (aunque Bedeutung también se podría traducir como
"referencia" o "denotación"). El objeto es aquello a que nos envía el nombre.
El papel del objeto es crucial para la determinación del significado: Una proposición en la que
los nombres no nos envían a objetos es considerada por Wittgenstein como una pseudo-
proposición carente de significado.
La idea que el nombre significa el objeto no se debe comprender como la posición real de
Wittgenstein: Ni el objeto ni el nombre pueden aprehenderse directamente. En consecuencia
no es sino teóricamente que "el nombre significa el objeto" (3.203). El significado de un
nombre es de hecho el uso de ese nombre, las proposiciones en las que puede encontrarse.
"Si un signo no tiene un uso, no tiene significado" leemos en el aforismo 3.328.
Objeto y sustancia
"2.021 Los objetos contienen la sustancia del mundo".
La sustancia está definida como lo que subsiste independientemente de lo que es el caso
(2.024). Cualesquiera que sean los estados de asuntos realizados, la sustancia permanece la
misma. Todos los mundos posibles tienen entonces en común sus objetos.
La postulación de la sustancia es primordial para el Tractatus. Wittgenstein defiende una
concepción de la verdad como correspondencia que supone que podemos comparar la
proposición con el hecho. Si no hay sustancia, no podemos comparar la proposición con la
realidad, el valor de verdad de la proposición depende entonces del sistema de proposiciones
en el cual se encuentre (2.0211).
La sustancia no se postula pues gratuitamente: Juega un papel central en la obra. Sin la
sustancia, se desvanece la posibilidad misma del significado. Sin objeto al cual referir el
nombre, el nombre deja de tener significado, lo cual pondría fin al proyecto de delimitar las
fronteras del significado y del no significado.
Naturaleza de los particulares
Mencionamos arriba dos tipos de objetos: Los particulares y las propiedades/relaciones. Y
dimos ejemplos de particulares: "La nieve", "Julio", etc. Estos ejemplos no son sin embargo
literalmente los particulares tal como los entiende Wittgenstein. No fueron mencionados más
que con un fin pedagógico.
Dado que el objeto es simple y los estados de asuntos mutuamente independientes,11 los
particulares no pueden corresponder sino a elementos precisos. Si un objeto está en un
estado de asuntos de modo tal que podamos sacar una consecuencia de este estado de
asuntos concerniente al resto de estados de asuntos, entonces no se trata de un particular.
Por ejemplo, un punto espacial no puede ser un particular. Si un punto está situado en el
espacio, esto significa que no está situado en otro lugar en el espacio: Podemos pues deducir
de su situación elementos concernientes a otros estados de asuntos. Lo mismo ocurre con los
puntos situados en el tiempo; todo lo espacio-temporal no puede ser entonces un particular
Wittgensteiniano.
El Tractatus no desarrolla el tema de a qué podría corresponder un particular. Dicha cuestión
no tiene interés desde la perspectiva del libro. Sin embargo desde nuestra perspectiva existen
dos interpretaciones posibles: Podríamos pensar que los particulares son los puntos masivos
de la física o bien los puntos del campo de percepción. En ambos casos tenemos elementos
que poseen propiedades sin que podamos deducir de estas propiedades cualquier cosa sobre
el resto del mundo.

Teoría de la imagen
Para Wittgenstein una imagen se caracteriza por el hecho de que representa algo. Esta
capacidad de representar supone un punto en común entre la imagen y lo que representa, y
este punto en común es la forma. Si una imagen es imagen de algo, lo es porque existe una
identidad en la forma de las dos partes. Existe un isomorfismo entre el representante y el
representado.
Este isomorfismo no se debe tomar en un sentido "concreto": Tener la misma forma no
significa "parecerse". Lo que permite decir que dos objetos tienen la misma forma es el que
podamos establecer una correspondencia entre cada uno de los elementos de estos dos
objetos. Debe existir una correlación bi-unívoca entre la imagen y aquello de lo cual es la
imagen: A cada elemento de la imagen debe corresponder un solo elemento en el
representado.
Una proposición "Rab" es la imagen de un hecho Rab si todos los componentes de la
proposición tienen un correlato en el hecho. El signo "R" corresponde a R, el signo "a" a a, etc.
Señalemos que para Wittgenstein las imágenes forman parte del mundo, son hechos ellas
mismas. Una ilustración sencilla de esta idea puede darse al pensar en una fotografía o en un
mapa topográfico. Las fotografías y los mapas están en el mundo, y se trata de imágenes en
el sentido de Wittgenstein: Podemos establecer una correspondencia punto a punto con el
mapa de una ciudad y la ciudad real.
Según el Tractatus, la posibilidad de representar yace en la identidad de la forma. Sin
embargo esta forma no es representable. No podemos producir una imagen de lo que le
permite representar a una imagen. Si este fuera el caso, la forma tendría ella misma una
forma, lo cual es rechazado por Wittgenstein.
Filosofía del lenguaje
El lenguaje como imagen
Comparada con la concepción del lenguaje desarrollada más tarde por Wittgenstein, la
del Tractatus parece más pobre. El lenguaje tiene como objetivo representar el mundo,
proveer una imagen. Se le compara con lo real, con el cual comparte la forma.
Existe entonces un paralelismo estricto entre lo real y el lenguaje. Lo que es válido para el
hecho y el objeto es válido igualmente para sus representantes en el lenguaje:
La proposición es el nombre. Al nombre no se le puede considerar independientemente de
una proposición y no puede insertarse en todos los contextos.
El carácter combinatorio está ya presente: De la misma forma que diferentes combinaciones
de objetos permiten obtener diferentes hechos, las diferentes combinaciones de nombres
resultan en diferentes proposiciones.
Esencialmente imagen, al lenguaje únicamente se le puede considerar entonces con respecto
a la proposición (4.001). Las funciones pragmáticas del lenguaje quedan totalmente ocultas, lo
que no es representación no se le toma en cuenta. En contraste, el último Wittgenstein se
interesa mucho más por la práctica lingüística abandonando de esa forma la concepción
"representacionalista" del Tractatus.
Signo y símbolo
Aun si existen ambigüedades semánticas, Wittgenstein distingue el signo del símbolo. El signo
es el elemento material del símbolo. Símbolos diferentes pueden corresponder a un mismo
signo, y un mismo símbolo puede corresponder a varios signos.
La circunstancia de que en un idioma natural el mismo signo pueda vincularse a símbolos muy
diferentes está en el origen de las confusiones filosóficas. La función de la lógica es entonces
esclarecer dichas equivocaciones. El signo "es" no corresponde a los mismos símbolos en
"Sócrates es", "Sócrates es el maestro de Platón" y "Sócrates es un filósofo". La primera
expresión expresa la existencia de un individuo, la segunda expresa una identidad y la tercera
expresa la posesión de una propiedad. Cada una de estas proposiciones tiene una forma
lógica diferente.
"el idioma disfraza el pensamiento. Y de tal forma que no podemos, a decir por la
forma exterior del vestido, descubrir la forma del pensamiento al que viste" (4.002)
Esta idea recuerda elementos del pensamiento de Russell y evoca su teoría de
las descripciones definidas. Habría cierta desconfianza para con el lenguaje compartida por
ambos, pero la postura de Wittgenstein es sin embargo más compleja. A diferencia de Russell
no tiene voluntad alguna de reformar los idiomas naturales en beneficio de la lógica; critica
únicamente el empleo filosófico del idioma.
Los diferentes tipos de proposiciones
El Tractatus busca determinar los límites de lo que puede decirse de forma sensata.
Distingue entre tres tipos de enunciados:
 Las proposiciones sensatas o provistas de significado (sinnvoll).
 Las proposiciones insensatas o desprovistas de significado (unsinnig).
 Las proposiciones fuera de significado o vacías de significado (sinnlos).
Únicamente la primera categoría incluye "proposiciones" estrictamente hablando. Las otras
dos categorías contienen "pseudo-proposiciones". Para Wittgenstein una proposición auténtica
tiene significado, si no lo tiene no es una "proposición".
Condiciones del significado
Significado y uso
Los criterios que propone Wittgenstein para afirmar que un expresión tiene un significado son
bastante estrictos. Toda expresión en la cual los términos no refieren a algo quedan entonces
excluidos del significado: Esto incluye a la metafísica pero también todos los enunciados de la
ficción. Según el Tractatus, una frase como "Ulises fue depositado sobre el suelo de Ítaca en
un profundo estado de sueño"12 no tiene ningún significado: El signo "Ulises" no denota nada.
Vimos sin embargo que los signos no pueden considerarse fuera de las proposiciones: Este
criterio de sinsentido tiene entonces otra formulación. Una expresión es insensata cuando
hace un uso incorrecto de los signos. Si un signo es utilizado en un contexto donde no puede
aparecer (en virtud de su forma), la expresión carece de significado. "Pedro se come un
número primo" es insensata: El término "número primo" no puede combinarse de esa forma
con "comer".
La teoría de Wittgenstein es sin embargo útil. "Lluvia la cae" no tiene significado, pero "lluvia",
"la" y "cae" pueden ponerse en relación. "Cae la lluvia" es una proposición sensata: Lo que
importa es la forma en la cual se combinan los signos. Aun si algunos nunca pueden entrar en
relación, para otros es suficiente que la conexión obedezca a ciertas restricciones para que el
enunciado tenga sentido.
Verificabilidad
Para el Wittgenstein del Tractatus las proposiciones sensatas obedecen a un criterio
de verificabilidad. No se trata aquí de la posibilidad efectiva de verificar un enunciado o del
conocimiento de un método que permitiría verificarla13

Vacío de sentido y sinsentido


Los enunciados que no son sensatos son pseudo-enunciados, pero el ser un pseudo-
enunciado no equivale a ser insensato. De forma bastante sorprendente, el Tractatus no hace
coincidir "lo que no es sensato" con "lo que es insensato"; cuando una expresión carece de
sentido no necesariamente es un sinsentido.
Wittgenstein establece dos categorías entre las pseudo-proposiciones que corresponden a
elementos muy diferentes:

 unsinnig, que están en el sinsentido, que son insensatas.


 sinnlos, que no están en el ámbito del sentido.
Vacío de significado
Esta sección apela a nociones de lógica: véase Cálculo de proposiciones.
Las proposiciones vacías de significado, o fuera del significado, son proposiciones
formales. No tienen ningún contenido y no pretenden proveer información. Wittgenstein
piensa en expresiones de la lógica y de las matemáticas.
Estas "proposiciones" no tienen que ver con lo real, lo que expresan es más bien la forma

14
de nuestro pensamiento. no dice nada de lo que existe: En todos los mundos
posibles la expresión es verdadera. Es una tautología lógica: Su tabla de verdad da
siempre el valor "verdadero" (o 1).
El estatus que el Tractatus les confiere a estos enunciados es muy original. En realidad
las tautologías no son literalmente "verdaderas". Para que una proposición sea verdadera
es necesario que un hecho le corresponda. La proposición verdadera sitúa al mundo real
en el conjunto de los mundos posibles: Si Rab es un hecho, la proposición que afirma que
"Rab" distingue el hecho (llevado a cabo) de los estados de asuntos que no se han llevado
a cabo. Indica algo sobre lo que es el caso y lo que no lo es.
Por el contrario, las tautologías llenan el conjunto del espacio lógico sin distinción. No
dicen nada sobre lo que es el caso o no lo es, puesto que dicen que algo es el caso. Lo
que expresan es necesario. Wittgenstein las excluye entonces del ámbito del significado.
Cuando sé que "2+2=4" no hago más que reconocer la forma de mi pensamiento. No se
está transmitiendo ninguna información sobre el mundo. Pero lo que afirma Wittgenstein
implica que ocurre lo mismo con expresiones más complejas: "2 + 185462 − 3 = 200 000 −
165461" no es más informativa que "A = A".
Wittgenstein resuelve entonces la cuestión del conocimiento de los objetos lógicos
mediante el absurdo. No existe conocimiento lógico: Solo existe conocimiento de
lo contingente. Lo que es necesario no tiene el mismo estatus, no lo "conocemos".
Por supuesto este diagnóstico vale para las contradicciones. "Falsas" en todas las
situaciones, son el inverso de las tautologías y se les considera de la misma forma.
Sinsentido
Lo que Wittgenstein llama sinsentido comprende una gran cantidad de proposiciones
heteróclitas. Vimos que las proposiciones de la metafísica y la ficción son insensatas, pero
lo mismo ocurre con las de la ética y la estética. La distinción entre lo decible y lo indecible
adquiere aquí toda su importancia. Las proposiciones vacías de significado son indecibles,
pero no significan un problema: No tienen ninguna pretensión informativa. No ocurre lo
mismo con las proposiciones del sinsentido. Son enunciados que creen afirmar cosas
sobre lo real cuando no lo hacen, y sobre todo no pueden hacerlo. Los criterios del
significado planteados por el Tractatus rechazan todo enunciado que no describa hechos
del ámbito del significado.
El sinsentido no se identifica sin embargo con el absurdo. No es porque una proposición
sea insensata que aquello de lo que trata de hablar carezca de importancia. Por el
contrario, aquello de lo que intentan hablar ciertas pseudo-proposiciones es crucial: El
error reside únicamente en la tentativa de expresarlo por medio del idioma.
El Tractatuspermite entonces que aparezcan categorías diferentes entre las pseudo-
proposiciones insensatas.
Entre ellas podríamos encontrar a los enunciados metafísicos, los absurdos, pero también
los enunciados éticos y estéticos, los cuales gozan de un estatus muy particular. El caso
de los enunciados filosóficos será abordado después, pero está claro que la filosofía solo
produce pseudo-proposiciones.
Al Tractatus Logico-philosophicus se le menciona a menudo por su aspecto anti-
metafísico. Wittgenstein la crítica de hecho en tanto la considera absurda. La metafísica
no puede cumplir con las condiciones del significado. Hace uso de términos carentes de
significado; pero emplea también palabras comunes en usos que no son posibles.
Reutiliza palabras del idioma ordinario sin reasignarles un significado que convenga a su
nuevo contexto de uso. Y quebranta entonces de esta manera la condición fundamental
del discurso sensato.
Al igual que la filosofía, cae en la trampa del lenguaje ordinario y es ciega a la estructura
real del pensamiento. Se apega a la gramática natural y no ve la gramática lógica de las
palabras. Confunde el signo con el símbolo y conduce a absurdos.
Por el contrario, la ética y la estética son valoradas por Wittgenstein. Aunque dichos temas
sean únicamente abordados al final de la obra en unas cuantas proposiciones, no son
menos dignos de interés. El Tractatus los acerca a la lógica. Al igual que la lógica, la ética
y la estética son condiciones del mundo: No menos de lo que podemos concebir un
mundo sin lógica, podemos concebir un mundo sin ética y sin estética. En esto la ética y la
estética son trascendentales (6.13, 6.421). El hecho que no podamos hablar de ellas no
les resta ninguna importancia.

Concepción de la filosofía
Expuesta principalmente en los aforismos 4.003 a 4.116, la concepción de la filosofía del
Tractatus forma parte de los elementos que serían los más influyentes. Proponiendo al
mismo tiempo una nueva visión de la disciplina y una crítica de la filosofía anterior,
Wittgenstein estableció a la filosofía como una actividad directamente ligada al lenguaje y
al significado.
Ciencia y filosofía
La filosofía se diferencia estrictamente de la ciencia. No es ni el método ni la precisión lo
que conforman esta distinción. Simplemente la filosofía y la ciencia no tienen el mismo
propósito. La ciencia busca producir descripciones verdaderas del mundo, su objetivo es
lo real. La filosofía no tiene por objeto lo real, no habla del mundo ni se propone hacerlo.
La filosofía no produce entonces ninguna proposición verdadera. A diferencia de la ciencia
que produce teorías, la filosofía se presenta como una actividad. Una teoría es un
conjunto de proposiciones, y esto precisamente es lo que la filosofía no es. La filosofía
produce esclarecimientos sobre proposiciones, y no nuevas proposiciones. No existen
proposiciones "filosóficas" en la forma en que existen proposiciones "científicas". La
filosofía tiene un rol secundario, vuelve al contenido de las proposiciones de
otras disciplinas. Wittgenstein rechaza la idea de un metalenguaje, los enunciados de la
filosofía no son metaenunciados, son únicamente pseudo-proposiciones. La filosofía está
entonces condenada a no producir otra cosa que el sinsentido. "La filosofía está llena de
las confusiones más fundamentales".15
“La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que se han escrito sobre
cuestiones filosóficas no son falsas, sino absurdas. De ahí que no podamos dar
respuesta en absoluto a interrogantes de este tipo, sino sólo constatar su condición de
absurdos. La mayor parte de los interrogantes y proposiciones de los filósofos estriban
en nuestra falta de comprensión de nuestra lógica lingüística.

(Son del tipo de interrogante acerca de si lo bueno es más o menos idéntico que lo
bello.)

Y no es de extrañar que los más profundos problemas no sean problema alguno” .16
La filosofía como actividad
La filosofía se presenta como una actividad de esclarecimiento lógico. La filosofía desvela
la forma lógica de los enunciados detrás de su expresión en el lenguaje natural. Permite
entonces encontrar las pseudo-proposiciones mostrando que sus términos no se utilizan
de acuerdo a la forma de las palabras o poniendo de manifiesto la ausencia de significado
de los nombres. Es una "crítica del lenguaje"17 (4.0031).
Esta actividad de crítica no ocurre sin embargo en todos los usos del lenguaje.
Wittgenstein no considera defectuoso al lenguaje ordinario; por el contrario, "todas las
proposiciones de nuestra lengua usual están de hecho, tal como están, ordenadas de
forma lógicamente perfecta" (5.5563). Donde el autor condena los errores y los
sinsentidos es en el discurso filosófico y en la metafísica.
La filosofía pone de manifiesto lo que siempre tuvimos frente a los ojos y que por esta
razón no veíamos. En este sentido, la concepción de la filosofía tal como la presenta el
joven Wittgenstein está en consonancia con la que defenderá en sus Investigaciones
filosóficas, donde escribirá que "La filosofía se conforma con poner todo frente a nosotros,
sin explicar ni deducir nada. - Como todo está ahí, ofrecido a la vista, no hay nada que
explicar" (§126).
Crítica de la filosofía
La concepción de la filosofía de Wittgenstein le sirve principalmente para denunciar la
filosofía tal como ha sido practicada antes que él. Los filósofos hacen un uso inapropiado
del lenguaje, enuncian proposiciones insensatas y utilizan términos sin referentes. Y peor
aún, se equivocan en cuanto a la naturaleza de lo que realizan: Creen hablar de lo real
cuando no es este el caso. La filosofía se toma entonces como una teoría, como una
ciencia.
En lo que respecta a Wittgenstein el estatus de la filosofía que defiende no está
explícitamente definido. La filosofía de Wittgenstein se une a la mala filosofía en cuanto
tampoco habla de lo real. Si el Tractatus no se ilusiona sobre el estatus de lo que dice,
viola sin embargo las condiciones del significado que el mismo estableció. El estatus final
de la filosofía es entonces ambiguo: Wittgenstein ataca un tipo de filosofía, pero la suya no
está tampoco en condición de enfrentar sus propias críticas.
Cualquiera que sea la filosofía no hace más que enunciar pseudo-proposiciones. Pero si
la filosofía que ataca el Tractatus enuncia pseudo-proposiciones absurdas, la filosofía
del Tractatus podría sostener proposiciones insensatas sin ser objeto de ataque. Estas
proposiciones estarían entonces próximas de las de la ética y la estética. Wittgenstein no
trata abiertamente sobre este asunto y su silencio después de la publicación de su obra no
nos provee ninguna respuesta.
Sentido de la filosofía
La filosofía no se limita a exponer los sinsentidos, sino que es sobre todo la actividad que
delimita el sentido del sinsentido. Es ella la que determina lo que, en el ámbito de lo
pensable, puede decirse. Tiene entonces un papel crucial en la perspectiva del Tractatus.
Plantea las condiciones del discurso sensato y del discurso insensato. Su utilidad más allá
de eso no queda establecida. La filosofía podría o bien detenerse habiendo realizado la
demarcación, o bien continuar en un papel regulador. La crítica del lenguaje podría
entonces operarse de una vez por todas en la delimitación de los criterios del significado o
bien renovarse permanentemente mediante el análisis efectivo del lenguaje con respecto
a los criterios planteados.
”La filosofía no es ninguna de las ciencias naturales.
(La palabra “filosofía” ha de significar algo que está por arriba o por debajo, pero no
junto a las ciencias naturales). El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica de los
pensamientos. La filosofía no es una doctrina, sino una actividad. Una obra filosófica
consta esencialmente de aclaraciones. El resultado de la filosofía no son “proposiciones
filosóficas”, sino el que las proposiciones lleguen a clarificarse. La filosofía debe clarificar
y delimitar nítidamente los pensamientos, que de otro modo son, por así decirlo, turbios
y borrosos. La psicología no tiene más parentesco con la filosofía que cualquier otra
ciencia natural. La teoría del conocimiento es la filosofía de la psicología. (…) La teoría
darwinista no tiene que ver con la filosofía más que cualquier otra hipótesis de la ciencia
natural. La filosofía delimita el ámbito disputable de la ciencia natural. Debe delimitar lo
pensable y con ello lo impensable.
Debe delimitar desde dentro lo impensable por medio de lo pensable” .18

Ética
Dada la ausencia explícita del asunto ético en el Tractatus y lo críptico de muchas de las
observaciones, es quizás más apropiado limitarse a consignar las palabras del propio
Wittgenstein en el prefacio: "todo lo que puede ser expresado en absoluto puede ser
expresado claramente, y sobre aquello que no puede ser expresado debemos guardar
silencio". Además del aspecto místico de lo inefable, entre lo que no puede ser expresado
está también incluido la ética (y la estética), tal como lo expresa claramente en una carta a
von Fickler:19
"El punto del libro es ético. En un momento tuve la intención de incluir en el prefacio una
frase que no se encuentra ahora ahí pero que escribiré para ti aquí, ya que será quizás
algo clave para tu trabajo. Lo que quise escribir entonces fue esto: Mi trabajo consiste
de dos partes: La que está presentada aquí más todo lo que no escribí. Y precisamente
esta segunda parte es la importante. Puesto que en mi libro lo ético tiene sus límites
dibujados desde adentro, por así decirlo; y estoy convencido de que esta es la ÚNICA
forma rigurosa de trazar ese límite. En pocas palabras, creo que ahí
donde muchos otros están hoy simplemente suponiendo, he logrado en mi libro poner
firmemente todo en su lugar al guardar silencio sobre ello. … Por ahora te recomendaría
leer el prefacio y la conclusión, pues contienen la expresión más directa de este punto".

Influencia del Tractatus


A pesar de su carácter a veces enigmático, el Tractatus tuvo un éxito considerable en
ciertos entornos. Llamó principalmente la atención de los miembros del Círculo de Viena y
en particular de Rudolf Carnap y Moritz Schlick20. Los neopositivistas llegarían a adoptar
como emblema la frase de Wittgenstein que afirma que "Todo lo que se deja decir se deja
decir claramente". Pero prescindieron sin embargo de la segunda parte del enunciado:
"De aquello de lo que no podemos hablar debemos guardar silencio". A diferencia de
Wittgenstein los positivistas lógicos no consideraban que hubiera algo sobre lo que se
debiera callar, no existía en ellos la dimensión mística.
Aunque ligeramente diferente, la concepción de la filosofía asumida por los miembros del
Círculo de Viena le debe bastante al Tractatus. La filosofía no es una ciencia, no habla del
mundo sino del lenguaje sobre el mundo, su vocación es la de esclarecer el discurso de la
ciencia. El método de la filosofía estará para ellos vinculado al lenguaje: El análisis del
lenguaje y de los conceptos de la ciencia permitirán la claridad buscada.
Sin embargo se debe matizar la influencia de Wittgenstein de acuerdo a cada miembro, ya
que se manifiesta de forma diferente en cada uno. Fue muy marcada en Carnap por
medio de su concepción de los enunciados y la posibilidad de comparar los enunciados
con lo real; y más difícil de establecer en Neurath, para quien las proposiciones no se
comparan sino con otras proposiciones.
Independientemente de su herencia teórica, Wittgenstein jugó un papel particular para el
Círculo de Viena. Un estudio línea por línea del Tractatus fue realizado por el grupo
durante los años 20, y Wittgenstein participó incluso en algunas reuniones del Círculo.
Quería sobre todo reunirse con ciertos miembros como (Schlick, Carnap, Waisman). A
menudo se rehusaba a discutir de filosofía e insistía en recitar la poesía de Tagore con su
silla volteada hacia el muro. Wittgenstein terminó rompiendo sus relaciones con el Círculo
al percatarse que Carnap había utilizado y malinterpretado algunas de sus ideas sin su
autorización.21

Transición y crítica del Tractatus


El Tractatus debía resolver definitivamente los problemas de los cuales trataba y terminar
relegando la filosofía. Wittgenstein volvió sin embargo a la filosofía en 1929 después de
siete años de silencio. Después de su regreso Wittgenstein abandonó una parte de las
tesis presentadas en su primera obra. De su Tractatus logico-philosophicus Wittgenstein
rechaza cuatro tesis principales:

 El atomismo lógico: Los enunciados elementales son independientes los unos de los
otros.

 La extensionalidad: El valor de verdad de una proposición depende del valor de verdad


de las proposiciones que la componen.

 El papel del lenguaje es representar el mundo.

 La lógica es el único lenguaje perfecto.


El cambio es real y substancial pero existe sin embargo una continuidad entre el
Wittgenstein del Tractatus y el Wittgenstein posterior. Puesto que no es aquí nuestro
objetivo exponer la filosofía tardía de Wittgenstein, no mencionaremos más que lo que se
puede poner en relación directa con el Tractatus.

 La filosofía no debe ocuparse de un lenguaje ideal, debe interesarse del lenguaje


ordinario.

 El método de la filosofía no tiene nada que ver con el de la ciencia, la filosofía no


establece leyes. Es una "fenomenología" (en el sentido de Husserl).

 El significado del nombre no es el objeto. El significado reside en el uso semántico.


Se produce además un cambio en el método: Mientras que en el Tractatus no hay casi
ejemplos, su filosofía posterior los utilizará abundantemente. Dicha filosofía tiene entonces
tanto un propósito como un método diferentes, pero continúa siendo una filosofía sobre el
sentido, tema omnipresente en Wittgenstein. Aunque la ruptura es real y determinante,
exagerarla sería un error.
La idea de que la filosofía no es una doctrina y que por lo tanto no se justifica el
dogmatismo es una de los más importantes aportes del Tractatus. Sin embargo, ya desde
1931 Wittgenstein se refería al Tractatus como una obra dogmática.22 Emplea el término
para designar toda concepción que permite la existencia de una brecha entre la pregunta
y la respuesta, de modo tal que la pregunta se pueda determinar en un momento posterior
a la respuesta. El complejo edificio del Tractatus está construido sobre el supuesto de que
el propósito del análisis lógico era descubrir las proposiciones elementales, cuya forma
era aún desconocida. Lo que marca su transición hacia el Wittgenstein posterior puede
resumirse en el rechazo total del dogmatismo, esto es, en establecer todas las
consecuencias de este rechazo. El desplazamiento del ámbito de la lógica hacia el del
lenguaje ordinario como el eje de la atención filosófica; el pasar de un énfasis en la
definición y el análisis hacia el "parecido de familia" y los "juegos del lenguaje"; y el
reemplazar la escritura filosófica sistemática por un estilo aforístico. Todos aspectos que
tienen que ver con esta transición hacia el anti-dogmatismo llevado al extremo. Y es en
las Investigaciones filosóficas que se culmina finalmente el proceso de las transiciones,
pero está ya presente en otros de sus escritos del mismo período, como por ejemplo, en
su aplicación a la filosofía de las matemáticas o a la psicología filosófica.

Anécdotas
 El título "Tractatus logico-philosophicus" podría ser una referencia al Tractatus
Theologico-Politicus de Baruch Spinoza. Fue propuesto por G.E.Moore al momento de
la primera traducción al inglés. Sin embargo es poco probable que Wittgenstein haya
leído esa obra de Spinoza.23 La primera publicación del Tractatus fue en la revista
alemana Annalen der Naturphilosophie (XIV, 3-4, págs. 185-262), bajo el título
“Logisch-Philosophische Abhandlung”. Un año más tarde (en 1922) aparecería la
primera edición bilingüe (alemán-inglés) en la editorial Kegan Paul de Londres,
acompañado de una introducción de Russell, y ya bajo el título en latín que hoy
conocemos: Tractatus Logico-Philosophicus. La traducción de un texto como
el Tractatus no es cosa fácil, ya que se trata de un lenguaje muy técnico y usado con
total rigor. Por ello, desde el principio se han acompañado todas las traducciones con
el texto original en alemán, y esa fue la principal razón esgrimida por Moore para
poner el título en latín, pues se considera el latín un idioma neutral

 Wittgenstein declaró a propósito de su obra: "Al lado de cosas buenas y originales, mi


libro, el tratado log.phil., contiene también su parte de kitsch".24 También dijo que:“Es
un libro que consta de dos partes: la aquí presentada y lo que no escribí. Justamente
esa segunda parte es la más importante”.25

 En una conversación con Frank Ramsey le confesó que "había olvidado lo que tenía
en mente" al escribir ciertos pasajes.[cita requerida]

 El músico finlandés Mauri Antero Numminen realizó una adaptación musical


del Tractatus en 1966. La obra retoma frases en diversos estilos
musicales: jazz, rock, valse, música atonal y marcha.

 Existen quince "proposiciones fantasma" que deberían estar presentes en el texto si la


secuencia proposición principal/observación sobre esta proposición fuera perfecta.
Dichas proposiciones "faltantes" son: 2.0, 2.020, 2.20, 3.00, 3.0, 3.20, 4.00, 4.0, 5.0,
5.10, 5.50, 5.530, 6.00, 6.0, 6.120.26
Traducciones
Traducciones al inglés
La traducción de C. K. Odgen de 1922 es históricamente la primera. Fue preparada con la
ayuda de Frank P. Ramsey, G. E. Moore y el mismo Wittgenstein.27 Adolece sin embargo
de debilidades como el hablar de "hechos atómicos", con la problemática mencionada
arriba. En la edición Ogden el texto de Wittgenstein está precedido de un prefacio de
Russell, en el cual afirma que "seguramente merece (...) ser considerado como un evento
importante en el mundo filosófico". Sin embargo, el prefacio decepcionó a Wittgenstein
pues mostraba que su obra no había sido comprendida, al punto de oponerse a que fuera
publicado en la edición alemana. En una carta a Russell del 6 de mayo de 1920 se
expresa de la siguiente manera:
"Tu Introducción no será impresa, y
en consecuencia es probable que
tampoco lo sea mi libro. Porque
cuando tuve frente a mí la traducción
alemana de la Introducción, no
puede decidirme a dejarla imprimirse
con mi libro. La fineza de tu estilo
inglés, como es natural, en efecto se
había perdido en la traducción, y lo
que quedaba no era sino
superficialidad e incomprensión".28

Sin embargo, el prefacio de Russell se imprimió en las ediciones posteriores del Tractatus,
tanto en inglés como en otros idiomas. La edición Ogden es bilingüe y presenta el texto
alemán al lado de la traducción inglesa.
La segunda traducción inglesa, que implica una mejora sensible, se debe a David
Pears y Brian McGuinness, e introduce el término "state of affairs" (estado de asuntos)
para restituir Sachverhalt y tiene el mérito de contar en Brian McGuinness a uno de los
más reconocidos críticos de Wittgenstein.
Traducciones al francés
Puesto que la mayor parte de este artículo se tradujo desde la entrada francesa, se
menciona la segunda traducción francesa publicada en 1993, de Gilles-Gaston Granger,
considerada mejor que la precedente. Sin embargo, se le reprocha a veces el haber
restituido bestehen por "sustancia" y no por "existencia", cuya elección se explica por el
hecho de que bestehen no hace referencia en el texto a la existencia empírica sino más
bien a la existencia en el ámbito lógico.
Traducciones al español
Existen al menos cuatro traducciones del Tractatus al español: la de Enrique Tierno
Galván (Revista de Occidente), la de Luis Valdés Villanueva (Tecnos), la de Jacobo
Muñoz e Isidro Reguera (Alianza y Gredos) y la de Jesús Padilla Gálvez (Tirant lo Blanch).

Véase también

Вам также может понравиться