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DICIENDO NUEVAS VERDADES… ALGUNOS APORTES SOBRE EL

VERDADERO CONTENIDO DEL DERECHO A LA TUTELA


JURISDICCIONAL EFECTIVA1

Johan S. Camargo Acosta2

SUMARIO: I.- El Estado Constitucional de Derecho.- II.- La Supremacía de la Constitución en el


Ordenamiento Jurídico.- III.- Los Principios Generales del Derecho.- IV.- El Derecho a la Tutela
Jurisdiccional Efectiva.- IV.1.- El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva a partir de la
concepción del ciudadano.- IV.2.- El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva a partir de una
concepción estatal.

I.- El Estado Constitucional de Derecho.

El Estado se define como aquel grupo social que en forma organizada


estructura el poder mediante determinadas normas o reglas de conducta a las
que se les denomina Derecho, con las cuales logrará ejercer influencia sobre sus
miembros para que éstos adecúen sus conductas a las reglas prefijadas por
aquel.

Marcial RUBIO CORREA define al “Estado” como “la forma superior y más
poderosa de organizar el poder dentro de la sociedad”3, asimismo señala que el
poder es “la capacidad que tiene una persona (o un grupo) de lograr que las
conductas de los demás sean realizadas de acuerdo a los términos que ella (o
ellos) fijan”4

Por su parte el maestro CARNELUTTI señala que “La sociedad al transformarse


por obra del Derecho, o sea, según el modo acostumbrado de hablar, cuando
está ordenada jurídicamente, se llama Estado”5.

El Derecho es aquel conjunto de normas o reglas de conducta “ideado por los


hombres, para orientar, mediante fines y valores, su conducta hacia un deber

1 La versión original de este texto ha sido previamente publicada en: Código Procesal Civil
comentado por los mejores especialistas Tomo I (comentario al artículo I del Título Preliminar),
Editorial ADRUS, Arequipa: Mayo 2010.
2 Abogado por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín, Maestría en

Derecho Procesal por la Universidad Nacional de Rosario – Argentina y Maestría en Derecho de


Empresa por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas – UPC, Egresado del Doctorado en
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Miembro y Actual
Director Académico de la Sociedad Peruana de Ciencias Jurídicas, Miembro Titular del Instituto
Panamericano de Derecho Procesal, Ex Profesor de la Facultad de Negocios de la Universidad
Peruana de Ciencias Aplicadas - UPC y Árbitro. johan.camargo@hotmail.com Fan Page: Prof. Johan
Camargo
3 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 43.


4 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 43.


5 CARNELUTTI, Francesco. Teoría General del Derecho. Editorial ARA, Lima: Julio 2006. p. 55.
ser que les permita asegurar la coexistencia social y su plena realización
personal”6

Cuando esto ha ocurrido podremos decir que el Estado como forma organizada
del poder, organizado jurídicamente se ha convertido en un Estado de Derecho.
En contraposición a esta afirmación, toda forma organizada del poder en la que
no medie un conjunto de normas o reglas de conducta, en la que no medien
fines o valores, podrá ser considerado a lo sumo como Estado pero no de
Derecho, es entonces requisito indispensable la existencia del conjunto
normativo para la configuración del Estado de Derecho.

El Estado de Derecho conlleva el surgimiento de determinados derechos que


generan “el deber de respetarlos en los demás, de manera que se pueda acceder
cada vez a formas superiores de vida civilizada y solidaria dentro del todo
social”7, lo cual sólo será posible cuando exista de por medio un eje en torno al
cual giren todos estos nuevos derechos creados por el Estado de Derecho, por
ello, él va más allá, toda vez que no se organiza únicamente mediante un
conjunto de normas y reglas de conducta dispersadas sino que “se organiza de
acuerdo a una constitución y a leyes complementarias, en las que se establece
los principios y derechos que regulan el uso de tal poder y los organismos que
lo detentan”8, sometiendo a todas las normas y reglas de conducta
complementarias a su dominio. Cuando el Estado reconoce la existencia de este
eje en torno al cual debe girar todo su ordenamiento jurídico, el cual estará
constituido por una norma superior –llamado Constitución-, suprema, mayor a
las leyes especiales que rigen el ordenamiento jurídico, el Estado de Derecho
pasará a convertirse en un Estado Constitucional de Derecho, que tenga como
luz a esta norma superior.

Enseña Roberto ALFARO que el Estado Constitucional de Derecho “es el


sometimiento y subordinación de las leyes y demás normas jurídicas, así como
los actos de Gobierno y aún de los particulares, a las normas de la Constitución,
en un marco de pleno respeto a los derechos y las libertades personales”9

El sometimiento del Estado de Derecho a un orden Constitucional devenga la


obligación de este de establecer “dos grandes grupos de principios
normativamente establecidos que resultan fundamentales desde el punto de
vista de su contenido político: los derechos constitucionales o derechos
humanos que la Constitución garantiza a las personas y las reglas generales de

6 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.
p. 159.
7 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 48.


8 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 43.


9 ALFARO PINILLOS. Roberto. Teoría General del Derecho Procesal Constitucional. Editorial ADRUS,

Arequipa: Noviembre 2007. p. 48.


su estructuración y actuación”10, todo ello en atención a que “el hombre es para
la sociedad y el Estado, el centro y sentido de su accionar”11, y
consecuentemente el respeto de sus derechos humanos (entendidos estos como
“prerrogativas inalienables, perpetuas y oponibles erga omnes, que
corresponden a toda persona, por su sola condición de tal, de las que no puede
ser privado por la acción del Estado ni de otros particulares, porque ello
implicaría un desmedro o menoscabo a su dignidad”12) es eje fundamental de
su estructura. Así el artículo 44 de la Constitución del Estado Peruano,
cumpliendo con tal obligación ha establecido:

Artículo 44.- Deberes del Estado


Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía
nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos;
proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y
promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en
el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.

Víctor GARCÍA define a la dignidad como “la categoría objetiva de un ser


humano que reclama, ante sí y ante otros, estima, custodia y realización; de allí
que aspire a la plasmación de sus propósitos y anhelos más íntimos” 13; por otro
lado Alex PLÁCIDO refiere que “la dignidad, así, constituye un minimum
inalienable que todo ordenamiento debe respetar, defender y promover” 14 y
que “exige que las necesidades humanas sean atendidas con decoro, en orden a
la realización existencial y coexistencial; la cosificación y el desprecio de las
calidades insitas del ser humano son acciones contrarias a la dignidad”. 15

El deber de garantizar la plena vigencia de los derechos de la persona


reconocidos por la Constitución corresponde a todos respecto de cada uno y
cuando aconteciera alguna infracción a tal obligación será el Estado el
encargado de garantizar tal vigencia mediante el Poder Judicial que es “el
órgano del Estado encargado de administrar justicia en el país y es la instancia
máxima de resolución en esta materia”16. El derecho, mediante el Poder Judicial

10 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial
PUCP, Lima: 1993. p. 47.
11 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.

p. 25.
12 PLÁCIDO V. Alex F. Prólogo a Violencia Familiar, Interés de todos de Carolina Ayvar Roldán.

Editorial ADRUS, Arequipa: Octubre 2007, p. 13.


13 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.

p. 25.
14 PLÁCIDO V. Alex F. Prólogo a Violencia Familiar, Interés de todos de Carolina Ayvar Roldán.

Editorial ADRUS, Arequipa: Octubre 2007, p. 13.


15 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.

p. 29.
16 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 57.


tiene que asegurar una armoniosa combinación entre seguridad y flexibilidad al
interpretar y aplicar las normas para la consecución del ideal de justicia17

Asimismo, la potestad de los órganos del Estado de crear o regular ciertas


obligaciones a los ciudadanos, así como “su autoridad y la de quienes ejercen
funciones en ellos, queda limitada por los derechos establecidos porque, al estar
constitucionalmente garantizados, ninguna autoridad puede vulnerarlos y,
muy por el contrario, debe protegerlos y promoverlos” 18

Coincidimos con Marcial RUBIO cuando señala que: “La praxis de los derechos
humanos lleva, de esta manera, a la obligación de todos y cada uno de elevar
las condiciones de vida social y de hacerla mas acorde a los grandes principios
respaldados por el imperio del Derecho”19

II.- La Supremacía de la Constitución en el Ordenamiento Jurídico.

Como se ha precisado en el ítem anterior, el Estado como forma organizada del


poder, se organiza jurídicamente convirtiéndose en un Estado de Derecho; sin
embargo, este Estado debe establecer un eje en torno al cual debe girar todo su
ordenamiento jurídico, el cual estará constituido por una norma superior,
suprema, mayor a las leyes especiales que rigen el ordenamiento jurídico. Esta
norma será la Constitución, pasando el Estado a convertirse en un Estado
Constitucional de Derecho, que tenga como luz a esta norma superior.

Señala Marcial RUBIO que la Constitución es “la primera norma positiva dentro
de nuestro sistema legislativo es la Constitución del Estado. Debe entendérsela
como la norma más importante en por lo menos tres sentidos: El primero,
porque la Constitución contiene normas que no pueden ser contradichas ni
desnaturalizadas por ninguna otra norma del sistema legislativo…” 20

En el mismo orden de ideas, Víctor GARCÍA sostiene que “la Constitución es la


norma primera o fundante de nuestro ordenamiento jurídico. Contiene los
principios básicos que permiten asegurar los derechos y deberes de las
personas. Así como, determinan los fines y la forma de organización del
Estado”21

17 CFR. ROLLA, Giancarlo. Juicio de Legitimidad Constitucional en Vía Incidental y Tutela de los
Derechos Fundamentales, en ID EST IUS Año II Nº 2. Editorial ADRUS, Arequipa: Junio 2006. p. 21.
18 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 49.


19 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 49.


20 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 131.


21 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.

p. 274.
Esta supremacía de la que goza la Constitución en el ordenamiento jurídico y
más precisamente en el caso peruano, se encuentra recogida por el artículo 51
de la Carta Constitucional que refiere:

Artículo 51.- Supremacía de la Constitución


La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es
esencial para la vigencia de toda norma del Estado.

En tal sentido, toda interpretación destinada a aplicar una norma jurídica a un


caso concreto siempre deberá observar lo prescrito por el artículo 138 de la
Constitución del Estado Peruano que sentencia:

Artículo 138.- Administración de Justicia. Control difuso


La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por
el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la
Constitución y a las leyes.
En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma
constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera.
Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma de
rango inferior.

Es preciso anotar que cuando este artículo se refiere a la preferencia del texto
Constitucional sobre una norma legal, previamente debe haberse agotado todas
las formas de interpretación posible 22, puesto que podría ocurrir que uno de los
sentidos interpretativos de la norma sea Constitucional, en este caso, lo que se
habría efectuado es un juicio de constitucionalidad a los sentidos de
interpretación de la norma. Como señala el profesor italiano Giancarlo ROLLA:
“La cuestión de constitucionalidad puede ser utilizada no tanto para abrir un
juicio sobre una disposición, sino contra una interpretación de la misma.” 23

El artículo 138 de la Constitución encuentra sustento en el hecho de que nuestro


ordenamiento reconoce que el “principio supra-ordinador que emana de la
Constitución, es el principio de constitucionalidad de todo sistema jurídico y,
por supuesto, del sistema legislativo. Simplificadamente este principio señala
que las normas constitucionales tienen primacía por sobre cualquier otra norma
del sistema y que, en caso que cualquier otra norma se oponga de alguna
manera a la norma constitucional, se aplicará la norma constitucional sobre
ella”24 Y claro, no sólo en el supuesto que la norma se oponga a la Constitución
sino también en el supuesto que ello ocurriere respecto de alguno de los
sentidos de interpretación de la norma.

22 Cfr. CAMARGO ACOSTA, Johan S. El Principio de Legalidad y la Irresponsabilidad Civil de los Jueces,
en “REVISTA EL DERECHO Nº 308”. Editorial ADRUS, Arequipa, Diciembre: 2007
23 ROLLA, Giancarlo. Juicio de Legitimidad Constitucional en Vía Incidental y Tutela de los Derechos

Fundamentales, en ID EST IUS Año II Nº 2. Editorial ADRUS, Arequipa: Junio 2006. p. 25.
24 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 132.


El sustento del principio señalado tiene a su vez su origen en: “El principio pro
homine y pro libertatis, en base al cual las disposiciones deben ser
interpretadas de la manera más favorable a la persona humana; en
consecuencia, deben ser interpretadas exclusivamente aquellas que favorecen a
la persona humana y restrictivamente aquellas que introducen limitaciones al
ejercicio de los derechos fundamentales. En otros términos, en el caso de
disposiciones susceptibles de recibir diferentes interpretaciones, se debe utilizar
la interpretación conforme a la Constitución y, en consecuencia, más favorable
al recurrente en el proceso a quo”25

III.- Los Principios Generales del Derecho.

Los Principios Generales del Derecho son un conjunto de valores o


proposiciones técnicas fundadas en la razonabilidad que inspiran la estructura
y naturaleza del sistema jurídico, delimitando y orientando la forma de
operación, funcionamiento y aplicación del mismo, pudiendo encontrarse
regulados expresa o tácitamente en el ordenamiento jurídico.

Así, GARCÍA TOMA sostiene que los Principios Generales del Derecho “son
axiomas, pautas básicas o postulados que, en redacción o inspiración concisa,
fundamentan un determinado ordenamiento jurídico, una pluralidad de ideas
esenciales que, formalizadas legislativamente o no dentro de un ordenamiento,
condicionan y orientan todo el proceso de técnica jurídica”26

Por su parte RUBIO CORREA enseña que los Principios Generales del Derecho:
“son conceptos o proposiciones de naturaleza axiológica o técnica, que
informan la estructura, la forma de operación y el contenido mismo de las
normas, grupos normativos, sub-conjuntos, conjuntos y del propio Derecho
como totalidad. Pueden estar recogidos o no en la legislación, pero el que no lo
estén no es óbice para su existencia y funcionamiento”27

Los Principios Generales del Derecho, como se ha señalado, pueden por un lado
estar constituidos por valores susceptibles de ser definidos tales como: la
justicia, la libertad, la igualdad, la equidad y otros de similar naturaleza; por
otro lado pueden estar constituidos por proposiciones técnicas fundadas en la
razonabilidad tales como: el primer derecho es mejor derecho, la inacción
supone el consentimiento, etc.

25 ROLLA, Giancarlo. Juicio de Legitimidad Constitucional en Vía Incidental y Tutela de los Derechos
Fundamentales, en ID EST IUS Año II Nº 2. Editorial ADRUS, Arequipa: Junio 2006. p. 25.
26 GARCÍA TOMA, Víctor. Introducción a las Ciencias Jurídicas. Editorial JURISTA, Lima: Abril 2007.

p. 499.
27 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. p. 301.


Los Principios Generales del Derecho son sin duda importantes en la ejecución
de la técnica jurídica en tanto constituyen “el aval de toda disquisición jurídica;
ellos amparan los razonamientos jurídicos aunque éstos tomen por base un
precepto de ley o de costumbre, sirviéndoles de altísimo fundamento, en cuyo
caso son fuente primaria difusa de solución jurídica que acompaña a los fallos
expresa o tácitamente”28

Los principios generales del Derecho “se utilizan en casos de interpretación


para llevar a cabo el método sistemático por comparación con otras normas, en
la medida que la ratio legis está estrechamente emparentada a los principios;
también intervienen en el método sistemático por ubicación de la norma en el
sistema…”29. Así el artículo 139 inciso 8) de la Constitución señala:

Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia


Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o
deficiencia de la ley.
En tal caso, deben aplicarse los principios generales del derecho y el
derecho consuetudinario.

Parte de los Principios Generales del Derecho –principalmente los constituidos


por proposiciones técnicas fundadas en la razonabilidad- se encuentran
regulados en el referido artículo 139 de la Constitución.

IV.- El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva.

El fundamento constitucional de este derecho se encuentra contemplado en el


artículo 139 de la Constitución Peruana que prescribe:

Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia


Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional

Para explicar en que consiste el derecho a la tutela jurisdiccional, es preciso


señalar que éste puede concebirse desde dos puntos de vista; el primero de
ellos, el estatal, y el segundo, el del ciudadano.

IV.1.- El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva a partir de la concepción


del ciudadano.

El maestro español GONZÁLES PÉREZ sostiene que el derecho a la tutela


jurisdiccional es el derecho de toda persona a que se le “haga justicia”; a que

28 DE DIEGO, Clemente F. Prólogo a Los Principios Generales del Derecho de Giorgio Del Vecchio.
Editorial ARA, Lima: Abril 2006, p. 10.
29 RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico (Introducción al Derecho), 7º Edición. Fondo Editorial

PUCP, Lima: 1993. pp. 303-304.


cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por un órgano
jurisdiccional, a través de un proceso con unas garantías mínimas 30. Situación
con la que estamos plenamente de acuerdo; siendo así, debemos preguntarnos:
¿Qué es hacer justicia?

CABANELLAS, enseña que la Justicia es el supremo ideal que consiste en la


voluntad firme y constante de dar a cada uno lo suyo. 31 A esta definición
consideramos pertinente hacerle algunas precisiones pues si bien es cierto el
ideal supremo consiste a dar a cada uno lo que es suyo, el ordenamiento
jurídico ha previsto –sin decirlo expresamente- que hacer justicia, para ser más
precisos, es darle a cada uno lo que se merece; ello podemos encontrarlo
reflejado en la regulación de la institución procesal de prescripción 32.

La prescripción implica la extinción o perdida que opera sobre el acreedor de la


posibilidad real que tenía de hacer efectivo el cumplimiento de la obligación
que le favorece con el respaldo estatal, es decir, en vía judicial -siempre que el
favorecido con esta institución la invoque-, toda vez que al no haber ejercitado
el acreedor el derecho reclamado en un determinado tiempo prescrito en forma
genérica por la ley, el Estado entiende que al acreedor no le fue necesario el
cumplimiento de la obligación que le favorece, por lo cual en forma
absolutamente razonable le otorga la posibilidad al obligado a invocar la
institución procesal de la prescripción a fin de que el Estado retire su respaldo
al acreedor respecto de la obligación que se pretende ejecutar judicialmente, sin
que ello implique que el acreedor haya perdido su derecho a la acreencia que
reclama puesto que éste, empleando otros mecanismos de cobranza, distintos al
judicial, podría conducir al obligado al cumplimiento de la obligación, o bien
este último por una liberalidad suya podría, si lo desea, cumplir con la
obligación a su cargo en otro momento o en otra vía. Esto último
definitivamente es de ocurrencia improbable en tanto que difícilmente un
deudor que judicialmente –valiéndose de la institución procesal de
prescripción- manifestó su negativa al cumplimiento de la obligación, mostrará
intenciones de cumplir con su obligación con posterioridad, sobre todo si el
acreedor ya no podrá por ejemplo solicitar medidas cautelares o hacer efectiva
una ejecución forzada.

Para mejor entender esta definición asumamos que X se presta US$ 1 000.00 de
Y en el mes de Mayo del año 1996, el mismo que se compromete a pagar en el
mes de Mayo de 1997; llegado el vencimiento de la obligación, X simplemente
no paga. Ahora estamos en Junio del 2007, Y contrata un abogado y demanda a
X para que le pague el dinero prestado, X va a su estudio y le plantea el

30 GONZÁLES PÉREZ, Jesús. El derecho a la tutela jurisdiccional. Editorial CIVITAS, Madrid: 1980. p.
27.
31 CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. Diccionario Jurídico Elemental, 15º Edición. Editorial

HELIASTA, Sao Paulo: Agosto 2001. p. 222.


32 Si bien ésta se encuentra regulada en el Código Civil, ello no importa la pérdida de su carácter

procesal pues se trata de un mecanismo cuyo fin es lograr la conclusión del proceso sin
constituir un mecanismo de defensa de fondo en sí.
problema; usted conocedor del Derecho advierte que el Código Civil regula una
institución procesal llamada prescripción, la misma que dice que si Y no le
cobró a X su deuda en 10 años luego del vencimiento de la obligación, X se
encuentra facultado a invocarla, según su libre albedrío, y así lograr que Y –
cuando menos con el apoyo del Estado- no pueda hacer efectiva su acreencia.

¿Qué es lo que ha ocurrido?, el ordenamiento jurídico no desconoce la acreencia


de Y, sin embargo ha determinado que si en todo ese tiempo no se ha
preocupado por hacer efectivo el cobro de su acreencia, es porque no necesita
ese dinero y consecuentemente “no merece” el apoyo estatal para ejecutar su
acreencia, la que en cierto modo se pretende hacer efectiva atendiendo a un
actitud ciertamente caprichosa y antojadiza; la que lógicamente el Estado no se
encuentra dispuesto a tolerar; ello a pesar de que la deuda existe, el dinero
prestado, la acreencia, aun es de Y.

En tal sentido, puede concluirse que “justicia” es si bien, ideal supremo, pero
que consiste en darle a cada quien lo que se merece.

Entendido esto, surgen nuevas interrogantes que no pueden dejar de


formularse: ¿Cómo se hace justicia?, ¿Cómo se da a cada uno lo suyo? o ¿Cómo
se da a cada uno lo que se merece?

IV.2.- El Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva a partir de una


concepción estatal.

El derecho a la tutela jurisdiccional es una exigencia derivada inmediatamente


del Derecho natural, la que impide al Estado desentenderse del problema de si
existen o no en el conjunto de sus actividades algunas dirigidas
fundamentalmente a la realización de aquel valor 33. No es difícil, por tanto,
deducir de esta exigencia evidente del Derecho natural la existencia, en
conjunto, para los súbditos del Estado, de un autentico derecho subjetivo a que
el Poder público se organice de modo que los imperativos de la justicia queden,
por lo menos en cierta medida, satisfechos34 sin que pueda acogerse en esto una
respuesta negativa pretextando las dificultades que el reconocimiento y la
garantía de tal derecho subjetivo llevaría consigo35.

33 En sentido similar a lo expresado, CARRIÓN LUGO refiere que: “El ejercicio de la función
jurisdiccional por el Estado constituye un deber; que éste, por ser titular exclusivo de su
ejercicio, no puede rehusar ejercer dentro de un Estado de derecho” (CARRIÓN LUGO, Jorge.
Tratado de Derecho Procesal Civil, Volumen. III. Editorial GRIJLEY, Lima: Marzo 2004. p. 5.)
34 En este sentido, la profesora Maria José CABEZUDO BAJO, señala que: “Con el fin de lograr la

eficaz salvaguarda de los derechos fundamentales, los diferentes instrumentos previstos en la


constitución para su protección frente a las actuaciones vulneradoras de los poderes públicos,
han tenido que adecuarse a las nuevas formas de violación ocasionadas por omisión en el deber
de garantizarlos” (CABEZUDO BAJO, Maria José. El concepto de restricción de derechos fundamentales
y su fundamento constitucional, en ID EST IUS, Año I Nº 1. Arequipa: Abril 2005. p. 79.)
35 GONZÁLES PÉREZ, Jesús. El derecho a la tutela jurisdiccional. Editorial CIVITAS, Madrid: 1980. p.

28.
Este derecho supone que para el sometimiento de los “legítimos intereses” se
abra y sustancie un proceso36 con observancia y cumplimiento de unas
garantías mínimas37, el mismo que se establecerá con el fin de alegar los hechos
y las argumentaciones jurídicas pertinentes para obtener una decisión judicial
fundada en derecho, que sea perfectamente ejecutable y que de respuesta a las
pretensiones deducidas ante los Jueces o Tribunales, siempre que se utilicen las
vías procesales adecuadas38, sin suponer en modo alguno la obtención de una
sentencia favorable; es decir, que el proceso no necesariamente ha de obtener el
resultado esperado por el litigante.

IV.2.1.- Limitaciones al Derecho de Tutela

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva no es un derecho absoluto


susceptible de ser ejercitado en todo caso sin observancia de los procesos
legalmente establecidos por el Estado, sino que se ha de ejercer dentro de éstos
y con cumplimiento de sus requisitos, interpretados de manera razonable que
no implique limitación sustancial del derecho de defensa. Es por ello que la
exigencia de presupuestos y requisitos procesales 39 no puede considerarse
contraria al ordenamiento constitucional –o limitativa del derecho de tutela-
siempre que su exigencia no vaya más allá de los límites de proporcionalidad y
finalidad pretendida, ya que las normas han de interpretarse en sentido
favorable a la efectivización del derecho fundamental.

IV.2.2.- Materialización del Derecho de Tutela

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva se materializa al momento en que la


persona titular de derechos e intereses legítimos acude al órgano jurisdiccional
para solicitar que sean atendidos sus pedimentos a través de un
pronunciamiento -del órgano jurisdiccional- fundado en derecho; y éste abre un
proceso judicial en el que se pronunciará sobre los pedimentos realizados.

IV.2.3.- Titulares del Derecho de Tutela

36 El derecho a la tutela jurisdiccional permite invocar con éxito la asistencia jurisdiccional a


quien la requiera sin que ello implique que los tribunales amparen necesariamente los
pedimentos realizados.
37 Debido Proceso.
38 Es preciso señalar que según lo indica CARRIÓN LUGO: “El derecho de los justiciables a la

tutela jurisdiccional, de otro lado, constituye una contrapartida de ese deber del Estado de
ejercer la jurisdicción. En tanto el sujeto titular de algún derecho en materia civil no acuda al
organismo judicial reclamando su protección, la facultad jurisdiccional del Estado se concibe, si
se quiere, como algo estático, en donde naturalmente hay organismos judiciales preestablecido
y un proceso, con reglas de procedimiento también preestablecidas, destinados a resolver
conflictos de derecho o a dirimir incertidumbres de naturaleza jurídica. (CARRIÓN LUGO, Jorge.
Tratado de Derecho Procesal Civil, Volumen. III. Editorial GRIJLEY, Lima: Marzo 2004. p. 5.)
39 Como los establecidos para la viabilidad de las acciones judiciales y recursos.
El ordenamiento jurídico reconoce la titularidad del derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva a cualquier persona40 que requiera de atención
jurisdiccional para la resolución de su conflicto de intereses o incertidumbre
jurídica, es decir que se reconoce este derecho a todo tipo de personas, físicas y
jurídicas, públicas y privadas. Podemos decir entonces que “todos tenemos
derecho a la jurisdicción”.

IV.2.4.- Vulneración del Derecho de Tutela

Como se ha indicado, el derecho a la tutela jurisdiccional presupone que toda


persona pueda recurrir a un órgano jurisdiccional a fin de plantear una o varias
pretensiones y que reciba de éste un pronunciamiento fundado en derecho que
de respuesta –sea positiva o negativa- a los pedimentos formulados; en tal
sentido se producirá una violación al derecho de tutela jurisdiccional cuando el
órgano jurisdiccional ante el que se recurre, se niegue a emitir un
pronunciamiento41 sobre todo o parte de los pedimentos efectuados42. En efecto,
cuando a una persona se le niega dicho acceso, o cuando el mismo le es
conferido de modo errado, se le está negado el acceso a su ideal de justicia a
través de la vigencia y cumplimiento de la normatividad material y con ello se
le está violentando un derecho que le es inherente a su atributo y personalidad
jurídica43.

En tal sentido, el operador de la administración de justicia jamás podrá negar


tutela jurisdiccional efectiva pretendiendo escudarse en el defecto o en la
deficiencia de la ley, esto es, en la inidoneidad real o aparente, de la norma que
regula el supuesto fáctico que dio lugar al inicio del proceso o en su
insuficiencia. Pero claro, el problema no está –como lo explicaremos a lo largo
de la presente investigación- en falta de administración de justicia por defecto o
deficiencia de la ley, sino en la irrestricta aplicación del principio de legalidad
que limita la posible actividad interpretativa olvidando los fines para los cuales
es creado un proceso.

IV.2.5.- Etapas del Derecho de Tutela

40 El artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, mediante una expresión plural
refiere que: Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o
defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso.
41 Debe tenerse en cuenta que si bien el pronunciamiento del órgano jurisdiccional debe ser

fundado en derecho, ello no implica que el pronunciamiento se realice sobre el fondo mismo del
asunto controvertido pues perfectamente puede declararse la inadmisibilidad o improcedencia
de las pretensiones planteadas y con ello dar respuesta a los pedimentos efectuados por quien
acude al órgano jurisdiccional.
42 CAMARGO ACOSTA, Johan y RAA ORTIZ, Daniel. Y ahora… ¿Quién podrá defenderme?… algunos

aportes adicionales respecto a la protección procesal de los intereses difusos en el Perú, en ID EST IUS año
II Nº 2, Editorial ADRUS, Arequipa: Junio 2006. pp. 62-63.
43 QUIROGA LEÓN, Aníbal. El debido proceso legal y el sistema interamericano de protección de derechos

humanos. Editorial JURISTA, Lima: Julio 2003. p. 48.


El derecho a la tutela jurisdiccional se desarrolla en tres momentos44:
i) Durante el acceso a la justicia al recurrir al órgano jurisdiccional a fin de
formular los pedimentos y solicitar que se emita un pronunciamiento
fundado en derecho –favorable o no- sobre las pretensiones planteadas45.
ii) Una vez en ella, es decir, durante la tramitación el proceso instaurado para
dar respuesta fundada en derecho a los planteamientos efectuados por el
litigante, en el mismo que se han de hacer posible la defensa y obtención de
una solución en un plazo razonable 46.
iii) Luego de la emisión de la sentencia, es decir la eficacia del pronunciamiento
judicial.

Lo expuesto enseña que se hará justicia o se dará a cada uno lo que se merece
cuando, en principio se permita al ciudadano, con un conflicto de intereses
jurídicamente relevante (fundado o no), el acceso a los tribunales para que sean
éstos quienes decidan sobre la fundabilidad del derecho reclamado; para lo cual
se deberán cumplir las etapas descritas47 y concluir con la emisión de un
pronunciamiento fundado en Derecho, no necesariamente favorable al actor,
que sea eficiente.

Por tales razones el Código Procesal Civil en el artículo I de su Título Preliminar


sanciona que “Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el
ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso”,
complementando dicho precepto con el artículo III del Título Preliminar del
mismo cuerpo normativo señalando que “El Juez deberá atender a que la finalidad
concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre,
ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos sustanciales, y que su
finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia. En caso de vacío o defecto en las
disposiciones de este Código, se deberá recurrir a los principios generales del derecho

44 Para CHAMORRO BERNAL, “el derecho de tutela se produce en cuatro etapas distintas –bajo la
denominación de derechos básicos que componen el derecho a la tutela judicial efectiva-, pero
que en su conjunto representan las tres etapas que describimos. Dichos derechos son: El derecho
al libre acceso a la jurisdicción y al proceso en las instancias reconocidas; el derecho de defensa
o la prohibición constitucional de indefensión; el derecho a obtener una resolución fundada en
Derecho que ponga fin al proceso y el derecho constitucional a la efectividad de la tutela
judicial” (CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Editorial BOSCH, Barcelona.
pp. 12-13.).
45 Como señala QUIROGA LEÓN, “la primera evidencia de ello se obtiene a través de la

conceptualización del derecho de acción (es decir, el derecho público-subjetivo de todo


ciudadano a recurrir al Órgano jurisdiccional para obtener una respuesta cierta, imparcial y
dentro de plazos razonables que por sobre sus derechos subjetivos en disputa) como un derecho
fundamental”. (QUIROGA LEÓN, Aníbal. El debido proceso legal y el sistema interamericano de
protección de derechos humanos. Editorial JURISTA, Lima: Julio 2003. p. 48.)
46 Se entiende por tutela jurisdiccional a aquella concedida en un plazo razonable; por lo que de

brindarse tutela tardía, ésta puede considerarse como equivalente a la falta de tutela
jurisdiccional.
47 En el supuesto que se trate de una demanda manifiestamente improcedente, bastará con la

emisión del pronunciamiento fundado en Derecho, debidamente motivado, que determine la


improcedencia liminar de la acción iniciada; por lo que no será necesario el cumplimiento
estricto de las instancias mencionadas.
procesal y a la doctrina y jurisprudencia correspondientes, en atención a las
circunstancias del caso”, lo cual sin duda, importa efectuar una interpretación
normativa.

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