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OMEBA - VII - 8
Capítulo U pertenencias que pertenecían a un sen
EL RÉGIMEN DE LA "ATJBAINE" EN FRANCIA en otro señorío, sin perder sus atributos
1. Antes de la Revolución Francesa. No privilegios. La consolidad V.i de la moi
es pasible referirse al sistema en Francia quia francesa no podía lograrse, por
sin establecer diferenciaciones según las parte, con la subsistencia de las restrici
regiones de aplicación. Así, en las provin- nes al comercio y a la autoridad central,
cias del mediodía, el cubana gozaba de en los reyes encontraría el derecho
plena capacidad, tanto en la herencia tes- aubana a sus más amargos enemigos,
tada como intestada. Su patrimonio podía faltaron juristas de la época que rev
ser destinado íntegramente por el titular que el derecho de aubana o qlbinagio
en vida o pasaba automáticamente a sus rrespondía a los reyes y no a los seño:1
herederos naturales después del falleci- el aubana pasó así a convertirse en un a
miento. Así se menciona una ley aprobada buto real, y comenzaron los reyes a ex
por el Parlamento de Tolosa, que estable- plotar los beneficios que arrebataron de los
ce: '"Todo extranjero que venga a habitar señores.
en Tolosa y que viva cristiana y católica- 2. De las diversas clases de gravámenes
mente, será reputado en gracia de Dios, y y su funcionamiento. Tanto en Francia
puede disponer libremente de sus bienes como en los países que llegaron a imponer
en beneficio de quien quiera, sin limitación el derecho de aubana, a éste comprendía
alguna, sin que pueda privársele de esta varios gravámenes: 1° La aubana propia-
facultad por el derecho de albinagio aplica- mente dicha, que se refiere a la sucesión
do en Francia, pero no admitido en Lan- por el soberano en los bienes del extran-
guedoc, y menos aún en la mencionada jero que fallecía, involucrando las siguien-
ciudad de Tolosa". tes posibilidades: a) cuando un extranjero
Muy distirita era la situación en el nor- transeúnte moría con testamento o sin él;
te de Francia, donde "Las personas (o, b) cuando un extranjero domiciliado o na-
mejor dicho, las costumbres), son tan dis- turalizado fallecía ab intestato o sin dejar
tintas, expresa Beaumanoir, que no po- herederos regnícolas; c) cuando un sub-
drían hallarse en el reino de Francia dos dito propio moría en el extranjero, renun-
señores feudales que-tuviesen en todo las ciando a su nacionaLJad. En el primer
mismas costumbres". El aubana que no era supuesto, el transeúnte podía adquirir y
gentilhombre por su linaje, estaba reduci- disponer por acto ínter vivos, mas no podía
do a la condición de siervo. A su muerte, testar ni recibir herencia ni legado. En el
el señor feudal se apoderaba de sus bienes. segundo caso, sucedía el rey únicamente si
No podía tener herederos y hasta sus mis- el extranjero fallecía incestado. En el úl-
mos hijos estaban excluidos de la herencia timo caso, el rey sucedía si no quedaban
si no la compraban. herederos indígenas con capacidad civil
Además, le estaba prohibido hacer testa- para recibir; si moría con testamento, la
mento por una suma mayor de 15 sueldos. situación era análoga, si los herederos ca-
Esta situación reconocía una excepción recían de tal capacidad, entendiéndose
universalmente admitida en favor de la cuando el patrimonio existía en el propio
class privilegiada. La nobleza estaba reco- país. 29 La detracción efa un gravamen
nocida en todas partes, gozando de sus parcial que afectaba al derecho de aubam
derechos y privilegios (»). y consistía en reducir una parte de los
Desde luego, el régimen promovía incon- bienes de extranjeros que por cualquier ti-
tables conflictos que muchas veces fueron tulo o concepto pasasen a manos de otros
a ventilarse con el uso de las armas, entre extranjeros, dentro o fuera del país. 3? El
señorío y señorío, pero es lo cierto que el gravamen de emigración conceptuaba un
derecho de aubana constituía una magní- impuesto o tasa sobre los bienes del ex-
fica regalía. Una ley o costumbre de Hai- tranjero que con ellos salía del país.
naut, por ejemplo, disponía: "Si algún ex- Los franceses lo denominaban droit de
tranjero enfermase y se hiciere transportar retraite, derecho de retirada o salida del
antes de su curación, yendo a morir en otro país. 49 Gravámenes personales inherentes
territorio, el señor en cuyos dominios hu- a ciertos actos del orden civil. Entre ellos,
biese muerto se apoderaba de sus bienes, que fueron harto numerosos, se encontra-
tanto muebles como inmuebles". ban los que debía oblar todo extranjero
Pero el rigorismo de las normas fuese que llegaba a una castellanía: debía pagar
atenuando merced a una serie de pactos o un tributo al barón. Pagaban también en
tratados (denominados entrecours y par- Francia otra contribución anual al rey por
cours) que autorizaban el tránsito de las derecho de chevage. Satisfacían, además,
una suma para obtener licencias matrimo*
(5) Vico, C. M., ob. y lugar citados, núm. 441. niales, etcétera.
El procedimiento seguido en general para extensiva también a la incapacidad de re-
hacer efectivo el derecho de aubana era el cibir en herencia, ya que la aubana sólo
siguiente: el procurador real trababa em- establecía una restricción en la capacidad
bargo sobre los bienes; abría una informa- para transmitir. También esta vez se eli-
ción sumaria para constatar el lugar de minó todo equívoco, dictándose al efecto
nacimiento del extranjero y, por último, el decreto de 8 de abril de 1791, que esta-
mediante una reclamación del ministerio bleció: "Los extranjeros, aunque se hayan
público, la sucesión era adjudicada al rey. establecido fuera del reino, serán capaces
Los autores señalan que en la práctica se de recibir en Francia las sucesiones de sus
fueron introduciendo una cantidad de parientes como si fuesen franceses; podrán
exenciones al derecho de albinagio, al pun- asimismo recibir y disponer por todos los
to que la institución se transformó, pau- medios autorizados por la ley".
latina y progresivamente, en un caso de Está claro que el espíritu de fraternidad
excepción. Estas exenciones pueden clasi- y de igualdad acabó por imponerse, pero el
ficarse así: a) Privilegios individuales; b) ejemplo de la Revolución Francesa no se
Exenciones colectivas resultantes de casos expandió por las demás naciones, que si-
especiales relativas a la cualidad de los guieron manteniendo los privilegios y res-
aubanas; c) Exenciones resultantes de la tricciones odiosas. Por eso el legislador
residencia en el territorio de ciertas ciu- francés reaccionó bien pronto y lanzó la
dades y provincias; d) Exenciones resul- consigna de la reciprocidad, que había de
tantes de los tratados concluidos con las regular durante muchos años —y aún con-
potencias extranjeras. tinúa en plena vigencia— a las legislacio-
3. El decreto abolitorio del 6 de agosto nes. Aquellos códigos que no establecen
de 1790. Pero era evidente que el progreso discriminaciones pueden gozar de la elimi-
de las relaciones humanas, de hombre a nación de vallas y barreras, pero los que si-
hombre y de nación a nación, habría de guen inspirándose en un régimen impreg-
traer también una honda modificación en nado de egoísmo nacional o local, ¿deben
el trato para con el extranjero. Las in- gozar de tales beneficios?
justicias atroces a que daba lugar el así 4. El principio de la reciprocidad en la
llamado derecho de aubana no podían per- ley francesa. La pregunta promovió la in-
durar cuando los voceros de la Revolución quietud de los autores de la codificación ci-
Francesa proclamaron las tres libertades vil francesa.
clásicas. Y consiguientemente con la pri- Los juristas del Código civil se agruparon
vación del derecho de aubana se impuso, en dos tendencias, que formularon dos pro-
merced a las auras frescas de, la filosofía yectos distintos. Por uno de ellos se condi-
del siglo xvni, el Derecho ilimitado de los cionaba la capacidad del extranjero en'
extranjeros para la transmisión patrimo- Francia a la vigencia de disposiciones, en
nial por causa de muerte. Así, por decreto el país de origen del extranjero, análogas
del 6 de agosto de 1790, se consagró el a las de la ley francesa. De allí surgió el
principio: "La Asamblea Nacional, consi- sistema de la reciprocidad legislativa.
derando que el derecho de aubana es con- El segundo proyecto proponía el régimen
trario a los principios de fraternidad que de la reciprocidad diplomática, que fue
deben unir a todos los hombres, cualquiera aprobado. Este principio es el consagrado
que sea su país y forma de gobierno; que par el artículo 11 del Código napoleónico
este derecho, establecido en los tiempos que expresa: El extranjero disfrutará en
bárbaros, debe ser proscripto de un pueblo Francia de los mismos derechos civiles que
que funda su constitución en los derechos los concedidos a los franceses por los tra~
del hombre y leí ciudadano, y que la Fran- iodos de la nación a la que el extranjero
cia libre debe abrir su seno a todos los pertenezca. El mismo Código, al tratar la
pueblos de la tíe::ra, invitándoles a gozar, materia de las sucesiones, consagra en su
bajo un gobierno libre, de los derechos artículo 726 el principio: Los extranjeros
sagrados e inviolables de la humanidad, ha no tienen opción a suceder en los bienes
decretado: quedan abolidos para siempre que sus parientes posean en el territorio de
el derecho de aubana y el de detracción". Francia, más que en los casos y en la for-
Pero esta derogación promovió la duda ma en que los franceses sucedan a sus pa-
acerca de si la aubana quedaba abolida rientes que posean bienes en el país del
solamente para la metrópoli francesa, o extranjero interesado, según las disposicio-
estaban involucradas las colonias. Esta he- nes del articulo 11 en el Título Del goce y
sitación fue salvada por el decreto de re- la privación de los derechos civiles.
ferencia, que se interpretó ampliamente. Un comentarista de la disposición que
El otro problema que surgió era si la de- acabamos de transcribir, aclara su alcance
cisión de la Asamblea Constituyente era afirmando que el mismo, que fuera dero-
gado por la ley de 14 de julio de 1819, no fue y extranjeros, aventándose para siemp
como se ha supuesto el restablecimiento de del Derecho francés hasta el último vest
las antiguas leyes francesas que, arran- gio de aquella institución discriminator
cando del Derecho romano, negaban al que tan amplia privanza gozó en Francl
extranjero la facultad de testar y le in- denominada "derecho de aubana".
capacitaban también para ser heredero, 5. La norma en el Derecho comparado.
concediendo al Estado (droií d'aubaine) pesar de haberse esfumado de la legislacii
derecho para apoderarse de sus bienes. civil francesa todo propósito de diferenci
Principio tan absurdo, agrega, no podía ción entre el ciudadano y el extranjero, i
permanecer en pie, la Revolución lo derri- materia de la transmisión de los bienes p
bó, y la Asamblea Constituyente marcó en causa de muerte, no sucede lo mismo ci
su ley de 6 de agosto de 1790, un paso más los .demás Códigos de la tierra. Y esta di
en el camino de la humanidad, aboliendo tinción ha hecho que los autores pued:
aquel odioso derecho. Este adelanto se vio clasificar a la legislación comparada <
más tarde completado por el decreto de cuatro grupos. Primer grupo: Legislación
23 de abril de 1791, que autorizó a los ex- que desde el punto de vista sucesorio rec
tranjeros para heredar a sus parientes nocen la igualdad del nacional y del e
franceses... Los demás países no corres- tranjero: Bélgica, Holanda, Dinamarca, R
pondieron entonces a la generosa conducta mania, Suiza, Portugal, Gran Bretaf
de Francia, no se hicieron solidarios del algunos Estados de la Unión, Chile, Arge
gran adelanto moral y económico que en- tina, Erasil, Colombia, etcétera. Según
trañaba el nuevo principio, y esta falta de grupo: Legislaciones que hacen dopender
reciprocidad fue la que determinó el re- capacidad sucesoria de la reciprocidad 1
troceso marcado por el artículo 726, que si gislativa o de hecho que les conceda u
no llegó al antiguo Derecho como con in- situación igual a la asegurada por la 1
justicia se ha supuesto, no hizo bien en local a aquellos subditos establecidos en
admitir en sus páginas teorías que dañaban patria de .éstos: Alemania, Austria, ciert
no poco a la armonía de los principios en cantones de Suiza, Noruega, Suecia, Peí
que descansaba' la gran obra de los juris- etcétera. Tercer grupo: Legislaciones q
consultos del Consulado. fundan en la reciprocidad diplomática
El retroceso marcado por el artículo 726, condición civil de los extranjeros: Franc
originario del Código napoleónico, fue com- Luxemburgo, Polonia, ciertos cantones
plementado con la disposición del artículo Suiza, Bolivia, etcétera. Cuarto grupo: I
912 de la misma ley, que expresaba: No se gislaciones que no se limitan a someter
podrá disponer en beneficio de un extran- los extranjeros a las condiciones maso m
jero, a no ser en el caso en que aquél pueda nos rigurosas de reciprocidad, sino que di
hacerlo en favor de un francés. Ambos pre- tan contra ellos verdaderas exclusión
ceptos acreditaban un trato riguroso e inhu- Esto ocurre en algunos Estados que todaí
mano incompatible, desde luego, con las no se han liberado de ciertas formas
auras frescas de la Revolución, pero res- nacionalismo hostil .y agresivo, si bien 1
pondían; como hemos dicho, a un espíritu casos no son muy frecuentes («).
de desquite'frente a la tozudez de las le-
gislaciones de la época que no se hicieron Capitulo III
eco de los propósitos emanados de la fra- RESABIOS DEL DERECHO DE AUBANA EN LA LEGI
gua de la Revolución. Pero el régimen no LACIÓN ARGENTINA
se eternizó. Por la ley de 14 de julio de 1. El artículo 2? de la ley francesa
1819, se dispuso que los artículos 726 y 912 1819 y el artículo 3470 del Código civil c
del Código civil quedan abrogados: en gentino. Sostienen algunos tratadistas q
consecuencia, los extranjeros tendrán el el tristemente célebre "droit d'aubain
derecho de suceder, disponer y de recibir francés no ha sido eliminado del todo de
de la misma manera que los franceses, en legislación de aquel país, y que además, !
toda la extensión del reino. Y el artículo 2<? pasado, aunque en forma leve, a otras 1
especificaba: En coso de partición de una yes que se inspiraron en el Código de N
misma sucesión entre coherederos extran- poleón. En efecto, el artículo 2° de la 1
jeros y franceses, éstos tomarán de los francesa de 14 de julio de 1819 guarda i
bienes situados en Francia* una porción resabio de aquel principio, en el precep
igual al valor de los bienes situados en país donde se determina que, en caso de pan
extranjero, de los cuales sean excluidos, por ción de herencia, entre franceses y los pa
cualquier título que sea en virtud de las ellos extranjeros, sacarán aquéllos de 1
leyes y costumbres locales.
De este modo quedaba asegurada la (6) Conf. Vico. ob. clt., quien cita a Champ
igualdad de capacidad civil de nacionales munal a este respecto.
bienes situados en Francia, una porción el derecho del domicilio del causante, en
igual al valor de los bienes situados en pais cuyo supuesto sería de aplicación el dere->
extranjero, de los cuaies queden excluidos cho local, o sea el italiano), podría ser ex-
por cualquier titulo en virtud de leyes o cluido, o ver disminuida su porción por
costumbres locales. aplicación de la ley inglesa. Entonces, con-
Si bien la disposición mencionada no cluye, y para restablecer el imperio de la
contradice los términos amplios del ar- regla del artículo 3283 hasta donde fuere
tículo 1° de la misma ley, que establece en- posible, el articulo 3470 argentino permite
fáticamente: "...los extranjeros tienen el que los herederos argentinos, o los que aún
derecho de suceder, de disponer y de ad- siendo argentinos estén domiciliados en el
quirir en la misma forma que es ejercitado Estado, tomen de los bienes situados en la
por los franceses", no caben dudas de que República una porción igual a la de que
en cierto modo subsiste una delimitación fueron privados por la ley
8
local inglesa ( 7 ).
en cuanto a nacionales y extranjeros, en la Juan Carlos Rébora ( ) sostiene análoga-
condición que especifica el texto de la ley mente que el principio del derecho suceso-
que derogara los artículos 726 y 912 del Có- rio argentino es el que estable el articulo
digo civil francés. Sean cuales fueren los 3283, es decir, el del derecho local: del
justificativos de estos rastros de la anterior último domicilio del causante. En cuanto
legislación, es evidente que existen. Y ello a los alcances del artículo 3470, afirma que
resulta tanto más importante cuanto que la "inteligencia de este artículo se facilita
ha pasado a otros Códigos, entre ellos el grandemente con una breve referencia a
que rige actualmente en la República Ar- los artículos 726 y 912 del Código civil fran-
gentina. cés, que inspirados en el concepto de la re-
Ello surge del mero cotejo del artículo ciprocidad, rigieron en Francia durante
3470 del Código de Vélez Sársfield, que es- quince años, es decir, desde 1804 hasta 1819",
tablece: En el caso de división de una mis- ambos derogados por la ley de 1819. "...Y
ma sucesión entre los herederos extranjeros bien. El artículo 3470 del Código civil ar-
y argentinos, o extranjeros domiciliados en gentino, puntualiza el mismo jurista, ha
el Estado, estos últimos tomarán de los seguido las aguas de la ley francesa de
bienes de la República una porción igual 1819. Fuera de ello, vigentes los principios
a la de los bienes situados en el extranjero generales de la transmisión mortis causa,
de que ellos fuesen excluidos por cualquier debe entenderse protegido el heredero do-
título que sea, en virtud de las leyes o cos- miciliado en la Argentina a la época del
tumbres locales. fallecimiento del de cujus. Igual principio
El precepto es substancialmente análogo se revela en la ley francesa: el artículo que
al de la ley francesa, y ha motivado di- regla la distribución de los bienes hereda-
versas interpretaciones de la doctrina na- dos, en caso de partición de una misma
cional y de la jurisprudencia. Se halla ín- sucesión, entre coherederos franceses y ex-
timamente ligado al régimen de los bienes tranjeros, no podría ser invocado por here-
transmisibles mortis causa, especialmente deros domiciliados en el extranjero. Esta
con aquellas disposiciones de nuestro Có- es la conclusión de la Sala de Recursos de
digo que reglamentan el derecho de suce- la Corte de Casación, 22 de junio de 1863,
sión sujeto al sistema del último domicilio citado por Dalloz, R. P., 1863, t. I, pág. 419.
del causante (art. 3283). Conforme al juicio 2. Posición de la jurisprudencia argen-
de eminentes tratadistas (Carlos M. Vico, tina. Los tribunales argentinos han apli-
Juan Carlos Rébora), la ley argentina de- cado regularmente el artículo 3470 de
termina que el "derecho de sucesión se rige acuerdo a los lincamientos que hemos
por el derecho local del domicilio que el mencionado, "El artículo 3470 del Código
difunto tenía a su muerte, sean los suce- civil, referente a sucesiones deferidas a ex-
sores nacionales o extranjeros". Pero la re- tranjeros y argentinos, es igualmente apli-
gla no tendría pleno alcance, replica Vico, cable a sucesiones deferidas solamente a
si el causante tuviese bienes inmuebles en argentinos y domiciliados, o no, en la Ar-
Inglaterra, debido a que las leyes de este gentina, siempre y cuando la desigualdad
este pais establecen que el derecho suce- que dicha disposición pretende eliminar ha-
sorio se rige por la ley de la situación de ya sido creada por adjudicaciones hechas
dichos bienes. Tendríamos que sobre los en el extranjero". (Cámara civil 2» de la
bienes existentes en Inglaterra algunos de Cap., 30 de marzo de 1936, en Gaceta del
los herederos declarados con arreglo a la Foro, t. 121, pág. 206). "El artículo 3470
ley local italiana (trátase del caso de un
(7) Vico, C. M,, ob. cií.. nüm. 503.
argentino domiciliado en Italia que allí (8) Rébora, J. c., Derecho de las sucesiones,
fallece y deja patrimonio: la ley argentina t. 2, § 608 y notas. Editorial Bibliográfica Arge"-
dice que el derecho rucesorio se rige por tina. Bs. Aires, 1952.
del Código civil protege al heredero ar- que excediendo de los alcances de esta ex-
gentino y al heredero extranjero domici- posición, dejaremos para las partes corres-
liado en el Estado. Respecto del primero, o pondientes.
sea del argentino, la protección no depen- BIBLIOGRAFÍA. — La indicada en el texto y notas.
de de que el heredero esté domiliciado en
, la Argentina". (Cámara civil 1* de la Cap., DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN.
t. 131, pág. 95, de la misma publicación). (V. DERECHOS FUNDAMENTALES DEL ESTADO.)
"El artículo 3470 del Código civil consagra
la integridad de legítima para los herede- DERECHO DE CAPITACIÓN. Capitación
ros argentinos y para los herederos extran- tanto quiere decir como repartimientos y
jeros domiciliados en la Argentina: no es contribuciones por cabezas. Así se encuen-
aplicable, pues, cuando todos los herederos tra definido por la Academia de la Lengua.
son extranjeros y se hallan domiciliados Y Escriche en su Diccionario razonado de
fuera del país". (Cámara civil 19 de la jurisprudencia y legislación, recoge ese con-
Cap. La Ley, t. 25, pág. 373; Cámara civil
2?1, tomo 32, pág. 614, de la misma publica- cepto y lo aclara diciendo que es el tributo
ción.) , que se paga por individuos sin atención a
los capitales, a las rentas ni a los produc-
Como se advierte, a través de los pro- tos de la. industria. "La capitación —aña-
nunciamientos de la justicia nacional, el de— fue conocida entre los romanos, los
principio general de la ley, en cuanto a la cuales estaban sujetos a dos géneros de
transmisión de derechos mortis causa es impuestos, el uno puramente personal que
la igualdad absoluta entre argentinos y ex- se repartía por individuos o cabezas per
tranjeros, pero para todos los efectos de capita, de donde le vino el nombre de capi-
nuestro régimen sucesorio priva el concep- tación; y el otro puramente real, que se
to del domicilio. Esta regla general es ob- cargaba sobre los fundos o heredades, y se
viada cuando se trata de sucesiones defe- denominaba jugeratio, repartimiento por
ridas a herederos solamente argentinos, yugadas". .
domiciliados o no en la República, "siempre Señala también Escriche que Carlos II
y cuando la desigualdad de dicha disposi- de Inglaterra reglamentó'este impuesto ha-
ción pretende eliminar haya sido creada ciendo que cada duque pagare cien libras
por adjudicaciones hechas en el extranjero", de capitación, cada marqués ochenta, cada
según se proclama en uno de los fallos pre- barón treinta, un caballero veinte, un es-
citados. Por consiguiente, este precepto está
enderezado a limitar las lesiones a la jus- cudero diez y todo pechero doce dineros.
ticia distributiva que una ley extranjera En Francia se estableció esa contribución
pudiera provocar. el año 1695 para atender a los gastos de la
guerra terminada por la paz de Riswich
El doctor Vico, analizando esta disposición reemplazándose luego por la llamada con-
de nuestra ley civil, interpreta que al san- tribución personal. Y en Castilla existió
cionarla también tuvo presente el legisla- también antiguamente la capitación que ss
dor argentino que no todas las legislaciones conocía con el nombre de moneda forera,
adoptarían el sistema de la unidad de le- que se pagaba por personas sin distinción
gislación, como ha sucedido, y que podría de sexo ni edad, a razón de medio real por
ocurrir el caso de que una persona domi- cada una de siete en siete años, sufríehdt
ciliada en la República Argentina tuviere luego ciertas alteraciones. En 1712 se im-
bienes en un país donde la transmisión puso a los pueblos de Castilla, León, Valen-
sucesoria se rigiera por la ley del lugar "de cia, Aragón y Cataluña a razón de sesen-
la situación de los bienes y no por la ley ta reales cada vecino con título de cuartel
del último domicilio del causante, caso en y remonta y cuarenta reales para pago de
el cual los tribunales de ese país dejarían oficiales. Continuó el año 1713 en razón de
de lado a los herederos declarados tales por cuarenta reales cada vecino de Castilla y
la ley del último domicilio del causante, ciento el de Aragón; y se repitió en 1714
para llamar en su lugar a. los parientes y 1719 a razón de diez reales los primeros
que determinase la ley de la situación de y cincuenta y cinco los últimos. En Cata-
los bienes; pero por imperio del artículo luña se cobró con el nombre de personal
3470, los herederos domiciliados en la Re- hasta el año 1817, y en su virtud los jorna-
pública Argentina podrán compensarse con leros del campo, peones de albañil, cria-
los bienes situados en el país, del despojo dos, mancebos y oficiales de artes mecáni-
sufrido. cas, pagaban cada año veinticinco reales,
El problema tiene vasta repercusión en pero los solteros y los nobles estaban exen-
algunos aspectos del Derecho sucesorio tos. Escriche termina su breve reseña con
frente al Derecho internacional nrivado. estft aerudo rnmpntnHn "T.a fanítaniñn „<>
considera por los economistas como el im- cial un buque privado enemigo y/o su car-
puesto más fatal e injusto, porque de que gamento" (i).
un hombre tenga cabeza, según dice un cé- Se han invocado numerosos argumentos
lebre jurisconsulto, .no se sigue que tenga justificatorios de este derecho excepcional
otra cosa". otorgado al beligerante. Así, se dice: que
Cabanellas (Diccionario de Derecho el derecho de presa es el único medio real
usual), después de dar al vocablo el sig- y efectivo, tendiente a debilitar al enemigo
nificado que queda expuesto, afirma : que que existe en la guerra marítima; que
"si no un concepto distinto, puesto que mientras en la guerra terrestre el ocupante
consiste en una contribución por individuo, puede impedir al enemigo la utilización de
al menos persigue una finalidad distinta hombres y cosas del territorio ocupado, lle-
la capitación (la poli tax) en los Estados gando a requisar en su retirada los bienes
Unidos, donde se exige su pago como re- que puedan resultarle útiles, esa posibilidad
quisito para votar". Y dice a continuación: no existe en la guerra marítima, como no
"Sustituyó a la antigua exigencia de ser sea atacando la propiedad privada enemi-
propietario, que restringía el sufragio. A fi- ga; que la justicia no puede repudiar la
nes del siglo xix, cuando ya parecía próxi- captura cuando la guerra autoriza actos más
ma a desaparecer, la capitación resurgió crueles, como la lesión y muerte del ene-
como un arma contra los negros y los mo- migo; que el derecho de captura puede
vimientos populares de los blancos de con- contribuir al mantenimiento de la paz por
dición humilde". la poderosa acción de comerciantes e indus-
La capitación tiene, además, otro sentido triales que ven en ella una amenaza a sus
cuando va precedida de las palabras "De- intereses; que constituye la defensa de los
recho de" por cuanto se entendía por Dere- Estados débiles en el mar, especialmente
cho de capitación el tributo que el siervo aquellos con costas extensas 3y escasos me-
tenía que pagar durante la época del feu- dios de protección; etcétera ( ) .
dalismo cada vez ce casaba a alguno de Todos estos argumentos pueden quedar
sus hijos o éstos eran recibidos caballeros, reducidos a uno solo: la necesidad de vic-
(cantidad que, por supuesto, iba a parar "a toria del Estado beligerante, para lo cual
los insaciables señores", según humorísti- resulta indispensable minar la resistencia
camente señala Cabanellas en su precitada del enemigo debilitando sus posibilidades
obra) (M. O. y F.) de defensa. Por cierto que el derecho de
captura resulta una institución útil a esos
DERECHO DE CAPTURA.* SUMARIO: fines, pues afecta a intereses económicos
1. Concepto. 2. Bienes que pueden ser ob- muy importantes.
jeto de captura: a) Propiedad pública y pri-
vada del Estado enemigo; b) Propiedad pri- A partir del siglo xm hasta 1856, el de-
vada enemiga. 3. Condiciones de ejercicio recho de captura fue ejercido por corsarios
del derecho de captura: a) Época; b) Lu- privados. Los Estados beligerantes auto-
gar; c) Fuerzas que pueden ejercer el dere- rizaban a buques de su marina mercante,
ebo de captura; d) Derecho de visita; «) De-
rechos y deberes del captor. 4. Limitaciones otorgándoles patentes de corso, a hostilizar
al derecho de captura. 5. Recaptura y bl- a sus beligerantes contrarios, procurando
rrecaptura. 6. Reglamentación del derecho capturar los buques privados enemigos o
de captura. , , de neutrales que realizaten contrabando de
1. Concepto. El principio de inviolabili- guerra. No podía ser ejercido el corso sin
dad de la propiedad privada enemiga es previo otorgamiento de la patente de auto-
unánimemente reconocido para la guerra rización, so pena de ser considerado acto
terrestre. En la guerra marítima, en cam- de piratería. El corso fue abolido por el
bio, no son respetadas ni la propiedad del Congreso de París, de 1856, al formular la
Estado ni la de los subditos enemigos. De tal Declaración sobre guerra marítima, cuyo
manera, cada uno de los beligerantes pue- artículo 1° dice: "El corso está y queda
de capturar y confiscar, bajo determinadas abolido".
condiciones, buques de guerra enemigos A pesar de encontrar su origen en el cor-
con sus armamentos y aprovisionamientos, so, resulta un vicio de método confundir a
como así también navios mercantes y mer- éste con el derecho' de captura. Sin embar-
caderías enemigas e incluso neutrales. go, algunos autores insisten en ello, tal vez
Moreno Quintana y Bollini Shaw dan del por el hecho de presentar ambas institu-
Derecho de captura la siguiente definición: ciones varios puntos afines. Así, Perels, ob-
"Es aqupl en cuya virtud un Estado belige-
(1) Moreno Quintana, L., y Bollini, Shaw, C. M.,
rante se apodera en determinadas condi- Derecho internacional público, pág. 607, Bs. Ai-
ciones, y confisca mediante decisión judi- res, 1950.
(2) Kuiz Moreno, I., Derecho internacional pií-
' Por el Dr. AWEBTO P. BEHTOLI. bZieO. t. 3, págs. 296 y 297, Bs. Aires, 1941,
serva que "El derecho de .captuda y el cor- a servicios pacíficos o en, servicio militar.
so son instituciones estrechamente ligadas Aunque la mayoría de los autores se in-
en sus resultados. La propiedad privada del clinan por la afirmativa, resulta de interés
enemigo en el mar está directamente ata- citar el criterio mantenido por el Instituto
cada por el uno y por el otro. Su objeto es de Derecho Internacional, que sostiene que
el mismo: la confiscación, la ruina del co- esos barcos no pueden ser capturados ni
mercio marítimo del enemigo, a menudo destruidos sino luego de ser juzgados por
el lacro que es siempre el sólo móvil del un tribunal de presas.
corsario: de manera que se puede decir, No se hallan tampoco exentos de captura
aún hablando de este derecho ejercido por y confiscación los buques» arrendados por
los navios de guerra, que él constituye una Estados enemigos a potencias neutrales y
piratería privilegiada. Precedentemente y su mercadería de a bordo.
casi siempre hasta 1884, se confundían las De acuerdo con el Manual de Oxford (ar-
dos cosas tratando la materia y, aún en tículos 33 y 112), los objetos o cargas del
estos últimos tiempos, no se las distingue Estado enemigo encontrados a bordo de
suficientemente" (»). buques públicos o privados están sometidos
Fauchille, en cambio, opina que "el corso a captura, pero sólo previo a ser considera-
presupone el derecho de captura, lo tiene dps buena presa por tribunal competente,
por fundamento y no sabría subsistir sin Se explica esta diferencia teniendo en cuen-
él; pero la recíproca no es exacta, y desde ta que en toda cuestión referente a carga-
la Declaración de París de 1856, el derecho mentos pueden hallarse en juego intereses
de captura ha sido ejercido por Estados de los neutrales.
que han renunciado al corso marítimo" (*). b) Propiedad privada enemiga. Se en-
El derecho de captura no ha sido unáni- tiende por propiedad privada enemiga aque-
memente aceptado por los Estados. Mien- lla perteneciente a subditos del Estado
tras algunos se muestran partidarios de él, enemigo, tales como barcos mercantes j
otros tratan por todos los medios de lograr mercadería que se halla a su bordo.
su anulación. En iré ¡os primeros se destaca La situación de la propiedad privada
Inglaterra, firme defensor de este derecho, enemiga en la guerra marítiana es un asun-
por resultarle un medio de guerra eficaz, to de capital importancia que plantea si-
teniendo en cuenta su preponderante si- tuaciones muy complejas que han sido
tuación en los mares. En cambio, Estados largamente debatidas en el campo del De-
Unidos ha apoyado siempre cualquier pro- recho internacional. Intereses políticos y
yecto de abolición. Esta tendencia ha económicos de alto vuelo se encuentran en
quedado ratificada por sus tratados cele- juego generalmente en estos casos, com-
brados: con Prusia en 1785, y con Italia en prometiendo particularmente a grandes po-
1871; negó también su adhesión a la De- tencias que mantienen un intenso comercio
claración de París de 1856. exterior.
2. Bienes que pueden ser objeto de cap- La práctica tradicional ha sido la de
tura. confiscar la propiedad enemiga durante
a) Propiedad pública y privada del Es- guerras marítimas. Ya el Consulado de!
tado enemigo. Se considera propiedad pú- Mar daba por sobreentendida esa práctica
blica del Estado enemigo a los buques o al establecer: "Cuando un navio que nave-
navios, pertenecientes o no a dicho Estado, gue en corso encontrase otro, mercante,
que prestan servicio público a las órdenes perteneciente, asi como su cargamento, a
de un funcionario estatal, entendiéndose los enemigos, está de más hablar de ello,
por propiedad privada del Estado enemigo porque todos están.bastante instruidos pa-
los demás bienes de los cuales éste sea ra saber lo que se debe hacer en tal caso, y,
propietario. por consiguiente, está de más enunciar
Las instituciones internacionales vigentes ninguna regla". En cambio, las leyes del
establecen que los buques enemigos, como Consulado del Mar piotegían la propiedad
así también los cargamentos de propiedad de los neutrales, al disponer que debía
enemiga a bordo de buques enemigos se ser respetada la carga neutral en barco
hallan sometidos a captura o destrucción. enemigo, siendo, en cambio, confiscable, la
En doctrina se ha planteado la discu- carga'enemiga en barco neutral. Algunos
sión referente a sí procede o no dispensar países, como Francia y España, no respe-
el mismo trato a barcos públicos del ene- taron este principio. Especialmente Francia
migo^ que no sean de guerra, sino afectados fue quien interpretó más caprichosamente
las reglas del Consulado del Mar, adoptán-
s (3) Perels, Manuel de Droít twtérnational, pá- dolas en ciertas oportunidades y descono-
gina 219, París, 1884.
(4) Pauchille, P., Traite de Droit íntérnationa-l ciéndolas en otras. Así, bajo el reinado df
public, pág. 420, París, 1921. Francisco I se declaró confiscable toda
mercadería encontrada en buque enemigo. tido de que es necesario que exista una
Se consagró así un sistema opuesto al del declaración previa de guerra para realizar
Consulado del Mar: el pabellón enemigo da actos de hostilidad, puede establecerse que
el carácter de enemigo ai cargamento, el derecho de captura puede ser ejercido
convirtiéndolo en confiscable. Ese sistema por los beligerantes desde el mismo mo-
es conocido con la denominación de infec- mento de declaración de guerra hasta el
ción hostil, y íué confirmado por Enrique II. tratado de paz. Hay algunas excepciones a
Posteriormente tanto la política francesa este principio general, tales como los bu-
como la de ios demás Estados relativa al ques surtos en puertos enemigos en el
derecho de captara, lia sido indecisa, pre- momento de la declaración de guerra, o
valeciendo la tendencia de hacer depender aquellos que hallándose en alta mar, no
el destino de la carga al carácter del buque, tuvieran conocimiento de la misma.
considerándose libre ia mercadería depo- Si no hay resolución en contrario, el ar-
sitacia en buque libre, y enemiga la que se misticio general suspende el derecho de
hallare en buque enemigo. captura sin paralizar los juicios pendientes
La Declaración de París de 1856, al ser radicados en los tribunales de presas.
acatada por la mayoría de los Estados, ha El Código de presas rumano admite el
permitido que el derecho de captura de la derecho de captura sin la declaración de
propiedad privada enemiga .sea interpre- guerra, al establecer en su artículo 15: "El
tado de ana manera más uniforme. Dicha derecho de captura nace para los belige-
Declaración considera que la propiedad rantes en el momento de la declaración
enemiga bajo pabellón neutral es libre, de- de guerra, o bien, si esta declaración no
biendo ser respetada; y que es libre tam- existió, desde el momento en que el esta-
bién ei cargamento neutral, aunque viaje do de guerra ha comenzado".
bajo pabellón enemigo, no aplicándose es- b) Lugar, El apresamiento de barcos só-
tas regias a ia mercadería de contrabando lo puede ser realizado en alta mar o en
de guerra, que es siempre confiscable. aguas jurisdiccionales de los Estados beli-
Quedó asi consagrado el principio: el pa- gerantes. Este es el criterio sustentado por
bellón cubre la mercadería. el Manual de Oxford de 1913. Algunos có-
. Sin embargo, la Declaración de París no digos marítimos, no obstante, establecen
ha logrado resolver todos los problemas que que las capturas pueden ser realizadas en
pueden presentarse. Un ejemplo de ello lo "toda clase de aguas, con excepción de las
da la discusión doctrinaria suscitada con territoriales de un Estado neutral" ( » ) .
respecto a sí el pabellón neutral sigue cu- La captura realizada en ríos o lagos ene-
briendo a la mercadería enemiga una vez migos u ocupados ha sido objeto de gran
esté desembarcada. La jurisprudencia fran- discusión. La jurisprudencia italiana, que
cesa se ha -pronunciado por la afirmati- es la que ha prevalecido hasta ahora, se
va, en tanto que la británica lo ha hecho ha definido en este aspecto aplicando el
en sentido contrario. También los autores régimen de presas marítimas a esta clase
se hallan decididamente divididos con res- de capturas. Considera para ello que, si
pecto a este problema, no faltando a am- bien en el momento de la captura la nave
bas tendencias argumentos valederos para realiza navegación de carácter fluvial, pue-
sostener sus convicciones. de ser considerada como continuación dé
Por otra parte, si bien la Declaración de una navegación marítima, formando con
París de 1856 ha servido para uniformar ésta el principal servicio de la nave.
criterios de interpretación, no ha podido Se desprende de su propia naturaleza que
lograr que sus principios sean respetados el derecho de captura no puede ser ejer-
en la práctica. Esto se ha podido observar citado en lugares terrestres. Sin embargo,
en las dos últimas contiendas mundiales, algunos Estados no se muestran totalmen-
durante las cuales las potencias beligeran- te de acuerdo con este principio. Así Ingla-
tes repesaron la citada Declaración tan sólo, terra, en diversas oportunidades, ha admi-
en un principio, entregándose luego a toda tido que los lugares adyacentes a las aguas
clase de abusos en materia de captura. litorales y puertos, orillas de la costa, etcé-
3. Condiciones de ejercicio del derecho tera, no deben gozar de inmunidad tan
de captura. Las leyes y usos de la guerra absoluta que pueda llegar a excluirlos del
marítima han determinado que el -derecho derecho de captura, puesto que su natura-
de captura sólo puede ser ejercido ajus- leza y no el lugar de su situación es lo que
tándose a ciertas condiciones. Considerare- determina la presa. La jurisprudencia in-
mos las siguientes:
a) Época. Tomando como base lo re- (5) Reglamento de presa marítima ruso, articu-
suelto por la Tercera Convención de La lo 16; Disposteior.es de presa japonesa, art. 2»; Có-
Haya, del 18 de octubre de 1907, en el sen- digo ae presas rumano, art. 24.
glesa y la italiana han seguido también cia de contrabando de guerra, se dará por
este criterio. terminada la protección del convoy. La
No es admitido el derecho de captura Declaración naval de Londres establece al
ejercido en aguas de potencias neutrales ni respecto: "Los navios neutrales bajo con-
eu lugares acuáticos neutralizados (Canal voy de su pabellón no serán pesquisados,
de Suez, Panamá, Estrecho de Magallanes, El comandante del convoy dará por es-
etcétera). Es igualmente ilícita la captura crito, si lo pide el comandante de un bu-
realizada en aguas neutrales, aunque la que de guerra beligerante, información so-
persecución se hubiera iniciado en alta mar b're el carácter de los navios, de su car-
o en aguas beligerantes. gamento y todos los detalles que hubiera
c) Fuerzas que pueden ejercer el dere- proporcionado una inspección" (art.- 61);
cho de captura. La Declaración de Londres "Si el comandante del buque de guerra
de 1909 y el Manual de Oxford establecen beligerante tiene motivos para suponer que
que sólo pueden capturar los buques de se ha sorprendido la buena fe del coman-
guerra regulares o asimilados. También las dante del convoy, le comunicará sus sospe-
autoridades marítimas de las costas y las chas. Corresponde solamente al capitán del
fuerzas aéreas pueden ejercer este derecho. convoy proceder a una verificación. Su re-
Aunque ocasionalmente fuerzas terrestres sultado debe hacerse constar en acta, de
han realizado capturas, ello no resulta la cual se remitirá una copia al coman-
conveniente, pues "el ejército terrestre ac- ' dante del buque de guerra. Si a juicio del
túa con menos formalidades respecto a la comandante del convoy, los hechos así com-
captura de propiedades y las distinciones probados justificaran la captura de uno o
que posiblemente habría que establecer en varios navios, debe retirar su protección al
la guerra marítima resultarían impracti- convoy" (art. 62).
cables" («) . La tradición ha consagrado, para efec-
Entre Estados que admiten el corso, re- tuar la visita, el siguiente procedimiento:
sultan legítimas las capturas efectuadas en primer lugar, por medio de señales, se
por los corsarios. invita al buque a detenerse, efectuándose
d) Derecho de visita. Ningún buque luego un cañonazo de semence, posterior-
puede ser apresado sin haber sido, con an- mente un cañonazo a proa con proyectil
terioridad, reglamentariamente visitado. Esa fuera de puntería y si, a pesar de ello, no
visita es realizada por un oficial de un na- se detiene e intenta huir, se admite dis-
vio de guerra beligerante, y consiste en el pensarle tratamiento de enemigo, abriendo
examen de los papeles de a bordo a fin de fuego contra él hasta hundirlo. En caso de
comprobar la nacionalidad del buque y, en detenerse el buque, comienza la visita pro-
consecuencia, si se trata de un enemigo o piamente dicha. Asciende a él el oficial de
neutral, si el mismo es portador de con- guerra visitante que realiza el examen
trabando de guerra, si ha violado un blo- prolijo de los papeles con el objeto de ele-
queo, si su lugar de destino es un puerto var un informe oportuno. Sí todo está en
bloqueado, si ha prestado al enemigo asis- regla, levanta un acta en la cual deja cons-
tencia hostil. tancia de la visita practicada, lugar, fecha
El derecho de visita ha sido usado en y resultado. Si existe sospecha de infrac-
todas las épocas, unánimemente aceptado ción por parte del barco mercante, puede
por la legislación, doctrina y jurispruden- realizarse la pesquisa, que consiste en el
cia. Sin embargo, el abuso con que se lo ha examen de la documentación relativa a la
empleado en muchas ocasiones, haciendo nacionalidad del buque, carácter del viaje,
objeto de toda clase de vejámenes a -los destino, índole del cargamento que trans-
neutrales, ha originado ciertas controver- porta, etcétera. En caso de confirmación de
sias y ha provocado que algunas veces se sospechas, es decir, que se trate de buque
levantaran exigiendo su uso correcto o la enemigo o neutral que transporta contra-
abolición del mismo. bando de guerra, o ha prestado asistencia
La visita sólo puede ser practicada sobre hostil al enemigo, procederá a. la captura
buques mercantes. Los buques de la marina del mismo.
de guerra, de acuerdo con el artículo 32 de La visita deberá ser realizada siempre
Manual de Oxford, están exentos de ella. procurando evitar perjuicios al buque y
También los barcos mercantes que via- molestias a la tripulación y pasaje.
jan en convoy se hallan eximidos de vi- e) Derechos y deberes del captor. Lue-
sita. En baso de comprobarse la existen- go de la visita o pesquisa practicada en un
buque, en caso de corresponder la captura
(6) Hudson, M. O., "Distinción de las capturas del mismo, el captor debe cumplimentar una
en las guerras marítimas y terrestres", en Revista serie de actos que resumimos en los siguien-
•de Derecho Internacional, La Habana, 1922, año 1,
t. 2, pág. 41.
En primer lugar, y con el objeto de legi- tripulaciones, pasajeros y papeles de a
tlmizar la captura, debe el oficial captor bordo.
practicar las siguientes diligencias: 1<?) In- 4. Limitaciones al derecho de captura.
ventariar y sellar los papeles de a bordo; La legislación, la doctrina y la práctica in-
2?) Redactar sumario de captura e inven- ternacionales han coincidido unánimemen-
tario del navio; 3<?) inventariar la carga, te en limitar el derecho de captura en la
consignando el estado en que se encuentra, guerra marítima, al consagrar las siguien-
cerrando y sellando ia escotilla de la bo- tes excepciones:
dega, las cajas y los pañoles; 4<?) Confec- a) Buques hospitales. Lógicas razones
cionar una lista de las personas que se humanitarias han conducido a declarar
encuentran a bordo; 5<?) Colocar gente su- exentos de captura aquellos buques que
ficiente sobre el buque capturado, a fin de tienen como única misión la de socorrer y
lograr que el viaje hacia el puerto que co- mejorar la suerte de heridos y enfermos.
rresponda pueda ser realizado en completo Las Conferencias de la Paz celebradas en
orden (Manual de Oxford, art. 100). La Haya en los años 1899 y 1907 consagra-
El buque capturado debe ser conducido ron esta excepción. El Convenio X de la
a un puerto del país del captor o al de una Segunda de esas Conferencias establece que
potencia aliada lo más próximo posible, con están exentos de captura: Los buques-hos-
el objeto de someterlo a juicio de tribunal pitales militares, es decir, los buques cons-
competente (Manual de Oxford, art. 102), truidos o habilitados por el Estado única y
Sólo podrá ser conducido a puerto neutral especialmente para socorrer a los heridos,
en caso de avería o arribada forzosa y enfermos y náufragos cuyos nombres ha-
falta de viveras o combustibles. Así lo es- yan sido comunicados a los beligerantes al
tablece la Convención de La Haya relativa inicio o en curso de las hostilidades, pero
a deberes y derechos de las potencias neu- siempre antes de ser empleados (art. 1);
trales, cuyo artículo 21 consigna: "No pue- los buques-hospitales equipados en todo o
de conducirse una presa a un puerto neu- en parte a costa de particulares o de socie-
tral sino por no estar en condiciones para dades de socorro oficialmente reconocidos
la navegación, por el mal estado del mar si la potencia beligerante de que dependen
o por falta de combustible o provisiones. les diese una comisión oficial y hubiere
Debe salir tan pronto como haya cesado la notificado sus nombres a la potencia con-
causa que motivó la entrada. Si no lo hace, traria al comienzo o durante las hostilida-
la potencia neutral debe notificarle la or- des y, en todo caso, antes de su empleo.
den de partida inmediata; en caso de no Dichos buques deben llevar un documento
cumplir tal orden, la potencia neutral expedido por autoridad competente decla-
debe de usar de los medios de que disponga rando que han estado sometidos a su ins-
para ponerla en libertad con sus oficiales pección mientras se preparaban y en el
y tripulantes e internar la tripulación que acto de su salida (art. 2); los buques-
el captor haya llevado a bordo". hospitales equipados en todo o en parte a
El navio capturado y su cargamento de- costa de particulares o de sociedades ofi-
ben ser mantenidos intactos en su viaje al cialmente reconocidas, de países neutrales,
puerto. En caso que existieran efectos pro- a condición de que se hayan puesto bajo
pensos a deteriorarse con facilidad, debe .el la dirección de uno de los beligerantes, con
captor, de acuerdo con el capitán del navio )a previa autorización de su propio go-
apresado, y en su presencia, adoptar las bierno y con el consentimiento del belige-
medidas necesarias tendientes a impedirlo rante mismo y de que éste haya comunica-
(Manual de Oxford, art. 103). do su nombre al adversario al principio
En los casos en que sea .muy pequeña la o durante el curso de las hostilidades y
carga declarada contrabando de guerra en todo caso antes de utilizarlos (artícu-
que se halle a bordo, puede el captor apo- lo 3<?).
derarse de ella, dejando en libertad al bu- b) Barcos de pesca. La XI Convención
que infractor. ' de La Haya de 1907, en su artíeulo 39, de-
Si le fuese necesario para un servicio in- clara: "Están exentos de captura los bu-
mediato, puede el captor hacer uso del na- ques exclusivamente dedicados a la pesca
vio apresado, su carga y combustible con costera o a servicios de pequeña navega-
indemnización posterior. A tal efecto, debe ción local, asi como sus útiles, aparejos,
realizar inventario del navio y carga para aparatos y»cargamento. La exención deja
ser remitido al Tribunal de Presas (Man. de serles aplicable desde que participen,
de Oxford, art. 108). de cualquier modo, en las hostilidades. Las
La Declaración Naval de 1909 establece potencias contratantes se comprometen a
que previo al acto de destrucción o hundi- no aprovecharse del carácter inofensivo de
miento de una presa, debe salvarse a trl- dichos buques para emplearlos con un fin
militar, conservándoles su apariencia pa- todos los Estados. Francia, Estados Unidos,
cífica". Inglaterra y Holanda han sostenido que no
El primer párrafo del artículo trans- debe incluirse bajo esa denominación las
cripto no hizo más que confirmar una encomiendas o paquetes postales. Suecia, en
práctica muy antigua. Pero se creyó opor- cambio, se ha definido por la inclusión de
tuno agregar las disposiciones preventivas las encomiendas postales dentro del térmi-
que figuran en el resto del mismo. Con to- no correspondencia. Con la tesis sueca se
do, necesario es destacar que, tanto en la consideran exentas de captura .a las enco-
contienda bélica mundial de 1914 como en miendas o paquetes postales, ocurriendo le
la de 1939, se usaron con frecuencia las contrario con la sostenida por los Estados
pequeñas embarcaciones pesqueras en la mencionados en primer término.
prestación de importantes servicios milita- En cuanto a acciones, obligaciones y otros
res, disimulándolas bajo la apariencia del valores como órdenes de pago, cheques
ejercicio de su inocente labor. Ello ha pro- letras de cambio, papel moneda y títulos
vocado que en ambas guerras se torpedea- negociables que pueden representar dinero
ran y hundieran, no sólo embarcaciones Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos
pesqueras armadas, sino aquellas que efec- estuvieron contestes en afirmar que los
tiva y exclusivamente se dedicaban a la mismos no están exentos de captura, pro-
pesca. nunciándose Holanda en el sentido contra-
c) Buques encargados de misiones reli- rio.
giosas, científicas o filantrópicas. Esta ex- 5. Recaptura y birrecaptura. Se denomina
cepción fue consagrada por el artículo 4<? recaptura al acto en virtud del cual un
de la XI Convención de La Haya de 1907, navio apresado por el enemigo es vuelto a
que dice: "Están igualmente exentos de apresar por otro de su propia nacionalidad
captura los buques encargados de misiones Si el mismo buque es nuevamente apre-
religiosas, científicas o filantrópicas". sado por el primer captor, existe birrecap-
d) Buques de cartel. Aun Cuando la tura.
Convención de La Haya guarda silencio con La mayoría de las legislaciones, como as!
respecto a ellos, la práctica ha establecido también la opinión de los autores, liar
la exención de captura de los buques de coincidido en resolver que el buque y s'i
cartel, o sea de aquellos utilizados para carga retomados antes del pronunciamientc
cambios de prisioneros, conducir enviados de un tribunal competente que declare vá-
como parlamentarios o cualquier otro ser- lida la presa, deben ser restituidos a su¡
vicio especial convenido entre los belige- legítimos propietarios, cuyos derechos se
rantes. encuentran suspendidos, pero no extingui-
e) Buques con salvoconducto o Ucencia dos.
otorgada por el enemigo. El artículo 48 del Para que haya recaptura es necesario
Manual de Oxford los declara exentos de que el buque capturado se encuentre real-
captura. Las Convenciones de La Haya no mente en poder del enemigo o en trancí
hacen ninguna referencia a ellos. inminente de caer en sus manos, sin tenei
f) Correspondencia postal. De acuerdo ninguna posibilidad de huida. No existe
con lo dispuesto por-la XI Convención de recaptura en los casos en que la presa si
La Haya, debe interpretarse que la corres- encuentre abandonada o fuera del alean
pondencia postal es inviolable, siempre ce del enemigo.
que no sea hallada en buques violadores En los casos de recaptaras sucesivas, e
de bloqueos, pero no lo es el buque que la Manual de Oxford, en su artículo 108, dis
transporta, que puede ser objeto de visita, pone- que sólo el último apresador tiene
registro y captura. El artículo 1? de la derecho sobre el buque.
mencionada Convención dice: "La corres- 6. Reglamentación del derecho de cap-
pondencia postal de los neutrales o de los
tura. Casi todas las convenciones interna
cionales relativas a la guerra marítiaií
beligerantes, sea cual fuere su carácter,
contienen disposiciones referentes al dere
oficial o privado, encontrada en el mar a
bordo de un buque neutral o enemigo, escho de captura. Pero toda esa reglamenta
ción, además de resultar insuficiente pan
inviolable. En caso de detención del buque
será expedida por el captor con el menoruna institución de tanta importancia comí
la que nos ocupa, presenta el grave incon-
retardo posible. Las disposiciones del pá-
rrafo precedente no se aplicarán en casoveniente de que la mayoría de las conven
de violación del bloqueo, a la correspon-
clones aprobadas han quedado sin ser ra-
dencia destinada al puerto bloqueado o tificadas por algunos Estados. Córrese as
procedente del.mismo". el riesgo de que, en caso de un conflicto, e
La expresión correspondencia postal no hecho que uno de los beligerantes no fíguri
ha sido interpretada uniformemente por entre los ratificantes, anula la posibilidac
de aplicabilidad de las reglas para todos Internacional de Presas; y el XIII, sobre
los demás. derechos y deberes de los neutrales en ca-
Los convenios más importantes que con- sos de guerra marítima.
tienen disposiciones sobre estas materias, La Convención de La Haya de 1907, aun-
son: que lógicamente es más completa que la
La Declaración de París de 1856. El Con- de 1899, no difiere sustancialmente con los
greso de París de 1856, que puso fin a la principios adoptados por ésta, mantenién-
Guerra de Crimea, fue quien formuló su dose ambas en vigencia en virtud de que
famosa Declaración sobre guerra marítima, algunos Estados signatarios de la Conven-
el 16 de abril de ese mismo año. Dicha ción de 1899 no han aceptado la de 1907.
Declaración comprende los siguientes cua- Declaración de Londres de 1909. La Con-
tro puntos: 19) El corso está y queda abo- ferencia Naval dé Londres, que comenzó
lido; 2?) El pabellón neutral cubre la mer- sus deliberaciones el 4 de diciembre de
cancía enemiga, a excepción del contra- 1908. finalizándolas el 26 de febrero de
bando de guerra; 3?) La mercancía neutral, 1909. contó con la asistencia de las siete
con excepción del contrabando de guerra, principales potencias marítimas, España y
no es confiscable bajo pabellón enemigo; Países Bajos. En ella quedó aprobado el
4?) El bloqueo, para ser obligatorio, debe acuerdo conocido con el nombre de Decla-
ser efectivo, es decir, mantenido por una ración de Londres, compuesto de nueve
fuerza que sea suficiente para impedir real- capítulos, entre los cuales figuran puntos
mente el acceso al litoral enemigo. importantes en materia de captura, tales
El punto primero no fue aprobado por como contrabandos de guerra, asistencia
el gobierno de los Estados Unidos, quien hostil, destrucción de presas, cambio de
por nota del ministro de Estado, Marcy, se pabellón, resistencia a visita, etcétera. Esta
opuso a la abolición del corso, proponiendo, Declaración no fue ratificada por todos sus
en cambio, una enmienda que lleva su Estados signatarios.
nobre. Dicha enmienda contó con la acep- Además de los convenios internacionales
tación de Francia, Holanda, Prusia, Rusia citados, existe el Manual de las leyes de la
y el Piamonte. Gran Bretaña, por el con- guerra marítima, elaborado por el Institu-
trario, la rechazó negando además a los to de Derecho Internacional en su sesión
Estados Unidos el derecho a acceder a los de Oxford, en 1913, que es, indudablemen-
puntos 2, 3 y 4 de la Declaración, por no te, una de las fuentes más importantes en
ser total su accesión. No obstante ello, Es- materia de guerra marítima.
tados Unidos ha respetado las disposiciones También la mayoría de las reglamenta-
de la Declaración durante las guerras na- ciones particulares dictadas por los Esta-
vales posteriores a la misma. dos referentes a diversos aspectos de la
Convenios de La Haya de 1899 y 1907. La guerra marítima, contienen normas sobre
Primer Conferencia de la Paz, que se realizó derecho de captura.
en La Haya, en mayo de 1899, fue proyec-
tada por el zar Nicolás II, y contó con la BIBLIOGRAFÍA. — Accioly. H., Trotado de Derecho
internacional público, Río de Janeiro, 1946. — An-
concurrencia de veintiséis Estados. Su tokoletz, D., Tratado de Derecho internacional pú-
principal objetivo fue el de reglamentar blico, Bs. Aires, 1945. '•— Fariña Guitian, F., El bu-
definitivamente la práctica de la guerra. que de guerra ante el Derecho internacional públi-
Entre sus resultados figura una Conven- co, Madrid, 1941. — Fauchille, P., Traite de Droit
International public. París, 1921. — Hochieit-
ción para la adaptación a la guerra marí- ner. M., Derecho internacional público, Bs. Aires,
tima de los principios de la Convención de 1952. — Le Fur, L., Precis de Droit international
Ginebra de 1864. Se llenó así el vacío de- public. París, 1937. — L'HuilUíT, J., Elementa de
jado por esta última, que al legislar sobre Droit international public, París, 1050. — Moreno
Quintana, L., y Bollini Shaw, C. M., Derecho inter-
la suerte de los heridos y enfermo^, se nacional público, Bs. Aires, 1950. — Ruiz More-
había referido exclusivamente a la guerra no, I., Derecho internacional público, Bs. Airea,
terrestre. 1940. — Sibert, M., Traite de Droit international
La Segunda Conferencia de la Paz, que public, París, 1951. — Perels, G., Manuel de Droit
international, París. 1884. — Verdross, A., Derecho
se reunió también en La Haya, en 1907, internacional público, Madrid, 1955. — Basde-
revisó la obra de 1899 y adaptó las dis- vant, J., "La réqulsition des navires", en Revue
posiciones de la Convención de Ginebra Genérale de Droit International Public, París,
de 1906 a la guerra marítima. En esta Con- 1916, t. 23, págs. 268-279. — Duboc, E., "Du drolt
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ferencia quedaron aprobados catorce con- de Droit International Public, París, 1897, t. 4,
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_ cerniente al establecimiento de la Corte Polltique, París, 1895, t. 3, págs. 293-304. — Hud-
son, M. O., "Distinción de las capturas en las gue- A pesar de la moderna sistematización
.rras marítima y terrestre", en Revista de Derecho del Derecho internacional público como dis-
Internacional, La Habana, 1922, año 1, t. 2, pá-
ginas 22-42. — Moreno Quintana, L., "El Manual ciplina jurídica autónoma, numerosos j
de Oxford y la guerra marítima", en Revista de la notables tratadistas han mantenido — y
Facultad de Derecho de Ciencias Sociales, Bs. Ai- mantienen aún— la denominación Dere-
res, año 7, 3« época, núm. 30, págs. 1075-1086. —
Pearce Higgins, A., "Le Droit de visite et de cap- cho de gentes, en razón del tradicional
ture dans la guerre maritime", en Recueil des cours prestigio de ésta y como un expresivo ho-
de l'Academie de Droit International, París, 1927, menaje histórico a los fundamentales prin-
t. 2, págs. 69-169. — Sandford, R., "Anciens et cipios jurídicos que regulan, en sus linca-
nouveaux aspects du Droit de la guerre maritime",
en Revue Genérale de Droit International Public, mientos generales, el devenir de la hu-
París, 1934, t. 41, págs. 323-328. manidad ( 2 ).
La expresión Derecho de gentes tiene su
DERECHO DE CIRCULACIÓN. (V. LIBER- origen histórico en el jus gentium de los
TAD DE CIRCULACIÓN.) romanos (3). Y puesto que sus normas fue-
ron instituidas en Roma para regular las
DERECHO DE COMERCIAR. (V. LIBERTAD relaciones jurídicas privadas entre extran-
DE COMERCIAR.) jeros —o entre éstos y ciudadanos roma-
nos—, algunos autores sostienen que tal ex-
DERECHO DE CONFISCACIÓN. (V. Do- presión • es equiparable a la de Derechc
MIÍIIO MARÍTIMO.) internacional privado, por ser un origen de
éste. Tal postura, sin embargo, es desesti-
DERECHO DE CONQUISTA. (V. DOMINIO mada por la* casi totalidad de los autores
TERRESTRE.) quienes, atendiendo a la evolución histories
del instituto, se pronuncian por la identi-
DERECHO DE CONSERVACIÓN. (V. DE- ficación actual del Derecho de gentes cor
RECHOS FUNDAMENTALES DEL ESTADO.) el Derecho internacional público ( 4 ) .
DERECHO DE DEFENSA. (V. DERECHOS (2) Los precursores del moderno Derecho Ínter
nacional público continuaron denominando a esti
FUNDAMENTALES DEL ESTADO.) disciplina jus gentium (Derecho de gentes). Gro
ció, el primero en desarrollarla sistemáticamente
DERECHO DE DELIBERAR. (V. BENEFI- usó tal denominación. Vitoria y Zouch, al defi
nlrla, la llamaron jus ínter gentes. Suárez la deno
CIO DE DELIBERAR.) minó igualmente Derecho de gentes. Idéntica de
nominación dióle Püífendorí en su De jure na
DERECHO DE EXTRANJERÍA. (V. EX- turae et gentium. Klüber, en su Droit des gen,
TRANJEROS.) moderna de l'Europe, la utiliza en forma casi ex
elusiva. Del mismo modo, el autor belga Rivier, ei
su obra Principes du Droit des gens emplea la de
DERECHO DE FAMILIA. (V. FAMILIA nominación "Derecho de gentes" como exclusiv;
[DERECHO DE].) de toda relación Jurídica Internacional. Los auto
res contemporáneos emplean indistintamente la
expresiones "Derecho de gentes" y "Derecho Ínter
DERECHO DE GENTES.* SUMARIO: I. Con- nacional público".
cepto aptual. II. Su concepto en el Dere- (3) En punto a la acepción del vocablo gens
cho romano. III. Orígenes y desarrollo del dice Maynz: "Según la opinión más común en lo
jus gentium en Boma. IV. Del jus gentium tiempos modernos, la gens consistía en una agre
romano al sistema contemporáneo del Dere- gación de familias que provenían de un tronco co
cho internacional público. V. La comunidad mún, es decir, de distintas ramas de una sola case
Jurídica universal. pero cuyo parentesco no podía ser determinado d
I. Concepto actual. En nuestro lenguaje una manera cierta. Niebuhr ha combatido est
opinión sosteniendo que consistía la gens en un
jurídico contemporáneo úsase la expresión división esencial y exclusivamente política del pe
Derecho de gentes como concepto equiva- pulus romanus, idéntica a las decurias. Seguimo
lente al de Derecho internacional público. esta hipótesis porque da de la institución de qu
se trata, una idea precisa, que además está per
Y en este sentido, Derecho de gentes es la fectamente de acuerdo con los hechos y el testi
estructura jurídica de la comunidad uni- monio de los antiguos". (Conf. Maynz, C., Curso d
versal constituida por Estados, sociedades Derecho romano, t .1, pág. 39, Ed. Marcelino Boi
e individuos, considerados, en sus diversas doy, Barcelona, 1909.)
Es de hacer notar que ya Francisco de Vitori!
vinculaciones, como sujetos de Derecho pú- en su Relectio prior de Indis, III, 2, emplea el vo
blico (i). cabio gentes como significativo de "naciones". Dí
mismo modo Kiüber, como la generalidad de lo
autores contemporáneos, confiérenle Idéntico sen
* Por el Dr. JUAN CÁELOS SMITH. tido.
(4) Dentro de la corriente doctrinaria que sos
(1) Para el desarrollo sistemático del tema, tiene que la denominación de jus gentium es 1
dentro del concepto actual, debe, pues, el lector, que debe corresponder al Derecho internacíonf
consultar la voz DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO privado, encuéntrase R. Phlllimore, autor que sos
en esta misma Enciclopedia. tiene esta tesis basado en la circunstancia de qu
II. Su concepto en el Derecho romano. El Derecho de gentes no tenía en Roma
Admítese por la mayoría de los autores la significación que el Derecho internacio-
que el Derecho privado estaba, en Roma, nal privado tiene en nuestro tiempo, esto
dividido en tres grandes grupos, a saber: es: un sistema cuyas normas tienden a re-
el Derecho natural, el Derecho de gentes y solver las colisiones entre leyes vigentes
el Derecho civil ( 5 ). en países distintos estableciendo cuál debe
El Derecho de gentes o jus gentium era regir en cada caso. En el mundo antiguo
considerado en Roma como un conjunto
de preceptos jurídicos que la razón natu- común al género humano y que es una conse-
ral establece en todos los hombres. cuencia necesaria de la vida humana y de las re-
laciones que existen entre los hombres; pero es
Gayo y Justiniano definen al Derecho más exacto decir, que se entendía por tal Derecho
de gentes del siguiente modo: Quod na- una abstracción del que existía en todos los pue-
turalis ratio ínter omnes homines consti- blos conocidos, y que por esto se creía fundado en
tituit, id apud omnes populas paraeque cus- la razón (naturalis ratio)". (Conf. Maynz, C., ob.
cit., t. 1, págs. 411 y 412.)
toditur, vocaturque ius gentium quasi quo b) Aludiendo también a esta diferenciación, se-
iure omnes gentes utuntur ( 6 ). (El que la ñala Bonfante: "Albertario observa que la defini-
razón natural establece en todos los hom- ción de Pablo referente al jus naturale en Dig. 1,.
bres, aquel que es observado por igual en 1, 11, es sustanclalmente idéntica a la definición
del ius gentium en Frag. Dos. 1. Sin embargo, el.
todos los pueblos, llámase Derecho de gen- mismo pensamiento de los compiladores parece os-
tes, como que todas las gentes [naciones! cilante. En el § 41, 1, 1, siguiendo a Ülpiano, se
usan de ese Derecho). enuncia, en fin, la tricotomía, y en el pr. I, 1, 2
se expone la definición del ius naturale, distin-
Esta invocación de la naturalis ratio, con guido del ius gentium; pero en el § 1 cocí, se re-
!a cual los juristas romanos fundamenta- produce la definición de Gayo que forma una cosa
ban la existencia del Derecho de gentes, sola con el ius naturale y con el tus gentium; en
parecería demostrar, según lo señala Von el § 2 cod. se enuncia una serle de relaciones, en
las cuales el ius naturale diverge del íús gentium;
Mayr('), que entre el jus naturale y el pero en el § 11, I, II, 1 y en el § 41 cod. los mis-
jus gentium no ha mediado oposición sus- mos compiladores añaden declaraciones aclarati-
tancial alguna, y que la mencionada divi- vas (iure naturali, quod, sicut dixumun, appellatur
sión tripartita del Derecho privado era, por ius gentium; iure gentium, id est iure naturali),
de las que parece deducirse que los compiladores
lo tanto, más aparente que real. Sin em- consideran también el iu." .¡atúrale como un equi-
bargo, tal invocación no autoriza a inferir valente del ius gent'-^in. Ciertamente la prevalen-
que en Roma se identificasen ambos orde- te simpatía por el ius naturale y la antítesis prag-
namientos, sino únicamente, que se enten- mática de las relaciones civiles y naturales parece-
que crece verdaderamente en las escuelas post-
día por jus gentium a un sistema de normas clásicas, que han formado las distinciones del do-
jurídicas que el razonamiento humano, en minio civil y natural, de los modos civiles y na-
todos los pueblos, consideraba de elemental turales de liberación de la esclavitud, exageran-
do con perjuicio considerable la distinción de los
i y permanente vigencia (8). modos civiles y naturales de adquisición del do-
minio (§ 81), y quizás ampliando fuera de sus
el jus gentium romano era, esencialmente. Dere- antiguos términos, el concepto de la obligación na-
cho privado. L&iné, en cambio, expresa que tal tural (cfr. § 124); pero es probable que esto de-
denominación corresponde más al Derecho inter- rive de la poca Importancia que se atribuía al iu»
nacional público. Y esta posición es la que preva- gentium en la época romano-helénica". (Conf. Bon-
lece en los más destacados autores, entre los que fante, P., Instituciones de Derecho romano, trad.
se cuentan Laurent, Jitta y otros. Ver sobre esto de Bacci y Larrosa, págs. 19 y 20, nota 1, Ed. Reus,
Romero del Prado, V. N., Manual de Derecho inter- Madrid, 1929.)
nacional privado, t. 1, págs. 30 y siga.. Ed. La Ley. c) En las fuentes del Derecho romano no se
Bs. Aires, 1944. distingue siempre con pulcritud el jus naturale
(5) ülpiano (Fr. I, § 3 D., De iustitia et iu- del jus gentium. Por un lado se acepta una doble
re 1; 1): "...prívatum ius, tripartitum est; co- partición del Derecho privado (jus gentium —que
llectum est enim ex naturalibus praeceptis aut significaría lo mismo que jus naturale— y ius ci-
gentium aut civilibus". vile); por otro se consagra una triple partición
(6) Gayo, Inst., De iur. civ. et nat., § 1, Com. I; (íus naturale, jus gentium y jus clvile). Nos Incli-
Justlnlano, Inst., De iur. nat. et civ., § 1, 2 I. namos por interpretar que el criterio triparticlonal.
era el prevalente en Roma, por las siguientes ra-
(7) Coní. Von Mayr, R., Historia del Derecho zones: 1» Si el jus naturale era considerado como-
romano, trad. de Wenceslao Roces, t. 1, pág. 334, ordenando la vida natural misma es imposible
Ed. Labor, Barcelona, 1926. concebir que tal ordenamiento fuese el mismo que
(8) a) En lo que concierne a la diferenciación regulaba las vinculaciones jurídicas, ya que los
conceptual que establecían los juristas romanos romanos habían heredado de los helenos la noción
entre Derecho natural y Derecho de gentes, expresa filosófica distintiva entre naturaleza propiamente
Maynz: "Por ius naturae, se entienden las reglas que tal y vida jurídica. 2» Si la esclavitud era en Ro-
K refieren a la vida animal y que son Innatas en' ma una institución regulada por el jus gentium
nosotros como por instinto; por ejemplo, la unión y desechada por el jus naturale se Infiere, con ri-
del varón y de la hembra, la procreación y la educa- gor, que ambos ordenamientos eran considerados,
ción de los hijos, el derecho de defenderse contra distintos. 3' El Dlgesto, relacionando a Ülpiano en
un ataque. El ius gentium. según los pasajes que De iusíitio et iure (Pr. I, § 3) establece expresa-
establecen esta distinción, seria el Derecho que es mente el criterio triparticlonal.
desconocíase esta interdependencia armó- paulatinos cambios en las concepciones
nica de diferentes legislaciones. Tampoco jurídicas de Roma.
—y mucho menos—, tenía el carácter de En este proceso histórico el extranjero
nuestro actual Derecho internacional pú- logró bien pronto se le reconociese, pri-
blico, ya que sus normas no regulaban las mero, su libertad y, más tarde, las facul-
vinculaciones entre Roma y otros países ( 9 ). tades de actuar ante los tribunales roma-
El Derecho de gentes era, en Roma, un nos y de contratar.
verdadero sistema de Derecho positivo in- Tales facultades fueron en un principio,
terno que regulaba las relaciones jurídicas únicamente reconocidas mediante tratados
en que los extranjeros eran parte, compa- de igualdad, amistad y reciprocidad (/ce-
rable al jus civile y correlativo a éste (10). derá aequa) que Roma concretaba con e]
La elaboración de sus normas y la crea- país de origen del extranjero (is).
ción de sus instituciones fueron la conse- Asimismo, para garantizar a los ciudada-
cuencia de la observación empírica de los nos de ciertos países extranjeros, el res
juristas romanos sobre la existencia de recípere ante los jueces y tribunales ro-
principios y costumbres comunes desarro- manos, realizáronse, entre Roma y estos
llados en la vida jurídica de los pueblos países, tratados de protección jurídica (n-
extranjeros conocidos í11). 'cuperatio), que fueron, durante los prime-
III. Orígenes y desarrollo del "jus gen- ros siglos, la base normativa para dirimir
tium" en Roma. En Roma el extranjero las contiendas entre romanos y los ciuda-
era, en uri principio, considerado como un danos de las naciones contratantes. En vir-
enemigo (hostis) y carecía de todo dere- tud de estos tratados creóse el tribunal de
cho ( 1 2 ). La mayor difusión cultural que los recuper atores, cuya misión fue la de
sobrevino como consecuencia de las con- arbitrar tales contiendas (»).
quistas y de las relaciones comerciales con "Para manejar los intereses de cada
los pueblos extranjeros, hizo flexibilizar pueblo —dice Petit— estaba confiado el
más tarde ese concepto y calificóse enton- examen de los procesos a recuperadores
ces al extranjero como peregrini. tomados mitad entre los ciudadanos roma-
La creciente importancia numérica y la nos y mitad entre los peregrinos. Sin duda
gravitación económica cada vez mayor de se añadía también un tercero para desha-
los extranjeros, evidenciaron la necesidad cer el empate; estaban siempre en número
de contemplar, en modo especial, su situa- impar, tres, cinco o más. También es cierto
ción jurídica. La conquista de Italia, la que en la época clásica se llama también
romanización de las Gallas y dé España, a los recuperadores para juzgar entre ciu-
como la absorción de la cultura griega, dadanos róbanos (Gayo, IV, § 141. Cicerón,
contribuyeron notablemente a introducir Pro. Tul. 10). Pero se ignora cómo se operó
este cambio y en qué casos podían fa-
(9) Algunos autores creen ver en el jus fetiale llar" (W).
una forma de regulación de las relaciones Jurídi- Empero, desde la creación de una pretu-
cas de Roma con los países extranjeros. La verdad ra especial para los extranjeros, todos los
es que el jus fetiale era un conjunto de rituales
y declaraciones solemnes de tipo religioso que rea- procesos en que intervenían éstos fueron
lizaban los sacerdotes feciales en el acto de la ventilados ante ella.
declaración de una guerra o antes de celebrar un Terminada la conquista de Italia, divi-
tratado. La persistencia de estos rituales en actos dióse teóricamente a los extranjeros que
tales, Indujo a los comentaristas a interpretarlos
como un conjunto de procedimientos Jurídicos mantenían en Roma relaciones jurídicas
vinculados con las relaciones exteriores de- Boma. —ya entre sí, ya con ciudadanos roma-
(10) Von Mayr, B., ob. cit., t. 1, pág. 334. nos—, en dos grupos: el de los peregrinos
(11) Conf. Bonfante, P., ob. cit., pág. 18: latinos y el de los peregrinos ordinarios.
Sumner Maine, "B., Ancient law, págs. 41 y sigs.,
Londres, 1905; Wilson, W., El Estado, tina, de Los primeros eran los habitantes del
Adolfo Posada, pág. 172, Ed. Americana, Bs. Ai- Lacio, a quienes se consideraba, por ra
res, 1943. nes históricas, permanentemente vincu
(12) Dice Maynz sobre esto: "Los extranjeros dos al pueblo romano. Estos peregrinos i
eran considerados como si careciesen de derechos;
y los mismos ciudadanos romanos no podían Invo-
car la garantía de la Justicia para los derechos que (13) Los foedera aequa fueron, sin emb
pretendían pertenecerles, sino cuando hubiesen disminuyendo en la medida que Boma aumen-
sido establecidos conforme a su ius civile. Con el taba su poder. Ya en el período imperial eran
tiempo estas ideas exclusivas perdieron su vigor; mucho más numerosos los foedera non aeqm
los extranjeros gozaron Igualmente de la protec- (tratados no equitativos que establecían, general-
ción de las leyes, y acostumbráronse los romanos mente, mayores beneficios para Boma). (V. Díaz
poco a poco a tener en cuenta las ideas que en- Cisneros, C., Derecho internacional público, Edi-
contraban admitidas en las demás naciones, ius torial T.E.A., Bs. Aires, 1955.)
gentium, y que por eso mismo se consideraban (14) Conf. Von Mayr, B., ob. cit.. t. 1. pág. 110.
fundadas en la razón". (Conf. Maynz. C., ob. cit., (15) Petit, E., Tratado elemental de Derecho
.t. 1, págs. 410 y 411.) romano, pág, 822, Ed. Albatros, Bs. Aires, 1954.
tinos, en cuyo beneficio fue elaborándose el fue elaborándose paulatinamente como un
jus latii, fueron, a su vez, jurídicamente Derecho positivo nuevo —coexistente con el
agrupados en tres categorías: vigente—, un conjunto de normas de obli-
a) La de los latini veteres, constituida gatoria aplicación, fundadas en concep-
por todos los habitantes de las regiones del ciones jurídicas extranjeras, que constitu-
Lacio que se habían aliado a Roma, for- yeron, en su totalidad, lo que se denominó
mando la confederación de ciudades lati- jus gentium.
nas (nomen latinum). Estos extranjeros Dentro de este ordenamiento positivo
podían ejercer en Roma todos los derechos, nuevo, fue creada la magistratura del
a excepción del jus honorarium. Tenían, Praetor peregrinus con autoridad para in-
además, grandes facilidades para adquirir tervenir en los actos jurídicos entre ex-
la ciudadanía romana ( 16 ). tranjeros (qui ínter peregrinus jus dicit), y,
b) La de los latini coloniari, formada más tarde, en la época imperial, para re-
por los habitantes de colonias latinas. Es- gular también las relaciones jurídicas en-
tos extranjeros poseían el commercium y tre ciudadanos romanos y extranjeros (qui
el connubium. Podían ejercer además de- Ínter cives et peregrinus jus dicit). Investi-
rechos políticos en las colonias que inte- do de las mismas atribuciones que corres-
graban, pero no en Roma. A los latini co- pondían al pretor urbano, este magistra-
loniari que habían ejercida alguna magis- do tenía la jurisdictio en los litigios so-
tratura latina, se les acordó más tarde el metidos a su decisión y fue, probablemente,
derecho de ciudadanía romana. el primero en adoptar y desenvolver el
c) La de los latini juniani, integrada procedimiento formulario. Desde el pun-
por libertos que no eran en realidad latinos to de vista formal, el jus gentium llegó
sino ex esclavos extranjeros a quienes la a tener su fuente principal en el Edicto
Lex Junia Norbana había concedido la con- del Pretor Ó»).
dición de "latinos coloniales". Estos extran- Paralelamente a este proceso evolutivo
jeros gozaban de un limitadísimo jus com- creáronse en Roma dos instituciones cuya
mercium y podían, en ciertos casos, adquirir finalidad primordial era la de proteger al
la ciudadanía ( 17 ). extranjero. Fueron ellas el Hospitium y
Los segundos eran los habitantes de los el Patronatus. La hospitalidad y la defen-
países que en un principio no mantenían sa, admitidas primeramente como meras
vinculaciones con Roma, pero que, poste- píácticas humanitarias para con los inte-
riormente, o fueron incorporados como pro- grantes de pueblos amigos, erigiéronse muy
vincias en virtud de la conquista, o tuvieron pronto en instituciones públicas organiza-
con aquélla relaciones más o menos per- das por el llamado jus hospitii, que gravitó
manentes.. notablemente en la consolidación y des-
Puesto que ni las normas del jus civile arrollo del jus gentium.
—sólo aplicables a los ciudadanos—, ni las Otra institución que influyó también,
del jus latü*podían ser invocadas por los sensiblemente, en la producción de normas
peregrinos ordinarios, éstos, cuando eran del jus gentium romano, fue la de la es-
oriundos de un mismo país, estaban facul- clavitud por cautividad.
tados para invocar su ley de origen (lex Los romanos podían ejercer el derecho de
peregrinorum) a los fines de la regulación hacer esclavo ex captivitate a los ciudada-
de sus relaciones jurídicas recíprocas (i»). nos de otras naciones, ya como consecuen-
Pero este principio de la personalidad cia de acciones regulares de guerra contra
de la ley no podía, desde luego, ser aplica- pueblos enemigos de Roma, ya por apre-
do para dirimir las controversias suscitadas samiento de habitantes de los pueblos
entre extranjeros de diferente origen —que "bárbaros" con los cuales Roma no había
invocaban leyes también diversas—, ni las hecho ningún tratado de amistad ( 20 ).
surgidas entre extranjeros y ciudadanos
romanos. Para solucionar estas situaciones •(19) Expresa Von Mayr: "El ius gentium era,
en lo formal, por la fuente de que brotaba, Dere?
(16) La Lex Julia en 664 y la Lex Plantía Pa- cho romano honorario. La lex era ordenac'ón pri-
piris concedieron el derecho de ciudadanía a los vativa de los ciudadanos, pero el imperium de un
¡abitantes de toda Italia. magistrado podía, en cambio, conceder también
(17) Sobre esta triple división de los peregri- protección Judicial a los extranjeros y reconocerles,
no» latinos, véase Romero del Prado, V. N., ob. oit., derechos e Imponerles obligaciones. El edicto del
t. l.pag. 231; Von Mayr, R., ob. clt., t. 1, paga. 276 pretor... era la fuente más Importante del Dere-
y ílgs.; Petit, E., ob. clt., págs. 116 a 119. cho de los extranjeros" (Von Mayr, B., ob. clt.,
(18) Esta concesión que hacía Roma a los ex- t. 1, pág. 335).
tranjeros pertenecientes a una ciudad determina- (20) Esta regla reconocía, sin embargo, una
da, permitió a éstos testar en conformidad a la excepción: El que había sido apresado durante
ley de su país en favor de sus connacionales o de una guerra civil o por actos de piratería, quedaba
ciudadanos romanos. (Conf. Romero del Prado, libre de jure (Pomponlus L. 5 D., de capitv. XUX,
V. N., ob. cit., t. 1, pág. 234.) 15, citado por Petit en ob. cit., pág. 109),
Quienes habían sido reducidos a condi-
ción de esclavos según este principio del
jus gentium, carecían de derechos; y el
vencedor estaba facultado para apropiarse
de la persona y de los bienes del vencido.
Todo lo que pertenecía a los pueblos en
guerra con Roma, como los bienes de los
"bárbaros", aún en tiempos de paz, consi-
derábase res nullius.
Pero esta norma, tan rigurosa, tenía en
el jus gentium una contrafigura que la
humanizaba: el prisionero que lograba es-
capar y regresaba a su hogar, dejaba de
ser esclavo y, por una ficción jurídica, vol-
vía a ocupar la condición jurídica de la que
había sido privado de caer en cautividad.
Ejercía entonces lo que se denominaba jus
postliminii. Empero, esta ficción jurídica
no podía retrotraer los hechos a su estado
anterior. En efecto: si el prisionero ejercía
antes de su cautividad un derecho de po-
sesión, ésta quedaba interrumpida a pesar
de su liberación. Del mismo modo, el ma-
trimonio, que ha quedado disuelto durante
el cautiverio, no se restablecía por el re-
torno del cautivo, toda vez que el postlimi-
nium no podía, para el Derecho de gentes,
dejar sin efecto un hecho de gravedad tal
como 2la separación de hecho de los es-
posos ( 1).
En el orden procesal, el Derecho de gen-
tes, enriquecido con el aporte de institu-
ciones jurídicas conocidas por los pueblos
que estaban en contacto con Roma, motivó
la adopción de nuevas técnicas. Ello se
evidenció en una mayor flexibilidad pro-
cesal y en la exclusión de términos sacra-
mentales en los procedimientos. Y esta
misma flexibilidad se extendió a los ne-
gocios jurídicos en los cuales lo esencial
no eran las palabras, sino la intención de
las partes.
Es así como el criterio del rigor juris fue
reemplazado en el jus gejitium por la
aeguitas o principio de la equidad, que exi-
mia de las estrictas formalidades exigidas
por el jus civile ( 22 )
Estas ventajas produjeron consecuencias
de extraordinaria importancia, abriendo
nuevos horizontes a la jurisprudencia;
pues el jus gentium, como conjunto de nor-
mas positivas aplicables en un principio
sólo a las relaciones jurídicas entre extran-
jeros —o entre éstos y ciudadanos, en la
época imperial—, fue aplicándose también
a las relaciones de los ciudadanos entre sí,
cuando esas 'relaciones no estaban legisla-
das por el jus civile (^).
estuvieron facultados para elegir, de mutxio ai
(21) V. sobte esto Petií, E, ob. clt., pftgs. 109, do, entro comparecer a Juicio ante el pretor
157 y 264. baño o ante el pretor peregrino.
(22) Conf. Von Mayr, B., ob. cit., t. 1, pág. 336. (24) Conf. Maynz, C., ob. clt., t. 1, pág. 411.
(23) A partir de las leges luliae los ciudadanos (25) Conf. Von Mayr, R., ob. clt., t. 1, pág. 336.
común, que habría de servir de base para de la defensa contra los actos de pira-
regular sus relaciones' recíprocas. Por lo tería.
demás, la necesidad de crear un orden de El primer ensayo sistemático con un cri-
convivencia entre estas naciones hizo que terio inspirado en esta nueva concepción
se fuesen incorporando al jus gentium nor- del jus gentium lo constituye el Decretum
mas que contemplaran situaciones colecti- de Graciano, en cuyas Quaestiones se plan-
vas y que, por su contenido, pertenecían al tean y dan soluciones a algunos problemas
Derecho público. de Derecho militar y de guerra.
Surgió asi, no un nuevo Derecho de gen- Síguenle, con un carácter científico más
tes, sino una concepción internacional, acentuado, los trabajos del eminente cano-
distinta, del antiguo jus gentium romano, nista Santo Tomás de Aquino, quien, en su
cuyos principios, en continua reestructura- Summa Theologica (2ae. questio, XL, De
ción, fueron nutriendo, durante la Edad Bello) resume los principios fundamentales
Media, al pensamiento jurídico de todos los de la filosofía cristiana aplicados a la doc-
pueblos. trina de la justicia de la guerra. También
La idea derivada de la clásica definición San Raimundo Penyafort trata en su Sum-
de Gayo y Justiniano fue, sin embargo, ma cuestiones del Derecho de gentes, deri-
mantenida en los primeros siglos de la vadas de las relaciones de los cristianos con
Edad Media. Así, San Isidoro, al referirse los hebreos y sarracenos.
en su Etymologiarum al Derecho de gentes, Tras la obra de los teólogos y canonistas
nos demuestra la persistencia de la con- se advierte, ya en el siglo xrv, los primeros
cepción romana al definirlo. Pero, parale- lincamientos de un Derecho internacional
lamente, pone también de manifiesto la privado que comienza a segregarse del jus
influenciáfdel nuevo sentido internaciona- gentium. Se inicia el estudio específico de
lista, al citar instituciones de Derecho este ordenamiento con una serie de co-
internacional, tales como: sedium, Taclla, mentarios al Codex Justinianus (libro I,
captivitates, pacta, etcétera. tít. I).
La consolidación del cristianismo du- Los comentarios de Bartolo de Sassofe-
rante la Edad Media contribuye grande- rrato y Alberico de Rósate fueron la base
mente a desnaturalizar el primitivo senti- de la denominada "Doctrina de los Esta-
do privatista del jus gentium y a dar los tutos", que constituye, en realidad, el pri-
fundamentos para la elaboración de un De- mer sistema orgánico de soluciones en los
recho internacional público. La creación conflictos surgidos por la aplicación de
del Sacro Imperio Romano Germánico, en legislaciones diferentes (2T).
962; el ejercicio por parte del Sumo Pon-
tífice de un poder judicial supraestatal pa- (27) Romero del Prado, siguiendo a Max Gustz-
ra dirimir los conflictos entre soberanos26y willer, afirma que este período de integración
científica del Derecho internacional privado se
pueblos; la realización de las cruzadas í. ), Inicia en la primera mitad del siglo XIII y se pro-
etcétera, implican un proceso de organi- longa hasta fines del siglo XVIII. Expresa, en pun-
zación jurídica internacional bajo la au- to a esto: "Desde el siglo XI las ciudades del norte
toridad religiosa y política de la Santa de Italia fueron aumentando su importancia y po-
derío, habiéndoseles reconocido su existencia de
Sede. Y ese proceso enriquece las normas comunas libres, constituyéndose en verdaderas re-
del Derecho de gentes al solucionarse pro- públicas autónomas. Gozaron asi de la autonomía,
blemas relativos a las cuestiones entre la política y al mismo tiempo legislativa, pues si eran
regidas por el Derecho común de la Lombardía
Iglesia y el Estado; a las relaciones entre (Derecho romano y Derecho lombardo), tenían
pueblos infieles y naciones cristianas y a igualmente sus leyes municipales o de la ciudad,
las acciones lícitas e ilícitas en tiempo de particulares, originadas de los nuevos usos y cos-
guerra. tumbres, llamadas Estatutos, que diferían unos de
otros. Tales ciudades, sobre todo Módena, Bolonia,
La difusión del concepto intemaciona- Florencia, Padua, Genova, no vivían aisladas: man-
lista se advierte también a través del tenian relaciones comerciales cada vez mayores;
amplio Derecho consuetudinario desarro- sus habitantes se desplazaban de una ciudad a
llado a partir del siglo xi, con motivo de otra y todo ello provocaba la concurrencia o con-
flictos entre unos estatutos y otros y entre éstos
las guerras marítimas y la organización y el Derecho común, el Derecho romano, cuya apli-
cación se imponía cuando los primeros callaban y
(28) "Los cónsules fueron una Institución crea- cuyo estudio había despertado enorme interés en
da con motivo de las relaciones comerciales per- los hombres de ciencia que con todo entusiasmo
manentes entre los europeos y las regiones de Asia se dedicaban a él, fundándose la escuela de Bolo-
Menor, Siria, Palestina y Egipto, como consecuen- nia, donde los textos del Derecho 'romano son sa-
cia de las Cruzadas. Los comerciantes de Venecia, cados del olvido en que habían permanecido...
Genova, Marsella, etc., en esos países elegían un Era otra la situación que se presentaba en el resto,
juez para que fallase en sus asuntos según su ley de Europa, donde dominaba el feudalismo que obs-
personal, es decir, de su nacionalidad; esos jueces taculizaba relaciones semejantes, y asi se explica
eran los cónsules" (Díaz Cisneros, C., ob. cit., t. 1, que la aparición de una teoría científica de solu-
püg. 116). ción de los conflictos de leyes, tuviese lugar en
En las repúblicas italianas, y con el fin fundo sentimento filosófico en lo que con-
de asegurar las regulares relaciones entre cierne al respeto que merecen los pueblos.
los pueblos interesados en mantener un Define también los derechos de los aborí-
intenso tráfico comercial desarróllase, du- genes americanos frente a la conquista,
rante los siglos xiv y xv, el Derecho diplo- sustentando principios morales que tuvie-
mático. Los agentes diplomáticos (ambas- ron gran repercusión en la época.
ciatori), fueron investidos, en virtud de Otro teólogo español, Francisco de Suá-
pactos celebrados entre las distintas ciu- rez, desarrolló en el siglo xvi, en su obra De
dades, de inmunidades y formalidades ju- Legibus ac Deo legislatore, la doctrina
rídicas tendientes a asegurar su misión relativa a la sociedad- de las naciones y la
específica (28). y con esta organización re- comunidad jurídica de los pueblos. Suárez
presentativa de unos Estados en el territorio precisó, además, el concepto del jus gen-
de otros, comienzan a cobrar fuerza positi- tium en su época, estableciendo que este
va las normas del Derecho de gentes, en ordenamiento es susceptible de ser consi-
un sentido cabalmente internacional. derado de dos modos distintos: En el pri-
La destrucción paulatina del feudalismo mer modo, el Derecho de gentes es aquel
ante la tendencia centralizadora de las cuyas normas son observadas por todos
monarquías; el desarrollo de la navegación los pueblos y naciones entre sí. En el se-
y de la industria; el aporte de los grandes gundo modo, es el derecho que los Estados
inventos y descubrimientos geográficos que singulares o reinos observan dentro de sus
tienen lugar con el advenimiento de la respectivos territorios (so). De estas dos
Edad Moderna, y la formación de otros acepciones —sostiene Suárez—, la primera
nuevos Estados como entidades de Derecho es la que realmente corresponde al jus
público, intensifican las vinculaciones eco- gentium, toda vez que se fundamenta en
nómicas, jurídicas y políticas de los pue- la unidad moral del género humano.
blos, lo cual lleva a conferir al jus gentium Con Suárez comienza, pues, a afirmarse
el sentido específico de un derecho que doctrinariamente el concepto jusfilosófico
se aplica entre las naciones. Esa igualdad de una comunidad jurídica universal.
de. significación entre el Derecho de gentes En los comienzos del siglo xvn, Hugo
y el Derecho internacional público, que ya Grocio publica sus magistrales obras Man
se perfila claramente, surge de las defini- Liberum y De jure belli ac pacis. En la
ciones que del primero se dan en los co- primera de ellas se postula la libertad de
mienzos del siglo xvi. los mares y en la segunda se determinan,
Francisco de Vitoria, al definir en sus cé- como de universal vigencia, definidas nor-
lebres Relectiones Theologicae al jus gen- mas del Derecho de gentes. La rigurosa
tium lo hace reproduciendo la definición sistematización de los temas tratados por
de Gayo. Pero en esa definición sustituye Grocio confieren, con justicia, a su autor,
la expresión omnes homines por la de ani- la categoría de un verdadero precursor del
ñes gentes y confiere al término gentes el moderno Derecho internacional público.
significado específico de naciones: Quod Las obras de Grocio traducen todo el
naturalis ratio ínter omnes gentes consti- sentir jusfilosófico de una época, por cierto
tuit, vocatur ius gentium (Lo que la razón confusa, que necesitaba de la paz para el
natural constituye entre todas las naciones desenvolvimiento de sus fuerzas producti-
se llama Derecho de gentes) (2»). vas, que deseaba asegurar las relaciones
Este autor expone en su obra toda la internacionales mediante normas fijas y
doctrina escolástica con respecto a la gue- sustituir la incertidumbre de las luchas
rra, explicitando consideraciones de pro- por una situación jurídica ordenada. j
La idea del unum corpus christianm
aquella reglón de Italia, donde la situación poli-
tica, social y económica de sus ciudades consti- concebida a través de toda la jusfilosofia
tuían el medio favorable para ello". "Desde el si- medioeval había cedido ante el proceso]
glo XII hasta la mitad del siglo XIII se extiendo constitutivo de los Estados nacionales y |
el período de.los glosadores que tenían su princi- ante las divergencias religiosas. La estruc-j
pal centro científico en la ciudad de Bolonia, de-
biendo su nombre al método de exégesis de los tura jurídica universal debía entonces fun-
textos romanos y su gloria a haber resucitado y darse a partir de supuestos diferentes.'
legado a la posteridad el Derecho romano reunido Grocio supo reconstituir el concepto de l a '
en las colecciones justlnlanas; desde el siglo XIV unidad y la comunidad jurídicas de los
comienzan propiamente las teorías estatutarias o
período estatutario —post-glosadpres— hasta el pueblos, sobre la base remodelada del De-
siglo XIX" (Romero del Prado, V. N., ob. cit., t. 1, recho natural.
págs. 395 a 397 y 402).
(28) Conf. Díaz Cisneros. C., ob. cit., t. 1, pa- (30) Adviértase que, con esta distinción, Suá-
ginas 116 y 117. rez plantea ya el problema del ámbito terrli
(29) Vitoria Francisco de, Relectiones theolo- de validez de las normas del Derecho internad
yn-cte, 5 De Indils, 6 De Slure ibelli.
g u i e n t e P á g i n a
público.