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Lucandrea Massaro
7 octubre, 2015
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Me parece que la metáfora del avión propuesta por san Juan Pablo II, al inicio de la
Fides et ratio es aceptable también para los sociólogos. Para volar necesitamos de dos
alas, la fe y la razón. Si el ala de la fe se vuelve hipertrófica y la fe se come a la
razón el avión se estrella: es el fundamentalismo. Si el ala de la razón se vuelve
hipertrófica y se come a la fe tenemos el laicismo, y el avión se estrella también.
El Magisterio nos dice todo lo que necesitamos saber sobre el fundamentalismo: es una
perversión de la religión y de la fe. Es también técnicamente subversivo, porque
subvierte la dinámica, divinamente instituida, de la autoridad de la Iglesia: quita la
autoridad al Papa con el pretexto de dar toda la autoridad a la Tradición, representada en
la cabecilla de turno de esta o aquella facción fundamentalista.
¿Cómo salir del fundamentalismo? ¿Existe una manera común o cada confesión tiene –
o debería tener– su propia manera de superarlo?
La manera común fue indicada por san Juan Pablo II y fue dominante en el magisterio
de Benedicto XVI: ni separación, ni confusión, sino colaboración –en la distinción–
entre fe y razón. Cada religión, sin embargo, tiene su especificidad y necesita encontrar
las formas de autocrítica y de superación del fundamentalismo.