Вы находитесь на странице: 1из 10

A continuación te compartimos un resumen con las enseñanzas más importantes del Papa a

la vida religiosa en su visita a Bolivia:

1. La indiferencia.

El peligro de naturalizar el dolor ajeno Francisco advirtió sobre el peligro de ser


indiferentes: “Pasar al lado de los problemas y que éstos no nos toquen. No es mi
problema”. Llegar a pensar que: “Sí, es natural que haya enfermos, que haya pobres, que
haya gente que sufre, entonces ya es tan natural que ya no me llama la atención un grito, un
pedido de auxilio, acostumbrarse. Nos decimos: es normal, siempre fue así”.

2. El corazón blindado

Tener el corazón blindado es acostumbrarse a vivir “sin dejarse tocar; una existencia que,
pasando de aquí para allá, no logra enraizarse en la vida de su pueblo, simplemente porque
está en esa elite que sigue al Señor”. Cuántos seguidores de Jesús corren este riesgo tener
“un corazón blindado, un corazón cerrado que ha perdido la capacidad de asombro y por lo
tanto, la posibilidad de cambio”.

3. La espiritualidad del “zapping”.

“Pasa y pasa, pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van atrás de la última novedad, del
último best seller pero no logran tener contacto, no logran relacionarse, no logran
involucrarse. ¡Incluso con el Señor al que están siguiendo! Porque la sordera avanza, eh?”
Comparando la espiritualidad con la costumbre de hacer zapping con el control remoto y
elegir lo que se quiere – y lo que no se quiere – ver, el Papa denunció la indiferencia del
zapping e hizo un llamado a involucrarse más: “reír con los que ríen, llorar con los que
lloran, he ahí, parte del misterio del corazón sacerdotal y del corazón consagrado”.

4. Escuchar a Dios y al Pueblo con el mismo cuidado y atención

“Dividir esta unidad entre escuchar a Dios y escuchar al hermano, es una de las grandes
tentaciones que nos acompañan a lo largo de todo el camino de los que seguimos a Jesús y
tenemos que ser conscientes de esto: de la misma forma que escuchamos a nuestro Padre es
como escuchamos al Pueblo fiel de Dios. Si no lo hacemos con los mismos oídos, con la
misma capacidad de escuchar, con el mismo corazón, algo se quebró”.

5. “Dale una caricia por favor, escúchalo, dile que Jesús lo quiere”

El Papa pidió un cambio de actitud a aquellos religiosos y religiosas que muchas veces se
dirigen al pueblo Y pobre pueblo fiel de Dios, cuántas veces es retado por el mal humor o
por la situación personal de un seguidor o seguidora de Jesús. Es la actitud de quienes
frente al pueblo de Dios, lo están continuamente reprendiendo, rezongando, mandándolo
callar. Dale una caricia por favor, escúchalo, dile que Jesús lo quiere, eso no se puede
hacer, Señor saque al chico de la Iglesia que está llorando y yo estoy predicando, como si el
llanto de un chico no fuera una sublime predicación.

6. La compasión no es silenciar el dolor


“La compasión no es zapping, no es silenciar el dolor, por el contrario, es la lógica propia
del amor, el padecer con”. La compasión que predicó el Papa Francisco en este encuentro
viene de “la lógica que no se centra en el miedo sino en la libertad que nace de amar y pone
el bien del otro por sobre todas las cosas. Es la lógica que nace de no tener miedo de
acercarse al dolor de nuestra gente. Aunque muchas veces no sea más que para estar a su
lado y hacer de ese momento una oportunidad de oración”.

7. Pedir al Señor “la gracia de la memoria”

El Santo Padre invitó a cada religioso a recordar: “de dónde te sacaron, te sacaron de detrás
del rebaño, no te olvides nunca, no te la creas, no niegues tus raíces, no niegues esa cultura
que aprendiste de tu gente porque ahora tenés una cultura más sofisticada, más importante”.
Luego hizo énfasis en pedir esta gracia de la memoria y no avergonzarse de la lengua
originaria de cada uno: “hay sacerdotes que les da vergüenza hablar su lengua originaria y
entonces se olvidan de su quichua, de su aymara o de su guaraní porque no, ahora hablo en
fino, la gracia de no perder la memoria del pueblo fiel es una gracia”.

8. Ser testigos del amor, no de una ideología

“No somos testigos de una ideología, no somos testigos de una receta o de una manera de
hacer teología. Somos testigos del amor sanador y misericordioso de Jesús. Somos testigos
de su actuar en la vida de nuestras comunidades”.

9. Recuerden su historia con Jesús

Uno de los momentos más emotivos, fue cuando el Santo Padre pidió a los presentes
recordar el día que Jesús los encontró y en qué situación los encontró: “Un día Jesús nos
vio al borde del camino, sentados sobre nuestros dolores, sobre nuestras miserias. Sobre
nuestras indiferencias, cada uno conoce su historia antigua. No acalló nuestros gritos, por el
contrario se detuvo, se acercó y nos preguntó qué podía hacer por nosotros”.

Finalizó su discurso, recordando a los presentes que en este caminar “no estamos
solos”, sino que es necesario ayudarse mutuamente con el ejemplo y la oración y que
además “tenemos a nuestro alrededor una nube de testigos”, mencionando entre ellos
a la Beata Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y a la venerable Virginia Blanco
Tardío, ambas bolivianas, con un testimonio de vida admirable y dignas de imitar.

El Papa Francisco decidió improvisar la homilía en el encuentro con los sacerdotes,


religiosos, religiosas y seminaristas de Cuba en la Catedral de La Habana. Este es el texto
que había preparado originalmente, que no leyó y que entregó al Cardenal Jaime Ortega y
Alamino para que sea luego distribuido:

Nos hemos reunido en esta histórica Catedral de La Habana para cantar con los salmos la
fidelidad de Dios con su Pueblo, para dar gracias por su presencia, por su infinita
misericordia. Fidelidad y misericordia no solo hecha memoria por las paredes de esta casa,
sino por algunas cabezas que «pintan canas», recuerdo vivo, actualizado de que «infinita es
su misericordia y su fidelidad dura las edades».

Hermanos, demos gracias juntos. Demos gracias por la presencia del Espíritu con la riqueza
de los diversos carismas en los rostros de tantos misioneros que han venido a estas tierras,
llegando a ser cubanos entre los cubanos, signo de que es eterna su misericordia.

El Evangelio nos presenta a Jesús en diálogo con su Padre, nos pone en el centro de la
intimidad hecha oración entre el Padre y el Hijo. Cuando se acercaba su hora, Jesús rezó al
Padre por sus discípulos, por los que estaban con Él y por los que vendrían (cf. Jn 17,20).
Nos hace bien pensar que en su hora crucial, Jesús pone en su oración la vida de los suyos,
nuestra vida. Y le pide a su Padre que los mantenga en la unidad y en la alegría. Conocía
bien Jesús el corazón de los suyos, conoce bien nuestro corazón.

Por eso reza, pide al Padre para que no les gane una conciencia que tiende a aislarse,
refugiarse en las propias certezas, seguridades, espacios; a desentenderse de la vida de los
demás, instalándose en pequeñas «chacras» que rompen el rostro multiforme de la Iglesia.
Situaciones que desembocan en tristeza individualista, en una tristeza que poco a poco va
dejándole lugar al resentimiento, a la queja continua, a la monotonía; «ése no es el deseo de
Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu» (Evangelii gaudium, 2) a la que los
invitó, a la que nos invitó. Por eso Jesús reza, pide para que la tristeza y el aislamiento no
nos gane el corazón.

Nosotros queremos hacer lo mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus palabras
para decir juntos: «Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre... para que estén
completamente unidos, como tú y yo» (Jn 17,11), «y su gozo sea completo» (v. 13).

Jesús reza y nos invita a rezar porque sabe que hay cosas que solo las podemos recibir
como don, hay cosas que solo podemos vivir como regalo. La unidad es una gracia que
solamente puede darnos el Espíritu Santo, a nosotros nos toca pedirla y poner lo mejor de
nosotros para ser transformados por este don.

Es frecuente confundir unidad con uniformidad; con un hacer, sentir y decir todos lo
mismo. Eso no es unidad, eso es homogeneidad. Eso es matar la vida del Espíritu, es matar
los carismas que Él ha distribuido para el bien de su Pueblo. La unidad se ve amenazada
cada vez que queremos hacer a los demás a nuestra imagen y semejanza. Por eso la unidad
es un don, no es algo que se pueda imponer a la fuerza o por decreto. Me alegra verlos a
ustedes aquí, hombres y mujeres de distintas épocas, contextos, biografías, unidos por la
oración en común. Pidámosle a Dios que haga crecer en nosotros el deseo de projimidad.
Que podamos ser prójimos, estar cerca, con nuestras diferencias, manías, estilos, pero
cerca. Con nuestras discusiones, peleas, hablando de frente y no por detrás. Que seamos
pastores prójimos a nuestro pueblo, que nos dejemos cuestionar, interrogar por nuestra
gente. Los conflictos, las discusiones en la Iglesia son esperables y, hasta me animo a decir,
necesarias. Signo de que la Iglesia está viva y el Espíritu sigue actuando, la sigue
dinamizando. ¡Ay de esas comunidades donde no hay un sí o un no! Son como esos
matrimonios donde ya no discuten porque se ha perdido el interés, se ha perdido el amor.

En segundo lugar, el Señor reza para que nos llenemos «de la misma perfecta alegría» que
Él tiene (cf. Jn 17,13). La alegría de los cristianos, y especialmente la de los consagrados,
es un signo muy claro de la presencia de Cristo en sus vidas. Cuando hay rostros
entristecidos es una señal de alerta, algo no anda bien. Y Jesús pide esto al Padre nada
menos que antes de ir al huerto, cuando tiene que renovar su «fiat».

No dudo que todos ustedes tienen que cargar con el peso de no pocos sacrificios y que para
algunos, desde hace décadas, los sacrificios habrán sido duros. Jesús reza también desde su
sacrificio para que nosotros no perdamos la alegría de saber que Él vence al mundo. Esta
certeza es la que nos impulsa mañana a mañana a reafirmar nuestra fe. «Él (con su oración,
en el rostro de nuestro Pueblo) nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una
ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría» (Evangelii
gaudium, 3).

¡Qué importante, qué testimonio tan valioso para la vida del pueblo cubano, el de irradiar
siempre y por todas partes esa alegría, no obstante los cansancios, los escepticismos,
incluso la desesperanza, que es una tentación muy peligrosa que apolilla el alma!

Hermanos, Jesús reza para que seamos uno mismo, unámonos los unos a los otros en
oración.

ILADELFIA, 26 Sep. 15 / 10:23 am (ACI).- Ante los sacerdotes, religiosos y religiosas del
estado de Pensilvania en Estados Unidos, el Papa Francisco pronunció la siguiente homilía
en español en la Catedral de San Pedro y San Pablo:

Esta mañana he aprendido algo sobre la historia de esta hermosa Catedral: la historia que
hay detrás de sus altos muros y ventanas. Me gusta pensar, sin embargo, que la historia de
la Iglesia en esta ciudad y en este Estado es realmente una historia que no trata solo de la
construcción de muros, sino también de derribarlos. Es una historia que nos habla de
generaciones y generaciones de católicos comprometidos que han salido a las periferias y
construido comunidades para el culto, para la educación, para la caridad y el servicio a la
sociedad en general.

Esa historia se ve en los muchos santuarios que salpican esta ciudad y las numerosas
iglesias parroquiales cuyas torres y campanarios hablan de la presencia de Dios en medio
de nuestras comunidades. Se ve en el esfuerzo de todos aquellos sacerdotes, religiosos y
laicos que, con dedicación, durante más de dos siglos, han atendido las necesidades
espirituales de los pobres, los inmigrantes, los enfermos y los encarcelados. Y se ve en los
cientos de escuelas en las que hermanos y hermanas religiosos han enseñado a los niños a
leer y a escribir, a amar a Dios y al prójimo y a contribuir como buenos ciudadanos a la
vida de la sociedad estadounidense. Todo esto es un gran legado que ustedes han recibido y
que están llamados a enriquecer y a transmitir.

La mayoría de ustedes conocen la historia de Santa Catalina Drexel, una de las grandes
santas que esta Iglesia local ha dado. Cuando le habló al Papa León XIII de las necesidades
de las misiones, el Papa –era un Papa muy sabio– le preguntó intencionadamente: «¿Y tú?,
¿qué vas a hacer?». Esas palabras cambiaron la vida de Catalina, porque le recordaron que
al final todo cristiano, hombre o mujer, en virtud del bautismo, ha recibido una misión.
Cada uno de nosotros tiene que responder lo mejor que pueda al llamado del Señor para
edificar su Cuerpo, la Iglesia.
«¿Y tú?». Me gustaría hacer hincapié en dos aspectos de estas palabras en el contexto de
nuestra misión específica de transmitir la alegría del Evangelio y edificar la Iglesia, ya sea
como sacerdotes, diáconos, miembros varones y mujeres de institutos de vida consagrada.

En primer lugar, aquellas palabras –«¿Y tú?»– fueron dirigidas a una persona joven, a una
mujer joven con altos ideales, y le cambiaron la vida. Le hicieron pensar en el inmenso
trabajo que había que hacer y la llevaron a darse cuenta de que estaba siendo llamada a
hacer algo al respecto. ¡Cuántos jóvenes en nuestras parroquias y escuelas tienen los
mismos ideales, generosidad de espíritu y amor por Cristo y la Iglesia!. Les pregunto,
nosotros ¿Los desafiamos? ¿Les damos espacio y les ayudamos a que realicen su
cometido? ¿Encontramos el modo de compartir su entusiasmo y sus dones con nuestras
comunidades, sobre todo en la práctica de las obras de misericordia y en la preocupación
por los demás? ¿Compartimos nuestra propia alegría y entusiasmo en el servicio al Señor? .

Uno de los grandes desafíos de la Iglesia en este momento es fomentar en todos los fieles el
sentido de la responsabilidad personal en la misión de la Iglesia, y capacitarlos para que
puedan cumplir con tal responsabilidad como discípulos misioneros, como fermento del
Evangelio en nuestro mundo. Esto requiere creatividad para adaptarse a los cambios de las
situaciones, transmitiendo el legado del pasado, no solo a través del mantenimiento
de estructuras e instituciones, que son útiles, sino sobre todo abriéndose a las posibilidades
que el Espíritu nos descubre y mediante la comunicación de la alegría del Evangelio, todos
los días y en todas las etapas de nuestra vida.

«¿Y tú?». Es significativo que esas palabras del anciano Papa fueran dirigidas a una mujer
laica. Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente,
reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa. La Iglesia en los
Estados Unidos ha dedicado siempre un gran esfuerzo a la catequesis y a la educación.
Nuestro reto hoy es construir sobre esos cimientos sólidos y fomentar un sentido de
colaboración y responsabilidad compartida en la planificación del futuro de nuestras
parroquias e instituciones. Esto no significa renunciar a la autoridad espiritual que se nos ha
confiado; más bien, significa discernir y emplear sabiamente los múltiples dones que el
Espíritu derrama sobre la Iglesia. De manera particular, significa valorar la inmensa
contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo en la vida de
nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, les doy las gracias por la forma en que cada uno de ustedes
ha respondido a la pregunta que Jesús inspiró su propia vocación: «¿Y tú?». Los animo a
que renueven la alegría,el estupor, de ese primer encuentro con Jesús y a sacar de esa
alegría renovada fidelidad y fuerza. Espero con ilusión compartir con ustedes estos días y
les pido que lleven mi saludo afectuoso a los que no pudieron estar con nosotros,
especialmente a los numerosos sacerdotes, religiosos y religiosas ancianos que se unen
espiritualmente.

Durante estos días del Encuentro Mundial de las Familias, les pediría de modo especial que
reflexionen sobre nuestro servicio a las familias, a las parejas que se preparan para el
matrimonio y a nuestros jóvenes. Sé lo mucho que se está haciendo en las iglesias
particulares para responder a las necesidades de las familias y apoyarlas en su camino de fe.
Les pido que oren fervientemente por ellas, así como por las deliberaciones del próximo
Sínodo sobre la Familia.
Con gratitud por todo lo que hemos recibido, y con segura confianza en medio de nuestras
necesidades, nos dirigimos a María, nuestra Madre Santísima. Que con su amor de madre
interceda por la Iglesia en América, para que siga creciendo en el testimonio profético del
poder que tiene la cruz de su Hijo para traer alegría, esperanza y fuerza a nuestro mundo.
Rezo por cada uno de ustedes, y les pido, por favor, que lo hagan por mí.

VATICANO, 18 Sep. 15 / 04:15 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco alentó a


los religiosos de Hungría a través de un video mensaje retransmitido hoy en el Encuentro
de Consagrados Húngaros por el Año de la Vida Consagrada.

El Santo Padre les pidió que su testimonio sea ejemplo para los demás y los exhortó a “que
los fieles laicos, sobre todo los jóvenes, puedan percibir en ustedes el perfume de Cristo, el
perfume del Evangelio”. Todo ello con “un corazón capaz de compasión, de inclinarse
sobre las heridas del cuerpo y del espíritu y llevar a tantas personas el consuelo de Dios”.

Pero también mostrándose “siempre hombres y mujeres de oración” y con el testimonio


despegado de los intereses del mundo. “El ‘rostro’ más hermoso de un país y de una
ciudad” es el de aquellos que “viven con simplicidad, en el día a día, el estilo del Buen
Samaritano, aseguró.

“Le doy gracias al Señor por cada uno de ustedes, por el servicio que ofrecen al Evangelio,
a la Iglesia y a la sociedad Húngara”, dijo en su saludo el Pontífice. “Que les sostenga
siempre la promesa del Señor resucitado”, añadió.

Francisco comentó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo: “yo estoy con
ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. “Que esta certeza infunda en nosotros
consuelo y esperanza, en cada circunstancia de la vida y de la misión”, solicitó.

“En las diversas formas de la vida consagrada, pienso que ustedes están cercanos a las
ansias y las actitudes de la gente; les imagino comprometidos en los contextos en los que
están inmersos, con sus dificultades y con sus signos de esperanza”.

A continuación, Francisco hizo un fuerte llamado: “los animo a reír con quien ríe, a llorar
con quien llore; a pedirle a Dios un corazón capaz de compasión, de inclinarse sobre las
heridas del cuerpo y del espíritu y llevar a tantas personas el consuelo de Dios”.

“Pienso que el ‘rostro’ más hermoso de un país y de una ciudad es el de los discípulos del
Señor –obispos, sacerdotes, religiosos, fieles laicos– que viven con simplicidad, en el día a
día, el estilo del Buen Samaritano y se hacen próximos a la carne y a las llagas de los
hermanos, en quienes reconocen la carne y las llagas de Jesús”.

El Obispo de Roma también aseguró que “esta caridad llena de misericordia –lo sabemos
bien– viene del corazón de Cristo y la mostramos en la oración, especialmente en la
adoración, y apoyándonos con fe en la Eucaristía y en la Penitencia”.

Francisco pidió que “María, nuestra Madre, nos ayude a ser siempre hombres y mujeres de
oración” y les invitó a “proseguir con alegría vuestro servicio, dando testimonio de vida
humilde y despegada de los intereses del mundo”.
Para concluir dijo: “este testimonio alegre y limpio de nuestra consagración es ejemplo y
una invitación para aquellos que el Señor llama a servirlo”.

VATICANO, 17 Sep. 15 / 11:31 am (ACI).- Cinco mil de jóvenes consagrados de todo el


mundo vivieron hoy una mañana inolvidable en compañía del Papa Francisco que los
recibió en audiencia con motivo del Año de la Vida Consagrada que se inició el 30
noviembre de 2014 y concluirá el 16 de febrero de 2016.

Tres jóvenes de diversos países hicieron algunas preguntas que el Pontífice contestó de
manera improvisada dándoles algunos consejos sobre cómo entender la comodidad en la
vida consagrada, las tentaciones, la evangelización, la cercanía, la memoria; y advirtiendo
sobre el narcisismo.

Comodidad en la vida consagrada: “Existe una libertad que viene del Espíritu y hay una
libertad que viene de la mundanidad”, dijo el Papa. “El Señor les llama a ustedes –y llama a
todos– al ‘modo profético’ de la libertad, es decir, a la libertad que va unida al testimonio y
a la fidelidad”.

Para hacerse entender Francisco puso un ejemplo: “una madre que no deja que los hijos
sueñen, que tengan sueños y que no deja a los hijos crecer, anula el futuro creativo de los
hijos”, haciendo así que sean “estériles”.

Poniendo de ejemplo a Santa Teresa de Jesús, afirmó que “la vida consagrada también
puede ser estéril cuando no es profética; cuando no se permite soñar”. Por tanto, “la
observancia no debe ser rígida” puesto que “si la observancia es rígida no es observancia,
es egoísmo personal”.

El consejo del Papa para no actuar así es tener un “corazón abierto siempre a lo que dice
el Señor; y aquello que nos dice el Señor, llevarlo al diálogo con el superior, con el guía o
la guía espiritual, con la Iglesia, con el obispo”.

“Uno de los pecados que encuentro a menudo en la vida comunitaria es la incapacidad de


perdón entre los hermanos, entre las hermanas”, advirtió Francisco.

“Las habladurías en una comunidad impiden el perdón y llevan también a estar más
alejados los unos de los otros”. En su opinión, los ‘chismes’ no son solo pecado sino
también “terrorismo” y “la peste de la vida comunitaria” porque “el chismorreo ‘lanza una
bomba’ sobre la fama del otro y destruye al otro, que no puede defenderse”. “Es la
oscuridad y el reino del diablo” mientras que “la luz es el Reino de Jesús”.

Las tentaciones: El Pontífice aseguró que desde el inicio de la vida consagrada hay
tentaciones. “Los primeros monjes del desierto escriben sobre esto y nos enseñan a
encontrar la estabilidad interior, la paz”, pero “la lucha será hasta el final”.

Habló también de las tentaciones que se sufren poco antes de morir, un “momento de
mayor inestabilidad”, por lo que hay que rezar por aquellos que estén próximos a ella.
Sobre la sociedad actual denunció que se vive en “la cultura de lo provisional”, por ejemplo
en los matrimonios. “‘Sí, nos casamos’, hasta que el amor dura y cuando el amor se va
‘ciao, ciao’ (adiós, adiós): ‘tú a tu casa y yo a la mía’”.

Francisco señaló que esta cultura también “ha entrado en la Iglesia, en las comunidades
religiosas, en las familias, en el matrimonio”. Al contrario, existe la “cultura de lo
definitivo” en la que “Dios ha enviado a Su Hijo para siempre”.

Una evangelización que quema el corazón: “Éste es el celo apostólico”, reconoció


Francisco quien aclaró a su vez que “evangelizar no es lo mismo que hacer proselitismo”.
“No somos una asociación de fútbol que busca socios, evangelizar no es solamente
convencer, es testimoniar que Jesucristo está vivo”.

¿Cómo dar este testimonio? “Con tu vida”, respondió el propio Francisco. “Ustedes podrán
estudiar, podrán hacer cursos de evangelización, y esto es bueno, pero la capacidad de
calentar los corazones no viene en los libros, viene del corazón”. Entonces, “si tu corazón
arde de amor por Jesucristo, eres un muy buen evangelizador o una muy buena
evangelizadora, pero si tu corazón no arde y mira solo las cosas organizativas, que son
necesarias, pero secundarias…”.

El Papa agradeció el testimonio de las mujeres consagradas y, entre bromas dijo: “no todas,
pero hay algunas que son un poco histéricas. Ustedes tienen esta querencia de estar siempre
en primera línea”. La razón es que “son madres, tienen esta maternidad de la Iglesia, que
las hace ser cercanas”. “No pierdan esto porque la hermana es el icono de la Madre Iglesia
y de la Madre María” y “ustedes tienen de verdad esta función en la Iglesia: ser icono de la
Iglesia, icono de María, icono de la ternura de la Iglesia, de la maternidad de la Iglesia y de
la maternidad de la Virgen”.

“La Iglesia es la esposa de Jesucristo y las hermanas son las esposas de Jesucristo, y toda la
fuerza la toman de allí, delante del tabernáculo, delante del Señor, en la oración con su
Esposo, para llevar su mensaje”.

Cercanía y memoria: “Cercanía entre ustedes y con los otros, cercanía con el pueblo de
Dios”. Sobre la memoria, Francisco indicó que se trata de “la memoria de la propia
vocación”. “En los momentos oscuros, en los momentos de tentación, en los momentos
difíciles de nuestra vida consagrada hay volver a las fuentes, hacer memoria y recordar el
estupor que hemos sentido cuando el Señor nos ha mirado”.

El Santo Padre les aconsejó tomar el Libro del Deuteronomio y leer el pasaje en el que
Moisés hace memoria del pueblo, y así “hacen ustedes memoria de la vida”. “Cuando uno
recuerda las maravillas que el Señor ha hecho en tu vida, te dan ganas de festejar, te viene
una sonrisa de oreja a oreja”.

Narcisismo: Según el Pontífice “es una de las peores actitudes de un religioso”. “No
vivamos una cultura narcisista, y tengamos siempre esta tendencia a mirarnos a nosotros
mismos”. Al contrario, “digamos sí a la adoración”, “la oración de adoración silenciosa,
que es “lo contrario del narcisismo”.
QUITO, 08 Jul. 15 / 08:25 pm (ACI).- Como última actividad de su viaje a Ecuador, el
Papa Francisco visitó el Santuario de Nuestra Señora de la Presentación del Quinche,
patrona del país, donde dejó de lado el discurso oficial e improvisó un mensaje para
exhortar a consagrados y sacerdotes a no caer en el “Alzheimer espiritual” y recordarles
que la vocación es un servicio que se ejerce siempre de manera gratuita.

Francisco llegó al santuario mariano luego de una breve visita al Hogar San José, uno de
los dos albergues de ancianos que las Misioneras de la Caridad tienen en Quito. Luego de
rezar ante la imagen mariana y colocarle un rosario en una de sus manos, salió al atrio
donde dejó de lado el discurso oficial para brindar a sacerdotes, religiosos y consagrados
los siguientes consejos:

1. Sigan el ejemplo de María

“María no protagonizó nada, ‘discipuleó’ toda su vida”. Fue “la primera discípula de su
Hijo y tenía consciencia de que todo lo que ella había traído al mundo era pura gratuidad de
Dios, consciencia de gratuidad”.

2. Son religiosos porque Dios los llamó

“Ustedes no pagaron entrada para entrar al seminario, para entrar a la vida religiosa. No se
lo merecieron. Si algún religioso, sacerdote o seminarista o monja que hay aquí cree que se
lo mereció que levante la mano. Todo gratuito. Y toda la vida de un religioso, de una
religiosa, de un sacerdote y de un seminarista que va por ese camino (…) de la gratuidad”.
Por eso, “antes de irse a dormir, una mirada a Jesús y decirle: ‘Todo me lo diste gratis’”.

3. Lean la Redemptoris Mater de San Juan Pablo II

“Sí, agárrenla, léanla. Es verdad, el Papa San Juan Pablo II tenía un estilo de pensamiento
circular, profesor, era un hombre de Dios, entonces hay que leerla varias veces para sacarle
todo el jugo que tiene”.

4. No olviden sus raíces

“Cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad; una enfermedad
que es media peligrosa o del todo peligrosa para lo que el Señor nos llamó gratuitamente a
seguirlo o a servirlo. No caigan en el ‘Alzheimer espiritual’, no pierdan la memoria, sobre
todo, la memoria ‘de donde me sacaron’”.

5. Recuerden el consejo de San Pablo a Timoteo

“’No te olvides de la fe que tenía tu abuela y tu madre’. Es decir: no te olvides de dónde te


sacaron, no te olvides de tus raíces.

6. La vocación religiosa no es una carrera

“No te sientas promovido. La gratuidad es una gracia que no puede convivir con ‘la
promoción’; y cuando un sacerdote, un seminarista, un religioso, una religiosa entra en
carrera, no digo mal, ‘carrera humana’ empieza a enfermarse de Alzheimer espiritual y
empieza a perder la memoria de donde me sacaron”.

7. Primero es el servicio

“Dios me eligió, me sacó ¿para qué?, para servir”; sin decir: “‘No, que tengo mi tiempo,
que tengo mis cosas, que tengo esto, que no, que ya cierro el despacho, que esto, que sí, que
tendría que bendecir la casa pero, no, estoy cansado, hoy pasan una telenovela linda por
televisión, entonces, (para las monjitas). “Servicio, servir, servir y no hacer otra cosa y
servir cuando estamos cansados”.

8. Por favor no cobren la gracia

“Por favor, por favor, no cobren la gracia. Por favor, que nuestra pastoral sea gratuita”.

En su discurso, Francisco también destacó la piedad del pueblo ecuatoriano y dijo que, tras
preguntárselo a Jesús varias veces en oración, vio que “la receta”, es la consagración del
país al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María.

El discurso completo se encuentra en https://www.aciprensa.com/noticias/texto-y-video-


discurso-que-el-papa-francisco-improviso-en-santuario-del-quinche-33862/

Вам также может понравиться