Вы находитесь на странице: 1из 6

CORRIDAS ¿ARTE O MALTRATO?

(Colombia)
Historia
La corridas de toros fue considerada como un entretenimiento, algo especial, algo esperado
en todas las fiestas celebradas por los de la jerarquía más alta y por lo religiosos, este era el
espectáculo más esperado que había.

Con ella se agasajaba a los presidentes y a los obispos, se celebraba la coronación de


los reyes y las noticias del nacimiento de los infantes y con ella se daba alegría al
festejo de los santos patrones. Los encargados de promoverlas y organizarlas eran los
cabildos de las villas y ciudades, quienes solicitaban los toros a los hacendados más
prestantes de cada localidad. Como no existían plazas especiales para las corridas, los
cabildos nombraban vecinos que costearan el tablado de la plaza mayor y la
construcción de los balcones (Rodríguez Jiménez).

Las corridas o toreo como comúnmente se conocen llegaron a nuestro territorio con la
conquista de la Nueva Granada. El registro muestra que desde el siglo XVI se han realizado
como minino seis corridas, claramente son las más emblemáticas como el ascenso de Alfonso
de Lugo en 1545, cuando tomo el mandato Pedro de Ursúa en 1547, la llegada de Miguel
Diez de Armendáriz en 1550, cuando el establecimiento de la Real Audiencia en 1551,
durante la posesión de Juan de Montano, y en 1564, cuando Andrés Diez Venero de Leyva
tomo posesión del gobierno de Santafé.

Las corridas, el apostar y el torear se consagraron como un pasatiempo en la época colonial,


y aunque al principio solo fueran para la distracción y entretenimiento de los españoles, más
tarde se transformaron en un espectáculo para el pueblo, aunque en la metrópoli se prohibían
las fiestas en las poblaciones americanas se realizaban las corridas en todas las fiestas.

Tendencia a la baja
Los informes y/o artículos son evidencia que en la actualidad los jóvenes no tienen tanta
afición a este tipo de “deporte” ya que en la modernidad, se tiene evidencia (videos, fotos)
del sufrimiento del toro.
Los niños son un poco sensibles a esta clase de deporte sangriento, aunque en muchas
familias es de tradición otras no lo aceptan debido a sus creencias o que no quieren ver sufrir
a los animales, además del peligro que se incurre a esta actividad. Ya no es como en la pasado,
en que el pueblo participa y que los niños adquieren el ser torero como su profesión.
Un ex torero, como lo es Antonio Campuzado opina, que “el futuro de la tauromaquia esta
en los niños y que deben ser ellos los que vean el espectáculo para decidir si les gusta o no”
(casas, 2016), esta opinión se debe a que en muchos lugares del mundo se aceptan la entrada
de niños a las plazoletas.
Economía de la tauromaquia
Las corridas de toros es un negocio ya que estas fiestas se celebran por temporadas en la que
esas fechas se generan cerca de 16.000 empleos (directos e indirectos) en las empresas y en
las ganaderías. Esta industria es de gran inversión ya que se necesitan 34 vacas de vientre y
un semental (lo cual no es nada económico), además la ley obliga a que estos animales deben
estar en condiciones sanitarias optimas y con una buena alimentación.
Cada empresario debe garantizar por corrida, a través de un apoderado, tres toreros,
nueve banderilleros, seis picadores, tres ayudas y un puntillero; se deben contratar
un transportador que moviliza a los animales desde la ganadería hasta la plaza, dos
caballos para el paseíllo, ocho más para las picas y dos para el arrastre final.
De acuerdo con Miguel Gutiérrez, propietario de la ganadería de los Herederos de
don Ernesto Gutiérrez, alrededor de toda esta actividad se benefician varios
mercados directamente; por un lado, el correspondiente a medios radiales, impresos
y televisivos y, por otro lado, el sector de imprentas que debe hacer lo propio en
relación con las boletas.
Así mismo, el empresario responde por el personal de taquilla, seguridad, logística,
el cuerpo médico y las distintas autoridades de la plaza. (Ramirez, 2012)
La economía generada de las corridas, es bastante positiva para las ciudades que la estén
presentando, ya que se mueve el sector hotelero, la gastronomía, el transporte, las artesanías
y de más.
En lo político
Si bien en lo largo de la historia se ha sabido que las corridas son algo que se celebraba en
ocasiones especiales como las fiestas patronales, como actos religiosos o a la presidencia. En
la actualidad hay quienes protegen a los animales del maltrato, por eso se implementaron
leyes para la protección del animal como:
La Ley 1638 de 2013. Con esta ley se prohíbe el uso de animales silvestres en circos
y se otorga un plazo de dos años para que estos adecúen sus presentaciones y cumplan
la prohibición.
Ley 1774 de 2016. Esta norma establece en su objeto que los animales son seres
sintientes (que experimentan dolor y sufrimiento) y, por ello, ciertas acciones de
maltrato animal se constituyen como delitos.
Con respecto a las normas anteriores como
Decreto 497 de 1973 y la Ley 84 de 1989, la ley 1774 endurece las sanciones hasta el
punto que sus infractores pueden terminar en la cárcel. Agrega la posibilidad de dañar
emocionalmente a los animales, aunque esta idea no la desarrolla.
Además, esta ley realiza un cambio al Código Civil colombiano, norma con 130 años
de vigencia, que consiste en reconocer a los animales como seres sintientes pero sin
quitarles su condición de muebles o cosas.
Es trascendental que los de alto mando, tengan en cuenta que los animales son seres vivos
(sin ser animalistas) ya que no son veganos, que piensen que ellos también sufren. Ya que
anteriormente se creía que estos animales solo servían como espectáculo.
Opinión artística
Con respecto a la revista semana podemos tener opiniones de diferentes artistas sobre la
tauromaquia:
Halim Badawi, crítico de arte de Revista Arcadia, que le quedaba claro que el
argumento de Antonio Caballero para defender la tauromaquia como arte era la
ignorancia y falta de sensibilidad de los anti taurinos.
El historiador y crítico de arte Ricardo Arcos-Palma “Los que insisten que el toreo es
arte citan -como no- los dibujos y grabados de Goya, de Picasso y algunas citas de
Lorca, Ortega y Gasset, Hemingway, entre otros, que si bien se sintieron atraídos por
las corridas de toros, también encarnan las contradicciones de su época. Nosotros aquí
en pleno siglo XXI, en Colombia, no podemos olvidar tampoco que este acto cultural
es herencia de la estructura social más decadente que ha dado la historia: la realeza
que insiste que los reyes son descendientes de Dios en la tierra. Y por lo tanto todo
les he dado”.
Jorge Iván Jaramillo, doctor en antropología, “la pesada herencia del eurocentrismo
y la negación de todo tipo de racionalidad. Se creen tan blancos, tan europeos, tan
modernos porque les gusta y saben mucho de la tauromaquia, y en el fondo es esa
pulsión violenta de los colombianos que se ve reflejada en esa plaza de toros”.
John Castles “se dice que hay arte en los toros por la tensión y la emoción que se vive
ante la posibilidad de la muerte, y hay una magnificación escénica, que lo conecta
remotamente con el arte. Pero arte no es necesariamente aquello que genera
emociones”
Beatriz González, historiadora, crítica de arte y una de las pintoras más reconocidas
del país, que el toreo es un arte, pero del pasado: “Yo creo que las corridas de toros
son un arte del pasado. Fueron tradición pero el mundo ha cambiado. Ahora hay otras
ideas y otros placeres”.
Para Nicolás Montero, director del Teatro Nacional, actor y antropólogo, el problema
hay un doble discurso en algunos antitaurinos (aunque confiesa que tampoco le gustan
los toros y no asiste a las corridas): “desde el punto de vista ecológico y de cuidado
con la naturaleza el impacto de corrida de toros es mínimo.
La poeta y escritora Piedad Bonett “el espectáculo taurino me produce sensaciones
encontradas. Sólo fui una vez en mi vida y no me interesa. Entiendo todo el peso de
la tradición que hay en él y creo que es un arte. Pero también me conduelo del toro y
su sufrimiento. Ante mi propia ambigüedad, me inclino por la tolerancia, convencida,
además, de que en unos años el toreo, tal y como existe hoy, ya no será posible”.
En conclusión con respecto a estas opiniones, concuerdan en una cosa, las corridas son cosa
del pasado, son una tradición española que deberíamos dejar de seguir por pura tradición, los
tiempos cambian y con ella las prefencias y el pensamiento tan conservador.
CONCLUSIÓN
¿consideramos las corridas como Arte o como maltrato?
“Mientras para unos, este tipo de actividades les sigue pareciendo cultura, tradición y
arte, a los defensores de la vida de los toros les parece un acto cruel” (Contagiradio,
2017).
En resumen, las corridas no las consideramos como un arte, independientemente de que si
somos animalistas, ya que ver a los animales sufrir para el entretenimiento de muchos es una
crueldad. La forma en que atraviesan, cortan y matan a los animales es algo muy repulsivo,
aun sabiendo que antes de ser expuestos como espectáculo, tuvieron que tener una
preparación, aun si los propietarios los alimentaran y cuidaran en óptimas condiciones,
sabiendo esto es más cruel que sean utilizados de forma brutal.
Bibliografía

Casas, H. H. (11 de Junio de 2016). Toros, ¿tradicion o maltrato? La Vanguardia.


Contagiradio. (5 de Febrero de 2017). Los patrocinadores de las corridas de toros en
Colombia. Obtenido de http://www.contagioradio.com/estos-son-los-patrocinadores-
de-las-corridas-de-toros-en-colombia-articulo-35784/
Ramirez, J. M. (Ed.). (13 de enero de 2012). Industria taurina, motor de empleo en colombia.
Portafolio.
Rodríguez Jiménez, P. (s.f.). Los toros en la Colonia: fiesta de integración de todas las clases
neogranadinas. Banco de la Republica. Recuperado el 1 de octubre de 2017

Вам также может понравиться