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PIE DIABÉTICO

El pie diabético se puede definir como el resultado de varias complicaciones de


la diabetes mellitus, por ejemplo, enfermedades vascular periférica, neurológica
u ortopédica, que afectan la circulación y la sensibilidad de los pies, pues estos
últimos quedan expuestos a sufrir lesiones ulcerosas. Además, pueden
agravarse con la presencia de infección, la lenta curación de las heridas y el
daño del sistema nervioso periférico (del cual depende la sensibilidad y la
función muscular), que hace insensible al pie, a la vez, que deforma y altera su
biomecánica.
Esto ocurre en los pies y las piernas en más de un 30% a 35% de los
diabéticos y se acompaña generalmente de alteraciones arteriales que afectan
no sólo el pie, sino la extremidad en su totalidad, al punto de llegar a
situaciones invalidantes. El grado de lesión es importante para poder
establecer el tratamiento adecuado. Warner clasifica las lesiones en seis
estadios:

Dadas las complicaciones de las cuales es resultado el pie diabético, su


manejo se vuelve complejo y requiere la intervención de especialistas de
diferentes áreas del conocimiento, un equipo multidisciplinario con
entrenamiento específico en pie diabético, que dé atención en forma
coordinada a las alteraciones neuropáticas, arteriales, ortopédicas e
infecciosas, e integre los aspectos psicosociales, nutricionales, educativos,
ocupacionales y de rehabilitación.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS DEL PIE DIABÉTICO


Los primeros signos que deben alertar sobre el inicio de un pie diabético son el
enrojecimiento de algunas zonas del pie, el aumento de su temperatura, zonas
callosas que no mejoran, y que finalmente se ulceran. Estas lesiones iniciales
pueden progresar hasta llegar a una ulcera profunda y alcanzar el hueso
provocando una osteomielitis, y finalmente en situaciones muy avanzadas una
gangrena del pie. Con un buen seguimiento y control son lesiones evitables.
El control estricto de la diabetes y del resto de factores de riesgo mencionados
con anterioridad disminuyen notablemente la incidencia de estas
complicaciones. Los pacientes diabéticos deben ser examinados con
periodicidad a este respecto por sus médicos de Atención Primaria, y deben ser
educados para una correcta higiene y cuidado de sus pies. En este sentido
algunos consejos son:

 No cortar excesivamente las uñas.

 No caminar descalzo.

 Comprobar la temperatura del agua antes de sumergir los pies.

 Utilizar cremas hidratantes.

Se debe realizar una inspección frecuente por parte del médico o enfermeras
de las zonas del pie, evaluar la sensibilidad (superficial y a la vibración, con
microfilamento y diapasón, respectivamente) para detectar los primeros signos
de neuropatía, realizar el índice tobillo/brazo para valorar la arteriopatía y
mantener una vigilancia estrecha de heridas aparentemente inofensivas.

Ante la aparición de callosidades o algunas deformidades, no se debe dudar en


remitir a la consulta de un podólogo o de un traumatólogo, según sea el tipo de
lesión.

Cuando se detecten lesiones de este tipo se indicarán antibióticos y una


eliminación cuidadosa de la piel infectada o necrótica mediante curas diarias en
su centro de salud, o curas más complejas que precisan de un cirujano
vascular.

DIAGNOSTICO MEDICO
Todos los pacientes con diabetes tipo 1 y 2 pueden presentar pie diabético.
Debido a esto se tiene que hacer una revisión periódica con el médico para
prevenir las ulceras causas por el pie diabético.
Propósito del diagnóstico del pie diabético

1. Incrementar el conocimiento del paciente con diabetes para así


poder prevenir las complicaciones que puede causar el pie diabético.

2. Que el paciente sea consciente que tiene que revisarse


periódicamente sus pies.

3. Prevenir que el paciente a largo plazo sufra de ulceras o de


amputaciones.

Recomendaciones para pacientes con diabetes tipo 1 y 2

1. Revisión anual de los pies, sin importar si se cuenta con


síntomas o no.

2. Educar al paciente diabético para que sepa cómo prevenir el pie


diabético.

3. Educar al paciente diabético con los diferentes tipos


de zapatos/calzado especiales para prevenir ulceras o otras
complicaciones.

Diabéticos con estos síntomas pueden ser considerador de alto riesgo de


pie diabético:

1. Examen de monofilamento no consistente

2. Deformidad del pie

3. Ulceras o amputaciones en otras partes del cuerpo.

4. Falta de pulso del sistema vascular del pie.

Examen de monofilamento

En este examen se utiliza un monofilamento de 10 gramos para medir la


sensación del paciente con pie diabético en las 4 zonas que corren mayor
riesgo de sufrir ulcera, tal como lo muestra la siguiente imagen:
Durante este examen se le pide al paciente que cierre los ojos y se presiona
perpendicularmente por un segundo empezando por el dedo “gordo del pie” y
luego se sigue en las otras 3 áreas que pueden ver en la imagen superior. El
monofilamento se debe presionar hasta que se doble. Este examen se debe
hacer en ambos pies.

Si el paciente no tiene sensación en estas áreas, es muy probable que se


genere una ulcera y por consiguiente padezca de pie diabético.

Deformaciones

Si el paciente tiene diabetes tipo 1 o 2 y tiene las siguientes deformaciones en


el pie, tiene un alto riesgo de sufrir de ulceras que posteriormente se convertira
en pie diabetico:

Deformaciones en los dedos del pie:

Juanetes Pie de charcot

Revisión del sistema vascular del pie.

Al paciente con diabetes tipo 1 o 2 se le hace una revisión del sistema vascular
del pie que consta de 2 áreas:
Revisión del pulso en el área dorsal del pie

Revisión del pulso en el área tibial del pie

Si por alguna razón el pulso en estas áreas no está presente, el paciente tiene
alto riesgo de sufrir de ulceras severas y de amputaciones.

TRATAMIENTO
Terapia causal

* óptima regulación del nivel de glucemia

Terapia ulcerosa local

* Lucha contra la infección (terapia sistémica con antibióticos)


* Absoluta eliminación de presiones en la úlcera hasta alcanzar
su curación (apoyos para caminar, silla de ruedas, reposo en
cama)
* Desbridamiento quirúrgico adecuado.
* Tratamiento húmedo de la herida para potenciar la limpieza y
desbridaje autolítico, favorecer la aparición de tejido de
granulación y la reepitelización.

Control posterior de recidivas:

-Evitar las recidivas con una correcta educación preventiva que


debe incluir las siguientes medidas mínimas: (ver
recomendaciones de prevención)
* Formar a los pacientes, reforzar su sentido de responsabilidad
propia.

* Inspección diaria de los pies para detectar modificaciones


(callosidades, infecciones fúngicas, de las uñas, etc.)

* En el cuidado de los pies no utilizar instrumental cortante,


bañar los pies sólo a temperatura corporal, no caminar con los
pies descalzos.

* Control periódico por el podólogo que recomendará zapatos


ortopédicos adecuados que tengan una adecuada distribución
de la presión.

PREVENCION

1. Inspección diaria del pie para detectar lesiones ampollosas,


hemorragias, maceraciones o escoriaciones interdigitales. Se utilizará un
espejo para la inspección de la planta y talón.

2. Antes de proceder a calzar el zapato, inspeccionar con la mano su


interior para detectar resaltes, costuras con rebordes o cuerpos extraños,
que deberán ser eliminados,

3. El calzado idóneo es aquel que cumple estos principios básicos:

- Absorción de la carga mediante plantillas elásticas.


- Ampliación de la carga por distribución de la presión en mayor área.
- Modificación de zonas de apoyo conflictivas.
Por tanto, el tipo de calzado debe ser siempre extraprofundo y ancho;
cuando no existe deformidad se asociará a plantillas blandas para distribuir la
presión y, si existe deformidad, a órtesis rígidas para disminuir y distribuir las
presiones anormales.

4. Las zapatillas de deporte que tengan estas características son las más
adecuadas para los paseos.

5. Cambiar los calcetines y los zapatos dos veces al día.

6. No caminar nunca sin calzado. Utilizar zapatillas amplias en lugares


como la playa o piscina.
7. No utilizar nunca bolsas de agua caliente o almohadillas eléctricas
para calentarlos.

8. No utilizar nunca la resección de uñas encarnadas o callosidades.


Acudir al podólogo,

9. No apurar el corte de las uñas, sino hacerlo de forma recta y limarlas


suavemente.

10. Lavar los pies con agua y jabón durante cinco minutos. Proceder a
un buen aclarado y un exhaustivo secado, sobre todo entre los dedos.

11. Antes de utilizar agua caliente en la higiene de los pies, medir la


temperatura con el codo.

12. Aplicar crema hidratante después del baño.

13. Notificar a su enfermera o médico la aparición de hinchazón,


enrojecimiento o ulceración aunque sea indolora.

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