Вы находитесь на странице: 1из 2

Estudio para Grupos

de Crecimiento
LA VIDA QUE DIOS NOS DA

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros,


que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;
escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.”
Deuteronomio 30:19

En la Palabra de Dios, se nos exhorta a escoger la vida. El término hebreo “vida”


traducido en Deuteronomio 30:19 es chay, y significa: (entre otras cosas) “fresco”,
“fuerte”, “animado”, “alegre”.

En Juan 10:10, Jesús dice que Él vino para que tengamos vida. Según el
diccionario Bíblico, el término “vida” del Nuevo Testamento Griego traducido en este
versículo es zoe, y (en parte) significa: “…vida tal y como Dios la tiene, la tiene el Padre
en Sí mismo, le dio al Hijo Encarnado para que tuviera en Sí… y el Hijo manifestó al
mundo…”

El diccionario bíblico dice luego así: “… y el hombre es partícipe de esta vida por
medio de la fe en el Señor Jesucristo…” La vida de la cual se hace referencia aquí no
trata simplemente de un lapso de tiempo. Es una vida con calidad de existencia, tal y
como la posee Dios.

Los seres humanos perdimos esa clase de vida que posee Dios por causa del
pecado, pero podemos recuperarla a través de Cristo Jesús. Ese es el regalo de Dios
para nosotros, a través de su Hijo Jesús.

La cantidad y la calidad
No podemos imaginarnos que Dios no lleve una vida agradable por completo.
Debemos cambiar nuestra perspectiva moderna de lo que constituye la vida de verdad,
empezando por tener un entendimiento acerca de la calidad de vida que Dios goza.

Nuestra sociedad ha caído en la trampa de creer que la cantidad tiene mayor peso
que la calidad, pero eso no es cierto.

Si tuviésemos más calidad y un poco menos de cantidad, experimentaríamos más


gozo en nuestra vida cotidiana. Sería mucho mejor vivir cuarenta años a plenitud,
disfrutando verdaderamente cada aspecto de la vida, que vivir cien años y nunca disfrutar
de nada, tristes y amargados. Gracias a Dios, en Él tenemos ambas cosas, una vida larga
y una vida de calidad.

Como creyentes, nosotros tenemos la calidad de vida que posee Dios a nuestra
disposición. La vida de Dios no está llena de temor, estrés, preocupaciones, ansiedad o
depresión. Él no es impaciente ni tiene prisa. Dios toma tiempo para disfrutar de su
creación, de la obra de sus manos. Notemos que en la creación, Dios se tomó tiempo
para disfrutar de cada fase de su creación, para ver que “era bueno”. Deberíamos trabajar
no tan sólo para lograr realizar cosas, sino para disfrutar de nuestros logros, y de paso,
disfrutar el viaje que nos tomó llegar a ellos.
¡Una determinación lo puede cambiar todo!

Nunca disfrutaremos la vida a no ser que tomemos una determinación para hacerlo.

El enemigo es un experto en robar, y nuestra alma es uno de sus blancos


preferidos. Nehemías 8:10 nos dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza. En Juan
10:10 se nos dice que “el ladrón” viene a matar, hurtar y destruir, pero que Jesús vino para
que tengamos vida y vida en abundancia.

Para vivir como Dios quiere que vivamos, lo primero que tenemos que hacer es,
creer de verdad, que es la voluntad de Dios el que experimentemos gozo continuo.
Entonces, debemos decidir entrar en ese gozo.

Jesús quiere que experimentemos gozo en nuestra alma. Es importante para


nuestra salud física, mental, emocional y espiritual. En Proverbios 17:22 dice que el
corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.

¡Es la voluntad de Dios que disfrutemos la vida!

Ahora es el momento de decidir entrar en la vida plena y abundante que Dios desea
para nosotros. El gozo y disfrutar la vida están disponibles, al igual que la miseria. La
rectitud y la paz están disponibles, al igual que la condenación y el caos. Hay bendición y
maldición disponibles; por eso Deuteronomio 30:19 nos dice que podemos escoger, y que
nos recomienda que escojamos la vida de Dios y la bendición que sólo Él puede dar.

Existen muchas bendiciones disponibles para los hijos de Dios, de las cuales nunca
son partícipes. La tierra prometida estuvo disponible siempre, y los israelitas erraron por el
desierto durante cuarenta años. Deuteronomio 1:2 señala que la distancia geográfica del
viaje de los israelitas era, en realidad de once días de duración, el pueblo viajó durante
mucho más tiempo.

El final lo conocemos, la Biblia nos relata en Hebreos 4:6 que no entraron por su
desobediencia. Caminaron a su manera, erraron por el desierto con murmuraciones,
quejas, desaliento, temor, impaciencia y llenos de autocompasión, y culpaban a Dios y a
Moisés por la situación. Tan sólo pensemos en cuán cerca estaban de la bendición y del
gozo que Dios les había prometido, pero la falta de una sólida determinación los alejó de
disfrutar la vida abundante que Dios les tenía preparada.

Si verdaderamente estamos hambrientos de disfrutar de la vida llenos de gozo,


abramos entonces nuestro corazón a Dios, y pidamos que sean abiertos nuestros ojos
espirituales para encontrar las cosas que están robando nuestro gozo, y que no nos
permiten disfrutar ni aun de las pequeñas cosas de la vida. Determinemos disfrutar de lo
cotidiano y de lo extraordinario. No perdamos más el tiempo, fuimos diseñados para gozar
de la vida, para disfrutarla, y nada ni nadie debería de impedirlo.

Un hombre tuvo un sueño....él se vio en el cielo y ahí se vio rodeado de muchos


regalos envueltos listos para ser entregados. Cuando el Señor se acerco a este hombre,
lo primero que él le pregunto fue: “Señor, ¿qué son todos estos regalos?”. A lo que el
Señor respondió: “Todos estos regalos, son las promesas que tengo preparadas para mi
pueblo, pero que no han venido por ellas”.

No permitamos que la vida pase, Dios tiene grandísimas promesas para nosotros,
es tiempo de tomarlas.

Вам также может понравиться