Вы находитесь на странице: 1из 2

El adverbio solo y los pronombres demostrativos, sin tilde

La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como
cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales,
funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no
deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras bisílabas llanas terminadas en
vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres
demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un
mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos
siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los
domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto
de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso,
y aquellos acompaña al sustantivo libros).
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito
fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o
inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera
de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad.
La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o
extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en
los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y
siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del
adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el
orden de palabras que fuerce una única interpretación.

SO DE LAS MAYÚSCULAS I
La Comisión Europea, Sin Rumbo y Sin Control.

No se trata de una broma. Florinda Armite lo ha leído en la página 3 del diario El Mundo del
pasado 16 de marzo. Las letras mayúsculas parecen inundar los titulares de los periódicos, los
eslóganes de los anuncios e, incluso, los títulos de los libros. Ponemos algunos ejemplos más:
 Pasión por la Pasta
 Banca Telefónica
 Subasta Pública de Inmuebles Comerciales, Industriales y Residenciales en Madrid y Toledo

En su Ortografía de la lengua española la Real Academia Española concreta el uso de las letras
mayúsculas para los siguientes casos:
 La primera palabra de un escrito y la que vaya después de un punto.
 Todo nombre propio.
 Los atributos divinos cuando estos hacen referencia por antonomasia a dioses, profetas u
otros seres del ámbito religioso (Criador, Redentor, el Gran Arquitecto, el Maligno, la Virgen
de Fátima...), los nombres y apodos con que se designa a determinadas personas (el Gran
Capitán, Alfonso X el Sabio).
 Los tratamientos si están en abreviatura (Sr., D., Sra., Dña.). Usted, señor o don, cuando
se escriben con todas sus letras, deben ir en minúscula.
 Los sustantivos y adjetivos que compongan el nombre de una institución (Instituto
Cervantes, Ministerio de Educación y Cultura, Real Academia Española).
 La primera palabra de cualquier obra de creación, además de aquellas cuya naturaleza exija
la mayúscula (libros, cómics, películas, esculturas, cuadros, piezas musicales, programas de
radio o televisión, ponencias, conferencias, etc.): La familia de Carlos V, Cien años de
soledad, Divina comedia, Todo sobre mi madre. Sin embargo, se escriben con mayúscula
todas las palabras de los nombres de publicaciones periódicas (El País, Nueva Revista de
Filología Hispánica) o de una colección (El Barco de Vapor, Biblioteca Románica Hispánica).
 En las leyes, decretos y documentos oficiales, suelen escribirse con mayúsculas todas las
palabras que expresen poder público (Rey, Príncipe, República, Regente...).
 Cuando no encabecen párrafo o escrito, o no formen parte de un título, se recomienda
escribir con minúscula inicial los nombres de los días de la semana, de los meses, de las
estaciones del año y de las notas musicales.
 Cuando se utilicen mayúsculas, se debe mantener la tilde ortográfica; este mantenimiento
es especialmente necesario en las portadas de los libros, nombres geográficos, listas de
nombres propios...
 La numeración romana se escribe con letras mayúsculas (Juan Carlos I, Juan Pablo I,
Fernando III...).
 Las letras ch y ll, cuando deben escribirse en mayúsculas, solo se escribirá en mayúscula la
primera parte de estas letras compuestas o dobles: Chinchilla (nunca *CHinchilla),
o Llerena (nunca *LLerena).
 Después de dos puntos, se ha de escribir en letra minúscula, excepto en los siguientes
casos: [1] cuando se citen a continuación palabras textuales, [2] cuando siguen a las
fórmulas de encabezamiento de cartas, decretos, resoluciones, sentencias, etc., [3] cuando
siguen a ciertas fórmulas de cortesía, como Señor director; Expone...
El Libro de estilo de El País comienza de este modo el apartado dedicado al uso de mayúsculas y
minúsculas:
Hay que evitar la proliferación o utilización innecesaria de las letras mayúsculas.

Consejo que no estaría mal que algunos repitieran mil veces antes de ponerse a
escribir, aunque tampoco ha de olvidarse que el uso de las letras mayúsculas puede
deberse a una consciente función expresiva: con la letra mayúscula se añaden al
sustantivo (o adjetivo) ciertas connotaciones afectivas, se resalta de su contexto. Este
uso pragmático de las letras mayúsculas es el que domina en algunos de los eslóganes
publicitarios con los que comenzábamos este uso horroroso del español. USO DE LAS
MAYÚSCULAS II. Policía local o Policía Local
Un internauta nos envía el siguiente horror disfrazado de pregunta:
En el diario El Correo que se edita en el País Vasco veo continuamente expresiones como
la Policía local, la Guardia urbana, la Policía autónoma, el Departamento de interior, etc.
Me gustaría saber si es correcta la utilización de la mayúscula solo en el sustantivo, y no en el
calificativo, o es más correcto usar la mayúscula, o la minúscula, en ambos.
Según la Ortografía de la lengua española de la Real Academia Española ( pág.482-483):
Se escriben con mayúscula inicial todas las palabras significativas que componen la
denominación completa de entidades, instituciones, organismos, departamentos o divisiones
administrativas, unidades militares, partidos políticos, organizaciones, asociaciones, compañías
teatrales, grupos musicales, etc.: Cámara de los Comunes, Ministerio de Sanidad y
Consumo, Biblioteca Nacional, Real Academia de Bellas Artes, Instituto Caro y
Cuervo, Universidad Nacional Autónoma de México, [...] Partido Conservador, Grupo
Parlamentario Socialista, Asociación de amistad Hispano-Árabe, La Barraca, [...].
También se escriben con mayúscula las denominaciones alternativas de carácter antonomástico
que poseen algunas de estas entidades: Cámara Alta [= Senado], Benemérita [= Guardia Civil
(Esp.) o Cruz Roja (C. Rica)].

Вам также может понравиться