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ALCANCES Y LIMITACIONES DE LA REFORMA A LAS LICENCIATURAS EN COLOMBIA

La última resolución con respecto a la reforma a las licenciaturas en Colombia empieza a generar
controversia en distintos escenarios educativos en el país. Dicha resolución, que apenas está en
construcción, tiene como objetivo presentar los parámetros del MEN que deben regir las políticas
de los programas de licenciatura del país para obtener el registro calificado. En el siguiente
documento se expondrán los artículos que se consideran problemáticos a la luz del desarrollo
integral de los programas de Licenciatura en el país, haciendo alusión específicamente al caso de la
Filosofía. En ese sentido, como estudiantes de Filosofía de la Universidad del Valle consideramos
que es de suma importancia construir desde ya un pronunciamiento ante los alcances y las
limitaciones de dicha reforma.1

El presente documento tendrá los siguientes puntos: i) se expondrá brevemente en qué consiste la
resolución que actualmente se está gestando en el MEN, ii) se presentarán los artículos que se
consideran problemáticos con respecto a la modificación de los aspectos temáticos y regulativos
de los programas académicos de licenciatura en Colombia, lo anterior estará acompañado de un
debido análisis y reflexión; y, finalmente, iii) se construirá una propuesta de integración gremial
entre los diversos programas de licenciatura en Filosofía en el país.

I) EXPOSICIÓN SOBRE LA RESOLUCIÓN.

Inicialmente, la resolución plantea algunas nociones preliminares que, desde nuestra lectura,
pueden caer en ambigüedades por su misma carencia de especificación. No existe una
discrepancia frente a la relevancia que posee la educación para el desarrollo íntegro del país, lo
que cabe preguntarse es qué se está entendiendo por educación y cuáles son las connotaciones
que se le atribuyen. Asimismo, es pertinente preguntarse sobre el papel que hoy en día juegan los
docentes en este proceso de construcción de un país que aspira, en el 2025, a ser uno de los más
“educados” en América Latina, (Cfr. Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018) y cómo exigirle a los
docentes el cumplimiento de unos parámetros que ellos no han establecido, ni siquiera elegido.

Por otra parte, la resolución se encuentra sustentada por medio de la ley 1188 del 2008 y el
decreto 1075 del 2015, los cuales determinan el registro calificado de los programas de educación
en el país y presentan quince condiciones que deben tener los programas académicos para
obtener el registro de calidad2.

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Es importante tener en cuenta que esta discusión surgió en el marco del paro estudiantil de los estudiantes
de la Universidad del Valle, el cual se determina por dos factores. El primero de ellos es por la falta de
democracia dentro de la Universidad frente a la designación del próximo rector. La segunda, debido a la
crisis que atraviesa el Hospital Universitario del Valle.
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Las quince condiciones son: 1. Denominación; 2. Justificación; 3. Contenidos curriculares; 4. Organización
de las actividades académicas; 5. Personal docente; 6. Investigación; 7. Relación con el sector externo; 8.
Medios educativos; 9. Infraestructura física; 10. Mecanismos de selección y evaluación; 11. Estructura física
y académica; 12. Autoevaluación; 13. Programa de egresados; 14. Bienestar Universitario; 15. Recursos
financieros.

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Siguiendo lo anterior, la resolución trae a su vez la reglamentación del artículo 226 del Plan
Nacional de Desarrollo 2014-20183, el cual establece que las licenciaturas actuales deben tener
como mínimo cuatro cohortes de egresados y estar en un proceso de acreditación de alta calidad
para ser consideradas como aptas en el proyecto de educación 2016 – 2020, sólo en esos casos se
considera una licenciatura válida para el nuevo proyecto de educación de alta calidad (Cfr. Plan
Nacional de desarrollo 2014-2018)

En esa medida, para obtener el registro de alta calidad los programas académicos de licenciatura
deben cumplir los criterios señalados en la resolución. Sin embargo, ésta sólo encuentra válidas y
reconocidas ciertas licenciaturas, lo que genera una marginación de otros saberes que, ante ello,
deben adherirse a una denominación general. En últimas, lo que se pretende es agrupar
licenciaturas en un género que las reúna a través de un núcleo común del conocimiento. Dicho de
otro modo, tal resolución busca establecer una reforma en los programas universitarios de
manera tal que aquellos programas que compartan un núcleo común de conocimiento puedan ser
unificados.

Ahora bien, la pretensión de unificar por áreas del conocimiento las denominaciones de los
programas académicos, tiene como trasfondo, no sólo la alineación con los requisitos para el
concurso docente, sino la reducción de los fondos para el desarrollo y ejecución de los diversos
saberes que no estén enfocados en términos de productividad. Aunque la denominación esté
pensada para posibilitar un mayor campo de acción a los futuros profesores, consideramos que
esta acción corresponde a recortar áreas especializadas de las universidades. Lo anterior se ilustra
en el artículo 5 de la resolución, el cual se presenta como resultado de unas dinámicas que van en
pro de la noción de “aprender haciendo”.

Es menester reconocer que el educador de un saber deberá poseer conocimientos no sólo


específicos propios del saber, sino también generales, a grandes rasgos como los propone la
resolución. Los cuales son: i) componentes de fundamentos generales, ii) componente de saberes
específicos y disciplinares, iii) componente de saber educativo, pedagógico y didáctico, iv)
componente de didáctica de las disciplinas (Cfr. Resolución, artículo 4). Dichos componentes le
permitirán enriquecer sus contenidos y transversalizar conocimientos de diferentes áreas. Así
como también deberá de aplicar ciertas técnicas pedagógicas y didácticas que le permitan una
eficacia práctica. No obstante, la ponderación que determina esta resolución, expresada en el
artículo 5, hace énfasis en que los programas se organizarán por créditos, y en esa medida,
deberán incluir 50 créditos en totalidad para la práctica pedagógica.

Por lo tanto, surgen varias preocupaciones. La primera corresponde a la ponderación con respecto
al contenido pedagógico que, según la resolución, debe ser de forma práctica, es decir, ¿dónde

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El Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 es una estructura sistemática la cual es la base de las políticas
gubernamentales de los presidentes de Colombia. Así mismo, encontramos una incongruencia. El artículo
citado en la resolución es el 222, pero éste no corresponde al contenido señalado. Consideramos que el
artículo 226 del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, es donde se expone el contenido señalado en dicha
Resolución.

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queda el contenido teórico pedagógico para la preparación de dicha práctica? ¿Quizá disminuirá el
contenido específico de la disciplina? No se niega la importancia vital que tiene la pedagogía en la
formación del docente. Sin embargo, este aumento de créditos de práctica pedagógica reduciría
necesariamente la formación de saber específico del programa. Para ilustrar lo anterior podemos
remitirnos a la estructura curricular del Programa Licenciatura en Filosofía de la Universidad del
Valle. Éste cuenta con 149 créditos, de los cuáles 99 créditos son de saber específico, es decir,
materias propias de Filosofía y 28 créditos corresponden al componente pedagógico. Aumentando
el número de créditos de Pedagogía a 78 créditos, habría un sacrificio mínimo de 16 créditos de
saber específico, eliminando también las electivas complementarias, que representan 6 créditos.
Si no se eliminan las electivas complementarias, el sacrificio sería de 22 créditos.

En síntesis, habría la posibilidad de encaminarse en dos alternativas bastante problemáticas. Una


es aumentar de 149 a 161 créditos la carrera de Filosofía, lo que daría como resultado la
prolongación de la carrera. Se considera perjudicial, porque se graduarían Licenciados en más de 5
años mientras existen otras instituciones que gradúan los mismos en menos tiempo4. La otra
alternativa sería reducir el componente teórico específico de la disciplina para dar cumplimiento a
los créditos destinados a la práctica pedagógica, y en ese sentido, al reducir dicho componente nos
preguntamos: ¿tendría el maestro los suficientes contenidos disciplinares para proporcionar
conocimientos mediante la práctica pedagógica?

II) ARTÍCULOS PROBLEMÁTICOS.

Pasaremos a ilustrar los artículos que consideramos problemáticos con respecto a la resolución. La
primera problemática se expone artículo 12 el cual determina: “la institución de educación
superior debe presentar información que permita verificar la existencia de una estructura
organizativa, sistemas de información y mecanismo de gestión que permitan ejecutar procesos de
planeación, administración, evaluación y seguimiento de los contenidos curriculares de las
experiencias investigativas y de los diferentes servicios y recursos. La infraestructura y sistemas de
información (…), debe garantizar, (…), conectividad que facilite el intercambio y reporte
electrónico de información con el Ministerio de Educación Nacional” (Cfr. Resolución, artículo 12).
Son preocupantes las implicaciones que tiene este artículo, en la medida que las Instituciones de
Educación Superior estarían supeditándose y cediendo autonomía frente al Ministerio de
Educación Nacional y los intereses particulares que éste representa. Si el ejecutivo por medio del
Ministerio de Educación es quien planea, evalúa, administra y realiza seguimiento de los
contenidos curriculares de los proyectos de investigación; muchas de las Licenciaturas se verán
reducidas a intereses de quien gobierna. 5

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También se debe tener en cuenta que la ampliación de la duración de un programa académicos requiere
de una financiación. La cual habría que preguntarse si el Estado pretende asumir.
5
Inicialmente la resolución plantea una libertad a las Universidades para la organización de su currículo y
sus regulaciones internas. No obstante, como estudiantes vemos que dicha autonomía aparentemente
legitima, se encuentra en detrimento al evidenciar todo este control político que el MEN quiere ejerce en los
programas académicos.

3
La segunda problemática se ve evidenciada en el Artículo 4 en su componente de saberes
educativos, pedagógicos y didácticos. Desde nuestra lectura, consideramos que dicho artículo
merece un matiz en términos de regulación institucional, es decir, ¿se le podría exigir a un docente
que aplique herramientas pedagógicas para la difusión de su saber, aun sabiendo que el ejercicio
docente se encuentra supeditado por políticas internas de la misma institución y que muchas
veces son un modo de ejercer coacción sobre dicho docente? Más aún, ¿es posible solicitarle a un
docente que realice un análisis de las características físicas, intelectuales y socioculturales de sus
estudiantes, teniendo en cuenta la heterogeneidad del escenario educativo y a su vez, la cantidad
de estudiantes que hoy en día se encuentran en las aulas escolares?

La tercera problemática se remite al artículo 18, denominado “vigencia y derogatoria”, el cual dice
lo siguiente: “En el término de seis meses contados a partir de la expedición de la presente
Resolución, las Licenciaturas […] deberán cambiar su denominación [(nombre)] a alguna de las
establecidas en el artículo 2 de esta Resolución, sin perder el Registro Calificado ni la Acreditación
de Alta Calidad obtenidos previamente al cambio de denominación” (Cfr. Resolución, Artículo 18).
El Decreto No. 1295 de 2010, en el artículo 42.6, parágrafo 1 responde: “Los estudiantes de las
cohortes iniciadas con anterioridad al cambio de denominación podrán optar por obtener el título
correspondiente a la nueva denominación o a la anterior, según lo soliciten a la institución”. De ahí
surge el siguiente interrogante: ¿qué problemas generaría escoger ser Licenciado en Filosofía (por
ejemplo) y no Licenciado en Humanidades?

Por un lado, es importante considerar otros casos que, de una u otra manera, mantienen una
estrecha relación con las consecuencias de esta reforma a las licenciaturas. Específicamente el
caso de la licenciatura en filosofía que ha desaparecido de las Pruebas Saber 11 ICFES para ser
reducida y fusionada en una asignatura denominada Lectura Crítica. Estamos seguros que la
funcionalidad de las prácticas docentes de nuestra disciplina se encontrará en amenaza o escases,
debido al servicio de los estándares evaluadores. Es decir, muchos de los colegios de secundaria a
nivel nacional han omitido la catedra de filosofía porque es un saber que no va a ser evaluado en
las pruebas. En ese sentido, si uno de los requisitos para la acreditación de alta calidad va a ser la
práctica pedagógica entre los programas y las entidades externas, entonces no va a haber la
suficiente cobertura que pueda suplir la demanda, ya que no existiría filosofía como una
asignatura sino lectura crítica, la cual no sólo la podría dar un Licenciado en Filosofía, sino también
un Licenciado en literatura.

Por otro lado, la resolución nos dice que se hace necesario crear un vínculo entre el programa de
licenciatura de las diferentes denominaciones y el sector externo que le permitirán a los
programas o áreas, desarrollar sus prácticas pedagógicas y educativas. Sin embargo, puesto que el
número de estudiantes de los 19 programas crecerá en volumen esto traerá por un lado,
implicaciones laborales, pues el número de plazas se verá cada vez más restringido. De modo que,
por ejemplo, ya no tendríamos un Licenciado para música, otro para artes escénicas, otro para
artes visuales, otro para artes plásticas, sino uno sólo para licenciatura en artes que desplazará las
demás vacantes y traerá consigo un desempleo masivo. Y por el otro, una limitación en los cupos

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de matrícula pues estos deberán estar supeditados a la capacidad autorizada de los escenarios
externos para la práctica pedagógica. (Cfr. Resolución, artículo 5)

La problemática más grande es, desde nuestra lectura, la disminución del campo laboral. En la
estructura curricular de la educación media existen materias como Dibujo y Música. Con la
reforma curricular no sólo cambiaría el pensum de la universidad sino que se generaría una
reforma al interior de la educación media. Ahora, a modo de ejemplo, no habría dos carreras
(música y dibujo) sino una (Licenciatura en Arte). En la educación media se unificaría Música y
Artes visuales, y se generaría una materia denominada Arte. Así, un estudiante de Música y otro
de Artes Visuales, se verían obligados a entrar al mismo programa universitario y competir en la
educación media por un puesto, aumentando la competencia laboral.

Como estudiantes creemos que: i) la ponderación curricular no va a responder a que el maestro


pueda dominar ya no su única área, sino el conjunto de áreas incluidas en la nueva denominación.
Es decir, que una formación donde se le dé énfasis a la pedagogía y la didáctica va llevar consigo
una mediocridad teórica, especialmente cuando se le da cobertura al área; y ii) respecto a la nueva
denominación que se le propone dar a los programas, es para nosotros, una estrategia política
para desaparecer las carreras especializadas que le permitirán ahorrar presupuesto al país, así
como direccionar las necesidades de profesionales que el país requiere. Entonces, los programas
en licenciatura se proyectan con el objetivo de formar futuros formadores que como funcionarios
públicos estén supeditados a las necesidades que requiera el Estado para con la sociedad.

Como estudiantes de Licenciaturas entendemos que el fortalecimiento del componente


pedagógico es necesario para enriquecer y acrecentar las habilidades y destrezas de los
estudiantes, pero ello no puede ir en detrimento de la calidad y la cantidad de créditos que
corresponden al componente teórico. En este sentido, creemos que las reformas o modificaciones
respecto de las denominaciones válidas para las licenciaturas, la cantidad de créditos para los
componentes didáctico-pedagógicos y los componentes específicos de cada disciplina deben ser
modificadas, revalidadas o renovadas, principalmente por las Universidades y sus facultades. Ello
garantiza y afirma la autonomía universitaria, pero también, y más importante, compromete y
posibilita la participación de cada uno de los integrantes de las Instituciones de Educación
Superior: estudiantes, profesores y funcionarios académicos y administrativos, a una construcción
y mejoramiento de la educación en el país.

III) PROPUESTA GREMIAL. (CHACHACHAAANNN)

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