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UNIVERSIDAD DE ORIENTE

Facultad de Construcciones

ORDEN URBANO Y PATRIMONIO


La República Brasileña y las Transformaciones Espaciales Paulistas del Siglo 19

María Ángela Bortolucchi∗


Valeria Eugenia García ∗∗
RESUMEN
Las áreas centrales de muchas ciudades del interior paulista surgieron parecidas a las
estructuras urbanas medievales. Afinidad fundada en su coyuntura social que establece
una relación de dependencia entre la población y el edificio de la iglesia. Como afirma
Baschet, no se trata de un proceso de transposición, pero sí de adaptación, que se da
en un desarrollo temporal diferente del europeo, al mismo tiempo en que se adapta a
las peculiaridades locales. El espacio no es un recipiente inerte, exterioriza las
representaciones que le dan sentido y consistencia, de la misma forma que materializa
la organización del espacio social. En este sentido, “lugar”, recipiente de cosas, sirve
mejor que “espacio”, entendido de forma contemporánea como continuo y homogéneo,
independiente de los objetos allí distribuidos. Por esta óptica, la dimensión espacial no
preexiste las realidades que ella contiene, no puede ser percibida independiente de
ellas [1]. Este trabajo observa, en un recorte local preciso, los cambios de las
características sociales que estructuran el medio urbano, frente a la instalación del
régimen capitalista, la proclamación de la República (1889) y las implicaciones
espaciales de la secularización de la sociedad paulista. Esa convergencia secular
transforma lugares, heterogéneos por naturaleza, en espacios cívicos, homogéneos en
su constitución, sin embargo separados por relaciones sociales desiguales. Al abordar,
esos marcos centrales del medio urbano, iglesia, plaza y el propio padrón reticulado de
su malla es necesario balizar las fuerzas y las estructuras del poder que allí actuaron,
determinadas a inscribir su autoridad a través de una hegemonía espacial. En el caso
en cuestión, el Estado republicano y la Iglesia Católica.

Palabras clave: Orden urbano, patrimonio, sociedad paulista


mariacsb@sc.usp.br
∗∗
valgarcia2003@ig.com.br
ORDEN URBANO Y PATRIMONIO
La República Brasileña y las Transformaciones Espaciales Paulistas del Siglo 19

Las áreas centrales de muchas ciudades del interior paulista surgieron parecidas a las
estructuras urbanas medievales. Afinidad fundada en su conjuntura social que
establece una relación de dependencia entre la población y el edificio de la iglesia.
Como afirma Baschet, no se trata de un proceso de transposición, pero sí de
adaptación, que se da en un desarrollo temporal diferente del europeo, al mismo tiempo
en que se adapta a las peculiaridades locales. El espacio no es un recipiente inerte,
exterioriza las representaciones que le dan sentido y consistencia, de la misma forma
que materializa la organización del espacio social. En este sentido, “lugar”, recipiente de
cosas, sirve mejor que “espacio”, entendido de forma contemporánea como continuo y
homogéneo, independiente de los objetos allí distribuidos. Por esta óptica, la dimensión
espacial no preexiste las realidades que ella contiene, no puede ser percibida
independiente de ellas [1]. Este trabajo observa, en un recorte local preciso, los
cambios de las características sociales que estructuran el medio urbano, frente a la
instalación del régimen capitalista, la proclamación de la República (1889) y las
implicaciones espaciales de la secularización de la sociedad paulista. Esa convergencia
secular transforma lugares, heterogéneos por naturaleza, en espacios cívicos,
homogéneos en su constitución, sin embargo separados por relaciones sociales
desiguales. Al abordar, esos marcos centrales del medio urbano, iglesia, plaza y el
propio padrón reticulado de su malla es necesario balizar las fuerzas y las estructuras
del poder que allí actuaron, determinadas a inscribir su autoridad a través de una
hegemonía espacial. En el caso en cuestión, el Estado republicano y la Iglesia Católica.
Ampliando algunas situaciones llaves del contexto local, el estudio indica la importancia
de un análisis particular del origen y las transformaciones de los conjuntos urbanos
iberoamericanos. Reflexión esta capaz de abarcar con profundidad sus lazos con la
estructura matriz del colonizador, sin embargo, sutil lo suficiente para captar sus
peculiaridades legando a los usuarios y ciudadanos medios para la comprensión de su
lugar en el espacio físico y social que le ha sido otorgado.

¿Largo de la Matriz o Plaza de la República?


“Ah, Exmo Revmo Senhor Arcebispo, quamquam animus meminisse horret veritatem
dicere non erubesco. Inimicus homo hoc fecit!!” [2]
En este tono de desahogo es que el religioso Nuncio Grecco, administrador de la
parroquia de Nossa Senhora do Carmo de Jaboticabal, se dirige a su superior, el
Arzobispo de São Carlos, en una carta con fecha 31 de diciembre de 1907.
O patrimonio da matriz de Jaboticabal é um dos mais ricos da Diocese e no
entanto tem sido espoliado pela nefasta intervenção do espírito satanico.
[...] Ninguém poderá duvidar q tratando-se de um edificio importante pelo seu
Destino publico = uma matriz a prouver sempre o centro da cidade. Firme em
tal propósito escolhi o lugar do cemiterio velho, fechado por ordem da Camara
Municipal e às expensas da fábrica. Esta minha resolução melindrou o
fanatismo masonico, cujo veneravel, um ateu professo, mercenario ruísse à
saldo da difamação e da calumnia procurou todos os meios para dificultar o
início das obras. Valendo-se da nefasta influencia para com todos os
vereadores masons fez profanar o cemiterio sem a prévia licença para a
remoção dos restos mortais negando q o terreno do cemiterio pertencesse à
Fábrica.
[...] E para q V Exa Revma possa ficar inteirada do modo que os tais
procuraram difficultar a obra de Deus direi por diversos annos e com o unico
fim de arranjar meios para a matriz nova. Deixei de restaurar a velha Egreja o
q motivou severas censuras pelos taes em artigos da imprensa, sempre com o
fim de diminuir os recursos para a nova matriz. Quando porem, com a
necessaria licença do Vigário Geral procurei restaurar a Egreja atual, a
Camara deliberou mandar embargar as obras de restauração sob o futil motivo
de = estar torta a Egreja. Creio pois, V Exa Revma Sr Arcebispo, ter razão de
dizer Inimicus homo hoc fecit !!! [3]
El texto inflamado revela en su faceta local los desdoblamientos de la proclamación de
la República en Brasil y los siguientes actos de instauración de un gobierno
secularizado. Se Holanda [4] señala a la Abolición, 1888, como un evento necesario a
un nuevo sistema que disloca la gravedad de los dominios rurales para los centros
urbanos, será ese vivir ciudadano que demandará una definición de las relaciones de
los individuos con la esfera pública, inherente a las urbes. Tarea difícil en una sociedad
de límites espaciales nebulosos, desprovista, con excepción de los grandes centros del
litoral, de una clase burguesa capaz de mantener relaciones horizontales de
dependencia, que demandarían la creación de lugares apropiados para el ejercicio de
sus interacciones sociales [5]. Corresponderá al Estado republicano, en su actuación
local, la creación, o mejor dicho, la adaptación de los espacios centrales de las
ciudades brasileñas. Esa transformación de los grandes y pequeños centros urbanos
es, por otro lado, alimentada por el designio de recriarla imaginación popular, dentro de
los valores del régimen instaurado en noviembre de 1889. Esa imaginación está
constituida por ideologías y utopías y expresada por símbolos, alegorías rituales y
mitos. La manipulación de estos es fundamental en los momentos de redefinición de
identidades colectivas [6].
La República no fue monolítica en su fundamentación ideológica, sin embargo, la
prevalencia del proyecto positivista sobre el modelo americano y la versión jacobina
proporcionó un amplio espectro de símbolos patrios adaptados a la imaginación
comtista [7]. Abstractos universales como los de humanidad, nación, bien, verdad y
justicia operaban como los padrones básicos de referencia. Las palabras “civilización” y
“modernidad” entraron definitivamente en el cotidiano a través de la propaganda
sistemática promovida por el gobierno. Se trataba de “modernizar” a los pueblos
“atrasados”. Civilización, en ese sentido, era sinónimo de modo de vida de los europeos
de la “Belle Époque” [8]. El propio lema “Orden y Progreso” era pasible de una
proyección articulada en el escenario urbano. Por eso, la apropiación del centro de la
ciudad, la acción de la policía higienista y la rectificación de los trazados se hacían
necesarias.
En enero de 1890, menos de dos meses después de la ascensión al poder, la
publicación del decreto de separación entre Estado y Iglesia dejaría clara la vocación
laica del nuevo gobierno. El artículo 2 y 3 proclaman el derecho de culto y la libertad
religiosa, mientras que el artículo 4 extingue el patronato con todas las instituciones,
recursos y prerrogativas [9]. Si el artículo 5 garantía la manutención del dominio de los
bienes eclesiásticos, ese asunto se mantenía como grave motivo de preocupación para
la diócesis. La inspiración republicana en utopías filiadas a la Revolución Francesa
colocaba en riesgo las propiedades de la Iglesia. D. Antonio de Macedo Costa expresa
esa aprehensión ya en 1888, alertando para la posibilidad de disolución del patrimonio
religioso que podría ser “violentamente desviado de su institución y absorbido por la
voracidad del fisco, o antes, por la especulación privada, que ya tiene puestos los ojos
en él, llenos de codicia” [10]. Su posición de conciliación con el Gobierno Provisorio,
ratificará en la Constitución de 1891 el mantenimiento de la pose de los bienes
eclesiásticos. Lo que estaba en juego era mucho mayor que la pose de un enorme
patrimonio territorial, se trataba del propio mantenimiento de la Iglesia Católica en
Brasil. El abismo económico entre la clase propietaria de las tierras y la mano de obra
servil revela que no sería posible el mantenimiento de la estructura eclesiástica
solamente por el recibimiento del impuesto. Los pagos anuales y la pensión, impuesto
de 2,5%, cobrado sobre las transacciones inmobiliarias de las propiedades excepto por
la Fábrica [11] eran entonces fuentes de rentas importantes para el propio
mantenimiento de la institución religiosa. Hecho que en el ámbito local significaba entre
otras cosas, la provisión de medios para el ejercicio religioso y la recaudación de los
fondos necesarios para la construcción y conservación de los edificios religiosos.
Antes porem de todas essas miserias q revelaram uma verdadeira
degenerescencia moral. Elle, o veneravel da masonaria de maos dadas com o
presidente da associação anti-clerical em uma reunião realizada,
propositalmente anularam a tarde multa dos anti-clericais de não pagar os
foros de não pagar laudemio, pois tudo era uma verdadeira espoliação. Infeliz
o povo local, seduzido pelo sórdido interesse recusar pagar os foros em
enorme prejuízo da Fabrica[12].
El principal adversario del religioso Grecco en ese conflicto fue el jefe político de la
ciudad Coronel José Manoel Vaz de Sampaio, conocido como Coronel Juca Vaz, que
ejerció su dominio local por más de veinte años [13]. Republicano y masón, su firma
consta en el Acta de Instalación de la Cámara bajo el Gobierno Provisorio el 7 de enero
de 1890, Vaz de Sampaio corresponde al típico perfil de la actuación coronelista,
representante de la oligarquía agrícola-mercantil, controlaba el poder público y
orientaba sus decisiones en el sentido de separar a las demás clases del poder y
mantener sus privilegios. En la región paulista, donde se realizaba el cultivo del café, el
ejercicio del mando político por la figura de un coronel era necesario y fundamental para
el régimen republicano [14]. En ese caso particular, el coronel tenía en Adolpho Vaz de
Sampaio, sobrino y hijo adoptivo, su principal aliado político. Adolpho, propietario del
diario republicano local ocupó la intendencia en los mandatos de 1901-1905 y 1905-
1908, siendo que entre 1908-1910, este poder fue ejercido por el propio Coronel
Manoel Vaz de Sampaio [15]. Entre los legisladores en ejercicio, Manoel da Silva Gírio
fue el único masón reconocido [16] lo que evidentemente no excluye la influencia de la
masonería en la administración local. Nótese también, además de los temas ya
tratados, la firma con tres puntos del subdelegado José Rodrigues de Carvalho en el
documento arriba mencionado juntamente con la de Vaz de Sampaio (Imagen 1).
La faceta anticlerical de los sectores republicanos y la amplia actuación pública de
algunos miembros de la masonería contextualizan las críticas inflamadas del religioso
Grecco que durante el desenvolvimiento de la política de instauración del Gobierno
Provisorio, ve impedido su derecho sobre las plazas de la ciudad, propiedades de la
Fábrica bajo su administración. Se no fuese suficiente, los documentos investigativos
en el Archivo da Mitra Diocesana de Jaboticabal demuestran los contratiempos en el
recibimiento de los aforamientos y las artimañas jurídicas de la población para huir del
impuesto sobre las transacciones inmobiliarias, agregando la dificultad de la propia
Iglesia en controlar la actividad de los administradores parroquiales en ejercicio. De
hecho, sí la jerarquía Católica consiguió preservar sus bienes durante el proceso de
secularización, eso no tornó menos ardua la actuación de los párrocos en la disputa
que concluyó sobre las plazas de innumeras ciudades paulistas. La propia
nomenclatura de eses espacios ratifica la contienda. El antiguo patio, espacio orgánico
en torno al edificio da la iglesia, se transformó, en el vocabulario de la Cámara, en
Jardín Público. También, como ejemplo, en gran parte de estas ciudades, después de
las primeras obras, el lugar fue designado como “Praça da República”, o por nombres
relacionados al evento, como “XV de Novembro”, en Ribeirão Preto, y “Barão do Rio
Branco”, en Bebedouro, sólo para citar algunos ejemplos. Con el transcurrir del tiempo
hubo cambios en los nombres de esas plazas, en el lenguaje coloquial hasta nuestros
días, es apenas la Plaza de la Matriz o de la Catedral. En el caso de la ciudad de
Jaboticabal se trata de dos lugares en disputa: la plaza de la República que albergaba a
la antigua Matriz y el terreno del cementerio de la calle Redenção, pocas cuadras arriba
que por la amplitud del lote y por la situación geográfica más elevada, era para el
religioso Nuncio Grecco, lugar ideal para la reconstrucción de la iglesia, que ya se
pensaba como futura catedral. Coincidentemente o no, este local albergaba en una de
sus esquinas el edificio de la Loja Masónica Fe y Esperanza, instalada oficialmente en
la ciudad en 1889 e de la cual Coronel Juca Vaz fue miembro fundador (Imagen 2).
La expansión del cultivo del café es importante en este contexto, en la medida que
inserta al Estado de São Paulo en la coyuntura económica nacional e introduce en su
territorio el modo de producción capitalista. En esta región eso significa una política
expansionista y agro exportadora que deja marcas indelebles en la ocupación del suelo,
sea en la estructuración de sus propiedades rurales, sea en la formación de sus
asentamientos urbanos. El período de 1834-1929 delimita el avance sobre las tierras
paulistas, en un proceso saltando en etapas relacionadas a la forma de cultivo y a la
necesidad continua de un suelo fértil [17]. Monbeig presenta este movimiento como
“franja pionera”, expresión usada para describir o progreso territorial en otros puntos del
globo, pero que conviene a esta región instable e incierta. Es una frontera que avanza
irregularmente y en direcciones confusas. Esta mancha de ocupación territorial se
extendió por el territorio paulista desde la frontera con Rio de Janeiro, alcanzó núcleos
urbanos ya sedimentados en el Vale do Paraíba y a partir da segunda mitad del siglo
19, se expandió por el interior del Estado. En el período de 1870-1880 el movimiento se
intensificó, alcanzando las mesetas occidentales. Fue todavía más lejos cuando se
asentaron los grandes centros productores responsables por la superproducción de
1900-1905. Los macizos de Ribeirão Preto y Araraquara, en este período poseían un
total de 110 millones e 100 millones de plantas de café, respectivamente. Reunía el
último, en la margen izquierda del Rio Mogi, las ciudades de São Carlos do Pinhal,
Descalvado, Araraquara, Pitangueiras, Bebedouro y Jaboticabal [18]. En lo que se
refiere a la implantación de estos núcleos en el paisaje, prevalece una situación de
medio apoyo, ya que los suelos elevados de las partes más altas eran preferenciales
para el cultivo del café. Las vertientes de los poblados eran generalmente lineares,
ligadas a los caminos o a cursos de agua próximos. En seguida la ocupación se
realizaba en forma concéntrica a partir del patio de la Matriz, manteniendo siempre el
padrón reticulado, en una clara intención de regularidad. Las propiedades concedidas
eran distribuidas bajo la supervisión del “fabriqueiro”, administrador de los bienes
locales de la Iglesia, y que disponía de autoridad para concesión de terrenos. Será la
República la depositaria de la coyuntura que transformará el suelo urbano en
mercadería. “Es en ese momento que se aproximará de manera precisa de sus
congéneres en las diversas partes del mundo capitalista y, ahora, no solamente en
cuanto a la forma, sino también cuanto a la libre comercialización de los suelos” [19]. En
1889, estos asentamientos parecían a o contemporáneo Sitte, construcciones urbanas
sin programa distantes de una composición artística deseable, pasibles de se usadas
en América, en Australia y en otras regiones culturales vírgenes. Países sin pasado y
sin historia, “lugares para donde los hombres se dirigen solamente debido al deseo de
expansión, viviendo apenas para ganar dinero, e ganando dinero apenas para vivir...”
[20].
El desenvolvimiento urbano de Jaboticabal ocurre a partir de una donación, escriturada
el 19 de octubre de 1844, hecha en beneficio del Patrimonio de Nossa Senhora do
Carmo por el portugués João Pinto Ferreira y su esposa Maria Perpétua de Magalhães.
Consta que fueron más de 400 alqueres, sin embargo, otro documento menciona 315
alqueres, sin contar calles y carreteras. Tanto en un caso, como en el otro es una
cantidad considerable de tierras. La demarcación del territorio fue hecha en 1828 [21]:
Principiando no córrego da povoação de Jaboticabal, pela estrada que vai para
Pontal por este cima até o alto e por acima até a cabeceira do mesmo córrego
rodeando e descendo pelo espigão até frontear com o Cemitério e por este a
rumo até o marco e do marco a rumo direito ao córrego e por este abaixo até a
estrada aonde principiou [22].
La trascripción de la escritura proporciona por lo menos el tamaño del territorio donado
añadiendo la lentitud y la poca exactitud de los límites de tierras que perduró en el
período colonial hasta el siglo 19, generando numerosos conflictos de posesión. En
línea general, os límites entre las parcelas públicas, comunes y concedidas, eran
apuntados por las características del releve y la posibilidad del acceso de agua [23].
A pesar de la óptica singular que la utilización de los documentos primarios ofrece, se
trata de un padrón de ocupación del suelo. Padrón que se definió, más por la
organización y configuración de la ocupación territorial, que por decretos específicos
que abarcasen la estructuración de los sitios urbanos en Brasil. La creación de un
patrimonio religioso definía el terreen el de la capella primitiva y su patio, permitiendo
que la concesión de las tierras a su alrededor crease condiciones para la cohabitación y
el pequeño comercio. La estructuración de estos relacionamientos sociales era
invariablemente constituida en la naturaleza agraria de su origen [24]. El patrimonio,
una abertura en el sistema de terrenos incultos, a partir de 1850 con la promulgación de
la “Lei de Terras”, que morosamente impuso restricción a la pose indiscriminada del
suelo, se tornó, para la población de pequeños propietarios una de las pocas, si en el la
única forma de acceso a la propiedad [25]. En São Paulo, entre 1850 y 1889, la mayoría
de los municipios tienen base en la donación patrimonial, lo atestiguan los propios en
nombres de estas ciudades siempre precedidos por la calificación sagrada de su
patrono el o patrona [26]. Siguiendo esta lógica es fácil entender la prioridad de la
iglesia en el paisaje de las ciudades paulistas en este período, reforzada por la
conexión medieval fundada en los lazos entre el hombre, la tierra y las estructuras del
señorío [27]. Sin dejar de lado las observaciones de Marx que apuntan a las
Constituciones del Arzobispado de la Bahia, como directriz urbanizadora, por encima de
una voluntad plástica:
Conforme direito Canônico, as Igrejas se devem fundar, edificar em lugares
decentes, e acommodados, pelo que mandamos, que havendo-se de edificar
de novo alguma Igreja parochial em nosso Arcebispado, se edifique em sitio
alto, e lugar decente, livre de humidade, e desviado o quanto possível, de
lugares immundos, e sordidos ... [28]
Será este ambiente fundado en una lógica tridentina que la República encontrará. En
Jaboticabal coinciden las dos primeras décadas de estructuración del nuevo gobierno el
con la introducción de una economía capitalista con base agro-exportadora,
representada por el monocultivo del café. La instalación de la franja pionera en la región
del macizo de Araraquara ocurre con la llegada del siglo 20. La región que produjo
140.000 arrobas en 1886, fornece en 1906, 1.960.005 arrobas. El municipio de
Jaboticabal, cujas fronteras territoriales se extendían hasta los ríos Grande y Paraná,
registró 40.000 arrobas en el primer censo y 2.464.788 en el segundo, de los cuales la
ciudad de Jaboticabal respondió por 1.011.850 arrobas, sendo el restante proveniente
de 5 municipios recién creados. El “océano de café” se mezclaba con el paisaje natural,
siempre marcado por los incendios que abrían nuevos caminos a los hacendados
creando un escenario difuso, precipitadamente interpretado por el viajante francés, De
Racourt, como “la última baliza del mundo civilizado” [29].
Semejante transformación, en las técnicas y en el modo de producción económico, es
en si suficiente, para los profundos cambio espaciales, ya á que alteraron “las
relaciones del hombre con o medio, do medio con o hombre, del hombre con las cosas,
también como las relaciones de las clases sociales entre si” [30]. Los diversos ejemplos
de remodelación del espacio urbano el europeo dan cuenta de esto, sin embargo, la
República agrega al contexto un ingrediente adicional, el uso positivista de símbolos
para la afirmación de régimen político. La historia urbana brasileña presenta ejemplos
da tenencia reguladora y rectificadora de los trazados, face de instalación de una nueva
autoridad. Marins trata sobre el “brazo pombalino” en Salvador durante el ejercicio del
Marqués de Lavradio, durante el siglo 18. Y sobre a instalación en Rio de Janeiro da
Intendencia General de Policia, seguida al desembarque de la Corte Portuguesa en
1808 [31]. Las primeras administraciones republicanas tuvieron como objetivo
fundamental la modernización de las principales ciudades brasileñas, sobre todo la
capital, Rio de Janeiro. Se Consideraba estratégico una vinculación del régimen
republicano con la idea de progreso, creando una dialéctica de contraposición con el
régimen anterior [32]. Sin embargo, al final del siglo 19, el nuevo régimen encontrará el
poder de las elites locales pulverizado por el interior, residencia de una parte de la
oligarquía dedicada al cultivo del café. Los representantes de esta República que
priorizan a las urbes eligen como locus del ejercicio simbólico de su autoridad a los
espacios públicos centrales de estas localidades. En el interior paulista, a plaza de la
matriz es en este momento el lugar que reúne las características simbólicas deseadas
por la imaginación republicana. Es en este momento, que ocurre el embate con el poder
tradicional da Iglesia, formalmente instituido en plaza pública.
El discurso progresista acompaña al movimiento pionero del café, se instalándose en
las publicaciones de los periódicos del interior, que aunque divergían, eran siempre
republicanos. El tema de la orden para o progreso como un fin, se concretiza
formalmente en la elaboración de Posturas Municipales, de base higienista, a ejemplo
del Código paulistano de 1886. Hasta entonces las Cámaras procuraban no
negligenciar en los aspectos estéticos de las ciudades, fiscalizaban el alineamiento
continuo de las edificaciones, mantenían el encargado en los puestos para garantizar
calles rectas y regulares [33]. El primer Código de Posturas del municipio de
Jaboticabal, elaborado en 1868, no huye a la regla y determina en su primer capítulo:
Artigo 1: Ninguem poderá edificar obra algua em terreno dentro desta villa e
mesmo nas povoaçoens de seu municipio, sem proceder alinhamento pelo
arruador da Camara que recebera mil reis por cada frente que alinhar e quando
o edificio tiver so uma frente, recebera pelo seu alinhamento dois mil reis. O
infrator pagará 10#000 de multa alem dos emolumentos que devera pagar e
ficara sujeito a demolição e consertos necessarios pela irregularidade no que
ficar sujeito o edifício ou feicho.
Artigo 2: Ninguém podera assentar baldrame de sua casa ou alheia para baixo
do nivelamento da superfície do terreno. O infrator será multado em 10$ sujeito
a demolição a sua custa.
Artigo 3: O artigo 2 não comprehende o irregular concerto ou nivelamento uma
vez que subsistao as casa antigas (ilegível) alinhadas,
Artigo 4: O arruador sera responsavel pelo resultado do mau alinhamento bem
como pela multa de 10$ se não se apresentar em 24 horas depois de
chamado. [34]
El primer código republicano elaborado en 1893 se presenta con un texto preciso y
franca intención regularizadora, que gana una versión más elaborada en 1902.
Dos alinhamentos das Ruas e edificações
Artigo 1º Todas as ruas e travessas que se abrirem nesta villa e povoação do
municipio terá a largura de 13m e 33 cm. As praças e largos serão quadrados
ou retangulares.
Artigo 2º A Camara demarcará os limites dentro desta ou [ilegible] das
povoações do municipio para dentro dos quaes se obdecerao o plano do
arruamento.
Artigo 3º Nenhum predio ou muro será construido ou reconstruido em esta villa
e povoação do municipio dentro dos limites estabelecidos pela Camara, sem
que se proceda ao alinhamentoe nivelamento. Multa de 20.000 ao infrator.
Artigo 4º Os edificios que estiverem fora do alinhamento serão recuados ou
chegarão para a frente quando forem edificados. Multa de 20.000 ao infrator
alem da obrigação de restabelecer o alinhamento. [35]
Dos arruamentos e das edificações
Capitulo 1º
Arruamentos, alinhamentos e nivelamentos.
Artigo 1º As ruas e avenidas que se abrirem nessa cidade e município, da
promulgação deste codigo em diante, serão rectas e terão pelo menos: as
primeiras 16 metros e as segundas 20 metros de largura.
Os largos e praças deverão ser quadrados sempre que for possível.
§ Unico Os alargamentos da ruas e avenidas actualmente existente deverão
obedecer sempre a mesma largura actual.
Artigo 2º A Câmara terá um arruador a quem compete fazer o alinhamento e
nivelamento nesta Cidade.
§ 1 Nas povoações do municipio as funções daquelle serão exercidas pelos
respectivos ficais.
§ 2 Dos alinhamentos e nivelamentos será lavrado em livro especial um termo
que deverá ser seguido pela parte interessada, o arruador e duas testemunhas;
por este termo a parte interessada pagará a importancia de 5$000 alem do que
for exigido pela tabella
§ 3 Quando o arruador dirigir mal o serviço a seu cargo deverá o Intendente,
logo que tiver disto conhecimento punil-o com a multa de 50$000.
Artigo 3º As ruas e avenidas serão abahuladas, logo que os cofres da Camara
permitirem, calçadas por qualquer dos systemas em pratica. [35]
La formalización de esta legislación representa la instalación de una modernidad
deseada y espacialmente concretizada. Deseada por los representantes del régimen
republicano y por la oligarquía dedicada al cultivo de café, asumiendo aquí un papel
semejante al desempeñado por la burguesía comercial e industrial europea. Así como
los códigos de posturas marcaron un trayecto por el territorio nacional, también los
modelos urbanísticos son intensamente copiados desde Rio de Janeiro a São Paulo,
recorriendo una gran cantidad de ciudades formadas bajo el escudo del café. El
saneamiento higienista, en el que se refiere al espacio urbano de estos núcleos, se
ocupó especialmente de la construcción e limpieza de los mataderos y la separación de
los antiguos cementerios da la región central de las ciudades.
En este contexto, es posible vislumbrar cómo los primeros años del siglo 20 no fueron
productivos para el religioso Nuncio Grecco. Con fecha 11 de noviembre de 1892,
quedó determinado en nombre de la salud pública la clausura del Cementerio Público
de Jaboticabal, inicialmente designado como Cementerio da Matriz. En 19 de octubre
de 1895 se inaugura el nuevo “Matadouro Municipal”. En el año de 1896 el “Largo da
Matriz”, ya denominado como “Praça da República” es nivelado para “en tiempo
oportuno la creación de un Jardín Público” [37], la iglesia fuera de escuadra con la
futura plaza tenía que ser demolida. No fue un hecho problemático, ya que se trataba
de un edificio que estaba fuera de los padrones estéticos vigentes. A Matriz e futura
Catedral precisaba de un ropaje ecléctico, para servir correctamente a los anhelos de
modernización europeizada del lugar (Imagen 3). Sin embargo, su deseo de reconstruir
la vieja iglesia, de forma monumental en el centro de la plaza pública fracasa con la
expropiación del terreno del cementerio localizado en la calle Redenção, el cual en la
sesión del 15 de marzo de 1905 es desapropiado para utilidad pública, ignorando las
continuas peticiones de Grecco. Es, en septiembre de 1907, en que la Cámara se
apropia definitivamente de este espacio. “Por el Dr. Presidente [Capitán Adolfo Vaz de
Sampaio] fue comunicado que mandó proceder a la exhumación de los huesos
existentes en el cementerio da la calle Redenção y transpórtalos para o Cementerio
Municipal, trabajo que ya se esta realizando” [38] (Imagen 4).
La necrópolis se tornara un problema de higiene pública e impide el crecimiento da
ciudad que seguía la rutina de los núcleos dedicados al cultivo del café de la región
norte paulista. Simultáneamente los administradores republicanos deseban restringir la
autoridad religiosa sobre el espacio, construyendo una plaza a la francesa para el
ejercicio social da burguesía local. El religioso Nuncio Grecco dejó la administración de
la parroquia en 1910. La iglesia fue reconstruida entre los años de 1920-1926 en un
terreno particular, adquirido por la Fábrica, contiguo a la “Praça da República”. La
antigua Praça da República fue posteriormente denominada “Praça Dr. Joaquim
Batista”. La Diócesis de Jaboticabal fue creada en 1929 y el edificio, a pesar de la
proporción modesta para una catedral, se tornó un marco urbano en el paisaje de la
ciudad (Imagen 5).
De esta forma conviven en un mismo local, iglesia y plaza, centralidad magnética
heredada de una formación patrimonial y monumento cívico de la imaginación
republicana. El uso de este espacio materializa relaciones sociales bifurcadas, antes
ejercidas dentro y en las proximidades de ámbito doméstico [39]. En cuanto a Iglesia y
la Cámara disputan su hegemonía sobre el medio urbano, la desigualdad social gana la
plaza pública en la diversidad de sus usos.

Espacio urbano soporte material para la conservación patrimonial


Como se puede notar en este estudio los modelos europeos de cultura: pensamiento,
literatura, modos de organización política-administrativa, la preparación del sistema
productivo hasta a materialidad de los padrones arquitectónicos y modelos urbanísticos,
fueron aquí pautados por las adaptaciones necesarias a su estabilidad en la vida
cotidiana local. Las intervenciones urbanísticas de la Primera República, a pesar de su
inspiración haussmaniana no transformaron o Rio de Janeiro en un Paris da América
Latina. De la misma forma que, la experiencia carioca también sirvió de inspiración para
el “Plano de Melhoramentos” emprendido en la capital paulista entre los años de 1899 e
1910 [40]. Las modestas, sin embargo, profundamente simbólicas transformaciones
espaciales del interior paulista fueron exhaustivamente readaptadas a partir de los
modelos urbanos de los grandes centros. Así, estos espacios materializaron un diálogo
complejo entre múltiples aspectos de la política, da economía y de la cultura, en los
diversos niveles: mundial, nacional, regional y local y estos con el momento histórico de
su concepción, al mismo tiempo en que funcionalmente integran la ciudad del presente.
Esta situación común al mundo colonizado es entendida por Chiappero como “un
fenómeno particular donde la fusión e hibridación de las cargas semánticas del pasado
se hacen patentes en las respuestas dadas a cada situación emergente de la realidad
cotidiana y trascendente” [41]. El autor resume, “América, en su encuentro y choque
con el mundo cultural europeo, produjo su propia cultura” [42]. Sin embargo, esta
cultura espacial cuando es analizada a través de modelos europeos de interpretación
de la historia urbana se presenta mutilada, ajena a su condición iberoamericana. Os
espacios pierden su sentido original, se tornan ideas fuera de lugar.
São raras as ciudades del ciclo del cultivo de café que poseen un programa consistente
de preservación patrimonial. Más raras son, todavía aquellas, que se utilizan da
cualidad aglutinadora proporcionada pela dialéctica entre forma e historia presente en
su red urbana. Elemento urbano estructural de su organización espacial capaz de
fornecer subsidio material para que sus usuarios puedan constantemente reinterpretar
su papel en el espacio que la sociedad les concede. Esa acción crítica es fundamental
en el discernimiento y comprensión de esos valores, generando ciudadanía y
capacitando individuos para interpretar los embates cotidianos por el poder que en el
mundo contemporáneo se presentan de manera todavía más subliminar que la
organización simbólica y jerarquización de los edificios en la ciudad republicana en la
llegada do siglo 20.
Del mismo modo, la memoria colectiva fue puesta en juego de forma importante en la
lucha de fuerzas sociales por el poder. Tornarse señores de la memoria y del olvido es
una de las grandes preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que
dominan las sociedades históricas. Los olvidos e los silencios de la historia son
reveladores de eses mecanismos de manipulación de la memoria colectiva. [43]

NOTAS
1. BASCHET, J. (2006). A civilização feudal: do ano 1000 à colonização da América. São Paulo; Ed.
Globo, p. 339-373.
2. Traducción: Todavía mi espíritu tenga horror de recordarse, yo no me avergüenzo de decir la verdad.
El Diablo se hice por ese hombre.
3. Documento do Arquivo da Mitra Diocesana de Jaboticabal. Carta de Nuncio Grecco, fecha
31/12/1907.
4. HOLANDA, S. B. (1995). Raízes do Brasil. São Paulo; Cia das Letras, p. 171-2.
5. Ver también HABERMAS, J. (1984). Mudança estrutural da esfera pública. Rio de Janeiro; Tempo
Brasileiro, p. 27-41.
6. CARVALHO, J. M. (2004). A formação das almas. São Paulo; Cia das Letras, p. 10-1.
7. Ibid., p. 24-8; 129-140.
8. SEVCENKO, N. (2003). Literatura como missão. São Paulo; Cia das Letras, p. 31; 146.
9. MARIA, J. (1981). A igreja e a República. Brasília; Editora da UnB, p. 103.
10. Obispo del Pará, D. Antonio de Macedo Costa fue figura actuante en el escenario eclesiástico
brasileño, que impulsó la Reforma Católica, movimiento que restauró muchas de las prerrogativas
administrativas da Iglesia hasta entonces adsorbidas por el régimen del “padroado”. AZZI, R. (1976).
D. Antonio de Macedo Costa e a posição da Igreja do Brasil diante do advento da República em
1889. Síntese, n. 8, p. 45-70.
11. Consejo constituido por clérigos e laicos para administrar los bienes de la parroquia. Ver también
ARIÉS, P. (2003). História da morte no Ocidente. Rio de Janeiro; Ediouro.
12. Documento del Archivo de la Mitra Diocesana de Jaboticabal. Carta de Nuncio Grecco, fecha
31/12/1907.
13. CAPALPO, C. R. (199?) A história de Jaboticabal 1979-1997 e outras histórias. Ribeirão Preto;
Multipress, p. 187-212; 227.
14. JANOTTI, M. L. (1981). O coronelismo: uma política de compromissos. São Paulo; Brasiliense, p. 9-
12.
15. Datos de ANDRADE, D. M. (sd). Jaboticabal – São Paulo – Brasil. São Paulo; Edições Populares, p.
58.
16. Investigación realizada en periódicos locales, O Atalaya (1899; 1900-1 e 1906-7) e O Combate (1906-
7), que publicaban los resultados de las elecciones internas de la Loja Masónica Fe y Esperanza.
17. SAIA, L. (1978). Morada paulista. São Paulo; Ed. Perspectiva.
18. MONBEIG, P. (1984). Pioneiros e fazendeiros de São Paulo. São Paulo; Hucitec-Polis, p. 23-7; 163-
170.
19. GHIRARDELLO, N. (2002). Á beira da linha: formações urbanas da Noroeste paulista. São Paulo;
Editora Unesp, p. 185.
20. SITTE, C. (1992). A construção das cidades segundo seus princípios artísticos. São Paulo; Ática, p.
131
21. CAPALPO, C. R. (1993) A história de Jaboticabal 1828-1978. Ribeirão Preto; Multipress, p. 13-21.
22. Documento del Archivo de la Mitra Diocesana de Jaboticabal. Trascripción de la escritura de
donación hecha en 1911.
23. MARX, M. (1991). Cidade no Brasil – Terra de quem? São Paulo; Nobel-Edusp, p.36.
24. Ibid., p.38-45.
25. Ibid., p.41; 103-121.
26. GHIRARDELLO, op. cit., p.128.
27. BASCHET, op. cit., p.340.
28. Constituiçoens Primeyras do Arcebispado da Bahia in: MARX, op. cit. p.21-2.
29. MONBEIG, op. cit., p. 170-6.
30. SANTOS, M. (1997). Pensando o espaço do homem. São Paulo: Hucitec, p.11.
31. MARINS, P.C. (2001). Através da rótula: sociedade e arquitetura urbana no Brasil séculos XVII a XX.
São Paulo; Humanitas FFLCH-USP, p. 103-110; 160.
32. REIS FILHO, N. G. (1994). Algumas experiências urbanísticas do início da República: 1890-1920.
São Paulo; Cadernos de pesquisa do LAP – USP, p.9.
33. LEMOS, C. (1999). A República ensina a morar (melhor). São Paulo; Hucitec, p.13.
34. Documento del Archivo de la Cámara Municipal de Jaboticabal. Libro de Actas 1: 1867-1877.
35. Documento del Museo Histórico de Jaboticabal. Libro 1 “Registro de Leis e Regulamentos
Municipais”. También disponible en:
http://site.camarajaboticabal.sp.gov.br/alfawebjab/LeisWeb/ResultadoPesquisa.jsp.
36. Documento del Museo Histórico de Jaboticabal. Livro 3 “Registro de Leis e Regulamentos
Municipais”. También disponible en:
http://site.camarajaboticabal.sp.gov.br/alfawebjab/LeisWeb/ResultadoPesquisa.jsp.
37. Documento do Archivo de la Cámara Municipal de Jaboticabal. Libro de Actas 6: 1892-1895 e Libro
de Actas 7: 1895-1899.
38. Documento do Archivo de la Cámara Municipal de Jaboticabal. Libro de Actas 9: 1905-1912.
39. Ver también: DaMATTA, R. (1991) A casa e a rua. Rio de Janeiro; Guanabara Koogan; MARINS, op.
cit.
40. REIS FILHO, op. cit.
41. CHIAPPERO, R. O. (2002). El espacio exterior en Santa Fe Colonial. Argentina; Instituto de Cultura
Hispanica de Santa Fe, p.9.
42. Ibid., p.9.
43. LE GOFF, J. Memória. In: ROMAEN EL, R. (dir) (1984). Enciclopedia Einandi. Porto; Casa da Moeda
Nacional.

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