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Presupongo el debat?

sobre ei término 'literatura m ~ t z a como


" pcrtudor
o n o de una alternativa efecti\,amente teórica. De aquí que mi prin;era
APÉ~ICE
pregunta-propuesta consiste en discunr si la categoría d e transcuituracióii. e?
sus versiones de Ortiz y Rama -o en otras- es el dispositivo teórico que ofrece
MESTIZAJE, TEANSCULTURACIÓN, HETEROGENEIDAD una bace epistemo!ógica razonable al concepto (que considero hiertemente
.~.
.
intuitivo) d e mestizaje; o si supone, por el contrario, una p:op?iesta
Antonio Cornejo Polar
epistemoIógica distinta. Aunque la he empleado varias veces; tengo para que
es -en buena medida lo primero. Implicaría a la larga la construcción de un
nivel sincrético que finalmente insume en una unidad más o menos
Podría decirse que !a categoría mestizaje es el más poderoso y extendido
desproblematirada (pese a que el proceso que la produce pueda ser muy
rec-9 ioncephial con que América Latina se interpreta a sí misma, aunque (21 conflictivo) dos o m i s lenguas, conciencias étnicas, códigos estéticos,
vez h0-r su capacidad d e ofrecer imágenes autoidentificatonas sea menos
experiencias históricas, etc. Añado que el espacio donde se configuraría la
incisiva ?de hace algunas décadas y aunque -de otro lado- no pueda olvidarse síntesis es el de la cultura-literatura hegemónica; que a veces se obviaría !a
aue a lo lareo
~, de nuestra historia no deió de suscitar cuestionamientos distintos asimetría social de los contactos que le dan origen; y, finalmente, que dejaría a!
pero szsi siempre radicales y hasta apocalípticos (desde Guamán Poma hasta margen los discursos que no han incidido en el sistema d e la literatura
algunos positivistas). Me parece claro, sin embargo, que prevaleció y prevalece "i!ustrada". AL mismo tiempo es a todas luces innegable que el concepto de
una ideología salvífica del mestizo y el mestizaje como síntesis conciliante d e transculiuración es harto más sofisticado que el de mestizaje y que tiene una
las muchas mezclas que constituyen el cuerpo sociocultural latinoamericano. aptitud hermenéutica notable, tal como se hace evidente e n los propios trabajos
Después de todo, no es casual que aquí se pudiera concebir con éxito una de Rama.
imagen rnitica, como la d e la "raza cósmica", que es la exacerbación hímnica d s Si la transculturación implicara efectivamente la resolución (¿dialéctica?)
algo así como un supermestizaje -que sería, además, la razón legitimadora de la de las iiiferencias en una síntesis superadora de las contradicciones que la
condioón latinoamericana-. originan (lo que debe discutirse), entonces habría que formular otro dispositivo
ic inútil enlistar los innumerables usos d e la categoría mestizo (y sus teórico que pudiera dar razón de situaciones socio-culbirales y de discursos en
derivaciones) para dar razón de la literatura latinoamericana; inútil porque los que las dinámicas de los entrecruzamientos múltiples rr operan en hnción
con d e todos conocidos y también (espero no ser injusto u olvidadizo) porque sinirética sino, al revés, enfatiran conflictos y alterida&=. En una primera
en ni;isgún caso hubo un esfuerzo consistente por definir con una ciertn instancia, en este nivel. habría que reflexionar sobre la categoría de hibridez
solve~~m3 teónca lo qiie implica u m "literatura mesnza". Me temo que e r ~grin (Garcia Ctnciini) que no obvia las instancias sincréticas pero !as deseníoiir-
parte ;eproduiMa una cierta ansiedad por encontrar algo así como un locus y las sitúa en una precaria ten~poralidadsituacionai que tan pronto las
nmerr-i en el que se (re)conciliaban armoniosamente al menos dos de las instaura como las destruye: "estrategiñc para entrar y salir d e la modernidad'.
gran*- .fuentes de la América moderna: la hispana y la india, aunque en ciertas También cabría discutir mi propuesta sobre la heterogeneidad que definiria a
zonas, como e! Caribe, se incluyera por razones obvias la vertiente de origen vastos sectores de la literatura latinoamericana. Aunque i l p n a s veces excedi
africano. Naturalmente, este deseo no era ni es gratuito, ni tampoco se el espacio literario, la verdad es que mis poshladds siempre estuvieron
enclaustra en el espacio literario: su verdadero ámbito es e! de los fatigosos e pensados desde y para la literatura (lo que sin duda es una d e sus limitaciones
interminables procesos de formación de naciones internamente quebradas desde más obvias). En una primera versión el c o n c i t o de hetercgeneidad trataba de
la conquista. Asumir que hay un punto de encuentro no conflictivo parece ser la esclarecer la índole de procesos de producción discursiva en los que al menos
condición necesaria para pensar-imaginar la nación como un todo más o menos una de SUS instancias difería, en cuanto filiación socio4bico-culhira!, de las
armórico y coherente -punto que sigue siendo un curioso a priori para concebir otras. Mis tarde "radicalicé mi idea y propuse que cada sra d e esas instancias
(incluso contra la cruda evidencia d e profundas desintegraciones1 la es internamente heterogénea. Es claro que categorías comc las d e intertexto !o
posibisdad misma de una "verdadera" nacionalidad. La "literatura mestizav mejor: interdiscurso, para evitar los problemas rciñtivos al criice
tanto expresaría como contribuiría a forjar esa síntesis cuya figuración c a s i oralidad/escritura) o dialogismo (en términos de Bajtín no todo diá!ogo es
no es necesario decirlo- está inextricablemente ligada al asunto d e la dialéctico) permitirían afinar esa perspectiva. También !- K que se requiere
"idenhdad" regional y10 nacional. La constnicción social de !a persona y obri probiematizar intensamente ia condición histórica de la he:erogeneidad: eii ei!ñ
del I n a Gaíciliso ri :in ejemplo contundente a este respecto.
-
zctúan discursos discontinuos que configuran estratificaciones qu- en cierto
modo verticalizan y hagmentan la historia, tal como se aprecia en la re-
DE MESTIZAJES, HETEROGENEIDADES,
HIBRIDISMOS Y OTRAS QUIMERAS*
eiiunaaaón de los mitos de Huarochirí en El zorro de arriba y el zorro de abajo,
por ejemplo. Naturalmente, será indispensable cotejar todo lo anterior con la MKtín Lienhard
categoría 'literatura alternativawpropuesta más recientemente por Lienhard. A Universitaf Zünch
más de otros asuntos importantes, creo que esta propuesta enriquece el debate
al exfatizar la significrcióíi de los nivdes del muitilingüismo, la diglosia y -lo
que tal vez es más decisivo- el rechazoiasimilaciónde oralidab y escritura. Y así pdemos deci~,que de lenguas y costumbres y personas de diversas
Por debajo de estas dinámicas interalturales queda el hecho -que por naciones, se ha hecho en esta tierra una mixtura o quimera, que no ha sido
cierto también debe ser materia de reflexión y debate- de la convivencia pequeño impedimento pam la buena mistiandad de esta nueva gente.
históricogpaciai de sistemas "literaios" en alguna medida autónomos. Creo
que hoy pocos excluyen a las literaturas en quechua, aymara o lenguas (Fray Gerónimo de Mendieta, 1396).
amazónim del espacio nacional de las literaturas andünas, pero me parece que
siguen vigenies -en este punto- problemas de gran magnitud. Imposible ni 1. Las quimeras d e Eisenstein.
siquiera enunciarlos, pero imagino que todos desembocan más o menos
direciamente en la percepción del objeto "literatura nacional' (o literatura Visiones d e pesadilla, las quimeras que dominan las catedrales
andinaf en singular o en plural y en este segundo caso resultaría indispensable góticas europeas, d e á a S. h?.Eisenstein (1976, vol. 1: 305), n o son nada
figurar los modos de relación (si la hubiera) entre un sistema (por ejemplo, la al lado d e los "monstruos ornamentales" del México antiguo. Sin.
literatura oral en quechua) y otro (la literatura "alta" en español, sea el caso). embargo, explica el cineasta, el efecto insólito y asustador q u e
En al* momento adelanté a este respecto la hipótesis de que el conjunto de provocan las esculturas d e piedra de los aztecas o los mayas n o
estos sistemas literarios formarían una "totalidad mntradictoria", pero sigo sin resulta -como e n el caso d e las quimeras góticas- d e la composición d e
saber exactamente cómo íuncionaría tal categoría. detalles terroríficos pertenecientes a varios animales, sino d e la
Sea lo que hiere, la cuestión esencial consiste en producir aparatos
"descomposición ornamental de los objetos visibles d e la nahualeza"
teóricometdoIógicos suficientementefinos y firmes para comprender mejor una
literatura (o más ampliamente una vasta gama de discursas) cuya evidente
(ibid.):
multiplicidad genera una copiosa, profunda y turbadora conflictividad.
Asumirla como tal, hacer incluso de la contradicción el objeto de nuestra [...] qué auténtico vértigo nos sobrecoge cuando el gancho de piedraque
sale en diagonai en el ánpulo del edificio resulta una nariz; cuando hay
disciplina, puede ser la tarea más urgente del pensamiento crítico que buscar los ojos deíomados en ei sistema de piedras esculpidas que se
latinoamericano. Habría -claro que discutirlo. extienden de cada lado dei ángulo; y mando las almenas de la parte
inferior de la decoración del edificiorevelan ser, de repente, un sistema de
mandíbulas monstruosamente deformadas(ibid.: %1).

El vértigo evocado por Eiienstein es el r e s d t a d o d e u n a observación


q u e v a y viene constantemente entre la imagen i-odiñcada en nuestra
conciencia visual- de una "cara-prototipo" y ese sistema d e detalles

' Un antecedente remoto de este trabajo se presentó en el "11 Seminario de Critica


Literaria Latinoamerlcanb La literatura colonial: discursos alternativos y iechras
$iiidentes"( h a , 13 de marzo de 1992, coord. Antonio Cornejo Poluj.
' Todas las citas de Eisenstein han iida traducidas por ei aiitirr de estas líneas a partir de
las ediciones en francés que fiwían en Iñ bibiicgrafla final.

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