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6 siete días el nacional domingo 20 de septiembre de 2015

Nuestro amigo común


HOY en la web:// por Narcisa García
Diomedes Cordero:
montaje. Contrapastoral
Nelson Rivera
sobre Luciano Cánfora

Director Nelson Rivera Investigación, Coordinación Editorial Lucía Jiménez • Diseño y diagramación Eleonora Silva Valdivieso • Correo electrónico papelliterario@el-nacional.com / @papeliterario

ENSAYO >> el anzuelo en la memoria >>


leonardo noguera/archivo

Edmundo Bracho

Francia (1987)
*

Que lean
Nunca ha dejado de impresionarme esta foto de Josef Koudelka,
Juan Carlos Chirinos desde que la vi de niño. Composición de una simetría casi


inasequible. Contraste blanco-negro vertiginoso. De lejos, lo más
Todo el mundo escri- convulsivo y cautivante es esa masa de negro que es el perro. Un
biendo, nadie leyendo, can que se impone espectralmente. Nos mira sin mirarnos. ¿Son
es mi oportunidad”, sus orejas las del diablo?, me preguntaba. ¿Lo es su cola? ¿Viene

los otros
pensó Décimo Magno a ser esa criatura la estatuaria contorsionada de los demonios que
Ausonio en su villa de Burdi- nos acechan?
gala (hoy Burdeos) y se sentó
a ensamblar su Cento Nuptia-
lis; el “centón” es una manera
fácil de parecer artista cuan-
do en realidad se es informado:
un texto hecho con retazos de
otras obras; en el caso de Au- no fue más que un corrupto ig- gran oportunidad de Ausonio
sonio, versos de Virgilio; o sea, norante, kitsch y pagado de sí y Coelho: “El universo entero
una de las formas más elegan- mismo? conspira para que seas feliz”.
tes del plagio, pero plagio al fin Ausonio era el Paulo Coel- El avión ya tiene su piloto: y no
y al cabo. Sin embargo, en la ho de la época, lo cual no me sabe leer, solo sabe escribir.
época en que Ausonio escribió, consuela demasiado: dentro Dijo Unamuno aquella cerri-
el decadente siglo IV romano, y de dos mil años, ¿se nos cono- No me hago lidad propia de su áspero ca-
sin la competencia de un Home-
ro, un Virgilio o un Horacio, su
cerá mejor por la mediocridad
del exitoso escritor brasileño
ilusiones: el rácter: “que inventen ellos”.
No se debe leer con ligereza es-
obra alcanzó una enorme po- o la pacatería de E. L. James acto de leer te ariete lingüístico del rector
pularidad y fue al mismo tiem- que por El obsceno pájaro de de Salamanca; hay que medi-
po espejo y botón de la sociedad la noche o El falso cuaderno de en nuestros tar sobre esa frase mucho por-
en que se generó. Leídos dieci-
siete siglos después, los versos
Narciso Espejo? Tiemblo. Esta
posibilidad debería bastar pa-
tiempos pasa que su figura lo amerita: imbé-
cil el que despache a Unamuno
de Ausonio entretienen por su
ingenio y quizá sorprendan por
ra activar las alarmas de la so-
ciedad, pero sé que eso no va
por sus horas con una sonrisa de condescen-
dencia; pero no hay que olvi-
su capacidad de ensamblar ver- a ocurrir. El tiempo de Cyril más bajas” dar nunca que las ideas abso-
sos y por el siempre misterioso Connolly ha pasado, sobre to- lutas se condenan a sí mismas
brillo del latín, pero no se enga- do porque a la gran mayoría si no dejan un resquicio para
ñen: Ausonio es un pésimo poe- este nombre le sonará tanto escapar. Como homenaje al
ta, con un gusto a la altura del como la palabra bilitri. No me En un mundo sin lectores, to- viejo rector, pero también con
betún. ¿Cómo puede aún hoy hago ilusiones: el acto de leer do el mundo escribe. alarma, he titulado esta nota
ser estudiado? Empecemos di- en nuestros tiempos pasa por Lo que vale tanto como decir Que lean los otros; usted verá,
ciendo que ahora se le estudia sus horas más bajas; y, en un que en un mundo sin criterio, lector, si me hace caso o no, y
sobre todo para conocer la vida
cotidiana en la Galia del siglo
escenario así, los Ausonios y
los Coelhos del mundo hacen
todo el mundo tiene opinión y
quiere crédito solo por tener-
deja cómodamente que lean
por usted; usted verá si quie-
*
IV, no por su calidad; y ya se sa- su agosto vendiendo sus cen- la. Pero cuando falla uno de los re ser Ausonio o Virgilio. Pe- Camino al jardín del paraíso (1946)
be que todo lo antiguo conserva tones de mediocridad; y tan- motores de un avión, la opinión ro tenga en cuenta que ya no W. Eugene Smith, quizá el más grande fotógrafo de guerra,
esa respetable pátina que hace to es su éxito, que se pueden válida es la de los pilotos, que estamos en el siglo IV, sino en retrató como pocos la crueldad y el absurdo bélicos. Pero también
noble hasta al más sinvergüen- permitir despreciar a Joyce, son los que tienen el criterio el XXI en el que los aviones se dejó esta imagen. Talismánica para mí, es el canto a la esperanza
za –¿o no miramos con cariño o a Virgilio, al tiempo que lo apropiado para salvarnos. ¡Pe- manejan solos. Y con el ceda- de quien convirtió en documento el sufrimiento humano. Dos
de abuelo el daguerrotipo de desmiembran para su propio ro, ay, del avión cuando vue- zo de los tontos ciernen los lis- niños en Edén, agarrados de mano, caminando hacia la luz solar.
Antonio Guzmán Blanco, que beneficio. le solo con pasajeros! Será la tos. Es hermana y hermano, hijo e hija, mujer y hombre. La humanidad
en anhelo

Zbigniew Herbert (1924-1998)


POESÍA >> Episodio
Bebedores en la biblioteca
Bebedores son las personas que
beben hasta el fondo y de un tra-
go. Pero tuercen el gesto, por-
Hermes, el perro y la estrella La rubia muchacha se había
inclinado sobre el poema. Con
que en el fondo siguen viéndo- un lápiz puntiagudo cual bis-
se a ellos mismos. A través del turí transportando hasta una
cuello de la botella contemplan
Esta selección, incluida en Poesía completa, fue cuartilla blanca las palabras
mundos lejanos. Si tuvieran publicada por la Editorial Lumen (España, 2012). para convertirlas en rayas,
una cabeza más poderosa y me- La traducción pertenece a Xaverio Ballester acentos y cesuras. El lamento
jor gusto, serían astrónomos. del poeta caído semeja ahora
una salamandra devorada por
Un país El muro mo un ratón. Después de cien, hormigas.
Justo en un rincón de este vie- Estamos al pie de un muro. doscientos años habrá aquí un Cuando nos lo llevábamos en-
jo mapa hay un país que añoro. Nuestra juventud nos fue arre- pequeño ventanuco. tre el tiroteo, tenía fe en que su
Es la patria de las manzanas, batada como la camisa de un cuerpo todavía caliente resuci-
las colinas, los ríos perezosos, condenado. Aguardamos. An- Los duendes taría en la palabra. Mas ahora,
del vino agrio y del amor. Por tes de que una gruesa bala aca- Los duendes crecen en el bos- cuando contemplo la muerte
desgracia una gran araña tejió be alojándose en nuestro cogo- que. Tienen un olor peculiar de las palabras, me doy cuen-
sobre él su tela y con su visco- te, pasan diez, veinte años. El y barbas blancas. Aparecen ta de que la degradación no
sa saliva cerró las aduanas del muro es alto y sólido. Tras el de uno en uno. Si fuese posi- conoce límites. Y en la negra
sueño. muro hay un árbol y una es- ble coger un buen puñado de tierra quedarán tras noso-
Y es siempre así: el ángel con la trella. El árbol va socavando ellos, dejarlos secar y colgarlos tros solo sonidos desparra-
espada de fuego, la araña y la el muro con sus raíces. La es- en los árboles, tal vez tendría- mados. Acentos sobre la
conciencia. trella va royendo el muro co- mos paz. nulidad y el polvo.

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