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EL CUERO

El cuero natural es el pellejo que cubre la carne de los animales después de curtido y
preparado para su conservación y uso domestico e industrial. La piel es el subproducto más
importiza transformándolo en cuero.

La palabra cuero proviene del latín curium (piel de los animales, curtida), eante de la industria
frigorífica o de la carne. El curtido lo valors decir se trata de la piel tratada mediante curtido. El
cuero en definitiva proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene
propiedades de resistencia y flexibilidad bastante apropiadas para su posterior manipulación.
La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los
casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final y posteriormente
es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras
elaboraciones.

La Península Ibérica ha estado desde sus comienzos muy unida con la piel. Se puede ver sino
la definición que hace de Hispania ofrece Estrabón poco después de iniciarse la era cristiana:
“Hispania es semejante a una piel extendida a lo largo de Occidente a Oriente“, y a veces
mencionamos que la península es una piel de toro, indicando únicamente la forma de la
península.

Imperio romano.

En la época del imperio romano se sabe que el principal consumidor de artículos de cuero
fueron las Legiones, y este comercio estuvo centralizado en la ciudad de Roma a través de un
gremio de comerciantes de cueros y pieles del puerto de Ostia. Uno de los elementos
desencadenantes de la guerra de Cartago fue precisamente el comercio del cuero,
suministrador a su vez, gracias a las mercados instalados en el norte de África, de pieles a los
diferentes países mediterráneos, fue la ruptura del monopolio imperial que regulaba el
comercio de las pieles.
A partir del siglo III a. C., y muy especialmente de la época del imperio romano, los mercados
de cuero proliferan en todo el mundo romanizado. Quizá sea el sur de Francia y la práctica
totalidad de la Península Ibérica la zona más abundante en este tipo de industrias. Un hallazgo
encontrado en el pueblo de Botorrita (Zaragoza) donde han aparecido cantidades de cal, de
azufre y de otros productos químicos, en el yacimiento de Contrebia Belaisca correspondiente
al período comprendido entre los siglos I a. C. y III a. C. demuestra el desarrollo de la piel en
tan temprana época en la romanizada Hispania. El material mayoritariamente utilizado en la
confección del calzado era el cuero.

Edad Media.

Oficialmente en el año 476 corresponde la caída del imperio romano de Occidente, y desde
esta época Carlomagno dicta numerosas leyes prohibiendo o limitando el comercio de
determinadas pieles, y al mismo tiempo carga con impuestos de otras. Por esa época se tiene
conocimiento de pieles bastas, mal trabajadas y de procedencia local: garduña, comadreja,
gato montés, topo, liebre, ciervo, buey, cordero y cabra. La más cotizada es la de marta. Se
sabe que para fabricar adornos para las mangas, cuellos, los nobles germánicos y
mediterráneos importan desde el Cáucaso pieles de armiño (Denominada también arminia o
rata de Armenia).

La moda por esa época era traer las pieles de Siberia, este comercio tendrá duración de un
siglo cayendo ya bajo el monopolio de las comunidades de judíos de Varsovia o de Lviv, que
tratan directamente con los cazadores.
Por otra parte, al desmoronarse progresivamente las vías de comercio romanas, el papiro
para escribir se hace cada vez más escaso en Occidente, beneficiando a una industria local de
producción de pieles finas para la fabricación de pergamino.

Baja Edad Media (España).

La elaboración de cuero tiene una época de esplendor en el sur de España, en los reinos
árabes del Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se hace famosa por su producción de cueros de
alta calidad, repujados, policromados y, en algunos casos, metalizados con aplicaciones de
finas hojas de oro y plata.

Algunos autores han contribuido a un estudio de las propiedades del cuero uno de ello es
Ramón Llull que cerca del año 1290 escribe el Llibre de les Bèsties como parte integrante del
Llibre de Meravelles o Fèlix y que se puede decir constituye una auténtica joya para el estudio
de la relación entre las pieles utilizadas en la curtición y los animales que las procuraban.

El Renacimiento (España).

Resulta una incógnita saber cual era la vida cotidiana de los artesanos del siglo XIV, no
obstante se dispone de un documento, el Quadern de Comptes que es una especie de libro de
contabilidad muy rudimentario que procede de Jaume March y de su hijo Bernat March y que
nos suministra abundante información sobre el comercio del ramo de la piel en Vic y de la
región. Las cuentas muestran qué tipo de cueros se utilizaban mayoritariamente por aquella
época, y de dónde se importaban y se sabe que el gremio de zapateros es el más numeroso de
entre los profesionales del sector.
Con la expulsión de judíos y moriscos, reputados artesanos tienen que abandonar España
para ir al exilio, estableciéndose en ciudades del norte de marruecos. La artesanía del cuero,
como otros muchos tipos de manufacturas, decaen por este motivo en la península.

Usos.

Vestimenta.

Históricamente el mayor uso dado al cuero es el de vestido y calzado, hasta el punto de ser la
primera materia prima de la que se tiene constancia que se usara para vestir. Actualmente en
este campo se utiliza principalmente en la fabricación de ropa de abrigo y calzado.

Construcción.

Otro uso histórico del cuero fue en la fabricación de tiendas transportables, cubiertas,
puertas y fabricación de canoas y barcas.

Militar.

Hasta el perfeccionamiento de las armas de fuego el cuero se empleó en la fabricación de


armaduras ligeras, escudos y fundas de armas. Su uso para la fabricación de monturas y
aparejos para caballerías, botas de calidad, etc, hace que su utilidad militar se mantenga
incluso bien entrado el siglo XX.

Herramientas.

Tradicionalmente se utilizó en la fabricación de cuerdas, cinchas y correas, arneses para


caballerías o animales de tiro. Actualmente su uso en los países occidentales está limitado a
los arneses de equitación.

Encuadernación.

La mayor parte de los códices de la Edad Media se han conservado hasta hoy en día gracias a
que fueron escritos en pergamino. Disponemos de un considerable número de escritos
religiosos, conventuales y nobiliarios, pertenecientes al período comprendido entre los
orígenes de la patrística y la aparición de la imprenta. No obstante, el pergamino tuvo que
enfrentarse, a partir del siglo XI, con un descubrimiento: el papel introducido en España y
posteriormente en el resto de Europa, por los árabes.

Hoy en día se emplea el cuero en encuadernación, sobre todo es un material empleado en la


cubierta de los libros.
Tipos de cuero.

El distinto origen, tratamiento de curtido y posterior elaboración del cuero proporciona un


producto final muy distinto.

Según su procedencia.

Los cueros tienen diferentes tipos según la procedencia de las pieles, y difieren en su
estructura según sean las costumbres de vida del animal originario, la edad del animal, el sexo,
y la estación del año en la que fue tratada. La primera categoría podría ser:

• Bovinos

• Caprinos

• Porcino

• Equinos

• Nutria

• Chinchilla
• Reptiles

• Peces Se emplea a veces la piel de los tiburones.

• Cérvidos tales como ciervos, gamos o renos.

Según tratamiento post-curtido.

• Cuero cocido: Cuero endurecido por el sistema de introducirlo en agua, cera o grasa
hirviendo. Por este procedimiento las fibras de colágeno se acortan, y la pieza de cuero se
encoge y se hace rígida y mucho más dura. Si se emplea solamente agua, el resultado es
quebradizo, pero si se emplea cera o grasa, esta empapa la pieza y el resultado es mucho más
resistente. En los escasos minutos en que la pieza se enfría, resulta muy moldeable,
manteniendo después la forma obtenida una vez que se endurece. No todo el cuero curtido
sirve para esta práctica, habitualmente se emplea el cuero de curtido vegetal.

Históricamente este procedimiento se empleaba para fabricar armaduras de cuero, pero


también se ha utilizado para encuadernación de libros o la fabricación de pequeños muebles o
cofres. Actualmente se utiliza en artesanía, recreacionismo, rol en vivo e incluso para
escultura.

• Cuero engrasado: Cuero engrasado para aumentar su resistencia al agua. Esto repone los
aceites naturales que permanecen en el cuero después del proceso de curtido, que se pierden
con el uso continuo. Todo el cuero curtido puede recibir tratamiento de grasa, aunque los
cueros curtidos con productos naturales, al ser más porosos absorben mejor la grasa. El
engrasado frecuente mantiene el cuero flexible, impide que se vuelva quebradizo y alarga
sensiblemente su conservación.
• Cuero teñido: Cuero tratado con colorantes para conseguir tonos decorativos. Todos los
tipos de curtido se pueden teñir. Para teñir los cueros en artesanía se utilizan tintes de anilina
disueltos en alcohol, aplicados con un algodón o tela o bien pinturas acrílicas aplicadas
habitualmente con pincel. Las primeras proporcionan unos colores translucidos, similares a los
obtenidos al pintar sobre cartulina con acuarela, y es necesario pintar todo de una sola vez,
pues de una vez para otra el alcohol se habrá evaporado y el color resultante habrá cambiado
de tono. Los acrílicos, por el contrario, proporcionan un color uniforme. En el cuero de uso
industrial se emplean todo tipo de pinturas y disolventes, dependiendo del tipo de cuero que
se quiera obtener como resultado final, aplicándose habitualmente por procedimientos de
inmersión.

• Charol: Cuero cubierto con una o varias capas de barniz de poliuretano que le da un brillo
característico. Este tratamiento impermeabiliza el cuero y lo hace más resistente.

EL CURTIDO DE PIELES EN CÓRDOBA, ESPAÑA

En esta ciudad hubo una industria que fue floreciente en su momento, y que estaba dentro
de las más importantes de la época, que era la del curtido de pieles y una de sus elaboraciones
posteriores que era la guadamacilería, de notable implantación y fama en Córdoba.

En la segunda mitad del siglo XIX, había en Córdoba bastantes industrias de ese ramo. Estas
normalmente estaban ubicadas en los barrios extremos como, S. Lorenzo, San. Nicolás de la
Axerquía y del Campo de la Merced (este último barrio tenía en sus cercanías el llamado del
matadero).
El procedimiento de curtido, comparado con el actual, era bastante primitivo, con muy
buenos resultados en cuanto a la calidad y duración del producto, por su elaboración
artesanal. Desde la compra al ganadero, hasta la entrega a zapateros, guarnicioneros y otros
artesanos, conllevaba un largo proceso.

La parte más ingrata de este trabajo era la del arranque del pelo y carne adosada, el mal olor
era materialmente inaguantable, cuando la cal, que cubría la carne, descomponía esta;
después se introducían las pieles en pozos de agua que, a su vez, contenían cortezas de
diversos árboles, algunos tropicales; la mimosa, el quebracho y el castaño, así como algunas
raíces. En estos pozos estaban bastante tiempo; luego venía el secadero; el zurrado con mazos,
el engrase, alisamiento e igualación; y al final el teñido de las que lo necesitaran, otras
quedaban en su primitivo color, y el uso de la alcaparrosa, anilinas y otros productos químicos.

Curtido y tintado de los cueros

Contenedores para tintado

Desde el comienzo de la labor hasta el final, podía transcurrir, por término medio, un año.
Sobre todo el material destinado a la industria del calzado o la guarnicionería; los corambres
(odres o pellejos) para vino y aceite tenían una elaboración más breve, pues no necesitaban
igualación, ni teñido, ni engrase, sino simplemente recibir una mano de pez para aumentar su
consistencia e impermeabilización.
Las distintas tenerías cercanas a la ribera tenían la suerte de disponer de abundante agua,
que era más difícil en las que no estaban cerca. Cerca del Molino de Martos y la Puerta del Sol,
en lo que se llamaba Plaza del Peso, a la desembocadura de la calle Mucho Trigo, en el plano
de 1851, puede verse una pequeña islita adosada al muro, que la denominaban “Pelambres” y,
como en las actuales obras de la ciudad, con la presencia de ingenieros o arquitectos del
Imserso, no faltaban curiosos que, desde el barandal del muro, sacrificaban su pituitaria por la
curiosidad, dado el olor a putrefacción que generaba el trabajo.

Las pieles a curtir eran, por regla general, de caballo, becerro y cabra, siendo de estas últimas
de donde se sacaban los cordobanes, cuyo nombre les fue dado en honor a la ciudad que los
creó, y a la que afamaron aún más por la elaboración de estos productos.

La selección previa era muy importante, a la hora de comprar las pieles. Las que no tenían
defecto alguno se destinaba a corambres, los llamados pellejos para vino o aceite. Se
comentaba también que eran, para algunos labradores, cajas fuertes o de caudales, donde sus
dueños guardaban los llamados “peluconas” o “napoleones”.

Los "pelambres" en el río (plano de 1851)

Los labradores llevaban a curtir sus pieles de cerdo, para confeccionarse zahones o polainas,
y los cazadores, las de jabalí o venado, incluso gatos monteses, para usarlos como alfombras o
camas. También eran elemento de adorno en zamarras y otras prendas campestres o las botas
para el vino, siempre útiles en las fiestas campestres o peroles.

El pelo se utilizaba también para asientos y butacas. La carnaza para colas de carpintero, y las
corambres viejas, ya inservibles, los utilizaban los piconeros en la elaboración del picón,
cuando llevaban en ellos el agua para apagar las hogueras que hacían el picón. Había muchos
pellejeros y boteros como se denominaba a los curtidores a pie de calle.
Un trabajo mal remunerado y penoso, y mucho más en el invierno por tener que estar en
permanente contacto con el agua.

Estos artesanos, en nuestra ciudad, eran un gremio importante, con una ordenanza muy “sui
generis”. Formaban la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en el Huerto, que residía en San
Nicolás de la Axerquía. Luego, con la ruina del citado templo, se trasladó a San Francisco.

En mi niñez recuerdo que, en el barrio de la Mezquita (antes Mezquita), en la que se llamó


calle de la Grada Redonda (Magistral González Francés), antes de llegar a la Plazuela de Santa
Catalina, estaba Curtidos Varo, que luego se trasladó a la calle Alfaros. En este comercio había
un olor muy característico. En el conseguíamos el trocito de badana, como lo llamábamos,
para el tirador (ahora tirachinas), o incluso, para el que fuera más habilidoso repujar y hacer
una pequeña obra de arte, e incluso alguno una vaina para la espada de madera.

En Córdoba existen extraordinarios artesanos del arte del cordobán o guadamecíles, e


incluso un museo que está en la esquina de la calle Céspedes, con la antigua cuesta de Blanco
Belmonte, que se puede visitar y ver las artísticas obras que en él se exponen. En la magnifica
web Artencordoba.com se puede comprobar el extremo que aquí se cita.

HISTORIA DEL REPUJADO.

El trabajo sobre metales cuenta con una larga tradición cultural. Ya desde la antigüedad
aparecen bellas piezas en ese material y es a mediados de la Edad Media cuando éstas
alcanzan un elevado nivel estético y artístico. El repujado es una técnica muy antigua, proviene
de Europa y se deriva de los Iconos, que son imágenes sagradas y religiosas, pintadas en tablas.
A partir del siglo XII el repujado comenzó a tomar auge ya que en esa época los íconos eran
puestos a disposición de los feligreses para venerarlos, pero con el humo de las velas y la
cercanía de las veladoras, las pinturas con el tiempo comenzaban a mancharse. Entonces
empezaron a cubrirlos con metales preciosos como el oro y la plata para protegerlos del humo
y para que no se estropearan al tocarlos. Esta técnica se usó unos siglos y después se olvidó.
Más tarde, ya en el siglo XX, a partir de los años '20 y '30, se empezó a hacer repujado en
Europa, principalmente en Francia, y comenzó toda una industria pero ya no se hacían íconos
sino que se realizaba lo que se llama el arte objeto como lámparas, floreros, cajas, marcos y
charolas, entre otros. Nuevamente se perdió este arte a causa de las guerras y no fue sino
hasta hace unos 20 años, que comenzó a tomar auge en Europa (principalmente en España) y
México.

El nombre de repujado se deriva de la palabra francesa “repulsare” que significa empujar


hacia afuera o como vocablo latino, labrar figuras o adornos de relieve en metal o
cuero.

El repujado es una técnica de artesanía que consiste en trabajar planchas de metal, cuero, u
otros materiales de similares características para obtener un dibujo ornamental en relieve. El
repujado en metales se limita principalmente al trabajo de materiales blandos como latón,
bronce, estaño, oro o plata. Es considerado como una de las artes menores (útiles) en especial
de la rama de las artesanías.

Se realiza trabajando con buriles de diferentes tamaños y formas desde el envés de la pieza,
dispuesta sobre una superficie blanda que permita la progresiva deformación de la superficie
trabajada. De esta forma, el artesano trabaja en "negativo", hundiendo más aquellas zonas
que deben obtener por el lado contrario mayor relieve.
Los detalles finales del dibujo se obtienen trabajando en el derecho de la pieza, perfilando el
dibujo con buriles más finos para obtener una mayor definición.

El paso final consiste en reforzar la pieza para evitar que el dibujo conseguido pueda
deformarse con su uso posterior. Dependiendo de la naturaleza del material trabajado, esto
puede obtenerse endureciendo la pieza o rellenando el hueco posterior con un material
maleable como cera, yeso o alguna goma que al secar sea lo suficientemente dura para no
permitir la deformación del dibujo.

En el repujado en cuero se trabaja por la parte del envés procurando que la masa que se
coloca en el revés de la pieza (por ejemplo, plastilina) sea la que empuja las partes a repujar
hacia arriba. Por tanto se va añadiendo poco a poco y se van repasando los contornos
alternativamente.

En el trabajo que nos ocupa de repujado en cuero esto lo realizamos superponiendo capas de
cola de polivinilo y papel de periódico.

EL REPUJADO EN CUERO.

El curtido de pieles se debió practicar en los pueblos más remotos por medio de sustancias
grasas pero es muy probable que ya los fenicios curtieran con tanino y que poseyeran también
el arte de colorear las pieles, de quienes sin duda lo aprendieron los griegos y romanos que
empleaban el cuero por ejemplo en sus escudos. Los árabes, y anteriormente otros pueblos
nómadas, hacían gran uso de las pieles curtidas para sus tiendas móviles.

El repujado del cuero es un arte practicado por los árabes españoles y que más tarde fue
restaurado por el alemán Clauson Kaas.
Este repujado se practica a mano. El cuero ha de trabajarse por las dos caras, en una de ellas
se dibuja y se repuja luego por la otra al reverso. Se emplea el repujado en cuero para
encuadernaciones de lujo, tapas y carteras, marcos para retratos, asientos y respaldos de sillas,
biombos, almohadones, delanteros de chimenea, etc. con decoraciones a gusto del artífice, ya
doradas, ya coloridas, pirograbadas con aplicaciones de metal y esmaltes y demás
combinaciones.

Desde el siglo VIII establecieron los árabes la industria de los guadamecíes (guadamecí es un
cuero pintado o labrado artísticamente, con superficie dorada o plateada (Brocado)) en
España, principalmente en Córdoba cuyas producciones gozaron de fama europea por lo
menos, desde el siglo XI. Le siguieron Sevilla, Toledo y otras poblaciones, entre las que figura
Barcelona desde principios del siglo XIV, si no antes. En los siglos XVI y XVII se imitaron en
Francia y desde el XV en Flandes y Venecia los guadamecíes cordobeses y en dichos siglos pero
ya desde el siglo XIV se empleaban estos productos industriales y artísticos para tapizar el
suelo y el interior de lujosas habitaciones y así mismo para frontales de altar y se construían
muebles forrados con preciosos guadamecíes en Italia, Francia, España, etc. Los más comunes
entre ellos son los cofres y arquetas, las sillas, los estuches variados y las tapas de libros cuyos
forros artísticos de cuero llevan pinturas y repujados con el estilo propio de su época. Dichas
tapas suelen ser de estilo mudéjar en los siglos XIV, XV y principios del XVI y platerescas
durante el último, en España, con otras semejantes de Italia.

Entre los monumentos más célebres en España se puede citar el forro de cuero dorado de la
arqueta de Palencia, los guadamecíes dorados y pintados que decoran la techumbre de dos
salas en la Alhambra de Granada, un curioso armario decorado con piezas de guadamecí llenas
de repujados platerescos que figuró en la colección Spitzer de Viena y varias encuadernaciones
con repujados mudéjares y platerescos como el Misal de Toledo del siglo XIV y otros en
bibliotecas particulares.
Actualmente en España se trabaja en talleres artesanos en la ciudad de Córdoba
fundamentalmente.

El repujado es una técnica con la que se pueden obtener verdaderas piezas artísticas
haciéndolas cuidadosamente y con mucho esmero.

Historia de la Talla.

La talla en madera utiliza herramientas para descubrir una forma que ya existe en la madera
y en la mente de la persona que la trabaja, y puede ser desde un detalle en un cuenco hasta
una forma humana. El arte de la talla consiste en eliminar eficazmente la madera que no es
necesaria, la misma no es propiedad exclusiva de un artista o artesano sino una actividad
abierta a cualquier persona que se interese por ella y se decida a realizarla.

El deseo de tallar parece haber sido parte de la actividad humana desde hace mucho tiempo,
en todo el mundo, gentes de todas las épocas y culturas han dado forma a figuras y decorado
de objetos. Hace decenas de miles de años, nuestros primeros antepasados ya tallaban y
esculpían, eran capaces de hacerlo con colmillos de marfil de mamut y cornamentas de renos,
cincelaban la piedra y podemos suponer que les resultaba mucho más fácil hacerlo con la
madera. Lamentablemente no poseemos ninguna prueba de esto ya que la madera es
vulnerable al ataque de hongos, clima, fuego y la carcoma y para conseguir vivir unos pocos
siglos necesita condiciones muy favorables. Los antiguos Egipcios dejaron ejemplos de muebles
tallados en sus sepulcros reales, no obstante, es probable que durante la Edad Media en
Europa los sucesivos saqueos hayan destruido una gran cantidad de estas obras.

En los siglos XV y XVI, se produjo en Alemania la gran eclosión de la talla en madera,


representada por nombres como Tilman Riemenschneider y Veit Stross. Otro gran periodo de
la talla europea se produjo a finales del siglo XVII con la obra de artistas como Grinling Gibbons
(1648-1721), famoso por la delicadeza de sus tallas en la catedral de San Pablo y otras iglesias.

A finales del siglo XIX, algunos artistas europeos comenzaron a advertir que las tallas traídas
de tierras lejanas no eran simplemente objetos curiosos fabricados por pueblos primitivos sino
verdaderas obras de arte. La evolución del arte europeo ha estado ligada al realismo y al
simbolismo y su punto de partida está en la antigua Grecia, cuyo arte clásico era el epitome del
realismo.

Ya en el siglo XX la talla permaneció intocada por las cambiantes percepciones artísticas, los
estilos vigentes apenas se reconocían como art nouveau y se mantenía fiel a las tradiciones del
siglo XIX. La arquitectura del siglo XX, con sus líneas simples y limpias ha eliminado la demanda
de una ornamentación decorativa en edificios y muebles, de modo que la talla en madera se
ha confinado básicamente a la restauración y la reproducción de obras. Otras áreas de la talla
han evolucionado en consonancia con las ideas modernas como son las esculturas en madera
de Henry Moore (1898-1986).

Como toda artesanía, tiene un componente artístico, en el cual el tallista-artesano vuelca su


talento creativo para sacar de unas simples tablas una obra de arte, y otro componente,
técnico y mecánico, que hay que tener en cuenta para que la materia prima responda a los
esfuerzos del tallista y logre el resultado deseado.

Para realizar la talla en madera se emplean herramientas especializadas como las gubias,
eligiéndose maderas de alta densidad y que no se astillan fácilmente.

Las principales gubias utilizadas por los tallistas y otros profesionales de la madera se pueden
dividir en:
• Gubias planas: Parecidas a los formones pero con una leve curvatura que facilita mucho su
uso a la hora de la talla, ya que así se evita que los vértices del extremo cortante rayen la
madera.

• Gubias curvas, cañoncitos o con forma de U: Tienen forma semicircular con radio variado y
su uso facilita la desbastación de la madera antes de llegar a tocar la forma final deseada.

• Gubias en vértice, tricantos o con forma de V: Son como la conjunción de dos formones en
un vértice y su uso principal es el de usar la punta de unión como elemento de corte que
marca la forma de manera previa, como si se dibujase sobre el boceto del proyecto. De ese
modo también da un margen de seguridad para trabajar las adyacencias sin poner en peligro el
otro extremo.

• Gubias en forma de cuchara: Como su nombre lo indica su forma recordaría al de una


cuchara pero con un extremo recto. Son usadas para la excavación de concavidades en la
madera, como en el caso del interior de un cuenco.

Últimamente se emplea también otras técnicas para tallar la madera. Se puede hacer
diseñando el objeto a tallar con un software de modelado en tres dimensiones CAD. Se pasa
ese dibujo en tres dimensiones a un software de mecanización asistida por ordenador CAM
que una máquina de control numérico podrá fabricar automáticamente. Lo delicado de esta
técnica es saber dibujar con el software CAD objetos artísticos.

El cuero es uno de los materiales más útiles con que ha contado la humanidad a través de su
historia. Desde el propio primitivismo hasta nuestros días somos acompañados por una
segunda piel que como los buenos vinos, en vez de envejecer, embellece.

El hombre prehistórico para evitar que las pieles de los animales que cazaba se dañaran o
endurecieran, utilizaba la grasa de los sesos de sus presas, frotándolas sobre las futuras
prendas que le protegerían del frío. Hebreos y babilonios utilizaban para preservarlas, medios
parecidos a los existentes en curtidurías muy rudimentarias, como eran cubrir la piel con
sustancias astringentes de cortezas, raíces y frutos, curándola con sal común y algunas veces
frotándola con aceites.

En Egipto se han hallado segmentos de cuero en buen estado, de hace 3 mil años. Gracias a
una adecuada conservación, su textura fue usada en la antigüedad por soldados que los
incorporaban como parte de cascos yelmos y escudos, por marineros que le convertían en
velas y cubiertas de grandes buques y por hombres inquietos que transformaron las pieles de
oveja, cabra y becerro en pergamino. Hoy en día, el cuero es la base de una gran industria,
pues constituye la materia prima para la fabricación de objetos de tanta importancia como el
calzado y prendas de vestir, correas de transmisión para maquinaria, carteras, maletas,
talabartería, guantes industriales, etc.

Dependiendo de la naturaleza de los productos a los que está destinada, la piel de animales
como cabras, vacas, bueyes, becerros, cerdos y de algunos reptiles como culebras y cocodrilos,
es sometida a un adecuado proceso de curtición. El curtido de cueros consiste básicamente en
convertir el material putrescible en una superficie que en condiciones ordinarias no se
deteriora y que al ser mojada y posteriormente secada no se endurece. Para lograr este efecto
son utilizados varios productos naturales como el tanino que se extrae de plantas como el
roble, sauce, quebracho, mangle, etc. y también sales de cromo que se obtienen de un mineral
de hierro y cromo; aceites de ballena, foca, bacalao y curtientes sintéticos.
Existen dos tipos de curtición. La primera es la mineral (al cromo) que tiene como destino las
manufacturas del cuero y la capellada del calzado. La segunda es la vegetal (al tanino)
requerida en la producción de la suela del calzado.

El factor que limita la obtención del cuero es el sacrificio del ganado y éste depende a su vez
de la industria ganadera y de la demanda de carne para el consumo.

No se halla disponible demasiada información sobre la talla del cuero aunque la experiencia
adquirida por la observación de tallistas de madera y por la experiencia realizada en la talla de
piel nos indica que se trata de técnicas de trabajo y uso de herramientas similares aunque
adaptadas a las específicas características de cada material.

En el caso del cuero las herramientas son de menor tamaño y superficies de corte o cuchilla
más fina. Es tallado resulta entonces más delicado y no requiere el uso de mazos para golpear
las gubias que precisan de la presión manual adecuada para eliminar estrictamente la parte de
la flor de la piel cuidando de no perforar la misma.

El acabado final difiere también de la talla en madera pues se utiliza una capa de cera
aplicada solamente en las partes de la piel que no se han tallado y conservan su flor.

HISTORIA DEL MOSAICO

La palabra mosaico proviene etimológicamente de la palabra griega "musa". Se ha llegado a


decir que tal nombre era debido a que en el mundo clásico, se consideraba un arte tan
magnífico que debía estar inspirado por las musas.

Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta,
Mesopotamia, y por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.
En Bizancio, desde la creación de Imperio Romano de Oriente el arte del mosaico griego y
romano se combinó con la tradición oriental y dio lugar a mosaicos con grades cantidades de
oro. Además, se aplican los mosaicos a la arquitectura religiosa mientras que en el mundo
romano se aplicaba a la arquitectura doméstica.

De Bizancio, los mosaicos pasarán también al mundo islámico.

Ya en tiempos modernos se desarrollan desde el Renacimiento hasta nuestros días.

Como curiosidad se sabe que también existió una técnica especial de mosaico en la América
Prehispánica.

Un mosaico en su origen es una obra compuesta de piedrecillas, terracota o vidrios de varios


colores. También puede estar hecha de madera. Por extensión se llama mosaico a cualquier
obra realizada con fracciones diversas.

La obra del mosaico se realizaba sobre todo en grandes superficies planas, como paredes,
suelos y techos, pero también se adaptó a simples objetos o pequeños paneles.

Es en época griega helenística cuando empieza a perfeccionarse este arte, creándose obras
con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología.

Los materiales que se emplean ya en esta época son mármol, vidrio, ónice, etc. Siendo los
romanos los que mayor auge y difusión dieron a esta técnica.

Los romanos construían los mosaicos con pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas. El
material de estas teselas era rocas calcáreas, vidrio coloreado, cerámica, etc.
Las teselas se elaboraban con sumo cuidado y en diferentes tamaños y colores para que el
artista pudiera colocarlas según el dibujo a modo de puzzle y aglomeradas con cemento.

Para hacer las teselas de mármol o de piedra de color, se cortaba el material en finas
láminas, luego en tiras y después en cubos. Para obtener las teselas de vidrio fundido (que
podía teñirse añadiéndole diferentes óxidos de metal) se vertía éste encima de una superficie
lisa para que se enfriara y se endureciera.

Después, con una herramienta afilada, la lámina de vidrio coloreado era cortada en tiras y
luego en cubos. Las teselas de oro y plata se obtenían colocando pan de oro o plata encima de
una lámina de vidrio de tono pálido. La superficie se cubría con un frit (capa fina de vidrio
empolvado) y se calentaba en un horno para sellar el oro y la plata entre las capas de vidrio. A
continuación se dividía la lámina en cubos.

También había que preparar concienzudamente la superficie allanándolo con varias capas
superpuestas para que estuviese bien liso, puesto que cualquier irregularidad podía llevar a la
fractura de algunas teselas y esto conducir a la degradación de toda la obra.

Los mosaicos eran para los romanos un elemento decorativo para los espacios
arquitectónicos de tal manera que no había palacio o villa romana donde no hubiera mosaicos.
En numerosos lugares, se sabe que hay villas y otros edificios por excavar por lo que se sabe
que son numerosos los mosaicos por descubrir.

En general los mosaicos romanos representan sobre todo motivos geométricos y también
con mucha frecuencia, escenas mitológicas. A un segundo nivel aparecen motivos
costumbristas: juegos, cacerías, escenas amatorias y eróticas, etc.

El mosaico sobre piel podemos encontrarlo en encuadernación de libros. Esta


encuadernación o decoración amosaicada, es una técnica que bien por superposición y
yuxtaposición, permite composiciones con pieles de distintos colores, texturas y en algunos
casos, otros materiales laminados (madera, metal y hueso entre otros) para decorar las tapas
de libros. Atendiendo a su proceso de elaboración recibe diferentes nombres:

Amosaicado con florones - se realiza superponiendo piel sobre la huella del grabado (florón)
hecho con un bronce de huella especial (mayor hueco) que permite alojar en su interior, el
recorte de piel que queremos adherir a nuestro libro y posteriormente, dorarlo o gofrarlo.

Mosaico entre hilos o entre arquillos y tronquillos - En este caso la piel del mosaico se aloja
entre las huellas gofradas por los hilos o los arquillos, ajustándose milimétricamente a sus
marcas, volviendo a gofrar o dorar en la misma huella (Arquillos y tronquillos e hilos).

Mosaico por yuxtaposición de pieles - Esta técnica se basa en el vaciado de la piel del libro, con
el mismo grosor y forma de la piel del mosaico que vamos a fijar. Básicamente se realiza con
formas geométricas.

Mosaico en bajo relieve - Para esta técnica, recortamos las pieles (muy divididas) del mosaico,
haciendo que encajen las piezas de piel, perfectamente y las superponemos sobre el dibujo
que anteriormente tendremos marcado en las tapas del libro.

Posteriormente perfilaremos los contornos y gofraremos sus detalles.


Una de las tendencias actuales es el uso en diseño de interiores de mosaicos de piel para el
recubrimiento de paredes y elementos arquitectónicos cuyas piezas presentan diferentes
texturas y tonos.

Un exponente importante del mosaico en el siglo XX fue el arquitecto Antoni Gaudí que
convirtió sus mosaicos de cerámica en un sello personal de su obra utilizándolos como
decoración de elementos arquitectónicos y como ornamentación. Su técnica se denomina
trencadis y consiste en rellenar espacios utilizando trozos de cerámica u otros materiales de
distinta formas y tamaños. En ellos me he basado para realizar el tema del molino decorativo.

PIROGRABADO

El pirograbado (del griego. piros = fuego graphos = escritura) es una técnica de dibujo,
primordialmente, pero su utilización abarca en la práctica, cualquier grabado empleando el
aparato conocido en la actualidad como pirograbador, el cual emplea electricidad para generar
el calor suficiente en la punta.

Se trata de quemar un soporte, ya sea éste de papel, cartón, o madera, con el pirograbador
marcando un dibujo sobre esa superficie. El pirograbador tiene varios mangos parecidos a
soldadores de estaño, y varias cabezas con diferentes formas. Regulando la intensidad del
calor que desprende la punta, se consigue más o menos intensidad en el quemado y,
consecuentemente, distintas tonalidades del marrón suave al negro absoluto.
El método que antecede a la actual electro-termo-grabación es el del empleo de la llama
abierta y un objeto metálico que absorbiese el calor para así transferirlo hacia la tabla de
madera.

Esta técnica ha sido practicada por varias culturas incluyendo los egipcios y algunas tribus
africanas desde los orígenes de los tiempos. El pirógrafo Robert Boyer propone que esta
técnica data de la prehistoria cuando los primeros humanos crearon diseños empleando los
restos calientes del fuego.

En China, durante la dinastía Han se conocía a este método como "bordado con agujas de
fuego".

Durante la Época victoriana, la invención de máquinas provocó un amplio interés por este
tipo de artesanía y fue entonces cuando se acuñó el término pirografía.

La pirografía es, en muchos países, una forma artística tradicional.

Esta técnica tiene una larga tradición y, en tiempos pasados, servía fundamentalmente de
apoyo a labores de mayor envergadura como fueron, por ejemplo, las policromadas de oro y
plata y las esmaltaciones.

Hoy en día vuelve a resurgir con fuerza debido a la gran difusión del pirógrafo eléctrico muy
cómodo, rápido y fácil de usar con el que podemos pirograbar sobre diversos materiales
madera, cuero, tela, papel..., aunque la superficie más frecuente ornamentada con la técnica
del pirograbado es la madera.

Ha sido una actividad típica entre nuestros pastores, que grababan en cuernos sus nombres y
dibujos fabricando con ellos vasos, cucharas, etc.

Igual que la madera y el cuerno se emplea esta técnica en conchas, piel y materiales
semejantes.

Artesanía tradicional que une al ser humano con el fuego, uno de los cuatro elementos,
utilizándolo en este caso como medio de expresión.

El pirograbador es una herramienta que utiliza la electricidad para generar calor. Este calor
se transmite a una punta de pirograbar que es la que hacemos entrar en contacto con el
soporte para conseguir los pirograbados.

Se pueden utilizar diferentes tipos de soportes para pirograbar: piel, papel, cartón, o madera,
y existen también diferentes puntas de pirograbado para conseguir diferentes líneas y distintos
tipos de rellenos, etc.

Aunque hay pirograbadores sencillos (directos), lo habitual y recomendable es utilizar


pirograbadores con variador de potencia y con fusibles de protección que evitará averías
debidas a subidas de potencia.
Pirograbar es un trabajo sencillo, pero como cualquier otra técnica, requiere de práctica para
poder conseguir buenos resultados. (Es recomendable comenzar con algunos dibujos sencillos
sobre algún soporte).

La combinación de la variedad de puntas y el control de la potencia del pirograbador


permiten conseguir resultados vistosos.

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