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DESISTIMIENTO: ALGUNAS

APROXIMACIONES
¿Cómo entendemos la
Criminalidad?
Bases de la
Criminología PSICOLOGÍA

DERECHO

SOCIOLOGÍA Y
ANTROPOLOGÍA BIOLOGÍA
Escuela Clásica
Beccaria (1764) - El delito y las Penas

• El análisis se centra en el acto (hecho)


• “Todo individuo puede tener un
comportamiento desviado”
• Interés en la relación entre la sociedad y el
actor o acción después de la cual aparece el
comportamiento desviado
• Aproximación más reactiva que etiológica
Escuela Biológico-Positivista
(Cesare Lombroso)

• Se aparta conscientemente de la criminología


clásica anterior
• Determinista (los hombres determinados por su
biología y medio social son impulsados sin
reticencias a sus acciones)
• Se busca identificar variables y factores que
producen la diferencia entre criminales y no
criminales
Definiciones sociológicas
Existe comportamiento desviado cuando:
 …son violadas las leyes penales
(Sutherland y Cressey)
 …así lo consideran los otros miembros
de la sociedad (Erikson)
 …es contrario a las expectativas de la
mayoría de los miembros de una
sociedad (Cohen)
Durkheim
Enunciados:
“La criminalidad es normal”

“La criminalidad es un hecho social


que debe ser explicado socialmente”
“Con cuánta frecuencia el crimen es en realidad
sólo una anticipación de la moral futura, el
primer paso hacia lo que va a ser”

“Si el crimen es realmente una enfermedad


social, entonces el castigo es el remedio.....
Pero si el delito no tiene en sí nada
enfermizo, entonces el castigo tampoco
puede aspirar a la cura sino que su función
tiene que ser buscada en otra parte”
Labeling Approach:
 Ningún comportamiento contiene en sí
la cualidad de desviado
– Un mismo comportamiento puede ser
conformista o desviado (interculturalmente,
históricamente)
 La fijación de normas a determinados
modos de comportamiento se les
atribuye el “título de desviado”
– Los que establecen las normas son los
que definen el comportamiento desviado
 Las definiciones de comportamiento
desviado sólo influyen sobre el
comportamiento cuando las normas son
aplicadas
 La aplicación de la norma como forma
de etiquetamiento del comportamiento
desviado es realizada selectivamente
– Los mismos modos de comportamiento
son definidos diferencialmente según las
situaciones y personas específicas
 Los criterios que determinan la selección
pueden ser subsumidos bajo el factor
poder (pertenencia a un estrato, por
ejemplo)
 la rotulación como desviado moviliza las
profecías autocumplidas
– Inicio de carreras desviadas
– el delito no se define por el acto, sino que
es una consecuencia de la norma y
sanción aplicada al sujeto llamado
"delincuente”

– "el desviado es una persona a quien el


etiquetamiento le ha sido aplicado con
éxito, por lo que el comportamiento
desviado es el que se etiqueta como tal".
Lo empíricamente
demostrado
• Los comportamientos antisociales, transgresores y
delictivos ocurren con mayor frecuencia durante la
adolescencia.
• Existe una vasto campo de investigación en factores de
riesgo presentes en jóvenes que comenten conductas
antisociales.
• La identificación de los factores de riesgo de mayor peso
que favorece la persistencia en el comportamiento
delictivo resulta de especial relevancia para la
intervención.
Antecedentes empíricos del comportamiento delictivo
en la adolescencia

Estudios de autoreporte, muestran tasas similares de


comportamientos antisociales en diferentes sectores
socioeconómicos en etapa adolescente
El auto-informe revela una distribución homogénea de
estos comportamientos según NSE, no obstante cifras
oficiales tienden a sobre-representar a adolescentes
provenientes de minorías étnicas y sectores
empobrecidos
(West & Farrington, 1977; Farrington, 1995; Moffit, 1993-2006; Rutter,
Giller & Hagell, 1998; Garrido, Morales & Sánchez, 2006)
El concepto de desistimiento alude a
dejar de hacer algo

Al relacionarlo con la delincuencia,


dice relación con el abandono de la
comisión de delitos por parte del
sujeto (Laub y Sampson, 2001).

Se suele situar al fin de la trayectoria


en la edad en que se cometió el
último delito
Weitekamp y Kerner (1994)
comprenden el desistimiento como un
proceso -en vez de un suceso- que
implica una disminución de la
actividad delictiva, que puede
desembocar en la no delincuencia.
En ese marco, Loeber y LeBlanc
(1990) definen tres componentes
que puede incorporar un proceso
de desistimiento: a) reducción de
variedad de delitos, b)
disminución de la frecuencia de
delitos cometidos y c) reducción
de la gravedad de los delitos
El desistimiento debe entenderse
como un proceso gradual en que
pueden observarse signos de
desaceleración de la actividad
delictiva - a partir de los criterios
mencionados- asociado a un deseo
por abandonar un estilo de vida
asociado al delito (Farrall 2002, en
McNeill, 2006).
Esto implica que el desistimiento no
debe producirse a partir de la ausencia
de oportunidades de cometer ilícitos -
por ejemplo, mediante el
encarcelamiento- sino que debe
asociarse directamente con un cambio
importante el proyecto de vida del sujeto
(Pucci, Rojido, Trajtenberg y Vigna,
2009).
Desde un enfoque de desistimiento,
el trabajo con condenados o ex-
condenados debe estar estructurado
sobre el conocimiento respecto de los
elementos que contribuyen a la
disminución de la actividad delictiva.
Se debe indagar respecto de las
vinculaciones entre agencia, estructura,
reflexividad e identidad que otorgan
insumos para la comprensión de cómo y
por qué los ex-condenados logran
modificar sus conductas. Más aún, el
conocimiento sobre los procesos en los
cuales se aloja el desestimiento es un
predecesor clave para el desarrollo de
modelos prácticos (McNeill, 2006)
Lo anterior debido a que las
intervenciones deben, precisamente,
promover la capacidad de agencia y
reflexividad, en base a relaciones
comprensivas y respetuosas que
centren la atención en las
oportunidades del medio y del mismo
sujeto -relevando sus motivaciones y
capacidades-.
Ello, de manera de aprovechar las
fortalezas, resolver las necesidades y
enfrentar los riesgos (McNeill, 2006).
Entre los aspectos más mencionados en
la literatura se encuentran: a) relación de
pareja de buena calidad con una persona
que no esté vinculada a la actividad
delictiva; b) vinculación con el mundo del
trabajo -principalmente si interactúa con
otros factores como la edad y
condiciones laborales-; c) disminución de
la relación con grupo de pares asociado
a la actividad delictiva;
d) la maternidad/paternidad y
adquisición de responsabilidades de tipo
social y económica; e) participación
cívica e integración en organizaciones
sociales o de la comunidad en general
(Sampson y Laub 1993; Maruna,
Immarigeon & LeBel, 2004; Uggen,
Manza & Behrens, 2004).
Lazos Sociales:
Cuando las personas que terminan una
condena construyen lazos con personas
e instituciones significativas para ellos y
que no se relacionan con el delito, crean
nuevas formas de apego emocional y
apoyo social, las cuales promueven
responsabilidad que, de ser
abandonadas, acarrearían costos
significativos (Pucci, et al., 2009).
Tales vínculos sociales a su vez
tendrían impacto en la construcción de
identidades alternativas de los agentes,
promoviendo formas de visualizar
nuevas opciones de vida (Pucci, et al.,
2009)
Maruna (2012), que señala que las
teorías de los vínculos sociales asociadas
al desistimiento plantean que el vínculo
con el empleo, la familia, o los programas
de carácter educativo, explican los
cambios en la conducta delictiva del
adulto joven en el transcurso de la vida.
Básicamente porque tales relaciones
constituirían un fundamento importante
para no reincidir (McNeill, 2006).
Lo anterior dice relación con la teoría
del aprendizaje social, que postula que
el comportamiento delictivo es
aprendido básicamente a través del
contacto con grupos o individuos que
refuerzan sentimientos, pensamientos y
actitudes que anteceden a la conducta
delictiva (Akers y Sellers, 2009;
Bernard, Snipes y Gerould, 2010, en Cid
y Martí, 2011).
Es posible suponer que si las
intervenciones se orientan a desarrollar
formas relacionales alternativas y se
incorpora a las figuras significativas en
dichos cambios actitudinales, se puede
avanzar en la disminución de la actividad
delictiva.
Es lo que señalan autores como
McGuire y Pristley (1995), McGuire
(2002), Andrews y Bonta (2003) cuando
indican que este tipo de intervenciones
tiene un impacto moderado pero positivo
en la disminución de la tasa de
reincidencia (Cid y Martí, 2011). Lo
mismo en Andrews y Bonta (2006).
Esta idea de cambio subjetivo establecido
por Maruna podría relacionarse con la
teoría del etiquetaje. De acuerdo a ella, la
autodefinición del sujeto como
delincuente sería el factor principal para
comprender la construcción de
trayectorias delictivas (Lemert, 1967, en
Cid y Martí, 2011).
En esa línea, parece coherente plantear
que el proceso de cambio debe
incorporar un proceso de
"desetiquetaje", en que la persona no se
vea a sí mismo como delincuente y sea
capaz de desarrollar identidades
alternativas (Lebel, Burnett, Maruna,
Bushway, 2008).
Otra de las teorías criminológicas que
contribuye a la explicación del
desistimiento es la teoría de la tensión.
Siguiendo a esta teoría, la delincuencia se
explicaría como el resultado de una
frustración del acceso a las metas
deseadas, constituyéndose el delito ya sea
como vía para responder a este estado
emocional, u como una vía alternativa -
ilegal- para alcanzar la meta deseada
(Agnew, 1992, en Cid y Martí, 2011).
Cullen y Wright (1997, en Cid y Martí,
2011) -autores que han desarrollado
esta teoría para explicar el desistimiento
del delito- postulan que el apoyo que
recibe quien cumple y/o termina una
condena (en cuando a apoyo afectivo,
económico, comprensivo, informativo y
de vinculación a redes) es sustancial
para que la persona pueda satisfacer
sus necesidades, alcanzar sus metas
por vías lícitas y promover el cambio.
Farrall (2002) destaca el significado de las
relaciones entre cambios “objetivos” en la
vida del delincuente y su evaluación
“subjetiva” del valor o el significado de
estos cambios.
En consecuencia, el desistimiento reside
en algún lugar de las interfaces entre el
desarrollo de la madurez personal, el
cambio de los vínculos sociales asociados
con ciertas transiciones de la vida, y las
construcciones narrativas subjetivas
individuales que los delincuentes
construyen alrededor de estos eventos y
cambios claves.
No es que importen los eventos y
cambios, es lo que estos eventos y
cambios significan para las personas
involucradas.
En ese sentido, entre los principales
teóricos del desistimiento el debate se ha
planteado en torno a la relevancia de los
factores objetivos o sociales por sobre
subjetivos, o viceversa (Maruna, 2001;
Laub y Sampson, 2003; Lebel et al.,
2008).

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