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LA REFLEXIÓN DE LUCAS CAPITULO 2

El segundo capítulo de Lucas tiene un mensaje hermoso: Dios lo hace todo con un
propósito claro y definido; y haremos bien en identificar esto, creerlo y confiar en
que también en nuestras vidas el Señor tiene un plan que está desarrollando, cuya
meta es Su gloria (no la nuestra), la cual se verá magnificada por medio de
nuestro crecimiento y semejanza al carácter y pensamiento de nuestro Salvador
Jesucristo.
El capítulo 2 es el registro histórico del nacimiento de Jesús, unido a la relación
histórica del gobierno romano. La simple nota histórica de la visita de los pastores
está ligada al relato sublime de las huestes celestiales.
Jesús fue llevado al templo cuando tenía 8 días de edad para ser circuncidado de
acuerdo con la ley de Moisés. Dijo el apóstol Pablo en Gálatas 4:4, 5. Pero cuando
se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la
ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios
nos recibiera como a hijos. Como resultado de la visita a Jerusalén, tenemos las
canciones de Simeón y de Ana.
El único incidente aislado de la niñez de Jesús está registrado por Lucas para que
sepamos que Jesús tuvo una infancia normal. Veamos el versículo 52, que expone
lo siguiente:
(1) Jesús crecía en sabiduría (el aspecto mental)
(2) Jesús crecía en estatura (aspecto físico)
(3) Jesús crecía en favor ante Dios y los hombres (aspecto espiritual)
Antes de examinar el texto, es necesario que consideremos algo del material de los
antecedentes. Recordemos que el Evangelio de Lucas tiene un carácter histórico y
ha sido escrito especialmente para los griegos y las personas intelectuales. También
tuvo un gran propósito espiritual, que consistía en presentar al Hijo de Dios.
Neander, un gran personaje destacado por su santidad personal, afirmó lo siguiente:
"Las tres grandes naciones históricas tuvieron que contribuir, cada una de ellas en
su manera propia y peculiar, a fin de preparar el suelo para la siembra del
Cristianismo; los judíos, por parte del elemento religioso; los griegos, por parte de
la ciencia y el arte; los romanos, los dueños del mundo, por parte del elemento
político". Añadimos el hecho de que cada uno de los Evangelios de Mateo, Marcos
y Lucas, fue dirigido a un sector particular de la humanidad. Mateo fue escrito para
los judíos, Marcos para los romanos, y Lucas para los griegos.
El Dr. Gregory escribió: "Los griegos se distinguen claramente de las otras razas
históricas por ciertas características notables. Ellos eran, en al mundo antiguo, los
representantes de la razón y la humanidad. Se veían a sí mismos como
responsables de la misión de perfeccionar a los hombres". Eran los cosmopolitas
de esa época. Crearon sus dioses a la semejanza de los seres humanos, así como
a su propia semejanza y, en consecuencia, vincularon una mundanalidad y un
descreimiento religioso total a la cultura humana.
San Pablo fue la persona apropiada para ir a Atenas e instruir a los griegos sobre
su altar dedicado al "DIOS NO CONOCIDO". Lucas, un no judío, acompañó a San
Pablo en su viaje.
Evidentemente, la misión universal de los griegos fue así una parte de la
preparación para la llegada del Señor Jesucristo al mundo. Obligó a los intelectuales
de aquel tiempo a sentir y reconocer la insuficiencia de la razón humana (incluso en
su desarrollo más perfeccionado) para lograr la liberación y perfección de la
humanidad. Les dejó esperando y deseando la aparición de alguien que pudiese
llevar a cabo esa tarea.
El idioma griego se convirtió en un vehículo para difundir la Palabra de Dios. El
Evangelio fue comunicado al mundo en ese idioma. Dios utilizó a Alejandro Magno
para hacerlo posible.
Howson dijo de Alejandro Magno: "Recogió las mallas de las redes de la civilización,
que yacían en desorden sobre las playas asiáticas, y las extendió por el resto de los
países que él atravesó en sus prodigiosas campañas. El este y el oeste se unieron
repentinamente. Pueblos que estaban separados, se unieron bajo un gobierno
común. Se edificaron nuevas ciudades, como centros de la vida política. Se abrieron
nuevas líneas de comunicación, como canales de actividades comerciales. La
nueva cultura penetró en las cordilleras de Pisidia y Licaonia. Los ríos Tigris y
Eufrates se convirtieron en ríos griegos. El idioma de Atenas fue escuchado entre
las colonias judías de Babilonia; y una Babilonia griega fue edificada en Egipto por
el conquistador, y llamada por su nombre." Fue la ciudad de Alejandría, que aun
conserva su nombre.
Recordemos estos antecedentes al considerar el nacimiento del Señor Jesucristo.
Leamos entonces los versículos 1 y 2:
"Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto César,
que todo el mundo fuera empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio
gobernador de Siria."
Al leer la frase de que "todo el mundo fuera empadronado", alguien podría pensar
que se refería literalmente a todos los países del mundo. La palabra griega para
"mundo", oikoumene, significa "tierra habitada" y se refería al mundo civilizado de
aquella época. (Algunas tribus salvajes del norte de Europa no estuvieron incluidas
en aquel censo, aunque a Cesar Augusto le habría encantado imponerles las
contribuciones correspondientes, su hubiese podido llegar hasta ellos.)
¿Quién era Cesar Augusto? Era el hijo adoptivo de Julio César. Realmente, su
nombre era Octavio y adoptó el nombre de César, a lo cual tenía derecho. Y Augusto
no era un nombre sino un título. Cuando el senado le presentó para su
consideración algunos títulos como rey, emperador, o dictador, no quedó satisfecho.
En cambio, eligió el título de Augusto, que tenía un significado religioso, lo cual fue
un intento de deificarse a sí mismo.

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