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Deontología, derecho y moral

Material básico
Ideas clave
1.1. ¿Cómo estudiar este tema?
1.2. La deontología, ¿entre el derecho y la moral?
1.3. La naturaleza de las normas deontológicas: la deontología como
soft law
Doctrina
Jurisprudencia

1 TEMA
Deontología Profesional

Material básico

Ideas clave

1.1. ¿Cómo estudiar este tema?

En esta primera lección del programa es importante que aprendas qué es la


deontología profesional y cuál es su relación con otros órdenes normativos, en
particular, con el derecho y la moral, con los que la deontología guarda una estrecha
relación. Tras el estudio de esta lección, deberás estar en condiciones de definir
correctamente qué son las normas deontológicas, y emplear con precisión los términos
básicos del debate en torno a la naturaleza jurídica de la deontología profesional. Debes
estudiar con atención las ideas básicas que encontrarás en este mismo documento, y es
muy recomendable que consultes la bibliografía citada. También puedes encontrar más
información en las lecturas complementarias y en las webs que se recomiendan. Tras el
estudio del tema, contrasta los resultados obtenidos realizando las actividades
propuestas en esta lección: responde a las preguntas tipo test y resuelve el caso
magistral propuesto.

1.2. La deontología, ¿entre el derecho y la moral?

En este apartado vamos a tratar de determinar en primer lugar, qué es la


deontología, y qué son el derecho y la moral. A continuación trataremos de
establecer los puntos centrales de la discusión en torno a las relaciones entre estos tres
órdenes normativos. Como veremos a continuación, ambas cuestiones se encuentran
íntimamente relacionadas, es decir, según qué entendamos por derecho y por
moral, así interpretaremos la relación de ambas con la deontología y el
estatuto mismo de las normas deontológicas.

TEMA 1 – Material básico 2


Deontología Profesional

Comenzaremos por tratar de responder a la pregunta ¿qué es derecho? Para hacerlo,


es preciso conocer las tres grandes formas de aproximación al derecho que han
predominado a lo largo de la historia del pensamiento jurídico: la concepción
estatal formalista, la concepción sociológico-realista y la concepción
óntico-valorativa del derecho1.

La primera forma de concebir el derecho de la que me ocupo entiende este como un


sistema de normas. La segunda, lo concibe como un fenómeno social, o como un hecho
de la vida social. La tercera, entiende el derecho como valor.

El ideal que inspira la concepción estatal- formalista del derecho es, según
Rodríguez Paniagua, la seguridad jurídica. Fundamentalmente, en su aspecto de
certeza. Lo decisivo es saber de antemano qué es verdaderamente derecho. Así, esta
visión de lo jurídico se constituye sobre un dogma fundamental: la ley estatal como
fuente de derecho. No es que no existan otras fuentes jurídicas, pero lo que sí ocurre
es que todas ellas se someten al control de la ley. Este dogma fundamental se apoya
sobre un presupuesto de hecho, a saber, que lo que el Estado establece como derecho
suele cumplirse por regla general, ya que los jueces son fieles intérpretes de la ley.

Esta concepción del derecho se construye, por tanto, en pugna con la costumbre y con
la jurisprudencia. Ni la una ni la otra pueden ocupar el lugar que la concepción estatal
formalista reserva para la ley del Estado, pues, si ese desplazamiento ocurriera, sería
imposible salvaguardar la seguridad jurídica, que es aquí lo esencial. La consecuencia
más importante de este planteamiento radica en que todo lo que no pueda encuadrarse
en la ley es jurídicamente irrelevante.

Esta concepción del derecho se fundamenta, como cabe esperar, en una peculiar
antropología: solo el hombre hobbesiano pondría la seguridad jurídica por encima
de cualquier otra consideración a la hora de definir lo que el Derecho es. La segunda
gran concepción del derecho es la concepción sociológico-realista. Para esta
concepción, la seguridad jurídica es tan importante como para la anterior. La cuestión
es que ese ideal solo puede cumplirse mediante la fidelidad extrema a la realidad social.

1 Rodríguez Paniagua, J. M. (1977). Derecho y Ética (pp. 21-32). Madrid: Tecnos. También en: Rodríguez Paniagua, J.
M. (1981) ¿Derecho Natural o axiología jurídica? (pp.16-26). Madrid: Tecnos.
Reale, M. (1997). Preliminares al estudio de la Teoría Tridimensional del Derecho. En Teoría Tridimensional del
Derecho (pp. 121 y ss). Madrid: Tecnos.

TEMA 1 – Material básico 3


Deontología Profesional

Dentro de esta concepción es preciso distinguir dos líneas de pensamiento:

La crítica a la teoría tradicional sobre la interpretación de la ley en los


países del derecho codificado, la crítica al papel del juez en la aplicación de la
ley. En este sentido, baste citar al francés Gény y su reacción frente a las tesis de la
Escuela de la Exégesis, al realismo jurídico norteamericano o al realismo jurídico
escandinavo.

La crítica a la vinculación exclusiva del derecho con el Estado. Este último


es una más de entre las muchas sociedades de las que forma parte el hombre, y, por
tanto, no puede decirse que le corresponda en exclusiva la realidad normativa. En
este sentido, puede recordarse a diversos autores, desde el Ihering crítico de la
Jurisprudencia de Conceptos hasta Ehrlich y el movimiento del Derecho libre, Esser,
Viehweg o Betti. Además, está indisolublemente ligada a todas las teorías que
consideran el derecho como un fenómeno social, y a la sociedad como una realidad
que no se agota en el Estado, lo que conecta esta concepción del Derecho con las
teorías de Gierke o Duguit, de Gurvitch, Hauriou o, muy especialmente, con la teoría
de la institución de Santi Romano.

Por último, la concepción óntico-valorativa del derecho pone el ideal que este ha
de perseguir en la justicia. Lo significativo no es tanto esta elección como que, para esta
concepción, la justicia, el ideal, sea constitutivo del derecho. El ideal no está fuera, sino
dentro del derecho mismo.

Las consecuencias de este planteamiento se desarrollan en dos versiones distintas, una


radical y otra más moderada. Para la primera, la justicia es el requisito para la
existencia del derecho. Sin justicia no hay derecho. Para la segunda, la justicia es
un requisito más para la existencia del derecho. Sin justicia, como sin eficacia o
sin validez, no podría hablarse de derecho.

Esta concepción acerca del derecho ha sido dominante


en la historia hasta prácticamente el siglo XVIII. La
comparten tanto los representantes del
iusnaturalismo cristiano (San Agustín o Santo
Tomás de Aquino) como los del iusnaturalismo
racionalista (Thomasius o Kant).

TEMA 1 – Material básico 4


Deontología Profesional

Su hegemonía muere con Hugo, quien, en 1798, publica su concepción de la Filosofía


jurídica bajo el descriptivo título de Lehrbuch des Naturrechts als einer Philosophie
des positiven Rechts, y esta muerte es certificada de modo radical por la Escuela de la
Exégesis.

A partir del siglo XIX, pocos exigirán al derecho que, para serlo, sea justo. Todo lo más,
se le pedirá que se esté orientado a la justicia, la logre o no (esta es la posición de
Radbruch).

Creo que la respuesta a la pregunta ¿qué es el derecho? no puede renunciar a ninguna


de las tres perspectivas de estudio recién descritas. Como diría Reale, el derecho «sabe»
a hecho, a valor y a norma, y «no es un queso o una tarta con tres sabores diferentes,
correspondientes a tres pedazos diferentes, de tal manera que el jurista viene y degusta
la norma, el sociólogo se contenta con el hecho y el filósofo iusnaturalista se pierde en
el mundo del valor. El derecho es una realidad, digámoslo así, trivalente, o, en
otras palabras, tridimensional. Tiene tres sabores que no pueden ser separados
los unos de los otros. El derecho es siempre hecho, valor y norma, para quien quiera
que lo estudie»2.

Esto significa que a las tres concepciones del derecho que acabamos de estudiar habría
que sumar una más: la concepción tridimensional de lo jurídico, cuya tesis
fundamental es que el estudio del derecho no puede renunciar a ninguna de las tres
perspectivas sobre las que se centran cada una de las tres concepciones señaladas.
Incluso, siguiendo a Pérez Luño 3 , cabría hablar de un necesario
Tetradimensionalismo jurídico, si a hecho, norma y valor sumamos la dimensión
temporal, la historia, como elemento del derecho. No podemos olvidar que el derecho
es un producto cultural y, como tal, está necesariamente anclado en la temporalidad.
No puede entenderse lo jurídico sin hacer referencia al contexto cultural en el que el
derecho se produce.

Del mismo modo que existen distintas concepciones del derecho, a lo largo de la
historia la moral se ha entendido de formas diversas. A mi juicio cabe
establecer, en este sentido, una distinción fundamental: la que pone la línea divisoria
entre las éticas objetivas y las éticas relativas.

2 Reale, M. (1997). Preliminares al estudio de la Teoría Tridimensional del Derecho (p. 122). Madrid: Tecnos.
3 Pérez Luño, A. E. (1997). Teoría del Derecho. Una concepción de la experiencia jurídica. Madrid: Tecnos.

TEMA 1 – Material básico 5


Deontología Profesional

La cuestión es si las cosas son buenas o malas per se o somos nosotros los que, según
diversos factores (nuestro interés, nuestra utilidad, etc.) atribuimos a las cosas un valor
positivo o negativo del que ellas, en sí mismas, carecen.

Este debate está presente desde el nacimiento mismo de la ética en el pensamiento


griego, y puede ilustrarse con la discusión entre Aristóteles y los sofistas. Para el
primero, existen cosas justas en sí mismas, mientras que para los segundos la justicia o
injusticia de las acciones humanas depende de las cambiantes normas de cada pueblo y
cultura. Según Aristóteles:

Una parte de lo justo político es natural, y otra, legal. Es natural lo que en


todos lados tiene la misma fuerza y no depende de nuestra aprobación o
desaprobación. Es legal lo que en un principio es indiferente que sea de un
modo u otro, pero que una vez constituidas las leyes deja de ser indiferente:
por ejemplo, pagar una mina por el rescate de un prisionero o sacrificar una
cabra y no dos ovejas, y también lo legislado en casos particulares como
ofrecer sacrificios en honor de Brasidas, o los ordenamientos en forma de
decretos. Creen algunos que todas las normas son de derecho legal,
justificando esto en que lo que es por naturaleza es inmutable y tiene la misma
fuerza en todos lados, como el fuego, que quema aquí lo mismo que en Persia,
en tanto que las cosas tenidas por justas, por lo contrario, cambian a ojos
vista4.

Aristóteles sostiene que la ética es objetiva, es decir, que la bondad o maldad de las
cosas «no depende de nuestra aprobación o desaprobación». Esta objetividad se hace
radicar, en el pensamiento griego, en una concepción teleológica de la naturaleza en
general y de la naturaleza humana en particular. De este modo, la naturaleza de las
cosas, lo que las cosas son, lleva dentro de sí su deber ser. La naturaleza
humana posee, de esta manera, sentido prescriptivo5. «Llega a ser el que eres», reza el
verso del poeta Píndaro6. La idea de naturaleza griega nos remite, no a lo que de hecho
somos, sino a lo que podemos llegar a ser tras el desenvolvimiento de todas nuestras
potencialidades.

4 Aristóteles (1999). La ética de Aristóteles. Traducida del griego y analizada por Pedro Simón Abril. Alicante:
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (Obra original: (1094a) Ética nicomáquea o Ética a Nicómaco (Ethica
Nicomachea). Recuperado el 17 de diciembre de 2013 de: http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-etica-de-aristoteles-
-0/
5 Lo que entendemos fácilmente si pensamos en los casos en los que exclamamos «¡Soy un ser humano!», por ejemplo,

cuando consideramos que no estamos recibiendo el respeto o la consideración debida. La frase es puramente
descriptiva, pero el propósito de quien la dice no es informar a su interlocutor acerca de la especie a la que pertenece,
sino conminarle a no tratarle así, a no tratarle «inhumanamente».
6 Píndaro, Píticas, 11, 72. Disponible en: http://el.wikisource.org/wiki/Πυθιόνικοι

TEMA 1 – Material básico 6


Deontología Profesional

Bien y fin son conceptos indisolublemente ligados. Los sofistas, en cambio, hacían
depender lo bueno de la voluntad de los hombres. Podemos llamar
«relativista» a esta concepción de la ética. Lo esencial aquí es que no hay nada bueno o
malo per se.

«El hombre (afirmaba Protágoras) es la medida de todas las cosas»7. Así, la ética puede
depender de la pura voluntad de quien mande (éticas voluntaristas), puede
descansar en el procedimiento adecuado para adoptar una decisión (éticas
procedimentales), o puede residir en la solución que nos reporte mayor utilidad a los
miembros de una comunidad (éticas utilitaristas). Todo esto resulta, a mi juicio,
secundario, pues, como acabamos de señalar, la cuestión fundamental es la de si la
determinación de lo bueno y lo malo le viene dada al hombre o, por el contrario, es
creada por él.

Así como para la descripción de la ética clásica nuestro referente fundamental ha sido
Aristóteles, la concepción relativista de la ética se encuentra, además de en el
pensamiento sofista, en la filosofía de Hume (el primero en destapar lo que él llamó la
«falacia naturalista» esto es, un «salto» ilegítimo entre el ser y el deber ser presente a
su juicio en la ética clásica), en el pensamiento utilitarista de Bentham y, de modo más
reciente y más próximo al pensamiento jurídico, en la obra del austríaco Hans Kelsen.
En «¿Qué es justicia?»8 Kelsen sienta las bases del relativismo ético contemporáneo. La
tesis fundamental consiste en afirmar que nuestros dilemas éticos no pueden ser
objeto de una solución racional. Solo las emociones determinan la bondad o
maldad de nuestras actitudes y acciones. De ahí se deduce que cualquier conflicto que
tenga que ver con el ámbito de lo emocional no es susceptible de ser resuelto
científicamente («científico» y «racional» se emplean como sinónimos).

El problema de la justicia no es un problema científico. La clave de esta


concepción de la ética radica en que no es posible establecer una jerarquía de valores
con carácter objetivo. Sí es cierto que, obviamente, cada cual tiene su propio sistema de
valores, pero al ser estos sistemas subjetivos, resulta imposible solucionar objetiva y
racionalmente un conflicto de valor. También ocurre que en la mayoría de las
sociedades sus miembros comparten un mismo sistema de valores. Pero tampoco esto
es indicativo de la existencia de una objetividad en el reino del valor.

7 Platón. (1988). Teeteto (166d-167ª). (Trad. de A. Vallejo Campos). Madrid: Gredos.


8 kelsen, H. (2008) ¿Qué es Justicia? Barcelona: Ariel. Recuperado el 17 de diciembre de 2013 de:
http://books.google.es/books/about/Qu%C3%A9_es_justicia.html?id=5aNPmHAuzjgC

TEMA 1 – Material básico 7


Deontología Profesional

Los sistemas de valores se van fraguando en el seno de las


comunidades humanas, y su mayor o menor vigencia no nos
dice una palabra acerca de su verdad o falsedad9. La solución
racional a los conflictos de valor exigiría una escala objetiva
de valores, lo que es imposible sostener desde el
emotivismo. La concepción objetiva de la ética se
caracteriza por defender la existencia de una escala
objetiva de valores, de una jerarquía axiológica cuya validez no depende de nuestros
sistemas de estimación fácticos.

Esto no significa, empero, que las éticas objetivas demanden una absoluta uniformidad
de las morales sociales e individuales imperantes. La objetividad en la ética es
compatible con la necesidad de que esas morales sean plurales, ya que se trataría de
una cuestión de perspectiva. Cada cual, desde su peculiar posición en el mundo, es
más sensible a un tipo de valores u otro. Esto no niega la objetividad del valor, como
la diferente visión que de la sierra de Guadarrama tiene quien la contempla desde
Segovia, quien la ve desde El Escorial no niega tampoco la objetividad y unicidad de la
sierra misma, que posee una entidad propia que las diferentes perspectivas que
podemos tener sobre ella no ponen en entredicho10. La forma de constitución de la
realidad, ha escrito Ortega, es la perspectiva. También de la realidad moral, que, de
este modo, se nos presenta como algo a la vez objetivo y plural.

Por último, debemos abordar la pregunta acerca de la naturaleza de las normas


deontológicas. El término «deontología» nos remite, como es sabido, a la teoría
sobre el deber. «Deontología» designaría entonces aquella parte de la filosofía
destinada al estudio del deber, por oposición, por ejemplo, a la ontología, que se
ocupa del estudio del ser. En este sentido, la deontología estaría muy cerca de la
ética (como es sabido, la ética kantiana hace descansar la bondad o maldad de
nuestras acciones en la actitud de respeto o no a la ley).

9 Tesis con la que la ética objetiva coincide plenamente. La diferencia radica en que, como ahora veremos, para el
relativismo los problemas de valores carecen de solución racional. Para la ética objetiva, las cosas poseen o no cualidades
de valor positivas o negativas con independencia de que nosotros nos apercibamos (colectiva o individualmente) de
ellas. Vid.: Ortega y Gasset, J. (2004). Introducción a una estimativa: ¿Qué son los valores? Madrid: Editorial
Encuentro.
Como explica Ortega, el valor de los cuadros de El Greco no depende en absoluto del hecho de que durante siglos este
valor no haya sido percibido por nosotros.
10 Ortega y Gasset, J. (1998). Verdad y perspectiva. En El Espectador (pp. 45-56). Madrid: Edaf. Recuperado el 17 de

diciembre de 2013 de:


http://www.ensayistas.org/antologia/XXE/ortega/

TEMA 1 – Material básico 8


Deontología Profesional

Sin embargo, por «deontología» se entiende hoy día, como señalan Aparisi y
Guzmán: «El estudio de los deberes que surgen en el desempeño de profesiones que
se consideran de interés público, pues requieren un vínculo con el cliente, se ejercen en
régimen de monopolio (porque exigen estar en posesión de un título) y de manera
liberal»11.

En la misma línea, Lega entiende por deontología: «el conjunto de reglas y


principios que rigen determinadas conductas del profesional de carácter no técnico,
ejercidas o vinculadas, de cualquier manera, al ejercicio de la profesión y a la
pertenencia a un grupo profesional»12.

La deontología se constituye como un conjunto de normas que representan


exigencias morales ancladas en la naturaleza de una profesión. Ahora bien,
no todas las normas deontológicas poseen naturaleza moral (por eso importa no
interpretar el término en el sentido estrictamente etimológico, como ciencia del deber).
Algunas se asimilan más a los usos sociales o a la costumbre. Otras, por remisión
expresa del legislador, forman parte claramente del derecho positivo. Más adelante nos
ocuparemos de determinar cuál es el estatuto (jurídico o no) de las normas
deontológicas.

Importa ahora tener en cuenta que la deontología merecerá una u otra consideración
según partamos de una u otra concepción del derecho y de la moral. Por ejemplo, para
quien es partidario de la concepción estatal-formalista del derecho, las normas
deontológicas solo obligarán jurídicamente en el caso de que exista una remisión
normativa al ordenamiento deontológico, esto es, cuando sea posible remontar, de
alguna manera, la norma deontológica a la ley. En cambio, los partidarios de la
posición sociológico-realista interpretarán las normas deontológicas como normas
jurídicas en la medida en que su postura parte de negar la idea de que el Estado posea
el monopolio de la producción jurídica y de que la ley sea la única manifestación
legítima del derecho. El derecho emana de la sociedad, de los grupos humanos, y las
corporaciones sociales deben considerarse como una «sociedad» productora legítima
de derecho. Por último, los partidarios de la posición iusnaturalista encontrarán en
la justicia de las normas deontológicas el ingrediente básico de su naturaleza jurídica.

11 Aparisi Miralles, A. y López Guzman, J. (2003). Concepto y Fundamento de la deontología. En VV.AA., Ética de las
profesiones jurídicas. Estudios sobre Deontología (vol. I, pp. 73-108). Murcia: Universidad Católica San Antonio de
Murcia.
12 Ibíd. p. 108.

TEMA 1 – Material básico 9


Deontología Profesional

La deontología será derecho en la medida en que represente la aspiración a lograr una


idea de justicia en la ordenación de las distintas profesiones.

Si relacionamos, en cambio, las distintas concepciones de la ética antes analizadas con


la discusión en torno a la naturaleza de la deontología, podremos concluir que, en el
marco de una concepción clásica de la ética, lo bueno y lo justo en el ejercicio de las
profesiones tendría que cumplir dos requisitos.

El primero, tener entidad per se, esto es, que la actuación profesional correcta no
puede depender de la voluntad de los profesionales, ni de la forma en la que se
ha alcanzado la decisión en torno a lo que debe hacerse o a las normas que han de regir
la actuación profesional. El segundo, que ha de determinarse de acuerdo con la
naturaleza misma de cada profesión. Habrá que estar a la naturaleza, al fin de la
actuación profesional para saber cómo debe ésta ser ejercida. En la siguiente lección
podremos ejemplificar esta idea al hilo de la explicación sobre la deontología de las
profesiones jurídicas.

En cambio, si la concepción dominante de la ética es una concepción


procedimental, lo decisivo será cómo se ha adoptado el acuerdo en virtud del cual
ven la luz las normas deontológicas. Si procedimentalmente es correcto, entonces las
normas lo serán también. Por último, las éticas utilitaristas ponen el énfasis en la
necesidad de que las normas deontológicas se establezcan siempre al servicio de la
«mayor felicidad para el mayor número». Su bondad dependerá de la utilidad que
revistan para los colegiados y para el resto de la sociedad en general.

No podemos dejar este apartado sin hacer referencia al creciente protagonismo de las
normas deontológicas y la relación de este fenómeno con la crisis del positivismo en
general y del positivismo jurídico en particular (por tal entendemos el monopolio de la
concepción estatal-formalista sobre el derecho). Por supuesto, no es este el único factor
desencadenante de este protagonismo. También es importante conocer el actual
contexto social, económico y cultural, presidido por la idea de globalización, para saber
cómo ha influido en la consideración debida a la deontología. Esto último lo haremos
en el siguiente epígrafe, a través del análisis de la deontología como soft law.

Nos centramos ahora en la actual crisis de la concepción estatal-normativa y en su


repercusión en el ámbito de la deontología. De lo que llevamos visto hasta ahora se

TEMA 1 – Material básico 10


Deontología Profesional

deduce claramente que las normas deontológicas no tienen, como tales, cabida en el
universo normativo del positivismo jurídico.

Solo en el caso de que exista una remisión explícita del legislador a las normas
deontológicas estás podrán ser reconocidas como jurídicas. Pero, como acabamos de
señalar, el positivismo jurídico está atravesando una profunda crisis.

Esta crisis estriba en dos factores. En primer lugar, en que la idea de que el derecho y
la moral pueden ser separados como si de compartimentos estancos se tratara es
hoy rechazada por la mayoría de la doctrina.

En consecuencia, también es rechazada la idea de que la moral es algo


perteneciente al ámbito de lo privado, por oposición al derecho, que sería propio
del ámbito público. Por tanto, todo parece indicar que la moral puede ser un
ingrediente de lo jurídico y que tiene su lugar en la esfera pública. Esto significa que
tiene sentido una ética de las profesiones y que sus normas pueden tener relevancia
jurídica a pesar de estar, en su mayoría, enraizadas en la moral profesional.

En segundo lugar, la crisis del positivismo estriba en que se admite que el derecho (o
la ética pública) no es la única fuente que nos permite medir la moralidad o
inmoralidad de una determinada acción13. También la moral (en este sentido,
cabe decir las normas deontológicas en tanto que normas de origen moral) puede venir
a ordenar las relaciones sociales, a tener parte en la esfera pública (en este caso,
regulando el ejercicio de ciertas profesiones).

Además de estas dos ideas (la moral y el derecho guardan relación y la moral tiene algo
que decir en la esfera pública) hay una última cuestión que merece ser destacada. El
predominio de la mentalidad positivista durante la modernidad trajo consigo
una cierta filosofía del trabajo y una concepción del profesional que no resultaba
especialmente sensible a la idea de la deontología. Para ambas concepciones (la del
trabajo en sí misma y la del modelo de trabajador) la utilidad es el criterio de validez
más relevante. En este sentido, el profesional pasa a concebirse como un autómata,
destinado a ejercer su profesión de la forma más rentable posible, sin que el
cumplimiento de ninguna exigencia de carácter ético venga a nublar la maximización
del beneficio.

13 Aparisi Miralles, A. (2006). Ética y Deontología para juristas (p. 76). Pamplona: Eunsa.

TEMA 1 – Material básico 11


Deontología Profesional

La crisis de este modelo traerá consigo la mayor sensibilidad hacia las exigencias
morales del desarrollo profesional (incluso cabe afirmar que resulta rentable, a
largo plazo, actuar conforme a la ética profesional).

De hecho, en los planes de estudio de las Universidades se va integrando, poco a poco y


bajo diversas fórmulas, el estudio de la deontología profesional.

También resulta significativo un creciente interés por la autorregulación de las


profesiones. De él nos ocupamos en el siguiente epígrafe. Baste destacar ahora que,
cada vez con mayor frecuencia se entiende que el intento de regular las profesiones a
través de la ley constituye una intromisión en la autonomía de las corporaciones
profesionales, fruto de una concepción autoritaria de la ley que no respeta el principio
de no determinación legal de las profesiones. La autonomía de los colegios no está
reñida con una concepción liberal de la democracia. El respeto a las decisiones de
la mayoría de los ciudadanos (en el que se funda la legitimidad de la ley)
debe armonizarse con la necesaria autonomía normativa de los colegios
profesionales. Si el ejercicio de la profesión no se concibe ya como el ejercicio de una
mera técnica despenalizadora, es preciso dejar a los colegios autonomía en cuanto a la
definición de sus fines y de su propia identidad como profesionales.

Como ejemplo, puede citarse el reciente documento «Obiezione di coscienza e


Bioética»14. En él se fundamenta el derecho al ejercicio de la objeción de conciencia de
los profesionales en el respeto debido a su autonomía y en la voluntad de evitar que el
cumplimiento de su deontología dé lugar a responsabilidad jurídica (en el trasfondo, la
discusión sobre la identidad de la medicina y el hipotético derecho de los médicos a
objetar la práctica del aborto).

1.3. La naturaleza de las normas deontológicas: la


deontología como soft law

Como antes se señaló, el debate en torno a la naturaleza de


las normas deontológicas está estrechamente vinculado al
problema de qué entendemos por moral y, sobre todo, por

14 Comitato Nazionale per la Bioetica, 30-07-2012. Recuperado el 17 de diciembre de 2013 de:


http://www.governo.it/bioetica/pareri.html

TEMA 1 – Material básico 12


Deontología Profesional

derecho. Las grandes preguntas acerca de las normas deontológicas son:

La de si son o no normas jurídicas, si vinculan a los colegiados con la misma


fuerza con la que puedan hacerlo normas de indubitado carácter jurídico.
Si, en caso de conflicto con la ley, los colegiados pueden hacer valer el
cumplimiento de sus deberes deontológicos para eludir la sanción jurídica.

En este sentido, son dos los planteamientos principales: en primer lugar, el que
entiende que la deontología no puede pretender tener carácter jurídico. Así,
Iglesias mantiene que: «En un Estado democrático, la validez jurídica y la
obligatoriedad nacen de la existencia de normas legales o del libre acuerdo de los
ciudadanos. Las normas deontológicas no son normas legales, ni responden a una
voluntaria convergencia de voluntades, mientras los colegios sean de inscripción
obligatoria para el ejercicio profesional»15.

Incluso se niega el posible valor moral de las normas deontológicas, que en vez de exigir
a los colegiados un plus de exigencias morales «contribuyen a escamotear la aplicación
de este (ordenamiento jurídico) bajo los principios de la confraternidad, el
compañerismo y la defensa de los intereses corporativos»16.

Para otros autores, la deontología tendría una naturaleza mixta, a medio camino
entre el derecho y la moral, ya que:

Aunque es cierto que en los códigos deontológicos existen principios que


poseen un carácter meramente orientativo y promocional, parte de sus
preceptos tienen fuerza coactiva. Por ello, puede mantenerse que algunas de
las normas deontológicas incorporadas en un código poseen una naturaleza
mixta. Quedan en una zona intermedia entre el derecho y la moral, ya que no
se trata, estrictamente, de normas jurídicas, ni puede sostenerse, por otro lado
que sean, exclusivamente, principios éticos17.

En mi opinión, el debate en torno a la naturaleza de las normas deontológicas puede


tener algo de estéril si no se aborda desde la perspectiva adecuada. En este sentido, me
parece conveniente tener en cuenta el criterio del aplicador del derecho por

15 Iglesias, T. (1991). El discutible valor jurídico de las normas deontológicas. Revista Jueces para la Democracia, 12,
53-61. Recuperado el 16 de diciembre de 2012 de:
http://www.juecesdemocracia.es/revista/revista%2012%20enero%201991.pdf
16 Ibíd. p. 61.
17 Aparisi Miralles, A., y López Guzman, J. (2003). Concepto y fundamento de la deontología. Ética de las profesiones
jurídicas: estudios sobre deontología (vol. 1, 73-108). Murcia: Universidad Católica San Antonio de Murcia.

TEMA 1 – Material básico 13


Deontología Profesional

antonomasia, es decir, el criterio judicial. No pretendo con esto afirmar que es el juez el
que determina el carácter jurídico o no de las normas de modo a priori.

Lo que sí es cierto es que si el problema consiste en determinar si, en caso de conflicto,


las normas deontológicas pueden ser aplicadas con la misma fuerza y coactividad que
las normas estrictamente jurídicas, esa pregunta debe trasladarse a quien tiene la
responsabilidad de aplicar el derecho en cada caso concreto. Y es que determinar qué es
el derecho no es tarea que pueda llevarse a cabo apriorísticamente.

A pesar del pretendido carácter científico del derecho, ocurre que la positividad misma
de lo jurídico no puede determinarse a priori ni es algo que ocurra instantáneamente18.
La respuesta a la pregunta sobre qué es derecho (y derecho estrictamente positivo) en
un lugar y tiempo determinados exige una revisión empírica del derecho efectivamente
aplicado en cada conflicto concreto. La positividad instantánea de lo jurídico
(supuestamente lograda, en sistemas como el nuestro, por su aparición en el Boletín
Oficial del Estado) es una falacia, pues del hecho de que una norma haya hecho su
aparición en el BOE no se sigue que sea una norma positivamente jurídica. La validez
del derecho depende de algunos factores más que de los meramente formales, como
son su eficacia (efectivo cumplimiento) y su justicia (es decir, la adecuación de su
contenido material a ciertos estándares de justicia).

En este sentido, me parece imprescindible tener presente la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional en lo relativo al problema de la juridicidad de las normas deontológicas.
Según ha establecido el Tribunal, y frente a la concepción de la deontología como un:

Mero tratado de deberes cuya existencia no viene respaldada por ningún tipo
de sanción disciplinaria (...) las normas de la deontología profesional no
constituyen simples tratados de deberes morales sin consecuencias en el orden
disciplinario. Al contrario, tales normas determinan obligaciones de
necesario cumplimiento por los colegiados y responden a las
potestades públicas que la ley delega en favor de los Colegios para
ordenar la actividad profesional de los colegiados, velando por la
ética y la dignidad profesional y por el respeto debido a los
derechos de los particulares. (STC 219/1989, de 21 de diciembre,
fundamento jurídico 5º).

18 Vid. Ollero, A. (2007). El Derecho en teoría: perplejidades jurídicas para crédulos (p. 218 y ss.). Navarra:
Aranzadi.

TEMA 1 – Material básico 14


Deontología Profesional

La Deontología como soft law

Al margen de las consideraciones previas, es conveniente no perder de vista que de la


configuración del contexto social, cultural y jurídico contemporáneo se viene generando
en los últimos tiempos una nueva relevancia de las normas deontológicas, por la vía del
denominado «soft law» o «derecho blando».

El nuevo contexto al que nos referimos, la globalización, ha supuesto una


necesaria transformación de las tradicionales fuentes del derecho, pues ya
no resulta eficiente operar con los viejos esquemas decimonónicos en los que el Estado
asumía todo el protagonismo como productor de normas.
Como ha señalado Celso Lafer:

La metáfora arquitectónica del macromodelo del ordenamiento jurídico como


pirámide normativa (a la cual corresponde la pirámide del poder) y que tiene
un vértice inequívoco, no da cuenta de la experiencia jurídica contemporánea.
De ahí́ la importancia, en este contexto, de nuevos paradigmas como señala
Mario Losano, haciendo una referencia explícita —en una conferencia en el
Instituto de los Abogados de San Pablo— a la relevancia de la reflexión de
Reale, quien afirma que «las crisis de la sociedad redundan, inevitablemente,
en crisis de la teoría de las fuentes del Derecho». (Cfr. Mario Losano, 2004:
Modelos Teóricos inclusive na práctica, da pirámide à rde)19..

En esa transformación cobra especial importancia la creciente reivindicación de


instrumentos normativos más flexibles y más cercanos a los operadores jurídicos y
sociales. En este sentido, es importante destacar el esfuerzo realizado en el seno de las
instituciones de la Unión Europea dentro de la iniciativa conocida como «Legislar
mejor».

Bajo este nombre se cierra en 2003 un acuerdo interinstitucional entre el Parlamento,


el Consejo y la Comisión de la Unión Europea en el que, por lo que a nosotros interesa,
se fomenta especialmente la proliferación del llamado soft law. Por tal se entiende todo
aquel derecho «blando» contenido en instrumentos de corregulación o de
autorregulación.

19 Lafer, C. (2006). Un homenaje a Miguel Reale (1910-2006). DOXA, Cuadernos de Filosofía del Derecho, 29, 393-
403. Recuperado el 17 de diciembre de: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/doxa--2/html/

TEMA 1 – Material básico 15


Deontología Profesional

El propio documento define la autorregulación como «la posibilidad de que los agentes
económicos, los interlocutores sociales, las organizaciones no gubernamentales o las
asociaciones adopten para sí directrices comunes de ámbito europeo (en particular,
códigos de conducta o acuerdos sectoriales)»20.

El acuerdo interinstitucional «legislar mejor»21, celebrado en diciembre de 2003 entre


las tres instituciones de la UE (Parlamento Europeo, Consejo y Comisión), establece
una estrategia global para incrementar la calidad de todo el proceso legislativo de la
UE. El acuerdo interinstitucional, además de recordar los compromisos asumidos por
la Comisión en su plan de acción «simplificar y mejorar el marco regulador», establece
los compromisos del Parlamento y el Consejo en favor de la mejora del proceso
legislativo.

Sus principales elementos consisten en potenciar la coordinación


interinstitucional y la transparencia, mediante un marco estable para
instrumentos de «legislación blanda»22 que facilite su futura utilización, aumentar el
uso de la evaluación de impacto en la toma de decisiones comunitarias y modificar los
métodos de trabajo del Parlamento y del Consejo para acelerar la adopción de las
propuestas de simplificación”23.

La inclusión de la tradicional deontología dentro de esta nueva categoría


del soft law no es en absoluto pacífica. El soft law como tal nace en el contexto de
globalización e implica, entre otras cosas, la no coactividad y la libertad de los
operadores de asumir o no la obligatoriedad de sus prescripciones. De modo similar a
lo que ocurre con la deontología, también en el soft law es fácilmente reconocible ese
factor de legitimidad que le aportan los ingredientes claramente morales que lo
constituyen. El soft law no es obedecido tanto por el temor a la sanción cierta cuanto
por la autoridad misma que emana de sus normas. En este sentido, conviene recordar
dos ideas:

Que la deontología contiene prescripciones de obligado cumplimiento, al


menos en nuestro ordenamiento jurídico y sobre la base de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional.

20 Acuerdo interinstitucional «Legislar mejor», DOCE 31/12/2002, (2003/C 321/01.


21 DO C 321 de 31.12.2003, p. 1.
22 Por instrumentos de «legislación blanda» se entienden la corregulación y la autorregulación.
23 «Legislar mejor para potenciar el crecimiento y el empleo en la Unión Europea», Comunicación de la Comisión al
Parlamento y al Consejo Europeo, Bruselas, 16.3.2005. COM (2005). Recuperado el 17 de diciembre de 2013 de:
http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2005:0097:FIN:es:PDF

TEMA 1 – Material básico 16


Deontología Profesional

Que, sea o no posible o correcto incluir las normas deontológicas dentro de la nueva
categoría del soft law, la existencia misma de esta categoría nos está transmitiendo
un claro mensaje: la globalización ha alterado ineludiblemente el sistema
de fuentes del derecho, haciéndolo evolucionar hacia fórmulas menos rígidas, en
las que tienen cabida organismos reguladores distintos del Estado y de la autonomía
de la voluntad de los contratantes.

Doctrina

Deontología jurídica y derechos humanos

Ollero, A. (2001). Deontología jurídica y derechos humanos. En VV.AA., Libro


Homenaje a Luis Portero García (págs. 663-678). Granada: Real Academia.

En este trabajo se analiza la naturaleza de la deontología que, como ocurre con los
derechos humanos, se encuentra en algún lugar de la frontera entre el derecho y la
moral.

Accede al capítulo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.andresollero.es

Ética, derecho y deontología profesional

Casado, M. (2007). Ética, derecho y deontología profesional. Jurisprudencia


Argentina.

En este artículo se aborda la naturaleza de la deontología como una exigencia ética en el


ámbito jurídico.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.ajs.es/descarga/attach/324%E2%80%8E

TEMA 1 – Material básico 17


Deontología Profesional

Jurisprudencia

Sentencia del Tribunal Constitucional núm. 219/89, de 21 de diciembre


(RTC 1989\219)

Recurso de amparo por violación del artículo 25 de la Constitución española. Se pone


en cuestión si la sanción de un arquitecto conforme a las normas deontológicas de su
colegio viola o no el principio de legalidad, lo que lleva a examinar el estatuto jurídico
de las citadas normas.

Sentencia del Tribunal Constitucional núm. 93/1992 de 11 de junio (RTC


1992\93)

Recurso de amparo interpuesto por una farmaceútica que es sancionada por su Colegio
por mantener la farmacia abierta durante un turno de vacaciones. El Tribunal
Constitucional no considera que los turnos vacaciones sean normas deontológicas en
sentido estricto por lo que considera antijurídica la sanción y ampara a la recurrente.

Accede a las sentencias a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es/

TEMA 1 – Material básico 18


Deontología Profesional

Material complementario

Lecturas

De las éticas o morales de Aristóteles

Aristóteles (1999). Libro V. En La ética de Aristóteles. Traducida del griego y


analizada por Pedro Simón Abril. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
(Obra original: (1094a) Ética nicomáquea o Ética a Nicómaco (Ethica Nicomachea).

En esta obra se encuentra la reflexión de Aristóteles en torno a la justicia y su discusión


con los sofistas. Ejemplifica la concepción objetiva de la ética y la crítica al positivismo
jurídico formalista.

Accede a la lectura a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-etica-de-aristoteles--0/

¿Qué es justicia?

Kelsen, H. (2008). ¿Qué es justicia? Barcelona: Editorial Ariel.

En esta obra se encuentra formulada la posición relativista contemporánea, en relación


especial con el problema de la justicia. Se sostiene la tesis de que los juicios de valor no
son racionales ni científicos.

Accede al libro (parcialmente disponible) a través del aula virtual o desde la siguiente
dirección web:
http://books.google.es/books/about/Qu%C3%A9_es_justicia.html?id=5aNPmHAuzjg
C

TEMA 1 – Material complementario 19


Deontología Profesional

Derecho y moral: una relación desnaturalizada

Ollero, A. (2012). Derecho y moral: una relación desnaturalizada. Madrid: Fundación


Coloquío Jurídico Europeo.

En este libro se profundiza en el problema de las relaciones entre el


derecho y la moral. Para ello, se analizan tanto las distintas
concepciones del derecho como las diversas formas de entender la
moral.

Vídeos

¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg)

Título original: Judgment at Nuremberg.


Director: Stanley Kramer.
Año: 1961.
Duración: 186 min.
Intérpretes: Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard
Widmark, Marlene Dietrich, Maximilian Schell, Judy
Garland, Montgomery Clift, Edward Binns, Werner
Klemperer, Torben Meyer, Martin Brandt, William
Shatner, Kenneth MacKenna, Alan Baxter, Ray Teal.

Sinopsis: En 1948, tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial (1939-
1945), cuatro jueces, cómplices de la política nazi de esterilización y limpieza étnica,
van a ser juzgados en Nuremberg. Sobre Dan Haywood (Spencer Tracy), un juez
norteamericano retirado, recae la importante responsabilidad de presidir este juicio
contra los crímenes de guerra nazis.

TEMA 1 – Material complementario 20


Deontología Profesional

A través de esta película podemos ilustrar importantes tópicos estudiados en esta


lección, como el problema en torno al concepto de Derecho (¿eran derecho las normas
del Tercer Reich?, ¿Obligaban a los jueces?, ¿Qué derecho puede aplicar el Tribunal en
Nuremberg?, ¿pueden los jueces ser juzgados en virtud de un derecho distinto al que
estaban vinculados?, ¿cabe hablar de una deontología de los profesionales jurídicos que
les vincule, en algunos casos, incluso por encima de la ley que teóricamente deben
aplicar?).

Webgrafía

Tribunal Constitucional

Buscador de jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Funcionamiento y actividades.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://hj.tribunalconstitucional.es/

European Commission

En la web se encuentran los documentos básicos de la iniciativa comunitaria «legislar


mejor». Esta iniciativa trata de incentivar la producción de soft law en el seno de la
Unión Europea.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://ec.europa.eu/governance/better_regulation/key_docs_en.htm#_sector_simpl

TEMA 1 – Material complementario 21


Deontología Profesional

Bibliografía

Aparisi Miralles, A. (2006). Ética y Deontología para juristas. Pamplona: Eunsa.

Iglesias, T. (1991). El discutible valor jurídico de las normas deontológicas. Revista


Jueces para la Democracia, 12.

Ollero, A. (2007). El Derecho en Teoría. Perplejidades jurídicas para crédulos.


Navarra: Aranzadi.

Ortega y Gasset, J., (2004). Introducción a una Estimativa: ¿Qué son los valores?
Madrid: Ediciones Encuentro.

Pérez Luño, A. E. (1997). Teoría del Derecho: una concepción de la experiencia


jurídica. Madrid: Tecnos.

Platón (1988). Teeteto. Madrid: Gredos.

Reale, M. (1997). Teoría Tridimensional del Derecho. Madrid: Tecnos.

Rodríguez Paniagua, J. M. (1977). Derecho y Ética, Madrid: Tecnos.

Rodríguez Paniagua, J. M. (1981) ¿Derecho Natural o axiología jurídica? Madrid:


Tecnos.

TEMA 1 – Material complementario 22


Deontología Profesional

Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

La naturaleza de las normas deontológicas: planteamiento

La profesora Marta Albert Márquez plantea un caso sobre la naturaleza de las normas
deontológicas: Enrique, arquitecto de Valencia, es sancionado por su colegio con
suspensión del ejercicio profesional durante un año menos un día por violación de las
Normas Deontológicas de Actuación Profesional. Enrique agota la jurisdicción
ordinaria y plantea recurso de amparo al Tribunal Constitucional por infracción del
principio de legalidad (artículo 25.1 de la Constitución española), considerando que la
sanción recibida no encuentra fundamento en ninguna norma del ordenamiento
jurídico. El Tribunal Constitucional se pronuncia sobre la naturaleza de las normas
deontológicas conforme a las cuales ha sido sancionado Enrique.

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 1 – Casos prácticos 23


Deontología Profesional

La naturaleza de las normas deontológicas: solución

La profesora Albert facilita las claves para la solución del caso práctico planteado
anteriormente.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 1 – Casos prácticos 24


Deontología Profesional

Test
1. ¿Cuáles son las principales concepciones sobre el Derecho?
A. La concepción ontológica y la sociológica.
B. La concepción estatal-formalista, la sociológico-realista y la iusnaturalista.
C. La concepción estatal-formalista, la sociológico-realista, la iusnaturalista y el
tridimensionalismo jurídico.
D. La concepción ética y la concepción política.

2. ¿Cuál es el elemento fundamental de lo jurídico para la concepción iusnaturalista?


A. La justicia de las normas.
B. La justicia efectiva del contenido de las normas o, por lo menos, que estas no
supongan una violación de la voluntad de hacer justicia.
C. La belleza de las normas.
D. La eficacia de las normas.

3. Si fueras un jurista positivista, en qué elemento del derecho te fijarías para


determinar si estamos o no ante «verdadero derecho»?
A. En el elemento positivo.
B. En el elemento material, en su contenido.
C. En el proceso que ha seguido la norma hasta su entrada en vigor.
D. En su impacto social.

4. Imagina que eres un filósofo del derecho de orientación sociológico-realista, ¿puede


ser jurídica una norma que no es eficaz?
A. No, ya que la eficacia es el principal criterio de validez jurídica para la
concepción sociológico-realista del derecho.
B. Sí, si son normas justas.
C. No, porque esta concepción tiene en cuenta un criterio formal de identificación
de normas jurídicas.
D. Sí, si ha sido correctamente promulgada.

TEMA 1 – Test 25
Deontología Profesional

5. ¿Qué es la Deontología?
A. Es la ciencia que estudia los deberes.
B. Es el conjunto de normas consuetudinarias que rigen las profesiones.
C. El estudio de los deberes que surgen en el desempeño de profesiones que se
consideran de interés público, pues requieren un vínculo con el cliente, se ejercen
en régimen de monopolio (porque exigen estar en posesión de un título) y de
manera liberal.
D. Conjunto de reglas y principios que rigen determinadas conductas del
profesional de carácter no técnico, ejercidas o vinculadas, de cualquier manera, al
ejercicio de la profesión y a la pertenencia a un grupo profesional.
E. Las respuestas C y D son correctas.

6. ¿Cuál fue el impacto del predominio del positivismo jurídico en la consideración de


la deontología profesional?
A. El positivismo jurídico no tuvo ninguna repercusión en la consideración de la
deontología.
B. El positivismo jurídico promocionó el modelo de profesional «autómata»,
regido por las normas de la eficacia y poco sensible a las cuestiones de carácter
moral relacionadas con el ejercicio su profesión.
C. Promovió un interés creciente por la deontología.
D. Hizo que se incluyera la deontología en los planes de estudio de los grados
conducentes al ejercicio de la actividad profesional.

7. Actualmente la deontología:
A. Es objeto de un renovado interés tras la crisis del positivismo jurídico
formalista.
B. Ha desaparecido de los planes de estudio de la mayoría de los grados que
preparan para el ejercicio de profesiones liberales.
C. Se ha incrementado su presencia en los planes de estudio de las universidades
españolas.
D. Las respuestas A y C son correctas.

TEMA 1 – Test 26
Deontología Profesional

8. ¿Tiene valor jurídico la deontología?


A. No, puesto que se trata de un compendio de consejos para el ejercicio de la
profesión.
B. No, porque se trata de deberes morales en el ejercicio profesional
Hay algunas normas deontológicas que tienen carácter jurídico y otras que lo
tienen meramente moral.
C. En términos generales sí, puesto que el Tribunal Constitucional así lo ha
determinado.

9. Nuestro Tribunal Constitucional ha establecido sobre las normas deontológicas que:


A. Tienen la consideración de consejos para el profesional por lo que no son de
obligado cumplimiento.
B. Son obligatorios en el contexto del Colegio profesional y sus propios órganos
sancionadores, pero no se puede recibir una sanción jurídica por contravenir las
normas deontológicas.
C. Son normas de carácter moral no sancionables jurídicamente.
D. Son normas que determinan obligaciones de necesario cumplimiento por los
colegiados y responden a las potestades públicas que la ley delega en favor de los
Colegios para ordenar la actividad profesional de los colegiados.

10. ¿Puede ser considerada la deontología jurídica como soft law?


A. No, ya que el soft law no es de obligado cumplimiento, y las normas
deontológicas sí.
B. Sí, ya que responde al principio de autorregulación que está en la base del
denominado soft law.
C. Las respuestas A y B responden a planteamientos correctos. Lo importante es
tener presente que el nuevo contexto global ha alterado las fuentes del derecho,
socavando el monopolio de la ley como instrumento jurídico y del Estado como
fuente del derecho.
D. No, porque la deontología no es derecho.

Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta C B C A E B D C D C

TEMA 1 – Test 27
Deontología jurídica. El ejercicio de la
profesión de abogado: textos deontológicos
fundamentales
Material básico
Ideas clave
2.1. ¿Cómo estudiar este tema?
2.2. La deontología de las profesiones jurídicas
2.3. La profesión de abogado: la deontología del abogado
2.4. Regulación y organismos rectores de la abogacía
2.5. El Código Deontológico de la CCBE
2.6. El Código Deontológico de la abogacía española
Legislación
Doctrina

2 TEMA
Deontología Profesional

Material básico

Ideas clave

2.1. ¿Cómo estudiar este tema?

El objetivo de esta lección es aprender, una vez que ya sabemos qué es la deontología,
cuáles son las peculiaridades de:

1 La deontología de los juristas en general.

2 La deontología de los abogados en particular.

Vamos a realizar este estudio desde una perspectiva teleológica, por tanto, es
importante que tengas presente las consideraciones que sobre este particular se
realizaron en la lección anterior. Junto a ello, también es esencial que conozcas cómo
está regulada la profesión de abogado y cuáles son los organismos rectores de la
abogacía en España. Por último, en esta lección presentaremos los textos
fundamentales de la deontología de los abogados. No es preciso que estudies ahora
todo su contenido, pues nos vamos a ocupar de ellos durante las siguientes lecciones.
De momento bastará con que aprendas cuáles son, cuándo se han aprobado y cuál es su
contenido en términos generales. Puedes encontrar toda la información necesaria para
preparar esta lección en el material básico que te facilitamos. Es conveniente que no
dejes de consultar el material complementario, visitando las webs recomendadas y
realizando las lecturas que encontrarás en la bibliografía. Tras el estudio de la lección y
la lectura de los materiales complementarios, prueba la adquisición de conocimientos
realizando el test de diez preguntas y prestando atención al caso práctico resuelto.

2.2. La deontología de las profesiones jurídicas

Como hemos aprendido en la lección anterior, existe una vinculación, básica en la


comprensión occidental de la ética, entre el ser y el deber ser.

TEMA 2 – Material básico 2


Deontología Profesional

La idea de naturaleza nos permitía comprender este tránsito con la ayuda de la lógica
teleológica, esto es, razonando con la vista puesta en los fines, en este caso, de cada
profesión. De esta manera, habrá que tener presente cuáles son los fines de las
profesiones jurídicas para comenzar a entender en qué consiste su deber ser, es decir,
cuál es el fundamento de su deontología.

En suma, lo primero que debemos hacer para abordar el estudio de la deontología de


las profesiones jurídicas es atender al fin del derecho mismo. Si recordamos lo
aprendido en la lección anterior acerca de las distintas formas de entender el derecho,
notamos que solo una de ellas, la concepción ontológico-valorativa, se
cuestionaba el problema de los fines del derecho. En este sentido, puede
afirmarse que el fin fundamental del derecho es la realización de la justicia en las
relaciones sociales, y, por tanto, el fin de las profesiones jurídicas no puede ser otro que
el de realizar esa justicia en la sociedad.

Como también señalamos en la lección anterior, la idea del derecho como orden
normativo tendente a la instauración de la justicia en las relaciones sociales ha
sufrido una notable crisis provocada por la preeminencia del relativismo ético que trajo
consigo la concepción positivista sobre el derecho. Como afirmaba Kelsen, el problema
de la justicia no es un problema que pueda resolverse racionalmente. Por tanto, la
reflexión en torno a lo justo debía ser expulsada de la Teoría del Derecho, puesto que lo
contrario supondría contaminar dicha teoría con elementos emocionales.

Como también analizamos en la lección anterior, hoy día el positivismo es quien padece
una profunda crisis, siendo admitido por la generalidad de la doctrina que no es posible
apartar el problema de la justicia de la reflexión sobre el derecho. Esto implica, por
tanto, un nuevo protagonismo de la deontología y de la consideración del deber ser
del derecho y del deber ser de las profesiones jurídicas. Obviamente, el
derecho tiende al cumplimiento de otros fines, además de la justicia. Suele citarse, en
este sentido, la seguridad jurídica. Por supuesto que también se trata de un fin
propio del derecho, pero no tendría razón de ser desvinculado del intento de resolver
los conflictos sociales de modo pacífico, tratando de otorgar a cada uno lo suyo.

Debemos traer aquí a colación una idea que ya tuvimos ocasión de presentar en la
lección anterior y que ahora podremos tratar con más detenimiento, centrándonos en
las profesiones jurídicas.

TEMA 2 – Material básico 3


Deontología Profesional

Sabemos que la modernidad ha traído consigo una consideración del trabajo técnica y
pretendidamente neutra desde el punto de vista axiológico. El desarrollo de la profesión
no era considerado como una posibilidad de desarrollo personal, ni como un
instrumento al servicio de la sociedad, sino únicamente como un medio de obtener
la mayor rentabilidad posible, en un contexto alejado de las ideas de
autorrealización personal y de aportación al capital social.

En el ámbito puramente jurídico, esta idea del jurista como un mero técnico
nace estrechamente vinculada al positivismo jurídico. A la concepción de la ley
creada por el Estado como máxima (y prácticamente única) expresión del derecho, ha
de seguir necesariamente la idea del jurista como un mero aplicador de la ley. Su
función se limita a realizar una automática subsunción de los hechos dentro de los tipos
legales con la finalidad de aplicar la sanción prevista por la ley o, en términos generales,
la consecuencia jurídica deseada. Se evitaba así cualquier interferencia entre la ley,
fruto de la soberanía popular, y la realidad social. La necesaria interpretación de las
normas (por fuerzas generales y abstractas) al caso (por fuerza concreta) pretendía
vedarse, pues, como he señalado, ni la ideología, ni la moralidad ni ningún otro
«prejuicio» del intérprete debía contaminar la aplicación de la voluntad del
parlamento, depositario de la soberanía.

Actualmente, como sabemos, esta idea del derecho y del jurista está en crisis. Cobra de
nuevo protagonismo la vieja concepción del jurista como «artista de lo justo». El
jurista es un «artista» en la medida en que el derecho es un arte, no una ciencia. «De lo
justo» porque ese arte consiste en dar a cada cual lo que le corresponde, es decir, lo
suyo, su «derecho» en el sentido de aquello que le es debido, el meritum1.
Evidentemente, esta concepción del derecho es tributaria de la idea griega de la ética,
pero también de su concepción del mundo como un cosmos, y de la sociedad como un
orden del que es posible derivar lo que corresponde a cada uno según su mérito. Se
trata de la concepción clásica del derecho romano, opuesta a la concepción positivista
del jurista como un autómata que aplica normas mediante la realización de silogismos
lógicos.

1 Vallet de Goytisolo, J. B. (1991). Definición e interpretación del derecho según Michel Villey. Persona y Derecho:
Revista de fundamentación de las Instituciones Jurídicas y de Derechos Humanos, 25, 211-238.

TEMA 2 – Material básico 4


Deontología Profesional

En resumen, dos ideas básicas:

La identidad de las profesiones jurídicas se define por su finalidad. Hay que


1 estar a la naturaleza del derecho, entendida en sentido teleológico, para
determinar cómo debe practicarse.

La finalidad básica del derecho es el establecimiento de la justicia en las


2 relaciones sociales.

Desde esta perspectiva, se comprende que cobre especial importancia la cuestión de la


actitud del jurista ante las normas injustas. Como recordarás, la película recomendada
en la lección anterior nos situaba ante esta disyuntiva: ¿qué debe hacer un jurista
ante una ley radicalmente injusta?, ¿podemos llamar derecho a la norma
que constituye un claro intento de violar toda voluntad de justicia?

Los jueces juzgados en Nuremberg fueron condenados, entre otras razones, por no
cumplir con las exigencias básicas de la deontología profesional, entre las que se
incluye la sumisión a la idea misma del derecho y, por tanto, la obligación de no aplicar
leyes «antijurídicas»2.

Es importante retener la idea de que el jurista está obligado a adoptar una


actitud crítica respecto al derecho que, no solo aplica, sino que también
contribuye a construir. El examen que el jurista realiza de las normas que maneja no
puede ser puramente formal, sino que ha de incluir el contenido de las normas y su
adecuación o no con los criterios de justicia vigentes en la moral social3.

2.3. La profesión de abogado: la deontología del abogado

La de abogado es una de las profesiones jurídicas. Junto al juez, fiscal, secretario


judicial, procurador, notario, registrador, etc., y forma parte del elenco de profesionales
que hacen realidad la administración de justicia.

2 Radbruch, G. nos habla de «leyes que no son derecho» (leyes antijurídicas) y derecho que se encuentra «por fuera»
de la ley. Vid. Radbruch, G. (1962). Arbitrariedad legal y derecho supralegal. Buenos Aires: Editorial Abeledo-Perrot.
3 En ocasiones puede ocurrir que esos criterios de justicia entren en conflicto con la propia conciencia del juez. En
estos casos, se planea la cuestión de si debe el juez decidir en conciencia, objetar la ley y eximirse del caso o hacer
cumplir la ley contraviniendo los dictados de su conciencia.

TEMA 2 – Material básico 5


Deontología Profesional

¿Cómo coopera el abogado a la realización de la justicia? Principalmente, a través del


consejo, de la conciliación y la evitación del litigio y de la defensa en él cuando no
ha podido evitarse. De esta manera, cabe definir la profesión de abogado como una
profesión «libre e independiente que presta un servicio a la sociedad en interés público
y que se ejerce en régimen de libre y leal competencia, por medio del consejo y la
defensa de derechos e intereses públicos o privados, mediante la aplicación de la
ciencia y la técnica jurídicas, en orden a la concordia, a la efectividad de los derechos y
libertades fundamentales y a la justicia». Así es definida en el artículo 1 del Estatuto
General de la Abogacía Española. En el artículo 9 de este mismo texto se
establece que «son abogados quienes, incorporados a un Colegio español de Abogados
en calidad de ejercientes y cumplidos los requisitos necesarios para ello, se dedican de
forma profesional al asesoramiento, concordia y defensa de los intereses jurídicos
ajenos, públicos o privados».

También en el artículo 30 del Estatuto se hace referencia al fin supremo de la


profesión, que es la justicia, y a los medios que el abogado emplea para lograrla, que
son la asesoría, la conciliación y la defensa de los derechos, estableciendo que el «deber
fundamental del abogado, como partícipe de la función pública de la Administración de
Justicia, es cooperar a ella asesorando, conciliando y defendiendo en derecho los
intereses que le sean confiados».

En el imaginario popular, así como en la literatura y en otras manifestaciones


culturales, como el cine, encontramos, no obstante, la figura del abogado
«inmoral», que no duda en cometer todo tipo de atropellos y fullerías si le son de
utilidad para ganar el caso y aumentar su «prestigio» profesional4. Más allá de esta
«caricatura» de la profesión, conviene plantearse si es posible que exista un conflicto
entre la defensa de los intereses que le son confiados al abogado y la cooperación con la
Administración de Justicia.

Creo que efectivamente tal conflicto puede darse, y, ante él, caben dos opciones. La
primera nos la indica claramente el párrafo final del citado artículo 30 del Estatuto
General de la Abogacía Española: «En ningún caso la tutela de tales intereses puede
justificar la desviación del fin supremo de Justicia a que la abogacía se halla vinculada».

4 También se ofrece la imagen contraria, aunque menos frecuentemente. Para lo que queremos hacer ver aquí, basta
que recuerdes a los protagonistas de dos de las películas que se recomendarán a lo largo del curso. De un lado, el íntegro
y cabal Atticus Finch de «Matar a un ruiseñor», de otro, el inolvidable Willie Gingrich de «En bandeja de plata».

TEMA 2 – Material básico 6


Deontología Profesional

La segunda sostiene la idea de que no es posible desempeñar con éxito la profesión


ateniéndose a parámetros morales. Cabría hablar de una «inmoralidad intrínseca»
del ejercicio de la abogacía. «Es mentira, o en todo caso una utopía asumir que en
la realidad de los estrados judiciales los abogados quieren hacer justicia, buscar la
verdad de lo acontecido u otras empresas (bucólicas) similares. Su labor, y para eso les
pagan, es hacer que el juez le dé la razón a su defendido»5.

Como ha señalado Alejandro Nieto: «El abogado no pretende buscar el derecho


concreto, sino ayudar a su cliente, es decir, ganar el pleito; porque para él la justicia
consiste en dar la razón a su cliente. Todo lo demás es palabrería»6. ¿Cuál es la
finalidad del ejercicio de la abogacía?, cabría preguntarse de nuevo. La respuesta, desde
esta perspectiva, sería clara: la finalidad de la abogacía consisten en ganar el
mayor número de pleitos posible.

¿Es esto totalmente incompatible con la finalidad de colaboración en la Administración


de Justicia que la abogacía tiene encomendada? No, a mi juicio, o, al menos, no
totalmente. Es legítimo que el abogado trate de ganar el mayor número de pleitos
posibles, pero este empeño no ha de ser a toda costa. Esta necesaria compatibilidad
viene expresada en el Preámbulo del Código deontológico de la abogacía, donde se
establece que: «Hoy el abogado precisa, más que nunca, de unas normas de
comportamiento que permitan satisfacer los inalienables derechos del cliente, pero
respetando también la defensa y consolidación de los valores superiores en los que
se asienta la sociedad y la propia condición humana»7.

La deontología marca los límites dentro de los que debe encuadrarse la protección de
los intereses del cliente, y lo hace imponiendo unas coordenadas de buen hacer
profesional dentro de las que ha de desarrollarse el desempeño de la actividad del
abogado. La deontología vendría a significar, desde esta perspectiva, una frontera que
nos advierte de lo que no ha de hacerse.

Por supuesto, esto no significa que el sentido de la deontología en general sea


estrictamente negativo, o de prohibición: las normas deontológicas también
indican al abogado cómo debe comportarse.

5 Salas, M. E. (2007). ¿Es el Derecho una profesión inmoral? Un entremés para los cultores de la ética y de la
deontología jurídica. Doxa: Cuadernos de filosofía del derecho, 30, 581-600.
6 Nieto, A., y Fernández, T. R. (2008). El Derecho y el revés: Diálogo epistolar sobre leyes, abogados y jueces (p.35).
Barcelona: Ariel. Recuperado el 19 de diciembre de 2013 de:
http://books.google.es/books/about/El_Derecho_y_el_rev%C3%A9s.html?id=yd5DohNUO8oC

TEMA 2 – Material básico 7


Deontología Profesional

De hecho, me parece que la mayoría de los códigos poseen este carácter


promocional o positivo del que hablamos. Su principal misión consiste en
«promover un determinado modelo de comportamiento entre los miembros de un
colectivo profesional»8. Solo examinadas desde la perspectiva de hasta dónde y por qué
medios cabe desempeñar la defensa del interés del cliente nos arrojan este sentido de
límite o frontera que no debe ser traspasada.

En realidad, me parece que la cuestión nuclear no es tanto si para ser un buen


profesional ha de cumplirse fielmente la deontología o si, por el contrario, lo necesario
resulta ser, a la postre, incumplirla. Lo esencial es, en cambio, qué entendemos por
un «buen profesional», o, como ha señalado Barraca: «Cuál debe ser el carácter o la
personalidad propios del profesional del Derecho9: dónde hay un «buen abogado». A
mi juicio, y como hemos repetido en numerosas ocasiones, no hay posibilidad de
definir qué es un buen abogado, o qué es, en general, un buen jurista, sin referirnos a
qué es el derecho y cuál es su finalidad fundamental. En este sentido, me parece que el
modelo del «buen abogado» no puede deslindarse de la preocupación por
la justicia y de la vocación de colaborar a su realización en el ejercicio profesional.
Sobre esta cuestión volveremos en el siguiente tema, cuando analicemos el principio de
integridad profesional.

2.4. Regulación y organismos rectores de la abogacía

El ejercicio de la abogacía ha sufrido en los últimos años


importantes reformas de doble naturaleza. De un lado, las
que provienen de la modificación del estatuto de las
profesiones colegiadas, que, como es lógico, afectan a la
de abogado; de otra parte, las que traen su origen de los
cambios en la específica normativa del ejercicio de la
abogacía.

8 Aparisi A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 169). Pamplona: Eunsa.
9 A su juicio, es esta la pregunta esencial de la Deontología, vid.: Barraca, J. (2003). La vocación del Derecho: clave de la
deontología jurídica. En VV.AA., Ética de las profesiones jurídicas: estudios sobre deontología (248-249). Madrid:
Universidad Pontificia Comillas.

TEMA 2 – Material básico 8


Deontología Profesional

Por lo que respecta a las primeras, es necesario tener en cuenta la Ley 17/2009, de 23
de noviembre, sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio, y la ley
25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a
Ley sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio. A estas dos leyes
hay que añadir la Ley 2/2007, de 15 de marzo, de sociedades profesionales.

Respecto a la normativa específica reguladora del ejercicio de la profesión de abogado,


es necesario tener presente la Ley 34/2006, de acceso a las profesiones de
abogado y procurador de los tribunales, que ha entrado en vigor el 30 de octubre
de 2012, al cumplirse los cinco años de vacatio legis establecidos a su promulgación, y
el reglamento que la desarrolla, el Real Decreto 775/2011, de 3 de junio. Por último, es
preciso citar el Real Decreto-ley 5/2012, de 5 de marzo, de mediación en asuntos civiles
y mercantiles, en cuya disposición final tercera se modifica la Ley 34/2006.

De estas normas se deduce que el acceso a la profesión de abogado requiere, para los
graduados en Derecho, la realización de un máster de acceso a la abogacía (de
90 créditos ECTS, 60 de ellos teóricos y 30 prácticos) y la superación de una prueba
oficial de acceso cuya realización compete al Ministerio de Justicia. También se
establecen los requisitos para el acceso a la profesión de los licenciados en Derecho que
comenzaron sus estudios antes del año 2006 (exoneración del máster y de la prueba,
previa colegiación) y para los que lo hicieron a partir de esta fecha (deberán realizar la
prueba y se les exonera de la realización del máster, si bien deberán acreditar 30
créditos ECTS de prácticas).

¿Cuáles son los organismos rectores de la Abogacía española? El artículo 1.3 del
Estatuto de la Abogacía española establece que: «Los organismos rectores de la
Abogacía española, en sus ámbitos respectivos, son: el Consejo General de la Abogacía
Española, los Consejos de Colegios de Abogados y los Colegios de Abogados. Todos los
organismos colegiales se someterán en su actuación y funcionamiento a los principios
democráticos y al régimen de control presupuestario anual, con las competencias
atribuidas en las disposiciones legales y estatutarias».

El Consejo General de la Abogacía española se crea después de la guerra civil,


cuando, a instancias del Decano del Colegio de Zaragoza, se ponen en contacto todos
los Colegios de Abogados de España para tratar de mejorar las condiciones de los
profesionales y su proyección social.

TEMA 2 – Material básico 9


Deontología Profesional

Entre 1942 y 1943 se va fraguando esta idea que se materializa, mediante Decreto de
junio de 1943, con la creación del Consejo de los Ilustres Abogados de España.
Los principales objetivos que movían a los profesionales fueron: «la supresión de
cualquier tipo de impedimentos a la intervención profesional de los abogados ante
todos los Tribunales y Jurisdicciones y la creación de una Mutualidad cuyo fin fuese
otorgar pensiones a los huérfanos y viudas de abogados, así como subvenciones a los
afectados de inutilidad física o intelectual, o incapacitados para el trabajo por su
vejez»10.

Desde entonces hasta ahora, el Consejo ha ido desenvolviendo su actividad en defensa


de los intereses de los profesionales y de la Administración de Justicia. Su primer
Estatuto, de 1982, reflejaba ya los cambios habidos tras la instauración de la
democracia. El Estatuto actualmente en vigor, aprobado por Real Decreto 658/2001, de
22 de junio, a resultas del Consejo General celebrado en Sevilla en 1999, refleja los
cambios habidos en el ejercicio de la abogacía desde 1982, recogiendo el trabajo
realizado por el Consejo desde 1996, y hace especial hincapié en los deberes
deontológicos de los abogados y en la vocación de servicio del ejercicio de la abogacía.
El Consejo General ha tenido un especial protagonismo en los últimos tiempos,
colaborando activamente en las diferentes reformas legales que ha sufrido el ejercicio
de la profesión, a las que antes nos referíamos, y ha impulsado la formación de los
abogados y la generalización de la implantación de las nuevas tecnologías a través del
«Proyecto Tecnológico de la Abogacía»11.

Actualmente nos encontramos ante un periodo de intensa reflexión en torno al


Estatuto General de la Abogacía, en parte destinada a adaptar el texto legal a las
reformas a las que acabamos de referirnos (fundamentalmente a la Ley Ómnibus -de
modificación de los Colegios Profesionales-) y, en general, a las nuevas exigencias de un
mundo jurídico cada vez más globalizado y más complejo. La estructura del Consejo
General se establece en torno a tres órganos rectores:

El Pleno
La Comisión Permanente
El Presidente

10 Fuente: http://www.abogacia.es/conozcanos/la-institucion/historia/
11 Ibíd.

TEMA 2 – Material básico 10


Deontología Profesional

Existen además 10 comisiones de trabajo: Formación Inicial y Continuada,


Relaciones con la Administración de Justicia. Ordenación Profesional y colegial,
Relaciones Internacionales., Asistencia Jurídica Gratuita, Recursos y Deontología,
Coordinación de acciones entre Colegios, Consejos, Autonómicos y Consejo General,
Estudios, Informes y Proyectos, Métodos extrajudiciales para la resolución alternativa
de litigios y conflicto, Programas, estructuras y aplicaciones para la Abogacía y la
Justicia) y tres comisiones especiales (Jurídica, Prevención de blanqueo de capitales y
Grupo de Trabajo para la reforma del Estatuto.

En términos generales, el Consejo


General se ocupa de la defensa de los
derechos de los Colegios y de los
abogados, vela por el correcto ejercicio de la profesión de abogado y el cumplimiento
de sus obligaciones deontológicas y defiende los derechos fundamentales de los
ciudadanos. En este sentido, sus principales funciones son las siguientes12:

Representar a la Abogacía Española y ser portavoz del conjunto de los Colegios de


Abogados de España.
Velar por el prestigio de la profesión de abogado y exigir a los Colegios de Abogados
y a sus miembros el cumplimiento de sus deberes.
Elaborar el Estatuto General de la Abogacía Española y aprobar los Estatutos
particulares elaborados por cada Colegio.
Formar y mantener actualizado el censo de los abogados españoles y llevar el fichero
y registro de sanciones que afecten a los mismos.
Establecer la necesaria coordinación entre los Colegios y los Consejos Autonómicos y
resolver los recursos contra los acuerdos de los órganos de los Colegios de Abogados
y/o de los Consejos Autonómicos.
Informar preceptivamente de todo proyecto de modificación de la legislación sobre
Colegios Profesionales de Abogados.
Emitir los informes que le sean solicitados por la Administración, Colegios de
Abogados y Corporaciones oficiales respecto a asuntos relacionados con sus fines o
que acuerde formular por propia iniciativa; proponer las reformas legislativas que
estime oportunas e intervenir en todas las cuestiones que afecten a la Abogacía
Española.

12 Fuente: http://www.abogacia.es/conozcanos/la-institucion/organigrama/

TEMA 2 – Material básico 11


Deontología Profesional

Defender los derechos de los Colegios de Abogados, así como los de sus colegiados y
proteger la lícita libertad de actuación de los abogados.
Impedir por todos los medios legales el intrusismo y la clandestinidad en el ejercicio
profesional, impedir y perseguir la competencia ilegal o desleal y velar por la plena
efectividad de las disposiciones que regulan las incompatibilidades en el ejercicio de
la Abogacía.
Autorizar la creación de Escuelas de Práctica Jurídica de los Colegios de Abogados,
homologarlas y coordinar y supervisar su funcionamiento, previo informe del
Colegio respectivo.

Por su parte, los Colegios de Abogados, son: «Corporaciones de derecho público


amparadas por la Ley y reconocidas por el Estado, con personalidad jurídica propia y
plena capacidad para el cumplimiento de sus fines» (artículo 2 del Estatuto General de
la Abogacía Española). Los Colegios se ocupan de la ordenación del ejercicio de la
profesión dentro de su ámbito territorial, de la defensa de los intereses de los
Colegiados, y del ejercicio de sus derechos. También se ocupan de fomentar la
formación de los profesionales y de velar por el cumplimiento de sus deberes
deontológicos y disciplinarios. Entre sus funciones destaca igualmente la realización de
tareas de mediación en caso de conflictos entre abogados o de estos con sus clientes, el
fomento de la solidaridad entre los colegiados, evitando la competencia desleal entre
ellos, la participación en la elaboración de planes de estudios conducentes a la
habilitación para el ejercicio de la abogacía, etc.

Actualmente existen 83 Colegios de Abogados en España. La colegiación es


requisito imprescindible para ejercer la abogacía, no siendo requerida
habilitación alguna para ejercer en territorio nacional distinto de aquel en el que el
profesional se haya colegiado.

Los Colegios de Abogados de cada comunidad autónoma actúan de forma coordinada a


través de los Consejos de Colegios, que se ocupan además de la defensa de los
intereses de los Colegios y de los colegiados a nivel autonómico, de la formación de los
abogados y de la realización de actividades de promoción cultural; de la resolución de
los litigios que puedan darse entre Colegios, y, en general, de la defensa de la profesión
en el ámbito autonómico.

TEMA 2 – Material básico 12


Deontología Profesional

2.5. El Código Deontológico de la CCBE

El Consejo General de la Abogacía Europea (conocido por las


siglas de su denominación en francés, «Commission
Consultative des Barreaux Européens», CCBE) reúne a las
abogacías de los veintisiete Estados miembros de la
Unión Europea y de tres miembros del Espacio Económico
Europeo (Noruega, Liechtenstein e Islandia), que son, junto
con Suiza, miembros de pleno derecho del CCBE.

La idea de constituir un Consejo de la Abogacía a nivel europeo comienza a


fraguarse al principio de los años sesenta, durante un congreso de la asociación
internacional de abogados celebrado en 1960 (en particular, durante un viaje en barco
por el Rhin camino de este congreso), y toma carta de naturaleza en 1966, con la
finalidad de «estudiar todos los asuntos relativos a la abogacía de los Estados
miembros de la Comunidad Europea y formular soluciones para coordinar y armonizar
el ejercicio de la profesión en dichos Estados».

El año 1977 es una fecha importante en la historia del CCBE: se crea el denominado
«carnet de identidad del CCBE» que permite a cualquier abogado colegiado en un
país miembro del CCBE ejercer su profesión en otros países miembros. En este mismo
año se aprueba la Directiva de Servicios (77/249), en virtud de la cual los abogados
europeos podrían ejercer temporalmente en otros Estados miembros.

En 1979 el CCBE recibe un importante reconocimiento al admitir el Tribunal Europeo


de Justicia que tome parte en un proceso en representación y defensa de los
intereses de la Abogacía a nivel europeo (en el asunto AM&S Europe Limited
contra la Comisión Europea, un caso relativo al secreto profesional de los abogados de
empresa). Actualmente el CCBE cuenta con una delegación permanente ante el
Tribunal de Justicia.

Entre sus funciones principales se encuentran la de ocuparse de las cuestiones


relativas al ejercicio transfronterizo de la profesión, así como de los efectos de
la globalización y de la liberalización del ejercicio de las profesiones jurídicas. También
se ocupa de velar por el correcto funcionamiento del Estado de Derecho, y el respeto a
los derechos humanos y a los valores democráticos.

TEMA 2 – Material básico 13


Deontología Profesional

El CCBE representa a la abogacía europea ante los organismos de la


profesión a nivel mundial, tratando temas de interés común, como la lucha contra
el terrorismo o las trabas para el ejercicio de la abogacía13.

En 1988 el CCBE aprueba el Código de Deontología de los Abogados europeos, donde


se establecen los principios fundamentales de la actividad profesional de
los abogados de los países miembros. El texto inicial fue modificado en las Sesiones
Plenarias de 28 de noviembre de 1998, 6 de diciembre de 2002 y 19 de mayo de 2006.

El objetivo fundamental del CCB era el de definir unas normas comunes


aplicables a todo Abogado de la Unión Europea y del Espacio Económico
Europeo en su actividad transfronteriza, cualquiera que sea el Colegio de
Abogados al que pertenezca. El código consta de un preámbulo, un capítulo dedicado a
los principios generales de la actividad profesional, y tres capítulos más dedicados,
respectivamente, a las relaciones con los clientes, con los tribunales y con otros
abogados. Entre los principios generales destacan el de independencia, el de confianza
e integridad, el de secreto, y el de respeto a la deontología de otros Colegios. Además, el
código se ocupa de la publicidad, las incompatibilidades, el interés del cliente y los
límites de la responsabilidad del abogado ante este.

2.6. El Código Deontológico de la abogacía española

El Código, aprobado por Real Decreto 658/2001, de 22 de junio, se compone de un


preámbulo, el texto articulado (21 artículos), una disposición derogatoria y
una disposición final. Como se explica en el preámbulo, la promulgación de unas
nuevas normas deontológicas para el ejercicio de la profesión se justifica por los
cambios sociales y políticos que han configurado nuevas exigencias para la profesión
del abogado, que no significan renunciar a la esencia de los valores de la profesión, pero
sí adaptarla a los nuevos tiempos y, de forma muy especial (sobre todo desde el final de
la segunda guerra mundial), a la sensibilidad contemporánea hacia el principio de la
dignidad humana.

El código español asume en su integridad el código europeo de


deontología, al que acabamos de referirnos, y así como este trata de dotar de un

13 Fuente: http://www.ccbe.eu/index.php?id=16&L=2

TEMA 2 – Material básico 14


Deontología Profesional

marco de actuación al profesional a nivel europeo, pues no tendría sentido que en


Europa coexistieran distintas deontologías, el código español trata de unificar la
regulación de las pautas deontológicas fundamentales en el ejercicio de la profesión,
pues tampoco sería razonable que esta regulación difiriera según cada Comunidad
Autónoma.

En cualquier caso, y dado el carácter básico del código deontológico, este habrá de
completarse con lo que en este sentido dispongan los Consejos autonómicos y los
respectivos Colegios, en el ámbito territorial que les corresponda.
Dentro del Código se regulan las principales instituciones y los principios rectores de la
abogacía. Entre las primeras se encuentran algunas instituciones tradicionales, como la
venia o la cuota litis, y otras de nueva creación, como la tenencia de fondos de
clientes. La publicidad, tradicionalmente proscrita a los abogados, se regula ahora
como actividad lícita siempre que se desarrolle dentro de ciertos límites. Respecto a los
principios, cabe destacar los de la independencia, dignidad, integridad, servicio,
secreto profesional y la libertad de defensa.

Legislación

Real Decreto 658/2001, de 22 de junio, por el que se aprueba el Estatuto


General de la Abogacía Española

Este Real Decreto contiene la normativa básica reguladora de la actividad profesional


del abogado en el territorio español.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd658-2001.html

TEMA 2 – Material básico 15


Deontología Profesional

Código de Deontología de los Abogados Europeos

Este código contiene las directrices deontológicas fundamentales del ejercicio de la


profesión a nivel europeo (Estrasburgo, 28 de octubre de 2008).

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.ccbe.eu/fileadmin/user_upload/NTCdocument/10_11_10_Booklet_Cd3_
1290438847.pdf

TEMA 2 – Material básico 16


Deontología Profesional

Código deontológico de la abogacía española

Código deontológico aprobado en el pleno de 27 de noviembre de 2002, adaptado al


nuevo Estatuto General de la Abogacía Española, aprobado por Real Decreto 658/2001,
de 22 de junio. Este código contiene las directrices deontológicas fundamentales del
ejercicio de la profesión a nivel nacional.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/codigodeontol.html

Doctrina

Definición e interpretación del derecho según Michel Villey

Vallet de Goytisolo, J. B. (1991). Definición e interpretación del derecho según Michel


Villey. Persona y Derecho: Revista de fundamentación de las Instituciones Jurídicas y
de Derechos Humanos, 25, 211-238.

En este trabajo se aborda la concepción del Dercho de Michel Villey, defensor de la tesis
del jurista como «artista de lo justo», y muy crítica con el sistema positivista de
aplicación del derecho y con la idea de que dicha aplicación consiste en la realización de
ciertas operaciones lógicas.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/12765/1/PD_25-2_12.pdf

TEMA 2 – Material básico 17


Deontología Profesional

Material complementario

Lecturas

Clases de justicia

Aristóteles (1999). Libro V. En La ética de Aristóteles. Traducida del griego y


analizada por Pedro Simón Abril. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
(Obra original: (1094a) Ética nicomáquea o Ética a Nicómaco (Ethica Nicomachea).

Teoría aristotélica sobre las clases de justicia que se dan en la vida social. De un lado, la
justicia que afecta a los intercambios entre particulares (según un criterio de igualdad),
de otro, en la esfera «pública», la justicia en la distribución de los «honores» sociales
(según el principio del mérito).

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12482398660132622976846/p00
00003.htm#I_52_

Arbitrariedad legal y derecho supralegal

Radbruch, G. (1962). Arbitrariedad legal y derecho supralegal. Buenos Aires: Editorial


Abeledo-Perrot.

En este fragmento de la obra de Radbruch se encuentra su teoría acerca de la existencia


de Derecho al margen de la ley (supralegal) y del carácter antijurídico de algunas leyes,
que no serían derecho (en los supuestos de violación de la más mínima voluntad de
justicia).

TEMA 2 – Material complementario 18


Deontología Profesional

La doctrina clásica de la lex iniusta y la fórmula de Radbruch. Un ensayo


de comparación

Seoane, J. A. (2002). La doctrina clásica de la lex iniusta y la fórmula de Radbruch. Un


ensayo de comparación. Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña,
6, 761-790.

En este artículo se aborda con detenimiento el problema de la ley injusta y la actitud del
jurista ante él.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/2183/2163/1/AD-6-36.pdf

¿Es el Derecho una profesión inmoral? Un entremés para los cultores de la


ética y de la deontología jurídica

Salas, M. E. (2007). ¿Es el Derecho una profesión inmoral? Un entremés para los
cultores de la ética y de la deontología jurídica. Doxa: Cuadernos de filosofía del
derecho, 30, 581-600.

El trabajo analiza cómo combatir, hasta donde se puede, la «inmoralidad intrínseca» de


la actividad jurídica.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/13154/1/DOXA_30_49.pdf

TEMA 2 – Material complementario 19


Deontología Profesional

Vídeos

El misterio Von Büllow

Título original: Reversal of Fortune.


Director: Barbet Schroeder.
Año: 1990.
Duración: 111 min.
Intérpretes: Jeremy Irons, Glenn Close, Ron Silver, Annabella
Sciorra, Christine Baranski, Uta Hagen, Fisher Stevens, Jack
Gilpin.

Sinopsis: En esta película, basada en hechos reales, se muestra el caso del barón Von
Büllow, acusado de asesinar a su esposa en los años ochenta mediante una sobredosis
de insulina. El prestigioso abogado que defiende al barón deberá abordar el problema
de la incertidumbre sobre la culpabilidad de su defendido. En este sentido, la película
nos muestra el dilema en torno a los límites de la defensa de los intereses de nuestros
clientes, sobre todo cuando existe la sospecha de que la mejor defensa posible entre en
conflicto con la realización de la justicia en el caso concreto.

Webgrafía

Nuremberg trials project: A digital document collection

Página de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard donde


puede encontrarse todo tipo de documentación relacionada con los juicios de
Nuremberg, incluidas las transcripciones de los procesos.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://nuremberg.law.harvard.edu/php/docs_swi.php?DI=1&text=overview

TEMA 2 – Material complementario 20


Deontología Profesional

Consejo General de la Abogacía Española

Página web del Consejo General de la Abogacía de España, donde puede encontrarse
información y documentación relativa a este organismo, así como noticias de
actualidad y links de interés (a los Consejos de Colegios y a los 83 Colegios de Abogados
de España).

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.abogacia.es/

Consejo General de la Abogacía Europea

Página web del Consejo General de la Abogacía Europea,


donde puede encontrarse toda la información relativa a este
organismo y la documentación relativa a su régimen jurídico.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.ccbe.eu/

Confederación Española de Abogados Jóvenes (CEAJ)

Página web de esta asociación que


reúne a todas las agrupaciones y
federaciones de abogados jóvenes de
España.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.ceaj.es/home/index.php/ceaj

TEMA 2 – Material complementario 21


Deontología Profesional

Bibliografía

Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas. Pamplona: Eunsa.

Barraca, J. (2003). La vocación del Derecho: clave de la deontología jurídica. En


VV.AA., Ética de las profesiones jurídicas: estudios sobre deontología (vol. 1, 243-
256). Madrid: Universidad Pontificia Comillas.

Ponce Solé, J. (2011). La inminente entrada en vigor de la Ley 34/2006, de 30 de


octubre: un cambio histórico en el acceso a las profesiones de abogado y procurador de
los tribunales. Revista Aranzadi Doctrinal, 6, 185-195.

Rodríguez Nafria, J. C. (2011). Crear abogados. Actualidad Jurídica Aranzadi, 824.

Vaquero Pinto, M. J. (2011). Los colegios profesionales tras la incorporación de la


Directiva de servicios en el mercado interior. Aranzadi Civil-Mercantil, 9.

TEMA 2 – Material complementario 22


Deontología Profesional

Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

La deontología de los juristas: planteamiento

A continuación la profesora Marta Albert Márquez explica el siguiente caso práctico:


Eusebio es juez durante el Tercer Reicht, y debe resolver sobre el caso de Götting, un
comerciante acusado de escribir en un retrete público que Hitler era un «asesino de
masas y culpable de la guerra». Tipificados los hechos como delito de traición contra el
Jefe del Estado, la aplicación de la pena prevista en el Código penal entonces vigente
supone la condena a muerte de Götting. Tras finalizar la guerra Eusebio es juzgado en
Nuremberg como reo de un delito de asesinato en autoría mediata. El tribunal se
plantea cuál era el deber de Eusebio en este caso, como juez, de acuerdo con lo que de
él exigía la deontología de su profesión (¿aplicar el derecho vigente o dar a cada uno lo
suyo?).

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 2 – Casos prácticos 23


Deontología Profesional

La deontología de los juristas: solución

En el siguiente vídeo la profesora expone la solución del caso práctico planteado


anteriormente.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 2 – Casos prácticos 24


Deontología Profesional

Test

1. ¿Cuál es la finalidad de las profesiones jurídicas?


A. El establecimiento de la justicia en las relaciones sociales.
B. La aplicación de las normas jurídicas vigentes.
C. La producción de las normas jurídicas.
D. Las respuestas B y C son verdaderas.

2. ¿Cuál es, en particular, la misión del abogado en la administración de justicia?


A. La misión del abogado consiste en ganar el mayor número de pleitos posible.
B. La misión del abogado es conseguir una sentencia favorable a su cliente.
C. La misión del abogado consiste en el consejo al cliente, la conciliación en caso
de conflicto y la defensa en el juicio si éste no puede evitarse.
D. El abogado debe intentar que todos los conflictos se resuelvan ante los
tribunales.

3. ¿Qué requisitos son necesarios actualmente para ejercer la abogacía en España?


A. La realización de un máster de 90 créditos ECTS y la superación de una
prueba de conocimientos establecida por el Ministerio de Justicia.
B. Para ejercer la abogacía basta ser graduado en Derecho y colegiarse en alguno
de los 83 Colegios de Abogados españoles.
C. Para ejercer la abogacía es necesario superar un examen de Estado.
D. Para ejercer la abogacía es necesario realizar un máster de tres años de
duración.

4. ¿Cuáles son los organismos rectores de la abogacía en España?


A. Los colegios de abogados.
B. Los consejos de Colegios de Abogados.
C. El CCB.
D. El Consejo General de la Abogacía, los Consejos de Colegios y los Colegios de
Abogados, cada uno en su ámbito respectivo.

TEMA 2 – Test 25
Deontología Profesional

5. Las principales funciones del Consejo General de la abogacía son:


A. Dirimir los conflictos entre los abogados de distintos Colegios.
B. Dirimir los conflictos entre los Consejos de Colegios.
C. Establecer pautas de actuación profesional vinculantes para todos los
colegiados.
D. El Consejo General se ocupa de la defensa de los derechos de los Colegios y de
los abogados, vela por el correcto ejercicio de la profesión de abogado y el
cumplimiento de sus obligaciones deontológicas y defiende los derechos
fundamentales de los ciudadanos.

6. Las principales funciones de los Consejos de Colegios son:


A. Establecer pautas de actuación para todos los Colegios existentes en el ámbito
de la Autonomía.
B. Aconsejar a los Colegios de Abogados en lo referente a la ordenación de la
profesión.
C. Defender a los Colegios a nivel autonómico, formar a los abogados y resolver
litigios entre Colegios en su ámbito territorial.
D. Corregir disciplinariamente a los Colegios de Abogados que desoyen las
recomendaciones del Consejo General de la Abogacía.

7. Las principales funciones de los Colegios de Abogados son:


A. Dirimir los conflictos entre los abogados y los tribunales.
B. Ordenar el ejercicio de la profesión, defender los derechos de los colegiados y
velar por el cumplimiento de sus deberes, así como la formación de los abogados
y la mediación en caso de conflicto.
C. Establecer las normas deontológicas que habrán de cumplir sus colegiados.
D. Defender los derechos de los colegiados.

8. ¿Qué es el CCBE?
A. «CCBE» son las siglas de la expresión francesa «Commission Consultative des
Barreaux Européens». El CCBE es el Consejo General de la Abogacía Europea.
B. Es la organización que representa a los abogados a nivel mundial.
C. Es la organización que representa a los Colegios de Abogados de los países
miembros de la Unión Europea.
D. Es el Consejo Consultivo de la Abogacía, un organismo que tiene por finalidad
aconsejar a los abogados españoles respecto a las cuestiones deontológicas que
surjan en el desarrollo de su profesión.

TEMA 2 – Test 26
Deontología Profesional

9. ¿De qué materias se ocupa el Código de Deontología de los Abogados Europeos?


A. Establece unas normas deontológicas comunes a los abogados de toda Europa.
B. Se ocupa de regular los principios deontológicos de la profesión a nivel
europeo.
C. Se ocupa de establecer los principios generales de la profesión, y, en segundo
lugar, de ordenar las relaciones con los clientes, con los tribunales y con otros
abogados en el contexto europeo.
D. Se ocupa de regular los principios deontológicos que han de regir el ejercicio
de la profesión en el contexto transfronterizo, ya sean en el ámbito de los
despachos trasnacionales o en las relaciones entre abogados de distintos países.

10. ¿Cuándo se ha aprobado el actual Código Deontológico de la Abogacía española y


de qué materias se ocupa?
A. Se aprobó por RD 765/1982, de 10 de mayo, y se ocupa de las principales
instituciones y de los principios fundamentales de la profesión.
B. Se aprobó por RD 658/2001, de 22 de junio, y se ocupa de las principales
instituciones (cuota litis, venia, tenencia de fondos de clientes, publicidad) y de
los principios fundamentales de la profesión (independencia, dignidad,
integridad, servicio, secreto profesional y libertad de defensa).
C. Se aprobó en 2001 y se ocupa de los principios deontológicos fundamentales
en la profesión de abogado.
D. Se aprobó en 1982 y se ocupa de las principales instituciones y principios que
han de regir el ejercicio de la abogacía.

Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta A C A D D C B A C B

TEMA 2 – Test 27
Los principios generales de la deontología
del abogado
Material básico
Ideas clave
3.1. ¿Cómo estudiar este tema?
3.2. El principio de obrar según ciencia y conciencia
3.3. El principio de integridad profesional
3.4. El principio de secreto profesional y confidencialidad
3.5. El principio de independencia y libertad de defensa
3.6. El principio de diligencia
3.7. El principio de desinterés: la función social de la abogacía.
Asistencia jurídica gratuita y turno de oficio
3.8. El principio de lealtad profesional
Legislación
Doctrina
Jurisprudencia
Formularios
3 TEMA
Deontología Profesional

Material básico

Ideas clave

3.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Como recordarás por la lección anterior, el Código Deontológico de la Abogacía


española regula, de un lado, los principios generales de la profesión y, de otro, sus
instituciones fundamentales. En esta lección vamos a estudiar los principios
generales de la deontología de los abogados. Para hacerlo, es importante que
tengas presentes los conocimientos adquiridos hasta ahora. En este momento ya sabes
qué es la Deontología, cuál es la deontología de los juristas y cuál la de los abogados, y
cuáles son y cómo se han elaborado los textos deontológicos fundamentales para el
ejercicio de la abogacía.

En esta lección entraremos en el análisis del contenido concreto de las normas


deontológicas de la abogacía, y comenzaremos por los principios fundamentales que
deben regir el ejercicio de la profesión.

Como en las lecciones anteriores, el contenido necesario para estudiar la lección podrás
encontrarlo en el material básico. No obstante, es recomendable que consultes la
bibliografía recomendada. También es necesario que tengas a tu disposición los textos
legales que vayamos citando. El Código Deontológico de la Abogacía española será
imprescindible para el estudio de esta lección y de las siguientes.

Una vez que hayas leído detenidamente el contenido de la lección, puedes intentar
probar tus conocimientos con la realización de las preguntas tipo test y prestar atención
al caso práctico resuelto de este tema. No olvides consultar los materiales
complementarios, te ayudarán a lograr una mejor compresión de los contenidos de esta
lección.

TEMA 3 – Material básico 2


Deontología Profesional

3.2. El principio de obrar según ciencia y conciencia

El primero de los principios que vamos a estudiar no se


encuentra, como el resto, claramente tipificado en nuestros
textos fundamentales (Código deontológico y Estatuto de la
Abogacía). Sin embargo, nos referimos a él en primer lugar
porque posee un carácter fundamental. Como ha señalado,
entre otros, Gabaldón, es un principio «marco» o
«universal»1, de la profesión de abogado en particular y de
toda actuación profesional.

Nuestro análisis de la deontología del abogado no puede ceñirse estrictamente a lo que


han positivizado los textos legales, olvidando este primer principio que es un principio
deontológico fundamental de toda actividad profesional y que exige del abogado un
ejercicio de discernimiento de lo que debe hacerse y lo que debe evitarse. Como ha
señalado Aparisi2, este discernimiento supone, en primer lugar, la capacidad
científica y técnica de la que debe estar dotado el abogado.

En segundo lugar, la libertad del profesional y, por tanto, la responsabilidad


sobre sus propios actos. El jurista en general, y el abogado en particular, no debe
entender que su misión consiste en la mera aplicación de la ley, delegando en el
legislador su responsabilidad moral y jurídica. El caso magistral examinado en el tema
anterior, sobre el juez Eusebio y su actuación durante el Tercer Reicht, debe ayudarte a
comprender que el jurista tiene la obligación de ejercitar su razón práctica para tratar
de encontrar la respuesta jurídicamente más adecuada a cada problema. Empleo el
término «jurídicamente» porque quiero destacar que el asunto no es meramente
moral, sino estrictamente jurídico, como habrás podido comprobar en el análisis
del caso magistral que acabo de mencionar. Las consecuencias de la decisión de
Eusebio no fueron únicamente de carácter moral, también fueron jurídicas: Eusebio no
obró «mal», obró antijurídicamente, y por eso fue condenado, al entender el Tribunal
que, como juez, su misión no consistía en aplicar la ley sin reflexionar sobre las
consecuencias de su acción.

1 Gabaldón, J. (2000). Reflexiones sobre la ética judicial. En VV.AA., Ética de las profesiones jurídicas. Estudios de
Deontología (p. 784). Murcia: Universidad Católica de Murcia.
2 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 207). Pamplona: Eunsa.

TEMA 3 – Material básico 3


Deontología Profesional

Eusebio estaba obligado jurídicamente a emplear su razón práctica para


resolver el litigio tratando de dar a cada uno lo suyo. Volvamos sobre la primera
vertiente de este principio: «obrar según ciencia».

Esta exigencia supone la búsqueda de la excelencia en el desarrollo de la actividad


profesional3. En este sentido, has de tener presente que la formación continuada
del abogado es una exigencia deontológica, que puede entenderse como un
presupuesto necesario para el buen cumplimiento de la obligación de obrar según
ciencia y conciencia. Así, el mismo Código Deontológico establece en su
preámbulo que el abogado: «Solo puede encargarse de un asunto cuando esté
capacitado para asesorarlo y defenderlo de una forma real y efectiva, y ello le obliga a
adecuar e incrementar constantemente sus conocimientos jurídicos, y a solicitar el
auxilio de compañeros más expertos, cuando lo precise». En este mismo sentido, el
artículo 13.8 del mismo texto dispone: «El Abogado no aceptará ningún asunto si no se
considera o no debiera considerarse competente para dirigirlo, a menos que colabore
con un abogado que lo sea».

La obligación de obrar «según conciencia» nos remite a la idea de que el abogado debe
actuar en todo momento de acuerdo con su conciencia «individual», pero
también de acuerdo a la conciencia «profesional». La idea de la conciencia como
referente moral último de la acción humana no significa que cada cual obre como le
parezca «de acuerdo con su conciencia». De hecho, lo que la conciencia nos permite es
el discernimiento de lo que está bien y lo que está mal, pero tanto el bien como el mal
poseen un carácter objetivo (que es lo que precisamente permite tal discernimiento). El
hombre puede conocer lo que está bien y lo que está mal en cada caso, pero esto no
significa que sea él la fuente de la moralidad: el ser humano no construye la
moral a través del ejercicio de su conciencia, sino que aplica a cada
problema una ética objetiva. Por supuesto, la conciencia no es infalible, el
conocimiento de lo que ha de hacerse en cada caso puede errar y, de hecho, yerra
frecuentemente. Para valorar el juicio de la conciencia tendremos que remitirnos, en
cada caso, al objeto de la acción, a las circunstancias que la rodean, y a la finalidad que
mueve al agente. No es posible, obviamente, ofrecer soluciones apodícticas al problema
de la corrección de cada acción moral.

3 Ibíd.

TEMA 3 – Material básico 4


Deontología Profesional

Junto al discernimiento de la conciencia individual, personal, que se refiere a cualquier


tipo de acción humana y que nos ayuda a elegir el curso de acción más adecuado desde
el punto de vista ético, existe también una conciencia profesional, que es un tipo
especial de conciencia que se apoya en el ethos de una determinada profesión4.

Como cabe esperar, las exigencias de la conciencia profesional no serán necesariamente


idénticas para cada profesional: las circunstancias que rodean la acción e incluso la
misma personalidad del profesional pueden introducir un cierto grado de variación, si
bien, como ha señalado Lega, demasiadas oscilaciones no serían tolerables. La
conciencia profesional nos remite a unos parámetros objetivos, y se configura de
acuerdo con un tipo ideal de profesional (el «buen abogado» al que nos referíamos en el
tema anterior)5.

La conciencia profesional representa a menudo un plus de exigencias respecto a la


conciencia personal. Estas exigencias pueden referirse tanto a acciones como a
omisiones que resultan debidas por mor de la conciencia profesional, puesto que se
trata de una serie de obligaciones que no recaen sobre nosotros en tanto personas
particulares, sino como profesionales. Así, sobre el médico recae una obligación
positiva de hacer (un deber de socorro) en determinados contextos (por ejemplo, en
caso de accidentes con heridos) mucho más intensa que la que pueda recaer sobre el
resto de las personas implicadas en el caso. Del mismo modo, sobre el abogado recaen
especiales deberes de los que es titular por mor de su profesión. Así, el deber de
secreto que pesa sobre el abogado (una obligación de abstenerse, de omitir, en
este caso, la divulgación de determinados datos) es mucho más exigente que el que se
da en las relaciones habituales entre particulares6.

3.3. El principio de integridad profesional

El principio de integridad profesional es, igual que el de obrar según ciencia y


conciencia, un principio universal que debe regir la actuación de todo profesional. Sin
embargo, puede afirmarse que el ámbito del Derecho, el principio de integridad se
convierte en la pieza clave del ejercicio profesional.

4 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 214). Pamplona: Eunsa.
5 Lega, C. (1983). Deontología de la profesión de abogado (p. 70). Madrid: Civitas.
6 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 214). Pamplona: Eunsa.

TEMA 3 – Material básico 5


Deontología Profesional

Como ha señalado Aparisi7, todo el sistema judicial del Estado de Derecho se cimienta,
en términos generales, en este principio, puesto que en última instancia descansa sobre
la confianza de los ciudadanos en quienes han de decidir sobre la titularidad y el
disfrute de sus derechos en caso de conflicto.

Efectivamente, el principio de integridad constituye la base de la confianza


que el cliente deposita en el abogado. Sin la integridad profesional, sería
imposible que el patrocinado confiara al abogado la defensa de sus intereses. Pero,
además, el abogado debe tener presente que no solo ha de ganarse la confianza de sus
clientes o posibles clientes, sino, en términos generales, la de toda la sociedad, que ha
de confiar en el colectivo profesional para que sea viable el correcto funcionamiento del
Estado de Derecho.

El Código Deontológico de la Abogacía española establece, en su artículo 4, que:

1. La relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y


exige de este una conducta profesional íntegra, que sea honrada, leal, veraz y
diligente.
2. El abogado está obligado a no defraudar la confianza de su cliente y a no
defender intereses en conflicto con los de aquel.
3. En los casos de ejercicio colectivo de la abogacía o en colaboración con otros
profesionales, el abogado tendrá el derecho y la obligación de rechazar
cualquier intervención que pueda resultar contraria a dichos principios de
confianza e integridad o implicar un conflicto de intereses con clientes de otros
miembros del colectivo.

El propio preámbulo del texto hace referencia al hecho de que, a pesar del paso del
tiempo:

Perviven como principios fundamentales en el ejercicio de la profesión de


abogado la independencia, la dignidad, la integridad, el servicio, el secreto
profesional y la libertad de defensa… La honradez, probidad, rectitud, lealtad,
diligencia y veracidad son virtudes que deben adornar cualquier actuación del
Abogado. Ellas son la base del honor y la dignidad de la profesión. El Abogado
debe actuar siempre honesta y diligentemente… Y si cualquier Abogado así no
lo hiciere, su actuación individual afecta al honor y a la dignidad de toda la
profesión.

Como puede verse, el principio de integridad y honestidad del abogado nos remite al
problema, analizado en el tema 2, del conflicto entre el deber de colaborar con la
administración de justicia y la defensa de los intereses del cliente.

7 Ibíd. p. 232.

TEMA 3 – Material básico 6


Deontología Profesional

Como se recordará, el abogado, aunque debe tutelar efectivamente los intereses


de su patrocinado, no está en ningún caso autorizado a obstaculizar la
administración de justicia, puesto que ha de colaborar a su efectiva realización.

El abogado no puede en ningún caso actuar injustamente, aunque de esa


actuación se depararan beneficios para su cliente. No obstante, aquí es preciso
distinguir entre el empleo de medios ilícitos, que no está nunca permitido, y el
abuso de medios lícitos. En este último caso, y cuando se persigue una causa justa y
se mira solo en beneficio del cliente, cabría plantearse, por ejemplo, la licitud del
recurso a la dilación mediante multiplicación de escritos. Nunca podría abusarse de
medios lícitos con la única finalidad de aumentar los honorarios o perjudicar a la parte
contraria8.

El deber de integridad y honestidad profesional exige que el abogado no


falte en ningún caso a su deber de colaborar con la Administración de
Justicia, y prohíbe la interposición de demandas injustas (aquellas que están basadas
en una falsedad). En este sentido, el Código de Deontología de los Abogados Europeos
establece que «un abogado no defenderá nunca un caso de cuya justicia no esté
firmemente convencido ni dará un consejo que en cualquier aspecto sea contrario a la
ley».

El principio de integridad exige del abogado que no acepte, por ejemplo, el


papel de acusador cuando le consta la inocencia del acusado, pero sí puede,
aunque le conste la culpabilidad de su patrocinado, defender sus intereses,
empleando todos los recursos lícitos y legales para lograr un veredicto de inocencia. En
este sentido, el abogado, si está amparado por el secreto
profesional, puede incluso omitir la presentación de pruebas
o documentos incriminatorios para su cliente, también en el
supuesto de que este fuera culpable. Cuestión distinta es si
esa absolución supusiera un veredicto de culpabilidad para
un inocente, que resultaría de esta forma condenado, a no
ser que el abogado presentara las pruebas incriminatorias
para su patrocinado.

8 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 242). Pamplona: Eunsa.

TEMA 3 – Material básico 7


Deontología Profesional

En este caso, cabría plantearse si no estaríamos ante un «supuesto grave» de los


recogidos, según enseguida veremos, en el párrafo 8 del artículo 5 del código
deontológico. Si se diera esta circunstancia, y previa consulta a su decano, podrá el
abogado obrar en conciencia y emplear las pruebas incriminatorias como
mejor estime.

Puede el abogado, por tanto, omitir lícitamente información que incrimine a su


defendido, cabe ahora preguntarse si el abogado puede mentir para conseguir un
veredicto absolutorio. En principio, la respuesta ha de ser negativa. Cuestión
distinta es que, habiendo recibido pruebas de la culpabilidad de su defendido en el
ámbito amparado por el secreto profesional, omita su presentación y alegue la
inocencia de su defendido (aún constándole su culpabilidad), no habiendo pruebas que
determinen lo contrario.

El principio de mutua confianza que rige las relaciones entre el abogado y su cliente
hace que el abogado no esté obligado en toda circunstancia a investigar la verdad o
falsedad de los documentos alegados por su patrocinado. No obstante, no debemos
olvidar que el artículo 641.3 del código penal considera delictiva la conducta
del abogado (también la de otros operadores jurídicos) que presente a sabiendas
testigos falsos, peritos o intérpretes mendaces o documentos falsos.
Tampoco es lícita la interpretación falaz de un documento auténtico. Aparisi cita el
ejemplo del abogado de la compañía de seguros que deniega automáticamente el abono
de la indemnización o servicio previsto en la póliza suscrita por el cliente cuando
concurren las circunstancias cubiertas por la misma9.

3.4. El principio de secreto profesional y confidencialidad

El abogado es, en ocasiones, y por razón de su oficio, depositario de confidencias y


conocedor de datos extremadamente sensibles relativos a la vida privada
de sus clientes. El respeto por el principio de confianza, que es la base de la relación
entre el abogado y sus defendidos, crea el clima necesario para que el patrocinado
desvele al abogado parcelas de su vida que, en otras circunstancias, hubiera preservado
de las miradas ajenas.

9 Ibíd. p. 244-245.

TEMA 3 – Material básico 8


Deontología Profesional

Por esta razón, el secreto profesional es especialmente relevante en el caso del abogado.
De él se ocupan tanto el Estatuto de la Abogacía como en el Código Deontológico.

El Estatuto de la Abogacía le dedica su artículo 32, en cuyo primer párrafo podemos


leer: «1. De conformidad con lo establecido por el artículo 437.2 de la Ley Orgánca del
Poder Judicial, los abogados deberá guardar secreto de todos los hechos o noticias que
conozcan por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional, no
pudiendo ser obligados a declarar sobre los mismos». En el mismo sentido, el Código
Deontológico establece que:

La confianza y confidencialidad en las relaciones entre cliente y abogado,


ínsita en el derecho de aqueel a su intimidad y a no declarar en su contra, así
como en derechos fundamentales de terceros, impone al abogado el deber y le
confiere el derecho de guardar secreto respecto de todos los hechos o noticias
que conozca por razó de cualquiera de las modalidades de su actuación
profesional, sin que pueda ser obligado a declarar sobre los mismos como
reconoce el artículo 437.2 de la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial.

Como acaba de verse, el secreto viene configurado como un deber-derecho: el


abogado no solo está obligado a guardar silencio, también puede ampararse en el
secreto profesional para exigir de otros una conducta de respeto frente a su silencio. Así
aparece en el párrafo 8º del artículo 5: «El secreto profesional es un derecho y deber
primordial de la Abogacía». La vertiente de la obligación se refleja claramente en el
apartado 3 del artículo, que establece que: «El abogado no podrá aportar a los
tribunales, ni facilitarle a su cliente las cartas, comunicaciones o notas que reciba del
abogado de la otra parte, salvo expresa autorización dl mismo».

El código establece, además, algunas precisiones en torno al objeto del secreto


profesional, ya que este no se reduce a las informaciones relativas a nuestros clientes.
Así, en el párrafo segundo del mismo artículo 5 del Código podemos leer: «El deber y
derecho al secreto profesional del abogado comprende las confidencias y propuestas del
cliente, las del adversario, las de los compañeros y todos los hechos y documentos de
que haya tenido noticia o haya recibido por razón de cualquiera de las modalidades de
su actuación profesional». Del mismo modo, el secreto profesional protege toda
comunicación entre el abogado y su cliente, con independencia del soporte en el
que esta tenga lugar, como se indica en el apartado 4: «Las conversaciones mantenidas
con los clientes, los contrarios o sus abogados, de presencia o por cualquier medio
telefónico o telemático, no podrán ser grabadas sin previa advertencia y conformidad
de todos los intervinientes y en todo caso quedarán amparadas por el secreto
profesional».

TEMA 3 – Material básico 9


Deontología Profesional

También regula su extensión en el tiempo, estableciéndose en el párrafo 7º que:


«Estos deberes de secreto profesional permanecen incluso después de haber cesado en
la prestación de los servicios al cliente, sin que estén limitados en el tiempo». En cuanto
a los sujetos sobre los que recae el deber de secreto, el código realiza algunas
precisiones importantes: «En caso de ejercicio de la abogacía en forma colectiva, el
deber de secreto se extenderá frente a los demás componentes del colectivo» (apartado
5º). También queda obligado el personal al servicio del abogado y todos sus
colaboradores (apartado 6º).

Por último, se establecen ciertos límites a esta obligación de secreto. En caso de


estado de necesidad, el abogado deberá pedir consejo a su Decano y ponderar los bienes
en conflicto para tomar una decisión adecuada al caso (apartado 8º):

En los casos excepcionales de suma gravedad en los que, la obligada


preservación del secreto profesional, pudiera causar perjuicios irreparables o
flagrantes injusticias, el Decano del Colegio aconsejaráal Abogado con la
finalidad exclusiva de orientar y, si fuera posible, determinar medios o
procedimientos alternativos de solución del problema planteado ponderando
los bienes jurídicos en conflicto. Ello no afecta a la libertad del cliente, no
sujeto al secreto profesional, pero cuyo consentimiento por sí solo no excusa al
Abogado de la preservación del mismo.

La figura del Decano vuelve a cobrar protagonismo en relación con la preservación del
secreto profesional en el caso de registro del despacho del abogado. Como se
establece en el artículo 32.2 del Estatuto: «En el caso de que el Decano de un Colegio, o
quien estatutariamente le sustituya, fuere requerido en virtud de norma legal o avisado
por la autoridad judicial, o en su caso gubernativa, competente para la práctica de un
registro en el despacho profesional de un abogado, deberá personarse en dicho
despacho y asistir a las diligencias que en el mismo se practiquen, velando por la
salvaguarda del secreto profesional».

3.5. El principio de independencia y libertad de defensa

Los principios de independencia y libertad de defensa poseen una naturaleza similar:


ambos remiten a la salvaguarda de la autonomía del
abogado. El principio de independencia tiene un sentido
negativo, puesto que se refiere a la ausencia de
interferencias en la actividad y la toma de decisiones del
profesional.

TEMA 3 – Material básico 10


Deontología Profesional

En cambio, el principio de libertad de defensa tiene un sentido positivo, puesto que se


refiere a la posibilidad de autodeterminación del abogado en el desarrollo de su
actividad profesional.

De la misma manera que ocurre en el caso del secreto profesional, la independencia


del abogado no es solo un derecho: también constituye un deber, el deber del
profesional de preservar su propia independencia respecto a toda clase de injerencias
que le pudieran perturbar en su actividad como abogado. Recuerda que el abogado
constituye una pieza esencial del Estado de Derecho, así, el propio Código Deontológico
se refiere, en su preámbulo, a «La independencia del Abogado (que) resulta tan
necesaria como la imparcialidad del juez, dentro del Estado de Derecho». Este texto
dedica al principio de independencia su artículo 2, que establece que:

1. La independencia del Abogado es una exigencia del Estado de Derecho y del


efectivo derecho de defensa de los ciudadanos, por lo que para el Abogado
constituye un derecho y un deber.
2. Para poder asesorar y defender adecuadamente los legítimos intereses de
sus clientes, el Abogado tiene el derecho y el deber de preservar su
independencia frente a toda clase de injerencias y frente a los intereses propios
y ajenos.
3. El Abogado deberá preservar su independencia frente a presiones,
exigencias o complacencias que la limiten, sea respecto a los poderes públicos,
económicos o fácticos, los tribunales, su cliente mismo o incluso sus propios
compañeros o colaboradores.
4. La independencia del Abogado le permite rechazar las instrucciones que, en
contra de sus propios criterios profesionales, pretendan imponerle su cliente,
sus compañeros de despacho, los otros profesionales con los que colabore o
cualquier otra persona, entidad o corriente de opinión, cesando en el
asesoramiento o defensa del asunto de que se trate cuando considere que no
puede actuar con total independencia.
5. Su independencia prohíbe al abogado ejercer otras profesiones o actividades
que la limiten o que resulten incompatibles con el ejercicio de la abogacía, así
como asociarse o colaborar profesionalmente con empresas o profesionales
que las ejerzan, o hacer uso, en relación con ellas, de las posibilidades
contempladas en el artículo 29 del Estatuto.

Debemos tener presente que el propio Código Penal, en su artículo 467 castiga con
multa de seis a doce meses e inhabilitación especial de dos a cuatro años al abogado
(también al procurador) que defienda, en el mismo asunto, intereses contrarios a los de
su patrocinado. Recapitulando, cabe destacar que la independencia del abogado
constituye un pilar fundamental del Estado de Derecho, y que, por tanto, no
solo es un derecho del abogado, sino que también constituye un deber de este, que
deberá preservar su independencia frente a poderes públicos, compañeros, clientes,
poderes fácticos económicos, sociales, e incluso frente a sus propios intereses.

TEMA 3 – Material básico 11


Deontología Profesional

Por su parte, el principio de libertad remite, como se señaló anteriormente, a la


propia autodeterminación del abogado. Esta vertiente positiva del principio que
estudiamos tiene dos facetas: una, propiamente técnica, que incluye la libertad del
abogado de tomar las decisiones que estime oportunas respecto a estrategias de
defensa, interpretación de pruebas, etc., y otra, de carácter material. Esta última
incluye la libertad del abogado de aceptar o no determinados asuntos, o la de cesar en
la defensa de un determinado caso. Es cierto que esta libertad se ve limitada en el
caso del turno de oficio, en el que el abogado se ve obligado a aceptar la defensa de
los asuntos que se le adjudican. A este respecto, el código deontológico aboga en su
preámbulo por la libre elección de abogado en el turno de Justicia gratuita, así como
por el respeto a la libertad de defensa en el mismo ámbito10.

Como ha señalado Aparisi11, el principio de libertad de defensa puede


reconducirse al de obrar según ciencia y conciencia. La vertiente técnica de la
libertad de defensa se relaciona con la obligación de obrar según ciencia, mientras que
la vertiente material de este principio estaría vinculada a la obligación de obrar según
conciencia. Como ves, el ejercicio de la abogacía exige de modo prácticamente continuo
la toma de decisiones por parte del profesional, esto es, el ejercicio continuo de su
razón práctica, de su libertad de obrar en la esfera de su profesión y, por tanto, implica
de igual modo la responsabilidad del jurista respecto de su actuación profesional, frente
al tópico defendido por el positivismo jurídico que concibe el derecho como un sistema
completo y autosuficiente y el jurista poco más o menos que como un autómata cuya
única función consiste en la aplicación rigurosa de una ley técnicamente perfecta con
una única respuesta correcta para cada caso.

El código deontológico regula la libertad de defensa en sus artículos 3 y 13.3. En virtud


del primero:

1. El abogado tiene el derecho y el deber de defender y asesorar libremente a


sus clientes, sin utilizar medios ilícitos o injustos, ni el fraude como forma de
eludir las leyes.
2. El abogado está obligado a ejercer su libertad de defensa y expresión
conforme al principio de buena fe y a las normas de la correcta práctica
profesional.

10 «Tales disfunciones se evitarían si también los ciudadanos con derecho a ella, pudieran elegir abogado de entre los
inscritos en las listas del turno de Justicia Gratuita, lo que será posible si, como resulta deseable, la defensa se garantiza,
en todo caso, mediante un sistema de ayuda legal más acorde con la realidad social, que posibilite al ciudadano,
beneficiario de la Justicia gratuita, la libre elección de abogado y a este una digna retribución de su trabajo. En tanto no
se modifiquen las normas que regulan la Justicia gratuita, estas condicionan tanto la libre designación de abogado como
la libre aceptación de la defensa».
11 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (p. 278). Pamplona: Eunsa.

TEMA 3 – Material básico 12


Deontología Profesional

3. El abogado está amparado en su libertad de expresión por el artículo 437.1


de la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial.

Por su parte, el párrafo tercero del artículo 13 consigna la plena libertad del
abogado para aceptar o rechazar asuntos, así como la posibilidad de cesar en la
defensa de un asunto si surgen discrepancias con el cliente. Esta posibilidad se
convierte en deber si concurren circunstancias que puedan afectar a la «libertad e
independencia en la defensa o a la obligación de secreto profesional».

También el Estatuto de la Abogacía se ocupa de la libertad del profesional. En su


artículo 22 establece que el ejercicio de la abogacía: «Es incompatible con cualquier
actividad que pueda suponer menosprecio de la libertad, la independencia o la dignidad
que le son inherentes». También se subraya el deber de abstenerse del abogado
respecto de la realización de cualquier actividad que pueda comprometer
su libertad e independencia. La libertad de admitir o rechazar asuntos, así como la
de cesar en la defensa del cliente (siempre que esta decisión no implique la indefensión
del mismo) se reconocen en el artículo 26.1.

Como es sabido, el ejercicio de la profesión ha evolucionado, en los últimos tiempos,


desde una fórmula individual hacia otras de carácter colectivo, tanto asociativas como
colaborativas. En estos casos, es preciso examinar cómo se articula la libertad del
profesional, sobre todo, en los casos del abogado de empresa, del abogado que trabaja
en despacho colectivo y del abogado contratado por otros compañeros.

El abogado de empresa es aquel que «presta sus servicios, de una manera


permanente, incorporado al personal de la empresa y vinculado a la misma, ya sea por
un contrato laboral o de arrendamiento de servicios»12. Especialmente en el caso de que
el abogado preste servicios de defensa de la empresa ante los tribunales (aunque
también es posible en el caso del abogado que asesora a la empresa) pueden producirse
interferencias con su libertad de defensa, puesto que se le supone vinculado
contractualmente con la empresa precisamente para defenderla en los casos en que sea
necesario.

12 Cadenas Coronado, J. (2000). Deontología del Abogado de Empresa. Introducción a su problemática. En VV.AA.,
Ética de las profesiones jurídicas. Estudios de Deontología (pp. 1145 y ss.) Murcia: Universidad Católica de Murcia.

TEMA 3 – Material básico 13


Deontología Profesional

Pues bien, incluso en estos casos, el abogado debe preservar su libertad


intelectual, negándose a aceptar asuntos que contraríen lo aconsejado por su
formación científica o por su conciencia. El deber del abogado para con la justicia
también le desaconsejará emprender procedimientos cuando así lo exijan razones
morales o legales. Es importante, en este sentido, que el abogado cuente con el
respeto de sus empleadores, que deberá ganarse con su buen hacer como
profesional. También es recomendable incluir, en el contrato suscrito con la empresa,
alguna cláusula de conciencia que proteja al profesional.

El ejercicio colectivo de la abogacía también debe desarrollarse en el marco de


respeto a la libertad del profesional, entre otras cosas porque cada abogado responde
individualmente del cumplimiento de sus deberes deontológicos o legales. En este
sentido, el artículo 28.5 del Estatuto General de la Abogacía establece que «Los
Abogados miembros de un despacho colectivo tendrán plena libertad para aceptar o
rechazar cualquier cliente o asunto del despacho, así como plena independencia para
dirigir la defensa de los intereses que tengan encomendados».

Lo mismo cabe decir del ejercicio de la profesión por cuenta ajena, en el caso de
abogados empleados por otros compañeros en un bufete. En este caso, sin
embargo, el titular del despacho será también responsable del cumplimento de los
deberes profesionales y legales por parte del pasante, pues forma parte de las
obligaciones que contrae para con su empleado el formarle no solo en la técnica de la
profesión, sino también en el respeto a sus normas deontológicas.

3.6. El principio de diligencia

La idea de la diligencia nos remite a una actitud del


abogado que debe empapar todos y cada uno de sus
actos. La diligencia implica la atención a las causas
defendidas, el interés puesto en su desarrollo, la celeridad en
la tramitación de los asuntos, etc. La diligencia es una virtud de la que deben
adornarse todos los juristas (piensa, por ejemplo, en la importancia de la
diligencia del juez) y que en el abogado se traduce en una serie de deberes
deontológicos, de entre los que pueden destacarse dos grandes grupos13.

13 Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (pp. 302 y ss.). Pamplona: Eunsa.

TEMA 3 – Material básico 14


Deontología Profesional

En primer lugar, el abogado debe actuar siempre con competencia


profesional, prestando a los asuntos que acepta la máxima atención. Así, el Estatuto
General de la Abogacía, en su artículo 42, nos recuerda que el abogado está obligado:
«Al cumplimento de la misión de defensa que le sea encomendada con el máximo celo y
diligencia (...)».

En segundo lugar, el abogado debe formarse de manera continuada,


actualizando su bagaje tanto técnico y científico como deontológico. Ya sabemos que el
abogado deberá incluso abstenerse de asumir asuntos para cuya defensa no se
encuentre lo suficientemente preparado (artículo 8 del Código Deontológico de la
Abogacía), y pedir consejo a otros compañeros siempre que lo estime necesario. En
términos generales, son comportamientos contrarios al deber de diligencia, entre otros,
los siguientes:

Aceptar asuntos para cuya defensa no se cuenta con la competencia necesaria.


No dedicar a una causa el tiempo y estudio necesarios para su correcta defensa, no
preparar adecuadamente sus intervenciones en juicio, etc.
Mantener sumas de dinero consignadas por el cliente para entregar a la parte
contraria durante tiempo excesivo y sin dar noticias de ellas.
Ausentarse del despacho por periodos de tiempo excesivos sin que sea posible la
localización.
Dejar transcurrir los plazos para la interposición de recursos.

Como imaginarás, algunos de estos comportamientos van más allá de la


responsabilidad deontológica y dan lugar al nacimiento de responsabilidad legal en el
abogado (así, puede ocurrir en el último caso, cuando por falta de diligencia del
abogado transcurre el plazo para la interposición del recurso que impide la
continuación del proceso).

3.7. El principio de desinterés: la función social de la abogacía. Asistencia


jurídica gratuita y turno de oficio

Como se ha comentado en el primer tema, el desarrollo profesional no solo implica un


importante aspecto del propio desarrollo personal del profesional, sino que también
debe entenderse como una contribución al bien común.

TEMA 3 – Material básico 15


Deontología Profesional

Todas las profesiones jurídicas deben orientarse, con mayor razón, a este bien común,
puesto que su finalidad no es otra que la búsqueda de la justicia en las relaciones
sociales. El principio del desinterés es uno de los principios clásicos del ejercicio de la
abogacía. Ya sabemos que el abogado nunca debe anteponer sus propios intereses a los
de sus clientes. También contrae una obligación con la sociedad en general, la de
contribuir en la medida de sus posibilidades a una mejor administración de justicia.
Por esta razón, el abogado tiene un especial deber de contribuir, mediante su profesión,
a la construcción de una sociedad más justa, donde los derechos humanos sean
respetados y garantizados.

El principio de desinterés se manifiesta, de este modo, en el clásico turno de oficio, pero


no solo en él. Hay formas de asistencia jurídica gratuita, o muy por debajo de su
coste real, que aquí llamaremos trabajo pro bono (en favor del bien común), que
deben ser prestigiadas en nuestra sociedad y que deberían formar parte del desarrollo
normal de la profesión.

Por otra parte, el principio del desinterés obliga al abogado a no hacer acepción de
personas en el desarrollo de su actividad, lo que significa que los clientes merecen
idéntica dedicación con independencia de su posición social o cultural, así como de la
cuantía del asunto cuya defensa encomiendan al abogado. En este sentido, conviene
recordar la clásica prohibición de los pactos de cuota litis, ya que al cobrar en
estos casos el abogado un porcentaje del resultado del asunto, parecía encaminado a
prestar más atención a aquellos asuntos que le pudieran reportar mayores ingresos por
dirimirse en ellos cuestiones de mayor alcance económico. Por otra parte, en defensa
del pacto de cuota litis se advertía que era la única forma de que aquellos que no
pudieran costearse un abogado contaran con él, puesto que en virtud de este pacto no
solo se acuerda que el abogado cobrará un porcentaje del resultado final del asunto,
sino también que solo cobrará en el caso de que ese resultado sea positivo.

El pacto de cuota litis era tajantemente prohibido en el código


deontológico en su versión de 1995 (artículo 7.9). Sin embargo, en el año 2000 el
concepto mismo de la cuota litis se restringe, entendiéndose por tal aquel pacto en el
que el abogado y el cliente acuerdan que este solo cobrará un porcentaje del asunto,

TEMA 3 – Material básico 16


Deontología Profesional

excluyendo del concepto de cuota litis el pacto en virtud del cual los honorarios se
hagan depender del resultado del asunto, siempre que el abogado cobre como mínimo
los costes de la prestación del servicio jurídico (artículo 1614).

Actualmente, el artículo 16 del Código Deontológico en su redacción del año 2002, ha


sido suspendido de validez por acuerdo del Pleno del Consejo General de la Abogacía
celebrado en diciembre de 2002. No obstante, en el preámbulo del mismo texto
podemos leer: «La “cuota litis”, en cuanto asociación y participación con el cliente en el
resultado del pleito, pone en riesgo la independencia y la libertad del abogado, que deja
de ser defensor para convertirse en socio de su cliente en pos de un resultado material,
lo que, además de adulterar la función de la defensa, provoca el desamparo o
discriminación de los ciudadanos que han de reivindicar derechos de escasa entidad
patrimonial o cuya tutela resulta dificultosa».

Otra manifestación importante del principio de desinterés y de la responsabilidad


social del abogado es la obligación de este de evitar siempre que sea posible el
litigio, tendiendo siempre a su amigable composición. El pleito debe ser la última
opción para el abogado, que debe siempre asesorar a su cliente, en primer lugar, de
manera preventiva, para evitar que se dé el caso del conflicto, y, en segundo lugar, de
modo tendente a la resolución pacífica de este, cuando no haya podido evitarse. En este
sentido, es importante tener presente que el abogado deberá en muchos casos
«enfrentarse» a clientes que desean por encima de todo pleitear, obcecados por la
ofensa recibida o por el agravio cometido contra ellos. Incluso en estos casos, el
abogado deberá promover la resolución amistosa del problema, actuando con
desinterés y honestidad15.

Conviene examinar más de cerca las dos manifestaciones


más importantes del principio de desinterés: el turno de
oficio y el trabajo pro bono. La Constitución garantiza a
todos los españoles el derecho a la asistencia letrada en su
artículo 24.

14 Literalmente el artículo 16 definía el pacto de cuota litis como « El acuerdo entre el abogado y su cliente,
formalizado con anterioridad a terminar el asunto, en virtud del cual el cliente se compromete a pagar al Abogado
únicamente un porcentaje del resultado del asunto, independientemente de que consista en una suma de dinero o
cualquier otro beneficio, bien o valor que consiga el cliente por el asunto». Continúa el mismo artículo estableciendo que
«No es cuota litis el pacto que tenga por objeto fijar unos honorarios alternativos según el resultado del asunto, siempre
que se contemple el pago efectivo de alguna cantidad que cubra como mínimo los costes de la prestación del servicio
jurídico concertado para el supuesto de que el resultado sea totalmente adverso, y dicha cantidad sea tal que, por las
circunstancias concurrentes o las cifras contempladas, no pueda inducir razonablemente a estimar que se trata de una
mera simulación».
15 Vid. Viñas, R. H. (1972). Ética y derecho de la abogacía y la procuración (pp. 143-144). Buenos Aires: Pannedille.

TEMA 3 – Material básico 17


Deontología Profesional

Tradicionalmente ese derecho se ha hecho realidad en España a través de la institución


del turno de oficio. La inscripción en el turno de oficio es voluntaria por
parte del abogado. Una vez inscrito, solo podrá rechazar aquellos asuntos que, en
conciencia, considere que no puede aceptar. El resto deberá asumirlos con toda
diligencia y dedicación, a pesar de la escasa retribución que actualmente se recibe por
la defensa en turno de oficio (pese a las reivindicaciones del Consejo de la Abogacía en
este sentido, no parece que la actual coyuntura económica permita una mayor
retribución en el turno de oficio). Actualmente, pueden inscribirse en el turno de oficio
todos los abogados colegiados que acrediten más de tres años de
experiencia profesional, y la realización del correspondiente curso de la Escuela
de Práctica jurídica exigido por el turno de que se trate (regulado por Orden
Ministerial de 3 de junio de 1997).

La especialización del turno de oficio es cada vez mayor, existiendo en nuestros días,
entre otros, turnos de menores, de violencia de género, de extranjería y
refugio, del jurado, de vigilancia penitenciaria y constitucional. Cada Colegio
es responsable de la organización del turno, creando las distintas secciones y ofertando
la formación necesaria para el acceso a ellas de sus colegiados. También ha de regular la
experiencia profesional que se requiere para el acceso a cada turno, pudiendo
establecer la necesidad de acreditar una experiencia profesional mayor para
determinados turnos (así, por ejemplo, el Colegio de Abogados de Madrid exige 10 años
para la inscripción en el turno Constitucional).

El trabajo pro bono no posee en nuestro país la misma tradición que el turno de
oficio16. De hecho, se introduce en España al instalarse en nuestro país despachos de
origen anglosajón, ámbito en el que el pro bono está mucho más extendido, debido, en
parte, a la menor fortaleza del Estado social. En nuestro país, la asistencia jurídica no
había representado hasta ahora un problema real. Poco a poco se va extendiendo esta
forma de contribuir al bien común que implica el trabajo pro bono.

En febrero de 2012 el Consejo General de la Abogacía española creó el primer registro


de abogados pro bono a nivel nacional.

16 Vid. El video de la Master Class de Carmen Pombo dedicada al trabajo pro bono para el máster de Abogacía de
UNIR.

TEMA 3 – Material básico 18


Deontología Profesional

La diferencia fundamental entre la asistencia jurídica gratuita, prestada en el turno de


oficio, y lo que se denomina trabajo pro bono consiste en que el turno de oficio va
dirigido a lograr la asesoría jurídica de personas físicas. En cambio, el
trabajo pro bono se presta a entidades sin ánimo de lucro. El abogado puede
prestar sus servicios profesionales a una ONG de forma gratuita, contribuyendo al bien
común poniéndose al servicio de este tipo de organizaciones para facilitar la realización
de sus actividades solidarias.

La creciente debilidad del Estado Social (téngase en cuenta la reciente aprobación de la


ley de tasas) ha contribuido sin duda a la necesidad de que el abogado ejercite su
responsabilidad social: el trabajo pro bono es una excelente forma de hacerlo.

3.8. El principio de lealtad profesional

La lealtad profesional constituye un principio fundamental en el ejercicio de la


abogacía, que nos remite la actuación de buena fe en el ejercicio profesional, al «juego
limpio» con el resto de los profesionales y con nuestros clientes, al respeto por el
principio de pacta sunt servanda, etc.

Concretamente, la lealtad del abogado se hace valer frente a sus propios


compañeros, frente a los órganos jurisdiccionales y frente a los clientes. En
el primer caso, la lealtad se traduce en una actitud de fraternidad hacia el
compañero, quien, si bien defiende ante los tribunales intereses contrapuestos a los
propios, nunca ha de ser tenido como un enemigo, sino como un colega y un
compañero. Más adelante estudiaremos con detenimiento las relaciones del abogado
con sus colegas, y las reglas que han de regirlas. Entendamos ahora que todas ellas se
han de interpretar desde la necesaria vigencia del principio de lealtad (piénsese, por
ejemplo, en la relevancia de este principio en el ámbito de la publicidad del abogado,
que estudiaremos en el tema 5).

También frente a los órganos jurisdiccionales debe el abogado mostrar una


actitud respetuosa. De ella nos ocuparemos en el tema 6. Importa subrayar ahora que la
lealtad se traduce en este caso en una actitud de respeto y de cortesía ante los
órganos jurisdiccionales (actitud que, por lo demás, ha de ser recíproca, pues
también el juez debe un respeto al abogado y tiene la obligación de tratarle con la
cortesía de la que es acreedor).

TEMA 3 – Material básico 19


Deontología Profesional

Frente a los clientes, como veremos en el tema 4, la lealtad significa confianza y


transparencia en las relaciones profesionales. Para que ambas sean posibles, el
abogado debe informar en todo momento a su cliente del devenir del asunto que le
tiene encomendado, de un modo adecuado a la capacidad de comprensión del cliente y
a su nivel cultural.

Legislación

Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita

Esta norma contiene la regulación básica de la Asistencia jurídica gratuita en nuestro


país.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l1-1996.html

Orden de 3 de junio de 1997, por la que se establecen los requisitos


generales mínimos de formación y especialización necesarios para prestar
los servicios de asistencia jurídica gratuita

Normativa de desarrollo de la Ley 1/1996, donde se establecen los requisitos de acceso


por parte de los abogados al turno de oficio.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/oajg.html#a1

TEMA 3 – Material básico 20


Deontología Profesional

Doctrina

Validez del pacto de cuota litis

López de la Peña Saldías, J. F. (2004). Validez del pacto de cuota litis. Aranzadi:
Repertorio de Jurisprudencia.

Te recomendamos la lectura del siguiente artículo para completar el estudio de la


asignatura.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aranzadi.aranzadidigital.es/

Jurisprudencia

Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 1ª).


Sentencia de 4 noviembre 2008 (RJ 2009\338)

Prohibición de pacto de cuota litis y vulneración de la ley de defensa de la competencia.

TSJ de Madrid, (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 8ª).


Sentencia núm. 1130/2000 de 29 diciembre (JUR 2001\113287)

Secreto profesional: estado de necesidad del abogado.

Accede a las sentencias a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es/

TEMA 3 – Material básico 21


Deontología Profesional

Formularios

Hoja de encargo de asesoramiento pro bono

Modelo de hoja de encargo pro bono del Colegio de Abogados de Madrid.

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.icam.es/docs/web3/doc/CRSA_HojaEncargo.pdf

TEMA 3 – Material básico 22


Deontología Profesional

Material complementario

Lecturas

Secreto profesional y derecho de defensa

Cremades Sanz-Pastor, J. A. (2012, 8 de marzo). Secreto profesional y derecho de


defensa. Tribuna abierta de Juan Antonio Cremades publicada en ABC el sábado 3 de
marzo. Otrosí.net: revista online del Colegio de Abogados de Madrid.

El artículo de Juan Antonio Cremades profundiza en las excepciones al respeto y al


secreto profesional en el caso de delitos de terrorismo.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.otrosi.net/article/secreto-profesional-y-derecho-de-defensatribuna-
abierta-de-juan-antonio-cremades-publicada-e

El pro bono en la abogacía española

Pascual, A. (2012, 13 de diciembre). El pro bono en la abogacía española. Blog Máster


en el Ejercicio de la Abogacía.

El artículo analiza la situación del trabajo pro bono del abogado en España.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://blogs.unir.net/masterabogacia/2012/12/13/el-pro-bono-en-la-abogacia-
espanola/

TEMA 3 – Material complementario 23


Deontología Profesional

La abogacía pro bono de interés público en España

Gambier, B. (2012, 23 de abril). La abogacía pro bono de interés público en España.


Diariojuridico.com.

Análisis del trabajo pro bono y su diferenciación con otras formas de asistencia jurídica
gratuita.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.diariojuridico.com/profesionales-2/abogados/la-abogacia-pro-bono-de-
interes-publico-en-espana.html

Las tasas judiciales

Salas Carceller, A. (2012). Las tasas judiciales. Revista Aranzadi Doctrinal, 4.

Análisis de la nueva ley de tasas y su incidencia en la administración de justicia.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aranzadi.aranzadidigital.es/

TEMA 3 – Material complementario 24


Deontología Profesional

Vídeos

Matar a un ruiseñor

Título original: To kill a mockingbird.


Director: Robert Mulligan.
Año: 1962.
Duración: 129 min.
Intérpretes: Gregory Peck, Mary Badham, Brock
Peters, Phillip Alford, John Megna, Frank
Overton, Rosemary Murphy, Robert Duvall.

Sinopsis: Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre


negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Al abogado le consta la inocencia
de su patrocinado, pero es consciente de que será prácticamente imposible ganar el
juicio. Aún así, realiza una magnífica defensa de los intereses de su cliente (pobre, para
más señas) granjeándose numerosas enemistades en la ciudad, si bien su cabal
actuación le hará acreedor del respeto y la admiración de sus dos hijos. La película
muestra un claro ejemplo de cómo ha de realizarse la actividad profesional bajo el
principio de integridad. La actuación de Atticus Finch también nos ilustra sobre la
responsabilidad social de la abogacía y el principio del desinterés.

TEMA 3 – Material complementario 25


Deontología Profesional

En bandeja de plata

Título original: The fortune cookie.


Director: Billy Wilder.
Año: 1966.
Duración: 125 min.
Intérpretes: Gregory Peck, Mary Badham, Brock Peters, Phillip
Alford, John Megna, Frank Overton, Rosemary Murphy, Robert
Duvall.

Sinopsis: Willie Gingrich es un abogado con pocos escrúpulos, cuyo cuñado sufre una
conmoción al chocar con un futbolista mientras retransmitía un partido de fútbol.
Willie convence a su cuñado para que finja que se trata de una lesión grave para poder
cobrar una cuantiosa indemnización. Gingrich es, de alguna manera, el “contrapunto”
de la figura de Finch. La historia nos ofrece un “contraejemplo” del tipo de abogado que
viola en su actividad la mayor parte de las normas deontológicas.

La responsabilidad social de la abogacía

Clase Magistral de Carmen Pombo sobre la situación del trabajo pro bono del abogado.
en España.

Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.fundacionpombo.org/master-class-en-unir-el-pro-bono-en-espana/

TEMA 3 – Material complementario 26


Deontología Profesional

Webgrafía

Centro de responsabilidad social de la abogacía (Ilustre Colegio de


Abogados de Madrid)

Página web del Colegio de Abogados de Madrid donde se gestionan todas las
actividades relacionadas con la responsabilidad social de los colegiados.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://crsa.icam.es/web3/cache/CRSA_index.html

Legal Today

Revista «de abogados para abogados», en particular, artículo sobre la abogacía pro
bono en España.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.legaltoday.com/actualidad/noticias/la-abogacia-pro-bono-toma-
visibilidad

TEMA 3 – Material complementario 27


Deontología Profesional

Transparencia Internacional, España

ONG destinada a combatir la corrupción en todas sus formas. En esta página se puede
encontrar el texto de los convenios pro bono firmados hasta ahora en España (con el
Consejo General de la Abogacía y con el Colegio de Abogados de Madrid).

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.transparencia.org.es/

Bibliografía

Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas. Pamplona: Eunsa.

Cadenas Coronado, J. (2000). Deontología del Abogado de Empresa. Introducción a su


problemática. En VV.AA., Ética de las profesiones jurídicas. Estudios de Deontología.
Murcia: Universidad Católica de Murcia.

De la Torre Díaz, F. J. (2000). Ética y Deontología jurídica. Madrid: Dykinson.

Gabaldón, J. (2000). Reflexiones sobre la ética judicial. En VV.AA., Ética de las


profesiones jurídicas. Estudios de Deontología. Murcia: Universidad Católica de
Murcia.

Lega, C. (1983). Deontología de la profesión de abogado. Madrid: Civitas.

Viñas, R. H. (1972). Ética y derecho de la abogacía y la procuración. Pannedille:


Buenos Aires.

TEMA 3 – Material complementario 28


Deontología Profesional

Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

El secreto profesional: planteamiento

La profesora Marta Albert expone el siguiente caso práctico: Teresa es la abogada de


Eustaquio, asistiéndole en su proceso de divorcio. Cuando termina dicho proceso,
Eustaquio denuncia a Teresa ante el Colegio, acusándola de intentar cobrar honorarios
abusivos y de haber violado el principio de secreto. Teresa también ha denunciado a
Eustaquio ante los tribunales por la comisión de un presunto delito de amenazas y
coacciones. Teresa aporta ante los tribunales como prueba una carta de Eustaquio en la
que aparecen reflejados datos relativos a su patrimonio. ¿Viola con ello Teresa su
obligación de guardar secreto?

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 3 – Casos prácticos 29


Deontología Profesional

El secreto profesional: solución

En el siguiente vídeo la profesora facilita las claves para solucionar el caso práctico
planteado anteriormente.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

Actividades

Caso práctico: La conciencia del abogado y la inocencia o culpabilidad de


nuestros clientes

Gabriela, abogada, recibe en su despacho la visita de Jacinto, entrenador de fútbol de


categorías infantiles y juveniles. Jacinto ha sido acusado por el menor X de haber
abusado sexualmente de él, prevaliéndose de su condición de entrenador del equipo en
el que juega X. De la entrevista mantenida con Jacinto, Gabriela no consigue formarse
una opinión sólida sobre la inocencia o culpabilidad de Jacinto.

1. ¿Debe Gabriela admitir la causa de Jacinto, de acuerdo con sus deberes


deontológicos? Al mismo tiempo, los padres de X acuden al despacho de Laura, a fin de
recabar sus servicios para que lleve la acusación contra Jacinto.
Los padres de X desconocen que también uno de los hijos de Laura entrena con X.
Tanto de la entrevista sostenida con los padres de X como del testimonio de su propio
hijo, Laura está firmemente convencida de la inocencia de Jacinto.

TEMA 3 – Casos prácticos 30


Deontología Profesional

2. ¿Debe Laura admitir el caso de los padres de X, de acuerdo con sus deberes
deontológicos? Gabriela decide finalmente aceptar la defensa de Jacinto. Durante el
proceso, recibe de forma anónima unas fotografías que muestran a Jacinto en actitudes
verdaderamente comprometidas con otros menores.

3. Si fueras Gabriela, ¿crees que deberías poner en conocimiento del juez que entiende
de la causa la existencia de dichas fotografías?, ¿puedes guardarlas en un cajón sin
incumplir tus obligaciones deontológicas y tu compromiso con la justicia?
Laura, por su parte, durante la preparación de la acusación contra Jacinto, recibe de X
la confesión de que su denuncia es completamente infundada. Al día siguiente, X,
acompañado de sus padres, acude al despacho de Laura para reafirmar su denuncia de
los hechos. Laura conserva registro de todas las conversaciones que mantiene con sus
clientes.

4. Si fueras Laura, ¿crees que deberías poner en conocimiento del juez que conoce de la
causa la grabación de la «confesión» realizada por X en relación a la inocencia de
Jacinto?

5. ¿Qué opinas sobre la grabación de las conversaciones con sus clientes que Laura
tiene por costumbre realizar con su móvil?

Extensión máxima: 3 páginas, fuente Georgia 11 e interlineado 1,5.

TEMA 3 – Casos prácticos 31


Deontología Profesional

Test

1. María Isabel, abogada, recibe en su despacho a un cliente que le pide asesoría y


consejo en un asunto respecto al que María Isabel no posee demasiados conocimientos.
La abogada debe:
A. Asumir todos los casos que le entren en el despacho, también este, y obligarse
a adquirir los conocimientos necesarios para su correcta defensa.
B. Renunciar a defender aquellos casos para los que no se encuentre
suficientemente preparado, salvo que María Isabel trabajara por cuenta ajena.
C. Renunciar a defender aquellos casos para los que no se encuentre
suficientemente preparada.
D. Pedir auxilio en cualquier caso a su pasante para que le ayude a recabar la
información necesaria para preparar la defensa.

2. Luis ha tenido noticia por su profesión de abogado de ciertos datos relativos a la


parte contraria y a su abogado:
A. Solo debe guardar silencio respecto a los asuntos que afecten a su cliente, no
así respecto a aquellos de que haya tenido noticias en el desarrollo del
procedimiento.
B. Debe guardar silencio sobre ellos hasta que finalice su relación contractual con
el cliente.
C. Si los datos fueran de su cliente tendría que guardar silencio aún después de
terminada la relación.
D. Tiene que guardar silencio respecto de los asuntos que afectan a su cliente, a
los órganos jurisprudenciales y a la parte contraria y sus defensores, y aunque
haya terminado la relación contractual con el cliente.

3. Eduardo, abogado, ha recibido cierta información sobre su cliente al preparar su


defensa. Años más tarde, es llamado como testigo a declarar sobre aquel cliente.
Eduardo no está obligado a:
A. A declarar respecto de las confidencias que le haga su cliente.
B. A declarar sobre asuntos protegidos por el secreto profesional.
C. A declarar sobre datos pertenecientes a la privacidad de su cliente o de la parte
contraria.
D. A declarar sobre asuntos relativos a procedimientos que esté defendiendo
cuando esta declaración pudiera ser contraria a los intereses de su cliente.

TEMA 3 – Test 32
Deontología Profesional

4. Rosa acaba de colegiarse y quiere ejercer como abogada en el turno de oficio:


A. Rosa tiene que inscribirse en un Registro.
B. Rosa tiene que inscribirse en un Registro y tener tres años de experiencia
profesional.
C. Rosa debe solicitarlo por escrito ante el Colegio, acreditando al menos tres
años de experiencia profesional (algunos turnos exigen mayor experiencia) y el
haber recibido en la Escuela de Práctica jurídica la formación necesaria para cada
curso.
D. La inscripción en el turno de oficio es obligatoria para todos los abogados en
ejercicio.

5. Enrique trabaja pro bono, lo que consiste en:


A. Trabajar una serie de horas para aquellas personas que no pueden costearse un
abogado.
B. Trabajar en favor del bien común, prestando sus servicios a una entidad sin
ánimo de lucro, con el fin de que esta pueda centrarse en la realización de sus
actividades solidarias, depositando en el abogado la resolución de todos los
aspectos jurídicos relacionados con su misión.
C. Que el Estado, en vez de pagar al abogado que trabaja en el turno de oficio,
abona las horas pro bono que se realizan en cada despacho.
D. Llevar los asuntos de los inmigrantes y las mujeres maltratadas de forma
gratuita.

6. Pedro quiere trabajar como abogado pro bono, es necesario:


A. Inscribirse en un Registro creado en febrero de 2012 por el Consejo General de
la Abogacía Española.
B. No hay que realizar ninguna formalidad, solo contactar con la ONG con la que
se vaya a colaborar.
C. Los propios despachos gestionan el trabajo pro bono de sus abogados y cada
uno exige unos requisitos distintos para su realización.
D. Notificarlo por escrito ante el Colegio correspondiente.

TEMA 3 – Test 33
Deontología Profesional

7. Antonia debe desvelar información protegida por el secreto profesional o se verá ella
misma en problemas con la ley:
A. Queda eximida de la obligación de guardar secreto.
B. Debe guardar secreto en todo caso.
C. Debe guardar secreto salvo que el juez le exima de hacerlo.
D. Debe poner la situación en conocimiento de su Decano para que este le
aconseje en la ponderación de los intereses jurídicos en conflicto.

8. El principio de integridad prohíbe al Abogado:


A. Realizar actos ilícitos o contrarios a buena administración de justicia para
defender los intereses de su cliente.
B. Dejar de defender los intereses de su cliente, aunque esto suponga la necesidad
de emplear medios ilícitos.
C. Aceptar las causas penales si duda de la inocencia de su defendido.
D. Renunciar a la defensa de forma sobrevenida si le consta la culpabilidad de su
defendido.

9. El pacto de cuota litis:


A. Consiste, en sentido estricto, en el «acuerdo entre el abogado y su cliente,
formalizado con anterioridad a terminar el asunto, en virtud del cual el cliente se
compromete a pagar al abogado únicamente un porcentaje del resultado del
asunto, independientemente de que consista en una suma de dinero o cualquier
otro beneficio, bien o valor que consiga el cliente por el asunto».
B. Está siempre permitido en nuestro ordenamiento jurídico.
C. Tradicionalmente ha estado prohibido por las normas deontológicas, si bien en
los últimos diez años esa prohibición se ha ido relajando hasta desaparecer por
completo.
D. Se regulaba en el artículo 40 del Código Deontológico pero este ha sido
declarado nulo por el Tribunal Constitucional.

10. El principio del desinterés y la función social de la profesión obligan al abogado a:


A. Trabajar un número determinado de horas pro bono.
B. Inscribirse en el turno de oficio.
C. No cobrar honorarios abusivos.
D. Intentar evitar siempre el litigio, tendiendo a su amigable composición.

TEMA 3 – Test 34
Deontología Profesional

Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta C D B C B A D A A D

TEMA 3 – Test 35
Las relaciones con los clientes y con la parte
contraria
Material básico
Ideas clave
4.1. ¿Cómo estudiar este tema?
4.2. El cliente: aceptación y rechazo de asuntos
4.3. La confianza como principio rector de las relaciones con el
cliente
4.4. Captación de clientes: la publicidad del abogado
4.5. Conflictos de intereses
4.6. Deber de información y custodia de la documentación
4.7. Honorarios
4.8. Relaciones con la parte contraria
Legislación
Jurisprudencia
Formularios

4 TEMA
Deontología Profesional

Material básico

Ideas clave

4.1. ¿Cómo estudiar este tema?

En este tema vamos a estudiar los aspectos fundamentales de la relación del


abogado con su cliente (también veremos cómo ha de relacionarse con la parte
contraria). El objetivo es que conozcas adecuadamente cuáles son tus derechos como
abogado, frente a tu cliente (así, la posibilidad de aceptar o rechazar los asuntos
libremente, el derecho a una retribución justa, al trato leal por parte de tu cliente, etc.)
y, quizá sobre todo, tus obligaciones frente a él, que nos ocuparán muy
especialmente en este tema.

Del mismo modo, deberás conocer las formas lícitas de captar clientes, y distinguirlas
de aquellas que violan la deontología profesional. En este punto es importante que
aprendas qué formas de publicidad podrás contratar para dar a conocer tu actividad
profesional, cuál deberá ser su contenido y soporte, etc.

Por último, repasaremos las normas deontológicas relativas a la fijación de la


cuantía de los honorarios y a las formas de hacerlos efectivos. Como te
puedes imaginar, el desarrollo de la relación con el cliente se sustenta en los principios
fundamentales de la deontología profesional. Deberás tener presente todo lo estudiado
acerca de la libertad de defensa, la confianza, la lealtad, etc.

Para alcanzar estos objetivos deberás estudiar atentamente el contenido de estas ideas
clave, remitiéndote a los textos deontológicos que manejamos y en los que se recogen
los derechos y deberes del abogado respecto a su cliente. Como verás, conforme
avanzamos en la asignatura el contenido de esta tendrá un carácter cada vez más
jurídico-positivo.

Como siempre, es importante que consultes los materiales complementarios: las


lecturas que se recomiendan iluminan aspectos importantes de la lección, como
también la jurisprudencia que encontrarás seleccionada. También se recomienda la
visita a las webs recomendadas y la lectura de la bibliografía.

TEMA 4 – Material básico 2


Deontología Profesional

Una vez trabajado el tema, podrás determinar tu nivel de comprensión realizando las
preguntas tipo test que se adjuntan y prestando atención al caso práctico resuelto.

4.2. El cliente: aceptación y rechazo de asuntos

Es nuestro cliente aquella persona (física o jurídica) que


requiere nuestros servicios profesionales y con el que, una
vez admitido el caso, establecemos una relación
jurídica bajo la forma de arrendamiento de
servicios, en virtud de la cual nos comprometemos a
prestarle asesoramiento jurídico y defensa de sus intereses a cambio de una retribución
económica. Las relaciones del abogado con su cliente vienen reguladas en el artículo 13
del código deontológico de la abogacía española. En el primer apartado de este artículo
se establece que: «la relación del Abogado con el cliente debe fundarse en la recíproca
confianza. Dicha relación puede verse facilitada mediante la suscripción de la Hoja de
Encargo».

La Hoja de encargo (ver en apartado Formularios, en este mismo tema) es,


básicamente, un contrato de arrendamiento de servicios, en virtud del cual cliente y
abogado quedan vinculados recíprocamente. En ella se establecen los asuntos que se
encargan al abogado, el presupuesto del coste de sus servicios (en primera
instancia, y los sucesivos recursos, en su caso), si los honorarios se cobrarán según un
porcentaje del asunto, o si el abogado cobrará por horas trabajadas, etc. El cliente se
compromete a hacer efectivo el pago de la minuta en determinados plazos, y a entregar
al abogado la documentación necesaria para la defensa de sus intereses.

Dado que la relación contractual entre el cliente y su abogado es un arrendamiento


de servicios, el primero no podrá exigir del segundo un resultado en concreto, sino
únicamente que el abogado realice su función con la diligencia debida y con la
habilidad y destreza profesional necesarias. La obligación del abogado para con su
cliente es siempre una obligación de medios. En nuestra tradición es común que la
contratación del abogado se lleve a cabo verbalmente, lo que a veces puede ocasionar
problemas entre el abogado y el cliente, por la incertidumbre que puede surgir en
cuanto a cuáles fueron realmente los asuntos encargados, o cuáles serían los honorarios
del abogado u otros aspectos de la relación contractual.

TEMA 4 – Material básico 3


Deontología Profesional

Desde los órganos rectores de la abogacía española se recomienda vivamente la


proliferación de hojas de encargo. Esta recomendación se extiende a la Carta de
Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia, que, en su artículo 37, señala que:
«El ciudadano tiene derecho a conocer previamente el coste aproximado de la
intervención del profesional, de la forma de pago» y a que se le extienda un
«presupuesto previo» que contenga estos extremos, añadiendo que, para ello, «se
regulará adecuadamente y fomentará el uso de las hojas de encargo profesional».

Como señala De La Torre, la Hoja de Encargo no es meramente un instrumento de


defensa de la profesión, o una forma de cubrirse las espaldas frente a futuras
reclamaciones, sino que trata de evitar ambigüedades en la relación jurídica que se
establece entre el cliente y su abogado, dotándola de seguridad jurídica y confianza1.
Si no existe encargo del cliente, el abogado no puede ocuparse del asunto. Así se
dispone en el párrafo segundo del mismo artículo 13, en virtud del cual: «El Abogado
solo podrá encargarse de un asunto, por mandato de su cliente, encargo de otro
Abogado que represente al cliente, o por designación colegial».

Como se señala a continuación, el abogado debe siempre comprobar la identidad de


quien realiza el encargo. Este deber es especialmente importante en el caso de que el
abogado sea, por razón de la prestación de sus servicios, depositario de fondos del
cliente. En este caso, según se dispone en el artículo 20.4 del código deontológico, «Los
abogados tienen la obligación de comprobar la identidad exacta de quien les entregue
los fondos».

1 De la Torre Díaz, F. J. (2008). Deontología de abogados, jueces y fiscales (pp. 196 y ss.). Madrid: Universidad
Pontificia Comillas. Recuperado el 27 de diciembre de 2013 de:
http://books.google.es/books/about/Deontolog%C3%ADa_de_abogados_jueces_y_fiscal.html?id=lBTqew7W7TMC&r
edir_esc=y

TEMA 4 – Material básico 4


Deontología Profesional

Esta obligación deontológica se convierte en obligación legal en ocasiones, cuando el


Abogado está obligado por ley a identificar a su cliente. Esto ocurre en el ámbito
de los delitos contra el terrorismo y el blanqueo de capitales. El abogado está obligado
en virtud del artículo 2. ñ) de la ley 10/2010 de 28 de abril, de prevención del blanqueo
de capitales y de la financiación del terrorismo:

Cuando participen en la concepción, realización o asesoramiento de


operaciones por cuenta de clientes relativas a la compraventa de bienes
inmuebles o entidades comerciales, la gestión de fondos, valores u otros
activos, la apertura o gestión de cuentas corrientes, cuentas de ahorros o
cuentas de valores, la organización de las aportaciones necesarias para la
creación, el funcionamiento o la gestión de empresas o la creación, el
funcionamiento o la gestión de fideicomisos (trusts), sociedades o estructuras
análogas, o cuando actúen por cuenta de clientes en cualquier operación
financiera o inmobiliaria.

Para estos casos, el Consejo General de la Abogacía española ha puesto a disposición de


los abogados, desde noviembre de 2012, una herramienta informática que facilita esta
tarea, pues permite consultar de forma gratuita los datos obrantes en ficheros públicos
de los que sean titulares las personas o entidades que recaban los servicios de los
profesionales2.

También el abogado debe identificarse, incluso cuando trabaja por cuenta de


tercero, puesto que la responsabilidad civil y deontológica es individual y por tanto, el
abogado debe facilitar su identificación en todos los casos, para hacer posible la
exigencia de responsabilidades derivadas de su ejercicio profesional. Esta identificación
es especialmente importante en las consultas telefónicas o telemáticas, y debe ser el
primer dato que se facilite al potencial cliente, de modo que este pueda en todo
momento identificar con quien está contratando.

La libertad de defensa del abogado se manifiesta, como sabemos, en su capacidad


para aceptar o rechazar los asuntos que se le planteen. Esta libertad viene regulada en
el artículo 13.3 del Código Deontológico, según el cual,

El abogado tendrá plena libertad para aceptar o rechazar el asunto en que se


solicite su intervención sin necesidad de justificar su decisión. Asímismo el
abogado podrá abstenerse o cesar en la intervención cuando surjan
discrepancias con el cliente. Deberá hacerlo siempre que concurran
circunstancias que puedan afectar a su plena libertad e independencia en la

2 http://www.abogacia.es/2012/11/26/nuevo-servicio-para-que-los-abogados-puedan-identificar-al-cliente-en-la-
prevencion-del-blanqueo-de-capitales/

TEMA 4 – Material básico 5


Deontología Profesional

defensa o a la obligación de secreto profesional. El Abogado que renuncie a la


direcciónLetrada de un asunto habráde realizar los actos necesarios para
evitar la indefensión de su cliente. Cuando se trate de defensa asumida por
designació colegial, la aceptación, rechazo, abstención o cese habrá de
acomodarse a las normas sobre justicia gratuita y sobre este tipo de
designaciones.

Como sabemos, la libertad de defensa del abogado se regula así mismo en el artículo
26.1. del Estatuto de la Abogacía.

4.3. La confianza como principio rector de las relaciones con el cliente

El artículo 4 del Código Deontológico de la Abogacía establece, como hemos visto en el


tema anterior que:

1. La relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y


exige de este una conducta profesional ínegra, que sea honrada, leal, veraz y
diligente. El abogado, estáobligado a no defraudar la confianza de su cliente y
a no defender intereses en conflicto con los de aqueel. En los casos de ejercicio
colectivo de la abogací o en colaboracióncon otros profesionales, el abogado
tendráel derecho y la obligaciónde rechazar cualquier intervención que pueda
resultar contraria a dichos principios de confianza e integridad o implicar
conflicto de intereses con clientes de otros miembros del colectivo.

La confianza que el cliente deposita en el abogado se basa, como también


tuvimos ocasión de aprender, en la integridad del propio abogado, que es el
principio que justifica la confianza del patrocinado en su patrocinante. La lealtad del
abogado para con su representado implica, es sabido, confianza y
transparencia. Esa lealtad se manifiesta en el cumplimiento, por parte del abogado,
del deber de información y custodia de la documentación, del que nos ocuparemos
enseguida. Pero también tiene otras manifestaciones, algunas de ellas ya conocidas por
nosotros, que conviene tener presente y recapitular de algún modo, para contar con una
suerte de «elenco» de deberes del abogado respecto a su cliente3.

3 Basado en: De la Torre Díaz, F. J. (2008). Deontología de abogados, jueces y fiscales (pp. 193-204). Madrid:

Universidad Pontificia Comillas. Recuperado el 27 de diciembre de 2013 de:


http://books.google.es/books/about/Deontolog%C3%ADa_de_abogados_jueces_y_fiscal.html?id=lBTqew7W7TMC&r
edir_esc=y

TEMA 4 – Material básico 6


Deontología Profesional

El abogado debe establecer con su cliente relaciones personales, siendo su


responsabilidad profesional directa, sin que deba intervenir agente alguno entre
patrocinante y patrocinado.
El abogado tiene la obligación de conocer con la mayor profundidad posible la
situación que es objeto de litigio (aquí vendría incluida la obligación de identificar a
su cliente).

El abogado tiene la obligación de tratar por igual a los clientes del turno de oficio o
de otras formas de asistencia jurídica gratuita, a aquellos cuyos casos son de poca
cuantía y a los que les deparan importantes beneficios económicos. La diligencia y
dedicación ha de ser la misma para con todos los clientes.

El abogado tiene la obligación de informar al cliente acerca de cómo ve él el caso, de


las posibilidades de obtener un resultado positivo o negativo, sin hacerle albergar
falsas esperanzas emprendiendo un litigio desaconsejable.

El abogado tiene, como sabemos, el deber de buscar en todo caso la amigable


composición del litigio, eludiendo en la medida de lo posible el pleito ante los
tribunales.

El abogado debe ser diligente al tramitar la causa que se le encomienda, aceptando


únicamente aquellos asuntos para los que, por razones de habilidad, destreza,
formación o disponibilidad se encuentra capacitado.

El abogado está obligado a ser puntual en todos sus actos profesionales, ya sean
estos ante los tribunales, ante los funcionarios públicos, o ante otros colegas, este
deber en última instancia se contrae para con el cliente, cuyos intereses han sido
depositados en el abogado. Especialmente, el abogado está obligado a informar
puntualmente a su cliente de la marcha del proceso y de sus vicisitudes.

El abogado debe realizar en algún momento una aceptación formal de la causa. A


ello nos referimos al tratar la Hoja de encargo: el abogado debe hacer saber al cliente
con claridad qué asunto se ha comprometido a llevar y las condiciones en las que lo
llevará.

El abogado debe rechazar, como veremos a continuación, la defensa de intereses


contradictorios con los de su cliente. Esta obligación se extiende incluso al caso en el

TEMA 4 – Material básico 7


Deontología Profesional

que el abogado aún no haya aceptado formalmente la defensa de los intereses de un


cliente, si ya le ha recibido y escuchado los pormenores del asunto, pues faltaría a la
fidelidad debida y al secreto profesional si después de atender a una parte decidiera
defender los intereses de la contraria.

El abogado tiene el deber de interrumpir la defensa de su patrocinado cuando


concurran circunstancias que así lo aconsejen, especialmente cuando surjan
discrepancias con su cliente en la estrategia de defensa o, en general, en la forma de
llevar el asunto. Lo mismo deberá hacer cuando surjan circunstancias que afecten a
su independencia en la defensa de una causa. Este deber se realizaráen tiempo y
forma, evitando la indefensión el cliente.

El abogado debe utilizar los medios de defensa legítimos y lícitos, y evitar la dilación
indebida del pleito.

El abogado debe custodiar diligentemente los documentos que le entregue su cliente, y


devolverle los que este le hubiera consignado para la defensa de su causa. El artículo
13.12 del código deontológico advierte que la documentación debe estar siempre a
disposición del cliente, no pudiendo el abogado retenerla ni siquiera bajo el pretexto de
tener pendiente el cobro de los honorarios.

4.4. Captación de clientes: la publicidad del abogado

El abogado no puede captar deslealmente la clientela. El


artículo 19 del código deontológico establece que: «el
abogado no podrá nunca pagar, exigir ni aceptar,
comisiones, ni ningún otro tipo de compensación a otro
abogado, ni a ninguna otra persona por haberle enviado un
cliente o recomendado a posibles clientes futuros».
El artículo 8.2 del mismo Código recoge algunos actos de captación desleal de clientes:

La utilización de procedimientos publicitarios directos e indirectos


contrarios a las disposiciones de la Ley General de Publicidad, y a las normas
específicas sobre publicidad contenidas en el presente código deontológico y
restantes normas complementarias.
Toda práctica de captación directa o indirecta de clientes que atenten a la
dignidad de las personas o a la función social de la Abogacía.

TEMA 4 – Material básico 8


Deontología Profesional

La utilización de terceros como medio para eludir las obligaciones


deontológicas. Se considerará responsable al abogado o abogados favorecidos por
tal publicidad en caso de incumplimiento del artículo 28.3 del Estatuto General de la
Abogacía Española en tanto no acrediten su total ajenidad y su dimisión inmediata
del encargo profesional al tener conocimiento de aquella.
La percepción o el pago de contraprestaciones infringiendo las normas
legales sobre competencia y las establecidas en este código deontológico.
La contravención de los artículos 15 y 16 de este código4, y/o la prestación
de servicios gratuitos que supongan la venta a pérdida en los términos establecidos
en el artículo 17 de la ley de competencia desleal5.

Como veremos enseguida, al analizar el contenido del artículo 7 del Código


Deontológico, también está prohibida la «compra del pleito», o acaparamiento
de clientes, consistente en la adquisición de clientes por vías poco dignas. El apartado
e) del párrafo 2 del artículo 7 prohíbe, en este sentido, el dirigirse a víctimas de
desgracias o accidentes y a sus herederos o causahabientes. En la actualidad, no son
pocos los abogados que se dirigen a los hospitales en busca de heridos o enfermos a los
que prometen indemnizaciones millonarias, aprovechándose del estado de confusión
en el que se encuentran tanto las víctimas como sus familiares6.

Ahora bien, la captación de clientes no es el único ámbito en el que el abogado puede


competir deslealmente con sus compañeros. También lo es la publicidad, como
enseguida veremos, y otras prácticas relacionadas con el respeto a las «reglas
del juego» en el desarrollo de la profesión7. Así, por ejemplo, una práctica
común que supone competencia desleal es la denigración de los compañeros. Con ella,
el abogado trata de obtener un beneficio para sí relevando a otras personas faltas de
otros profesionales. Estas faltas pueden ser relativas al desempeño de su trabajo o, aún
peor, a determinados aspectos de su personalidad o de su vida privada. Estas conductas
son totalmente contrarias a la deontología profesional.

4 Relativos a honorarios y cuota litis, respectivamente. Como se indicó en el tema anterior, el artículo 16 del Código
Deontológico ha sido dejado sin efectos por acuerdo del Pleno del Consejo General de la Abogacía en diciembre de 2002.
5 En virtud de este artículo se considera desleal al venta a bajo coste en los siguientes supuestos:
Cuando sea susceptible de inducir a error a los consumidores acerca del nivel de precios de otros productos o
servicios del mismo establecimiento.
Cuando tenga por efecto desacreditar la imagen de un producto o de un establecimiento ajeno.
Cuando forme parte de una estrategia encaminada a eliminar a un competidor o grupo de competidores del
mercado.
6 Vid. Lega, C. (1983). Deontología de la profesión de abogado (p. 108). Madrid: Civitas. Gómez Pérez, R. (2009).
Deontología jurídica (4ª ed. p. 137). Pamplona: EUNSA. Sobre este particular puede verse, en la documentación
complementaria, noticia sobre las medidas adoptadas por el Colegio de Valencia y la Consejería de Sanidad.
7 Vid. Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas (pp. 338 y ss). Pamplona: Eunsa.

TEMA 4 – Material básico 9


Deontología Profesional

La publicidad del abogado se ha venido considerando tradicionalmente como algo


indigno, impropio del honor de la profesión. Un abogado no debía anunciar
públicamente la prestación de sus servicios.

Así, la publicidad estaba inicialmente prohibida en los textos deontológicos. El


Estatuto General de la Abogacía, en su redacción de 1982, la prohibía en su artículo 31,
si no contaba con la autorización de la Junta de Gobierno del Colegio en que estuviera
inscrito el abogado. El Código Deontológico de la Abogacía española, en su redacción
de 1995 (artículo 9.1), mantenía igualmente esta prohibición de publicidad: «El
abogado no puede llevar a cabo ninguna actividad publicitaria dirigida a la obtención
de clientela en forma directa o indirecta».

Un año antes, sin embargo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el asunto


Casado Coca v. Spain (8/1993/403/481), había entendido que la publicidad realizada
por el abogado Sr. Casado Coca (consistente en su aparición en el listín telefónico de su
localidad con su nombre, su número de teléfono y profesión —letrado—) formaba parte
de su libertad de expresión.

El cambio en la orientación de las normas deontológicas dedicadas a la publicidad se


debió también a otros factores. Entre ellos, la aprobación de la reforma de la ley
de colegios profesionales en 1997, pero, sobre todo, la aprobación de las leyes
reguladoras de la publicidad de cualesquiera actividades: la Ley General de
Publicidad (ley 34/1988), la Ley de Competencia Desleal (ley 3/1991) y la Ley de
Defensa de la Competencia (ley de 17 de julio de 1989, modificada por la ley 52/1999).

De esta forma, el código deontológico en su redacción actual (artículo 7 y, en similares


términos, el artículo 25 del Estatuto de la Abogacía) permite, con ciertos límites, la
publicidad del abogado, al establecer que:

1. El abogado podrá realizar publicidad, que sea digna, leal y veraz, de sus
servicios profesionales, con absoluto respeto a la dignidad de las personas, a la
legislación existente sobre dichas materias, sobre defensa de la competencia y
competencia desleal, ajustándose en cualquier caso a las normas deontológicas
recogidas en el presente Código y las que, en su caso, dicte el Consejo
Autonómico y el Colegio en cuyo ámbito territorial actúe.
2. Se entiende que vulnera el presente Código Deontológico, aquella
publicidad que comporte, entre otros supuestos:
A. Revelar directa o indirectamente hechos, datos o situaciones amparados
por el secreto profesional.
B. Afectar a la independencia del abogado.

TEMA 4 – Material básico 10


Deontología Profesional

C. Prometer la obtención de resultados que no dependan exclusivamente de la


actividad del abogado que se publicita.
D. Hacer referencia directa o indirectamente a clientes del propio abogado que
utiliza la publicidad o a asuntos llevados por éste, o a sus éxitos o resultados.
E. Dirigirse por sí o mediante terceros a víctimas de accidentes o desgracias
que carecen de plena y serena libertad para la elección de abogado por
encontrarse en ese momento sufriendo una reciente desgracia personal o
colectiva, o a sus herederos o causahabientes.
F. Establecer comparaciones con otros abogados o con sus actuaciones
concretas o afirmaciones infundadas de auto alabanza.
G. Utilizar los emblemas o símbolos colegiales y aquellos otros que por su
similitud pudieran generar confusión, ya que su uso se encuentra reservado
únicamente a la publicidad institucional que, en beneficio de la profesión en
general, solo pueden realizar los Colegios, Consejos Autonómicos y el Consejo
General de la Abogacía Española.
H. Incitar genérica o concretamente al pleito o conflicto.
I. Utilizar medios o expresiones, audiovisuales o escritos que supongan un
descrédito, denigración y menosprecio de la Abogacía, de la Justicia y de sus
símbolos.
J. No identificar al Abogado o Bufete Colectivo que ofrece sus servicios.
K. Utilizar medios o contenidos contrarios a la dignidad de las personas, de la
Abogacía o de la Justicia.

Por tanto, en la redacción del nuevo código deontológico, las decisiones publicitarias
del abogado se ven liberalizadas, desapareciendo el requisito de autorización de la
Junta de Gobierno del Colegio. La publicidad es posible siempre que se respete la
legislación vigente y la dignidad de la profesión.

El 19 de diciembre de 1997 se aprobó en la Asamblea General del Consejo de la


Abogacía Española el Reglamento de Publicidad8. Este Reglamento, como no
puede ser de otro modo, no prohíbe la publicidad de los letrados, si bien recupera el
antiguo requisito de solicitud de permiso a la Junta de Gobierno del Colegio en
determinadas circunstancias (edición de folletos o circulares, intervención en
consultorios jurídicos en medios de comunicación, artículo 8), y permite únicamente la
publicidad consistente en información objetiva y veraz, sin que se consienta la
propaganda del abogado, ni ningún tipo de información persuasiva o de autoalabanza
del letrado (artículo 4). De hecho, el artículo 3 establece los datos que pueden
publicitarse, a saber:

1. Identidad personal del abogado.


2. Año de colegiación o apertura del despacho o gabinete.
3. Ubicación del despacho donde ejerce habitualmente la profesión y
existencia de despachos en localidades distintas.
4. Denominación o logotipo del bufete.

8 En el apartado Legislación puede encontrarse un link a este importante documento.

TEMA 4 – Material básico 11


Deontología Profesional

5. Áreas o materias jurídicas de ejercicio preferente, previa comunicación y


aprobación de la Junta de Gobierno del Colegio.
6. Licenciaturas, doctorados y otros títulos universitarios y académicos.
7. Títulos, diplomas, cursos y prácticas colegiales.
8. Colaboradores profesionales integrados efectivamente en el despacho del
abogado.
9. Teléfono, fax y otros medios de comunicación de los cuales disponga.
10. Horario de atención al público.
11. Lenguas o idiomas hablados o escritos.

También se ocupa el Reglamento de establecer los soportes lícitos para realizar la


publicidad: prensa, Internet, correo electrónico, páginas web, placas (artículo 5), etc.
Por su parte, el Código de Deontología de los Abogados europeos establece en
su artículo 2.6 la licitud de la publicidad personal del abogado, siempre y cuando se
trate de información no desleal ni engañosa, y que respete la salvaguarda del secreto
profesional y de los demás principios esenciales de la profesión. La lícita publicidad del
abogado podrá llevarse a cabo a través de cualquier medio de comunicación.

4.5. Conflictos de intereses

La independencia del abogado, reconocida en el artículo 2


del Código Deontológico, exige de este la obligación de
dirimir todos los conflictos de intereses que puedan
presentarse, de modo que pueda cumplir con su
quehacer profesional de forma totalmente independiente. Los conflictos de
intereses relacionados con los clientes se recogen en los siguientes párrafos del artículo
13 del Código:

4. El Abogado no puede aceptar la defensa de intereses contrapuestos con


otros que estédefendiendo, o con los del propio abogado Caso de conflicto de
intereses entre dos clientes del mismo Abogado, deberárenunciar a la defensa
de ambos, salvo autorización expresa de los dos para intervenir en defensa de
uno de ellos. Sin embargo, el abogado podrá intervenir en interés de todas las
partes en funciones de mediador o en la preparación y redacción de
documentos de naturaleza contractual, debiendo mantener en tal supuesto una
estricta y exquisita objetividad.
5. El Abogado no podrá aceptar encargos profesionales que impliquen
actuaciones contra un anterior cliente, cuando exista riesgo de que el secreto
de las informaciones obtenidas en la relación con el antiguo cliente pueda ser
violado, o que de ellas pudiera resultar beneficio para el nuevo cliente.

6. El Abogado deberá,asimismo, abstenerse de ocuparse de los asuntos de un


conjunto de clientes afectados por una misma situación, cuando surja un
conflicto de intereses entre ellos, exista riesgo de violación del secreto
profesional, o pueda estar afectada su libertad e independencia.

TEMA 4 – Material básico 12


Deontología Profesional

7. Cuando varios Abogados formen parte o colaboren en un mismo despacho,


cualquiera que sea la forma asociativa utilizada, las normas expuestas serán
aplicables al grupo en su conjunto, y a todos y cada uno de sus miembros.

En similares términos se pronuncia el artículo 3.2 del código deontológico de los


abogados europeos.

4.6. Deber de información y custodia de la documentación

Como acaba de verse, es deber del abogado informar adecuadamente al cliente


acerca de la marcha de las causas que este le haya encomendado. Este deber incluye la
obligación de exponer fiel y honestamente a su patrocinado las posibilidades de éxito
en el asunto confiado, sin dar lugar, como señalábamos anteriormente, a falsas
esperanzas en el defendido acerca del futuro de sus intereses jurídicos. Mucho menos
adecuado será persuadirle para que emprenda acciones legales relativas a un asunto
cuya resolución positiva estima difícil.

Todos estos extremos se encuentran regulados en el párrafo 9 del artículo 13 del


código deontológico, que establece que el abogado deberá poner en conocimiento
del cliente (incluso por escrito, cuando el cliente se lo solicite del mismo modo):

a) Su opiniónsobre las posibilidades de sus pretensiones y resultado previsible


del asunto.
b) Importe aproximado, en cuanto sea posible, de los honorarios, o de las
bases para su determinación.
c) Si por sus circunstancias personales y económcas tiene la posibilidad de
solicitar y obtener los beneficios de la asistencia Jurídca Gratuita.
d) Todas aquellas situaciones que aparentemente pudieran afectar a su
independencia, como relaciones familiares, de amistad, económicas o
financieras con la parte contraria o sus representantes.
e) La evolución del asunto encomendado, resoluciones transcendentes,
recursos contra las mismas; posibilidades de transacción conveniencia de
acuerdos extrajudiciales o soluciones alternativas al litigio.

Otro de los deberes más relevantes del abogado para con su defendido es el relativo a la
custodia de los documentos que este le encomiende. A este respecto, el código
dispone en el apartado 12 del artículo 13 que: «La documentación recibida del cliente
estarásiempre a disposicióndel mismo, no pudiendo en ningún caso el abogado
retenerla, ni siquiera bajo pretexto de tener pendiente cobro de honorarios. No
obstante podrá coservar copias de la documentación.

TEMA 4 – Material básico 13


Deontología Profesional

4.7. Honorarios

La percepción de honorarios por parte de los letrados aparece regulada en el


artículo 15 del código deontológico, en virtud del cual los honorarios serán
percibidos por el abogado que lleve la dirección efectiva del asunto. El código
considera contraria a la dignidad profesional el reparto de honorarios
entre abogados. Esta prohibición de reparto de honorarios conoce, sin embargo,
algunas excepciones, por ejemplo, cuando el reparto responda a una colaboración
jurídica, cuando los abogados ejerzan colectivamente la profesión, o se trate de la
compensación a un compañero que se ha separado del despacho colectivo y cuando se
trate de las cantidades abonadas a los herederos de un compañero fallecido.

Los abogados tampoco pueden compartir sus honorarios con personas ajenas a la
profesión, salvo en el caso de convenios de colaboración suscritos con otros
profesionales. En cuanto a la cuantía de los honorarios profesionales, esta ha de ser
adecuada al servicio prestado. Como establece el código deontológico de los abogados
europeos, el importe de los honorarios ha de ser: «Justo, razonable y conforme a la ley
y a las normas deontológicas del Abogado» (artículo 3.4).

Como sabemos, el cliente puede (y debe) pedir que se incluya en la Hoja de encargo un
presupuesto aproximado de los honorarios de su abogado. Por otra parte, el
abogado tiene derecho a pedir y percibir la entrega de ciertas cantidades en concepto de
fondos a cuenta de los gastos realizados en la defensa de la causa, o de sus honorarios
(institución conocida como «provisión de fondos»). La falta de pago de la provisió
de fondos autoriza al abogado a renunciar a su actividad o a condicionar el inicio de sus
tareas profesionales a la percepción de la provisión. Nunca podrá el abogado, salvo
acuerdo en contrario con el cliente, destinar el fondo al pago de sus honorarios, ni
amenazar con no devolver el fondo provisto hasta que no reciba la retribución que le es
debida.

Por último, el artículo 18 tipifica como infracción deontológica la conducta del abogado
que intente percibir reiteradamente honorarios objeto de quejas o
impugnaciones precedentes. Y añade: «También será infracción deontológica la
conducta del abogado que impugne sin razón y con carácter habitual las minutas de sus
compañeros o induzca o asesore a los clientes a que lo hagan».

TEMA 4 – Material básico 14


Deontología Profesional

Por su parte, el Estatuto de la Abogacía dedica su artículo 44 a la regulación


de los honorarios profesionales. En él se regula la cuestión en similares términos,
si bien se añade la prohibición del pacto de cuota litis (que no ha sido aún dejada sin
efecto ni declarada nula en este texto deontológico), así como la posibilidad de
orientarse, a la hora de fijar los honorarios y en ausencia de pacto expreso, a los
baremos orientadores del Colegio profesional en cuyo ámbito se actúe. En este
sentido, es importante tener en cuenta la fuerte presión que el Servicio de Defensa de la
Competencia, a instancias de la Comisión Europea, ha realizado sobre el Consejo
General de la Abogacía Española con la finalidad de liberalizar los honorarios de los
abogados, como ocurre, por ejemplo, en los países nórdicos. De esta manera, los
Colegios de Abogados no tienen actualmente competencia para establecer baremos
orientadores de honorarios para sus colegiados (a pesar de lo establecido en el Estatuto
de la Abogacía), pues el abogado es libre a la hora de establecer sus honorarios. Las
comisiones de honorarios de los Colegios emiten dictámenes sobre este particular a
petición judicial, cuando la minuta haya sido impugnada ante los Tribunales9.

El artículo 7.2 del anterior código deontológico fijaba una serie de criterios para
determinar los honorarios: el tiempo dedicado por el letrado al asunto, el interés
económico de este, la trascendencia no económica que pudiera tener para el cliente, los
límites temporales impuestos al abogado, la dificultad del caso. Por otra parte, es
preciso que tengas presente lo ya estudiado acerca de la cuota litis en el tema anterior,
así como que el conocido como «pacto de palmario», que consiste en establecer
honorarios diferentes según se gane o se pierda, no está prohibido en nuestro país.
También precisa el Estatuto las distintas formas en las que un abogado puede
cobrar sus honorarios. Así, establece que la compensación económica que reciba el
abogado podrá asumir la forma de retribución fija, periódica o por horas.

9 Vid. Página web del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid:


http://www.icam.es/web3/cache/VU_HO_cfa_honorarios.html (consultado el 07 de enero de 2014).

TEMA 4 – Material básico 15


Deontología Profesional

4.8. Relaciones con la parte contraria

El abogado debe abstenerse de toda relación o contacto directo con la parte contraria.
Así se establece claramente en el código deontológico de la abogacía española, en cuyo
artículo 14 puede leerse que:

1. El Abogado ha de abstenerse de toda relación y comunicación con la parte


contraria cuando le conste que está representada o asistida por otro Abogado,
manteniendo siempre con este la relación derivada del asunto, a menos que el
compañero autorice expresamente el contacto con su cliente. 2. Cuando la
parte contraria no disponga de abogado, deberá recomendarle que designe
uno. Y si a pesar de ello, insistiera en su decisión de no tener abogado propio,
el interviniente deberá evitar toda clase de abuso.

El trato directo puede conllevar, como señala Javier de la Torre10, múltiples conductas,
como por ejemplo la recomendación de no asistir a una reunión o a una actuación
judicial, intentar que desista de alguna demanda o que acceda a una transacción.
También puede tratar el abogado de amenazar a la parte contraria, o de tratar de
desprestigiar a su abogado, con la finalidad de impedir que se llegue a un acuerdo entre
las partes. Esta conducta no puede justificarse en modo alguno, ni siquiera por el hecho
de que la parte contraria haya llevado a cabo una conducta similar con nuestro cliente.

Legislación

Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad

Esta norma regula la actividad publicitaria en nuestro país y, por tanto, es aplicable a la
publicidad del abogado.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l34-1988.html

10 De la Torre Díaz, F. J. (2008). Deontología de abogados, jueces y fiscales (pp. 216-217). Madrid: Universidad

Pontificia Comillas.

TEMA 4 – Material básico 16


Deontología Profesional

Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia

Esta ley establece normas de defensa de la competencia a nivel nacional. Las


disposiciones emanadas de los colegios, tendentes a la protección de la actividad
profesional deberán respetar en todo caso las normas aquí recogidas.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Privado/l15-2007.html

Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal

Esta ley regula la competencia desleal a nivel nacional y por tanto a ella se entienden
realizadas las remisiones de la normativa deontológica sobre competencia desleal.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Privado/l3-1991.html

Reglamento de Publicidad del Consejo General de la Abogacía Española

19 de diciembre de 1997. Esta norma desarrolla las normativa deontológica relativa a


publicidad del abogado.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.sc.ehu.es/dpwlonaa/repertorio/legislacion/derecho_procesal_organico/R
eglamento%20de%20publicidad%20de%20los%20abogados.htm

TEMA 4 – Material básico 17


Deontología Profesional

Jurisprudencia

Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Caso Casado Coca contra


España. Sentencia de 24 febrero 1994 (TEDH 1994\1)

El Tribunal Europeo de derechos humanos entendió en esta sentencia que la publicidad


realizada por el abogado barcelonés Casado Coca podía entenderse amparada como una
manifestación del derecho a la libertad de expresión, si bien esta libertad podía
legítimamente restringirse por el Estado, por lo que no se estima violación del artículo
10 del Convenio de Roma.

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección 1ª). Sentencia núm. 1175/2004


de 30 noviembre (RJ 2004\7858)

Naturaleza jurídica de la relación del abogado de empresa con su cliente: inexistencia


de arrendamiento de servicios. Relación laboral.

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección 1ª). Sentencia núm. 446/2008


de 29 mayo (RJ 2008\4164)

Competencia desleal por empleo de publicidad ilícita. No existe en el caso de


ofrecimiento del pacto de cuotalitis prohibido por normas deontológicas, el de
honorarios según resultados, el de primera consulta gratuita o el de asesoramiento por
una cantidad anual.

TEMA 4 – Material básico 18


Deontología Profesional

Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 6ª).


Sentencia de 9 mayo 2002 (RJ 2002\5075)

Infracción dejada sin efecto en la nueva redacción del Estatuto como consecuencia de
las medidas liberatorias en materia de suelo y colegios profesionales: retroactividad
más favorable al infractor: sanción improcedente.

Accede a las sentencias a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aranzadi.aranzadidigital.es/

Formularios

Hoja de encargo

Contrato de arrendamiento de servicios que debe firmarse entre abogado y cliente para
determinar con seguridad y certeza los aspectos más importantes de su relación
jurídica.

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.abogacia.es/wp-
content/uploads/2012/06/HOJADEENCARGOPROFESIONAL.pdf

TEMA 4 – Material básico 19


Deontología Profesional

Material complementario

Lecturas

Honorarios profesionales, condena en costas, tasación e interpretación del


Tribunal Supremo: sobre la moderación de los honorarios profesionales
de los abogados

Taillefer de Haya, H. (2012, enero). Honorarios profesionales, condena en costas,


tasación e interpretación del Tribunal Supremo: sobre la moderación de los honorarios
profesionales de los abogados. Noticas jurídicas.

Te recomendamos la lectura del siguiente artículo doctrinal para completar el estudio


de la asignatura.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/articulos/60-Derecho%20Procesal%20Civil/201201-
331155656578.html

Clientes potenciales: ¿cómo captar a los adecuados?

Guiu, I. (2008, julio). Clientes potenciales: ¿cómo captar a los adecuados? Noticias
jurídicas.

El artículo analiza, desde la óptica del marketing, cómo puede el abogado seleccionar a
los mejores clientes.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/articulos/00-Generalidades/200807-
903762918674.html

TEMA 4 – Material complementario 20


Deontología Profesional

Valencia. Sanidad y el colegio de abogados crearán una comisión mixta y


una guía para atajar la captación de clientes

EP (2002, 5 de febrero). Valencia. Sanidad y el colegio de abogados crearán una


comisión mixta y una guía para atajar la captación de clientes. Aranzadi digital.

Noticia sobre las medidas adoptadas por la Consejería de Sanidad y el Colegio de


Abogados de Valencia para atajar la captación indigna de clientes en los hospitales de la
Comunidad, realizada por letrados en connivencia con el personal sanitario.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

Prohibición del pacto de «cuota litis» y Derecho de la competencia

Gómez Amigo, L., y Cañabate Pozo, R. (2002). Prohibición del pacto de «cuota litis» y
Derecho de la competencia. Revista Doctrinal Aranzadi.

La prohibición del pacto de «cuota litis» analizada en el tema anterior, se estudia en


este artículo a la luz del derecho de la competencia (resolución del Tribunal de Defensa
de la Competencia de 26 de septiembre de 2002).

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

TEMA 4 – Material complementario 21


Deontología Profesional

Los colegios profesionales y el derecho de la competencia. Últimas


tendencias

González-Varas Ibáñez, S. (2001). Los colegios profesionales y el derecho de la


competencia. Últimas tendencias. Boletín Aranzadi Civil-Mercantil, 25.

El artículo analiza el impacto del derecho de la competencia en las normas


deontológicas emanadas de los Colegios profesionales.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

Vídeos

Anatomía de un asesinato

Título original: Anatomy of a murder.


Director: Otto Preminger.
Año: 1959.
Duración: 160 min.
Intérpretes: James Stewart, Lee Remick, Ben
Gazzara, Arthur O'Connell, George C. Scott, Eve
Arden, Kathryn Grant, Joseph N. Welch, Duke Ellington.

Sinopsis: Un abogado honesto, pero en horas bajas, acepta defender al marido de una
señora, acusado de haber matado al presunto violador de esta. El abogado sabe que su
defendido es culpable, aún así, tratará por todos los medios de lograr un veredicto de
inocencia. La película aborda los principales interrogantes de las relaciones de los
abogados con sus clientes, incluido el tema de los honorarios.

TEMA 4 – Material complementario 22


Deontología Profesional

Veredicto Final

Título original: The veredict.


Director: Sidney Lumet.
Año: 1982.
Duración: 129 min.
Intérpretes: Paul Newman, Charlotte Rampling, Jack
Warden, James Mason, Milo O'Shea,Lindsay Crouse, Edward
Binns, Julie Bovasso, Roxanne Hart, James Handy, Wesley
Addy, Joe Seneca, Lewis Stadlen.

Sinopsis: Otro abogado en decadencia, Frank Galvin (Paul Newman), esta vez
inmerso, además, en un problema de alcoholismo, se enfrenta a un caso de negligencia
por error médico. La película nos ilustra sobre la decisión de ir a juicio o aceptar la
compensación económica que se le ofrece, además de mostrar el fascinante intento de
autoredención del abogado en la defensa a ultranza de los intereses de su cliente.

Webgrafía

Consejo General de la Abogacía

Herramienta del Consejo General de la Abogacía para facilitar la identificación de los


clientes a través de la consulta en bases de datos públicas.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.abogacia.es/2012/11/26/nuevo-servicio-para-que-los-abogados-puedan-
identificar-al-cliente-en-la-prevencion-del-blanqueo-de-capitales/

TEMA 4 – Material complementario 23


Deontología Profesional

Ilustre Colegio de Abogados de Madrid

La página web del Colegio de Abogados de Madrid ofrece orientación sobre honorarios
profesionales, y un simulador que permite calcular aproximadamente los propios
honorarios en virtud de estos criterios orientadores.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.icam.es/web3/cache/NS_HO_cf_criterios.html

Bibliografía

Aparisi, A. (2006). Ética y deontología para juristas. Pamplona: Eunsa.

Lega, C. (1983). Deontología de la profesión de abogado. Madrid: Civitas.

De la Torre Díaz, F. J. (2008). Deontología de abogados, jueces y fiscales (pp. 196 y


ss.). Madrid: Universidad Pontificia Comillas. Recuperado el 27 de diciembre de 2013
de:
http://books.google.es/books/about/Deontolog%C3%ADa_de_abogados_jueces_y_fis
cal.html?id=lBTqew7W7TMC&redir_esc=y

Gómez Pérez, R. (2009). Deontología jurídica (4ª ed.). Pamplona: EUNSA.

TEMA 4 – Material complementario 24


Deontología Profesional

Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

La publicidad del abogado: planteamiento

La profesora Marta Albert nos relata el siguiente caso práctico: Ernesto, un joven
abogado, constituye una sociedad jurídica a través de la que presta sus servicios como
abogado. Ernesto hace publicidad de su sociedad, Lex et Iure, a través del periódico y
de la radio, y envía cartas a distintas empresas ofreciendo sus servicios. En la
publicidad realizada parece que se hace referencia a la posibilidad de un pacto de cuota
litis, así como a la disponibilidad de abogados especialistas en todas las materias,
ocurriendo que la sociedad estaba constituida por el propio Ernesto y por su hermano
(no jurista) y su madre (ama de casa). Ernesto es sancionado por su colegio, y recurre la
sanción por no encontrarla ajustada a derecho.

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 4 – Casos prácticos 25


Deontología Profesional

La publicidad del abogado: solución

En el siguiente vídeo la profesora expone la solución del caso práctico planteado.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 4 – Casos prácticos 26


Deontología Profesional

Test

1. Al despacho de Juan acude un señor que dice llamarse Felipe Pérez, ¿debe Juan
identificarlo?
A. Sí, sobre todo si le hace depositario de fondos.
B. Solo si tiene sospechas fundadas acerca de su identidad.
C. Por cualquier medio que le garantice la veracidad de la información.
D. No tiene obligación de identificarlo en ningún caso.

2. Rosa, abogada, ¿cuándo debe identificarse ante su nuevo cliente?


A. Solo cuando vayan a firmar la hoja de encargo.
B. Solo cuando ejerce la profesión de forma individual, no es necesario si trabaja
en despacho colectivo.
C. Siempre, incluso cuando trabaja en un despacho colectivo, puesto que la
responsabilidad legal y deontológica es individual.
D. Siempre, incluso cuando trabaja en un despacho colectivo, puesto que la
responsabilidad legal y deontológica es individual. Debe ser especialmente
cuidadoso cuando asesora o presta de otro modo sus servicios a través de internet
o por teléfono.

3. La hoja de encargo:
A. No es realmente vinculante, solo tiene efectos informativos.
B. No debe incluir en ningún caso el presupuesto de la retribución del abogado.
C. Es un contrato de arrendamiento de servicios que se firma entre el abogado y
el cliente y se aconseja que incluya, entre otros aspectos, un presupuesto de los
honorarios del primero.
D. Se desaconseja su firma por el Consejo General de la Abogacía.

TEMA 4 – Test 27
Deontología Profesional

4. Enrique, abogado, se arrepiente de haber asumido un determinado asunto: una vez


admitido un asunto, el abogado no puede rechazar el caso salvo estado de necesidad:
A. Enrique puede decidir dejar de llevar un asunto, y debe hacerlo si su defensa
pone en riesgo su independencia. Si así lo decide, deberá realizar la renuncia de
modo que no cause indefensión en su cliente.
B. Solo se puede renunciar a llevar un asunto si el abogado discrepa totalmente
con el cliente en la forma de enfocar el caso.
C. Enrique puede renunciar a la defensa de una causa en los casos de conflictos de
intereses.

5. El abogado tiene el deber de:


A. Informar a su cliente acerca de los pormenores del procedimiento, pero no está
obligado a darle su opinión acerca de resultado del asunto.
B. Informar a su cliente cuando este deba acudir a los tribunales.
C. Llevar adelante la defensa de la causa de forma diligente y conforme a sus
conocimientos, pero no tiene la obligación de informar al cliente de su estrategia
de defensa ni del curso del proceso hasta que este no llegue a su fin.
D. Informar a su cliente acerca de todos los extremos de la causa que se le ha
encomendado, incluida su opinión acerca de las posibilidades de éxito del pleito.
Deberá hacerlo de modo comprensible y por escrito si así se lo solicita su cliente.

6. El abogado podrá captar a sus clientes:


A. Mediante precio a un tercero encargado de hacérselos llegar.
B. Respetando la lealtad debida a sus compañeros y la dignidad de su profesión.
C. En los hospitales, preferentemente, y allí donde se produzcan accidentes o
desgracias.
D. Mediante medidas que constituyan venta a pérdida.

7. Marcos hace publicidad de su despacho, ¿cuándo es ilegal?


A. Cuando emplea los símbolos o emblemas del Colegio.
B. Cuando utiliza comparaciones con otros compañeros.
C. Cuando viola el secreto profesional.
D. Las respuestas A, B y C son correctas.

TEMA 4 – Test 28
Deontología Profesional

8. Jacobo, el cliente de Manuel, le da una serie de documentos importantes para el


caso. Manuel:
A. Debe custodiarlos diligentemente y devolverlos cuando Jacobo los reclame sin
posibilidad de quedarse con copia de los mismos.
B. Debe custodiarlos diligentemente y devolverlos cuando se le reclamen,
pudiendo conservar copia de los mismos.
C. Debe devolverlos a su cliente salvo que este no le pague los honorarios, en cuyo
caso podrá retenerlos hasta que el pago se produzca.
D. No es responsable de ellos, puesto que carece de obligación positiva de
custodia de los mismos.

9. Blanca está preparando la minuta para su cliente, ¿cómo deberán ser sus
honorarios?
A. Deberán ajustarse a los criterios establecidos por el Colegio.
B. Podrán asumir la forma de retribución fija, por horas o periódica.
C. No podrán fijarse mediante pacto de cuota litis entendida en sentido amplio.
D. No podrán adoptarse según pacto de palmario.

10. Olga, abogada, desea entrevistarse con la adversa:


A. Podrá entrevistarse con ella cuando lo estime pertinente, en presencia o no del
abogado de esta.
B. No deberá dirigirse nunca directamente a la parte contraria, salvo que así lo
solicite su cliente.
C. Deberá abstenerse de cualquier forma de trato directo con la parte contraria,
salvo que así lo autorice el compañero que se encarga de su defensa.
D. Podrá ofrecerle los servicios de un compañero de bufete, si la parte contraria
aún no ha contratado los servicios de ningún abogado.

Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta A D C A D B D B B C

TEMA 4 – Test 29
Las relaciones entre abogados
Material básico
Ideas clave
5.1. ¿Cómo estudiar este tema?
5.2. Asistencia y deber de respeto entre abogados
5.3. Conflictos entre abogados
5.4. Solicitud de venia
5.5. Reuniones entre abogados
5.6. Relaciones con abogados extranjeros
Legislación
Doctrina
Jurisprudencia
Formularios

5
TEMA
Deontología Profesional

Material básico

Ideas clave

5.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Vamos a estudiar el tema 5 del programa, dedicado íntegramente a las relaciones entre
abogados. El objetivo fundamental de este tema es que conozcas la forma en que
debes tratar a tus compañeros de profesión. Ya sabes que las relaciones con tus
colegas deben estar presididas por el principio de lealtad y por una actitud de
fraternidad hacia ellos. Ahora conviene profundizar en cuáles son las obligaciones
concretas para con los otros letrados y qué debes esperar en el trato con ellos. Nos
ocuparemos también de algunos aspectos de las relaciones con abogados extranjeros,
que debes conocer, como la solicitud de ayuda de abogados extranjeros o las
comunicaciones con ellos. Otro objetivo importante de este tema es que seas consciente
de que algunas de estas normas deontológicas han evolucionado correctamente al ritmo
de las nuevas circunstancias que rodean a la profesión (por ejemplo, la venia, o la
mediación del Decano en caso de conflicto entre abogados) mientras que otras no lo
han hecho, y siguen apareciendo tipificadas aunque la jurisprudencia las ha
despenalizado (por ejemplo, impugnación de minutas del abogado de la parte
contraria). Para estudiar esta lección debes comenzar por leer detenidamente las ideas
clave. Después debes consultar la bibliografía recomendada y el resto de los materiales
complementarios, que te ayudarán a tener una idea más rica de los contenidos de la
lección. Cuando hayas terminado, debes probar tus conocimientos con la realización
del test y del caso magistral previsto para este tema.

5.2. Asistencia y deber de respeto entre abogados

En este tema vamos a abordar cómo deben ser las relaciones con nuestros colegas de
profesión. Es preciso tener en cuenta, antes de comenzar, el profundo cambio que en
los últimos años ha sufrido el ejercicio de la profesión: la liberalización de muchos
aspectos antes regulados por el Colegio (honorarios, sin ir más lejos), el
surgimiento de despachos colectivos, la implantación en nuestro país de grandes
despachos internacionales, y, como es sabido, una nueva Ley de Acceso.

TEMA 5 – Material básico 2


Deontología Profesional

Todas estas novedades hacen que el profesional pueda sentirse un poco «perdido» en
cuanto a la forma de tratar con sus compañeros, y no facilita ciertamente el desarrollo
adecuado de las relaciones colegiales. Además, la regulación deontológica de las
relaciones entre abogados no siempre ha sabido acompasarse a las nuevas
circunstancias, como tendremos ocasión de comprobar al analizar, fundamentalmente,
el Código Deontológico y el Estatuto de la Abogacía (también prestaremos atención al
Código Deontológico de la CCBE). Esto es tanto más preocupante cuanto que las faltas
cometidas por los abogados en el trato con sus compañeros pueden dar lugar a grave
responsabilidad disciplinaria1. Las relaciones entre abogados han de estar
presididas por el principio de lealtad, que, como vimos en el tema tres, se
traduce, en el caso de las relaciones entre compañeros, en una actitud de fraternidad
hacia nuestros colegas.

Como recordarás tras haber estudiado el principio de lealtad, la fraternidad ha de


mover al abogado a superar una visión del colega como un enemigo, para verlo siempre
como un compañero de profesión. No es tarea fácil. Si todas las relaciones humanas son
complicadas, más aún han de serlo entre colegas cuando, por la propia naturaleza de
esta, resulta inevitable que en cada contienda uno resulte vencedor y otro vencido.
Como ha señalado De la Torre: «La aporía de la profesión de abogado es que hay que
luchar constantemente con los colegas y hay que seguir siendo compañero». No es de
extrañar que este mismo autor nos recuerde el decálogo de Couture, donde leemos el
siguiente consejo: «Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla
fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida sería imposible para
ti»2.

Otro factor que no contribuye precisamente a unas


correctas relaciones entre compañeros es el creciente
número de colegiados y la creciente competitividad debida a
la mayor dificultad por mantener la clientela.

1 Así, puede tratarse de infracción muy grave, con sanción de suspensión en el ejercicio de la Abogacía de tres meses a
dos años (ofensa grave a la dignidad de la profesión y a sus reglas éticas y el atentado al honor de los compañeros con
ocasión del ejercicio profesional); grave, con suspensión hasta tres meses (actos de desconsideración manifiesta a los
compañeros y competencia desleal), o incluso leve, con sanción de apercibimiento (negligencia en el cumplimiento de
las normas estatutarias y la infracción leve de los deberes de la profesión), atendiendo principalmente a las
circunstancias de la omisión y del infractor, de conformidad con los principios de tipicidad y proporcionalidad que
inspiran el derecho punitivo sancionador (arts. 129 y 131 Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común). Vid.: Escudero Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las
relaciones entre abogados. Diario La Ley, 7249.
2 De la Torre Díaz, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales (p. 186). Madrid: Universidad de Comillas.

TEMA 5 – Material básico 3


Deontología Profesional

Como señala Escudero Hogan, aunque hace años era algo impensable, ahora es extraño
el despacho que no tiene conflictos con abogados contrarios3.

La fraternidad se manifiesta en diversos modos de auxilio entre


compañeros, de cortesía y de respeto en el trato, por ejemplo, en facilitar al
compañero la solución de los problemas que se les presenten por causas
imponderables, como enfermedades o fallecimientos, duelos, etc., en pedir al cliente
que pague sus honorarios al compañero al que sustituimos en un asunto, en no usar en
el juicio datos facilitados por colegas sin recabar previamente su consentimiento, etc.,
en no aprovecharse de las desgracias de los compañeros, o de los descuidos motivados
por la enfermedad o el agotamiento.

El artículo 5.1 del Código Deontológico de la C.C.B.E. establece, bajo el rótulo de


«relaciones de confraternidad y compañerismo» que: «El espíritu y funciones de la
profesión requieren una relación de confianza y cooperación entre los Abogados en
beneficio del cliente y con el fin de evitar procedimientos judiciales innecesarios, así
como cualquier otro comportamiento susceptible de perjudicar la reputación de la
profesión. En todo caso, no podrá nunca justificarse la contraposición de los intereses
del Abogado a los del cliente».

En el segundo párrafo de este mismo artículo se invita a los abogados a considerar


como compañeros a todos los abogados de otros Estados miembros, y a comportarse
con ellos de forma leal. El párrafo 1º del artículo 12 del Código Deontológico, dedicado
en su integridad a las relaciones entre abogados, estatuye que: «Los abogados deben
mantener recíproca lealtad, respeto mutuo y relaciones de compañerismo». Además,
no debemos olvidar que, como ha señalado Aparisi Miralles4, los propios actos no solo
afectan al colega, sino a toda la sociedad. El respeto entre compañeros también
contribuye a crear una buena imagen del cuerpo ante la sociedad, y, por tanto, aumenta
la confianza social.

En los siguientes apartados del artículo 12 del Código deontológico se recogen algunas
concreciones de este deber de fraternidad y compañerismo. La primera es la más
importante manifestación del deber de asistencia entre compañeros, pues se
refiere a las relaciones entre los abogados experimentados y los recién colegiados.

3 Escudero Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre abogados. Diario La Ley,
7249.
4 Aparisi Miralles, A. (2006). Ética y Deontología para juristas (pp. 334 y ss.). Pamplona: EUNSA.

TEMA 5 – Material básico 4


Deontología Profesional

El artículo 12.2 establece a este respecto que: «El abogado de mayor antigüedad
en el ejercicio profesional debe prestar desinteresadamente orientación, guía y consejo
de modo amplio y eficaz a los de reciente incorporación que lo soliciten.
Recíprocamente estos tienen el derecho de requerir consejo y orientación a los
abogados experimentados, en la medida que sea necesaria para cumplir cabalmente
con sus deberes».

La nueva Ley 34/2006, de 30 de Octubre, de «Acceso a las profesiones de


Abogado y Procurador de los Tribunales», y el RD 1331/2006 dan cobertura legal a
una pasantía de abogados posterior a la Colegiación, bajo la forma del contrato de
formación. Las eventuales pasantías anteriores a la Colegiación quedan de nuevo en la
incertidumbre, dando lugar a la posibilidad de abusos que sea deberán evitar
atendiendo en todo momento a la obligación que recae sobre los abogados de mayor
antigüedad de prestar guía, orientación y consejo a los más jóvenes.

Como es lógico, el deber de asistencia también se da entre abogados de la misma o


similar experiencia, consistiendo en ayudarse mutuamente en un clima de respeto por
el compañero y por las reglas del “juego limpio” que han de guiar la actuación
profesional en todo caso. Esto implica, como antes señalábamos, no sólo auxiliar al
compañero que lo requiera por causas ajenas a su voluntad y difícilmente previsibles,
sino también el no aprovecharse de las situaciones de debilidad de los compañeros
debidas a peculiares circunstancias personales.

En segundo lugar, ha de destacarse el deber de respeto, que viene regulado


fundamentalmente en el apartado 4 del artículo 12. En él se establece que: «En los
escritos judiciales, en los informes orales y en cualquier comunicación escrita u oral, el
Abogado mantendrá siempre el más absoluto respeto al abogado de la parte contraria,
evitando toda alusión personal».

Es necesario tener presente, por lo que respecta a este punto, que el abogado no puede
ver innecesariamente limitada su libertad de expresión en el ejercicio de sus
labores de defensa. Como veremos en el próximo tema, la libertad de expresión del
abogado es un derecho fundamental especialmente reforzado, cuando el profesional la
ejerce como tal, ya que está al servicio de algo tan básico en una sociedad democrática
como el derecho a una correcta defensa.

TEMA 5 – Material básico 5


Deontología Profesional

Por otra parte, es lógico que en la litis las palabras del abogado vayan impregnadas de
cierta beligerancia, y dureza. Lo importante es que nunca deben estar guiadas por un
ánimo injurioso, vejatorio o deshonesto, y menos aún dirigido este ánimo hacia el
compañero que defiende a la parte contraria, que siempre ha de ser acreedor de nuestro
respeto. De hecho, debe evitarse cualquier tipo de mención directa al abogado de la otra
parte, puesto que es innecesario y constituye una intromisión ilegítima, que ha sido
sancionada como infracción grave en los casos en que se ha producido resolución
judicial a este respecto5.

Tampoco ha de considerarse contrario al deber de respeto debido al compañero el


emitir lo que se denomina una «segunda opinión». Como ha señalado Escudero
Hogan, el código no prohíbe asesorar a un cliente sobre un asunto defendido por otro
compañero. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que esa segunda opinión no
podrá contener una valoración personal sobre el trabajo realizado por el otro letrado, y
que será necesario, como veremos a continuación, pedir la venia si nuestra intervención
va a ir más allá de la mera emisión de nuestra opinión sobre el asunto.

El deber de respeto se sigue concretando en el apartado 5 del artículo 12, en el que se


consigna la obligación del abogado de evitar cualquier clase de violencia sobre el
abogado de la otra parte: «El abogado desarrollarásus mejores esfuerzos propios
para evitar acciones de violencia, de la clase que sean, contra otros abogados defensores
de intereses opuestos, debiéndolas prevenir e impedir por todos los medios legítimos,
aunque provinieren de sus propios clientes a los que exigirá respetar la libertad e
independencia del Abogado contrario».

También otras normas de la actuación profesional,


como la prohibición de contacto con la adversa,
tienen sentido en cuanto normas de respeto al
compañero defensor de la parte contraria, pues
contactando directamente con la parte contraria
estamos dinamitando la confianza de esta en su
defensor, y cuestionando en cierto modo su capacidad para defender la causa de su
patrocinado.

5 Escudero Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre abogados. Diario La Ley,
7249.

TEMA 5 – Material básico 6


Deontología Profesional

En esta misma línea debemos recordar que el deber de secreto del abogado es
también un deber para con el compañero que defiende a la parte contraria. Como
señala Escudero, el sentido del deber de secreto respecto de las informaciones
obtenidas del colega radica fundamentalmente en favorecer el derecho a la defensa de
nuestro cliente, pues este deber de secreto está al servicio de la negociación con la
parte contraria. Sin obligación de secreto no habría negociación posible, pues, como
es lógico, «Ningún abogado se atrevería, si fuese consciente de que puede ser utilizado
en su contra, a poner en conocimiento verbal o por escrito del oponente datos,
propuestas o informaciones de su cliente»6. Como sabemos, también es función del
abogado (y, sin duda, es una de las principales) la resolución extrajudicial y preventiva
de los asuntos. El secreto entre compañeros ha de interpretarse en esta clave, como
herramienta para crear un clima de confianza mutua e intimidad (incluso frente a sus
propios clientes), que haga posible la resolución amistosa de los litigios.

El deber de secreto no es, como sabemos, ilimitado, decae en los casos de permiso
del abogado emisor (debe constar por escrito) y de causa grave o estado de necesidad
(en la línea establecida por el artículo 5.8 del Código Deontológico). El abogado
también podrá mostrar determinados documentos a su cliente en cumplimiento de su
deber de dación de cuentas (si bien no podrá entregarle copia de los mismos, pues
entonces la confidencialidad quedaría rota).

Como es lógico, estos deberes de asistencia y respeto entre abogados deben dejar
siempre a salvo el fin supremo de la profesión, que es la mejor administración de
justicia, y a los intereses de los propios clientes, que nunca pueden quedar
supeditados al interés del compañero. Así se deduce del párrafo 6 del mismo artículo
12, donde puede leerse que el abogado: «En sus comunicaciones y manifestaciones con
el abogado de la parte contraria, no comprometerá a su propio cliente con comentarios
o manifestaciones que puedan causarle desprestigio o lesión directa o indirecta». Algo
parecido se establecía en el artículo 5 del Código Deontológico de los Abogados
Europeos: «En todo caso, no podrá nunca justificarse la contraposición de los intereses
del abogado a los del cliente».

6 Escudero Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre abogados. Diario La Ley,
7249.

TEMA 5 – Material básico 7


Deontología Profesional

El artículo 12 sigue detallando otras concreciones del deber de asistencia y respeto


entre compañeros, como hace cuando establece que el abogado deberá procurar la
solución extrajudicial de la reclamación de honorarios propia o de sus
compañeros, debiendo abstenerse de impugnarlos de forma maliciosa o fraudulenta.
También deberá abstenerse de todo comentario relativo a los honorarios de los colegas.
Hay que destacar que el Estatuto vigente otorga la condición de infracción grave, en su
artículo 85.f, a la habitual y temeraria impugnación de las minutas de los compañeros.
A pesar de esta tipificación como infracción grave, la jurisprudencia ha ido
«despenalizando» esta práctica, hasta el punto de que hoy puede considerarse lícita.
Además, el abogado no deberá acudir al juez para resolver algún asunto que estuviera
negociando extrajudicialmente con un colega sin antes notificarle el cese o la
interrupción de la negociación (párrafo 11).

5.3. Conflictos entre abogados

El artículo 12.3 recoge la necesidad de recurrir a la mediación del Decano


en caso de conflicto entre colegas que vaya a saldarse con la interposición de acciones
de un abogado contra otro por actuaciones profesionales de este último: «El abogado
que pretenda iniciar una acción, en nombre propio o como abogado de un cliente,
contra otro compañero por actuaciones profesionales del mismo, habrá de comunicarlo
previamente al Decano, por si considera oportuno realizar una labor de mediación».

El artículo 79 del Estatuto General de la Abogacía enfatiza el carácter dispositivo


de la mediación del Decano y se encarga de aclarar que, de no cumplirse con este
deber, no se generará responsabilidad disciplinaria alguna para el abogado. Esta
regulación supone una novedad respecto a la antigua redacción del Estatuto, que, en su
texto de 1982 establecía la mediación decanal como requisito preceptivo (antiguo
artículo 106): ahora solo es preciso informar al Decano de la interposición de la acción,
y, además, la omisión de este deber no tiene consecuencias disciplinarias.

No debe entenderse en ningún caso que el requisito de la mediación suponga un


menoscabo del principio de tutela judicial efectiva. Las acciones judiciales podrán
entablarse libremente, comunicándolas o no al Decano. De lo que se trata es de reducir
la litigiosidad intentando previamente una mediación que pueda resolver
amistosamente el conflicto sin necesidad de recurrir a los Tribunales.

TEMA 5 – Material básico 8


Deontología Profesional

El código de los abogados europeos, por su parte, establece los pasos a seguir en caso de
conflicto entre dos abogados de distintos Estados miembros. En primer lugar, se exige
que el abogado que estime que un compañero de otro Estado ha infringido la
deontología, debe hacérselo saber personalmente. Los abogados deben intentar
siempre una solución amistosa de sus diferencias, pero si esta no fuera posible, antes de
iniciar procedimiento alguno, deberá informarse a los Colegios de abogados a los que
pertenezcan ambos, para tratar de llegar un acuerdo con la ayuda de sus respectivos
colegios (artículo 5.9 del Código Deontológico de la CCBE).

5.4. Solicitud de venia

La venia entre abogados ha de solicitarse cuando un


profesional sustituye, por voluntad del cliente, al compañero
que hasta ese momento había estado llevando el asunto. El
abogado que pasa a llevar el asunto deberá notificarlo
cuanto antes a su colega, salvo que conste la renuncia de
éste último (artículo 9.1. del Código Deontológico). No
obstante, como establece el párrafo 4 de este mismo artículo: «Si fuera precisa la
adopción de medidas urgentes en interés del cliente, antes de que pueda darse
cumplimiento a las condiciones fijadas anteriormente, el Abogado podrá adoptarlas,
informando previamente a su predecesor y poniéndolo en conocimiento anticipado del
Decano del Colegio en cuyo ámbito actúe”.

La progresiva introducción de normas relativas a la defensa de la competencia, la


mayoría de ellas auspiciada por la pertenencia de España a la Unión Europea, ha ido
liberando al justiciable de algunos inconvenientes a la hora de elegir libremente
abogado. Un ejemplo de esta liberalización es la regulación de la venia entre
abogados, que antes de su modificación debía ser solicitada y concedida (o no) por el
letrado saliente. Actualmente la venia se regula en el artículo 9 del Código
Deontológico, y constituye más bien un deber de cortesía del abogado que asume el
asunto hacía el que es sustituido, ya que este último no puede negarse a concederla,
como señala el párrafo 5 del artículo 9: «La venia no podrá́ denegarse, y el letrado
sustituido deberá facilitar a quien le continúe, toda la documentación e información de
la que dispusiere y colaborar en lo necesario en aras a garantizar el derecho de defensa
del cliente».

TEMA 5 – Material básico 9


Deontología Profesional

Así se especifica igualmente en el segundo párrafo del apartado 1 del mismo artículo
que: «El Letrado sustituido deberá facilitar a quien le continúe toda la información de
la que dispusiere y colaborar en lo necesario para garantizar el derecho de defensa del
cliente». En los mismos términos se regula la venia en el artículo 26.3 del Estatuto
General de la Abogacía.

Como contrapartida, el abogado sustituto debe hacer diligentemente todas las gestiones
oportunas para que el abogado sustituido pueda cobrar sus honorarios, en el
caso de no haberlo hecho (artículo 9.4). En el último párrafo del artículo 9 se prevé el
caso de que la sustitución de un abogado por otro se produzca sin solicitud de venia y
durante un acto procesal. En ese caso, se entiende que la infracción resulta
especialmente grave, «por afectar a la eficacia de la defensa y a la dignidad de la
profesión» (artículo 9. 6).

De la redacción del artículo cabe interpretar que la venia ha de solicitarse en toda


circunstancia en la que un abogado sustituya a otro, incluso si el asunto no ha
llegado a los tribunales o el cliente se ha limitado a realizar una consulta al profesional.
Tratándose de una obligación de cortesía, de un «gesto simbólico de deferencia»7
conviene realizar la solicitud en todo caso. Basta rellenar un sencillo formulario (se
adjunta en el material complementario un modelo) que puede enviarse al compañero
por fax. Importa, en este sentido, guardar constancia del momento en el que se ha
solicitado la venia, empleando un medio que permita acreditarlo. La venia ha de
solicitarse antes de la aceptación formal del asunto por parte del abogado
sustituto, y sirve para trazar con claridad la línea que separa la responsabilidad de
cada abogado, así como los derechos y obligaciones de que son acreedores cada uno.

El sentido de la venia hoy día, como señala Javier de la Torre8, estriba en reforzar la
dignidad de la función de defensa, pero también la libertad de justiciable de elegir
abogado y la libertad de los abogados de aceptar libremente los asuntos que se les
planteen. Estas dos últimas cuestiones constituyen siempre un límite a la potestad
sancionadora del Colegio en estas materias.

7 Del Rosal, R. (2002). Normas deontológicas de la Abogacía Española (p. 156). Madrid: Civitas.
8 De la Torre Díaz, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales (pp. 204 y ss.). Madrid: Universidad de
Comillas.

TEMA 5 – Material básico 10


Deontología Profesional

5.5. Reuniones entre abogados

La regulación de las reuniones entre abogados nos traslada de nuevo al artículo 12


del código deontológico, en particular, a sus apartados 8, 9 y 10. Sorprende la
atención que la deontología presta a este asunto, como también el modo de enfocarlo,
pues parece deducirse de estos artículos que las visitas de los colegas revisten la más
alta atención para el abogado, pudiendo juzgarse algo exagerada la deferencia que se
impone deontológicamente para con los colegas9.

Lo primero que se regula es lo relativo al lugar donde habrán de celebrarse las


reuniones entre colegas. El código dispone que sea un lugar que no suponga una
situación privilegiada para ninguna de las partes, y, en caso de no ponerse de acuerdo,
sugiere la utilización de las dependencias del Colegio de Abogados. No obstante, si por
algún motivo la reunión se debiera celebrar en el despacho de alguno de los abogados,
se llevará a cabo en el del abogado de mayor antigüedad. Para mayor concreción, se
exceptúa de esta norma el caso del Decano o ex-Decano, puesto que entonces la reunión
tendría lugar en su despacho, salvo que expresamente declinen ellos mismos el
ofrecimiento.

Continúa el código especificando que esta norma también se habrá de cumplir el en


caso de que participen en la reunión presten sus servicios profesionales en empresas,
entidades bancarias o entidades de ahorros. En segundo lugar, por lo que respecta a la
deferencia debida al compañero, el código advierte, en el apartado 9 del mismo
artículo 12, que el abogado debe recibir «siempre y con la máxima urgencia» al
compañero que le visita en el despacho, con preferencia a cualquier persona, cliente o
no, que espere para verle. Si no puede atender al compañero inmediatamente, saldrá al
menos a saludarle y a excusarse por hacerle esperar. Además, el abogado deberá
responder de inmediato las comunicaciones escritas o telefónicas de sus compañeros, y
estas últimas deberá hacerlas personalmente (artículo 12.10).

9 De la Torre Díaz, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales (p. 189). Madrid: Universidad de Comillas.

TEMA 5 – Material básico 11


Deontología Profesional

5.6. Relaciones con abogados extranjeros

La regulación deontológica de las relaciones con los


abogados extranjeros es muy deficitaria en nuestro
ordenamiento, sobre todo, si tenemos en cuenta que la
realidad cultural y laboral actual, la apertura del mercado
europeo y, en general, el fenómeno de la globalización ha
hecho que las relaciones con abogados de otros países sean
un hecho cada vez más frecuente. A pesar de esto, el Código
Deontológico les dedica únicamente dos párrafos del mismo artículo 12 que venimos
examinando. Afortunadamente, el Código Deontológico de la C.B.B.E. contiene una
regulación algo más extensa que nos puede ayudar a iluminar algunos puntos del
régimen deontológico de las relaciones con los colegas extranjeros. En este sentido, hay
que destacar cuatro puntos:

¿Cómo debe atenderse una solicitud de ayuda de un colega extranjero?


Cabe suponer, aunque el código no lo dice, que con la misma deferencia y prontitud
que tendríamos hacia un colega español. Además de esto, el código invita al abogado
a tener presente que el colega extranjero dependerá de él siempre en mayor medida
que si se tratase de un abogado del propio país, por lo que deberá abstenerse de
aceptar gestiones para las que no esté lo suficientemente preparado, facilitando en
este caso al letrado extranjero la información sobre otros compañeros que puedan
ayudarle por tener la preparación específica que requiera el encargo (artículo 12.13).
El artículo 5.2.1 del código de la C.B.B.E. establece una disposición similar, tanto en
lo que se refiere al deber de abstención como al deber de informar sobre otros
letrados que puedan prestar la ayuda requerida.

En segundo lugar, es necesario que seamos conscientes de que en el trabajo con


abogados de países extranjeros pueden surgir dificultades especiales, por
lo que será necesario que ambos tengan en cuenta las diferencias existentes entre
sus propios ordenamientos jurídicos, así como las que se den entre sus códigos
deontológicos, la estructura y funcionamiento de sus Colegios profesionales, etc. Así
nos lo recuerda el Código deontológico de los abogados europeos en su artículo
5.2.2.

TEMA 5 – Material básico 12


Deontología Profesional

Un aspecto importante es, en tercer lugar, el de las comunicaciones entre


abogados de distintos países. Nuestro código deontológico establece a este
respecto, en el apartado 12 de su artículo 12 que: «Las comunicaciones con abogados
extranjeros deben ser consideradas también de carácter confidencial o reservado,
siendo recomendable se requiera previamente del colega extranjero su aceptación
como tales». En España, como sabemos, toda correspondencia entre
abogados es de suyo confidencial (por eso el artículo 12.12 dice «también»),
pero no ocurre lo mismo en otros países, por lo que es importante tener presente
esta circunstancia y añadir la cláusula «confidencial» para todas las comunicaciones
con abogados extranjeros cuando deseemos que tengan este carácter.

En esta misma línea, el Código deontológico de la C.C.B.E. nos advierte de la


necesidad de expresar claramente a nuestro compañero extranjero nuestro deseo
de que las futuras comunicaciones tengan carácter confidencial, antes de
realizar tales comunicaciones (artículo 5.3.1). De la misma manera, si el abogado
destinatario de las comunicaciones no pudiera, por cualquier motivo, otorgar a estas
el carácter de confidencial, está obligado a informar de este particular sin la menor
demora al abogado remitente (artículo 5.3.2.). Si la comunicación ya ha sido recibida
debe devolverla inmediatamente.

Como se señala en el Memorandum explicativo elaborado por la Comisión


de Deontología de la C.C.B.E., el abogado debe ser extremadamente cauteloso
con las comunicaciones transfronterizas, ya que las normas sobre la
confidencialidad de las comunicaciones entre abogados difieren según los Estados
miembros. Así, en algunos Estados europeos, el abogado debe mantener al cliente
plenamente informado de todas las comunicaciones relevantes de otro colega
profesional que actúa para otra parte, por lo que la cláusula de confidencialidad solo
significa que no podrá trascender el contenido de la comunicación a terceras
personas, pero no excluye de su conocimiento al cliente.

En otros Estados, se emplea la fórmula «sin perjuicio y bajo reserva de todos los
derechos» para indicar que la comunicación contiene un intento de llegar a un
arreglo pacífico de la controversia, y que no debe ser empleada ante un tribunal.

Por último, el código de la C.C.B.E. se ocupa de regular la responsabilidad


pecuniaria que puede derivarse en el caso de relaciones profesionales entre
miembros de Colegios de Abogados de distintos Estados miembros.

TEMA 5 – Material básico 13


Deontología Profesional

En este sentido, hay que tener en cuenta que si un abogado confía un asunto a un
compañero o solicita su asesoramiento (siempre que no se limite a recomendar a un
colega o a presentárselo a un cliente) «será responsable personalmente del pago de
honorarios, gastos y desembolsos que le sean debidos al colega extranjero, incluso si
el cliente fuera insolvente» (artículo 5.7.1). No obstante, como es lógico, los
abogados podrán llegar a acuerdos particulares al respecto al inicio de su relación.
También se establece la posibilidad de que el abogado limite su compromiso
personal al importe de honorarios, gastos y desembolsos ocasionados con
anterioridad a la notificación a su colega extranjero de su decisión de renunciar a su
responsabilidad de cara al futuro (artículo 5.7.2.).

Legislación

Código deontológico de los Abogados Europeos

Vigente en España desde el 28 de octubre de 1988. Contiene el código deontológico de


la C.C.B.E. (Consejo de Abogados Europeos).

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/cdccbe.html

Doctrina

Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre abogados

Escuredo Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre


abogados. Diario La Ley, 7249.

En el artículo se abordan algunas de las principales obligaciones deontológicas para con


los compañeros de profesión.

El artículo está disponible en el aula virtual

TEMA 5 – Material básico 14


Deontología Profesional

Jurisprudencia

Tribunal Superior de Justicia de La Rioja (Sala de lo Contencioso-


Administrativo). Sentencia núm. 181/2000 de 3 abril (RJCA 2000\987)

Falta de venia para sustituir a un compañero en un litigio. Sanción impuesta por el


colegio: suspensión de la habilitación concedida para litigar.

Accede a las sentencias a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es/

Formularios

Modelo de solicitud de venia

Te recomendamos el siguiente formulario para completar el estudio de la asignatura.

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.icacr.es/doc/venia.pdf

TEMA 5 – Material básico 15


Deontología Profesional

Material complementario

Lecturas

Nacimiento del abogado europeo: nuevas perspectivas para el libre


ejercicio de la profesión de abogado en la Unión Europea

Demolin, P., Brulard, Y., y Troncoso, M. (1996). Nacimiento del abogado europeo:
nuevas perspectivas para el libre ejercicio de la profesión de abogado en la Unión
Europea. Revista Aranzadi Unión Europea, 12.

Se analizan las perspectivas para el ejercicio de la profesión en los países miembros de


la Unión. Se hace especial hincapié en la libertad de abrir despacho en países distintos
del propio, aunque con la titulación adquirida en España, estudiando las dificultades en
las que se pueden ver los profesionales españoles que deseen desarrollar su carrera
fuera de nuestras fronteras.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es/

Libertad de expresión y defensa y ofensas a compañero profesional

Pulido Quecedo, M. (2006). Libertad de expresión y defensa y ofensas a compañero


profesional. Repertorio Aranzadi del Tribunal Constitucional, 20.

Se analiza el derecho a la libertad de expresión del abogado, su razón de ser y los


límites que cabe imponerle en función del respeto debido al compañero profesional.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es/

TEMA 5 – Material complementario 16


Deontología Profesional

Vídeos

La costilla de Adán

Título original: Adam's rib.


Director: George Cukor.
Año: 1949.
Duración: 101 min.
Intérpretes: Katharine Hepburn, Spencer Tracy, Judy
Holliday, Tom Ewell, David Wayne, Jean Hagen.

Sinopsis: Una pareja de abogados ve alterada su relación cuando coinciden en un


pleito. Ella (Katherein Hepburn) defiende a una esposa acusada de intentar asesinar a
su marido y a la amante de éste. Él (Spencer Tracy) debe actuar de fiscal en el mismo
caso. Mientras la abogada cree en la inocencia de su defendida, su marido y colega está
convencido de su culpabilidad. La película es un clásico del género. El pernicioso
sentimiento de que el abogado de la parte contraria es un verdadero «enemigo» se
cuela en la relación matrimonial de esta pareja, que, además de la «lucha» procesal
entabla en este caso una famosísima lucha «de sexos».

Philadelphia

Título original: Philadelphia.


Director: Jonatham Demme.
Año: 1193.
Duración: 119 min.
Intérpretes: Tom Hanks, Denzel Washington, Antonio
Banderas, Joanne Woodward, Jason Robards, Mary
Steenburgen, Ron Vawter, Robert Ridgely, Charles
Napier, Roberta Maxwell, Lisa Summerour, Roger
Corman, Bradley Whitford, Anna Deavere Smith.

Sinopsis: Un joven abogado es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja al


descubrir sus jefes que ha contraído el SIDA. Decide entonces demandar a su empresa
por despido improcedente, pero ningún compañero quiere llevarle el caso.

TEMA 5 – Material complementario 17


Deontología Profesional

La película nos ilustra sobre algunas situaciones que lamentablemente se dan a


menudo entre colegas, presididas por el frecuente olvido del principio de fraternidad.

La Tapadera

Título original: The Firm.


Director: Sydney Pollack.
Año: 1993.
Duración: 154 min.
Intérpretes: Tom Cruise, Gene Hackman, Jeanne
Tripplehorn, Holly Hunter, Ed Harris, David Strathairn, Philip
Davis, Paul Sorvino, Joe Viterelli, Hal Holbrook, Gary
Busey, Terry Kinney, Wilford Brimley, Steven Hill, Tobin
Bell, Barbara Garrick.

Sinopsis: La película nos ilustra sobre la pérdida de los valores tradicionales de la


abogacía en los grandes despachos de abogados, convertidos en grandes empresas, a
través de la historia de Mitch McDeere (Tom Cruise), un joven y brillante abogado
recién salido de Harvard, que se incorpora a un prestigioso bufete en el que las cosas no
son lo que en un principio parecen.

Webgrafía

EYBA: European Young Bar Association

Página de la asociación de abogados jóvenes


europeos. Accede a la revista Eurolawyer para
asociados.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.eyba.org/eyba/

TEMA 5 – Material complementario 18


Deontología Profesional

FBE: Federation des Barreaux d'Europe

Federación de Colegios de Abogados Europeos. Cuenta


con una Comisión de Ética.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.fbe.org/

UIA: Unión Internacional de Abogados

Página de la UIA. Posibilidad de


entrar en contacto con otros
abogados a través de Linkedln.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.uianet.org/es

European Lawyers Union

Página de la Unión de Abogados Europeos.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.uae.lu/system/?lang=En&page=home

TEMA 5 – Material complementario 19


Deontología Profesional

Fundación Cortina-Domingo Romera Grande

Página web de la Fundación adscrita al Colegio de


Abogados de Madrid. La página web nos muestra
la tarea de la Fundación, ejemplo de
cumplimiento del deber de asistencia entre
letrados. También es destacable el acceso al archivo telemático de la Fundación.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://fundacion.icam.es/web3/cache/BFA_index.html

Bibliografía

Aparisi Miralles, A. (2006). Ética y Deontología para juristas. Pamplona: EUNSA.

Del Rosal, R. (2002). Normas deontológicas de la Abogacía Española. Madrid: Civitas.

De la Torre Díaz, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales. Madrid:


Universidad de Comillas.

Escudero Hogan, D. (2009). Cuestiones deontológicas relativas a las relaciones entre


abogados. Diario La Ley, 7249.

TEMA 5 – Material complementario 20


Deontología Profesional

Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

La venia entre abogados: planteamiento

La profesora Marta Albert expone el siguiente caso práctico: Alfredo, recién licenciado
en Derecho, se habilita en su colegio para defender a su padre en un asunto menor.
Tras la denuncia del anterior abogado de este, Alfredo ve cómo el colegio suspende la
habilitación que le había concedido hasta que consiga la venia del letrado saliente.
Deberás analizar si esta suspensión es conforme o no a la deontología de la profesión.

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

La venia entre abogados: solución

La profesora Albert nos muestra la solución al caso práctico en el siguiente vídeo.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 5 – Casos prácticos 21


Deontología Profesional

Actividades

Caso práctico: La venia entre abogados

D. ª Carmen, uno de los clientes del abogado D. Julián, ha sufrido un accidente de


tráfico, y acude a su despacho para que este le asesore sobre la posibilidad de reclamar
daños y perjuicios. D. Julián le ofrece el asesoramiento requerido y, además, le
recomienda los servicios de un fisioterapeuta, D. Javier, conocido suyo, para el más
rápido restablecimiento de su salud. D. ª Carmen desconoce que D. Julián y D. Javier
tienen un acuerdo, en virtud del cual D. Javier le paga a D. Julián el 25 % de lo que
cobra a los clientes que este le envía, mientras que D. Julián le paga a D. Javier el 1.5 %
de los honorarios que cobra a los clientes que le envían desde la clínica de D. Javier.
Afortunadamente, el caso de D. ª Carmen termina bien, de modo que la compañía de
seguros del vehículo que le causó el accidente y las consiguientes lesiones le extiende un
cheque por valor de 100.000 €.

D. Julián cobra el cheque empleando un poder que le ha dado su cliente. A D. ª Carmen


le entrega el 70 % de esta cantidad, alegando que el resto (los 30.000 € restantes) se
corresponde con sus honorarios. No le hace entrega de recibo alguno ni le extiende la
minuta. D. ª Carmen, disgustada con el comportamiento de D. Julián, acude a su
despacho de abogado/a para que le asesore sobre las posibilidades de reclamar a D.
Julián sus honorarios, pues los considera indebidos en cuanto a su cantidad e
intolerables en cuanto a la forma en la que han sido cobrados. D. ª. Carmen te pide que,
a partir de ahora, seas su abogado/a:

Califica y comenta el acuerdo entre D. Julián y D. Javier desde el punto de vista de la


deontología del abogado.
Califica y comenta la forma en la que D. Julián ha cobrado sus honorarios.
Tú, como abogado de D. ª Carmen, ¿qué deberes deontológicos tienes hacia D.
Julián?

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TEMA 5 – Casos prácticos 22


Deontología Profesional

Test

1. Jorge reclama la minuta de honorarios de la parte contraria con clara intención de


dilatar el proceso:
A. Las reclamaciones temerarias de los honorarios de los compañeros son
ilegales.
B. Jorge solo puede reclama la minuta si esta fuera objetivamente
desproporcionada.
C. Jorge solo puede reclamar si la minuta no se atiene a los criterios orientadores
del Colegio.
D. Jorge puede reclamar, porque si bien el código deontológico tipifica como
infracción grave la reclamación maliciosa o fraudulenta de honorarios, la
jurisprudencia que se ha pronunciado sobre el tema ha despenalizado este
comportamiento.

2. El letrado puede manifestarse con cierta dureza en sus actuaciones procesales pero:
A. No puede calumniar ni injuriar a la parte contraria ni a su abogado.
B. No puede mencionar directamente a la parte contraria.
C. Puede mencionar a la parte contraria porque si no se vería limitado
ilegítimamente su derecho a la libertad de expresión.
D. Las respuestas A y B son correctas.

3. Juan debe sustituir a Enrique en la defensa de un asunto, debe solicitar la venia:


A. Por correo ordinario.
B. Mediante un fax.
C. Por correo certificado con acuse de recibo.
D. Por cualquier medio que permita a Juan acreditar el momento en que la
solicitó.

TEMA 5 – Test 23
Deontología Profesional

4. Enrique deniega a Juan la venia solicitada:


A. Solo podría hacerlo en el caso en que Enrique aún no hubiera recibido los
honorarios del cliente.
B. No puede hacerlo en ningún caso, y Juan puede asumir legítimamente la
defensa del cliente habiendo cumplido con la obligación de solicitarla.
C. Ambos deben acudir al Decano para que medie en el conflicto surgido entre
ellos
D. Juan deberá abstenerse de iniciar la defensa del cliente.

5. Javier recibe en su despacho a un cliente, Pepe, procedente del despacho de un


compañero, Luis. Este último se había limitado a informar a Pepe acerca de su opinión
sobre el caso, sin haberse iniciado ningún tipo de actuación procesal. En este caso,
Javier:
A. No tiene obligación de pedir a Luis la venia al no haberse iniciado ninguna
actuación procesal.
B. Debe pedir la venia a Luis como regla de cortesía profesional, sin que Luis se la
pueda denegar.
C. No debe pedir la venia, porque si no la pide no pasa nada en estos casos.
D. Debe pedir la venia, o podrá ser sancionado por infracción muy grave.

6. John, abogado londinense, pide a Juan ayuda en la defensa de determinado asunto.


Juan deberá:
A. Abstenerse de ayudarle si no tiene la preparación necesaria, remitiendo a John
la información sobre otros colegas que podrían prestarla
B. Ayudar a John según sus conocimientos, sin cobrarle por su asesoramiento.
C. Ayudarle solo si tiene la capacidad necesaria para resolver el asunto y si
dispone del tiempo preciso para hacerlo
D. Las respuestas A y C son correctas.

TEMA 5 – Test 24
Deontología Profesional

7. Federico desea enviar a Emanuele, abogado de Milán, una carta con una oferta para
llegar a un acuerdo extrajudicial en un asunto que ambos llevan. Federico deberá:
A. Asegurarse de que se respetará la confidencialidad de la comunicación,
añadiendo la claúsula «confidencial» o «sin perjuicio y bajo reserva de todos los
derechos».
B. Presuponer que en el resto del mundo ocurre como en España, donde toda
comunicación entre abogados es de suyo confidencial.
C. Asegurarse de que se respetará la confidencialidad de la comunicación,
añadiendo la claúsula «confidencial» o «sin perjuicio y bajo reserva de todos los
derechos» y esperar a que Emanuele le garantice la confidencialidad de sus
comunicaciones.
D. Expresar con carácter previo a Emanuele su deseo de que esta comunicación
tenga carácter confidencial, asegurándose de que Emanuele pueda garantizar la
confidencialidad de sus comunicaciones.

8. Jose Manuel, abogado, se presenta en el despacho de Antonio, su colega, para


hacerle una consulta. Antonio deberá:
A. Atenderle con carácter preferente al resto de las personas que le esperen. Si no
puede hacerlo de modo inmediato, al menos saldrá a disculparse y le atenderá lo
antes posible.
B. Advertir a Jose Manuel que debe avisarle antes de presentarse en su despacho,
atendiéndole a continuación.
C. No atenderle hasta que no le pida cita formalmente a través de su secretaria.
D. Atenderle cuando le sea posible y sin darle prioridad respecto a sus clientes.

9. Manuel y Fernando, abogados, deben reunirse para tratar unos asuntos, lo harán:
A. En el despacho de cualquiera de ellos.
B. En el lugar que acuerden, que no implique una situación de privilegio para
ninguno de los dos, y si no llegan a un acuerdo, en las dependencias del Colegio.
C. Como Manuel es el Decano, tendrán que verse en su despacho.
D. Como Manuel es el Decano, se verán en su despacho salvo que el propio
Manuel decline esta opción.

TEMA 5 – Test 25
Deontología Profesional

10. Ricardo y Felipe, abogados, entran en conflicto debido a la actuación de Ricardo en


la defensa de su cliente. Esta actuación es merecedora de sanción legal, en opinión de
Felipe, quien planea interponer acciones legales contra su compañero. Felipe deberá:
A. Ponerlo en conocimiento de su Decano obligatoriamente, y esperar a la
resolución de la mediación de éste en el conflicto.
B. Ponerlo en conocimiento de su Decano, pues si no lo hace su omisión se
considerará falta grave.
C. Ponerlo en conocimiento de su Decano por si fuera posible una composición
amistosa del litigio, pero si no lo hace su omisión no merecerá sanción
disciplinaria alguna.
D. Citar a Ricardo en su despacho por si entre los dos llegan a una solución
amistosa del problema.

Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta D D D B B D D A B C

TEMA 5 – Test 26
Las relaciones con el colegio y con los
tribunales
Material básico
Ideas clave
6.1. ¿Cómo estudiar este tema?
6.2. Colegiación
6.3. Ejercicio de la abogacía en otros territorios
6.4. Obligaciones y derechos de los colegiados
6.5. Obligaciones y derechos de los abogados en los procedimientos
judiciales
6.6. Normas de protocolo y cortesía
6.7. La responsabilidad de los abogados
Legislación
Jurisprudencia
Formularios

6 TEMA
Material básico

Ideas clave

6.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Vamos a comenzar la última lección del programa. En ella, estudiaremos las


relaciones del abogado con su colegio y con los tribunales. Encontramos aquí
cuestiones importantes, como la de las condiciones de acceso y permanencia en el
ejercicio de la abogacía, o el régimen de la responsabilidad del abogado. Tras el estudio
de este tema debes estar en condiciones de conocer adecuadamente estas cuatro
cuestiones:

Los requisitos para el ejercicio de la profesión, tanto para acceder a ella a


través de la colegiación como para ejercerla y, por tanto, las causas de incapacidad,
incompatibilidad e inhabilitación para el ejercicio de la abogacía.
Los requisitos para ejercer en territorio distinto del colegio en el que el
abogado esté inscrito.
Las obligaciones y los derechos de los colegiados, tanto en relación con su
colegio como en relación con los tribunales.
El régimen jurídico de la responsabilidad de los abogados, tanto civil y
penal como disciplinaria.

Para conseguir estos objetivos, debes leer con atención las ideas clave del tema, siempre
con los textos legales y deontológicos a mano. El análisis de las lecturas y la
jurisprudencia es muy conveniente en esta lección, sobre todo en lo relacionado con la
responsabilidad del abogado. Una vez trabajados los materiales, debes probar la
adquisición de conocimientos mediante la realización de las preguntas tipo test y
prestar atención al caso práctico resuelto.

6.2. Colegiación

Como recordarás de lo que aprendiste en el tema 2, para ejercer la abogacía es


necesario colegiarse. De esta forma, la colegiación forma parte de la definición
misma de la profesión.

TEMA 6 – Material básico 2


Así, el artículo 9 del Estatuto de la Abogacía define a los abogados
como aquellos que: «Incorporados a un Colegio español de
Abogados en calidad de ejercientes y cumplidos los requisitos
necesarios para ello, se dedican de forma profesional al
asesoramiento, concordia y defensa de los intereses jurídicos ajenos,
públicos o privados».

La obligación de colegiarse aparece también en el artículo 11 del mismo texto, y en la


Ley Orgánica del Poder Judicial, en cuyo artículo 544.2, donde se advierte que la
colegiación será obligatoria para actuar ante juzgados y tribunales. Existen, empero,
algunas excepciones a la obligación de colegiarse para ejercer la abogacía.
Las recoge el artículo 17 del Estatuto, que dispone, en su párrafo 5, que:

No se necesitará incorporación a un colegio para la defensa de asuntos propios


o de parientes hasta el tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad,
siempre que el interesado reúna los requisitos establecidos por el artículo 13.1,
párrafos a), b) y c) del presente Estatuto, así como aquellos que puedan
establecer las normas vigentes. Los que se hallen en este caso serán habilitados
por el Decano del Colegio de Abogados para la intervención que se solicite. Tal
habilitación supone para quien la recibe, aunque solo con relación al asunto o
asuntos a que alcanza, el disfrute de todos los derechos concedidos en general
a los abogados y la asunción de las correlativas obligaciones1.

También recordarás, que, como vimos en el tema 2, para colegiarse es preciso


cumplir algunos requisitos. Antes nos referimos exclusivamente a los relativos a la
formación del graduado en Derecho. Ahora los estudiaremos con mayor detalle. Para
hacerlo, nos remitimos al contenido de artículo 13 del Estatuto, que exige para la
incorporación a un Colegio de Abogados:

a) Tener nacionalidad española o de algún Estado miembro de la Unión


Europea o del acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo de 2 de mayo de
1992, salvo lo dispuesto en tratados o convenios internacionales o dispensa
legal.
b) Ser mayor de edad y no estar incurso en causa de incapacidad.
c) Poseer el título de Licenciado en Derecho o los títulos extranjeros que,
conforme a las normas vigentes, sean homologados a aquellos.
d) Satisfacer la cuota de ingreso y demás que tenga establecidas el colegio.

1 Como recordarás, era la situación en la que se encontraba el protagonista del caso magistral de la pasada lección,
que disfrutaba de una habilitación para la defensa en juicio de su padre.

TEMA 6 – Material básico 3


La incorporación como ejerciente exige, además, los requisitos establecidos en el
apartado 2º del mismo artículo:

a) Carecer de antecedentes penales que inhabiliten para el ejercicio de la


abogacía.
b) No estar incurso en causa de incompatibilidad o prohibición para el
ejercicio de la abogacía.
c) Por Ley, a tenor de lo establecido en los artículos 36 y 149.1.30a de la
Constitución, se podrán establecer formulas homologables con el resto de los
países de la Unión Europea que garanticen la preparación en el ejercicio de la
profesión2.
En todo caso, estarán exceptuados de dicho régimen los funcionarios al
servicio de las Administraciones Públicas, en el ámbito civil o militar, que
hayan superado los correspondientes concursos u oposiciones de ingreso, para
cuya concurrencia hayan acreditado la licenciatura en derecho y hayan tomado
posesión de su cargo, así como quien haya sido con anterioridad abogado
ejerciente incorporado en cualquier Colegio de Abogados de España.
d) Formalizar el ingreso en la Mutualidad General de la Abogacía, Mutualidad
de Previsión Social a prima fija o, en su caso, en el Régimen de Seguridad
Social que corresponda de acuerdo con la legislación vigente.

No obstante, la colegiación no garantiza que siempre y en todo caso se pueda ejercer la


abogacía. A veces pueden darse causas que supongan la incapacidad para el
ejercicio de la abogacía, a pesar de que el letrado cumpla con todas estas
condiciones. Estas causas las regula el artículo 14 del Estatuto, que establece como
tales:

Los impedimentos que no permitan el cumplimiento de la misión de defensa que el


abogado tiene encomendada.
La inhabilitacióno la suspensión para el ejercicio de la abogacía por sentencia o
resolución corporativa firme.
las sanciones disciplinarias firmes que lleven consigo la expulsión del colegio o la
suspensión del ejercicio profesional.

2 Por lo que respecta a la formación requerida, como sabes, los requisitos han sido modificados recientemente, tras la
entrada en vigor de la Ley 34/2006, de acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales, que ha tenido
lugar el 30 de octubre de 2012, el reglamento que la desarrolla (Real Decreto 775/2011, de 3 de junio) y el Real Decreto-
ley 5/2012, de 5 de marzo, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, en cuya disposición final tercera se modifica la
Ley 34/2006. A resultas de este nuevo panorama, recordamos que el acceso a la profesión de abogado requiere, para los
graduados en Derecho, la realización de un máster de acceso a la abogacía (de 90 créditos ECTS, 60 de ellos teóricos y
30 prácticos) y la superación de una prueba oficial de acceso cuya realización compete al Ministerio de Justicia. También
se establecen los requisitos para el acceso a la profesión de los licenciados en Derecho que comenzaron sus estudios
antes del año 2006 (exoneración del máster y de la prueba, previa colegiación) y para los que lo hicieron a partir de esta
fecha (deberán realizar la prueba y se les exonera de la realización del máster, si bien deberán acreditar 30 créditos
ECTS de prácticas).

TEMA 6 – Material básico 4


Estas incapacidades desaparecen, como indica el 2º párrafo del artículo 14, cuando
desparece la causa que las motive o se extingue la responsabilidad disciplinaria
contraída.

Además de estas causas de incapacidad, existen otras circunstancias que pueden


determinar bien la pérdida de la condición de abogado, bien la incompatibilidad para el
ejercicio de la abogacía. En el caso de las incompatibilidades, su sentido no radica
tanto en que el abogado no pueda ejercer, como ocurre en los casos de incapacidad,
como que no debe ejercer, pues se dan determinadas circunstancias que ponen en
riesgo su independencia. Las incompatibilidades se regulan en el artículo 6 del
Código Deontológico, que distingue entre:

Incompatibilidad Incompatibilidad
absoluta relativa

Incompatibilidad absoluta: el abogado que incurra en ella debe solicitar su baja


o el pase a no ejerciente en su Colegio. ¿Cuándo está inmerso el abogado en una
causa de incompatibilidad absoluta? Es preciso que nos remitamos al artículo 22.2
del Estatuto de la Abogacía, que entiende que el ejercicio de esta es absolutamente
incompatible con:
o El desempeño, en cualquier concepto, de cargos, funciones o empleos públicos
en el Estado y en cualquiera de las Administraciones Públicas, sean estatales,
autonómicas, locales o institucionales, cuya propia normativa reguladora así lo
especifique.
o El ejercicio de la profesión de procurador, graduado social, agente de
negocios, gestor administrativo y cualquiera otra cuya propia normativa
reguladora así lo especifique.
o El mantenimiento de vínculos profesionales con cargos o profesionales
incompatibles con la abogacía que impidan el correcto ejercicio de la misma.

TEMA 6 – Material básico 5


Incompatibilidad relativa: el abogado que esté incurso en causa de
incompatibilidad para algún asunto en concreto deberá abstenerse de participar en
él (si la incompatibilidad fuera sobrevenida, el abogado deberá cesar
inmediatamente en su actuación procesal, cuidando de no producir indefensión en
su cliente).

En este sentido, el Estatuto de la Abogacía puntualiza, en su artículo 22.3. que: «El


abogado no podrá realizar actividad de auditoría de cuentas u otras que sean
incompatibles con el correcto ejercicio de la abogacía simultáneamente para el mismo
cliente o para quienes lo hubiesen sido en los tres años precedentes».

Por otra parte, el artículo 24.1 prohibía ejercer la abogacía interviniendo ante
organismos jurisdiccionales donde figuren como funcionarios o contratados el cónyuge
o los parientes de abogado dentro del segundo grado de consanguineidad o afinidad,
pero dicho artículo ha sido anulado por Sentencia de 3 de julio de 2003, de la Sala
Tercera del Tribunal Supremo.

Además, el artículo 6 del código deontológico establece que en los casos de ejercicio
colectivo o en colaboración de la abogacía, la incompatibilidad de cualquiera de sus
miembros se extenderán al conjunto de todos ellos (artículo 6.3).

El artículo 23 del Estatuto advierte que es obligatorio comunicar sin excusa a la


Junta de Gobierno del Colegio la causa de incompatibilidad, cesando automáticamente
en el ejercicio profesional. La omisión de este deber constituye una falta muy grave. Por
último, pueden darse, como antes señalamos, causas que, en vez de inhabilitar de
forma más o menos duradera al abogado para el ejercicio de la profesión (lo que da
lugar a su paso a la condición de no ejerciente, ex artículo 20 del Estatuto), dan lugar a
la pérdida de la condición de colegiado.

La razón de ser de esta pérdida radica en la necesidad de preservar la integridad de la


profesión. Nos detendremos de nuevo en estos casos cuando analicemos la
responsabilidad del abogado. De momento citemos el contenido del artículo 19 del
Estatuto General de la Abogacía, que dispone que la condición de colegiado se pierde:

Por fallecimiento
Por baja voluntaria

TEMA 6 – Material básico 6


Por falta de pago de las cuotas ordinarias o extraordinarias y de las demás cargas
colegiales a que vinieren obligados. No obstante, el impago de las cuotas de la
Mutualidad General de la Abogacía, Mutualidad de Previsión Social a prima fija, no
dará lugar a la inmediata perdida de la condición de colegiado, sin perjuicio de la
responsabilidad disciplinaria que corresponda.
Por condena firme que lleve consigo la pena principal o accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de la profesión.
Por sanción firme de expulsión del colegio, acordada en expediente disciplinario.

En el segundo párrafo del artículo se establecen los requisitos formales de la pérdida


de la condición de colegiado. Esta deberá acordarse en Junta de Gobierno
mediante resolución motivada, y, una vez firme, deberá ser comunicada al Consejo
General y al Consejo de Colegios de la Comunidad Autónoma correspondiente.

El artículo termina aclarando que en el caso de que la pérdida de la condición de


colegiado se debiera al impago de las cuotas y demás cargas colegiales, el abogado
podrá rehabilitar sus derechos procediendo al pago de las mismas y sus intereses y la
cantidad que corresponda como nueva incorporación.

6.3. Ejercicio de la abogacía en otros territorios

El artículo 17 del Estatuto de la Abogacía afirma que basta la colegiación en


cualquiera de los 83 Colegios de Abogados españoles para poder prestar servicios
profesionales libremente en todo el territorio español, y también en cualquier país de la
Unión Europea y en los demás países, con arreglo a la normativa vigente al respecto.
Por esta razón, continúa el artículo 17 afirmando que ningún Colegio podrá exigir a los
abogados colegiados en otro lugar habilitación alguna o pago de contraprestación
económica especial por la prestación de los servicios a los colegiados.

TEMA 6 – Material básico 7


Hasta la entrada en vigor de la ley 25/2009, de 22 de diciembre (ley «ómnibus»),
para poder ejercer en territorio diferente al de su colegiación, el abogado debía:
«Comunicarlo al Colegio en cuyo ámbito haya de intervenir directamente, a través del
propio Colegio a que estéincorporado, del Consejo General de la Abogacía Española o
del correspondiente Consejo Autonómico, en la forma que establezca el Consejo
General de la Abogacía Española» (artículo 17.3, y, en el mismo sentido, el 10.7 del
Código Deontológico, que además añade la obligación del abogado de «consignar en
todos los escritos y actuaciones que firmen, el Colegio al que estuviesen incorporados,
el número de colegiado, y en el primer escrito o actuación, además, harán constar la
fecha de la comunicación»).

La comunicación surtía efecto desde que se presenta en el Colegio de destino, si bien


podía este recabar del Colegio de origen que el abogado estaba efectivamente
incorporado al mismo como ejerciente y que no había sido sancionado o incapacitado
para el ejercicio en ningún Colegio de España. Para esto era precisa la previa diligencia
del Consejo General de la Abogacía Española de que el comunicante no estaba
sancionado o incapacitado para el ejercicio profesional en ningún Colegio de España.
Como acabamos de señalar, la comunicación no es exigible desde 2009, (artículo 5 de
la ley 25/2009), pese a que no se ha modificado la literalidad de los mandatos
deontológicos al respecto.

Este artículo establece que: «Cuando una profesión se organice por colegios
territoriales, bastará la incorporación a uno solo de ellos, que será el del domicilio
profesional único o principal, para ejercer en todo el territorio español». Añadiendo
que: «Los Colegios no podrán exigir a los profesionales que ejerzan en un territorio
diferente al de colegiación comunicación ni habilitación alguna ni el pago de
contraprestaciones económicas distintas de aquellas que exijan habitualmente a sus
colegiados por la prestación de los servicios de los que sean beneficiarios y que no se
encuentren cubiertos por la cuota colegial».

Por último, el artículo 17 del Estatuto dispone que el abogado deberá atenerse siempre
a las normas de actuación, deontología y régimen disciplinario del Colegio
en el que actúa. De la misma manera, será el Colegio de destino el competente
para la defensa de la libertad e independencia del abogado, como también
para la tramitación y resolución de los expedientes disciplinarios a los que su
actuación pudiera eventualmente dar lugar (sin perjuicio de que la eventual sanción
surta efectos en todos los Colegios de España conforme al artículo 89.2 del Estatuto).

TEMA 6 – Material básico 8


El artículo 5 de la ley 25/2009 regula esta cuestión en la misma línea, al
determinar que:

En los supuestos de ejercicio profesional en territorio distinto al de


colegiación, a los efectos de ejercer las competencias de ordenación y potestad
disciplinaria que corresponden al colegio del territorio en el que se ejerza la
actividad profesional, en beneficio de los consumidores y usuarios, los colegios
deberán utilizar los oportunos mecanismos de comunicación y los sistemas de
cooperación administrativa entre autoridades competentes previstos en la Ley
17/2009, de 23 de noviembre, sobre el libre acceso a las actividades de
servicios y su ejercicio. Las sanciones impuestas, en su caso, por el colegio del
territorio en el que se ejerza la actividad profesional surtirán efectos en todo el
territorio español.

6.4. Obligaciones y derechos de los colegiados

Por lo que respecta a las obligaciones y a los derechos de los colegiados, estudiamos a
continuación la regulación contenida tanto en el Estatuto General de la Abogacía
(artículos 31-35) como en el Código Deontológico (artículo 10). Los principales
deberes del colegiado son:

El cumplimiento de las normas que le son aplicables, así: el Estatuto


General de la Abogacía, los Estatutos de los Consejos Autonómicos y los de los
colegios en los que ejerza la profesión, así como la demás normativa de la abogacía y
los acuerdos y decisiones de los Órganos de Gobierno en el ámbito correspondiente.
El respeto a los Órganos de Gobierno y a los miembros que los
componen, debiendo atender con la máxima diligencia las comunicaciones y
citaciones emanadas de tales órganos o de sus miembros, en el ejercicio de sus
funciones.
La contribución al mantenimiento de las cargas colegiales y demás
imputaciones económicas del colegio en la forma y tiempo que se hayan
establecido.
La denuncia del intrusismo o del ejercicio ilegal de la profesión.
La denuncia de los agravios de que el abogado o sus compañeros hubieran sido
objeto en el ejercicio de la profesión.
La comunicación de cualquier circunstancia personal que afecte al ejercicio
profesional (cambios de domicilio, ausencias, enfermedades o invalidez por periodos
superiores a un mes).

TEMA 6 – Material básico 9


El mantener despacho profesional abierto, propio, ajeno o de empresa, en el
territorio del Colegio en cuyo ámbito estéincorporado y ejerza habitualmente su
profesión.

La redacción anterior del Código Deontológico de la Abogacía se refería a un deber de


colaboración, en virtud del cual el abogado debía prestar a la Junta de Gobierno de su
Colegio la colaboración que le fuera requerida. Coincidimos con Javier de la Torre
cuando señala que la naturaleza excesivamente negativa del código en la regulación de
las relaciones entre los abogados y su colegio debería ser corregida en el futuro.

En su opinión: «Una reducción de tal normativa a cumplir normas, respetar órganos,


pagar cuotas y denunciar agravios e intrusismo parece demasiado estrecha»3.
Efectivamente, quizá sería adecuado que el Código también insistiera en la
vinculación del abogado con su colegio en positivo, acentuando sus deberes de
participación, de colaboración, de reflexión conjunta, etc., lo que sin duda potenciaría
el sentimiento de «pertenencia» del abogado a su Colegio. Los derechos de los
colegiados respecto a su colegio se regulan en el artículo 35 del Estatuto General de la
Abogacía, siendo los siguientes:

La participación en la gestión corporativa y, por tanto, el ejercicio de los


derechos de petición, de voto y de acceso a los cargos directivos, en la forma que
establezcan las normas legales o estatutarias.
La protección de su independencia y lícita libertad de actuación profesional en
defensa de los intereses y derechos de los justiciables, por parte de los órganos
corporativos.
Los que les confieran los Estatutos de cada Colegio.

6.5. Obligaciones y derechos de los abogados en los procedimientos


judiciales

En el procedimiento judicial coinciden como actores diversas profesiones jurídicas.


Abogados, procuradores, jueces y fiscales trabajan en común para cumplir la finalidad
superior de lograr una correcta administración de justicia. Por esta razón, es muy

3 De la Torre Díez, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales (p. 181). Comillas: Madrid.

TEMA 6 – Material básico 10


importante que cada cuerpo sepa respetar los derechos de los demás sin renunciar a los
propios, y siendo en todo momento consciente de sus obligaciones en el procedimiento.

Las obligaciones y derechos de los abogados en los procedimientos judiciales no se


encuentran, lamentablemente, sistematizados de forma correcta en ninguno de los
textos deontológicos y legales que venimos manejando. Por el contrario, se hallan
dispersos entre el Código Deontológico, el Estatuto General de la Abogacía, el Código
Penal y la Ley Orgánica del Poder Judicial. A continuación trataremos de presentarlos
de la forma más sistemática posible, dejando lo que pueden considerarse obligaciones
de cortesía y respeto para el siguiente epígrafe.

Las obligaciones de los abogados para con los órganos jurisdiccionales son
las siguientes:

Colaborar en el cumplimiento de los fines de la Administración de Justicia (art. 11.b.


CD).
Actuar ante ellos con buena fe, lealtad y respeto (art. 11.a CD). El deber de veracidad
se recoge en el artículo 4.4. del Código de Deontología de la CCBE: «El abogado no
podrá en ningún momento facilitar conscientemente al juez una información falsa o
que pudiera inducirle a error».
Mantener su libertad e independencia en el ejercicio del derecho de defensa (artículo
11. c CD).
No entregar pruebas, notas u otros documentos al juez en forma diferente a lo
establecido en las normas procesales aplicables. Tampoco divulgar o someter a los
tribunales una propuesta de arreglo amistoso hecha por la parte contraria o su
Abogado, sin autorización expresa de aquella (artículo 11. g CD).
No deducir acción de calumnia o injuria vertida en juicio sin licencia del juez
(artículo 215.2 del Código Penal).
No incurrir en ninguno de los delitos contra la administración de justicia previstos
en el título XX del Código Penal, con especial referencia a falso testimonio, la
obstrucción a la justicia y la deslealtad profesional.
Someterse a la corrección por parte de los miembros del Tribunal, según establecen
los artículos 552- 554 de la LOPJ.
Contribuir a la diligente tramitación de los asuntos que se le encomienden y de los
procedimientos en los que intervenga (artículo 11. e Código Deontológico).

TEMA 6 – Material básico 11


Cumplir los horarios en las actuaciones judiciales y poner en conocimiento del
Colegio cualquier retraso injustificado de los Juzgados y Tribunales superior a media
hora (art. 11. h Código deontológico).
Comunicar con la debida antelación al Juzgado o Tribunal y a los compañeros que
intervengan, cualquier circunstancia que le impida a élo a su cliente acudir
puntualmente a una diligencia (artículo 11. i. del código deontológico).

TEMA 6 – Material básico 12


Comparecer ante los tribunales vistiendo toga y, potestativamente, birrete, sin
distintivo de ninguna clase, salvo el colegial, y adecuar su indumentaria a la
dignidad y prestigio de la toga que visten y al respeto a la Justicia (artículo 37.1 del
Estatuto General de la Abogacía).
Los abogados no estarán obligados a descubrirse más que a la entrada y salida de las
salas a que concurran para las vistas y en el momento de solicitar la venia para
informar (artículo 37.2 del Estatuto General de la Abogacía).

Junto a estos deberes legalmente tipificados, todo abogado debe tener, en su actuación
ante los tribunales, lo siguiente4:

Evitar cualquier familiaridad o amistad con el magistrado a fin de obtener de este


favores.
Usar con moderación las recusaciones a los magistrados, pues el abuso de este
medio compromete la dignidad de la profesión.
Advertir con discreción al magistrado o juez los errores detectados en su trabajo, si
estos fueran de bulto.
Utilizar con prudencia las críticas a las decisiones tomadas con anterioridad por el
juez de la causa, constatando en todo caso su conveniencia al caso concreto.
No pedir al magistrado opinión anticipada o explicación acerca de sus resoluciones.

Entre los derechos de los abogados ante los órganos jurisdiccionales cabe
destacar los que recoge el Estatuto General de la Abogacía en sus artículos 38-40.

Derecho a intervenir ante los Tribunales sentados en el estrado, al mismo


nivel en que se halle instalado el Tribunal ante quien actúen, teniendo delante de sí
una mesa y situándose a los lados del Tribunal de modo que no den la espalda al
público, siempre con igualdad de trato que el Ministerio Fiscal o la Abogacía del
Estado (artículo 38.1).

Derecho a ser auxiliado o sustituido en el acto de la vista o juicio o en


cualquier otra diligencia judicial por un compañero en ejercicio,
incorporado o cuya actuación haya sido debidamente comunicada al Colegio. Para la
sustitución bastará la declaración del abogado sustituto, bajo su propia
responsabilidad (artículo 38.2).

4 Basado en: De la Torre Díez, J. (2008). Deontología de Abogados, Jueces y Fiscales (p. 181). Comillas: Madrid.

TEMA 6 – Material básico 13


Los abogados que se hallen procesados o encartados y se defiendan a sí mismos o
colaboren con su defensor usarán toga y ocuparán el sitio establecido para
los letrados (artículo 38.3).

Derecho de asistencia a juicios y vista pública de los abogados no


actuantes, que podrán asistir vistiendo toga, para lo que se les desganará un sitio
separado del público (artículo 39.1).

Derecho a disfrutar de unas dependencias dignas en las sedes de los juzgados y


tribunales (artículo 39.2).

Derecho de queja ante los órganos judiciales por el retraso en las actuaciones en las
que vayan a intervenir los letrados, informando a la Junta de Gobierno del Colegio
para que tome las medidas oportunas (artículo 40).

Junto a estos derechos no podemos olvidar que la misma libertad de defensa, que
hemos visto configurada como un deber del letrado, es también un derecho que debe
serle garantizado. Para desarrollar adecuadamente su libertad de defensa, asiste al
abogado el derecho a la libertad de expresión.

Cuando analizamos las relaciones entre abogados en el tema anterior, veíamos, por
ejemplo, que el abogado no debe mencionar directamente al abogado de la parte
contraria en el curso de sus actuaciones procesales. Enseguida veremos cómo el
abogado ha de guardar un exquisito respeto por el tribunal y por los restantes
miembros de los órganos jurisdiccionales. Esto nos podría llevar a pensar que la
libertad de expresión del abogado ha de estar por fuerza constreñida, siendo sus límites
más estrechos que los de la libertad de expresión del ciudadano de a pie. Nada más
lejos de la realidad.

Es cierto que el abogado debe cumplir algunas prescripciones a las que le obligan la
cortesía y el respeto debido al resto de juristas con los que comparte la misión de hacer
realidad una recta administración de justicia. Pero, como ha señalado el Tribunal
Constitucional, libertad de expresión del abogado en el ejercicio de la actividad de
defensa es una manifestación cualificada del art. 20.1 a) CE, vinculada a derechos de
defensa de la parte (art. 24 CE) y al adecuado funcionamiento de los órganos
jurisdiccionales (art. 117 CE).

TEMA 6 – Material básico 14


De hecho, se configura como una manifestación de la libertad de expresión
«especialmente resistente, inmune a restricciones que es claro que en otro contexto
debería operar»5.

6.6. Normas de protocolo y cortesía

Además de todas las obligaciones que acaban de mencionarse, el


abogado tiene respecto de los órganos jurisdiccionales y de las
personas que los integran un deber de respeto, que podemos
encontrar recogido en el artículo 11.c del Código Deontológico,
que obliga al abogado a «Guardar respeto a todos cuantos
intervienen en la administración de Justicia exigiendo a la vez el
mismo y reciproco comportamiento de estos respecto de los
Abogados».

De hecho, el Estatuto General de la Abogacía, en su artículo 35.4 establece la obligación


de hacer presente al Juez o Tribunal el hecho de que no se le guarda el respeto debido a
su a su misión, libertad e independencia. También insiste, en el artículo 41, en la
defensa de la consideración debida por parte de las autoridades, tribunales o juzgados,
en este caso, el abogado lo podrá hacer constar ante el propio tribunal bajo la fe del
Secretario y dar cuenta del hecho a la Junta de Gobierno de su Colegio.

En segundo lugar, el código establece la obligación de evitar toda alusión, no solo al


letrado de la parte contraria, sino también al tribunal y a cualquier persona relacionada
con el mismo o que ante él intervenga. Por último, es deber del abogado exhortar a
sus patrocinados o clientes a la observancia de conducta respetuosa respecto de las
personas que actúan en los Órganos Jurisdiccionales (artículo 11. d. del Código
Deontológico).

6.7. La responsabilidad de los abogados

Como señala el artículo 546.2 de la LOPJ, los abogados y procuradores están sujetos en
el ejercicio de su profesión a responsabilidad civil, penal y disciplinaria, según proceda.

5 Vid. STC 184/2001 de 17 septiembre.

TEMA 6 – Material básico 15


El artículo continua disponiendo que las correcciones disciplinarias por su actuación
ante los tribunales se regirán por la propia LOPJ, y que la responsabilidad disciplinaria
por su conducta profesional compete declararla a los correspondientes Colegios y
Consejos conforme a sus estatutos, que deberán respetar en todo caso las garantías de
la defensa de todo el procedimiento sancionador. Para examinar la responsabilidad del
abogado deberemos estar a lo establecido en el Título VIII del Estatuto General de la
Abogacía Española.

En virtud del artículo 78.1 de este texto, los abogados están sujetos a responsabilidad
penal por los delitos y faltas que comentan en el ejercicio de su profesión.
El artículo 463 del Código Penal prevé pena de inhabilitación de la abogacía de dos a
cuatro años (además de la pena correspondiente) para el abogado que deje de
comparecer voluntariamente sin justa causa tras ser citado en forma legal. El artículo
464 del mismo texto dispone que el intento de influir directa o indirectamente en quien
sea denunciante, parte, imputado, abogado, procurador, perito, intérprete, testigo en
un procedimiento para que modifique su actuación procesal, será castigado con la pena
de prisión de uno a cuatro años. La misma pena se impondrá a los actos atentatorios
contra la vida, integridad, libertad, libertad sexual o bienes como represalia contra las
personas citadas en el apartado anterior, por su actuación en procedimiento judicial.
Por otra parte, el abogado o procurador que, abusando de su función, destruyere,
inutilizare u ocultare documentos o actuaciones de los que ya ha recibido traslado en
aquella ciudad, será castigado con prisión de seis meses a dos años, multa de siete a
doce meses e inhabilitación especial para su profesión de tres a seis años, en virtud del
artículo 465.

El artículo 466 dispone que el abogado que revele actuaciones declaradas secretas
por la autoridad judicial será castigado con inhabilitación de uno a cuatro
años. Por último, la dualidad de causa contradictoria es castigada con inhabilitación de
dos a cuatro años. Para el abogado que perjudique de forma manifiesta los intereses
que le fueren encomendados, el código dispone una pena de inhabilitación de uno a
cuatro años (artículo 467 del Código Penal).

En cuanto a la responsabilidad civil del abogado, el artículo 78.2 del Estatuto


afirma que: «Los abogados en su ejercicio profesional, están sometidos a la
responsabilidad civil cuando por dolo o negligencia dañen los intereses cuya defensa
les hubiere sido confiada, responsabilidad que será exigible conforme a la legislación

TEMA 6 – Material básico 16


ordinaria ante los Tribunales de Justicia, pudiendo establecerse legalmente su
aseguramiento obligatorio».

Por su parte, el artículo 103 dispone que si la responsabilidad civil no fuera unida a la
criminal, solo podrá ser reclamada por el interesado o por quienes le sucedan o
sustituyan, ateniéndose a las normas de enjuiciamiento civil. La responsabilidad civil
del abogado consiste en la indemnización de los daños causados (artículo 105).

A este respecto, el código deontológico establece, en su artículo 21, la necesidad de que


el abogado tenga cubierta su responsabilidad penal, ya sea con medios propios o
mediante el «recomendable» aseguramiento. Se añade, además, en el segundo párrafo
de este mismo artículo que: «El abogado que preste servicios profesionales en otro
Estado Miembro de UE de acogida diferente de aquel donde este incorporado, deberá
cumplir las disposiciones relativas a la obligación de tener un seguro de
responsabilidad civil profesional conforme a las exigencias del Estado Miembro de
origen y del Colegio de acogida».

Ejemplos de supuestos considerados por la jurisprudencia como causantes de


responsabilidad civil en el abogado son, entre otros, la incomparecencia a una vista, el
no informar de que determinada acción estaba prescrita, la presentación de demandas
o escritos fuera de plazo, no cumplir los encargos profesionales, etc.6

La responsabilidad disciplinaria del abogado se encuentra regulada en el


Estatuto de la Abogacía. ¿Cuándo se contrae este tipo de responsabilidad?
según el artículo 80, en el caso de infracción de deberes profesionales o deontológicos.
¿Quién puede imponer la responsabilidad disciplinaria? Caben dos
posibilidades. En primer lugar, que sea impuesta judicialmente, mediante sentencia
que lleve aparejada sanción disciplinaria. Las sanciones impuestas por los tribunales se
harán constar en el expediente personal del abogado el caso de que se refieran
directamente a normas deontológicas o de conducta que deban observar en su
actuación ante la administración de justicia.

En segundo lugar, las sanciones pueden ser impuestas corporativamente, como


resultado de un procedimiento habido ante las autoridades competentes del Colegio

6 A este respecto puede examinarse la jurisprudencia citada en el material complementario.

TEMA 6 – Material básico 17


Profesional. Las sanciones corporativas se harán constar siempre en el expediente
personal del abogado.

¿Cuáles son los órganos competentes para el ejercicio de la potestad disciplinaria?


Según el artículo 81, estos órganos son el Decano y la Junta de Gobierno. ¿Cómo se
establece corporativamente la responsabilidad disciplinaria? El artículo
mismo 81 dispone que:

Se extenderá a la sanción de infracción de deberes profesionales o normas éticas de


conducta en cuanto afecten a la profesión.
Se podrán aplicar las siguientes correcciones:
o Amonestación privada.
o Apercibimiento por escrito.
o Suspensión del ejercicio de la abogacía por un plazo no superior a dos años.
o Expulsión del Colegio.

El artículo 83 establece que las infracciones que pueden llevar aparejada la sanción
disciplinaria se dividen en muy graves, graves y leves7. Las infracciones muy graves
se tipifican en el artículo 84:

La infracción de las prohibiciones establecidas en el artículo 21 o de las


incompatibilidades contenidas en los artículos 22 y 24 del presente Estatuto
General.
La publicidad de servicios profesionales con incumplimiento de los
requisitos especificados en el artículo 25, y cualquier otra infracción que en
este Estatuto General tuviere la calificación de infracción muy grave.
La comisión de delitos dolosos, en cualquier grado de participación, como
consecuencia del ejercicio de la profesión, así como los actos y omisiones que
constituyan ofensa grave a la dignidad de la profesión, a las reglas éticas que la
gobiernan a los deberes establecidos en el presente Estatuto General.

7 Respecto a las sanciones disciplinarias impuestas corporativamente, es preciso tener en cuenta que están sujetas a
la revisión por parte del juez. Como hemos podido aprender a lo largo del curso, la validez de algunas de ellas ha sido
anulada por los tribunales (por ejemplo, el caso de la reclamación de minutas) o interpretadas en forma generalmente
tendente a la liberalización de las conductas de los abogados respecto a las normas deontológicas (así, por ejemplo, en el
caso de la publicidad o la competencia desleal). Para todo esto, se recomienda, Pardo Gato, J.R. (2007). Las sanciones
disciplinarias impuestas por los colegios de abogados: su revisión judicial. AFDUDC, 11, 641-679. Recuperado el 13 de
enero de 2014 de: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2514554

TEMA 6 – Material básico 18


El atentado contra la dignidad u honor de las personas que constituyen la
Junta de Gobierno cuando actúen en el ejercicio de sus funciones, y contra los
compañeros con ocasiona del ejercicio profesional.
La embriaguez o consumo de drogas cuando afecten gravemente al ejercicio de
la profesión.
La realización de actividades, constitución de asociaciones o pertenencia a
estas, cuando tengan como fines o realicen funciones que sean propias y exclusivas
de los Colegios.
La comisión de una infracción grave, habiendo sido sancionado por la
comisión de otras dos del mismo carácter y cuya responsabilidad no se haya
extinguido conforme al artículo 90.
El intrusismo profesional y su encubrimiento.
La cooperación necesaria del abogado con la empresa o persona a la que
preste sus servicios para que se apropien de honorarios profesionales abonados por
terceros y que no le hubieren sido previamente satisfechos, cuando conforme a lo
dispuesto en el artículo 44.2 tales honorarios correspondan al abogado.
La condena de un colegiado en sentencia firme a penas graves conforme al
artículo 33.2 del Código Penal.
El deliberado y persistente incumplimiento de las normas deontológicas
esenciales en el ejercicio de la abogacía.

Como infracciones graves se tipifican en el artículo 85 las siguientes:

El incumplimiento grave de las normas estatutarias o de los acuerdos


adoptados por los órganos colegiales en el ámbito de su competencia, así como por
el reiterado incumplimiento de la obligación de atender a las cargas colegiales
previstas en el artículo 34, párrafo a) , salvo que constituya infracción de mayor
gravedad.
El ejercicio profesional en el ámbito de otro colegio sin la oportuna
comunicación de la actuación profesional, lo que habrá de sancionar el Colegio en
cuyo ámbito territorial actúe.
La falta de respeto, por acción u omisión, a los componentes de la Junta de
Gobierno cuando actúen en el ejercicio de sus funciones.
Los actos de desconsideración manifiesta hacia los compañeros en el
ejercicio de la actividad profesional y la infracción de lo dispuesto en el artículo 26
sobre venia.

TEMA 6 – Material básico 19


La competencia desleal, cuando así haya sido declarada por el órgano
competente, y la infracción de lo dispuesto en el artículo 25 sobre publicidad,
cuando no constituya infracción muy grave.
La habitual y temeraria impugnación de las minutas de los compañeros,
así como la reiterada formulación de minutas de honorarios que sean declarados
excesivos o indebidos.
Los actos y omisiones descritos en los párrafos a), b), c) y d) del artículo
anterior, cuando no tuvieren entidad suficiente para ser considerados como muy
graves.
El ejercicio profesional en situación de embriaguez, o bajo el influjo de
drogas tóxicas.

El artículo 86 nos indica cuáles son las infracciones leves:

La falta de respeto a los miembros de la Junta de Gobierno en el ejercicio de sus


funciones, cuando no constituya infracción muy grave o grave.
La negligencia en el cumplimiento de las normas estatutarias.
El incumplimiento leve de los deberes que la profesión impone.
Los actos enumerados en el artículo anterior cuando no tuviesen entidad suficiente
para ser considerados como graves.

Por último, el artículo 87 señala las sanciones correspondientes:

Por infracciones muy graves:


o Suspensión del ejercicio de la abogacía entre tres meses y dos años:
 Para las faltas tipificadas en el art. 84 apartados b-i.
 Expulsión del colegio.
 Para las faltas tipificadas en el art. 84 apartados a y j-k.

Por infracciones graves:


o Suspensión del ejercicio de la abogacía por plazo inferior a tres meses.

Por infracciones leves:


o Amonestación privada.
o Apercibimiento por escrito.

TEMA 6 – Material básico 20


Legislación

Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal

Algunas de las conductas ilícitas que pueden cometerse por los abogados en el
desarrollo de su actividad profesional son sancionables penalmente (bien en su relación
con los órganos jurisdiccionales, bien en su relación con el cliente).

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Penal/lo10-1995.l3t5.html#balloon18

Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial

La Ley Orgánica del Poder Judicial regula algunos aspectos de la actuación de los
abogados ante los órganos jurisdiccionales y de su responsabilidad legal.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo6-1985.html

Jurisprudencia

Tribunal Constitucional (Sala Segunda), sentencia núm. 184/2001 de 17


septiembre (RTC 2001\184)

Libertad de expresión y derecho de defensa del abogado.

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil) sentencia núm. 33/1999 de 26 enero


(RJ 1999\323)

Responsabilidad civil del abogado: incumplimiento de encargo profesional.

TEMA 6 – Material básico 21


Tribunal Supremo (Sala de lo Civil) núm. 1066/1996 de 16 diciembre (RJ
1996\8971)

Responsabilidad civil del abogado: mala praxis profesional por no informar que la
acción estaba prescrita.

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil) sentencia núm. 984/1995 de 17


noviembre (RJ 1995\8735)

Responsabilidad civil del abogado: presentación de demanda fuera de plazo.

Tribunal Supremo (Sala de lo Civil) sentencia de 4 febrero 1992 (RJ


1992\819)

Responsabilidad civil del abogado: incomparecencia en vista.

Accede a las sentencias a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://aranzadi.aranzadidigital.es

Formularios

Formulario de atención al ciudadano

Formulario en el que los ciudadanos pueden expresar sus quejas y los actos que
pudieran dar lugar a responsabilidad legal por parte del abogado (en este caso, del
Colegio de Abogados de Málaga).

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.icamalaga.es/portalMalaga/archivos/ficheros/1243512020933.pdf

TEMA 6 – Material básico 22


Formulario de queja ante la comisión deontológica

Formulario para denunciar al abogado ante el colegio por incumplimiento de deberes


deontológicos (Colegio de Abogados de Madrid).

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.icam.es/web3/cache/VU_CI_cfa_cliente.html

Formulario de declaración de siniestro

Formulario para exigir responsabilidad civil al abogado en caso de que el cliente


considere que se le ha infringido un daño patrimonial (Colegio de Abogados de
Madrid).

Accede al formulario a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.icam.es/web3/cache/VU_CI_cfa_cliente.html

TEMA 6 – Material básico 23


Material complementario

Lecturas

La inminente entrada en vigor de la ley 34/2006, de 30 de octubre: un


cambio histórico en el acceso a las profesiones de abogado y procurador de
los tribunales

Ponce Solé, J. (2011). La inminente entrada en vigor de la ley 34/2006, de 30 de


octubre: un cambio histórico en el acceso a la profesión de abogado y procurador de los
Tribunales. Revista Aranzadi Doctrinal, 6.

El artículo analiza la modificación en la legislación española sobre las condiciones


necesarias para la colegiación.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

El nuevo acceso a la abogacía: por fin una realidad

Martínez Martínez, J. R. (2011). El nuevo acceso a la abogacía: por fin una realidad.
Actualidad Jurídica Aranzadi, 824.

El artículo analiza la modificación en la legislación española sobre las condiciones


necesarias para la colegiación. Destaca la importancia de la Deontología en la
formación del futuro abogado.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

TEMA 6 – Material complementario 24


Las sanciones disciplinarias impuestas por los colegios de abogados: su
revisión judicial

Pardo Gato, J. R. (2007). Las sanciones disciplinarias impuestas por los colegios de
abogados: su revisión judicial. Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da
Coruña, 11, 641-679.

El artículo analiza la interesante cuestión de la revisión judicial de las sanciones


corporativas disciplinarias (del que nos hemos ocupado en algunos de los casos
magistrales).

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/2183/2531/1/AD-11-38.pdf

La libertad de expresión del abogado en defensa de su cliente

Beltrán de Felipe, M. (2003). La libertad de expresión del abogado en la defensa de su


cliente. Revista General de Derecho Administrativo, 2.

El artículo analiza la libertad de expresión del abogado, sus límites y su contenido, en el


caso de ejercicio de la profesión.

Jurisprudencia relativa a la responsabilidad civil de los Abogados (1996-


1998)

Casado Díaz, S. Jurisprudencia relativa a la responsabilidad civil de los Abogados


(1996-1998). Revista Doctrinal Aranzadi Civil-Mercantil, II.

Revisión de la jurisprudencia sobre responsabilidad civil entre 1996-98.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

TEMA 6 – Material complementario 25


La pérdida de oportunidad como criterio para determinar la
indemnización derivada de responsabilidad civil profesional

Salas Carceller, A. (2010). La pérdida de oportunidad como criterio para determinar la


indemnización derivada de responsabilidad civil profesional. Revista Aranzadi
Doctrinal, 8.

El artículo analiza la forma de determinar la cuantía de la responsabilidad civil del


abogado en casos de «pérdida de la oportunidad».

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

Responsabilidad Civil de Abogados

Cervera Martínez, M. (2006). Responsabilidad Civil de Abogados. Jurisprudencia de


TSJ y AP y otros Tribunales, 14.

El artículo revisa la responsabilidad civil del abogado prestando especial atención a sus
aspectos generales, los supuestos de responsabilidad y los requisitos de la acción.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.aranzadidigital.es

TEMA 6 – Material complementario 26


La responsabilidad civil de los abogados en la jurisprudencia del Tribunal
Supremo

Reglero Campos, L. F. (2007). La responsabilidad civil de los abogados en la


jurisprudencia del Tribunal Supremo. Anuario da Facultade de Dereito da
Universidade da Coruña, 11, 785-814.

Revisión de las sentencias del Tribunal Supremo sobre la responsabilidad civil del
abogado.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2514572

Vídeos

Justicia para todos

Título original: And Justice for all.


Director: Norman Jewison.
Año: 1979.
Duración: 117 min.
Intérpretes: Al Pacino, Jack Warden, John Forsythe, Lee
Strasberg, Christine Lahti, Craig T. Nelson, Jeffrey
Tambor, Thomas G. Waites.

Sinopsis: Un abogado debe defender a un juez corrupto, con el que tuvo problemas en
el pasado, y que ahora es acusado de violación. La película contiene una dura crítica al
sistema judicial americano, y refleja las dificultades en las relaciones entre jueces y
abogados.

TEMA 6 – Material complementario 27


Mi primo Vinny

Título original: My cousin Vinny.


Director: Jonathan Lynn.
Año: 1992.
Duración: 116 min.
Intérpretes: Joe Pesci, Marisa Tomei, Ralph Macchio, Mitchell
Whitfield, Fred Gwynne, Lane Smith, Austin Pendleton, Maury
Chaykin, Bruce McGill.

Sinopsis: Dos jóvenes de Nueva York se ven envueltos en una acusación de asesinato
mientras viajan por el sur de Estados Unidos. Como no pueden costearse un buen
abogado, deciden llamar al primo de uno de ellos, que es un abogado sin experiencia.
Nos interesará especialmente la relación de Vinny con el juez, desde el principio
preocupado por la actuación de este abogado «peculiar», que para empezar incumple
las más mínimas normas del decoro en la actuación ante los órganos jurisdiccionales.
También se trasluce en la película la importancia de los Colegios Profesionales.

Webgrafía

Consejo General del Poder Judicial

Página web del Consejo general del Poder Judicial. En


«Servicios para el profesional»: jurisprudencia y acceso
al fondo documental del CENDOJ.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder_Judicial

TEMA 6 – Material complementario 28


Asociación española de abogados especializados en responsabilidad civil y
seguro

En la página puede encontrarse bibliografía y jurisprudencia relativa a la


responsabilidad civil de los abogados.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.asociacionabogadosrcs.org/

TEMA 6 – Material complementario 29


Casos prácticos

Casos prácticos resueltos

Relaciones con los tribunales: planteamiento

La profesora Albert nos relata el siguiente caso práctico: Fernando, abogado, espera la
sentencia de un caso importante. El abogado de la parte contraria le comunica
telefónicamente que ha perdido el caso. Fernando acude a la Secretaría de la Sala, pero
le reiteran que la sentencia no ha salido y que la sala no se ha reunido. Al día siguiente
se hace pública la sentencia (desfavorable a los clientes de Fernando) y se incoa contra
Fernando expediente disciplinario por una falta de respeto a la Secretaria de la Sala, a
resultas del cual es sancionado. Debe examinarse si Fernando se extralimitó en sus
manifestaciones ante la Secretaria de la Sala y si esta conducta fue realmente acreedora
de sanción jurídica.

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 6 – Casos prácticos 30


Relaciones con los tribunales: solución

El profesor Albert nos muestra la solución del caso práctico en el siguiente vídeo.

La solución del caso está disponible en el aula virtual

TEMA 6 – Casos prácticos 31


Test

1. Carlos, abogado, está pasando por una mala racha profesional y deja de pagar las
cuotas del Colegio:
A. Es expulsado del mismo.
B. Pierde la condición de colegiado.
C. El Colegio se reserva la posibilidad de sancionarle disciplinariamente.
D. Pierde la condición de colegiado pero puede recuperarla pagando las
cantidades adeudadas, sus intereses y la cuota de incorporación.

2. Las sanciones disciplinarias:


A. Solo pueden ser impuestas por el Decano.
B. Pueden ser impuestas bien judicialmente, bien corporativamente, en este caso,
por la Junta de Gobierno o el Decano.
C. Siempre constan en el expediente personal del abogado.
D. No constan en el expediente personal del abogado.

3. Miguel es abogado ejerciente colegiado en Almería. El asunto de un cliente le lleva a


ejercer en los tribunales de Lérida:
A. El Colegio de Lérida le cobrará una cuota por sus servicios y podrá actuar en su
territorio tras el pago de la misma.
B. El Colegio de Almería le dará de baja como ejerciente y se producirá el alta en
el Colegio de Lérida.
C. Puede ejercer en Lérida inmediatamente, no tiene obligación de comunicarlo
al Colegio de Lérida.
D. Debe comunicarlo al Colegio de Lérida, si bien esta comunicación surtirá
efectos inmediatamente tras ser solicitada.

TEMA 6 – Test 32
4. Alberto, abogado, no pudo articular palabra ante el Tribunal durante la vista oral por
estar completamente borracho, el día siguiente a su despedida de soltero. Podrá ser
sancionado:
A. Al margen de la responsabilidad en sede civil o penal que le correspondiera,
disciplinariamente puede ser castigado con pena de suspensión del ejercicio
profesional entre tres meses y dos años, por una infracción muy grave.
B. Podrá ser expulsado del Colegio de Abogados.
C. Podrá ser apercibido duramente por su Decano.
D. Quedará inhabilitado para el ejercicio de la profesión.

5. Antonio, abogado colegiado en Lucena, ejerce en territorio del Colegio de Málaga. Se


le abre expediente disciplinario por hechos cometidos en el ejercicio de su profesión
ante los tribunales malagueños:
A. En el Colegio de Lucena, pues es el Colegio en el que está inscrito.
B. En el Colegio de Málaga, aunque no le haya comunicado su ejercicio.
C. En el Colegio de Málaga, pues los expedientes disciplinarios que se abran a
Antonio son competencia del Colegio donde se ejerza.
D. En el Colegio de Córdoba, pues es conveniente que examine la causa un
Colegio neutral.

6. Alfredo presiona a un testigo de la parte contraria para que la declaración de este


beneficie a su cliente. El testigo le denuncia y los hechos pueden ser constitutivos de:
A. Grave infracción disciplinaria, con posible suspensión del ejercicio de la
abogacía.
B. Infracción penal, sancionada con pena de prisión de uno a cuatro años.
C. Alfredo obra en ejercicio de su libertad de defensa, buscando el mejor
beneficio para su cliente.
D. Las respuestas A y B son correctas.

TEMA 6 – Test 33
7. El cliente de Pedro considera que el fiscal que lleva el caso le tiene ojeriza. Pedro
debe:
A. Exhortar a su cliente para que guarde en todo momento el debido respeto al
fiscal del caso, al margen del ejercicio de las acciones de recusación que sean
posibles en el caso.
B. Exhortar a su cliente para que manifieste ante el juez esta circunstancia.
C. Exhortar a su cliente para que advierta al fiscal que no tolerará esa actitud en
lo sucesivo.
D. Apercibir al fiscal para que deponga su actitud.

8. El juicio en el que Andrés participa como abogado defensor estaba señalado para las
10.00 de la mañana. A las 10.30 el juez no ha aparecido y, por tanto, el juicio no ha
empezado. Andrés puede:
A. Presentar una queja formal ante la Junta de Gobierno de su Colegio.
B. Presentar una queja formal ante el Consejo General del Poder Judicial.
C. Presentar una queja formal ante el propio tribunal, informando a la Junta de
Gobierno de su Colegio para que tome las medidas oportunas.
D. Apercibir al juez por su retraso en cuanto le sea posible.

9. Pilar, abogada, defiende una causa que va a verse en una Sala de la que Gregorio, su
hermano, es el secretario judicial. Por este hecho, Pilar está incursa en causa de:
A. Incompatibilidad relativa.
B. Incompatibilidad absoluta.
C. Inhabilitación especial para ejercer la defensa ante ese Tribunal.
D. No está incursa en ninguna causa, ya que el artículo 24.1 del Código
deontológico, que regulaba este tipo de incompatibilidad, ha sido declarado nulo
por el Tribunal Supremo.

10. Carlota, abogada, desea que su compañero Álvaro le sustituya en la causa que
defiende. En este caso, Carlota tiene derecho a:
A. A que Álvaro le sustituya, para lo que se requiere únicamente la declaración
del abogado sustituto.
B. Solicitar al juez o tribunal que admita la sustitución.
C. Solicitar a su cliente que admita la sustitución.
D. No puede ser sustituida si su actuación procesal ya ha comenzado.

TEMA 6 – Test 34
Soluciones

Pregunta 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Respuesta D B C A C D A C D A

TEMA 6 – Test 35

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