PROGRAMA No.

0728

PROVERBIOS

Cap. 6:24 - 8:9

Amigo oyente, volvemos hoy en este estudio del Libro de Proverbios, al capítulo 6. Y
entraremos hoy en un área que ya hemos visto antes y continuará hasta el próximo
capítulo.

La advertencia que se presenta aquí para el joven es nuevamente en cuanto a la mujer

extraña, o sea, la prostituta. Aquella que probablemente, puede arruinar la vida de un
joven y mucho más que cualquier otra cosa. ¿Cuántos jóvenes en el día de hoy, han tenido
sus vidas arruinadas a causa de esto? ¿Cuántos matrimonios no han sido arruinados a
causa de esto también? Podemos ver este tema una y otra vez en las películas que se
muestran en nuestros cines. Siempre es un triángulo. Tenemos a un matrimonio y
siempre aparece una tercera persona, una mujer, un hombre que llega a romper ese
matrimonio. La “mujer extraña” o el “hombre extraño”, el hombre malo, como es
llamado aquí en Proverbios. Tenga cuidado de él, amigo oyente. Y vamos a comenzar
hoy leyendo aquí en el versículo 24, de este capítulo 6, donde dice:

24
Para que te guarden de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer extraña. (Pro. 6:24)

Notemos el lenguaje que se utiliza aquí. Prosigamos con el versículo 25:

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 25
No codicies su hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus ojos; (Pro. 6:25)

El pecado comienza en el corazón: porque del corazón mana la vida. No codicies su

hermosura en tu corazón.”
En cierta ocasión en un programa radial donde los oyentes podían llamar y hacer preguntas,
un joven hizo la siguiente pregunta: “El Señor Jesucristo dijo que si uno miraba a una mujer y la
codiciaba, ya había cometido adulterio con ella en su corazón” – y entonces él tenía esta
pregunta: “¿Eso quiere decir que si uno mira a una mujer que tiene una minifalda está
cometiendo ese pecado?” Esa era una pregunta difícil de contestar y el predicador dijo
entonces: “Jovencito, si usted no sabe lo que eso quiere decir, y no sabe si eso corresponde o no
a la joven que está usando aquella minifalda, entonces, no tiene por qué preocuparse acerca de
eso. Y lo mejor sería que se olvidara de ello”. Pero el pensamiento que el Señor Jesucristo da,
y todo el pensamiento aquí es que el pecado siempre comienza en el corazón humano. No
codicies su hermosura en tu corazón. Luego dice en el versículo 26:

26
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la preciosa alma del varón. (Pro. 6:26)

¿Cuántos hombres han sido arruinados de esa manera? ¿Cuántos se sorprenderían hoy si
supieran que hay muchas esposas que trabajan en oficinas, y también esposos que están siendo
chantajeados hoy? Por supuesto que uno no escucha hablar de esto mucho con mucha
frecuencia.

En muchos países es muy común el que el hombre tenga una esposa y familia en una ciudad
y que, por razones de trabajo, tenga que ir a otra parte del país y que en esa otra ciudad también
tenga otra esposa y otra familia. Tal vez usted conoce un caso particular. Pero, ¿cómo
comienza todo esto? Bueno, comienza como dice el Señor aquí. Él nos conoce, Él nos ha

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creado y sabe todo lo que hay en nosotros. Y dice en el versículo 25: “No codicies su
hermosura en tu corazón,” Allí, amigo oyente, allí es donde comienza todo. Luego hace
algunas preguntas muy pertinentes. Leamos el versículo 27:

27
¿Tomará el hombre fuego en su seno
Sin que sus vestidos ardan? (Pro. 6:27)

Y creemos que la respuesta es obvia. Ahora, el versículo 28, dice:

28
¿Andará el hombre sobre brasas
Sin que sus pies se quemen? (Pro. 6:28)

Tenemos unos cuántos fanáticos que hacen eso. Pero uno siempre se quema los pies cuando
camina sobre las brasas, de eso no hay duda. Ahora, en el versículo 29, dice:

29
Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;
No quedará impune ninguno que la tocare. (Pro. 6:29)

Es sorprendente encontrar esto en la Escritura, y es sorprendente que eso actúa en la vida

humana. Y aparentemente Dios ha pensado en cosas relacionadas a esto, y es que si un hombre
comete adulterio, él no es inocente. No importa lo que él diga. Y aquí se nos da una
ilustración en el versículo 30; dice:

30
No tienen en poco al ladrón si hurta
Para saciar su apetito cuando tiene hambre; (Pro. 6:30)

Si un hombre tiene hambre y roba, bueno, la gente simpatiza con él. En cierta ocasión un
hombre fue arrestado por robar y se descubrió que él tenía unos niños en su casa que estaban
padeciendo hambre. Ahora, ¿qué haría usted en un caso así? Pues bien, si fuera mi caso, y mis
hijos estuvieran padeciendo hambre yo saldría a buscar comida para ellos. Hablando

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honradamente tendría que encontrar algo para ellos y si no tengo dinero, pues, entonces tengo
que conseguir comida de la mejor manera que pueda. ¿Por qué? Bueno, leamos el versículo
30, otra vez, y leamos también el 31, de este capítulo 6, de Proverbios:

30
No tienen en poco al ladrón si hurta
Para saciar su apetito cuando tiene hambre;
31
Pero si es sorprendido, pagará siete veces;
Entregará todo el haber de su casa. (Pro. 6:30-31)

Uno puede empeñar la casa y conseguir el dinero de alguna forma. Luego continúa diciendo
el versículo 32:

32
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace. (Pro. 6:32)

En cierta ocasión un hombre entró a la habitación de otro, tomó un revolver y le dio muerte
al que estaba durmiendo en esa habitación. Luego se descubrió la historia. Y este hombre fue
perdonado. Eso fue porque su hogar había sido arruinado por este otro hombre. Eso es algo
que uno no perdona fácilmente. Ahora, el versículo 32 y el 33, dicen:

32
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace.
33
Heridas y vergüenza hallará,
Y su afrenta nunca será borrada. (Pro. 6:32-33)

Eso es algo que deja una cicatriz profunda en el alma durante toda la vida. Y él nunca podrá
superar una cosa como esa.

En nuestra labor, muchas veces uno se entera de cosas que ocurren en otros hogares. Por

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ejemplo, el de una esposa que descubrió que su marido había tenido una relación con otra mujer
y luego se había arrepentido de esto, y regresó a su propia esposa y le pidió que le perdonara.
Ella le perdonó, pero conociendo a ese hogar, podemos decir que no es un hogar muy feliz. Eso
no es lo que uno simplemente se sacude de encima y se acabó. Si usted hace eso, demuestra
falta de entendimiento. Usted arruinará su hogar, usted arruinará su propia vida. Eso es algo
que ha destruido millares de matrimonios. Ahora, en el versículo 35, de este capítulo 6, de
Proverbios, dice:

35
No aceptará ningún rescate,
Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones. (Pro. 6:35)
¿Por qué? Por lo que dice el versículo 34, leamos:

34
Porque los celos son el furor del hombre,
Y no perdonará en el día de la venganza. (Pro. 6:34)

Esto es en realidad algo tremendo. Ahora, el capítulo 7, continúa tratando de este mismo
tema. El pensamiento principal que encontramos aquí es el de tener cuidado de la mujer de
moral ligera. Y en los primeros 4 versículos leemos:

1
Hijo mío, guarda mis razones,
Y atesora contigo mis mandamientos.
2
Guarda mis mandamientos y vivirás,
Y mi ley como las niñas de tus ojos.
3
Lígalos a tus dedos;
Escríbelos en la tabla de tu corazón.
4
Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,
Y a la inteligencia llama parienta; (Pro. 7:1-4)

Permítanos presentarle aquí lo que creemos es una aplicación espiritual para los creyentes en

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el día de hoy. Creemos que esto tiene una interpretación literal, pero también la tiene en forma
espiritual. Habiendo dicho lo que dijo en esos primeros versículos, escuche lo que dicen los
versículos 5 al 14, ahora:

5
Para que te guarden de la mujer ajena,
Y de la extraña que ablanda sus palabras.
6
Porque mirando yo por la ventana de mi casa,
Por mi celosía,
7
Vi entre los simples,
Consideré entre los jóvenes,
A un joven falto de entendimiento,
8
El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,
E iba camino a la casa de ella,
9
A la tarde del día, cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y tinieblas de la noche.
10
Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,
Con atavío de ramera y astuta de corazón.
11
Alborotadora y rencillosa,
Sus pies no pueden estar en casa;
12
Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
Acechando por todas las esquinas.
13
Se asió de él, y le besó.
Con semblante descarado le dijo:
14
Sacrificios de paz había prometido,
Hoy he pagado mis votos; (Pro. 7:5-14)

Nos damos cuenta que es una mujer religiosa. No hay nada malo en eso. Esto es
fantástico. Escuche usted el versículo 15:

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 15
Por tanto, he salido a encontrarte,
Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. (Pro. 7:15)

Es decir, tú eres el único. Luego los versículos 16 al 27, nos continúan relatando esta
historia donde se nos dice:

16
He adornado mi cama con colchas
Recamadas con cordoncillo de Egipto;
17
He perfumado mi cámara
Con mirra, áloes y canela.
18
Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.
19
Porque el marido no está en casa;
Se ha ido a un largo viaje.
20
La bolsa de dinero llevó en su mano;
El día señalado volverá a su casa.
21
Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,
Le obligó con la zalamería de sus labios.
22
Al punto se marchó tras ella,
Como va el buey al degolladero,
Y como el necio a las prisiones para ser castigado;
23
Como el ave que se apresura a la red,
Y no sabe que es contra su vida,
Hasta que la saeta traspasa su corazón.
24
Ahora pues, hijos, oídme,
Y estad atentos a las razones de mi boca.
25
No se aparte tu corazón a sus caminos;
No yerres en sus veredas.
26
Porque a muchos ha hecho caer heridos,

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 Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
27
Camino al Seol es su casa,
Que conduce a las cámaras de la muerte. (Pro. 7:16-27)

El lenguaje aquí es muy figurativo. Y por cierto que es un lenguaje bastante fuerte. Y
hemos leído todo este capítulo con un propósito.

En las Escrituras hay algo que es conocido como “el adulterio espiritual”. Y esto es cuando
el pueblo de Dios “le ha dejado a Él y se ha ido detrás de los ídolos” – fueron atrapados por la
idolatría y luego fueron sujetos a la idolatría y se apartaron del Dios vivo y verdadero. Tendrían
que haber estado unidos a Él, pero ya no era así. Estaban actuando en realidad como una
ramera, ya que ellos eran infieles y falsos con Él. Lo que él está diciendo es esto, que hay
alrededor de nosotros en el día de hoy, cultos y sectas de todas clases y toda clase de religión
falsa. Uno puede observar esto a su alrededor fácilmente. Este grupo aquí dice: “Usted no
necesita seguir a Cristo en la forma en que lo está haciendo ahora. No es necesario confiar en Él
solamente como su salvador. Lo que usted necesita es hacer esto y aquello y no sé qué más; y lo
que usted necesita es unirse a nuestro grupo”.

Usted se sorprendería de ver la cantidad de cartas que nos llegan. Y hace algún tiempo
cuando estábamos enseñando el libro de Gálatas hicimos una declaración varias veces en la que
dijimos: “Fe + nada es = a salvación”. Que uno tiene que confiarse total, completamente en el
Señor Jesucristo. Él es su salvador. Él es su Señor. Él es su Maestro. Y sobre estas cosas
que mencionamos es que recibimos muchas cartas de muchas personas. Algunas nos decían
cosas bastante feas. Entre otras cosas decían: “Ustedes dijeron que tendríamos que deshacernos
de la ley”. Bueno, no dijimos nada por el estilo. Lo que dijimos fue que la ley no nos puede
salvar; y eso lo repetimos. La ley nunca fue dada para salvar. La ley es buena, pero hay algo
que anda mal con nosotros, y sólo Cristo nos puede salvar. Y cuando nosotros nos volvemos de
nuestros propios esfuerzos, de nuestras propias obras, de las cosas que hacemos hoy y nos
volvemos a Él, entonces podemos ser salvos.

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 Luego, había otros que escribían diciendo: “Ustedes están equivocados. Ustedes tendrían que
haber dicho que era necesario ser bautizado de cierta manera. Ustedes tendrían que haberle
dicho a la gente que es necesario unirse a cierto grupo y a cierto culto. Un hombre hasta
escribió diciendo: “Tiene que decirle a la gente que tiene que guardar la ley. Tienen que
cumplirla; aun si confían en Cristo, tienen que cumplir con la ley”. Bueno, amigo oyente,
nosotros estamos unidos a Cristo, y Él dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos;” (Juan
14:15) y Sus mandamientos no son algo penoso; nosotros debemos amarnos unos a otros.
Tenemos que ser llenos del Espíritu. Tenemos que testificar al mundo. Esos son sus
mandamientos en el día de hoy. Y hoy nosotros estamos unidos al Cristo viviente. Tenemos
que vivir en un nivel mucho más elevado y ser frutos del Espíritu. Los frutos del Espíritu
deberían estar en nuestras vidas y en nuestros corazones.

Debemos decir esto cuidadosamente. Los cultos y las sectas de hoy se han presentado como
una mujer de la calle porque es lisonjera y llama a los hombres y mujeres. Salen a la calle,
golpean a su puerta – les entregan folletos. Bueno, usted los puede encontrar por todas partes.
Esta mujer está muy activa en el día de hoy. Amigo oyente, escuche y tenga cuidado: es una
prostituta. Ella quiere apartarle a usted de Cristo, digamos de paso. Ella quiere que usted se
una a alguna otra cosa. Quiere que usted se una a una clase de sistema, de método en el día de
hoy, amigo oyente. Existe una prostituta espiritual que se encuentra en las calles en el día de
hoy, y nos entristece decir esto, pero se está aprovechando de la radio también y de muchos otros
medios en la actualidad. Está tratando de atraerlo a uno y engañarlo. Y aquí se nos dice que
cuando se rinde, uno es como un buey que va al degolladero. Cuando uno va así es como un
tonto que necesita ser corregido, cuando uno sigue esta clase de cosas. Es decir que Dios está
diciendo que usted no es muy inteligente cuando está haciendo esta clase de cosas. Ah, amigo
oyente, el acercarnos a Él y decidirse por la persona de Cristo y por ninguna otra cosa. ¡Qué
cuadro el que tenemos aquí! Y este es un cuadro tremendo, amigo oyente; estamos seguros va a
herir a muchas personas y ¿quiere saber algo más? Vamos a recibir también algunas cartas para
tratar de “corregirnos”. Quizá eso sea necesario. Pero para nosotros aquí, tenemos uno de los

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mejores cuadros que representan a los cultos y a las sectas por medio de esta prostituta, que se ha
arreglado, aparece atractiva y ofreciéndole algo al hombre hoy que en realidad terminará por
destruirlo y enviar al hombre al infierno, y apartándolo de Jesucristo quien es realmente quien
ama nuestra alma hoy. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí!

Y así llegamos ahora al capítulo 8, de este Libro de Proverbios; y tenemos aquí un cambio a
lo que se está presentando. Aquí en este capítulo el joven ha estado examinando la literatura de
diferentes universidades; y el colegio de la sabiduría y el colegio de los insensatos, están tratando
que él se matricule en sus estudios. Y aquí tenemos que la sabiduría le está enviando una
invitación. Hay cierta urgencia, cierta exigencia sobre este joven. ¿Quiere usted escuchar lo
que aquí se dice? Pronto va a sonar la campana llamando a clases y ellos quieren que este joven
se inscriba en esas clases. Él ha sido buscado, tratado de ser engañado, para ser apartado del
colegio, de la universidad de la sabiduría. Escuche lo que dice el primer versículo de este
capítulo 8 de Proverbios:

1
¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia? (Pro. 8:1)

Y, amigo oyente, si los cultos y las sectas están en las calles en el día de hoy llamando a las
puertas, entonces ¡que el pueblo de Dios haga eso también!

Estamos agradecidos por algunas organizaciones muy buenas, especialmente que están
trabajando entre los jóvenes, que están en las calles llamando a las puertas de las casas; y están
llevando a cabo un testimonio muy personal hoy. ¿Por qué? Porque como dice aquí: ¿No
clama la sabiduría, y da su voz la inteligencia? Ella tiene que estar allí también. Y luego, los
versículos 2 al 4, dicen:

2
En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;

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 3
En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
4
Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres. (Pro. 8:2-4)

Y de eso precisamente es de lo que este programa radial trata. Estamos tratando de enviar
un llamado para que los jóvenes vengan al colegio de la sabiduría y para que lleguen a la
sabiduría personalmente. Cristo ha sido hecho para nosotros sabiduría y debemos ir a Cristo.
Entended, Oh simples. ¿Está dispuesto usted, amigo oyente, a tomar esa posición? ¿De decir
que usted no es una persona adecuada? ¿Puede usted decir que es un pecador y que en realidad
no tiene ningún problema intelectual? Es chistoso pero a la vez trágico, escuchar a muchas
personas hablar así. Cierto joven viene y dice: “Tengo un problema intelectual”. Pero, ¿sabe
una cosa amigo oyente? Él no tenía un problema intelectual, él tenía un problema de pecado y
lo que pasaba era que no quería abandonar su pecado. Amigo oyente, si usted quiere
abandonar su pecado y volverse a Cristo, se podrá sorprender de cómo desaparecen esos
problemas intelectuales que tiene en el presente. Y luego, los versículos 5 y 6, de este capítulo 8
de Proverbios, dicen:
5
Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
6
Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas. (Pro. 8:5-6)

¡Qué cuadro el que tenemos aquí, amigo oyente! Y luego, los versículos 7 al 9, continúan:

7
Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
8
Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
9
Todas ellas son rectas al que entiende,

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 Y razonables a los que han hallado sabiduría. (Pro. 8:7-9)

¿Se da cuenta, amigo oyente, que si es verdaderamente sabiduría va a ser algo sencillo? Y
esto le va a agradar a la persona que es simple. Estamos muy agradecidos a Dios que no hizo
que el evangelio pueda ser algo atractivo nada más que para personas de suma inteligencia. Si
hubiera sido así, muchas personas hubieran quedado de lado hoy. Este es un mensaje para las
personas simples. Y es en realidad un mensaje sencillo. La sabiduría no es algo complicado
como algunas personas piensan que es; es algo simple, algo sencillo.

Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Continuaremos, Dios mediante, en
nuestro próximo programa y contamos con su fiel sintonía. Será pues, hasta entonces, que la
sabiduría de Dios guíe sus pasos en todo instante, es nuestra ferviente oración!

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