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EN SU NOMBRE
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
206° y 158°
EXPEDIENTE N° SPA-2017-001
I
ANTECEDENTES
Esta Sala Político Administrativa una vez que se haya pronunciado sobre la admisibilidad de la
demanda de nulidad interpuesta conjuntamente con Amparo Cautelar y subsidiariamente con
Medida Cautelar Innominada de Suspensión de Efectos del acto recurrido, acordará notificar al
ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para la remisión de los
antecedentes administrativos y el informe sobre los aspectos de hecho y de derecho relacionados
con la presente demanda. Asimismo, se designó al Magistrado JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ
PIÑA, a los fines del pronunciamiento de la solicitud de medida cautelar innominada de
suspensión de los efectos del acto administrativo recurrido.
Analizadas las actas procesales, esta Sala Político Administrativa se pronuncia previas las
siguientes consideraciones:
II
DE LA DEMANDA DE NULIDAD CONJUNTAMENTE CON AMPARO CAUTELAR Y
MEDIDA CAUTELAR INNOMINADA DE SUSPENSIÓN DE EFECTOS DEL ACTO
ADMINISTRATIVO IMPUGNADO.
Comenzó señalando que “El Texto Constitucional venezolano de 1999, consagra en su artículo
127 el “derecho al ambiente” o más específicamente, el “derecho a un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado (…)” .
Citó al autor venezolano Alberto Uribe Blanco en los siguientes términos: “Derecho a un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado, sería el derecho individual y colectivo al
mantenimiento balanceado, en condiciones de sustentabilidad, de los bienes ambientales (agua,
suelo, aire, flora, fauna, ecosistemas naturales, hábitat humano) para el mejor disfrute de las
condiciones de vida”.
Que “(…) En tal sentido, el derecho al ambiente excede de los límites de la protección a la
salud y trasciende a todas las dimensiones humanas necesarias para el equilibrio del medio en
el cual se desarrolla la vida y podríamos decir que el mismo implica, que toda persona tiene un
derecho apropiado de subsistencia y estándar de vida adecuado (…)” (sic).
Que “En contraste con un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, se encuentra sin dudas
la actividad minera, la cual no es compatible con la preservación del mismo pues la misma
implica la fragmentación de ecosistemas, muchos de los cuales son altamente frágiles y la
irrupción de sus suelos con fines industriales necesariamente apareja importante pérdida de
flora y fauna, algunas de las cuales – como se documenta en el Informe de la ONG PROVEA,
presentado en audiencia ante la Comisión Americana de Derechos Humanos de la Organización
de Estado Americanos, en noviembre de 2016 – ya se encuentran amenazadas debido a que son
endémicas, es decir, no existen en ninguna otra parte del mundo; aunado a las severas
condiciones creadas producto de la deforestación, tales como la degradación de los bosques
colindantes”.
Que “Si ya es una máxima de experiencia a nivel global, que el concepto de desarrollo
sustentable es incompatible con la industria extractiva de minerales y que la minería en
cualquier forma no es sustentable, tal afirmación es aún más difícil de rebatir en casos como el
de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”, cuya extensión es
de 111.846,86 kilómetros cuadrados, esto es, 12, 2% del territorio nacional y se superpone en
Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (...)”.
Que “(…) el área afectada por el decreto que prevé la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional
“Arco Minero del Orinoco”, abarca ríos o cuencas que desembocan en el Río Orinoco, como lo
son: i) el Suapure y sus tributarios, ii) el río Cuchivero y sus tributarios, el Caura y sus
tributarios, iii) el Río Aro y sus tributarios, iv) el Río Caroní y sus tributarios (debiendo
destacarse que el Caroní surte la represa del Guri, la cual representa la principal fuente
hidroeléctrica del país, de manera que cualquier afectación en su caudal conllevaría además del
evidente daño ambiental un efecto colateral, como es el agravamiento de la crisis eléctrica en
Venezuela)”.
Que “(…) debido a la gran extensión geográfica que fue decretada como Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”, resulta materialmente imposible que el
Decreto mediante el cual se crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero del
Orinoco”, (sic) Estado venezolano pueda ejercer efectiva y eficientemente, labores de guardería
ambiental que garanticen el desarrollo que la actividad minera se desarrolle con el mínimo
impacto posible”.
Que “(…) el Decreto de Creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero
del Orinoco”, contraviene lo dispuesto en el artículo 127 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en consecuencia se encuentra viciado de inconstitucionalidad (...)”.
Que “(...) el Decreto 1.257 contentivo de las “Normas sobre Evaluación Ambiental de
Actividades Susceptibles de Degradar el Ambiente”, de fecha 13 de marzo de 1996, publicado en
la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nro. 35.946 del 25 de abril de 1996 (importante
antecedente de la norma constitucional contenida en el artículo 129), define el Estudio de
Impacto Ambiental como aquel que está “orientado a predecir y evaluar los efectos del
desarrollo de una actividad sobre los componentes del ambiente natural y social y proponer las
correspondientes medidas preventivas, mitigantes y correctivas, a los fines de verificar el
cumplimiento de las disposiciones ambientales contenidas en la normativa legal vigente en el
país y determinar los parámetros ambientales que conforme a las mismas deban establecerse
para cada programa o proyecto”.
Que “No cabe duda que la necesidad e importancia del estudio de impacto ambiental radica en
que el mismo sirve de instrumento eficaz para la aplicación preventiva de la protección
ambiental, pues tiene como objetivo asegurar que los recursos y elementos ambientales
susceptibles de ser afectados se describan y estudien considerando todas las medidas destinadas
a su protección, de manera de resguardar que los proyectos, programas o políticas cuya
ejecución se pretende, sean ambiental y socialmente sustentables”.
Que “(…) no se realizó nunca un Estudio de Impacto Ambiental y Socio Cultural previo para
evaluar el alcance y efectos de una actividad de la naturaleza de la planteada en el Decreto
impugnado sobre las áreas, recursos y comunidades antes mencionadas, obviando con ello el
principio de prevención que debe regir en materia ambiental y evitar daños irreparables al
ecosistema”.
Que “(…) a pesar que el artículo 129 del Texto Constitucional no ofrece dudas sobre la
obligatoriedad de la realización de este estudio, con carácter previo a la actividad que causará
impacto ambiental, pues la norma expresa claramente que: “Toda actividad susceptible de
generar daños a los ecosistemas deben ser previamente acompañados de estudios de impacto
ambiental”.
Que “(…) el artículo 120 constitucional, expresamente establece que: “El aprovechamiento de
los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la
integridad cultural, social y económica de los mismos e igualmente, está sujeto a previa
información y consulta a las comunidades indígenas respectivas...”.
Que “(…) Los derechos de todos esos pueblos indígenas fueron ignorados por el decreto
impugnado, aún cuando los posibles impactos socioculturales y ambientales por la
implementación de nuevas políticas de extracción de minerales en amplios terrenos ocupados
ancestralmente por las citadas comunidades pueden llegar a ser muy negativos; pudiendo
“implicar el abandono de las actividades tradicionales de estas comunidades en sus territorios y
su economía propia vinculada a la subsistencia, al introducirse patrones socioproductivos
ajenos a su dinámica sociocultural y a su identidad. Estas políticas podrían conducir a un
verdadero etnocidio”.
Que en relación a la presunta violación del Principio de Reserva Legal “No obstante la claridad
de la norma constitucional antes citada, el Ejecutivo nacional, mediante un acto de carácter
sub-legal, como lo es el Decreto de Creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional
“Arco Minero Orinoco, invadió la esfera del Poder Legislativo Nacional, al dictar normas
relativas a la administración de minas y aprovechamiento de riquezas naturales”.
Que “(…) La Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio, dispone entre sus principales
objetivos “la protección del ambiente, y la conservación y racional aprovechamiento de las
aguas, los suelos, el subsuelo, los recursos forestales y demás recursos naturales renovables y
no renovables en función de la ordenación del territorio”. A tales fines prevé que las decisiones
que adopten los organismos de la Administración Pública Nacional, Central o Descentralizada
que tengan incidencia espacial e impliquen acciones de ocupación del territorio de la
importancia nacional que determine reglamentariamente, deben ser aprobados por el Ministerio
del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, a los efectos de su conformidad con los
lineamientos y previsiones del Plan Nacional de Ordenación del Territorio”.
Que “(…) las actividades de ocupación del territorio y de afectación de recursos naturales,
están sujeta a todo un régimen de control a través de la aprobación o autorización de las
mismas por parte de las autoridades competentes, especialmente cuando se trata de áreas bajo
régimen de administración especial (…), todo lo cual es desconocido por el Decreto de Creación
de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero Orinoco”, el cual en violación a
la reserva legal y a la especialidad de las leyes y normas antes mencionadas, prevé sus propias
normas para regular los permisos y autorizaciones estableciendo trámites y autoridades que no
son las previstas en legislación especial (...)”.
Que “el Decreto impugnado se encuentra viciado de nulidad por haber violado la ley especial
en materia de contrataciones públicas y haber incurrido en el vicio de falso supuesto, al
considerarse erróneamente excluidos del ámbito de aplicación del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley de Contrataciones y como consecuencia de ello, establecer un régimen propio
(...)”.
Por lo que respecta a las medidas cautelares solicitadas, indicó que “(…) en este caso se
cumplen a cabalidad con los supuestos necesarios para la procedencia del AMPARO
CAUTELAR y subsidiariamente de la medida cautelar innominada de suspensión de efectos
solicitada (Sentencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, de
fecha 20 de marzo de 2001, Caso: Marvin Enrique Sierra Velasco (...)”.
En relación al fumus boni iuris o presunción del buen derecho reclamado, expuso: “(…) tiene
que ser producto de un juicio valorativo de probabilidades de éxito que el Juez llevará a cabo
una vez analizado el aporte probatorio consignado por la solicitante, en él, el Juez deberá
determinar la existencia de un derecho que razonablemente apreciado, permita concluir que
exista la posibilidad de éxito en el reclamo deducido (...)”.
Ahora bien, en atención al “(…) Periculum in mora , precisó lo siguiente: “(…) deriva en el
caso sub lite del transcurso del tiempo de manera indeterminada e indefinida hasta la sentencia
definitiva, pues la práctica forense nos permite prever lo prolongado en el tiempo de este tipo de
juicios de nulidad, que afectan la efectividad de las resultas del juicio para el ganancioso, ya
que de no acordarse la cautelar solicitada, se configuraría en irreparable el ilegal e
inconstitucional daño causado (...)”.
De igual manera, al referirse al Periculum In Damni, argumentó que: “(…) En el caso bajo
examen, ni siquiera se hizo un estudio de Impacto Ambiental previo, a los fines de precaver los
daños que indefectiblemente se producirán a los ecosistemas y al ambiente en general como
consecuencia del ejercicio en la minería a cielo abierto en la denominada Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional “Arco Minero Orinoco” lo cual da cuenta de la inminencia del daño
respecto del cual no se tomaron las debidas previsiones”.
Que “(…) con relación al requerimiento de AMPARO CAUTELAR con el que se pretende la
suspensión de los efectos del acto impugnado, al violarse disposiciones de rango constitucional,
(…) para el otorgamiento de ésta, tal como lo ha consagrado de manera pacífica y reiterada la
jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, basta con la
demostración del Fumus Boni Juris o presunción de buen derecho, la cual se encuentra
plenamente corroborada en los términos descritos ut supra, pues al estar involucradas
violaciones de derechos y garantías constitucionales, se presume el Periculum in Damni y el
Periculum in mora o peligro de la mora”. (resaltado del original).
“1) (…) la presente demanda de nulidad sea admitida y sustanciada conforme a derecho; 2) (…)
se declare Procedente el Amparo Cautelar solicitado, o en su defecto se acuerde la medida
cautelar de suspensión de los efectos del Decreto de Creación de la Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional “Arco Minero Orinoco”; 3) (…) la presente demanda de nulidad sea
declarada Con Lugar, y en consecuencia se declare la Nulidad Absoluta del Decreto de Creación
de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero Orinoco”; 4) (…) se dirija
comunicación a los distintos Estados, con los cuales la República Bolivariana de Venezuela haya
celebrado acuerdos internacionales, contratos o convenios vinculados con la ejecución de
Desarrollo Arco Minero del Orinoco, a los fines de advertir, que los mencionados contratos son
ilegales y no serán reconocidos una vez se restablezca (sic) el Estado de derecho en Venezuela;
5) (…) se dirija comunicación a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objeto de
solicitar se revise los parámetros bajo los cuales se le otorgó certificación Kimberley a la
República Bolivariana de Venezuela (...)”.
III
ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN PLANTEADA
Corresponde a esta Sala Político Administrativa pronunciarse sobre su competencia para conocer
y decidir la demanda de nulidad conjuntamente con Amparo Cautelar y subsidiariamente
medida cautelar innominada de suspensión de efectos del acto administrativo impugnado
interpuesto contra el Decreto No. 2.248 de fecha 24 de febrero de 2016, publicado en Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 40.855 de la misma fecha, mediante el
cual se creó la ZONA DE DESARROLLO ESTRATEǴICO NACIONAL “ARCO MINERO
DEL ORINOCO”.
Conforme a las normas antes citadas se observa que la demanda de nulidad conjuntamente con
Amparo Cautelar y subsidiariamente con Medida Cautelar Innominada de Suspensión de efectos
del Acto Administrativo recurrido ha sido interpuesta contra el Decreto No. 2.248 de fecha 24 de
febrero de 2016, publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No.
40.855 de la misma fecha, mediante el cual se creó la ZONA DE DESARROLLO
ESTRATEǴICO NACIONAL “ARCO MINERO DEL ORINOCO”, el cual constituye un acto
administrativo de efectos generales emanado del Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela, en consecuencia, esta Sala Político Administrativa se declara competente para
conocer de la referida demanda de nulidad. Así se decide.
IV
DE LA SOLICITUD DE AMPARO CAUTELAR
Es criterio de esta Sala que las medidas cautelares se encuentran dirigidas a garantizar la
protección temporal de los derechos de la parte interesada hasta que se dicte el fallo que resuelva
la acción o recurso principal. De allí que tales medidas constituyen un instrumento indispensable
para la materialización de la justicia y la tutela judicial efectiva, evitando que el pronunciamiento
del órgano jurisdiccional en la definitiva resulte ineficaz.
Así las cosas, se tiene que son requisitos fundamentales para el decreto de medidas cautelares por
parte del juez i) la presunción del derecho reclamado (fumus boni iuris); ii) que la medida sea
necesaria a fin de evitar perjuicios irreparables o de difícil reparación por la sentencia definitiva
(periculum in mora) y; iii) elementos probatorios que acrediten la existencia de presunción de los
requisitos anteriores.
Con relación al examen de las solicitudes de amparo cautelar interpuestas conjuntamente con
acciones o recursos de nulidad de actos administrativos, la Sala Político Administrativa en fecha
20 de marzo de 2001, en ponencia conjunta, profirió Sentencia No. 00402, Expediente 0904, en
la cual sostuvo lo siguiente:
Dentro de ese contexto, luce adecuado destacar que el carácter cautelar que
distingue al amparo ejercido de manera conjunta y en virtud del cual se persigue
otorgar a la parte afectada en su esfera de derechos constitucionales, una
protección temporal, pero inmediata dada la naturaleza de la lesión, permitiendo
así la restitución de la situación jurídica infringida al estado en que se
encontraba antes de ocurriera la violación, mientras se dicta decisión definitiva
en el juicio principal.
En tal sentido, nada obsta a que en virtud del poder cautelar que tiene el juez
contencioso-administrativo, le sea posible decretar una medida precautelativa a
propósito de la violación de derechos y garantías constitucionales, vista la
celeridad e inmediatez necesarias para atacar la transgresión de un derecho de
naturaleza constitucional”.
En este mismo orden de ideas, también la Sala Electoral en sentencia número 40, del 30 de
marzo de 2009, ratificada en sentencia número 187 del 5 de noviembre de 2014, declaró:
La Sala aprecia que la demandante solicita el amparo cautelar de los derechos y garantías
constitucionales previstos en los artículos 120, 127, 128 y 129 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, ya que considera que el Ejecutivo Nacional al dictar el Decreto No.
2.248 de fecha 24 de febrero de 2016, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela No. 40.855 de la misma fecha, mediante el cual creó la Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”, está vulnerando de manera flagrante, grosera,
directa e inmediata el derecho constitucional de toda persona a disfrutar de una vida y un
ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado, así como también el derecho a la
información y a la consulta de las comunidades indígenas habitantes de los territorios que abarca
el Arco Minero del Orinoco para el aprovechamiento de los recursos naturales de estos hábitats,
pretendiendo que de esta forma, dichos derechos, se mantengan en la misma situación fáctica que
tenían antes de la violación, hasta tanto sea decidido el presente recurso.
(…) resulta forzoso concluir que el Decreto Nro. 2.248, mediante el cual se
crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero del
Orinoco”, se encuentra viciado de inconstitucionalidad al contravenir de
manera expresa y evidente, la obligación impuesta en el artículo 129 del
Texto Fundamental (...)”.
En relación a los derechos de las comunidades indígenas habitantes del territorio enmarcado
dentro de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”, la demandante
en nulidad expuso lo siguiente:
Finalmente, en relación con las pruebas que acreditan la existencia de los requisitos del fumus
boni iuris, periculum in mora y el perículum in damni, la demandante consignó, constante de
once (11) folios útiles, copia fotostática simple de la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela No. 40.855 de fecha 24 de febrero de 2016 mediante la cual fue publicada el
Decreto 2.248 de fecha 24 de febrero de 2016 en el cual se crea la Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”, y constante de dieciséis (16) folios útiles,
Dictamen Pericial Ambiental de fecha 29 de marzo de 2017, suscrito por los funcionarios Lic.
Henry Javier Martínez Cabrales, titular de la cédula de identidad No. V-14.575.917, e Ing. Jean
Carlos Marquina Hernández, titular de la cédula de identidad No. V-12.349.368, en sus
condiciones de Expertos Ambientales II; señalando también que:
Para decidir la Sala observa que en el escrito recursivo la actora hace referencia a que en fecha
24 de febrero de 2016 el ciudadano Presidente de la República, en Consejo de Ministros, dictó el
Decreto N. 2.248 mediante el cual se crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional “Arco
Minero del Orinoco”, el cual fue publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela No. 40.855 de fecha 24 de Febrero de 2016, y como ciudadana venezolana y Fiscal
General de la República Bolivariana de Venezuela, a quien interesa la preservación de los
recursos naturales del país y que atendiendo al derecho constitucional contenido en el artículo
127, de mantener un ambiente en beneficio propio y de mundo futuro, ostenta un interés jurídico
actual en sostener la nulidad de dicho decreto pues lesiona gravemente derechos ambientales, de
las comunidades indígenas y de disposiciones constitucionales.
Aduce que el cuestionado Decreto 2.248 de fecha 24 de febrero de 2016 lesiona flagrantemente
el artículo 127 constitucional que consagra el Derecho de toda persona a disfrutar de una vida y
de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado, así como también lesiona el artículo
129 del texto fundamental, por cuanto para su emisión el Ejecutivo Nacional no dio
cumplimiento a esta disposición constitucional de obligatorio cumplimiento que prevé la
exigencia de que “todas las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben
ser previamente acompañadas de estudios de impacto ambiental y socio cultural”; como
también infringe el artículo 120 de la Carta Magna que establece la garantía de que “el
aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte del Estado se
hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos e, igualmente, está
sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas respectivas...”.
Sobre la base de lo expuesto, concluyó la actora que “(…) en este caso se cumplen a cabalidad
con los supuestos necesarios para la procedencia del AMPARO CAUTELAR y subsidiariamente
de la medida cautelar innominada de suspensión de efectos solicitada (…)”.
Ahora bien, a los fines de determinar la procedencia o no de la medida cautelar solicitada en el
escrito que contiene la demanda de nulidad, se considera necesario resaltar que la actora solicitó
la nulidad del Decreto 2.248 de fecha 24 de febrero de 2016 publicado en Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela No. 40.855 de la misma fecha antes indicada, y
conjuntamente con Amparo Cautelar y subsidiariamente medida cautelar innominada de
suspensión de efectos del acto administrativo recurrido, pero tal como se ha dejado sentado
anteriormente en el texto de esta decisión hay que tener claro que el Amparo Cautelar Conjunto
con la solicitud de nulidad funciona como una verdadera medida cautelar que busca suspender
los efectos del acto recurrido mientras el Tribunal de la causa decide sobre la nulidad del acto,
esto conforme a lo previsto en el artículo 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, publicada en Gaceta Oficial de la República de Venezuela No.
34.060 de fecha 27/09/1988, constituyéndose en un medio eficaz, breve y sumario para lograr la
suspensión de los efectos del acto cuestionado de inconstitucionalidad.
El tribunal contará con los más amplios poderes cautelares para proteger
a la Administración Pública, a los ciudadanos o ciudadanas, a los intereses
públicos y para garantizar la tutela judicial efectiva y el restablecimiento
de las situaciones jurídicas infringidas mientras dure el proceso (...)”.
Conforme a lo expuesto, considera la Sala que en el caso de autos existen suficientes elementos o
evidencias que preliminarmente hacen presumir la existencia del buen derecho o fumus boni iuris
de presunta violación de los derechos constitucionales de la accionante, razón por la cual, de
acuerdo al principio de instrumentación del proceso para la realización de la justicia previsto en
el artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aunado a que el
Estado venezolano se constituye en un Estado de derecho y de justicia, como lo expresa el
artículo 2 ejusdem, esta Sala declara PROCEDENTE la solicitud de AMPARO CAUTELAR y la
Medida Cautelar Innominada de Suspensión de Efectos del acto recurrido. Así se decide.
VI
DECISIÓN
Por las anteriores razones de hecho y de derecho, esta Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia Legítimo, administrando justicia, en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela y por autoridad de la ley, declara:
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia Legítimo, en Washington, a los 13 días del mes de noviembre del año dos
mil diecisiete (2017). Años: 206° de la Independencia y 158° de la Federación.
LOS MAGISTRADOS
El Presidente,
El Vicepresidente,
El Secretario Accidental,
El Secretario Accidental,
Exp. N° SPA-2017-001.