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Poder Judicial de la Nación

Sala I – 40108-S., N. T. M.-


Nulidad/Sobreseimiento
Juzgado de Instrucción nro. 47/ Secretaria nro. 136-

///nos Aires, 8 de abril de 2011.-


Y VISTOS:
Se celebró la audiencia oral y pública prevista por el art. 454 del
CPPN (ley 26.374) en razón de la concesión del recurso de apelación
interpuesto por el representante del Ministerio Público contra la resolución
obrante a fs. 50/51 puntos dispositivos I y II, por cuanto allí se resolvió
declarar la nulidad del acta de fs. 16 y de todo lo actuado en consecuencia; y
se dispuso el sobreseimiento de N. Y. M. S., por aplicación del art. 336 inc. 2
del CPPN. A continuación, se ordenó un intervalo a los efectos de continuar
con la deliberación y resolver.
Cumplida la deliberación de rigor, el tribunal se encuentra en
condiciones de resolver el presente asunto.
USO OFICIAL

Y CONSIDERANDO:
Oídos los agravios de la Dra. De Rosa, que fueran debidamente
confrontados por la Dra. Paoloni defensora oficial del imputado S., y tras
analizar –a la luz de la sana crítica racional- las actas escritas que tenemos a la
vista, el tribunal considera que corresponde homologar el auto recurrido.
a- Dos fueron las críticas realizadas por el acusador público a la
decisión del juez de grado. Por un lado, sostuvo que el lugar donde se
practicara el registro cuestionado por parte de la policía bonaerense no es un
“domicilio” en el sentido protegido constitucionalmente y, por el otro,
consideró que el consentimiento prestado por S. para el ingreso al lugar no
está viciado, y es absolutamente válido.
Con relación a la primera cuestión, explicó que en este caso no
hay violación al derecho de intimidad, porque el lugar no estaba habitado, si
bien es un espacio cerrado, estaba vació y su propietario mostró desinterés en
ocuparlo, pues justamente lo había dado en alquiler.
En cuanto al consentimiento, argumentó que si bien la presencia
policial en un domicilio genera intimidación a su propietario, lo cierto es que,
en el caso, el patrullero se constituyó en el lugar por un aviso de la empresa
“L. J.”, y al advertir que había un cartel de una inmobiliaria se contactaron con
ésta, y a través de ella con S. Así, este último se presentó en el lugar y
franqueó el ingreso del personal policial. En ese momento, S. no se encontraba
intimidado por la presencia policial, y bien podría haber llamado a un abogado
para establecer los pasos a seguir o, si no tenía intención de hacerlo, podría
haber negado su presencia en el lugar bajo cualquier excusa, ó un sin fin de
otros supuestos. A pesar de todo ello, optó por autorizar el acceso, y por ello a
su entender su consentimiento debía ser considerado válido.
b- A nuestro juicio, las dos críticas desarrolladas no logran
desvirtuar la decisión del juez de grado, más con los fundamentos que a
continuación se mencionan.
En línea con la posición de la defensa, en particular el análisis
realizado con relación a las normas del Código Procesal Penal de la Provincia
de Buenos Aires, en sus arts. 219, 220 y 221 párrafo primero normativa (que
presenta similitud a aquélla que rige en esta jurisdicción), que trata de dar
operatividad a la garantía de la inviolabilidad de domicilio prevista por la CN,
consideramos que el lugar donde se practicara el registro policial sí resulta
alcanzado por ella.
Surge del acta de procedimiento cuestionada que: “…a través del
911, dándonos la novedad de que en calle (…) de esta localidad personal de
la Empresa Satelital L. J. tenia ubicado un vehiculo sustraído recientemente
en dicho domicilio, que ante ello nos trasladamos al lugar y a nuestro arribo
efectivamente constatamos la presencia de L. J. identificando al rastreador
como E. C., quien nos manifiesta que según sus sistemas de rastreo dentro del
citado domicilio se encuentra el rodado (…) el que le fuera sustraído a unos
clientes de la empresa (…) que dicha finca posee dos persianas ciegas y un
portón del garaje también ciego, lo que impide ver hacia adentro, y dado a
que en el lugar sobre el portón y persona existen carteles de la inmobiliaria
D. que reza Se Alquila, es que el móvil municipal se acerca a la antes
mencionada Inmobiliaria (…) y requiere que el propietario del lugar se haga
presente en los locales; fue así que minutos mas tarde se hace presente el
señor S. N. Y. M. (…) quien refiere ser propietario del lugar y que
efectivamente los posee en alquiler (…) pero que en horas de la noche el
lugar queda al cuidado de un sujeto de nombre H. a quien solo conoce por el
nombre suya que este sujeto es de la calle y lo ayudo con tareas de
mantenimiento y quien también tiene la llave del portón; prestando anuencia
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el señor J. para nuestro ingreso al lugar en donde se halla el rodado en


cuestión mas precisamente en el garaje, (…) para luego de esto proceder a
retirar el rodado...”
De su texto, surge que la finca a la cual accedió la prevención,
aún en la hipótesis de que efectivamente se encontraba ofrecida en alquiler,
pues es lo único que objetivamente podría inferirse de la descripción policial
dada del lugar a registrar, ello per se no impide que se considere que se trata
de un inmueble sobre el cual su titular tiene el derecho de exclusión, y de
accionar penalmente en el caso de que un tercero pretenda como máxima su
ocupación y como mínima tan solo su ingreso sin su autorización. Se ha dicho,
al comentar la normativa procesal nacional que “…en doctrina y
jurisprudencia se interpreta como ‘domicilio’, en su concepto más amplio,
comprensivo de todos aquellos espacios cerrados o delimitados a cuyo
respecto su titular goza del poder de vedar el acceso de otros, esto es, del
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derecho de exclusión. Lo tutelado, en definitiva, y de allí la amplitud, no es


sino una manifestación puntal del derecho constitucional a la libertad o a la
privacidad…”(Guillermo Rafael Navarro/Roberto Raúl Daray, Código
Procesal Penal de la Nación, T.I, hammurabi, 2004, pág. 561).
Sentado ello, y en cuanto a la segunda cuestión, siguiendo los
lineamientos que sobre el punto ha aportado la CSJN a través de sus
pronunciamientos, se observa, en este caso en particular, que en el acta de
mención no surge referencia alguna acerca de si se le explicó a S. del porqué
de la presencia policial, de los motivos de su requerimiento, razón por la cual
resulta contrario a toda lógica inferir que éste al franquear el ingreso al
personal policial actuaba con voluntad libre, base de un consentimiento válido,
dado que la libertad implica también tener conocimiento acerca de la materia
sobre la cual se decide, nada menos en este caso que sobre su propia
incriminación, y de la posibilidad que tenía de oponerse al ingreso frente a la
inexistencia de orden judicial alguna. Adviértase que a consecuencia de ese
procedimiento, se entabló comunicación con la fiscal interviniente quien
ordenó se labren actuaciones por encubrimiento, y se lo notifique a S. de la
formación de la causa (cfr. fs. 17).
En ese sentido, en el fallo “Fiorentino”, el juez Petracchi sostuvo
que “…la coacción moral que pesa sobre una persona que se encuentra ante
la presencia de una comisión policial resulta motivo suficiente para que sea
necesaria la orden judicial, y para negar el valor del consentimiento del
titular de la exclusión” (considerando 6) y “…si el consentimiento puede
admitirse como una causa de legitimación para invadir la intimidad de la
morada, él ha de ser expreso y comprobadamente anterior a la entrada de los
representase de la autoridad pública a la vivienda, no debe mediar fuerza o
intimidación, y a la persona que lo presta se le debe hacer saber que tiene
derecho a negar la autorización para el allanamiento...” (considerando 8).
De lo expuesto, se advierte que el acto de registro resultó
irregular y afectó el debido proceso, al tiempo que generó un perjuicio
concreto a la parte, todo lo cual hace razonable la sanción aplicada. En cuanto
a la desvinculación propiciada, si bien cuestionada por la recurrente, lo fue en
virtud de considerar válido el procedimiento, sin dirigir argumento alguno
contra la orfandad probatoria considerara por el juez de grado al decidir sobre
el punto. De allí que, en torno a esta última cuestión, nada habrá de
examinarse.
Por todo ello, el tribunal RESUELVE: CONFIRMAR la
resolución obrante a fs. 50/51 en cuanto fuera materia de recurso art. 455 del
CPPN.
Devuélvase, y practíquense las notificaciones de rigor en la
instancia de origen. Se deja constancia que el juez Alfredo Barbarosch no
interviene en la presente por hallarse en uso de licencia al celebrarse la
audiencia, no habiendo formulado objeción la parte a la composición del
tribunal. Sirva la presente de muy atenta nota de envío.

JORGE LUIS RIMONDI LUIS MARIA R. M. BUNGE CAMPOS

Ante mí:

Silvia Alejandra Biuso


Secretaria de Cámara

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