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Autores:
Rosa Adriana Díaz Lizama Leonor Rosado Villafaña María Teresa Castillo Burguete
Rina Betzabeth Ojeda Castañeda Norma Pavía Ruz Susana Villasana Benítez
José Refugio Reyes Valdez Elizabeth Briceño Guell Laureano Reyes Gómez
María del Pilar Alonso Reyes Verónica Z. Montes de Oca Zavala Felipe Roboam Vázquez Palacios
José Antonio Flores Díaz Zoraida Ronzón Hernández Ramiro Gómez Gómez
José Luis Fraga Almanza Norma Baca Tavira José Gamboa Cetina
Damaris Estrella Castillo Ana E. Jardón Hernández Ma. Emilia (Pía) Herrasti A.
Lizzette Gómez de Regil Pilivet Aguiar Alayola Ofelia Marina Marrufo Heredia
Ofelia Marrufo Heredia Libertad Díaz Molina Héctor Rubio Zapata
Ligia Vera Gamboa Alicia Mercedes Pérez Ramos Gina Villagómez Valdés
Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida, por un sistema
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magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del editor.
Esta obra se dictaminó con el Sistema de Evaluación Doble Ciega por Pares.
ISBN: 978-607-8527-05-2
Gina Villagómez Valdés
Rina Betzabeth Ojeda Castañeda, José Refugio Reyes Valdés, Ma. del Pilar Alonso Reyes,
José Antonio Flores Díaz, José Luis Fraga Almanza
Damaris Estrella Castillo, Lizzette Gómez de Regil, Ofelia Marrufo Heredia
Ligia Vera Gamboa, Leonor Rosado Villafaña, Norma Pavía Ruz
Elizabeth Briceño Guel
María del Pilar Alonso Reyes, Verónica Zenaida Montes de Oca Zavala
Zoraida Ronzón Hernández, Norma Baca Tavira, Patricia Román Reyes
Pilivet Aguiar Alayola, Libertad Díaz Molina
Alicia Mercedes Pérez Ramos, María Teresa Castillo Burguete
Susana Villasana Benítez, Laureano Reyes Gómez
Felipe Roboam Vázquez Palacios
Laureano Reyes Gómez, Ramiro Gómez Gómez
José Gamboa Cetina
Ma. Emilia (Pía) Herrasti A.
Ofelia Marina Marrufo Heredia, Damaris Estrella Castillo, Héctor Rubio Zapata
En las últimas décadas, se ha generado un interés en la investigación relacionada
con las personas de la tercera edad. Esto se debe principalmente al aumento de la
expectativa de vida que ha generado una preocupación por la calidad de vida de
las personas mayores. Si bien es cierto el incremento de la esperanza de vida ha
sido un logro para la sociedad, también es cierto que esto no significa necesaria-
mente una mejoría en las condiciones de salud y de calidad de vida de los adultos
mayores; al contrario, uno de los problemas más importantes en esta etapa, es la
pérdida de las capacidades funcionales, emocionales y cognoscitivas.
Los cambios en la vejez, a menudo van a acompañados de enfermedades
crónico degenerativas que en conjunto limitan la realización de las actividades
necesarias para la vida de las personas, con la consecuente pérdida de su inde-
pendencia y la necesidad constante de ayuda (Dorantes, et al, 2007). En este sen-
tido, el envejecimiento es un proceso biológico gradual, continuo e irreversible
que se caracteriza por el deterioro progresivo del organismo vivo y se complica
con la aparición o presencia de limitaciones en las capacidades y actividades de
las personas que se encuentran en esta etapa.
1
Universidad Autónoma de Yucatán.
2 Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán,
3 Secretaría de Educación Pública.
De igual manera, la vejez es una construcción social que determina las for-
mas de percibir, apreciar y actuar en ciertos espacios socio-históricos (Gutiérrez
Robledo, 2010). Asimismo, la senectud es una etapa en la vida cuyo inicio es
determinado por cada sociedad. Actualmente, en México se acepta como inicio
de la vejez los 60 años, mientras que en los países desarrollados es a los 65 años.
Las personas de 60 años y más se enfrentan a una diversidad de cambios que
afectan su vida en el área laboral, familiar y económica, lo que repercute en su
desenvolvimiento en la sociedad. Algunas de las pérdidas a las que se enfrentan
son evidentes como en el plano físico, ya que algunas capacidades biológicas dis-
minuyen y se deterioran, lo cual las hace más propensas a sufrir problemas cró-
nicos de salud. En el ámbito psicosocial, envejecer conlleva la pérdida de algunos
roles sociales que habían sustentado su identidad en muchas décadas de su vida.
Debido al avance científico en la medicina, la esperanza de vida se ha incre-
mentado, por lo que existe cada vez una mayor proporción de personas senes-
centes en el mundo. De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), en 1975 había alrededor de 350 millones de personas de 60 y más
años de edad en todo el mundo, no obstante las proyecciones demográficas para
el año 2025 serán de más de 1,100 millones lo que significa un aumento del 224%
a contar de 1975. Por lo tanto, en 45 años más, las personas de edad avanzada
constituirán el 13.7% de la población mundial (Perfil del adulto mayor, 2010).
En México diariamente 799 personas cumplen 60 años, según el Consejo
Nacional de Población (CONAPO) y para el año 2050, una de cada cuatro per-
sonas será un adulto mayor (González, et al, 2013). Asimismo de acuerdo la
CONAPO, la población de la tercera edad (mayor de 60 años), se mantendrá en
continuo crecimiento, aumentando 76.3% de 2000 a 2015, 83.3% en los tres lap-
sos siguientes y 63.2% en los últimos dos decenios. Así, el número de los adultos
mayores del país más que se cuadruplicarán al pasar de 6.7 millones en 2000 a
36.5 millones en 2050.
Por otro lado según el INEGI (2010), a nivel nacional, de los 112.3 millones de
habitantes que contabilizó el Censo de Población y Vivienda 2010, 10.1 millones
son personas adultas mayores, lo que representa un 9.0%, es decir, 1 de cada 10
habitantes del país. De igual manera, del total de personas de 60 y más años resi-
dentes en México en 2010, 5.4% millones son mujeres, lo que representa 53.5%.
Asimismo, de acuerdo al Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores
(INAPAM), en Yucatán para el 2010 la población de adultos de 60 y más fue de
196,474, de estos 10.3 son mujeres y 9.9 son hombres.
El envejecimiento es un fenómeno colectivo y una realidad que afecta a todo ser
humano. Se considera un proceso biológico gradual, continuo e irreversible que va
acompañado con el deterioro progresivo del organismo vivo y se complica con la
aparición o presencia de limitaciones en las capacidades y actividades de las perso-
nas que se encuentran en esta etapa del ciclo vital (Pizano y Sánchez, 2005).
La vejez es una construcción social tanto individual como colectiva que
determina las formas de percibir, apreciar y actuar en ciertos espacios sociohis-
tóricos; es consecuencia de las etapas que le antecedieron y refleja la biología,
el contexto social, la visión y la actitud ante la vida de cada persona (Gutiérrez
Robledo, 2010).
Los cambios más notables en la etapa de la vejez se encuentran en el estado
físico, algunos cambios visibles son las canas, el cambio de postura, la piel vieja y
arrugas profundas; los sentidos: vista, oído, gusto y olfato por lo general pierden
eficiencia con la edad. Con los años disminuye el peso muscular y por lo tanto
se pierde fuerza y resistencia; el funcionamiento muscular se ve afectado por
la estructura y la composición cambiante del esqueleto. Los huesos se vuelven
débiles, frágiles y porosos, por lo que son especialmente propensos a las caídas
(Craig y Baucum, 2009).
El sistema inmunológico también se altera en la vejez; la producción de anti-
cuerpos es menor, por lo que los ancianos tienen menos protección contra los
microorganismos y las enfermedades crónicas, es decir enfermedades que duran
o son de por vida. Algunos cambios se pueden deber al proceso del envejeci-
miento en el área física, no obstante se ha demostrado que el no ejercitar las
funciones que aún poseen las personas mayores conlleva al deterioro e incluso
al dolor físico. Estadísticamente, se ha encontrado una alta prevalencia de enfer-
medades crónicas en adultos mayores, entre las cuales destacan la hipertensión,
diabetes, cardiopatías, artritis, problemas visuales y auditivos (Kalish, 1996, como
se citó en González y Padilla, 2006).
Por otro lado, de acuerdo a Craig y Baucum (2009), uno de los cambios cog-
noscitivos que se observa en la edad avanzada, es la disminución de la rapidez del
desempeño mental. Muchos investigadores han demostrado que en esta etapa de
la vida, se deterioran funciones intelectuales que exigen un desempeño acelerado.
La memoria sensorial y la memoria de largo plazo presentan una pérdida. En los
estudios de aprendizaje y retención, las personas mayores a menudo recuerdan
menos elementos de una lista o menos elementos de un diseño; sin embargo, la
memoria de trabajo no se ve afectada en comparación con la de los jóvenes.
Asimismo, todas estas deficiencias en la cognición de los ancianos se ven
compensadas por el conocimiento experto que adquieren, el cual se concentra
en el aspecto pragmático de la cotidianidad, lo que supone buen juicio y consejos
sobre los asuntos más importantes de la vida. A pesar de ello, aunque algunas
personas de la tercera edad conservan la capacidad de la memoria y adquieren
sabiduría, en algunos casos se presenta un progresivo deterioro cognoscitivo.
Esto se puede deber a enfermedades como el Alzheimer y la apoplejía; o en
otros casos a problemas de salud, una deficiente instrucción formal, pobreza y
falta de motivación.
Bienestar
Hay aspectos que son importantes y determinantes a la hora de hablar del bien-
estar en los adultos mayores, ya que este grupo poblacional sufre diversas pérdi-
das, entre las que se encuentran la pérdida de las capacidades físicas y mentales,
la disminución de la autonomía y la adaptabilidad, menoscabo de los roles fami-
liares y sociales, retiro del trabajo, pérdida de capacidad económica, deterioro en
la salud de consecuencias incurables y progresivas. En este sentido, los factores
físicos explican muchos casos de ausencia de bienestar, ya que el deterioro de
la fuerza física, movilidad, equilibrio, resistencia, etcétera, se asocia a una dismi-
nución de la ejecución de actividades básicas e instrumentales de la vida diaria
(Peniche, 2000).
Muchos autores consideran que la salud es una de las dimensiones más impor-
tantes para que un adulto mayor considere que tiene bienestar, a tal grado que
cuando no se tiene salud, existe dolor, enfermedad o amenaza de muerte, la felici-
dad es imposible y todo los demás se vuelve secundario o se torna insignificante.
En 2009 en México, las principales causas de muerte registradas fueron las
enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas no transmisibles como la
hipertensión arterial y la diabetes mellitus. No obstante, aunado a las enfermeda-
Cabe señalar, que el hecho de que una persona pueda sentirse súbitamente
confundida, no supone necesariamente que padezca una demencia. La demen-
cia es un deterioro global, progresivo y significativo de la capacidad mental y su
curso debe documentarse con pruebas psicológicas que evidencien de manera
objetiva este deterioro.
Causas de la demencia
La demencia puede estar producida por diferentes causas. En todos los casos,
implica un daño de las células cerebrales. En general, los clínicos identifican dos
grandes grupos, la degenerativa o de tipo Alzheimer y la No-Alzheimer, muchas
veces de origen vascular o metabólico en los que otra enfermedad provoca la
demencia, por ejemplo, mal funcionamiento de la glándula tiroides, deficien-
cias vitamínicas graves, trastornos genéticos poco frecuentes como la Corea de
Huntington, infecciones cerebrales como ocurre con el SIDA, aumento de líquido
cefalorraquídeo y las neoplasias cerebrales.
El objetivo del presente trabajo fue conocer el nivel de funcionamiento y el
deterioro cognitivo de mujeres adultas mayores de la ciudad de Mérida, Yucatán.
Asimismo conocer si el nivel de funcionalidad tiene relación con el deterioro
cognitivo de los adultos mayores.
Tipo de estudio y diseño
Este estudio fue de tipo exploratorio, descriptivo, con metodología cuantitativa
mediante la aplicación de una encuesta en entrevista personal. Participaron 172
mujeres, con un promedio de 65 años, jubiladas o pensionadas del IMSS, residen-
tes de la ciudad de Mérida, Yucatán, las cuales fueron seleccionados mediante un
muestreo intencional por cuota.
Instrumentos Barthel
El índice de Barthel es una escala heteroadministrada que evalúa 10 actividades
básicas de la vida diaria (ABVD): comer, lavarse, vestirse, arreglarse, deposición,
micción, ir al retrete, trasladarse sillón-cama, deambulación, subir y bajar esca-
leras. Se puntúa de acuerdo al grado de dependencia o independencia que tiene
una persona para realizar cada actividad evaluada (< 20 dependencia total, 20-35
La aplicación de la escala se realizó de forma colectiva en el lugar de reunión
del grupo de adultas mayores. A las personas se les dijo el objetivo del estudio y
se solicitó su colaboración, a través de una carta de consentimiento informado
(CI); una vez obtenida su aprobación, se les explicó la manera de responder.
El tiempo que las personas tomaron en responder fue de aproximadamente 30
minutos.
Para determinar la frecuencia de la funcionalidad y deterioro cognitivo de las
participantes, se procedió a realizar un análisis descriptivo por medio de la
obtención de puntuaciones medias y desviaciones estándar para cada uno de los
factores de las escalas Pffeifer y Barthel y posteriormente se realizó un análisis
de asociación de Pearson con ambas variables.
Al llevar a cabo el análisis de frecuencias del nivel de funcionalidad de las
adultas mayores, un 91.3% presenta un nivel de dependencia leve y un 8.7%
tiene dependencia moderada. Ver tabla 1. Nivel de funcionalidad.
Tabla 1
Nivel de funcionalidad
Barthel
Nivel de Frecuencia Porcentaje
independencia
Dependencia grave 0 0%
Dependencia 15 8.7%
moderada
Dependencia leve 157 91.3%
Independencia 0% 0%
Total 172 100%
Barthel
Frecuencia Porcentaje Media Desv. típ.
Incontinente 10 5.8 8.87 2.708
barthel_micción Ocasional 19 11.0
Continente 143 83.1
con ayuda 21 12.2
barthel_retrete 9.39 1.642
Independiente 151 87.8
con ayuda 50 29.1
barthel_traslado 8.55 2.277
Independiente 122 70.9
con ayuda 57 33.1
barthel_deambular
Independiente 115 66.9 8.34 2.360
Dependiente 13 7.6
barthel_escalones con ayuda 73 42.4
7.12 3.153
Independiente 86 50.0
Tabla 4
Resultados Pfeiffer
Frecuencia Porcentaje Media Desv. típ.
pfeiffer_fecha Correcto 140 81.4% .81 .390
Incorrecto 32 18.6%
pfeiffer_día Correcto 146 84.9% .85 .359
Incorrecto 26 15.1%
pfeiffer_lugar Correcto 168 97.57% .98 .151
Incorrecto 4 2.3%
pfeiffer_teléfono Correcto 99 57.6% .58 .496
Incorrecto 73 42.4%
pfeiffer_edad Correcto 150 87.2% .87 .335
Incorrecto 22 12.8%
pfeiffer_lugarnac Correcto 167 97.1% .97 .168
Incorrecto 5 2.9%
pfeiffer_goberna- Correcto 134 77.9 .78 .416
dor Incorrecto 38 22.1%
pfeiffer_presidente Correcto 105 61.0% .61 .489
Incorrecto 67 39%
pfeiffer_aritmética Correcto 127 73.8% .74 .441
Incorrecto 45 26.2%
pfeiffer_planetas Correcto 121 70.3% .70 .458
Incorrecto 51 29.7%
Los hallazgos aquí presentados evidencian las condiciones del estado funcional y
la cognición de mujeres adultas mayores, información que puede ser de gran uti-
En conclusión, la disminución de las capacidades físicas, cognoscitivas o sen-
soriales que ocurren con el proceso de envejecimiento puede llevar al deterioro
de las capacidades funcionales de las personas mayores, lo cual repercute en su
posibilidad de vivir de forma independiente y sentir bienestar en cuanto a su
vida en general (Dorantes, et al, 2007). No obstante, los resultados muestran que
las mujeres en esta etapa de la vida tienen un buen nivel de funcionalidad y fun-
cionamiento cognitivo, los cuales son factores que influyen en el bienestar de la
población adulta mayor (Zahava y Bowling, 2004).
En este sentido, los factores físicos explican muchos casos de ausencia de
bienestar, debido al deterioro de la fuerza física, movilidad, equilibrio, resisten-
cia, etcétera, que se asocia a una disminución de la ejecución de actividades bási-
cas e instrumentales de la vida diaria. Por ello es necesario dedicar tiempo al
trabajo de prevención en el tema de deterioro cognitivo en los adultos mayores,
ya que afecta su independencia y por tanto su nivel de bienestar (Peniche, 2000).
Las limitaciones del presente estudio son que la población analizada es
pequeña, (172 mujeres); de igual manera el promedio de edad fue de 65 años,
por lo que los resultados no se pueden generalizar para todos los adultos mayo-
res que se encuentran arriba de este rango de edad. Asimismo, la mayoría de los
participantes son jubilados o pensionados del IMSS, por lo que las personas que
no cuentan con una pensión quedan fuera del parámetro y todas son residentes
de la ciudad de Mérida, Yucatán, por lo que la población rural se desconoce nivel
de funcionalidad y deterioro cognitivo.
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