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1. INTRODUCCIÓN
Cada vez es más difícil encontrar bancos de materiales pétreos adecuados para la construcción de
caminos, que cumplan con las especificaciones solicitadas para terracerías, sub-bases, bases, o bien
para poderse desplantar sobre de ellos, al menos como terreno de cimentación.
La normatividad que se exige en México, por parte de las entidades encargadas de ello, es cada vez
más estricta (Normatividad SCT - IMT) y los contratistas deben de cumplir con tales normas y
especificaciones que aparecen en los proyectos.
Los suelos locales están siendo cada vez más usados, mediante un mejoramiento, que puede
lograrse a través de alguna de las siguientes opciones:
La última alternativa da lugar a las técnicas de estabilización de suelos (Ingles, O.G., Rico y del
Castillo, Vol. II). En rigor son muchos los procedimientos que pueden seguirse para lograr esa mejoría
de las propiedades de los suelos, con vistas a hacerlos apropiados para algún uso específico, lo que
constituye la estabilización.
La gran variabilidad de los suelos y sus composiciones hacen que cada método resulte sólo aplicable
a un número limitado de tipos de ellos y estar conscientes que del conjunto de propiedades que se
desee mejorar y la relación entre lo que se logrará al mejorarlas y el esfuerzo y dinero que en ello haya
de invertirse. Sólo balanceando cuidadosamente estos factores podrá llegarse a un correcto empleo
de la estabilización de suelos.
Las propiedades de los suelos que más frecuentemente se estudian en problemas de estabilización
son:
- Estabilidad volumétrica,
- Resistencia,
- Permeabilidad,
- Compresibilidad o deformabilidad,
- Durabilidad (permanencia).
Frecuentemente será posible utilizar tratamientos que mejoren simultáneamente varias de esas
propiedades, pero también debe estarse preparado a encontrar evoluciones contradictorias en la lista,
de manera que el mejoramiento de una propiedad signifique el deterioro de otra u otras.
No debe verse a la estabilización sólo como una medida correctiva; algunos de los mejores usos de
estas técnicas representan más bien medidas preventivas contra condiciones adversas susceptibles
de presentarse posteriormente a mediano o largo plazo.
El mayor problema de las estabilizaciones la presentan quizás los suelos orgánicos, por su baja
resistencia inicial y el cambio de sus propiedades mecánicas en el tiempo; muchos de los más graves
problemas de falta de resistencia ocurren precisamente en suelos orgánicos. La Tabla 1 da una idea
de la influencia del contenido de materia orgánica en los efectos de la estabilización en suelos.
Tipo de suelo Prof. Cont. Mat. Orgánica Resistencia a compresión simple a 7 días*
- (m) (%) (Kg/cm2)
- - - Sin estabilizar 10% cemento 10% cal
Tierra vegetal 0.45 2.65 3.80 15.50 1.90
Tierra vegetal 1.60 0.22 3.80 36.00 47.00
Arcilla orgánica 0.10 13.70 1.05 1.83 2.25
Arcilla orgánica 0.60 2.50 6.30 20.00 1.83
Arcilla orgánica 0.10 11.70 3.15 7.00 5.60
Arcilla orgánica 0.45 2.00 5.00 20.00 16.20
Arcilla orgánica 0.10 10.30 3.90 4.20 4.90
Arcilla orgánica 0.80 2.40 5.00 41.00 26.80
Tierra superficial 0.10 3.10 3.90 30.00 11.20
Tierra superficial 0.45 1.10 5.00 42.00 22.50
* Especímenes compactados al 95% AASHTO estándar.
Tabla 1. Efecto de la materia orgánica en los resultados de la estabilización
A continuación se mencionan las propiedades de los suelos más susceptibles de ser mejoradas por
estabilización.
Existen varias propiedades de los suelos que caen dentro de las posibilidades de mejorarse por
estabilización; estas son: estabilidad volumétrica, resistencia, permeabilidad, compresibilidad y
durabilidad.
Se refiere por lo general a los problemas relacionados con suelos expansivos por cambio de
humedad, relacionado con variaciones estacionales.
La estabilización suele ofrecer una alternativa de tratamiento para estos suelos, diferente del uso de
cargas, capas permeables, introducción de agua, etc., que forman la gama de líneas de acción más
usual; se trata de modificar la masa de arcilla expansiva, bien sea en una masa rígida o en una
granulada, con sus partículas unidas por lazos suficientemente fuertes como para resistir las
presiones internas de expansión. Esto se logra por tratamientos químicos; la experiencia, muy
orientada por factores económicos, ha demostrado que los tratamientos químicos son útiles sobre
todo para arcillas ubicadas cerca de la superficie del terreno. En muchos de los casos de tratamientos
de capas superficiales de arcilla expansiva, la economía impone estabilizar solamente la parte
superior del manto, en un cierto espesor y ello será suficiente, siempre que se balancee
correctamente la presión de expansión que producirá el espesor no tratado.
2.2 Resistencia
Existen varios métodos de estabilización que se han revelado útiles para mejorar la resistencia de
muchos suelos; el más conocido de ellos es la compactación, sin importar que sean suelos granulares
o suelos finos, arcillosos o limosos, o alguna de las múltiples combinaciones que se pueden
presentar. La compactación es de hecho una forma de estabilización mecánica a la que se recurre
para incrementar la resistencia de los suelos, como uno de sus objetivos más comunes, sin embargo,
el empleo de mayores intensidades de compactación no siempre conduce a valores más altos de la
resistencia, muy especialmente si se considera la necesidad de mantener dicho parámetro en valores
razonables durante tiempos largos. Algunas de las formas de estabilización más usadas para elevar
resistencia son las siguientes:
- Compactación,
- Precarga,
- Drenaje,
- Estabilización mecánica con mezclas de otros suelos,
- Estabilización química con: cemento, cal, aditivos, etc.
2.3 Permeabilidad
2.4 Compresibilidad
2.5 Durabilidad
Hay muchos otros métodos de estabilización que no tienen tanta aplicación en las vías terrestres,
aunque no dejan de ser muy socorridos en el caso de cimentaciones, como sucede con la precarga, el
uso de drenes verticales, geosintéticos, inclusiones, micropilotes, vibrocompactación, etc.
El Sistema Unificado de Clasificación de Suelos, SUCS, tiene un uso casi universal para el manejo de
estos materiales en la tecnología de las vías terrestres, sin embargo, es un hecho que ignora o, por lo
menos, no destaca suficientemente algunas características de los suelos que tienen una importancia
especial en los problemas de estabilización, sobre todo la química. Algunos de estos factores no
suficientemente tomados en cuenta por el sistema son la composición mineralógica, la permeabilidad,
la influencia de condiciones locales, tales como clima o vegetación y la historia geológica previa,
especialmente en lo que se refiere a suelos finos. Es por eso que al afrontar problemas de
estabilización de suelos suele ser necesario complementar la clasificación que proporciona el SUCS
con alguna información adicional referente a estos aspectos con vistas a su estabilización.
En las páginas siguientes se presentan algunas ideas que pueden permitir reconocer algo de la
composición de los suelos que el ingeniero de vías terrestres encuentra en sus obras y que pueden
servirle para complementar la información obtenida de una clasificación dentro del SUCS. La Tabla 2
proporciona algunas ideas al respecto.
Tabla 3
Problemas típicos y posibilidades de estabilización de algunos suelos comunes
Tabla 4
Respuesta de algunos minerales típicos a los diferentes métodos de estabilización
4. ESTABILIZACIÓN MECÁNICA
Aquí se trata exclusivamente el caso de estabilización de suelos por mezcla con otros suelos, dejando
a un lado la más común y rutinaria forma de tratamiento mecánico, que es la compactación (Rico y del
Castillo, Volumen I). Cuando se diseñan mezclas de suelos para lograr con ellas unas determinadas
propiedades deseables, la granulometría suele ser el requisito más relevante en la fracción gruesa, en
tanto que la plasticidad lo es en la fracción fina. El tamaño máximo de las partículas de la mezcla tiene
importancia, puesto que tamaños demasiado grandes son difíciles de trabajar y producen superficies
muy rugosas y sin adecuada compactación. Una proporción demasiado grande de tamaños gruesos –
no compactables – conduce a mezclas muy segregables. La presencia de contenidos importantes de
materiales finos, menores que la malla 40, hace difícil lograr buenas características de resistencia y
de deformabilidad, además de que puede conducir a superficies demasiado lisas y lodosas cuando
están húmedas, y pulverulentas cuando están secas.
Se han hecho estudios de laboratorio para cuantificar el efecto de la incorporación de finos (material
menor que la malla No. 200) a los triturados pétreos que suelen disponerse como materiales de base
de pavimentos. A una matriz constituida por un basalto triturado en planta, a tamaño máximo de 3.8
cm (1 ½ "), se le añadieron porcentajes variables, comprendidos entre 5 y 20% de un material fino
relativamente inerte (CL -ML), de una caolinita y de una bentonita comercial; se estudiaron los efectos
de estos finos en el comportamiento de las mezclas obtenidas en cuanto a resistencia triaxial, relación
esfuerzo-deformación y valor relativo soporte, se compactaron de manera dinámica y posteriormente
se dejaron en situaciones de absorber agua. Se presentan las resistencias máximas medidas en la
cámara triaxial de Texas y correspondientes a una deformación unitaria de la muestra de 2.5 %. Las
curvas corresponden a mezclas con CL-ML y con bentonita. Se vio de inmediato el efecto de la
plasticidad de los finos, disminuyendo las resistencias y aumentando la deformabilidad, aunque
resulta notable la menor influencia de los finos menos plásticos.
Los contenidos de finos que producen el mayor peso volumétrico o el mayor CBR conducen a
mezclas de comportamiento muy poco confiable o absolutamente inadecuado, dependiendo de la
actividad de los finos. Los resultados reflejan una condición física de las mezclas de suelos; que se
compactan mejor o se penetran más difícilmente si hay finos que llenen los huecos entre las partículas
gruesas, pero sin exceder significativamente ese valor, pero de ningún modo reflejan un
comportamiento general en cuanto a resistencia o deformabilidad, en condiciones variadas de
esfuerzos, bajo el efecto del agua o a largo plazo.
De lo anterior se deduce que el aspecto más delicado de la estabilización con mezclas de otros suelos
es el criterio mismo que se adopte para medir las propiedades del nuevo suelo. Si se adopta el criterio
de lograr un mayor peso volumétrico, se corre el riesgo de tolerar la inclusión de cantidades de finos
excesivamente elevadas. Si se estabiliza para lograr un mayor CBR, se caerá fácilmente en el mismo
error, además de que la prueba de medición (el CBR) no discrimina suficientemente la calidad de los
finos incorporados en el sentido de que finos relativamente poco y muy perjudiciales conducen a
similares valores del CBR. El control de los finos mezclados midiendo adicionalmente y por separado
la plasticidad de los mismos no parece ser suficiente en la práctica, quizás por los muy rápidos
cambios en plasticidad que se producen en los bancos, que muy difícilmente pueden ser detectados a
tiempo por un control de calidad normal. El criterio para juzgar las virtudes de una mezcla de suelos
debe ser ver la incidencia de la manipulación en las propiedades fundamentales del suelo, que
usualmente serán la resistencia triaxial y la relación esfuerzo-deformación.
En lo que se refiere a la preparación de mezclas de dos suelos, para producir un tercero que tenga
una granulometría que le garantice ciertas propiedades deseables, previamente establecidas por un
estudio de laboratorio o por unas especificaciones, existen en la práctica diversos métodos, variantes
de una misma idea central. El mezclado en sí puede ser causa de problemas, sobre todo cuando los
componentes son finos. La utilización de maquinaria especial puede simplificar mucho el trabajo. Los
suelos más finos suelen requerir pulverización antes de las operaciones de mezclado, lo que puede
hacerse con arados de discos, rastras, etc.
En términos generales el problema puede enunciarse así: a menudo los materiales cercanos a los
sitios de trabajo no cumplen los requisitos necesarios para utilizarse en alguna capa de la sección
transversal de una obra; entonces, es preciso realizar uno o varios tratamientos para mejorar sus
características. Estos tratamientos deben resultar más económicos que tener grandes distancias de
acarreo. Los principales tratamientos empleados en las vías terrestres son: disgregado, cribado,
compactación y estabilización. Los tres primeros tienen como finalidad lograr que las partículas sean
de tamaños menores que el máximo requerido, aunque también se puede controlar la granulometría
con ellos.
En el eje horizontal superior dividido de 0 a 100, se marcan los porcentajes del primer material que
pasarán por cada una de las mallas y se hace lo mismo con el eje horizontal inferior, donde se coloca
la granulometría del otro material.
Fig. 1. Nomograma para obtener una cierta granulometría al mezclar dos materiales diferentes
Se unen con una línea recta los retenidos de los materiales correspondientes a cada malla; si algún
elemento tiene partículas de menor tamaño que el otro, los retenidos de las mallas correspondientes
se unen con el origen de la granulometría del otro material. Por otro lado, si uno de los materiales tiene
partículas de mayor tamaño que el otro, los retenidos de esas mallas se unen con el punto
correspondiente al 100% que pasa del otro elemento. La distancia vertical entre los dos ejes en los
que se marcan las granulometrías de los materiales también se divide en cien partes: del lado
izquierdo, a la altura del eje superior, se coloca el 100 que corresponde al 100% del primer material y
de ese mismo lado, pero en el eje inferior, se marca 0 porque a esa altura se tendrá 0% del material.
Así, el eje vertical de la izquierda indica el porcentaje del primer material que interviene en la mezcla.
El eje vertical de la derecha se marca con 0 en la parte superior y con 100 en la inferior. Para conocer
la granulometría de una mezcla de dos materiales, se pasa una horizontal que une los porcentajes en
que interviene cada material (la suma de ellos es 100). La granulometría de la mezcla se obtiene de
los puntos en que esta última línea cruza las mallas con los porcentajes correspondientes en el eje
horizontal. De la Fig. 1, se puede obtener, por ejemplo, la granulometría de una mezcla en la que
interviene 60% del material A y 40% del material B.
donde:
K1, K2, K3 = Porcentaje en que los suelos S1, S2, S3,... intervienen en la mezcla.
f1, f2, f3 = Porcentaje de finos que pasan por la malla núm. 40 en cada suelo.
I1, I2, I3 = índice plástico de cada suelo.
Al estabilizar los materiales para reducir su plasticidad, es posible reducir también el costo de
construcción, pues se evitan probables acarreos largos de elementos que cumplan por naturaleza las
normas respectivas.
La estabilización de suelos con cal parece ser la más antigua forma de mejoramiento de suelos por
este estilo de métodos. Hay evidencias de que la Vía Apia, acceso a la antigua Roma, se construyó
utilizando estas técnicas. En términos generales, las técnicas de estabilización con cal hidratada son
bastante similares a las de la estabilización con cemento, pero hay dos aspectos de diferencia que
conviene destacar desde un principio: en primer lugar la cal tiene un espectro de aplicación que se
extiende mucho más hacia los materiales más finos, más arcillosos, que el cemento y, en
contrapartida, se extiende algo menos hacia el lado de los materiales granulares de naturaleza
friccionante. En segundo lugar, está el uso, cada día más extendido, que se hace de la estabilización
con cal como un pre-tratamiento, lo que da una fisonomía especial a muchos de los usos de cal, pues
en estos casos no necesariamente han de satisfacerse todos los requerimientos de una estabilización
definitiva.
La forma más usual de la cal empleada en las estabilizaciones es la hidratada, óxidos o hidróxidos de
calcio. Los carbonatos de calcio no tienen virtudes estabilizantes dignas de mención. La cal viva se
utiliza con frecuencia en pre-tratamientos con suelos húmedos. El efecto básico de la cal es la
constitución de silicatos de calcio que se forman por acción química de la cal sobre los minerales de
arcilla, para formar compuestos cementadores.
La cal se prepara generalmente calentando carbonatos de calcio, muchas veces bajo la forma de
calizas naturales, hasta que pierden su bióxido de carbono y de vienen en óxidos de calcio; el material
resultante es cal viva, muy inestable y ávida de agua, lo que hace difícil su manejo y almacenamiento,
por lo que suele hidratarse de inmediato.
Para formar la cal estabilizante no es preciso partir de calizas puras, sino que pueden tolerarse
algunas impurezas. La Tabla 5 expresa los requisitos que suelen pedirse a la materia prima para
formar cal estabilizante.
Hay dos tipos de reacciones químicas entre la cal y el suelo. La primera es inmediata e incluye una
fuerte captación de iones de calcio por las partículas de suelo, lo que deprime su “doble capa”, a
causa del incremento en la concentración de cationes en el agua; a la vez ocurre otro efecto que
tiende a expandir la doble capa por el alto pH de la cal. La segunda reacción tiene lugar a lo largo de
lapsos considerables y es la reacción propiamente cementante; aunque no es completamente bien
conocida, se atribuye a una interrelación entre los iones calcio de la cal y los componentes alumínicos
y silicosos de los suelos; de hecho, esta última reacción puede reforzarse añadiendo al suelo cenizas
ricas en sílice.
La reacción cementante tiene lugar a través de la formación de silicatos de calcio (Tabla 6) y es muy
dependiente del tipo de suelo que en ella intervenga; en esto, la estabilización con cal difiere mucho
de la estabilización con cemento.
Puede observarse que para muy bajos contenidos de cal, la influencia del aditivo no es notable, pero
con contenidos más altos de cal hidratada, sí pueden observarse ventajas significativas del uso de
pequeñas cantidades de un aditivo que, por otra parte, es muy fácil de manejar e incorporar.
Cal Tipo de silicato Cantidad de silicato Resistencia a la compresión simple de la mezcla
(%) - (%) (kg/cm2)
2 Na3HSiO4∙5H2O 0 8.9
2 Na3HSiO4∙5H2O 2 8.4
2 Na3HSiO4∙5H2O 4 7
4 Na3HSiO4∙5H2O 0 9
4 Na3HSiO4∙5H2O 2 14.4
4 Na3HSiO4∙5H2O 4 16.2
6 Na3HSiO4∙5H2O 0 7.4
6 Na3HSiO4∙5H2O 2 16.9
6 Na3HSiO4∙5H2O 4 20
6 Na3HSiO4∙5H2O 5.3 16.7
6 Na2SiO3∙9H2O 8 16.1
6 Na2SiO3 3.4 15.7
6 Na2SiO3∙5H2O 6 16.8
6 Na4SiO4 3.8 11.7
La cal tiene poco efecto en suelos muy orgánicos o en suelos sin arcilla; tiene su máximo efecto en las
gravas arcillosas, en las que puede producir mezclas inclusive más resistentes que las que se
obtendrían con cemento. Ha obtenido su utilización más frecuente en arcillas plásticas, a las que
hace, adicionalmente, más trabajables y fáciles de compactar, razón por la que se usa
frecuentemente como pre-tratamiento, anterior a una estabilización con cemento, además de los
muchos casos en que se usa como estabilizante definitivo. El efecto de la cal en las arcillas es más
rápido en las montmoriloníticas que en las caoliníticas y en las primeras, la cal logra resultados mucho
más espectaculares en el aumento de resistencia y, sobretodo, en la disminución de la plasticidad. En
las arcillas, la cal tiene también un importante efecto en la consecución de estabilidad volumétrica
ante el agua.
En la estabilización con cal debe evitarse el uso de aguas ácidas. El agua de mar se ha usado para
compactar mezclas suelo-cal con frecuencia, pero debe evitarse allí donde se vaya a colocar un riego
de sello asfáltico sobre la capa tratada, pues la cristalización de las sales desprenderá el sello. La
cantidad de agua que se emplee está regida por los procedimientos de compactación, pero si se usa
cal viva pudieran requerirse cantidades adicionales de agua en suelos con menos de 50 % de
contenido natural de dicho elemento.
En los siguientes párrafos se pasará una breve revista a las propiedades más significativas de las
mezclas suelo-cal y a los factores que en ellas influyen. Las propiedades más significativas son en la
plasticidad y en su resistencia.
La cal disminuye fuertemente el índice de plasticidad de los suelos muy plásticos (montmorilonitas);
tiene poca influencia en el índice de plasticidad de los suelos de plasticidad media y puede aumentar
el índice de plasticidad de los suelos finos menos plásticos.
La resistencia de los suelos aumenta, en términos generales, de manera directa conforme se le añade
más cal, hasta contenidos del orden de 8 % en peso. Más allá de ese límite es frecuente que la
resistencia permanezca relativamente insensible al aumento de la proporción de cal, excepto en el
caso de los materiales más arcillosos, en los que la resistencia puede seguir aumentando para
contenidos de cal de 10 % o aún mayores. En esto la cal difiere del cemento, con el que la resistencia
sigue aumentando para contenidos muy altos del estabilizante (arriba del 20%).
Ya se ha estudiado también el efecto que sobre la resistencia a la compresión simple tiene la edad del
suelo-cal en diferentes suelos. La resistencia aumenta con el tiempo en forma similar a como sucede
con el cemento (Efecto Puzolánico). La influencia del tiempo de curado en la resistencia a la
compresión simple de especímenes de suelo-cal es muy importante.
Es muy importante el tiempo que se deje transcurrir entre la elaboración de mezclas estabilizadas con
cal y el momento de la compactación – el marinado. El efecto del tiempo transcurrido tiene mucha
menor importancia para la cal. Como regla de campo puede decirse que las mezclas con cal deben
dejarse reposar al menos 24 horas, lo que conduce a un proceso constructivo más cómodo y flexible;
sin embargo, se ha observado que a medida que el tiempo pasa, las mezclas con cal requieren más
agua para su compactación, por lo que, dejar transcurrir tiempo en exceso pudiera introducir un costo
extra de incorporación de agua adicional. La Tabla 7 muestra la influencia de la cal en la posibilidad
de la pulverización y manejo de suelos.
La Tabla 8 da los contenidos de cal que son usuales para diferentes tipos de suelos. De nuevo, debe
manejarse esta información simplemente como norma de criterio, sin permitir que excluya, en ningún
caso, las determinaciones de laboratorio correspondientes.
Los pasos constructivos para la estabilización de capas de pavimento con cal son los siguientes:
- Escarificado del material de apoyo,
- Pulverización del suelo,
- Regado de cal (en sacos o a máquina),
- Mezclado (a mano, con equipo o con máquinas mezcladoras),
- Incorporación del agua, si es necesaria para dar a la mezcla su humedad óptima de
compactación,
- Compactación,
- Conformación,
- Curado mínimo de 5 días,
- Colocación de una superficie protectora.
El criterio más usual en la tecnología de pavimentos es dar a una capa de suelo-cal el mismo espesor
que habría de darse a la misma, si sólo estuviera formada por la matriz de suelo. Cuando se usan
métodos de diseño con base en el CBR, podrán formarse especímenes con diferentes contenidos de
cal y diferentes contenidos de agua, obteniendo el CBR de cada uno, hasta llegar al de diseño.
Convendrá regular este criterio con la resistencia de suelo-cal y con otras propiedades que puedan
considerarse de interés (Dallas L. et al, 1995).
La estabilización de suelos con cemento es una de las más utilizadas. Las prácticas relativas a ella
inician en 1917, cuando Amies patentó un primer procedimiento de mejoramiento de suelos a base de
mezclarles proporciones variables de cemento tipo Portland; desde entonces, la utilización del
suelo-cemento, que es el nombre que se ha popularizado para la mezcla de que se habla, se ha
extendido por el mundo entero y crece cada día, sobre todo, pero no únicamente, en casos
conectados con las vías terrestres y, muy particularmente, con el proyecto y construcción de
pavimentos.
Los fenómenos químicos que ocurren entre suelo y cemento, cuando ambos se mezclan con el
apropiado contenido de agua, consisten en reacciones de cemento con los componentes silicatosos
de los suelos, que producen conglomerantes que ligan a las gravas, arenas y limos; este es el efecto
básico en los suelos gruesos: arena, grava, boleos. Además, el hidrato de calcio que se forma como
consecuencia del contacto del cemento con el agua, libera iones de calcio, muy ávidos de agua, que
la toman de la que existe entre las laminillas de arcilla; el resultado de este proceso es la disminución
de la porosidad y la plasticidad del suelo arcilloso, así como el aumento en su resistencia y su
durabilidad.
El efecto del cemento en los suelos arcillosos resulta más complicado que en los suelos más gruesos,
por lo que pudiera resultar conveniente detallarlo algo más. En primer lugar se produce un efecto
primario en el que la hidratación del cemento produce silicatos y aluminatos hidratados de calcio,
hidróxido de calcio e iones Ca, que elevan la concentración de electrolitos del agua intersticial,
aumentado su pH. Viene a continuación un proceso secundario en dos fases: en la primera se
produce un intercambio iónico entre los iones calcio y otros absorbidos por los minerales de arcilla,
todo lo cual tiende a flocular a la propia arcilla. En la segunda fase, tienen lugar reacciones químicas
puzolánicas entre la cal y los elementos que componen los cristales de arcilla. Los elementos de silicio
y aluminio reaccionan con los compuestos de calcio para formar elementos cementantes; el resultado
final de esta reacción es la transformación de una estructura arcillosa, originalmente floculada y
vaporosa, en un agregado resistente. En esta misma segunda fase, el hidróxido de calcio que se va
consumiendo puede reponerse por la cal que se libera durante el proceso primario de hidratación del
cemento.
Las arcillas montmoriloníticas son, a la larga, las más reactivas ante el cemento, seguidas de las ilitas
y de las caolinitas. Sin embargo, el aumento de resistencia del material ante la estabilización no
demuestra seguir leyes tan sencillas y, de hecho, parece acercarse más bien a ser inversamente
proporcional a la reactividad de la arcilla.
El grado de pulverización de las arcillas se refleja en la reactividad, que aumenta con su grado de
pulverización; en montmorilonitas e ilitas, la incorporación previa al cemento de pequeños porcentajes
de cal favorece la pulverización de la arcilla y facilita la incorporación posterior del cemento.
Prácticamente todos los tipos de cemento son útiles para estabilización de suelos y normalmente se
emplean los de fraguado y resistencia normales. Para contrarrestar los efectos de la materia orgánica
son recomendables cementos de alta resistencia y cuando la mezcla con el suelo se produce y se
extiende a baja temperatura, pudieran convenir los cementos de fraguado rápido o bien los cementos
que contienen, como aditivo, el cloruro de calcio.
Las partículas de cemento generalmente tienen tamaños comprendidos entre 0.5 y 100 micras, con
un promedio de alrededor de 20 micras. La hidratación de las partículas más grandes probablemente
no llega a producirse nunca y las partículas de 10 micras pueden ya tardar meses en hidratarse, por lo
que, desde este punto de vista, convendrá la utilización de cementos finos, que en añadidura
producen resistencias más altas; naturalmente, los cementos finos son más caros, por lo que la
elección viene a quedar sujeta a fin de cuentas a un balance económico.
En muchas técnicas se reemplazan las partículas más gruesas de los cementos ordinarios por un
relleno inerte, con lo que se reducen los consumos de agua y se evitan las altas temperaturas de
hidratación y el agrietamiento. Sin embargo, a pesar de estos refinamientos, que se van utilizando
más y más, la inmensa mayoría de las estabilizaciones con cemento se hacen con los tipos Portland
ordinarios.
Cualquier suelo que no tenga cantidades excesivas de materia orgánica (< 2 %) puede ser tratado con
cemento para mejorar su comportamiento mecánico (resistencia, etc.); las únicas limitaciones
estriban en lo difícil que pueda resultar un adecuado mezclado del cemento, lo que llega a ser muy
difícil en arcillas suaves y húmedas o las que puedan surgir en suelos muy gruesos limpios, que no
suelen requerir estabilización por tener propiedades suficientemente buenas y en las que el uso de
cemento no conduce a mejoramientos substanciales de esas propiedades, pero puede, en cambio,
introducir graves problemas de agrietamiento en los suelos tratados.
Suele decirse que el suelo tratado con cemento no debe tener partículas de más de 8 cm o de un
tercio del espesor de la capa tratada. También es usual especificar que el suelo no tenga más de un
50% que pase la malla No. 200, que su límite líquido, LL, no sea mayor de 50% y que su índice de
plasticidad (IP = LL – LP) no exceda de 18 %.
Algunas arcillas muy plásticas, que se salen de los límites anteriores, han sido exitosamente tratadas
con cemento después de un tratamiento previo con 2 ó 3 % de cal hidratada, con el que se logra dar al
suelo mayor trabajabilidad y abatir su plasticidad. El tiempo de curado para este tratamiento previo no
suele exceder de 2 ó 3 días.
En el caso de materiales triturados que contengan finos plásticos menores que la malla No. 200,
también ha dado buen resultado, como tratamiento alternativo a otros posibles, como el lavado, la
mezcla con porcentajes del orden de 2 ó 3 % de cal hidratada,.
No hay ningún requisito específico para el agua que se utilice en la estabilización, excepto las aguas
con alto contenido de materia orgánica, con sulfatos o con cantidades excesivas de otras sales. La
cantidad de agua que se añade está regida por las necesidades de la compactación, antes que por las
de la estabilización.
Tabla 9. Porcentaje de cemento por probar inicialmente en los diferentes tipos de suelos
La Tabla 10 permite una estimación un poco más aproximada para el caso de suelos de naturaleza
básicamente friccionante. Funciona conociendo los porcentajes granulométricos que se mencionan,
así como los pesos volumétricos a que se haya llegado en las mezclas tras compactarlas con una
prueba: de impacto, frecuentemente del tipo AASHTO. La Tabla 10 permite afinar entonces los
contenidos de cemento con vistas a pruebas de durabilidad o de resistencia.
Las Tablas anteriores tienen su origen en la experiencia de laboratorio y deben verse simplemente
como guía de tanteos para la realización de proporcionamientos. De ninguna manera podrán
interpretarse como resultado de los proporcionamientos, es decir, como sustituto de un trabajo de
laboratorio que deberá hacerse para cada caso particular.
La Tabla 11 da un resumen de las propiedades que se piden usualmente en la tecnología de las vías
terrestres a las mezclas de suelo-cemento. Como tantas otras de la misma naturaleza, la Tabla 11 no
puede verse como una recomendación final y garantizada a la que deba atenerse el proyectista, sino
simplemente como una idea tentativa de experiencia para orientar los estudios de laboratorio o el
ejercicio de su capacidad de elección, que deberán ser invariablemente empleados en cada caso.
Tabla 11
Propiedades comúnmente exigidas a las mezclas de suelo-cemento
Sub-bases. Material
de relleno para 3.5-10.5
20-80 2 7
trincheras
Sub-bases o bases
para tránsito muy 7-14
50-150 2 10
ligero (4)
Bases para tráfico 14-56
200-600 2 14
intenso
Protecciones de
terraplenes contra
erosión y acción >56 600 2
14
de agua.
(1) Tras siete días de curado a humedad constante. La resistencia de especímenes análogos sumergidos en agua no debe
ser más de un 20% menor.
(2) Tras un período de inmersión en agua de cuatro días.
(3) La prueba de durabilidad sólo tiene sentido si el agua puede penetrar en la mezcla.
(4) La resistencia en este caso puede ser menor en zonas bien drenadas.
En general la resistencia aumenta casi linealmente con el contenido de cemento, pero la pendiente de
las gráficas sí varía mucho de suelo a suelo. En términos generales los materiales bien graduados,
con todos los contenidos entre la malla No. 4 y los finos, requieren menos cemento que los suelos
uniformes, aún si éstos son gruesos.
Es de notarse que las arenas más limpias y las gravas arenosas no alcanzan resistencias
espectaculares en relación a otros suelos, cuando la proporción de cemento usada es relativamente
baja. Con mayores porcentajes de cemento, los suelos friccionantes limpios se convierten en
verdaderos concretos simples, aunque para vías terrestres, alcanzan una rigidez muy alta, y no
siempre deseada, pues implica fragilidad.
Las mezclas de suelo-cemento deben compactarse de manera inmediata, luego de prepararse; el
retraso en compactarlas después de formadas conlleva una reducción de la resistencia. Es muy
común que las especificaciones de casi todos los países prohíban que transcurran más de dos horas
entre el momento en que la mezcla es tendida en la obra y el fin de su compactación.
Las arenas limpias no son un material muy apropiado para estabilizar con contenidos bajos de
cemento. Esto se debe a la alta relación de vacíos, típica de los suelos gruesos, que requieren mucho
cemento para ser suficientemente rellenados, de modo que los granos se cementen. Por esta razón,
pueden tenerse ahorros drásticos en el contenido de cemento en arenas y gravas si se les añade un
material fino e inerte que rellene los huecos parcialmente.
Durante algún tiempo se pensó que el creep de las arcillas estabilizadas con cemento, bajo esfuerzos
de tensión constantes constituía una de las razones fundamentales de la deformación y el
agrietamiento de las capas. En épocas más recientes, sin embargo, se hizo ver que la contracción a
contenido de agua constante de las arcillas tratadas puede ser una más importante causa de
agrietamiento y deformación. .
La resistencia a la tensión de los suelos tratados con cemento; esta resistencia está en función del
contenido de cemento, del suelo y del tiempo de curado, para las condiciones de los suelos
empleados y para el tipo específico de resistencia manejada. Obviamente, el tiempo de curado y el
contenido de cemento son factores que hacen crecer la resistencia a la tensión, al igual que la
resistencia a la compresión simple.
Existe una correlación entre las resistencias a tensión y a compresión simple, válida, claro está, sólo
para las particulares condiciones de prueba adoptadas. La resistencia a la tensión se mide
preferentemente en ensayes indirectos, de vigas o brasileño; la resistencia a la compresión, con los
métodos tradicionales.
Suelos tratados con cemento, bajo cargas dinámicas. Hay variación de propiedades estáticas y
dinámicas para arenas y arcillas tratadas con diferentes porcentajes de cemento en peso, referidas
las propiedades estáticas a un módulo de elasticidad y las dinámicas a un módulo dinámico de
resistencia al esfuerzo cortante.
Como resultado de estos trabajos suele llegarse en la literatura a ecuaciones que limitan el radio de
curvatura de la parte de la capa flexionada por la carga a un cierto valor, tras aplicar un número fijo de
repeticiones de carga.
Las operaciones constructivas de una capa de suelo-cemento constan de las siguientes etapas:
- Escarificación, pulverización y pre-humedecimiento del suelo, si fuera necesario
- Dosificación y aspersión del cemento
- Aplicación del agua
- Mezclado de los materiales
- Compactación
- Acabado
- Curado
Los materiales gruesos de naturaleza friccionante no suelen requerir escarificación, pero los suelos
plásticos usualmente sí la necesitan. Es usual no aceptar grumos mayores de tres centímetros ya en
el momento de la mezcla con el cemento y se especifica generalmente también que el 80 % de los
grumos de la misma deben pasar la malla No. 4. También es común fijar en cinco centímetros el
tamaño máximo de las partículas individuales del suelo. El pre-humedecimiento puede ayudar en las
operaciones de escarificación y pulverización, reduciendo muchas veces los tiempos de maniobra.
En los suelos arenosos el mezclado con el cemento puede hacerse casi en cualquier condición, pero
en los arcillosos suele requerir se una humedad menor que la óptima. La dosificación de la mezcla
puede hacerse por medios mecánicos, manejando el cemento en sacos o con el uso de una planta
central. La aspersión mecánica se realiza con una aspersora de cemento unida a un camión; existen
mezcladoras autopropulsadas. El cemento puede dosificarse como un porcentaje del volumen o del
peso del suelo. Cuando no se cuenta con aspersora de cemento, éste puede manejarse directamente
con sacos, procurando lograr un tendido uniforme y rastreando posteriormente.
La planta dosificadora constituye, sin duda, el mejor sistema para el mezclado del cemento con el
suelo y con el agua. Cuando se usa, es común que esta última se añada en un 2 % adicional al
contenido óptimo para compensar pérdidas de manejo. La incorporación del agua no es tan simple
cuando no se usa planta, de la misma manera que resulta más inseguro en este caso cualquier
método para mezclar los tres componentes fundamentales. Naturalmente que existen máquinas
mezcladoras para el caso, que recogen al suelo cubierto de cemento de camellones y lo van
removiendo sucesivas veces, a la vez que se incorpora el agua, generalmente manejada con
camiones tanque; son comunes tres pasadas de la mezcladora con incorporación de agua en la
segunda.
Las máquinas mezcladoras múltiples facilitan el mezclado y lo hacen más preciso; levantan al mate-
rial, lo pulverizan y lo mezclan con unos primeros rotores, se añade el agua en el paso de un segundo
grupo de ellos y los rotores posteriores remueven todos los ingredientes y tienden el material para su
compactación inicial.
En resumen puede decirse que existe un sinnúmero de métodos para tender y mezclar al
suelo-cemento, que van desde el manejo en camellones y tendido con motoconformadora, hasta el
empleo de diferentes mezcladoras, de varios pasos o de uno solo o hasta el empleo de plantas
mezcladoras.
Cuanto más íntima sea la mezcla suelo-cemento-agua se tendrá un mejor resultado y una mayor
resistencia. Lo bien que se logre este efecto no es una función lineal de la energía de mezclado, sino
que depende naturalmente del procedimiento empleado en el campo. El hecho reconocido de que las
resistencias de campo rara vez igualan a las de laboratorio, para los mismos proporcionamientos, se
atribuye en general a deficiencias de mezclado en la obra. La homogeneidad del mezclado es también
una condición esencial. El tiempo de mezclado es un factor importante en el logro de ambos
requerimientos, mezclado íntimo y homogeneidad; la resistencia crece mucho con el tiempo de
mezclado, pero este crecimiento no es lineal y, para un método dado, los beneficios del tiempo
transcurrido decrecen a medida que dicho tiempo transcurre. El empleo de tiempo excesivo puede
favorecer la segregación de partículas de suelo, lo que va contra la homogeneidad de la mezcla;
además, habida cuenta de que la hidratación del cemento está teniendo lugar, una maniobra de
mezclado excesivamente larga puede estar rompiendo los nexos recién creados entre el cemento y
las partículas de suelo.
La “Eficiencia de Mezclado” se ha definido como la relación entre la resistencia del material mezclado
en el campo y compactado en el laboratorio y la resistencia del mismo cuando se mezcla y compacta
en el laboratorio. Es raro lograr en la obra una eficiencia superior a un 80% y valores del 60% son
normales.
La compactación del suelo-cemento está gobernada por los mismos principios que la de los suelos.
Los equipos de pata de cabra suelen ser los más usados para la compactación inicial, en tanto que los
rodillos vibratorio s se utilizan cada día más para suelos muy granulares. Como es normal en las
técnicas de compactación en general, los rodillos neumáticos tienen cada día más aceptación en casi
todos los tipos de suelos, si bien se han utilizado más en los relativamente granulares sin contenido
excesivo de finos. Los rodillos lisos se utilizan sobre todo como terminadores.
Una capa tendida y compactada de suelo-cemento requiere que su contenido de agua no se pierda
durante un cierto tiempo, para que el cemento se hidrate adecuadamente. Para tal fin es común
cubrirla con algún material que impida la pérdida de humedad. Los materiales asfálticos, los plásticos,
el papel impermeable o aún la paja o telas humedecidas son materiales de uso común para tales
fines. Si el uso de estos materiales se retrasa, la superficie de la capa debe mantenerse húmeda
mediante riegos ligeros y continuos.
También la PCA describe con mucho detalle una prueba que se ha empleado con éxito en diversas
partes del mundo, incluyendo a México, para establecer de un modo muy preciso y relativamente
sencillo el contenido de cemento de muestras obtenidas de la capa tratada. Esta prueba a la que se
ha denominado de Titulación tuvo su origen en la práctica californiana.
El espécimen de prueba es una mezcla de un fragmento del suelo-cemento de la capa probada,
debidamente pulverizado, disuelto en agua; tras un período de reposo, la fracción gruesa del suelo se
deposita y puede disponerse de una suspensión de suelo fino y cemento en agua. La prueba en sí se
ejecuta en dos modalidades, la ácido-álcali establecida para los casos en que no hay reacción entre
las partículas de suelo y el ácido clorhídrico y la de neutralización constante, a utilizarse en aquellos
casos en que haya reacción (suelos calcáreos u otros).
La Tabla 12 proporciona los porcentajes típicos de cemento, en peso, que suelen requerir distintos
tipos de suelos cuando se emplean en capas tratadas de pavimento.
Tabla 12
Contenidos de cemento para varios tipos de suelos, en pavimentos (Ingles, 1972)
Tipo de suelo Porcentaje de cemento, en peso
Material triturado de roca 0.5 – 2*
Gravas areno-arcillosas bien graduadas 2–4
Arenas bien graduadas 2–4
Arenas uniformes 4 – 6 **
Arcilla arenosa 4–6
Arcilla limosa 6–8
Arcilla 8 – 12
Arcilla muy activa 12 – 15***
Suelos orgánicos 10 – 15****
* El cemento se usa sobre todo para dar trabajabilidad, reducir la sensibilidad del suelo al contenido de agua de
compactación y para evitar deformaciones de capa tendida bajo el tránsito del equipo de construcción.
** La compactación puede volverse muy difícil y hay riesgo de segregación del cemento.
*** El mezclado puede ser muy difícil y un pretratamiento con cal, suele representar una gran ayuda.
**** Puede ayudar significativamente un pre-tratamiento con cal o con 2% de cloruro de calcio.
Al utilizar la prueba de titulación puede controlarse con mucha facilidad el contenido de cemento de un
gran número de especímenes de la capa tendida; si se efectúa un muestreo representativo sí podrá
garantizarse la calidad del producto final obtenido.
Los métodos de diseño de espesores de capas de suelo-cemento atienden sobre todo al efecto de
fatiga; para tal fin, requieren conocer la distribución de tránsito, en cargas por eje sencillo o doble y de
peso diferente, susceptible de presentarse durante el período de diseño.
El efecto de fatiga que produce individualmente cada uno de los ejes que han de transitar por la capa,
se maneja a través del denominado factor de fatiga, un valor único que expresa el efecto total del
tránsito durante el período de diseño, en lo referente a tal concepto. La Tabla 13 muestra los llamados
Coeficientes de Fatiga Básica, que representan las equivalencias de los efectos que diferentes cargas
por eje producen en relación a los que causa un eje sencillo de 8.2 Ton (18000 lb) o un eje tándem de
13.6 Ton.
Tabla 13. Coeficientes de Fatiga Básicas para diseño de espesores de suelo-cemento en pavimentos
Los coeficientes de Fatiga Básica de la Tabla 13 se multiplican por el número de ejes de cada clase
(en miles) que haya, según la distribución de tránsito de que se disponga y el valor total de la suma de
estos productos proporciona el valor de fatiga de diseño.
Con dicho valor de fatiga de diseño puede entrarse ahora a las gráficas de la Fig. 3, en las que puede
obtenerse el espesor de la capa tratada con cemento, para casos de suelo granular y suelo fino, en
función del módulo de reacción de la subrasante.
Fig. 3. Gráficas para diseño de espesores de capas de suelo – cemento
El mejoramiento de las propiedades de los suelos con el añadido de asfalto y productos asfálticos es
una técnica socorrida y frecuentemente muy efectiva. Son tres los tipos de producto que se han usado
para este fin;
- Productos asfálticos, que son sistemas anhidros de hidrocarburos totalmente solubles en
bisulfuro de carbono,
- Productos asfálticos, procedentes de la destilación y refinamiento del petróleo o asfaltos
naturales, más raramente.
- Productos residuo de la destilación destructiva de materiales orgánicos, tales como el
carbón, ciertos aceites, lignitos, turbas y madera (alquitranes) .
Los productos asfálticos, en general, son normalmente demasiado viscosos para que se puedan
incorporar directamente a los suelos, por ello han de usarse calentados, emulsificados en agua
(emulsiones) o rebajados con un solvente, generalmente volátil, como la gasolina.
Las emulsiones y los asfaltos rebajados son los productos más usados en estabilizaciones de suelos,
pero se usan también alquitranes calentados o rebajados. Los rebajados más usuales son los de
fraguado lento y medio, pero en las arenas se han usado también, con éxito, los de fraguado rápido.
La Tabla 14 proporciona las características más usuales en algunos tipos de productos asfálticos
usados en estabilizaciones.
Tabla 14
Requerimientos comunes para materiales asfálticos
Residuos
Penetra- Penetra- Penetra-
Propiedad
ción 65 ción 90 ción 200
Mín. Máx. Mín. Máx. Mín. Máx.
Densidad
0.99 - 0.98 - 0.97 -
relativa
Punto de
ignición,
°C 225 - 220 - 205 -
--
Punto de reblan-
decimiento, °C 46 58 42 53 33 44
Penetración a
60 70 85 100 180 210
25 ° C
Temperatura
para
uso, en °C - - 160 182 155 182
Muy
Pesado Ligero
pesado
Propiedad Mín. Máx. Mín. Máx. Mín. Máx.
Densidad
1.07 - 1.05 - 1.04 -
relativa
(cont.) .
Muy pesado Pesado Ligero
Propieda
Mín. Máx. Mín. Máx. Mín. Máx.
d
Viscosidad,
en
Stokes a 50DC 5 8 1 2 0.25 0.50
Salubilidad en
bi-
sulfuro de carbo-
i
no, % (se ex-
presa la fracción
insoluble
5 10 4 9 3 8
)
Contenido de
agua, % - 0.5 - 2 - 5
-
Temperatura
para
uso, DC. 71 85 54 68 35 45
Alquitrán de petróleo
Los aceites fluxantes más usados son el Diésel con viscosidad comprendida entre 0.03 y 0.07 Stokes
a 50 °C. Los solventes para rebajados son usualmente la gasolina, la kerosena y una mezcla de
kerosena y diésel, para dar lugar respectivamente a los rebajados de fraguado rápido, medio y lento.
Tabla 15
Propiedades más frecuentemente exigidas a los asfaltos rebajados para ser usados en
estabilizaciones. Rebajados de fraguado medio
Los asfaltos emulsificados se usan con rompimiento medio y lento. Las emulsiones son suspensiones
muy finas de partículas de asfalto en agua y el asfalto se liga con el suelo cuando la suspensión se
coagula (rompimiento). El momento en que tal coagulación ocurra determina la efectividad de la liga
asfalto-suelo; si el rompimiento ocurre muy pronto se tendrá una penetración escasa e inadecuada y
esta es la razón por la que se evitan las emulsiones de rompimiento rápido. Las emulsiones aniónicas
deben tener por lo menos 55% de contenido de asfalto; el emulsificante y los agentes estabilizantes
deben dejar cuando mucho un residuo del 0.2%, en peso, de toda la emulsión que sea retenida en la
malla No. 100, tras una dilución en un volumen igual de agua destilada y un período de reposo de 10
minutos. La viscosidad de estas suspensiones debe estar comprendida entre 4 y 25 grados Engler. La
temperatura para uso en el campo debe ser 49 °C como máximo.
Las emulsiones catiónicas tienen especificaciones menos familiares y en torno a ellas hay una
experiencia mucho menor. Suele exigirse un contenido de asfalto mínimo de 58% y una viscosidad
como prendida entre 3 y 24 grados Engler.
Prácticamente todos los tipos de suelo responden a la estabilización con asfalto, incluyendo las
arcillas más compresibles y activas, pero los mejores resultados se obtienen sin duda con arenas y
con gravas arenosas, materiales a los que el asfalto da cohesión e impermeabilidad. La granulometría
de los suelos no es esencial, pero generalmente se piden algunos requerimientos, del estilo del
conjunto de los que siguen:
- El tamaño máximo de la partícula debe ser menor que un tercio del espesor compactado de
la capa.
- Más del 50% del material debe ser menor que la malla No. 4. Muchas veces este
requerimiento se refiere a la malla de 3/16”.
- 35 % del material debe ser más fino que la malla No. 40.
- El retenido en la malla No. 200 debe estar comprendido entre 10 y 50%.
- El límite líquido de la fracción fina debe ser menor que 40 %.
En arenas muy limpias puede haber problemas de adherencia entre el asfalto y los materiales
silícicos, lo que conduce al desprendimiento del material estabilizante y a la desaparición de sus
buenos efectos. Los suelos húmedos pueden presentar el inconveniente de que al añadírseles más
líquido durante el proceso de estabilización, lleguen a una consistencia que haga muy difícil
compactarlos. En el caso de arenas muy limpias, con no más de 3 % de material pasando la malla No.
200 y, en añadidura, húmeda, una pre-estabilización con 1 ó 2 % de cal puede dar muy buen resultado
para mejorar la adherencia entre el asfalto y las partículas de arena.
Cualquier tipo de agua dulce es aceptable, tanto para la estabilización propiamente dicha, como para
la compactación posterior.
Los efectos estabilizantes del asfalto ocurren a través de dos mecanismos. El primero es una liga
establecida entre las partículas de suelo a través del asfalto, lo que da una "cohesión" al conjunto; el
segundo es la protección del suelo contra la acción del agua. El primer mecanismo es importante
sobre todo en suelos granulares, en tanto que el segundo resulta útil más bien en los cohesivos.
El asfalto rebajado hace disminuir el peso volumétrico seco máximo a que puede llegarse; esta
disminución seguramente no es muy importante, pues la estabilización produce un mejoramiento en
las propiedades mecánicas que la compensa con creces. También, la adición del asfalto y los líquidos
que lo acompañan hacen disminuir la necesidad de agua para compactación, lo que pudiera ser una
ventaja en lugares secos.
La adición del asfalto en forma de asfaltos rebajados lleva consigo una proporción de solventes
volátiles que es importante en el comportamiento de la mezcla obtenida; cuanto mayor sea el
contenido de asfalto, menor será la pérdida de resistencia por saturación, respecto al suelo no tratado
y, por otra parte, cuando los solventes pasan de cierta proporción la resistencia de la mezcla, así
como su peso volumétrico seco disminuyen. Existen contenidos óptimos de solventes para cada uno
de ambos conceptos, los que, por cierto, no coinciden, que no deben ser sobrepasados, so pena de
abatir la resistencia más de lo deseable. Adicionalmente debe tenerse en cuenta que en emulsiones o
asfaltos rebajados, el agua y los solventes se añaden a la fracción líquida, como ya se dijo y pueden
aumentar inconveniente mente la humedad de la mezcla con vistas a la compactación.
7.2 Resistencia
Respecto al contenido de asfalto propiamente dicho, puede decirse que, en términos generales,
cuanto mayor sea es mejor el comportamiento de la mezcla obtenida, dentro de los límites prácticos;
sin embargo, este mejoramiento no se refiere necesariamente a las mismas propiedades. En suelos
finos, el aumento del contenido de asfalto no influye en la resistencia a la compresión simple. Por el
contrario, en suelos de naturaleza friccionante, la resistencia sí aumenta cuando el contenido de
asfalto crece, pero si este último se hace aumentar demasiado, la resistencia vuelve a decrecer.
Por otra parte, en los suelos finos, el contenido de asfalto sí tiene mucho que ver con el
comportamiento de la mezcla ante el agua, la resistencia a que llega la mezcla del mismo
limo-arcilloso y asfalto cuando es re-humedecida, sí crece con el contenido de asfalto y con un
crecimiento ilimitado, por lo menos para los contenidos prácticos de dicho material. Lo anterior no
quiere decir que convenga aumentar el contenido del asfalto indiscriminadamente en los suelos finos,
pues si éste va más allá de un cierto valor, los solventes que acompañan a los asfaltos rebajados o el
agua de las emulsiones, hacen crecer en demasía la fase líquida de la mezcla, como ya se discutió y
en tal caso ésta se vuelve demasiado plástica y poco resistente. En los suelos friccionantes, el asfalto
poco añade a la estabilidad ante el agua, ya poco modificable de por sí.
El período de curado de las mezclas tiene importancia en sus resistencias. Cuanto mayor sea ese
período y más caliente la temperatura del curado es mayor la pérdida de solventes, cuando se usan
rebajados. En términos generales, también se cumple que cuanto mayor sea el período de
re-humedecimiento a que se somete la mezcla de suelo-asfalto es mayor la cantidad de agua
captada. La resistencia de un suelo-asfalto es toscamente inversamente proporcional al contenido de
solventes en el momento de la prueba, de manera que cuantos más solventes se pierdan, mayor es la
resistencia.
7.3 CBR
Esta es la característica que preponderantemente se busca al estabilizar con asfaltos a los suelos
finos, de naturaleza cohesiva; la estabilidad ante el agua de los suelos finos mezclados con asfalto
aumenta mucho con el contenido de éste.
Cuando aumenta el contenido de asfalto aumenta la estabilidad de la mezcla ante el agua, hasta el
grado en que los solventes que acompañan al asfalto rebajado hacen crecer en demasía la fase
líquida de la mezcla y la tornan excesivamente plástica y poco resistente; evidentemente este grado
representa un límite adelante del cual no conviene ir, pues lo que se gana en estabilidad resulta
descompensado por lo que se pierde en resistencia.
El proceso de mezclado que conduce al suelo-asfalto final parece tener considerable influencia en el
comportamiento de mezclas de suelos finos y en lo que se refiere a su estabilidad frente al agua. Hay
evidencias de cómo varía la absorción de agua de especímenes de arcilla arenosa, estabilizados con
3 % de aceite pesado cuando varía el tiempo de fabricación y mezclado y también cuando se hace
variar el tiempo de inmersión en agua en el laboratorio. Cuando el tiempo de mezclado se prolonga,
disminuye mucho la estabilidad de la mezcla ante el agua; esto se atribuye a efectos de rotura de
granos y a la correspondiente difusión del asfalto en mayores áreas de partículas de suelo, en
películas correspondientemente más delgadas y, por ende, más susceptibles a ser penetradas por el
agua.
De lo atrás discutido puede deducirse que las mezclas de suelo-asfalto se fabrican con objetivos que
pueden ser diferentes. Puede pretenderse buscar la resistencia máxima, en suelos no cohesivos, la
que deberá lograrse empleando el contenido óptimo de asfalto. Puede tenerse como objetivo dar al
suelo estabilidad ante el agua, lo que es frecuente en suelos francamente cohesivos o en suelos de
naturaleza friccionante, pero con fracción fina importante, en cuyo caso los contenidos de asfalto
podrán ser más altos, pero cuidando que no excedan al límite que compromete la resistencia de la
mezcla. El caso de la estabilización de arenas con asfalto es tan frecuente en la técnica actual de
muchos países, que muchos autores lo consideran especial. El tipo de pruebas de laboratorio por
realizar en cada uno de los casos se desprende de las páginas anteriores; el proyectista tiene mucha
libertad para actuar de acuerdo con su sentido común, puesto que no existe ninguna metodología
pre-establecida para el diseño de las mezclas.
La selección del tipo y monto del asfalto debe de hacerse con pruebas de laboratorio que determinen
y comparen características de resistencia y estabilidad. Es muy frecuente en la tecnología de las vías
terrestres el realizar pruebas para conocer la evolución de los valores del CBR, en especímenes cura-
dos y sujetados a períodos de inmersión en agua.
En estos casos es frecuente exigir por lo menos valores de 80% para el CBR de capas de pavimento.
La Fig. 4 puede ser útil para determinar los porcentajes de asfalto convenientes para la estabilización
en los diferentes casos; esos porcentajes están referidos a la fracción de suelo que es menor que la
malla No. 200.
De las secuencias anteriores, el mezclado y la etapa de reducción de solventes volátiles suelen ser
las más delicadas. En suelos arcillosos, sobre todo, puede convenir durante el mezclado un contenido
alto de solventes y, además, el contenido de estas substancias para favorecer una buena
compactación es normalmente más alto que el que garantiza una buena estabilidad. Por todo ello, el
suelo-asfalto requiere normalmente un período de aireación después de compactado; esto es tanto
más cierto cuan. to más cohesivo es el suelo.
Cuando se utilizan emulsiones, por otra parte muy apropiad as para la estabilización de suelos fi. nos,
la fracción líquida que las acompaña debe ser conveniente eliminada, lo que exige la colocación en
capas suficientemente delgadas.
Es muy común diseñar el espesor de capas de suelo-asfalto con el método del CBR Cuando ello se
hace, también es usual asignar a la capa de suelo-asfalto el mismo espesor que resultaría en el
diseño, si no se estabilizase el suelo, lo cual es muy conservador. También es muy frecuente y quizá
más I racional establecer alguna equivalencia empírica entre el espesor de la capa estabilizada y una
capa de grava equivalente.
8.1. Introducción
Los asfaltos espumados son una técnica que se usa en la producción de mezclas asfálticas tibias. Se
puede usar tanto en caminos de bajo volumen de tránsito como en autopistas sujetas a tráfico pesado.
Los asfaltos espumados se producen mediante un proceso mecánico en el cual se inyecta, mediante
aire presurizado, una pequeña cantidad de agua al asfalto caliente dentro de una cámara de
expansión, lo que resulta en la producción instantánea de espuma dentro del asfalto. El efecto del
espumado se produce en el momento que las pequeñas gotas de agua fría entran en contacto con el
asfalto caliente, lo que ocasiona transferencia de energía entre el asfalto y el agua. Esto produce un
aumento en la temperatura del agua a más de 150° C, la cual se evapora instantáneamente creando
burbujas de vapor cubiertas por una delgada película de asfalto.
Los asfaltos espumados presentan una apariencia café, pero con el tiempo se cambia a negro,
brillante. Es muy simple su trabajo con él, pero también requiere de control de calidad.
8.2. Antecedentes
El asfalto espumado es una técnica relativamente nueva en su uso, que permite producir mezclas
asfálticas de un modo muy diferente a los sistemas tradicionales. Las mezclas producidas con asfalto
espumado tienen un comportamiento estructural similar a una mezcla tradicional, pero difieren en su
estructura interna. Las mezclas con asfalto espumado presentan ventajas especiales frente a mezclas
tradicionales entre estas las más importantes son las del tipo energéticas y ambientales. Desde el
punto de vista constructivo, el empleo de nuevas técnicas y equipos de construcción especialmente
desarrollados para este tipo de aplicación, le confiere ventajas adicionales en comparación a otro tipo
de técnicas constructivas; específicamente admite mayor tolerancia en la especificación de
agregados y los procesos constructivos pueden ser de muy alto rendimiento. El asfalto espumado
puede usarse como un agente estabilizador con una variedad de materiales que van desde gravas
trituradas de buena calidad hasta suelos residuales con plasticidad relativamente alta y también en
materiales asfáltico reciclados. Las mezclas con asfalto espumado pueden ser confeccionadas tanto
in situ como en una planta central. El presente trabajo corresponde a una síntesis de una amplia
revisión bibliográfica sobre el asfalto espumado, el diseño de mezclas y las principales aplicaciones
de esta tecnología. La revisión bibliográfica se complementa con un estudio de laboratorio, cuyos
principales objetivos son: aplicar el procedimiento de diseño de mezclas con asfalto espumado,
comparar dos asfaltos de distinta penetración para la producción de espuma y realizar un análisis de
sensibilidad del contenido asfáltico para mezclas con distinto contenido de RAP (Concreto Asfáltico
Reciclado), en un proyecto de reciclado profundo con asfalto espumado.
El proceso de expansión se puede explicar de la siguiente manera: en el momento que las gotas de
agua fría toman contacto con el asfalto caliente, se produce un intercambio de energía entre el asfalto
y las gotas de agua, lo que eleva la temperatura del agua hasta los 100 ºC. Esta transferencia
energética genera en forma instantánea vapor y una expansión explosiva del asfalto. Las burbujas de
vapor son forzadas a introducirse en el asfalto dentro de la cámara de expansión. El asfalto junto con
el vapor de agua encapsulado es liberado desde la cámara a través de una válvula (dispositivo
rociador) y el vapor encapsulado se expande formando burbujas de asfalto contenidas por la tensión
superficial de éste, hasta alcanzar un estado de equilibrio.
Debido a la baja conductividad térmica del asfalto y del agua, las burbujas pueden mantener el
equilibrio por pocos segundos (10-30 segundos). Este proceso ocurre para una gran cantidad de
burbujas. A medida que la espuma se enfría a temperatura ambiente, el vapor en las burbujas se
condensa causando el colapso y la desintegración de la espuma. La desintegración de la burbuja (o
colapso de la espuma) produce miles de gotitas de asfalto las cuales al unirse recuperan su volumen
inicial sin alterar significativamente las propiedades reológicas originales del asfalto.
Para la producción de mezclas con asfalto espumado, el agregado debe ser incorporado mientras el
asfalto se encuentre en estado de espuma. Al desintegrarse la burbuja en presencia del agregado, las
gotitas de asfalto se aglutinan con las partículas más finas (especialmente con aquellas fracciones
menores a 0.075 mm), produciendo una mezcla asfalto agregado fino, proceso que se denomina
dispersión del asfalto. Esto resulta en una pasta de filler y asfalto que actúa como un mortero entre las
partículas gruesas. El proceso de dispersión es considerado por muchos autores como fundamental
para la obtención de las propiedades mecánicas de las mezclas con asfalto espumado.
La Relación de expansión y vida media son medidas que dependen de muchos factores, entre éstos:
Temperatura del asfalto: Las propiedades del espumado de la mayoría de los asfaltos mejoran
con temperaturas más altas. Espumas aceptables se consiguen con temperaturas sobre 149 º
C (Abel, 1978).
Dosis de agua inyectada: Generalmente la Relación de Expansión aumenta, con un
incremento en la cantidad de agua inyectada, mientras la Vida Media decrece.
Presión bajo la cual se inyecta el asfalto en la cámara de expansión: bajas presiones (menores
a 3 bares - 3 kg/cm2) afectan negativamente, tanto a la Relación de Expansión como a la
Vida Media.
Uso de agentes anti-espumantes, tales como compuestos de silicona, en el asfalto virgen.
Viscosidad del asfalto: En cuanto a la viscosidad del asfalto, los resultados obtenidos en varios
estudios no permiten relacionar de forma concluyente esta característica con las variaciones
en la Relación de Expansión y Vida Media.
En laboratorio uno de los parámetros que afectan las propiedades del espumado es el tamaño
del recipiente donde estas propiedades son medidas.
Siendo los principales factores, la temperatura del asfalto y la dosis de agua, a mayores temperaturas
de espumado y mayor cantidad de agua, se incrementa la Relación de Expansión, pero a su vez
disminuye la Vida Media, sin embargo, el mejor espumado se considera generalmente como aquel
que optimiza tanto la Relación de Expansión como la Vida Media. Para llevar a cabo dicha
optimización es necesario graficar ambas propiedades en una misma gráfica (Figura 5), para distintas
cantidades de agua y temperaturas. No existen especificaciones estándar para optimizar estas
propiedades, pero es recomendable aumentar levemente el valor óptimo de la Vida Media, a partir del
punto de intersección, aún en detrimento de la Relación de Expansión.
El procedimiento básico para el diseño de mezclas con asfalto espumado se resume en los siguientes
pasos:
a) Optimización de las propiedades de la espuma
b) Caracterización del agregado
c) Determinación del contenido óptimo de humedad de la mezcla
d) Determinación del contenido óptimo de asfalto
e) Caracterización de las propiedades mecánicas de las mezclas
Esta etapa tiene como objetivo determinar la temperatura del asfalto y la cantidad de agua por
inyectar, que optimicen, tanto la Relación de Expansión como la Vida Media. Para llevar a cabo las
mediciones en laboratorio de las propiedades de la espuma, se emplea un equipo de producción de
asfalto espumado, cuya principal característica es poseer una cámara de expansión, idéntica a la
empleada en terreno para producir la espuma de asfalto.
Debido a la gran variedad de agregados que pueden ser mezclados con asfalto espumado (gravas
trituradas, arenas, RAP y otros materiales tales como escorias), estos deben ser caracterizados
considerando dos propiedades: su distribución granulométrica y el Índice de Plasticidad (IP). Una vez
obtenida la curva granulométrica del agregado, se compara con la clasificación mostrada en la Fig. 6.
El contenido de RAP que posea el agregado, también es un factor que influye tanto en las
propiedades estructurales de la mezcla como en el contenido óptimo de asfalto, por lo cual es
necesario evaluar esta influencia en laboratorio.
Investigaciones realizadas por Mobil Oil, sugieren que el contenido óptimo de humedad, es aquel que
maximiza la densidad de la mezcla (70% - 80% de la humedad óptima AASHTO de los agregados).
Las mezclas con bajas densidades son consecuencia de bajos contenidos de humedad, lo que se
traduce en una inadecuada dispersión del asfalto espumado.
Para el diseño se recomienda como contenido óptimo de humedad, el 75% de la humedad óptima de
compactación obtenida mediante el ensayo Próctor Modificado.
Para determinar el contenido óptimo de asfalto, deben ser confeccionadas un mínimo de 5 mezclas
con distintos contenidos asfálticos (1% – 3 % de asfalto), y evaluar el comportamiento de cada una de
ellas en función de la tensión indirecta (o tensión por compresión diametral – “brasileña”),
determinada tanto en estado seco como saturado. El contenido óptimo de asfalto es aquel que
maximiza la tensión indirecta saturada.
La tensión indirecta (en estado seco o saturado), se determina sobre probetas cilíndricas (100 mm de
diámetro por 63.5 mm de espesor) compactadas con 75 golpes del martillo Marshall. Antes de
someter a las probetas al ensayo de Tensión Indirecta, estas son curadas durante 72 horas en un
horno a 40º C. El estado saturado se logra sumergiendo las probetas en agua durante 24 horas a 25
ºC.
e) Caracterización de las propiedades mecánicas de las mezclas
Las propiedades mecánicas más utilizadas para caracterizar las mezclas de asfalto espumado son:
CBR, tensión indirecta, módulo de resiliencia MR, compresión no confinada, estabilidad Marshall y
resistencia a la fatiga.
Las propiedades mecánicas son susceptibles a la humedad, sin embargo existen ciertos aditivos
como la cal o el cemento que reducen esta susceptibilidad, al igual que elevados contenidos de
asfalto, debido principalmente a la reducción de la permeabilidad.
Las mezclas con asfalto espumado disminuyen el valor de sus propiedades mecánicas con el
incremento en la temperatura, pero son menos susceptibles que las mezclas asfálticas en caliente. A
temperaturas superiores a los 30 º C, las mezclas con asfalto espumado poseen un módulo de
resiliencia más alto que las mezclas asfálticas en caliente equivalentes (después de 21 días de curado
a temperatura ambiente).
Una gran mayoría de las investigaciones y estudios emplean los parámetros: tensión Indirecta,
módulo de resiliencia y resistencia a la fatiga.
Existen principalmente dos tipos de aplicaciones para el asfalto espumado, el reciclado en frío de
pavimentos asfálticos y la estabilización de suelos.
En la tecnología en planta el material se fresa, se retira y se transporta hasta una planta donde
se incorpora el asfalto espumado y se homogeneiza la mezcla. Luego la mezcla se transporta
hasta el frente de trabajo, donde se extiende por medio de motoniveladoras o preferentemente
con pavimentadoras (ya que no se requerirá de nivelación) para luego ser compactada. Los
tipos de plantas utilizadas permiten su instalación en lugares inmediatos al frente de trabajo.
Esto, permite reducir significativamente las distancias de transporte de materiales, además la
tecnología en planta permite un mejor control de calidad de la mezcla mediante un control de
su dosificación.
8.6. Conclusiones
Las mezclas son una alternativa para la estabilización de capas estructurales en los pavimentos,
debido principalmente a su buen comportamiento, facilidad de construcción, compatibilidad con un
amplio rango de tipos de agregados y ventajas energéticas. Sin embargo, como toda nueva
tecnología aún quedan aspectos por investigar y acumular experiencia.
Los criterios empleados para la caracterización del asfalto espumado, corresponden al volumen que
puede alcanzar la espuma (Relación de Expansión) y al tiempo disponible para el mezclado antes del
colapso de la espuma (Vida Media). Ambos criterios son ampliamente reconocidos como los más
importantes en el proceso de producción de la espuma, sin embargo la forma en que se analizar y
miden no permite la obtención de valores precisos, sino más bien órdenes de magnitud, por esta
razón se requiere investigar nuevas formas para medir estas propiedades y de este modo obtener una
caracterización más precisa de la espuma y su habilidad para mezclarse con los agregados.
La base espumada es siempre la segunda capa, por lo cual, dependiendo del tipo de carpeta de
rodadura (tratamientos de superficie tipo sellos o carpetas estructurales), el efecto de la temperatura
ambiente en conjunto con las cargas de tránsito puede ser más o menos influyente. El proceso de
envejecimiento instantáneo del espumado puede ser suficiente para otorgar las propiedades
viscoelásticas requeridas, por lo tanto la elección del grado del asfalto puede ser eventualmente sólo
función de las propiedades de la espuma (el estudio del envejecimiento instantáneo del asfalto
espumado se encuentra en etapa de estudio).
Hay otros métodos de estabilización de suelos diferentes a los ya mencionados: los hay de naturaleza
química y física. A continuación se tratan someramente algunos de ellos, en la inteligencia de que su
utilización es mucho menos frecuente que la del cemento, la cal y el asfalto o que la estabilización
mecánica, por compactación o la lograda a base de mezclas de suelos, así como aquella que se
consigue con la inclusión de geotextiles.
Los estabilizantes químicos pueden ser de naturaleza inorgánica u orgánica. Los primeros suelen
estar afectados por menos problemas de patentes y otras restricciones comerciales y todavía pueden
subdividirse en estabilizantes de tipo ácido, de tipo neutral y de tipo alcalino. El primero y el tercero de
estos grupos actúan atacando químicamente los componentes del suelo, especialmente los minerales
de arcilla, produciéndose en la reacción nuevos compuestos de naturaleza cementante. Los
estabilizantes neutros principalmente alteran las propiedades físicas del suelo, como el peso
volumétrico.
A continuación se pasará una breve revista a alguno de los estabilizantes de tipo químico.
Los estabilizantes fosfóricos limitan su acción a suelos ácidos y no son efectivos en los alcalinos, en
los limos, ni en las arenas. Esto se debe a que el ácido fosfórico debe atacar a las retículas arcillosas
para captar el aluminio y precipitar un fosfato hidratado de aluminio. Otra dificultad de estos
estabilizantes está en su manipulación, que es difícil, aunque en general no son substancias tóxicas.
Un uso muy particular, pero prometedor de la sal común es la disminución de permeabilidad que
produce en muchas arcillas, lo que la hace útil para tratar a las arcillas expansivas. La sal también
beneficia la resistencia del suelo, así como el comportamiento de los suelos ante la congelación.
La principal desventaja de estos tratamientos es que la sal es muy soluble y, por tanto, fácilmente
lavable y soluble; por esto se le adjudicó al principio la calificación de no durable.
Las principales ventajas están en la facilidad con que se aplica y en el efecto que parece tener para
ayudar a la compactación de los suelos.
Sus efectos más ventajosos se tienen con arcillas caoliníticas de tipo laterítico y con arcillas
caoliníticas, ricas en aluminio. El efecto del hidróxido de sodio es poco importante o nulo en las
montmorilonitas.
9.1.5 Sales de aluminio
Estas sales tienen una influencia útil en la estabilidad de los suelos ante el agua, aunque no la
muestran en la resistencia de las mezclas. Para contenidos de agua bajos, el estabilizante tiene
efecto negativo en la resistencia, pero cuando la humedad del suelo aumenta, las muestras con
mayor porcentaje de estabilizador pierden proporcionalmente mucha menos resistencia que las no
estabilizadas o las que usan porcentajes menores de estabilizante.
Son cadenas muy largas de moléculas formadas por unión de componentes orgánicos, a los que se
denomina monómeros. Los polímeros naturales tienen la forma de resinas. La incorporación de
polímeros a los suelos se hace de dos maneras: o se añaden los monómeros junto con un sistema
catalizador que produce la polimeración posterior o el poIímero se añade ya formado, sólido, en
solución o en emulsión.
El vinsol es la resina que más frecuentemente se ha utilizado como estabilizante. Los resultados que
con ella se han obtenido son variables, pero alentadores. Los contenidos de resinas y polímeros
fluctúan normalmente entre 1 y 2% y únicamente pueden usarse con suelos ácidos.
Los polímeros se han incorporado a los suelos en forma física, los geosintéticos, pero no para
modificar el suelo de manera intrínseca, sino a manera de inclusiones, como se verá en otro apartado.
Los polímeros pueden ser catiónicos, aniónicos y no iónicos. Los catiónicos poseen cargas positivas
que crean nexos eléctricos muy fuertes con las negativas de las partículas de arcilla o de las arenas
finas silíceas; por este mecanismo puede aumentar la resistencia del suelo. Desgraciadamente este
efecto aumenta mucho la resistencia de la mezcla a ser compactada. También son productos difíciles
de mezclar por la pequeña proporción en que intervienen y de costo alto.
Los polímeros aniónicos tienen la misma carga eléctrica que los minerales de arcilla, por lo que su
incorporación más bien tiende a disminuir la resistencia de los suelos tratados; correspondientemente
favorecen la compactación. La efectividad de estos productos es muy variable, según el tipo de suelo
y su utilización probablemente se justifica pocas veces, habida cuenta de que la sal común, mucho
más barata, puede ser tan o más efectiva.
Los polímeros no iónicos generan nexos de hidrógeno importantes entre las partículas de arcilla,
asociando sus grupos OH con el oxígeno de aquéllas.
La estabilidad térmica a más de 400° C y su alta capacidad de dispersar la energía que recibe (a muy
alta velocidad) en una gran parte de su masa, lo presentan como un material alternativo de que
dispone actualmente la ingeniería civil, para la construcción de la estructura de pavimentos de alto
desempeño, que garanticen:
Calidad máxima para una vida útil de 30 a 50 años tomando en cuenta las necesidades
actuales y futuras.
Menor costo en su proceso constructivo, para optimizar los presupuestos destinados a
vialidades.
Resistentes al cambio climático, para lo cual deben mostrar una estabilidad térmica a más de
400° C.
Con un proceso constructivo sustentable que cause un mínimo daño al medio ambiente,
demostrado mediante el manifiesto de impacto ambiental correspondiente.
Mínimo mantenimiento al disminuir los daños que se presentan en los pavimentos por fatiga o
pérdida de estructura, como son roderas, grietas, ahuellamientos y ondulaciones.
N [arcillas-calizas-arena-limos-monómero-(X + Y + Z)H2O]
[arcillas-calizas-arena-limos-monómero-(X + Y + Z)H2O]N
La N después del paréntesis indica que el polímero formado contiene N unidades monoméricas
unidas por enlaces inter-estructurales.
Arcillas-YH2O representa arcilla con YH2O integrada naturalmente hace millones de años.
XH2O (L) representa el agua líquida entrampada entre las láminas de los materiales arcillosos, que
hace que se expandan con la temperatura, por lo que son rechazados en procesos constructivos
incluyendo pavimentos.
ZH2O representa el agua que en el proceso constructivo es necesario agregar para alcanzar el
contenido de agua óptimo de compactación.
Esta tecnología consiste en estabilizar materiales arcillosos expansivos con índices de plasticidad
alto, y baja capacidad de carga, con un ahorro de tiempo, que se disminuye hasta en un 20% de
cualquier otro, formando una estructura integrada polimerizada EIP.
Esta EIP, para perder el agua integrada (X+Y+Z)H2O y colapsarse, requiere alcanzar una temperatura
superior a 400° C. Para comprobar la estabilidad térmica del material a temperaturas superiores a
400° C se envió una muestra del material a la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad
Autónoma de Coahuila. El termograma obtenido por análisis térmico diferencial de barrido fue
interpretado en el Centro de Investigación de Química Aplicada, C.I.Q.A., concluyéndose que es
continuo, es decir no presenta picos indicativos de pérdida estructural en el intervalo de temperatura
0° C a 409° C ni de cambios físicos (contracción o dilatación). Este resultado demuestra que la
estructura de pavimento construida con esta tecnología garantiza alta calidad y que por efecto de la
temperatura no presentará pérdida estructural y que además cumple con ser resistente al cambio
climático.
El módulo elástico es uno de los parámetros que se utiliza en el diseño de pavimentos y puede, por
tanto, correlacionarse con la capacidad estructural del pavimento que se está evaluando.
El cálculo de los módulos elásticos con datos de campo, utilizando material producto de corte y/o de
bancos aledaños, calidad subrasante, a lo largo de los 11 kilómetros, mostró valores comprendidos
entre 2,700 y 7,490 Kg/cm2, con un promedio de 4,422 Kg/cm2, muy superiores a los de una base
hidráulica común. Lo anterior se puede observar en la figura siguiente:
CAMINO: Acceso a pozos PEMEX "El Becerro"
TRAMO: 4+400 AL 15+000
CUERPO: Único
CARRIL: Directo
6,500
6,000
Promedio general:
5,500 4422 kg/cm2
5,000
4,500
4,000
3,500
3,000
2,500
2,000
1,500
1,000
500
4.40
4.90
5.40
5.90
6.40
6.90
7.40
7.90
8.40
8.90
9.40
9.90
10.40
10.90
11.40
11.90
12.40
12.90
13.40
13.90
14.40
14.90
km
0 -71
1 -26
2 -15
3 -10
4 -6
5 -5
6 -3
X Sensor
La línea roja demarca el área de la cuenca del material polimerizado y la línea azul demarca el área
Y Deflexión
mayor de la cuenca de un material convencional, por esta razón el material obtenido con esta
tecnología, se demuestra al comparar las áreas de la cuencas correspondientes refleja una mayor
capacidad de absorber y dispersar la energía que recibe, ya que desde el segundo sensor, las
deflexiones se reducen significativamente y por la mayor estabilidad térmica antes referida se
concluye que la estructura de pavimentos construida con esta tecnología, pueden tener mejor calidad,
vida útil más larga y menor costo de mantenimiento.
Las enzimas son moléculas que contienen partes activas, mismas que les permiten ser eficientes
catalizadores en las reacciones químicas en las cuales participan: esta característica es a veces tan
específica que se podría decir que existe una enzima para cada reacción.
La acción catalizadora de las enzimas provoca una acción aglutinante en los materiales finos plásticos
e incrementa notablemente el proceso humectante del agua, lo que hace que disminuya la relación de
vacíos y logra también que las partículas del terreno puedan ser más densamente compactadas. La
acción cohesiva de este proceso, origina una fuerte actividad cementante que forma finalmente un
sólido y permanente estrato, el cual resiste mejor la penetración del agua, así como la acción
destructiva del clima (erosión) y del uso constante del camino.
Las enzimas, como estabilizadores, actúan directamente sobre las partículas que pasan la malla 200,
con características plásticas, por lo que, cuando existe un mínimo del 20% de éstas, las enzimas
actúan sobre la parte iónica de las partículas plásticas y provocan que esta cantidad de finos aglutine
los materiales de mayor densidad, formando una capa prácticamente impermeable y con mayor
capacidad de carga.
Generalmente la cantidad de finos plásticos en un camino no es constante y este volumen puede ser
incluso mucho mayor al 20%: no obstante, la dosificación recomendada de aditivo trabajará
catalíticamente sobre los materiales plásticos, estabilizándolos.
Se recomienda que las enzimas se usen directamente sobre el terreno, tal como se encuentra, sin
embargo, se deberá buscar el mejoramiento de las condiciones granulométricas hasta donde sea
posible, ya que es claro que mientras mejores características tenga el terreno los resultados serán
mejores.
Las enzimas, como estabilizadores, se dosifican a razón de un litro por cada 30 metros cúbicos de
material compacto; se mezcla en el agua necesaria para obtener la humedad óptima para compactar.
Esta dosificación está calculada para llevar a cabo la acción catalizadora aglutinadora con las arcillas
presentes, considerando que se tenga un mínimo del 20% de arcillas plásticas.
La dosificación de las enzimas es con respecto al volumen de material y no en relación al agua, pues
ésta es sólo el medio para aplicar el aditivo y en el caso de que después de incorporar la mezcla (agua
más aditivo) hiciera falta más humedad, se deberá aplicar más agua. Si por el contrario, se hubiera
obtenido una humedad por encima de la óptima, sólo deberá "orearse", hasta obtener la adecuada y
después tenderlo para proceder a compactar.
El efecto de las enzimas sobre el agua, es la de abatir la tensión superficial; con ello se logra una más
fácil penetración y dispersión en el material. También provoca una total hidratación de las partículas
plásticas, las cuales se comprimen dentro de los espacios vacíos durante el proceso de
compactación.
Como resultado de la acción aglutinante que provocan las enzimas sobre los materiales, así como su
efecto positivo en el proceso de compactación, la relación de vacíos se reduce de tal forma que la
capa construida presentará en muchos casos una textura muy cerrada, que impedirá la penetración
del agua; lo anterior, significa también que, cuando se trabaja sobre materiales con muy alta cantidad
de finos, las superficies podrán ser resbalosas estando mojadas, por lo que definitivamente es
recomendable en estos casos, conformar una superficie de rodamiento que puede ser desde un
"poreo" de material granular, como: arena gruesa, grava tezontle, etc., hasta un riego de sello o una
carpeta asfáltica, utilizando la solución de 1:10,000 de enzimas en agua, con la finalidad de
acondicionar la superficie.
Con las características de impermeabilidad que se obtienen en los materiales tratados con las
enzimas, se evita la migración de humedad por capilaridad, aún en los terrenos saturados o con
mantos freáticos cercanos a las capas estabilizadas.
Las enzimas aglutinan las partículas plásticas de tal manera que forman un estrato con un alto nivel
de compactación, impermeabilidad y estabilidad; la capa estabilizada requerirá de muy poco
mantenimiento, ahorrando con esto grandes cantidades de dinero. Además, al cementar las
partículas finas, la producción del polvo al paso del tránsito se reduce considerablemente.
La dosificación recomendada para el uso y aplicación de las enzimas, como aditivo de compactación,
es de un litro por cada 10 mil litros de agua utilizada para obtener la humedad óptima de
compactación.
Al actuar sobre los suelos, las enzimas hacen que éstos sean más manejables, obteniéndose con
esto un mejor reacomodo entre las partículas, al disminuir el coeficiente de fricción entre las mismas,
reduciendo la relación de vacíos y logrando un mayor peso volumétrico. Esto da como resultado que
se obtengan en algunos casos compactaciones arriba del 90% desde el tendido, aún antes de usar
equipo de compactación y desde luego con una reducción en el tiempo de uso de equipo en el
proceso de homogenización.
Con todo lo anterior, las condiciones de los materiales se encuentran de tal manera que la energía
necesaria para alcanzar la compactación será mucho menor, sobre todo, tomando en cuenta que la
acción de los componentes enzimáticos sobre los materiales hace que disminuya la fricción entre las
partículas, por lo que se reduce el esfuerzo de compactación.
9.2.4. Colofón
El uso de aditivos enzimáticos para el mejoramiento de los procesos constructivos en caminos,
especialmente los rurales, alimentadores, forestales o de penetración, permite utilizar materiales
considerados de menor calidad e in situ, inclusive, utilizar revestimientos ya existentes, que no
cumplen con las especificaciones marcadas para ese tipo de caminos, pues con el uso de las enzimas
se mejoran, en lo que respecta a capacidad de carga, duración y mantenimiento.
El uso del aditivo enzimático en la recuperación de pavimentos en los cuales la capa de rodamiento
está conformada por mezclas frías, mezclas envejecidas de poco espesor o carpetas de riego, sobre
bases contaminadas o de mala calidad, da buenos resultados en cuanto al CBR, compactación e
impermeabilidad. El uso de enzimas ayuda en los procesos de humectación, homogenización y
compactación.
Algunas técnicas de estabilización más frecuentes de tipo físico o mecánico han sido mencionadas
anteriormente: la compactación, el uso de drenes verticales, los geosintéticos, la vibroflotación,
vibrosustitución, vibrocompactación, deep mixing, precarga, jet grouting, las inclusiones, la inyección
de lechadas de cemento figuran entre ellas, aunque son un poco menos usadas en la práctica general
de las vías terrestres. A continuación se presentan algunas nociones de los geotextiles y su función
estabilización, dentro de las vías terrestres.
10.1 Geotextiles
Los "Geosintéticos" forman una familia muy grande, que está formada por una gran cantidad de
productos fabricados a partir de polímeros, entre los cuales se mencionan a: geotextiles,
geomembranas, geomallas, georredes, geodrenes, geomatrices, geocostales®, geocontenedores,
etc. En el presente trabajo solamente se hablará de los geotextiles, los cuales pueden ser “no tejidos”
y “tejidos”.
Los geotextiles no tejidos, punzonados o “agujeteados” son telas o productos textiles que se usan en
infinidad de aplicaciones ingenieriles; son el “comodity” de los geosintéticos en las obras de
ingeniería, especialmente en ingeniería civil, en arquitectura, en la construcción y en la agricultura. Se
producen a partir de polímeros, los cuales pueden ser vírgenes o reciclados. Reciben su nombre a
partir de su proceso de fabricación, pues se hacen pasar a través de máquinas que los punzonan con
una enorme cantidad de agujas, sin seguir el proceso tradicional del tejido. Cuando se sigue este
proceso tradicional, “tejido”, formados por cintas o hilos entrecruzados por medio mecánicos, se llega
a los “geotextiles tejidos”, aunque estos últimos también pueden ser “perforados”.
Los geotextiles, cuando vírgenes, son de color blanco, aunque el color se les puede añadir, si es que
se requieren de algún color especial. Generalmente se les agrega el “negro de humo”, para
disminuirle los daños que le pueden causar los rayos solares, ya que es lo único que los puede ayudar
y es el único “enemigo” que tienen – además del ser humano – pues resisten el trabajar “enterrados”
y la putrefacción al estar en contacto con agua; los roedores no los atacan y las bacterias e insectos
no anidan dentro de ellos. Resisten también el agua salina o de mar y los ciclos de secado y
saturación.
Los geotextiles no tejidos, punzonados, pueden ser también termofijados o no, dependiendo de la
aplicación que se les piense dar.
Los geotextiles tejidos generalmente se usan primordialmente para refuerzo, aunque también pueden
desempeñarse para la filtración y desempeñar al mismo tiempo la función separación.
Al respecto, la norma AASHTO M 288-06, es donde se definen las clases de geotextiles, tejidos o no
tejidos, y se definen también sus tipos: I, II, III, de acuerdo al tipo de obra a que se vayan a dedicar y
a la experiencia que tenga el diseñador al aplicar el producto y si se desean aplicar como separadores
solamente o también como estabilizadores.
Con esta norma se le enmarca al ingeniero de diseño dentro de una serie de parámetros que él puede
variar de acuerdo a su criterio y experiencia, señalando que son valores probados con éxito para lo
que se quiere dedicar el producto, sin embargo, en ningún momento está obligado a seguirlos o
apegarse a ellos, él es libre de subir o bajar los valores a su libre albedrio.
La SCT tiene ya publicadas varias normas sobre geosintéticos y sobre geotextiles. Al respecto a
estabilización de suelos, se cuenta con dos:
La diferencia entre ambos estriba en que una se aplica a terracerías y la otra a bases y subbases,
variando los valores de las propiedades que se requieren, teniendo valores más altos aquellos usados
para bases y subbases.
Los geotextiles por usarse para estabilizar terracerías deberán ser fabricados de polipropileno o
poliéster, termofijados, con una resistencia a la tensión Grab, como sigue:
Su elongación será menor del 50% para los geotextiles tejidos y mayor al 50% para el caso de “no
tejidos”.
Para el caso de geotextiles que se usen para estabilizar bases y subbases, también deberán ser
fabricados de polipropileno o poliéster, termofijados, con una resistencia a la tensión Grab, como
sigue:
Su elongación será menor del 50% para los geotextiles tejidos y mayor al 50% para el caso de “no
tejidos”.
11. REFERENCIAS
1. Ingles, O.G. y Metcalf, J.B., Soil Stabilization: Principles and Practice. Btterworths. Sydeny,
Australia, 1972.
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4. Olivera Bustamante F., “Estructuración de vías terrestres”, Ed. Limusa, México, 2004.
5. Avitia, R., “Suelo-cemento”, IMCYC, México, 1971.
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México, 2009.
8. Manual del inspector de suelo-cemento, PCA: Portland Cement Association, IMCYC, México,
2009.
9. Lambe, T.W. “Soil Stabilization”, Capítulo 4 del libro: “Foundation Engineering”, publicado por
Leonards, G.A., Ed. Mc Graw Hill, 1962.
10. Sotelo C.V.A, y Bravo M.L.J., “Catálogo de productos para estabilizaciones de suelo”,
AMIVTAC, México, 2012.
11. Koerner, R., “Designing with Geosynthethics”, Ed. Prentice Hall, 2004.
12. Dallas N. L., Handbook for Stabilization of Pavement Subgrades and base Courses with Lime,
Lime Association of Texas, 1995.
13. Jenkins, K. et al., “Technical Guideline TG2: The Design and Use of Foamed Bitumen Treated
Materials” ISBN 0-7988-5543-3. Asphalt Academy, Pretoria, South Africa, 2002.
14. Wirten, FmbH. Recycling Manual, Windhagen, Alemania, 1998.
15. Thenoux, G. & Jamet, A., “Tecnología del asfalto espumado y diseño de mezcla”, Chile, 2002.