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28 NOV
Representaciones medievales de Adán, Eva, la serpiente y el “Árbol del Conocimiento”: más claro echale Amanita
Muscaria…
-Cuando el ser humano muere esta glándula desprende todo su DMT, habitación del alma
según René Descartes abre sus puertas, lanzándonos a surfear por la geometría sagrada del
cosmos. Esta glándula es la puerta por la que nuestra consciencia deja el envase-cuerpo, y
vice-versa, como dice el psicólogo David Wilcock “centro fisiológico, punto de acceso entre
el cuerpo astral, que flota por ahí afuera y el cuerpo físico”[2].
-Se origina ex-nihilo en el día 49 de gestación del feto, a diferencia de las otras partes del
cuerpo que conllevan un proceso de desarrollo, mismos 49 días que los budistas tibetanos
en el Libro de los Muertos afirman, el alma vaga por el Bardo antes de la reencarnación. En
diversas religiones se simboliza mediante una piña.
-El DMT, compuesto que secreta la glándula pineal, también conocido como molécula
espiritual[3], está presente en preparaciones de la ayahuasca, así como en el hongo amanita
muscaria (el hongo de los Pitufos, de la pócima de Alicia), este hongo se conecta
directamente con el origen de la religiones; en la India es reconocido en los textos de los
Vedas (recolectores nómades) como el SOMA (un dios en sí mismo, un enteógeno),
volvemos a encontrarlo en representaciones pictóricas del árbol del conocimiento del bien y
el mal de Adán y Eva[4], en iglesias del periodo románico; también observamos que el corte
quirúrgico de la glándula pineal en dos, nos da como resultado el símbolo del Ojo de Horus.
Yo, hasta el momento de mi experiencia con Amanita Muscaria nunca me había detenido en
la glándula pineal, y no veo por qué la gente habría de detenerse en algo que no ha
experimentado, que no ha vivido a cabalidad, sino sólo a gotitas (al soñar), capacidad
incomprensible. ¿Por qué, para qué el ser humano posee la capacidad de soñar?, a la cual
estamos acostumbrados. Yo, después de vivenciar la real capacidad de esta glándula, no
puedo con el lenguaje –sin caer en lugares comunes—describir todo lo sucedido, la
sensación más aguda con la que desperté esa mañana, era que nada de lo que había vivido
el día anterior es posible sin la existencia de una inteligencia superior, intuición que –
sorprendentemente para mí—Terence Mckenna articula, sosteniendo que el hongo
muscaria es, ni mas ni menos que un dispositivo de bioingeniería[6]. Sobre los efectos en la
percepción sólo diré que es una fiesta para las capacidades reflexivas del pensamiento, no
digo que sea un lindo viaje, sino una fiesta tan brillante como oscura, tanto en la etapa
despierta, ¿será eso la cuarta dimensión?, como en la etapa del sueño, de un sueño
consciente, lúcido, en donde el pensamiento asciende a medida que deja atrás los miedos y
descifra los enigmas, lenguaje que al acabarse las preguntas, al descifrarse los enigmas-
enseñanzas del camino, termina rompiendo la dualidad pregunta-respuesta, para terminar
en la etapa final transformado en un zumbido-vibración atravesando el espacio-materia, la
cual puede ser manipulada en intensidades de frecuencias, iniciando así un nuevo viaje.
Durante la experiencia creo haber hecho todas la preguntas que necesitaba ¿pero a
quien?[7], y recibir respuestas a cabalidad, no sé si algún día sea necesario volver a esos
territorios, quizás sea temor, cabe decir que he conocido personas que han probado
amanita muscaria pero no son capaces de articular una narración de lo sucedido, yo a veces
digo: al final Dios (o como quiera que se llame ese tío) está a menos de 10 centímetros de la
punta de la nariz de cualquiera.
Asombrosa semejanza entre el Ojo de Horus y el corte longitudinal de la glándula pineal, junto a diferentes
representaciones de la corteza de piña, en referencia a dicha glándula, en el Vaticano, el Budismo, la Masonería y
relieves de Sumeria antigüa…
[2] David Wilcock, presentación del libro “The Source Field Investigatión”, Investigaciones
sobre el campo de la Fuente, http://www.youtube.com/watch?v=klvct1loGwg
[3] Véase el Documental “La partícula
espiritual” (2010), http://www.youtube.com/watch?v=mOxhlGFj_gk
[4] En relación a esto apreciamos que las religiones que ven a Dios son las que recurren a
enteógenos, mientras que la religión cristiana se caracteriza por no verlo, por ocultarlo y
castigar -como en el caso de Adán y Eva- a quien ose verlo por medio de plantas, ya que si el
fiel comprueba por sí mismo que Dios existe en él, se acaba la fe (el sustento de la iglesia
católica), se deja por ende de ser fiel.
[5] En algunos animales como la iguana (reptiles) esta glándula evolucionó en ojo, también
en algunos peces los cuales son sensibles a la luz, recordemos que los seres humanos
nacemos con una parte sensible del cráneo, una mollera.
[6] “Si tenemos en cuenta que la psilocibina es el único indol de 4 sustituciones que
aparece en la Tierra, podemos pensar que en realidad es algo artificial, exterior a nuestro
planeta, un artefacto tecnológico procedente de una civilización muy avanzada que
comprendió la biología. Si miramos el hongo desde este punto de vista, parece mucho más
el resultado de un proyecto de ingeniería genética que el producto de la evolución de
nuestro planeta. La morfología estructural del hongo es una red, y anticipa el sistema
nervioso de los mamíferos o Internet. El hongo psilocibo parece más una herramienta
para almacenar información, diseñada para sobrevivir en las condiciones del espacio
exterior, viajar por el universo en esporas hasta que alcanza un ambiente adecuado, y
reproducirse, transmitiendo la información de otra civilización inteligente al actuar en
nuestro cerebro. Puedo imaginar algo semejante realizado por el ser humano en el
futuro”. McKenna, Terence: El manjar de los dioses, Paidós, Barcelona, 1999.
[7] “Lo que me resultó sorprendente de los hongos, y que aún me parece sorprendente, es
que es animado, que hay alguien que conversa con uno. Se trataba concretamente de una
voz en la cabeza, que tenía sentido, y que se ocupaba de los intereses que eran más
importantes para mí personalmente. Yo no estaba preparado para eso (…) reconocí que la
información no era algo que yo hubiese podido generar. Esa fue la prueba de la otredad”,
Mckenna, Terence, The Archaic Revival: Speculations on Psychedelic Mushrooms, the
Amazon, Virtual Reality, UFOs, Evolution, Shamanism, The Rebirth of the Goddes and the
End Of History, traducido para la versión en español como “La nueva conciencia
psicodélica: de la alucinaciones a la realidad virtual”, Planeta Nueva Conciencia, 1994,
pág. 28.
[8] Reich, Wilhelm, La biopatía del cáncer, Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 1985,
pág., 383.