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EL DAKAR Y LA AGENDA PATRIÓTICA

(Por Julio Córdova)

Al principio parecía un contrasentido. ¿Cómo un Gobierno que apuesta por la


descolonización puede apoyar con tanta convicción una competencia tan colonial
como el Dakar?. Pero, ahora, tal contradicción ha desaparecido. Sabemos que, en el
fondo, el MAS tiene como proyecto histórico la consolidación del capitalismo
monoexportador de materias primas. Ni descolonización, ni Estado Plurinacional,
ni derechos de la Madre Tierra. Nada de eso. La Agenda Patriótica 2025 expresa los
verdaderos objetivos del “proceso de cambio”: 1) ampliar la frontera agrícola en
300% favoreciendo a la agroindustira y al latifundio improductivo, y 2) convertir a
Bolivia en centro energético de Sudamérica favoreciendo al capital transnacional.

Para el logro de estos “objetivos históricos” el MAS viola cotidianamente la


Constitución Política del Estado. El 2017 ha subastado (sin mucho éxito) 80 campos
potencialmente gasíferos para actividades de exploración. Varios de estos campos
ubicados en áreas protegidas y en territorios indígenas. Por supuesto que no aplicó
la consulta previa. Aprobó sin fichas ambientales coherentes proyectos
hidroeléctricos y de energía nuclear. Consolidó la deforestación ilegal de la
agroindustria, limitó la exigencia de la Función Económica y Social para los
latifundios, y abrió las puertas para más cultivos transgénicos.

¿Se podría pensar en algún proyecto más colonial que la Agenda Patriótica?. Ni en
tiempos neoliberales el capital transnacional y los tradicionales grupos económicos
de poder de Bolivia recibieron tal cúmulo de beneficios a costa de los derechos de
los pueblos indígenas, y de los derechos de la Madre Tierra. A costa, en fin, de los
derechos de todos y todas las bolivianas.

Así, el Dakar cobra sentido. No sólo es un espectáculo para “distraer” a una


población movilizada contra el Código Penal. Es, ante todo, un ritual. Como todo
ritual refuerza los valores colectivos: la admiración, casi un culto, por el “progreso
occidental”. Progreso al cual hay que sacrificar a la Madre Tierra que es sometida
por el “hombre blanco”. Colonialismo, capitalismo y machismo. Todo en uno, para
legitimar el proyecto del Gobierno y las ansias de poder de un Presidente que olvidó
hace tiempo su origen campesino y popular.

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