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(1)
(2)
Aunque en términos sencillos podemos calificar los infinitivos de (1) como verbales,
frente a los de (2), que serían nominales, en lo que sigue vamos a argumentar a favor de
la siguiente hipótesis:
Tanto los infinitivos de (1) como los de (2) son verbos en el lexicón y el carácter
nominal de los datos de (2) se deriva de un proceso de neutralización categorial que
tiene lugar en el ámbito de la sintaxis.
Desde el punto de vista morfológico, un infinitivo, como cualquier otra pieza léxica,
está sujeto a las reglas de formación de palabras que operan en el lexicón. Admitido este
supuesto, una manera de entender qué es un infinitivo consiste en indagar en el proceso
mismo de su formación léxica. De acuerdo con esto, podemos interpretar los infinitivos
de dos formas: como una palabra simple, como en (3), o como una palabra compleja
formada por una "base" más un "afijo de flexión", como en (4):
(3)
[andar][+V —N]
(4)
[anda[r]][+V —N]
(5)
a. [andar][+V —N]
b. [andar][—V +N]
(6)
[andar][?V ?N]
Dados los serios problemas planteados por las tesis anteriores, proponemos que la
solución pasa por aceptar la hipótesis ilustrada en (4), esto es, considerar el infinitivo
como una palabra compleja morfológicamente, constituida por una base verbal o tema
más un afijo de flexión, según refleja el esquema de (7):
(7)
Tanto la base verbal como el sufijo flexivo tienen una serie de propiedades, algunas de
las cuales conviene detallar.
En primer lugar, según Scalise (1984), los temas están etiquetados como [TemaX],
donde X es una categoría léxica principal. De acuerdo con esto, la base verbal de (7)
estaría definida como en (8):
(8)
[anda_][+V —N]
En segundo lugar, los morfemas flexivos no cambian la categoría gramatical de la base
en la que se insertan, aun cuando posean información categorial en su estatuto léxico,
como vemos en (9):
(9)
[_r][+V]
(10)
(11)
a. Lava[coches]
b. Guarda[costas]
c. Saca[muelas]
d. Corta[cesped]
e. Limpia[botas]
En (11) los compuestos se forman a partir de una base verbal, desprovista de morfemas
flexivos, a la que se le añade el sustantivo en cuestión. No es posible añadir el
sustantivo al infinitivo, como lo demuestran los ejemplos de (12), sino a la base verbal,
en consonancia con otra propiedad de la formación de palabras, como es que las reglas
flexivas sean las últimas en aplicarse, una vez que las reglas derivativas o los procesos
compositivos han tenido lugar:
(12)
a. *Lavar[coches] *Lavaba[coches]
b. *Guardar[costas] *Guardará[costas]
c. *Sacar[muelas] *Sacamos[muelas]
d. *Cortar[cesped] *Cortaré[cesped]
e. *Limpiar[botas] *Limpiaremos[botas]
(11) y (12) son pruebas a favor de la hipótesis de analizar el infinitivo como una palabra
compleja, formada por dos constituyentes: una base verbal y un morfema flexivo.
En (13) y (14) tenemos sustantivos derivados de verbos:
(13)
a. Tolera[ncia]
b. Abunda[ncia]
(14)
a. Juga[dor]
b. Anima[dor]
Al igual que ocurría en (12) con respecto de (11), no es posible añadir los sufijos
derivativos [_ncia] y [_dor] a los infinitivos, como lo demuestran los ejemplos de (15) y
(16), sino tan sólo a la base verbal:
(15)
a. *Tolerar[ncia]
b. *Abundar[ncia]
(16)
a. *Jugar[dor]
b. *Animar[dor]
(17)
Dejaremos de lado, por el momento, esta cuestión y asumiremos que los infinitivos
tienen la estructura propuesta en (10), con la etiqueta categorial de [+V —N] y
asumiremos, también, que los afijos flexivos del verbo, los que denotan rasgos de
concordancia, tiempo o aspecto, pueden tener el estatuto de primitivos sintácticos, esto
es, pueden concebirse como núcleos de categorías sintácticas. De acuerdo con tales
supuestos, podemos descomponer el sintagma flexión (SFLEX), siguiendo a Chomsky
(1989, 1992) y Pollock (1989), en dos componentes sintagma concordancia (SCONC) y
sintagma tiempo (STPO),
y considerar el morfema —r como núcleo del STPO. En resumen, un infinitivo como
cantar estaría definido categorialmente como verbo, con un nivel flexivo, representado
por el sufijo —r, que daría lugar al núcleo funcional TPO, proyectable en un STPO que
configuraría un SFLEX defectivo, en tanto que carecería del núcleo CONC.
La hipótesis recogida en (10) tiene, como correlato sintáctico (adoptando el formalismo
del movimiento de núcleo a núcleo), la estructura de (18), en donde tenemos una flexión
(identificada con el STPO) caracterizada como [—CONC +TPO]:
(18)
En cuanto al problema categorial de los infinitivos que aquí nos ocupa, de (10) y (18) se
desprende una importante consecuencia: el infinitivo por sí solo es un verbo y, como tal,
no admitirá tratamientos oracionales o nominales (en principio no es equivalente a un
verbo con flexión finita ni a un nombre).
La consecuencia señalada anteriormente establece que un infinitivo por sí mismo debe
ser interpretado en términos de SV y no como un SN, puesto que nuestra hipótesis parte
de la suposición de que los infinitivos no contienen variables categoriales en su estatuto
léxico. Los datos de (19) y (20) apoyarían esta idea:
(19)
a. Cantar bien.
b. Romper cristales.
c. Haber roto un jarrón.
d. Ser visto por la gente.
e. Tener que marcharse.
(20)
a. *Cantar bueno.
b. *Romper de cristales.
En (19) el infinitivo aparece con un adverbio (19a), con objeto directo (19bc), en forma
compuesta (19c), en forma pasiva (19d) o con perífrasis modales (19e); formas todas
ellas acordes con su estatuto léxico [+V -N]. Los sintagmas de (19) pueden aparecer
también en contextos como los de (21)
(21)
Por contra, los infinitivos de (20) no pueden manifestar propiedades nominales y, por
ello, no admiten adjetivos (20a), ni complementos del nombre (20b), y tales sintagmas
no podrían encontrarse en contextos semejantes a los de (21), como vemos en (22):
(22)
(24)
a. Su caminar cansado.
b. Este tiritar de frío.
c. Ese telefonear de Pedro.
Nótese que las variantes verbales correspondientes a (23) son también posibles, según
muestran los ejemplos de (25):
(25)
(26)
La posibilidad de tener infinitivos con propiedades nominales, como los de (2), (23) y
(24), no se debe a la existencia de una variable categorial en su etiqueta léxica, sino a
que tales infinitivos han sufrido un proceso de neutralización del valor negativo del
rasgo nominal que afecta a su definición categorial y a su posterior comportamiento
sintáctico. Dicho proceso, que explicaremos enseguida, tiene lugar en la sintaxis y es
independiente del propio estatuto léxico de los infinitivos.
Lamentablemente, no podemos extendernos en la descripción de los mecanismos
formales que explican el cambio categorial (2) y, por esta razón, aquí nos limitaremos a
esbozar en qué consiste básicamente el proceso de transmutación que sufren los
infinitivos en el componente sintáctico.
Partamos de los siguientes datos, tomados de Bosque (1989):
(27)
El viajar.
(28)
El viajar continuo de María.
A primera vista, podríamos pensar que el infinitivo de (27) y (28) es ahora un nombre y
que ha sufrido un cambio categorial. Sin embargo, este análisis es descartable si nos
fijamos en (29) y (30):
(29)
(30)
Nótese que, según (29), seguimos teniendo un infinitivo verbal, mientras que en (30), el
supuesto infinitivo nominal de (28) no admite la flexión nominal de número típica de
los nombres.
Una forma de dar cuenta de los datos anteriores sería suponer que existe un proceso de
cotejo de las matrices de rasgos del determinante y del infinitivo cuando constituyen
una proyección o unidad sintagmática de nivel superior y que tal proceso afecta al rasgo
nominal de la matriz categorial del infinitivo del modo que ilustramos en (31).
(31)
Lo que hemos hecho en (31) es legitimar dos tipos de procesos en la proyección de los
rasgos categoriales al ir contrastándose las matrices correspondientes en su ascenso
hasta los constituyentes máximos de que dependen. En primer lugar, la base léxica del
infinitivo ha contrastado sus valores categoriales con el valor especificado en el sufijo
flexivo -r a través de un procedimiento de coindización, cuyo resultado ha sido la
constitución de una nueva estructura de rasgos categoriales, cuya etiqueta es del tipo de
la de (32),
(32)
[[+V] —N]
(33)
[[+V] aN]
(34)
(36)
Los infinitivos nominales vistos anteriormente contrastan con los infinitivos verbales de
(37):
(37)
(39)
(40)
(41)
Tales infinitivos son SSVV y no pueden interpretarse como SSNN, como vemos en
(42):
(42)
Para terminar, la justificación empírica y teórica que hemos aportado nos permite
concluir recordando que, en efecto, como señalábamos al comienzo de esta exposición,
el infinitivo no es una categoría "mixta", "híbrida" o "neutralizada" en el léxico, no sólo
porque los hechos empíricos analizados así parecen indicarlo, sino también porque no
encontramos ninguna razón para que sean determinadas unidades léxicas del paradigma
verbal (infinitivos, gerundios y participios) las que se neutralicen y no otras.
Asimismo, dado que en las lenguas existen ejemplos de otras clases de palabras o
categorías afectadas de "hibridismo", o comportamiento no unívoco, habría que
preguntarse por qué no decimos que todas las categorías gramaticales están
neutralizadas. Una contestación afirmativa a la cuestión planteada no nos parece muy
probable, ni desde el punto de vista teórico-metodológico ni desde la perspectiva de la
adquisición del lenguaje. En cambio, sí consideramos factible la posibilidad de que las
categorías, si bien no son mixtas "por sí mismas" (esto es, en el léxico), puedan verse
afectadas por algún mecanismo de neutralización de sus rasgos al insertarse en
constituyentes más extensos. De este modo, no es necesario establecer dos o más clases
de infinitivos (nominales y verbales), puesto que tales propiedades se derivarían
independientemente de principios generales que rigen la organización de la estructura
sintagmática o de constituyentes.
Notas.
1.Este trabajo fue discutido en el Seminario "las cláusulas-tze del vasco y el infinitivo
español" organizado por el Dpto. de
Filología Vasca (Universidad del País Vasco, junio de 1994) y en el "XXIII Simposio
de la Sociedad Española de
Lingüística" (Lleida, diciembre de 1994). La versión que aparece ahora coincide en
lo esencial con lo exposición
realizada en aquellas ocasiones, aunque hemos hecho algunas modificaciones que no
alteran la propuesta defendida
entonces. Por otra parte, queremos expresar nuestra gratitud a Joaquín Aguirre por
concedernos la oportunidad de
publicar estas páginas, así como a la D.G.I.C.Y.T. que ha financiado la investigación
que subyace a este trabajo con las
ayudas concedidas al proyecto PS93-0032.
Referencias Bibliográficas: