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Bandera Social
Semanario Anárquico-Colectivista
Jme
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CONDiaOWES DE LA SUSCRIPCIÓN
loa
ifli- Un trimestre: u n í peseta en la Región Española; número suelto. 5 céntimos; pa-
quete de 3o eiempUres, una peseta; para las demás Regiones, i'5o trimestre, y paque-
te t'5o pesetas.
18 86 Las suscripciones «e pajftéa,eq «aUps.d^ j5,.0íOÍJflW)j,ó,pn-Raí,eXj[,letra* de fácil
eobro.—Los remitido» I precios conrínCionales. ' j
iiis Se admiten suscripciones: en Madrid, en la Redacción y Admioistración de este
9iel Semanario; en Barcelona, dirigirse al Secretario del C. L.,dela Fedetación ,
SOS.
s-e-
MERECEN CONOCERSE
oior
la-
Los compañeros que n o están suscritos á Acra-
oos cia nos agradecerán la inserción de los siguientes
1 el párrafos con que termina su artículo «Medio siglo
de Parlamentarismo,» después de hacer una deta-
sas
s n llada descripción de los intiaitos motines burgue-
ses (¡ue han tenido lugar en nuestros tiempos.
i.s.
«En lo q u e va de siglo—dice nuestro estimado
colega—no h a cesado la burguesía de cometer tor-
>de pezas desde el poder y do agitarse en el club y en
el cuartel cuando se h a hallado en la oposición.
lu-
«Entretanto el país ha vivido y vive e n constante
y perturbación, vacilante como el que carece de ca-
íuy mino verdadero, prodigando s u s alabanzas un día
al héroe de la fortuna y confundiendo con su ana-
tema después al que acaba por descubrir bajo el
Oropel de ia popularidad la más vulgar ambición.
sSetenta años de interinidad pasados en conspi-
raciones, pronunciamientos, programas, discursos,
imotines, dictaduras, guerra civil acusan de inca-
paz á esa burguesía, que no ha sabido en tanto
'''^••IWifcostituir con un régimen de paz y progre-
so al régimen absoluto enterrado con el cadáver
de Fernaudo VIL
»E1 pueblo trabajador, que ansia vivir y trabajar
libre do explotadores y mandarines, reniega de
esa burguesía que le tiene sometido al capitalismo
en tiempo do paz, y que le ha llevado y trata aún
de llevarle á las barricadas cuando n o puede d o -
minar la ambición desmesurada que hi devora; re-
niega también del militarismo, su cómplice, cuyas
principales glorias consisten en haber derramado
siiigre española eu defensa alternativa y hasta pe-
riódica de la reacción y de la revolución, pero con
el único fin de proveerse de galones y entorcha-
dos. Eo cl concepto revolucionario el ejército e s
como el prestamista, que saca de un apuro á con-
dición de crear otros mayores para d e s p u é s . El
militarismo e s á la nación lo que la usura para ol
individuo. Esto e s lo quo preparan al pueblo, tan-
te los quo quieren mucha infantería, mucha caba-
llería y mucha artillería, como l o s que no cesan
de practicar el soborno.
»E1 pueblo trabajador tiene ideales propios, y
hoy, agrupándose como clase social fuera y o p u e s -
ta á todos los partidos politicos b u r g u e s e s , os la
única esperanza del progreso, cuya fórmula es:
abolición de toda explotación y de todo gobierno,
y universalización dol patrimonio universal.»
Co;iformes en un todo.
LÁ IGUALDAD DE LA MUJER (*)
(ConÜDuación.)
Los límites de uu periódico semanal son poco
* propósito para tratar el complejo problema d e
la igualdad de la mujer.
Las preocupaciones, arraigadas al cabo de t a n -
tos siglos, han constituido, por decirlo así, una
(*) Véase el núm. 80.
MADR1D16 DE OCTUBRE DE 1886. Consagrada esta publicación á la defensa de loa principios anárquico colectivistas
todos los obreros tienen derecho á la inserción de cuantos documentos tengan rela-
ción con este lin, así como á que se den á luz cuantos abusos y vejaciones se cometan
en el taller siempre que lo garanticen con su Arma.
Año II.—TVúin. S3.,
Óalfe de San Vicente, núm. 6 5 , piso tercero, donde se dirigiiíi toda la correspon-
dencia á nombre del AD.VÍINISTRAÜOR.
segunda naturaleza y, dolorosamente, sufre gran
retardo en su camino la marcha del progreso.
Pero algo ha do hacerse, y aunque no n o s que-
pa á nosotros la gloria de ser los iniciadores en
un problema tan racional, lógico y humano, no
por eso hemos de cruzarnos de brazos; todo al
contrario, dada la trascendencia del asunto y la n e -
cesidad imprescindible de que la razón se abra
paso, allá vamos con nuestro óbolo, c o n nuestra
piqueta revolucionaria, á horadar la muralla que
interpone el absurdo privilegio á la luz de la li-
bertad, de la igualdad y de la ciencia.
Torpes por demás han andado on este asunto
todos los que, llamándose revolucionarios, han re-
legado la cuestión de la mujer á un completo o l -
vido, desconociendo la importancia que este pri-
mer é importante factor ejerce en los deslinos h u -
manos.
Las religiones, habremos do repetirlo, más ilus-
tradas cn lo que á su beneficio pecuniario ata-
ñe, más experimentadas por s u s íntimos conoci-
mientos, han dejado hacor a los hombres do pelo
en pecho, y seguramente .se han reído s u s secua-
ces cuando los oían gritar ¡viva la libertad! sabien-
do perfectamente que, más ó menos pronto, aijuo-
llos ala,rdes serian dominados por ellos, con Un-
gida mansedumbre, desde el confesonario, y s u s
prerrogativas no serían cercenadas,
* vamente.
**
Pudiera aquilatarse la fuerza que la mujer, sin
darse cuenta do ello, ha arrojado en el lado de la
balanza de la reacción, y muchos, que quizá to-
man este asunto cual cosa baladí, vendrían á p o -
nerse á nuestro lado, reconociendo paladinamen-
te, que no e s posible una sociedad libre é instrui-
da allí donde la mujer sea esclava é ignorante.
Además de eslo, existe una cuestión do derecho
en este asunto.
Ha sido tal la necedad de nuestros antepasa-
dos y aun la de muchos que en la actualidad v i -
ven para juzgar acerca do la mujer, que parece
ciertamente que se han incubado, plantas exóti-
cas, fuera del seno materno. Ciertamente que
oyendo á m u c h o s discurrirá este propósito se pre-
gunta, no el hombre pensador, n o e l filósofo, sen-
cillamente el que tiene despejado el cerebro, ¿ha-
brá tenido este energúmeno madre?
Y como, salvo mamá Eva, quo ya saben uste-
d e s aquello de la costilla, es m u y dificil haya exis-
tido hijo sin madre, que más fácil existiera s o m -
bra sin luz, y coiuo la sociedad se compone de
todos estos hijos con madre, n o se explica á satis-
facción el que los hijos cometan el parricidio m o -
ral de negar á la autora de s u s días, á la que los
tuvo en su regazo, los besó cuando niños, los ali-
mentó con la fuerza creadora de s u sangre, la
igualdad y la libertad que para sí reclaman.
* gando s u s derechos á la quo debe la existencial
# *
Cosas absurdas hay en verdad en este m u n d o
que parece vaciado en el crisol de la aberración,
pero esta e s de las más piramidales.
¡Y todo debido á la maldita ignorancia, á la de-
SE PUBLICA TODOS LOS JUEVES
Administración y Redacción
ficiente enseñanza, á la involucración sistemática
y constante de las puras fuentes de la razón y do
la ciencia!
Porque esos mismos á quienes decís ¿tú eres
partidario de la igualdad de la mujer? y o s c o n -
estan, sin pararse un momento á reflexionar, y
con la misma prisa que se daba aquel aragonés
para alcanzar á su burro, á quien, para que c o -
rriera, metió una guindilla en mala parte, introdu-
ciéndose otra él en el mismo sitió; pues bien esos
m i s m o s que dicen, blasfemando disparates, «que
la mujer debe encerrarse en su casa, cuidar s u s
pucheros, y cuando más saber mal leer y escribir,
porque hoy la mayor parte de los qne l e e m o s lo
hacemos por antonomasia, no están conformes con
lo que dicen, ó rae or dicho, no saben lo que se
dicen.
*
* *
Conviene, aunque seamos un poco difusos en
esto punto, sentar algunos ejemplos.
Supongamos el enemigo más enemigo de l o s de-
rechos de la mujer.
Decidle ¿crees tú que tu madre, sin la coacción
que ejerce el matrimonio, hubiera sido honrada y
cumplido fielmente los deberes que se impuso al
unirse con tu padre?
Quizá no os deje acabar sin responder afirmati-
Insistid en la pregunta. Luego si tii s u p o n e s ,
fundadaraante, quo tu madre no necesitaba sino
su libérrima voluntad para el cumplimiento de su
deber, ¿por qué crees que las demás no se encon-
trarían en el mismo caso y, por tanto, huelga el
cohibirlas y es ridiculo ol matrimonio, que tieno
todo el carácter de una imposición y d e una in-
trusión, en asuntos meramente de conciencia, d
personajes á quienes n o conocéis, y que á no sor
la costumbre, todas esas ceremonias servirían do
argumento para u n saínete?
Aquí e s seguro ya no os conteste tan deprisa.
Guando más, y después de rascarse la oreja, bal-
buceará como chico que u n e letras: «Hombre,
mi madre, sí; pero las d e m á s . . . ; mira el casamien-
te e s conveniente porque fulano abandonó á zuta-
na estando casado; conque ¿qué hubiera hecho si
no está casado?...
Esto modo de raciocinar (de algún modo hemo
de llamarle) e s privativo do los constantes obs-
truccionistas á l o s derechos de la mujer, y d e -
muestra por sí únicamente los serios fundamentos
en que se apoyan los mantenedores del statu quo
en materia do derechos femeniles.
Creemos haber demostrado q u e , do lodos l o s
despotismos, no hay ninguno tan inconcebible
como el del hijo q u e sostiene quo la mujer, e n
cuya voz colectiva se cuenta la q u e le dió el ser,
debe permanecer relegada al estado de cosa.
¡El hijo, que n o hubiera sido sin s u madre, n e -
(Continuará.)

TODO SIGUE LO MISMO
¡Extraña fatalidad la del despotismo! Todos l o s
poderes, antes de derrumbarse, señalan s u caída
con los m i s m o s actos.
He aquí cómo se trataba e n París á l o s obreros
capaces d e luchar por s u existencia la víspera
de 1789.
De entonces acá nada ha cambiado á este p u n t o
de vista. Gomo en aquellos tiempos, nuestros go-
bernantes tienen aún el derecho de vida y m u e r t e
sobre todos los que trabajan para vivir.
Para mejor convencerse de ello e s suficiente la
lectura de estos párrafos de la historia anedóctica
de la Revolución francesa, por Jean Bernard:
«Algunos obreros detenidos á consecuencia de
una sublevación que había estallado respecto de
u n a cuestión de salario, fueron condenados á pri-
sión y á la multa honrosa [honorable dice e l ori-
ginal francés). Vistióse á estos desgraciados con
u n a larga túnica blanca, y d e s p u é s , entregados al
verdugo con los pies d e s n u d o s , atada una cuerda
al cuello y llevando sobre el pecho un cartel d o n -
d e estaba escrita s u condena, fueron arrastrados
por las calles de París hasta el atrio de Notre Dame;
allí, con u n cirio amarillo e n la m a n o , debían
confesar s u s culpas.
«Carecían de pan, so morían de hambre, y s e
creía subsanarles de esto haciendo q u e les c o n -
denara una magistratura venal.
»¡0h, imbecilidad de los gobiernos de todas las
épocas, quo la víspera d e cada sacudida creen
dominar la Revolución quo se anuncia alropellan-
d o á l o s obreros, los débiles, l o s p e q u e ñ o s , los
q u e son todo ardor y e n t u s i a s m o , y marchan á
la vanguardia del progreso, porque luchan por su
m i s m a existencia!»
Como s e ve, todos los poderes antes d e caer,
l o s autoritarios de todas las épocas, han recurrido
á los m i s m o s procedimientos para detener al p u e -
blo en s u s justas reivindicaciones, atacando á la
valiente clase obrera, e s e soporte de toda libertad
y de todo progreso. Si la multa honrosa ha d e s - ,
aparecido de nuestros códigos, existen aún los f u - i
silamientos, las cárceles y l o s presidios.
Esto es: todo sigue l o m i s m o .
Misceláneas
Los beneficios del progreso:
Calcúlase que la potencia de vapor y fuerza h i -
dráulica aplicada á diversas industrias en los E s -
tados Uunidos asciende á 3 . 5 0 0 . 0 0 0 caballos.
Equivaliendo cada caballo al trabajo muscular
de seis hombres, sería preciso emplear 2 1 . 0 0 0 . 0 0 0
de éstos para poder obtener la potencia indicada.
Ahora bien; como el número de obreros ocupa-
dos en las diferentes industrias sólo asciende á
i . 0 0 0 . 0 0 0 , resulta que los b u r g u e s e s americanos
encuentran en su beneficio una economía de die-
cisiete millones de brazos.
Es innegable, pues, el progreso de la mecánica.
¿Eu favor de quién? De la clase industrial y ca-
pitalista que, usufructuándose de s u s ventajas, la
utiliza en sumir al obrero en la miseria c e r c e n á n -
dole el triste salario que gana y obligándole á tra-
bajar más horas de las necesarias.
Muchos iguorautes han achacado á paradoja,
cuando, discutiendo con nosotros, les h e m o s e x -
puesto que el obrero, aun sin contar con los n u -
m e r o s o s progresos todavía por realizar, no n e c e -
sitaba para satisfacer las necesidades sociales sino
trabajar tres ó cuatro horas.
¿Qué objetarán ahora ante la evidencia de los
números?
Si son lógicos, y no tienen Reno e l meollo de
telarañas, que no se puede cometer mayor infa-
mia que la que la burguesía comete con nosotros,
puesto que precisamente ese exceso de producción
e s la causa de nuestro misérrimo estado.
En la Inclusa de Madrid y sobre el torno donde
s e depositan los expósitos hay una máxima que,
si mal n o recordamos, dice: «Abandonado de mis
padres, la caridad m e recoge.»
Todo el que lea esto y no penetre en interiori-
dades juzgará que, efectivamente, aquello e s una
BANDERA SOCIAL
verdad, y e l hijo fruto d e la desgracia ó de las
conveniencias ó de las absurdas preocupaciones
sociales encuentra en la Inclusa lo que la máxima
indica.
Sin embargo, nada más lejos de esto.
En aquella casa de caridad la mortalidad de los
acogidos alcanza la enorme cifra del 90 por 100
próximamente.
Según una estadística publicada en septiembre,
e n el período d e cincuenta años han ingresado
6 5 . 5 0 8 niños, de los cuales lian fallecido 5 4 . 8 4 7 ,
m á s del 8 3 por 100.
La lectura de estas desconsoladoras cifras es de
s u y o tau elocuente que ahorra toda clase d e c o -
mentario.
Queda, p u e s , en pie nuestra afirmación, confir-
mada por los hechos, d e que la caridad e s un
crimen.
Los dos insurrectos de ayer, Pavía y Martinez
Campos, han sido s e g ú n se ha dicho los q n e con
m á s tenacidad han pretendido so impusiera la pona
de muerte á los insurrectos del 19.
Sin duda de ese modo pretendían se borrara, e l
u n o s u atropello á las Cortes y e l otro s u d e s e r -
ción al frente del e n e m i g o en Sagunto.
El corrresponsal de El Imparcial telegrafía á
e s t e periódico q u e ha sido descubierta on Viena
una conspiración anarquista que tenia por objeto
incendiar toda la ciudad por medio de bombas i n -
flamadas, al m i s m o tiempo que volar callos e n t e -
ras haciendo uso de la dinamita y nitroglicerina,
sembrando de este modo el pánico más e s p a n t o s o .
Aun dice más respecto de esta nueva edición
del terremoto de la Martinica, pero h a c e m o s gra-
cia de ello á nuestros lectores.
¿Qué trama urdirá e l gobierno austríaco contra
l o s anarquistas de aquella región?
La partida conservadora n o ha podido rumiar
aún el decreto de indulto.
Ese puñado de foragidos políticos, que cada u n o
n ó v a l e nada, y que todos j nulos debieran estar
en una penitenciaría, quería sangre.
Si aquí hubiera un poco de couciencia, ya hace
tiempo hubiera desaparecido osa funesta plaga.
¡Cuervos!
Hace pocos días s e verificó el entierro del te-
niente Peralta, herido e n el fuego sostenido por
los sublevados con los leales e n Vallecas.
La oficialidad del batallón colocó una corona
sobre el féretro en que se leía esla frase: «Asesi-
nado por leal.»
¿¡Asesinado.'!
Aceptémoslo.
Aceptemos como norma quo el que mata á un
hombre cometo un asesinato.
¿Cuál e s la misión de los ejércitos en el m u n d o
con s u s cañones, sables, fusiles, lanzas, etc.?
Se cae de su p e s o .
Así lo decimos todo de una vez.
Ha habido crisis parcial.
Se h a resuelto ésta, quedando Sagasta, y e n -
trando c o m o aficionados otros caballeros.
Gráficamente: Al ministerio, como á los panta-
l o n e s que s e rompen por detrás, le han echado
una culera.
No m u y fuerte y de paño m á s o s c u r o .
La huelga de los tabaqueros de la Habana ha'
tomado vuelo.
A más de 20.000 hacen ascender los telegramas
el n ú m e r o de los que s e han declarado e n paro.
Llamamos la atención de los compañeros acerca
de la importante correspondencia d e aquella r e -
gión recibida.
El viernes se levantó el estado de sitio.
Es decir, que nos han dado la ilimitada.
Porque creemos no tardará m u c h o e u volver á
acostarse.
Están las cosas m u y malas, pero ¡muy malas!
El Liberal dió cuenta del siguiente f e n ó m e n o
patológico descubierto por La Época, u n o de loa
periódicos hidrófobos de fusilamientos.
Dijo el ama do gobierno de los conservadores,
haciendo la biografía áolacaudalado editor de m ú -
sica Sr. Romero Andía:
«Este modesto hijo del trabajo nació en Madrid el día U
de mayo de 181.'); tres años antes, á causa de heridas en
campaña contra las tropas francesas, fallecía su padre, he-
roico defensor de nuestra patria en el glorioso Dos de mayo
de 1808.»
El Liberal puso el siguiente comentario:
«¡Un hijo que nace tres años después de muerto su
padre!
¿Se convencen ustedes de que Za Época ha perdido la ca-
beza?*
¡Si no fuera más que la cabeza!
Lo que La Época buscaba era el poder meter la
frasecita, que está do moda, modesto hijo del Ira-
bajo...
Aun á costa de hacer sufrir á la madre del ino-
desto, treinta seis meses de preñez.
Por m e n o s q u e esto n o s denunciaron s u s se-
cuaces, estando en el poder, veintitantas v e c e s .
Las noticias de Oriente están contextos e n afir-
mar es inminente la'guerra europea.
La actividad provocadora y avasalladora del d é s -
pota ruso va á conmover el m u n d o una vez m á s .
¡Malditos sean una y mil veces los verdugos d e
la humanidad!
EVARISTO ULLASTRES
La Tramontana nos participa la triste nueva del
fallecimiento en Barcelona del conocido impresor
Evaristo Ullastres.
Amante en grado sumo del arte tipográfico y de los
tipógrafos, Evaristo Ullastres dejará seguramente im-
perecedero recuerdo entre los que admiraron sus
obras y cultivaron su amistad.
Evaristo Ullastres no era, ni aproximadamente, el
tipo de esos insaciables burgueses que todo l o sacri-
fican al dios capital.
En sU establecimiento se trabajaban menos horas
que en los demás y se pagaba mejor que en todos.
Además de esto, los tipógrafos de su casa erau por
él tratados con el cariño del amigo de verdad.
Aquí se ha cumplido el adagio tan vulgar de que
todo lo bueno muere.
Reciban su familia y los compañeros nuestro sen-
tido pésame, pues si la primera ha perdido ua buen
esposo y padre, los segundos han quedado huérfanos
de un amigo cariñoso y humanitario.
REGIÓN CUBANA
Habana y septiembre 24 de 1886.
Compañeros del Consejo de Redacción de la
BANDERA SOCIAL.
Estimados compañeros: Os prometí en mi anterior
ocuparme de la conducta observada por el goberna-
dor de esta provincia y por la prensa política con
respecto á la huelga de los tabaqueros de la Habana,
y al efecto voy á satisfacer en lo posible vuestra no-
ble curiosidad.
En los primeros días de la huelga se presentó al
gobernador, según de público se dice, una comisión
de industriales del ramo del tabaco, la cual trastornó
la cabeza de dicha autoridad de tal inanera que poco
faltó para que hubiera proclamado ó puesto en vigor
la estúpida ley marcial.
Lo menos que le dijeron fué que el monstruo do las
siete cabezas, vulgo Anarquía, había penetrado sin
decir oste ni moste por las puertas de nuestra desven-
turada sociedad; y que si por fortuna era falso lo de
la serpiente, por lo menos el moviento obrero obede-
cía á planes encubiertos de los filibusteros cubanos
emigrados cn Cayo Hueso, New York y deniás pue-
blos cercanos á esta Isla.
La intención de los burgueses en este caso pronto
comprenderán ustedes que no era otra que predispo-
ner en contra de los obreros el ánimo de la autoridad,
para que ésta, empleando los medios coercitivos de
que puede disponer, hiciera inclinar la cerviz á los
miserables que tienen el atrevimiento de pedir un pe-
dazo de pan para prolongar la mísera existeucia de
sus hijos, madres y amantes esposas.
Y en efecto, consiguieron su objeto en principio;
pues no teniendo este Sancho en s U calabaza ni si-
quiera un microscópico lugar ocupado con las más
simples nociones de derecho"social, y sin más c o n o -
cimientos de la cosa que los que sc desprendían de
los datos suministrados por los apasionadísimos y mal
intencionados fabricantes, expidió una ordena un co-
misario de policía para que condujera á su presencia
en el más breve término al presidente d e l ü r e m i o d e
obreros y á la comisión permanente de la huelga.
Ya en el despacho del gobierno civil, los antedichos
compañeros estuvieron á punto de ser acometidos de
un horrible síncope. Tal era el aspecto/erocAe del
Villaverde que los recibió.
Les dijo que tenía una policía secreta tan bien or-
ganizada que era imposible que los obreros dieran
un paso sin que ella lo sintiera.
Que ya tenía el hilo de la cosa y ¡ay! de los obre-
ros si llegaba pronto, como cl creía, á encontrar la
madeja: entonces descargaría todo el peso dc la justi-
cia sobre los promotores del movimiento.

II Quiso hacer responsables da cualquier alteración
tn íue hubiese en el orden público á la Directiva del
Gremio de obreros y á la comisión permanente, y de
0 0 tal manera se ofuscó su mente en vista de las acerta-
das, enérgicas y sarcásticas contestaciones de nuestros
Wmpañeros, que llegó á decirles que él sabía que con
m nedia on^a de oro estaba planteada la cuestión de or-
'en público.
Y por último, les amenazó con el desuerro, con seis
^escs de prisión y con unos cuantos cientos de pesé-
is de multa, á ver sin duda si el terror penetraba en
xa 'US ánimos y hacían por desandar el camino andado.
_ Pero... yo no sé qué diablos tienen los trabajadores
•n estos tiempos que se ríen tanto de los consejos
Como de las amenazas que les son dirigidas por a q u e -
llos que, viviendo en una esfera muy elevada, no se
Pcupan de los trabajadores sino para sacarles la ma-
"'' ror suma de jugo posible.
I Y así ha resultado en esta ocasión; pues á pesar de
os muchos consejos, amenazas y excuaciones de los
Industriales y el gobernador, la huelga ha seguido su
^urso natural y lo que es peor aún para los burgue-
es, no lleva trazas de terminar, á menos que ellos no
ransijan con las peticiones que le han sido hechas
por los obreros.
En cuanto á la prensa, bien poco tendré que decir;
00
5ien sabido tienen ustedes lo que los periódicos bur-
gueses significan ante la cuestión social. Ellos viven
nel que tiene dinero, y por consiguiente el instinto de
Conservación les hace combatirnos, bien sea en una
forma, bien en otra; el hecho es que más ó menos
^cubiertamente nos combaten aun hasta aquellos
Periódicos que más parecen defender los derechos del
>ucblo.
_ Quince días hacía que la huelga había tenido prin-
ipio, cuando La Unión 'Democrática, periódico re-
publicano federal, se dignó fijar su atención en ella,
i'eso para atacarnos encubiertamente, pues a u n q u e
disfrazado con una buena piel de oveja, desde m u y
3rga distancia venía enseñando sus orejas de lobo.
, La Lucha, que tiene adquiridas m u y justas simpa-
rías en esta Isla por su incomparable afición á poner
je relieve todos los abusos que se cometen en materia
pe administración, sólo se ocupo de la huelga publi-
cando la istoria í?| de ella hecha por los fabricantes,
| u e fué, como si dijéramos, referir los hechos al revés
pe como habían sucedido.
El resto de las publicaciones periódicas, unas han
feuardado silencio, que son las que mejor han habla-
do, y otras nos han lanzado el sambenito de traidores
^ España, si bien nos han hecho el h o n o r de consig-
*^ar q u e lo éramos inconscientemente, pues obedecía-
bios, sin pensarlo, á planes tenebrosos fraguados por
's enemigos de la patria.
Hoy tenemos un nuevo periódico á quien comba-
, pues obedeciendo á la necesidad del momento ha
m Industrial, creado por los fabricantes
ae tabacos y dedicado á la defensa de Ips intereses de
la industria; y entendiendo dicha defensa á su mane-
ta, dice que la industria huirá de este país á causa
rte las muchas exigencias de los trabajadores.
Y á pesar de todo lo dicho y hecho por nuestros
iversarios, la huelga sigue con mucha firmeza, y se-
guirá en adelante de la misma manera; pues si hasta
^'lora hemos tenido recursos suficientes para el sos-
dmiento de ella, en adelante tendremos más; por-
1 0 , enterados los trabajadores de Gayo-Hueso y los
• Tampa del movimiento que aquí se operaba, se
BOSQUEJOS HISTÓRICOS
ESPARTACO
ellos sublevados, hayan censurado y vituperado
' ' represalias sangrientas á que se entregaron en los
[
'rimeros momentos.
¿Qué culpa tenían ellos de que se los hubiera edu-
ado por las clases llamadas superiores en una larga
erie de crímenes?
( ; Podía pedírseles más que lo que habían apren-
I odio atesorado por tan largo tiempo de sufri-
mientos, de escarnio daba, su consiguiente fruto, n u n -
ca en tanta medida ni con ol refinamiento y cruoldad
on que lo habían practicado los verdugos de los in-
Í de su grado algunos han tenido que reconocer sus
• «
Las nodcias que hasta nosotros han llegado cuanto
*1 carácter de Espartaco son suficientes á demostrar
jas naturalezas enérgicas que se albergaban bajo el
humilde manto del esclavo, y qué fácilmente, con un
poco más de inteligencia para aunar sus esfuerzos,
hubieran destruido á la minoría que los subyugaba.
El nombre de Espartaco procedía de Espartaca,
Pequeiía ciudad de la Tracia, donde había nacido.
Sus padres eran pastores nómadas.
Desde niño, Espartaco contrajo una especie de c u l -
'? por. la libertad; rasgo que andando el tiempo cre-
••'Ó en él más y más hasta degenerar casi en delirio.
. Soldado, desertó de las filas; después fué hecho pri-
sionero y condenado á la esclavitud.
Volvió á reconquistar su libertad; pero, nuevamen-
detenido, se le obligó á ser gladiador.
I Esta vida aventurera preparó á Espartaco el impor-
[**tite papel que más tarde debía representar e n el
inaundo.
BANDERA SOCIAL
apresuraron á remitirnos algunos recursos, anuncián-
donos que semanalmente remitirían cuanto pudieren
recolectar á fin de ayudarnos para que nunca sucum-
bamos por falta de recursos, promesas que se han
visto realizadas ingresando en la caja de gremios más
de mil duros en oro procedentes de las poblaciones
arriba indicadas.
Salud y P . R. S.—&1 Corresponsal.
S e c c i ó n Bii^liográfica
El n ú m e r o l o de nuestro estimado compañerp
aderada contiene en sus dieciséis páginas los siguien-
tes importantes trabajos:
«Medio siglo de parlamentarismo.»
«La jornada de ocho horas.»
«Excursiones literarias, II.»
«Una preocupación (pretendida gandulería de los
obreros no catalanes), 11.»
«Virtud y deber.»
«Miscelánea.»
«Bibliografía.»
* lidad ni en un oficio, sino en tantas cuantas locali-
**
N o es un reclamo de esos que se pagan á tanto la
línea, ni un compadrazgo censurable é interesado lo
que nos mueve á recomendar la lectura dc Q/lcracia
á todos los trabajadores. Es, única y exclusivamente,
el deseo de que puedan experimentar el deleite por
nosotros sentido al pasar la vista por todos y ca^^a
u n o de sus trabajos.
El recto criterio adoptado para tratar los complejos
problemas sociales que hoy se ventilan, la lucidez
con que desenvuelve éstos, huyendo de lo ingrato de
una terminología técnica que aburre y anonada á los
que tenemos pocas facilidades cerebrales para dige-
rirla, sin por esto caer en un vulgarismo lamenta'--íe,
hacen de aderada un libro útilísimo por todos con-
ceptos, no sólo para la clase á quien se dedica, sino
para muchos que, sin ser de ella, deseen conocer el
derrotero por donde van hoy los ideales sociológicos.
Quizá sorprenda y lastime la modestia de nuestros
compañeros esta recomendación nuestra, para la cual
ni nos han autorizado ni siquiera hemos establecido
inteligencias; pero si así fuera, estimen como ate-
nuante, que nosotros, que nos curamos poco de los
individuos cuando de las ideas se trata, hemos juzga-
do cspontánemente debíamos hacer esta manifesta-
ción, y la hacemos.
Lo que desearemos es que los companeros no lo
echen en olvido, y contribuyan con su óbolo á que
Cdcracia pueda difundirse, á ser posible, tanto como
el planeta que nos alumbra
P o r q u e lo merece.
Sección Varia
C . \ R T A DE B A R C E L O N A
Afirma Spcncer, y con él nosolros, que los legista-
dores, al pretender curar u n mal, sin que de ello se
den cuenla, crean otro ú otros peores.
Cosa parecida les ha pasado ahora á las autorida-
des de Barcelona; declaranse los obreros albañiles en
Los biógrafos á quienes hemos consultado no re-
fieren otros detalles respecto de la accidentada vida
del valiente tracio hasta presentarle unido á una com-
pañera varonil, que con su ejemplo, supo sostenerle
en los momentos más difíciles.
El instinto de aquella mujer comprendió cuánto se
encerraba bajo la infamante túnica del esclavo y le
profetizó sus futuros destinos.
# Los compañeros de esclavitud de que se hallaba
* *
Preparado de esta suerte, Espartaco no podía r e -
signarse á morir en una escuela de gladiadores.
T o d o cuanto representa al héroe, corazón, inteli-
gencia, desarrollo físico, estaba fotografiado en aquel
carácter amante fogoso de su independencia; todo le
anunciaba como el futuro adeta de la emancipación.
Cuantos historiadores se han ocupado de él, mal
brillantes cualidades.
Oigamos la opinión de varios:
«si alguna cosa—decia Floro—puede disminuir el
oprobio de esta guerra servil es la grandeza de alma
del vencedor de dos cónsules romanos y de tantos
otros capitanes ilustres; de ese hombre raro, cuyo va-
lor y talento fueron bastante elevados para hacer r e -
comendables la memoria de un gladiador.»
Salustio se explica en esta forma:
«Los esclavos tenían al frente u n h o m b r e superior,
Espartaco, tan grande por el ánimo como por la
energía.»
Otro historiador. Plutarco, decía ocupándose d e
nuestro héroe:
«A una fuerza física extraordinaria y á un valor
superior reunía u n a dulzura y una prudencia más
grande que su fortuna y más digna de un griego que
de un bárbaro.»
» *
Este h o m b r e , de esta suerte caracterizado por los
historiadores de sus enemigos vencedores, estaba ads«J
huelga al objeto de que la ¡ornada de trabajo sea la
de ocho horas, y la autoridad, cumpliendo el objeto
para que fué creada, sacude su marasmo desplegando
una actividad no acostumbrada en ella, priva se re-
unan los huelguistas, pone 40 de nuestros compañe-
ros en la cárcel, obliga á emigrar á otros tantos que
han podido burlar su persecución y asalta la direc-
ción de una de las sociedades que sostienen la huelga.
La huelga, como es natural, después de tal sangría,
desfallece y reanúdanse los trabajos de los obreros con
las nueve horas. Créese ya vencedora la burguesía y
canta victoria.
¡Cuan equivocada está!
Mientras ella tal hacía, los obreros, por Otra parte,
demuestran su virilidad iniciando una suscripción
nacional protestando dc las prisiones realizadas, hacen
que á ninguno de los presos le falte lo necesario y ten-
gan lugar decente en la cárcel; y comprendiendo es
inútil todo esfuerzo manteniendo la lucha en detalle,
se replegaUj convócanse á reunión, á la que asisten
representación de 68 sociedades y acuerdan organi-
zarse, hacen recuento de fuerzas y si con las organiza-
das ven bastan para agitar la gran tnasa, siempre de
buenos y nobles sentimientos, a u n q u e escasa de inte-
ligencia, presentar la batalla (Wcisiva, no en u n a loca-
dades sea posible y por todos los trabajadores con el
lema de las ocho horas, pero siendo su fin la supre-
sión del salario.
¡Cuan torpe eres burguesía! Creíste acabar la huel-
ga encarcelando y persiguiendo á honrados trabaja-
dores por el solo delito de querer implantar las ocho
horas, y ellos resucitan, cual ave fénix, de lo que tú
creíste cenizas puras, sin darte cuenta que debajo de
ellas había suficiente calor para derretirte.
El obrero sabe ya de sobra que el único medio dc
llegar directamente á su emancipación es la lucha la-
tente, y si bien no le desagrada sus principios se pro-
paguen por todas partes, hasta en el s e n o de la misma
burguesía, sus esfuerzos no se dedican á olra cosa que
organizarse para la lucha y este es el resultado que
ha de dar lo acordado en dicha reunión.
Propagar, organizarse, agitar, esa es nuestra línea
de condtjcta y de magníficos resultados hasta hoy no
desmentidos.
Eisa se hace demasiado larga, y debo concluir co-
municándoos por una parte la grata noticia de q u e
están ya en libertad los dos tejedores presos de San-
martín de Provensals, los dos tejedores velos de Bar-
celona y 17 albañiles. Restan presos seis albañiles y
dos individuos de otros oficios.
Siga la procesión que al fin saldrá la custodia.—SI
Corresponsal.
Barcelona y octubre 1886.
R e v i s t a Inte lunación al
Monarquía constitucional belga
E n L'Avenir, periódico de Lieja, encontramos el
siguiente «Llamaníiento á los corazones generosos:»
«El martes pasado recibimos una carta realmente
desgarradora, un llamamiento desesperado. U n des-
graciado padre de familia, enfermo hace dos meses y
sin trabajo, nos escribía q u e él, su mujer y cinco hi-
jos pequefios estaban á punto de morir de h a m b r e . . .
crito á una escuela de gladiadores que tenía en Ca-
pua un tal Léntulo, célebre maestro de esgrima.
Lcntulo era el proveedor de gladiadores para R o m a
y otras grandes ciudades de Italia.
La escuela era u n circo amurallado, del cual n o
salían los gladiadores hasta el momento preciso dc
q u e , comprados para morir, iban á la ciudad donde
debía tener lugar la ejecución.
rodeado Espartaco eran galos y tracios.
Estos no tardaron mucho en comprenderle y j u n -
tos fraguaron la conspiración que había de abrirles,
con la puerta de la libertad, el camino de su emanci-
pación y la reintegración de su dignidad de hombres.
Llevaban m u y adelantados sus trabajos c u a n d o
fueron descubiertos sus planes. A punto estuvo de
que todo se malograra. La presencia de á n i m o de Es-
partaco inftlndló valor en sus compañeros de infor-
tunio, y setenta y tres de éstos le siguieron, teniendo
q u e hacer para evadirse un gran boquete en la m u r a -
lla del circo donde estaban encerrados.
Afortunadamente para los fugiúvos en la calle para-
lela al m u r o existían u n gran n ú m e r o de pasteleros y
vendedores de asados.
Los esclavos, aleccionados por Espartaco, lanzá-
ronse sobre los desprevenidos mercaderes, y, en m e -
nos tiempo del que se tarda en decirlo, se apoderaron
de los asadores, cuchillos, hachas y cuantos instru-
mentos cortantes hubieron á m a n o .
A pesar del inminente riesgo que corrían si e r a n
aprehendidos, no olvidaron á sus compañeros de cau-
tiverio, y lejos de huir para disfrutar cl perfumado
ambiente dc la libertad por sí solos, volviéronse á su
prisión en busca de los que quedaban.
Reuniéronse en total unos 200, que a b a n d o n a r o n
á Capua profiriendo amenazas contra sus v e r d u g o s .
Mal lo hubieran pasado, pues la mayor parte iban
desarmados y los que tenían armamento apenas hu-
bieran podido hacer frente á un puñado de soldados.

Hemos querido ver de cerca esta miseria, y hemos
podido comprobar que era espantosaj horrible: el pa-
dre, la madre y los cinco niños, cubiertos de misera-
bles andrajos, estaban sentados ó acostados sobre un
puñado de paja, y en sus facciones se dibujaban los
estragos del hambre. El cuarto se hallaba'desprovisto
de rnuebles, pues todoel mobiliario, pieza tras pieza,
habían tenido que venderle.»
VAveriir termina apelando á la solidaridad, á fin
de que puedan restaurarse algo las fuerzas de aquella
desdichada familia, próxima á sucumbir á los terri-
bles efectos de la inanición.
¡Cuántos hogares se encontrarán en el triste estado
que la familia liejesa!
¡Qué infame es esta burguesial
¡Y cuánta culpa en nuestra desgracia, por nuestra
apatía é indiferencia, tenemos nosotros mismos!
Reptiblica unitaria francesa
En Argel han sido ejecutados dos indígenas que
habían asesinado en Saint-Denis du Sig á un señor
Belíer.
Los detalles de la lúgubre operación exceden en ho-
rror á cuanto pudiera imaginarse.
El verdugo, que contaba con una guillotina defec-
tuosa, dió en vano su primer golpe. Haciendo caer
por segunda vez la cuchilla, no consiguió sino cortar
á medias el cuello de uno de los pacientes.
Entonces se valió de una sierra; pero después de
muchos esfuerzos, considerándose incapaz de cortar
con aquel instrumento los huesos que resistían, vol-
vió á colocar al reo en la guillotina.
Dos veces más tuvo que ejecutar para conseguir se-
parar la cabeza del tronco.
¿Qué dirán en África—pregunta un colega—de la
civilización de la provincia francesa?
Pues nada.
Que los verdaderos indígenas y salvajes son lós ci-
VÍli\ados que destrozan á un hombre como si fuera
una res.
Imperio federal alemán.
Los socialistas alemanes habían distribuido en
gran número, y en todos los cuarteles, un llamamien-
to al ejército titulado OAire de marcha vara las tropas
alemanas, el cual excitaba á los soldados alemanes
á fraternizar con los trabajadores franceses y marchar
unidos á destruir el reinado de la burguesía.
Las autoridades militares se han conmovido, pues
si por casualidad los soldados alemanes fraternizan
con los trabajadores franceses y ponen sus armas á
servicio de los pueblos sublevados, ¿qué va á ser de
los señores?
La policía se puso en seguida á la pista de los re-
partidores, prometiendo 1.200 francos al que d e s c u -
ísriera al autor ó á alguno de los que distribuían las
proclamas.
Desg'raciadamente parece que los sabuesos de Bis-
marck consiguieron descubrir algunas en casa de un
carpintero, que será castigado por haberlas repartido.
I I I I I I Sallent.—En
Movimiento Obrero
Tiilbao.—En una cantera de la Peña estalló el
jueves de la semana pasada un baireno,con tan mala
suerte para dos infelices obreros, que dejó á uno
muerto en el acto y al otro en un estado cercano á
la muerte.
Si este sucumbe, los enterrarán á los dos, y al día
siguiente ya no se acuerda nadie de esa pequenez.
—En los pueblos contiguos al valle de Somorros-
tro gran número de hombres y mujeres, armados
con navajas y armas de fuego, se declaran dueños de
la piopiedad y cometen toda clase de desmanes.
Así lo dice un periódico burgués.
Feliu de Guixols.—Según nos participan de este
pueblo ha quedado constituido el Consejo local,
compuesto de las Secciones de Zapateros y la de Ta-
poneros, estando próxima á ingresar otra nueva Sec-
ción.
La propaganda de nuestros principios se va acen-
tuando de día en día.
Nos ruegan hagamos saber á la Comisión Federal
su constittjción en Consejo local deseando entrar en
relaciones con ella.
También manifiestan á la S. F. que no han recibi-
do el talonario.
Granada.—Los obreros de dos fábricas de papel de
esta capital se han declarado en huelga reclamando
una hora de disminución en la jornada de trabajo y
aumento de dos reales de jornal.
S:gún la prensa burguesa, fuerza de la Guardia ci-
vil custodia las fábricas y los huelguistas, recibiendo
éstos recursos de los obreros de otros oficios para que
sostengan la petición.
En el próximo número podremos dar algunos de-
talles de este paro, pues nuestro corresponsal nos los
comunicará.
¿Madrid.—A la hora poco más ó menos que el sá-
bado se celebraba en la explanada de la Montaña ¡una
^ran parada para premiar los servicios de algunos ca-
jos y soldados que habían cumplido con su deber,
uno de l o s operarios que trabajaban, cumpliendo
también el suyo, en las obras del nuevo edificio que
se construye en la calle d é l o s Reyes, destinadoá Ins-
tituto del Cardenal Cisneros, cayó del andamio á l a
vía pública y se ocasionó varias contusiones graves
n diferentes partes del cuerpo.
BANDERA SOCIAI.
Después de curado de primera intencionen la Casa
de Socorro fué conducido al Hospital á diferencia de
los heridos arriba expresados, que, terminada la re-
vista mencionada, fueron trasladados en coches tira-
dos por briosos caballos, al hospital militar, donde
son objeto de una esmerada asistencia.
Ciertamente que nosotros no censuraremos el que
esto se haga con los soldados.
Pero sí el cumplimiento de un deber presupone el
incontrovertible derecho al premio obtenido, ¿no se-
ría justo, que, aunque no se empleara tanto aparato,
se premiara á este infeliz obrero que ha sido herido
y maltrecho cumpliendo el suyo?
Y sin embargo, estamos seguros de ello, esta, como
otras tantas víctimas anónimas, morirá en el olvido
ó saldrá del hospital para arrastrar una vida de su-
frimientos por su inutilidad para el trabajo.
¡Qué justicia!
—Suma y sigue:
U n joven de once años se cayó el domingo del an-
damio dc una casa en construción de la calle de Se-
bastian El Cano, y se produjo una herida grave en
la ceja izquierda.
'Falencia.—Escriben de esta localidad que no pu-
diendo dar salida la compañía de los ferrocarriles del
Norte, que explota las importantes minas de Rarruelo
de Santullán, á las grandes existencias que tiene de
mineral, ha despedido de los trabajos de las minas á
más de 3oo operarios.
Se cree que adopte igual determinación la Sociedad
Esperanza de Reinosa, explotadora de las minas de
Orbó.
Puede calcularse, pues, que quedan en la miseria
más de cuatrocientas familias de honrados jornaleros,
precisamente cuando se acerca el invierno, alli tan
riguroso, y cuando los labradores y ganaderos de
toda aquella región están arruinados por la escasez
de las cosechas de estos últimos años.
Sabadell.—El 2 del corriente Juan Deu Alavedra
niño menor de diez años, que ya hace meses trabaja-
ba en la fábrica de tejidos y aprestos de D. Mateo
Brujas, fué cogido por la percha de una máquina que,
triturándole por completo la pierna izquierda, le
hizo morir entre horribles sufrimientos á las pocas
horas.
Su infeliz madre, viuda con otros tres hijos, dos
de ellos hembras y otro varón más pequeño que el
fallecido, no tenía más esperanza ni amparo que el
desdichado Juan.
¡Ya pueden los gobiernos y los gobernadores pu-
blicar en los periódicos oficiales leyes sobre el traba-
jo de los niños y para proteger íos accidentes que
sufren las familias obreras, para que se queden en el
papel!
¡Qué falta hace la Revolución Social para barrer
la lepra de esta Sociedad!
—£1 sábado anterior fué conducido al cementerio
de los disidentes, el cadáver del veterano Juan Clot,
'^abiendo sido en vida un ardiente defensor dc la li-
bettad, y enemigo irreconciliable de los clerigallas.
Murió á la avanzada edad de 92 años.
la fábrica de algodón que en esta vi-
lla posee el burgués Félix Torras, les ha rebajado los
jornales á los obreros de un modo escandaloso; baste
decir, que lo.s hiladores, por semana, ganan de 1 2 á
i5 pesetas menos.
Algunos otros fabricantes han anunciado también
á los trabajadores que tendrían que pagar ellos el
gasto del carbón.
Tanto van á querer explotar á los trabajadores es-
tos negreros sin conciencia, que ellos mismos acele-
ran su ruina.
Tarrasa.—La Sección de Aprestadores ha acorda-
do tomar un paquete de nuesiro Semanario para ha-
cer propaganda de las ideas anárquicocolectivista.
Torrejoncillo.—No llegan los números de la B A N -
D E R A á los compañeros de este pueblo.
Según la vindicta pública los queman para que no
.'leguen á manos de nuestros suscriptores.
Entérense bien y tomen testigos, que sentaremos la
mano á quien sea que lo haga, ya sea juez, cura ó
escribano.
Valencia.—L:t Federación local valenciana esta re-
cogiendo fondos para los presos de Barcelona, en
prueba de solidaridad y compañerismo.
Muy en breve empezarán á celebrar conferencias
instructivas sobre las ideas socialistas.
Los conductores del tranvía de la compañía valen-
ciana, trabajan ¡ 1 8 horas! no puede darse mayor ex-
plotación.
También nos comunican que han nombrado una
comisión con el exclusivo objeto de propagar las pu-
blicaciones anarquistas.
Valladolid.—En esta ciudad han instalado los fe-
derados un Centro de Instrucción y echado las ba-
ses para formar una biblioteca, rogando á todos los
compañeros que puedan hacer algún donativo de
obras lo verifiquen, y se lo agradecerán.
La primera conferencia quedarán en dicho Centro
versará sobre el tema siguiente: «Defectos de la actual
organización social.»
EFEMÉRIDES
1 4 Jueves, 1 8 7 2 . — H ú n d e s e en Madrid la casa en
que estaba situada la imprenta de Fortanet, causando
cinco muertos y varios heridos.
15 Viernes, 1819.—Establécese en Barcelona la pri-
mera prensa litográfica.
16 Sábado, 1 7 9 3 . — L a orgullosa reina María A n -
toníeta es guíllounada en París.
17 Domingo, 1806.—El negro Dessaline, que se
había hecho proclamar emperador de Haití con el
nombre de Jaime I, es asesinado por sus antiguos
compañeros de armas, que proclaman la República.
18 Lunes, ¡536.—Pónese la primera piedra al edi-
ficio que debía servir para Universidad en Barcelona.
19 Martes, 1826.—Muere el gran trágico Francis-
co José Taima.
20 Miércoles, 1872.—Muere en París el célebre fí-
sico y astrónomo Babinet.
, 1 1 I . I . .1 ., I, . L I I P
CORRESPONDENCIA ADMINISTRATIVA
Fn e»ta Sección rogamos seflien todos los que remitan canas á
esta Administración, pues en elle verán contestadas, á lin de evitar
gastos y tiempo, cuantas preguntas se la dirijan de carácter adminis-
trativo y particular.
A los suscriptores les advertimos que admitan como recibo de pago
las notas que publiquemos como recibido su importe.
Tanto los corresponsa'es como los suscriptores que nos hagan pedi-
dos de las Bibliotecas de los periódicos Hl M o t i n , Las Dominicales y ¡El
Verán Ustedes! como usimisnio de las obras y foiletos que estamos e n - ,
carga los do su propaganda y venta, no serán servidos si al pedido no
acompasan su importe.
Montillana.—Pablo Contreras. — Puede dirigir sus co
rrespondencias al periódico EL SIGLO FUTURO Ó al Papa, nos-
otros no entendemos e.so de Socialismo católico.
Feliu de Guixols.—C. L.—Recibida libranza de 14 pe-
setas á cuenta de paquetes.
Sección de A n u n c i o s
F U E R A P O L Í T I C A . — D e m o s t r a c i ó n de la justicia
y de la conveniencia de que los trabajadores se se-
paren de la utopía política para dedicarse al positi-
vismo social, por A. Lorenzo, editado por la Agru-
pación de Propaganda Socialista.—El producto de ,
la venta de este folleto, deducidos sus gastos, se
destina á la comisión de suscripción de los presos
á consecuencia de la huelga de albañiles de Barce-
lona.—Ejemplar suelto 25 céntimos; paquete de 25
ejemplares 5 pesetas. Los pedidos que se hagan por
conducto de asociaciones obreras se servirán á ra-
zón d.: 3o ejemplares 5 pesetas.—Los pedidos dirí-
jinse á Francisco Fó, calle de Illa, núm. 1 9 , Saba-
dell.—En Barcelona á Antonio Serra Furnells, Se-
púlveda, 1 9 0 , 2.", 2."—Pago antic¡pa.lo.—VA giro
de letras á Barcelona.
R E T R X T O S de Miguel Bakounini en papel marqui-
lla, adornado con una bonita orla, en cuya cinta
superior se leen las palabras de Anarquía, Federa
ción y Coleciivismoy al pié la fecha en que falleció
tan ilustrado y decidido revolucionario. Se venden
en nuestra Administración al precio de i5 cénti-
mos de peseta uno, y por aS á tres pesetas. N o sc
servirá ningún pedido cuyo importe no se acom-
pañe.
A C R A C I A (Revista sociológica).—Se publica men-
sualmente, constando de ocho ó más páginas al
precio de una peseta semestre, tnás el exceso de
franqueo para otras regiones.—Los pedidos á nom-
bre de Bienvenido Rius, San Olegario, 2 , prin-
cipal, Barcelona, y á la Administración de este Se-
manario.
E L SOCIALISMO.—Quincenario socialista, eco de la
prensa universal.—En la región española, un tri-
mestre. So céntimos de peseta.—Para las demás
regiones, 7 5 céntimos de peseta.—Los pedidos á
Andrés de Neira Barragán, Encarnación, 3 3 ,
Cádiz.
QUÍMICA DE L A CUESTIÓN SOCIAL ó s e a o r -
ganismo cientifico d e l a Revolución;
puebas deducidas d ela l e y natural d e
l a s i d e a s a n á r q u i c o - c o l e c t i v i s t a s , por T e o -
baldo Nieva. — Precio de esta obra, 2'5o pesetas.
—Para los obreros. 2 pesetas.—Los pedidos á
nombre del autor, Magdalena 24, encuademación,
y en la Administración de este Semanario.
ACRACIA Ó REPÚBLICA.—Refutación al discurso
pronunciado por D. Luis Carreras el día 2 0 dc
Febrero de 1 8 8 6 en la fiesta del Círculo Democrás
tico Federal Instructivo de Sabadell, dedicado á los
obreros sabadellenses, por A . Lorenzo.—Precio,
25 céntimos de peseta; paquete de 25 ejemplares,
5 pesetas.—Los pedidos á Francisco F o , calle de
Illa, número 1 9 , Sabadell.— En Barcelona á A n -
tonio Serra Furnells, Sepúlveda, 1 9 0 , 2.°e2.".—En
Madrid á la Administración de este Semanario.
Madrid 1886.—Imprenta de José Gil j Navarro, Santa Engracia, 7.