“Nadie da lo que no tiene”, frase que había escuchado en diversas
ocasiones, pero que conmovió de forma particular mi labor, cuando la escuche en el Taller de Habilidades del Pensamiento de parte del profesor Gabino Matos, las palabras resonaron en mí, llevándome a evaluar todo lo que ha sido mi labor desde que tome la decisión de formarme para dedicar parte de mi vida a educar, lo cual fue inspirador porque entendí que más allá de lo que un profesor nos puede hacer vivir y aprender en un aula de clases, lo más valioso es lo que cada uno lleva en sí, su ser, su actitud, su carácter, entendiendo carácter como la capacidad de enfrentar situaciones a través de la autorregulación, la empatía y la capacidad de escuchar y corregir con claridad y precisión. Por tanto, el diplomado fue un espacio de encuentro, que permitió ver la educación de forma macro en nuestro país, desde su historia hasta la actualidad, encontrarnos con la triste realidad de sus debilidades y amenazas que en lugar de mejorar parece que cada día empeoran, pero también darnos cuenta que sí existen fortalezas, que aún hay gente que cree y apuesta por la formación humana en Venezuela. Que las cuatro integrantes del equipo directivo de la escuela realizáramos estos estudios juntos, también fortaleció los lazos del trabajo y permitió además afianzar la confianza de decirnos sin tabú lo que debemos mantener y mejorar cada una, no solo como profesionales, sino también como personas. Me quedo con todas las frases de motivación que dejaron los facilitadores como: “enseñar es conducir”, enseñar a aprender”, enseñar es hacer comprender”, “cuando involucro a otros, ellos aportan para la mejor solución”, “sacar lo bueno que hay en todo”…los cuales me invitan a seguir luchando, todo ello me ha llevado a comprender que es necesario arriesgarse y fortalecerse de forma individual para tener las herramientas de lograr encaminar a otros. Agradecida por la oportunidad de vivir esta experiencia y hacer de ella un camino que siempre me invite a hacerlo mejor.