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N.° 52 J . D . HOOKER. U S PLANTAS CARNÍVORAS.

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tal que ha venido á adquirir en las regiones del arte la ricos y los de la época presente, más en su apariencia
forma distintiva de la actividad contemporánea. Hoy sintética particular que en los menudos accidentos sin
el ansia crítica no reconoce fácilmente barreras ni obs- importancia, y que analice en buen hora el objeto que
táculos. El análisis detiene y examina con inexorable se proponga, con tal de que luego no prescinda de
frialdad cuanto existe. No hay nada que no se discuta; forjar con lo analizado y su idea el conjunto armónico
nada de que no se dude. Libre la inteligencia de las en que ha de consistir su obra: todo esto deben ha-
odiosas ligaduras que antes la oprimieran, aspira á en- cer quienes, con mayor autoridad y más conocimien-
señorearse del Universo y quiere llegar a conocerle tos que nosotros, estén penetrados, como lo estamos,
hasta el último de sus átomos; afán nobilísimo á cuyo de la trascendencia que para la vida de los pueblos
extraordinario desarrollo se deben sorprendentes con- tiene la acertada realización del fin artístico. , •
quistas, orgullo de nuestra época. La ciencia impera Y aquí damos por terminado nuestro trabajo. Em-
sin rival, y en la embriaguez de sus triunfos, se re- pezárnosle con el intento de condensar en reducido
siste á trazarse linderos a s í propia; intenta llegar á espacio algunas observaciones sobre el importante
todas partes, saberlo todo, erigirse en manifestación tema que le sirve de epígrafe; pero poco á poco, la
única de la humana naturaleza. Y el artista, hijo de abundancia del asunto, su íntima relación con otras
su siglo, impresionado por lo que ve y olvidado de su cuestiones y el natural deseo de indicarlas, fueron ha-
misión, se propone como los demás hallar y describir ciendo correr nuestra pluma, hasta que casi sin saber
en sus obras la verdad, nada más que la verdad, aca- cómo nos encontramos con un folleto en vez de los
llando su sentimiento si se niega á auxiliarle humilde- dos ó tres brevísimos artículos que pensábamos escri-
mente, desdeñando como extravío cualquier arranque bir. Bien conocemos que la modestia del propósito
de inspiración, menospreciando todo aquello que no que le engendró anda reñida con las excesivas pro-
!e parece demostrable, tratando, en fin, acaso sin con- porciones que ha llegado á adquirir. Tal como e», le
fesárselo, de reducir el arte á un procedimiento ex- publicamos, sin embargo, abrigando la lisonjera espe-
perimental, y sus producciones á modelos de científica ranza de que no sea enteramente inútil su lectura.
observación. Quizá sirva siquiera de pretexto á otros estudios mejor
¡Deplorable empeño que, cuando no aniquila la be- hilados y menos enfadosos, con lo cual nuestras aspi-
lleza al descomponerla, nos encierra al menos en el raciones habrán quedado satisfechas.
estrecho círculo de la realidad! ¡Obcecación increíble Noviembre, 1874.
que nos hace recordar algunas veces con envidia aque- EMILIO NIETO.
llos tiempos, si tan inferiores á los nuestros bajo mu-
chos conceptos, tan superiores en cambio en idealidad
artística!
Sí: momento oportuno es el presente para atajar LAS PLANTAS CARNÍVORAS,
el mal alzando la voz en pro de los fueros de la idea,
como en otras ocasiones se alzó para defender los del Diversos observadores han descrito de un modo
mundo objetivo. El contagio se ha generalizado lo más ó mellos exacto las costumbres de. los caza-
bastante para temer sus resultados; y á plumas mejor dores vegetales, tales como la yerba de rocío, las
cortadas que la que traza estas líneas, cumple com- dioneas, las papa-moscas y los nepentes; pero
batir con objeto de evitarlos en interés del porvenir del muy pocos se han cuidado de los motivos de esta
arte bello. No haya miedo de que vuelvan los antiguos caza, y las ideas de los que mejor los han expli-
extravíos. La atmósfera en que vivimos es tan re- cado no han obtenido la confianza que merecían.
fractaria á ellos, que si antes hubo necesidad de con- Este asunto ha adquirido nuevo ínteres recien-
tener los arrebatos del genio para que no se volatili- temente, á causa de las investigaciones de Dar-
zase en los espacios de la fantasía, urge ahora levan- win sobre los fenómenos que se producen cuando
tarle un poco de la superficie de la tierra para que no se ponen sustancias albuminosas en las hojas de
se inmovilice, materializándose. las droseras, fenómenos que, en opinión de un
Convencer al artista de que está obligado á crear la fisiólogo eminente, prueban, respecto á las dio-
belleza, no á reproducir la creada; estimularle con el neas, que estas plantas digieren exactamente las
ejemplo de los que en nuestros días continúan fieles mismas sustancias y absolutamente de igual
á las buenas tradiciones; excitarle á inspirarse en los modo que el estómago del hombre. Mr. Darwin.
grandes sentimientos, nunca muertos en la humani- trabaja todavía en estas investigaciones , y para
dad, por más que en ciertos períodos están amorti- ayudarle, en cuanto me lo permite mi posición en
guados; moverle á guardar cuidadosamente la fe en el Jardín Botánico de Kew, he estudiado, con-
sí mismo y en la objetividad, que adivina lo que no forme á sus instrucciones, algunas otras plantas
alcanza el conocimiento, y sin la cual no hay creación carnívoras.
posible; aconsejarle que procure ver los hechos histó- El curso de estos experimentos me ha condu-
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cido á recordar la historia completa de este asun- Intencionadamente he adoptado en la exposi-
to, y he encontrado esta historia tan interesante ción de los hechos el orden histórico, porque nos
y, al mismo tiempo, tan poco conocida, que juzgo permite ver lo que influyen las ideas preconcebi-
útil explicarla en resumen, desde su origen hasta das sobre nuestros juicios acerca de los asuntos
las investigaciones de Mr. Darwin. Ea este tra- más sencillos.
bajo me limito á hablar de las plantas más im- La exposición publicada por LiDneo algunos
portantes; respecto á las que Mr. Darwin ha estu- años después, es de ello un ejemplo sorprendente.
diado, dejo á éste el honor de anunciar por sí Conocidos le eran todos los hechos que acabo de
mismo los descubrimientos que, con su franqueza referir; pero, de seguro, le repugnaba creer que la
» habitual, ha comunicado á mí y á otros amigos. naturaleza quisiera que esta planta, según el di-
Describiré, pues, rápidamente las observaciones cho de Ellis, «se alimentase con el insecto que
y los experimentos que me parecen más significa- había cogido;» por eso dice que, desde que los in-
tivos en las que he estudiado por mí mismo , las sectos cesan de luchar, la hoja vuelve á abrirse y
sarracenias y los nepentes. les suelta. Consideraba Linneo estos maravillo-
Dioneas.—Hacia 1768, el conocido naturalista sos actos como casos de extrema sensibilidad de
inglés Ellis, envió á Linneo el dibujo de una las hojas, en virtud de la cual se replegan cuando
planta, á la que había dado el poético nombre de están irritadas, como lo hace la sensitiva, y por
dionea. «En 1765, escribía, nuestro digno amigo tanto consideraba la captura del insecto que les
Mr. Pedro Collinson me ha enviado un ejemplar irritaba, un hecho puramente accidental y sin
seco de esta curiosa planta, que había recibido importancia para la planta. Sin embargo, era
de Mr. John Bartram, de Filadelfia, botánico del demasiado sagaz para aceptar la extraña afirma-
difunto rey.» Posteriormente recibió Ellis algu- ción de Ellis sobre la muerte causada á los insec-
nos ejemplares vivos de América y los cultivó en tos por las tres espinas situadas en el centro de
su jardín. Hé aquí los detalles que dio sobre este cada lóbulo de la hoja.
puato á Linneo, y qus hicieron declarar á este La autoridad de Linneo impuso silencio á la
gran naturalista, que, á pesar de haber visto y crítica, si la crítica llegó á manifestarse, y los
examinado gran número de plantas, nunca en- autores que le sucedieron copiaron sus descrip-
contró fenómeno tan maravilloso. «Esta planta, ciones de la acción de las hojas.
dice Ellis, demuestra que la naturaleza ha que- Broussonet (1784) procuró explicar la contrac-
rido proveer á su alimento, formando la articula- ción de las hojas, suponiendo que el insecto que
ción superior de su hoja como máquina dispuesta cogían las picaba, y la picadura daba salida al
para cazar la comida; en mitad de ella se encuen- líquido, que hasta entonces las llenaba y mante-
tra el cebo destinado al desgraciado insecto que nía extendidas.
ha de ser su presa. Gran número de pequeñas El doctor Darwin (1761) se contentaba con su-
glándulas rojas, cuya superficie está cubierta y poner que la dionea se rodeaba de trampas de in-
que acaso, destilan un líquido azucarado, atraen al sectos , para defender de sus depredaciones las
insecto, y desde que las patas del animal irritan flores.
estas partes delicadas, los dos lóbulos se endere- Sesenta años después de lo que Linneo había
zan, cogen fuertemente al insecto, enlazan sus escrito, encontrábase en Wilmington, en la Caro-
orillas espinosas y le ahogan. Además, para im- lina del Nort8, sitio principal de esta planta loca-
pedir que, forcejeando el insecto, logre des- lizada, un hábil botánico, el doctor Curtís, que
prenderse, hay en medio de las glándulas, hacia ha muerto hace pocos años. El doctor Curtis pu-
la mitad de eada lóbulo, tres pequeñas espinas blicó en 1834, en el Boston Journal of natural
rectas, que ponen fin á su existencia. Los lóbulos Historij, una descripción de la dionea, que es mo-
no vuelven á abrirse mientras el cadáver del in- delo de observación científica exacta. Hó aquí
secto se encuentra cogido; pero seguramente la córao se expresa: «Cada mitad de la hoja presenta
planta no puede distinguir una sustancia animal una superficie interna, ligeramente cóncava, ar-
de una sustancia vegetal ó mineral, porque si mada de tres órganos delicados, parecidos á'pe-
introducimos una paja ó un alfiler entre los lóbu- los y colocados de tal suerte, que es difícil á
los, coge el cuerpo extraño con la misma fuerza un insecto recorrerla sin tocar algunos de estos
que si se tratara de un insecto.» órganos; al tocarlos, ambos lados se replegan
Esta descripción, que, en su género, no es me- bruscamente y cogen su presa con bastante fuerza
nos horrible que las descripciones de las estatuas para que le sea imposible escapar. Los pelos que
de la Edad Media, cuyos brazos se abrían para guarnecen las opuestas orillas de una hoja se en-
coger y asesinar á, sus víctimas, es en lo esencial trelazan, como pudieran hacerlo los dedos de dos
exacta, y sólo contiene errores de detalle. manos. La sensibilidad de la planta reside, pues,
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en estos procesos en forma de pelos del interior faba poco á poco de su resistencia. Dejó la hoja
de la hoja, porque se puede tocar ó apretar la hoja cerrarse, y el insecto murió pronto.
en cualquier otro punto sin producir efectos sen- En el Congreso que la Asociación británica
sibles. para el adelanto de las ciencias celebró el año úl-
El preso no es aplastado y bruscamente muer- timo, presentó el doctor Burdon-Sanderson una
to, como algunas veces se ha supuesto, porque comunicación, muy dig"na por su notable-carác-
con frecuencia se han librado moscas y arañas que ter, de la singular historia de esta planta, histo-
han caido de este modo en la trampa, y que se ria que no se ha terminado todavía ni con mu-
escapan con toda la velocidad que el temor ó la cho, y en la cual las observaciones del doctor
alegría puedan inspirarles. Otras veces las he en- Burdon-Sanderson dan principio á uno de sus más
contrado envueltas en un fluido mucilaginoso, interesantes capítulos.
que parecía desempeñar el papel de disolvente, Es hecho reconocido en la actualidad que todos
porque los insectos se encontraban en él más ó los seres vivos tienen un sitio común para una
menos disueltos. sustancia—siempre presente allí donde se encuen-
A Ellis corresponde el honor de haber adivinado tra la vida—que forma la base de todos los orga-
el objeto de la captura de los insectos por la dio- nismos. Reflérome aXprotoplasma. Una de las pro-
nea, y á Curtis el de habernos revelado los deta- piedades más características de esta sustancia es
lles del mecanismo, reconociendo el sitio de la su tendencia á contraerse, y cuando, en un orga-
sensibilidad de las hojas;.él es también quien nos nismo dado, las partículas del protoplasma están
ha hecho ver que el líquido segregado no es un dispuestas para obrar de cierto modo, de con-
líquido producido antes de la captura del insecto, cierto producen un efecto acumulado, cuyos re-
sino un verdadero líquido digestivo, segregado, sultados son notorios. Ejemplo de ello es la con-
como nuestro propio jugo gástrico, después de tracción de los músculos, y acaso la contracción
tragar los alimentos. de la hoja de la dionea sea un hecho del mismo
La historia de esta maravillosa planta no pasó género.
de aquí durante toda una generación; pero en 1868 Sabido es que la contracción muscular va
un botánico americano, Mr. Oanby, que feliz- acompañada de ciertos fenómenos de electricidad.
mente continúa todavía sus investigaciones botá- Cuando ponemos un pedazo de músculo en rela-
nicas, encontrándose en el país de la dionea, es- ción con un galvanómetro sensible, comprobamos
tudió con mucho cuidado las costumbres de esta entre la superficie exterior y la superficie de la
planta, y especialmente los puntos que Curtis sección la existencia de una corriente definida,
había hecho constar. Al principio había creído debida á lo que se llama la fuerza electro-motriz
que «la hoja tenía la propiedad de disolver las del músculo. Ahora bien, cuando se hace con-
sustancias animales, las cuales corrían enton- traer el músculo, esta fuerza electro-motriz des-
ces á lo largo del peciolo, un poco hueco, hasta aparece momentáneamente, y la aguja del galva-
la raíz, proporcionando así á la planta un ali- nómetro »^f|ue antes estaba desviada, vuelve á
mento muy azoado;» pero alimentando las hojas cero, produciéndose lo que se llama una variación
con pedacitos de carne, reconoció que éstos eran negativa. Cuantos estudian los organismos vege-*
completamente disueltos y absorbidos. La hoja tales han sido sorprendidos al saber por el doctor
se abría de nuevo, presentando una superficie Sanderson que ciertas experiencias que había
seca y dispuesta para otra comida, aunque con emprendido, á instigación de Mr. Darwin, prue-
menos apetito. Reconoció también que el queso ban de una manera irrefutable que, cuando se
no convenía en manera alguna á las hojas, enne- contrae una hoja de dionea, los efectos producidos
greciéndolas y acabando por matarlas. Nos des- son iguales á los que se presentan en la contrac-
cribió, por fin, los inútiles esfuerzos que había ción de un músculo. Resulta, pues, qus en esta
hecho un coleóptero para escaparse, lo que de- maravillosa planta, no sólo los fenómenos de di-
muestra que el líquido á que nos hemos referido gestión, sino también los de contractibilidad, son
es realmente segregado y no proviene de la des- iguales á los de los animales.
composición de la sustancia que la hoja ha cogido. Droseras.—La drosera no se encuentra sola-
El coleóptero, que era animoso, intentó hacer una mente en una parte limitada del Nuevo Mundo,
abertura al través de la hoja; «cuando lo descu- sino que existe en las regiones templadas de ara-
brió el observador todavía estaba vivo, y había bos hemisferios, y crece en los terrenos areniscos
hecho un agujerito en el lado de la hoja, pero se ó pantanosos. Se sabe ahora que es una congénere
debilitaba de un modo evidente.» Al abrirla hoja de la dionea; pero este hecho apenas se había
lo encontró Mr. Canby envuelto en considerable entrevisto cuando se descubrieron las curiosas
cantidad de líquido, que sin duda alguna triun- costumbres que voy á describir.
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Con un año de distancia, dos observadores,— nia, porNilschke, en 1860; en los Estados-Uni-
uno inglés y otro alemán,—reconocieron que los dos, por una señora, Mme. Treat de Nueva-Jer-
curiosos pelos que todo el mundo ha notado en sey, en 1871; en Inglaterra, por Mr. Darwin, y
las hojas de la drosera Ion sensitivos. también por Mr. A. W. Bennett.
Hé aquí cómo Mr. Gardom, botánico del con- A Mr. Da,rwin que estudia este asunto desde
dado de Derby, cuenta los descubrimientos he- hace muchos años, no sólo debemos la confir-
chos en 1780 por su amigo el eminentecirujano de mación de todos los hechos atestiguados por los
Londres, Mr. Whateley: «examinando algunas de primeros observadores, sino también otros nue-
las hojas contraidas, observamos un insectillo ó vos é importantísimos. Todavía no ha publicado
mosca que estaba allí estrechamente retenido, y los resultados de sus investigaciones, pero algu-
no pudimos comprender cómo había sido cogido. nos de los puntos que ha establecido los ha ex-
Oprimiendo en seguida Mr. Whateley con una puesto en los Estados-IIüidos el profesor' Asa
alfiler el centro de otras hojasque no estaban aún Grray, á quien Mr. Darwin los había comunicado.
cerradas, vimos un movimiento brusco y elás- Mr. Darwin ha reconocido que los pelos de la
tico de las hojas, por medio del cual se endereza- hoja de la drosera son sensibles á la acción de
ban hacia arriba y rodeaban en cierto modo el un pedazo de músculo ó de cualquiera otra sus-
alfiler, lo cual nos explicó suficientemente la si- tancia animal, mientras que un pedazo de mate-
tuación de la mosca.» ria inorgánica casi ningún efecto produce en
Esta descripción se hizo probablemente de me- ellos. Son más sensibles.á la acción de fragmen-
moria, porque representa el movimiento de los titos de carbonato de amoniaco.
pelos, mucho más rápido de lo que es en rea- He aquí cómo Mme. Treat explica los resulta-
lidad. . dos de sus experiencias: «á las diez y cuarto puse
Bn el mes de Julio del año precedente (aunque pedacitos de carne cruda en algunas de las hojas
el hecho se publicó dos años después), Eoth, en más vigorosas de una drosera longifolia, á las doce
Alemania, había comprobado en la Drosera ro- y diez minutos dos de estas hojas se habían re-
timdifolia, y en la Drosera longifolia, «que gran plegado alrededor de la carne y la ocultaban com-
número de hojas estaban replegadas desde la pletamente. A las once y media del mismo dia he
punta hacia la base, y los pelos encorvados en puesto moscas vivas sobre las hojas de una dro-
arco, sin que hubiera cambio visible en el pe- sera longifolia. A las doce y cuarenta y ocho mi-
ciolo.» Abriendo estas hojas «encontré, dice, en nutos una de estas hojas estaba completamente
todas, un insecto muerto, lo que me hizo creer replegada sobre su víctima, y las otras lo estaban
que esta planta, que tiene alguna semejanza con en parte; las moscas habían cesado de luchar. A
la dionea atrapamoscas, podría también tener la las dos y media cuatro hojas se habían replegado
misma facultad de movimiento.» sobre las moscas. La punta de la hoja se plega
«Puse una hormiga con una pinza en medio de hacia el peciolo como en la época de la prefoliacion.
la hoja de la drosera rotundifolia, pero sin provo- He repetido la experiencia con sustancias mi-
car el movimiento de la planta. La hormiga in- nerales: creta seca, magnesia, piedrecitas. Veinti-
tentó escaparse, pero fue retenida por el jugo vis- cuatro horas después ni las hojas ni los pelos ha-
coso que sale de la extremidad de los pelos, y las bían hecho movimiento alguno para coger estas
patas del Insecto estiraban este jugo en largos y sustancias. He mojado un pedazo de creta en
finos hilos. Al cabo de algunos minutos los pelos agua, y en poco menos de una hora los pelos se
cortos del disco de la hoja empezaron áencorvar- encorvaban á su alrededor, pero al poco tiempo
se, después los pelos largos, y el insecto quedó se enderezaban, dejando la creta libre sobre la su-
aprisionado.Pasado algún tiempo,la hoja empezó perficie de la hoja.»
á replegarse, y algunas horas después la extremi- No entraré en más detalles acerca de la dionea
dad de la hoja se había encorvado hacia dentro, y la drosera. Los repetidos testimonios de dife-
como para tocar la base. A los quince minutos la rentes observadores abarcan el espacio de un si-
hormiga había muerto, es decir, antes de que to- glo; y aunque hasta ahora hayan sido acogidos
dos los pelos se hubiesen encorvado.» con frialdad, creo que bastan para demostrar, que
Estos hechos, fijados hace cerca de cien años en la pequeña familia de las droseráceas existen
por el testimonio de observadores independien- plantas que, en primer lugar, cazan.insectos para
tes unos de otros, han permanecido casi igno- alimentarse, y en segundo, los digieren y los di-
rados hasta nuestros dias; y Trecul, que escribía suelven con ayuda de un líquido segregado, es-
en 1855, aseguraba con el mayor atrevimiento, pecialmente con este objeto, y, en fin, que absor-
que eran inexactos. Sin embargo, últimamente ben la disolución de la materia animal así pre-
han sido repetidas veces comprobados; en Alema- parada.
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Antes de que las investigaciones de Mr. Dar- después se realizó este deseo. Jhon Trades-
win hubiesen inclinado á otras personas á estu- cant, el joven, encontró esta planta en Virgi-
diar este asunto, comprendíase poco la significa- nia, y logró traer un ejemplar vivo á Inglaterra.
ción de dichos fenómenos. Apenas hace algunos También fue enviada de Quebec á Paris, por el
años, Mr. Duchartre, profesor de botánica en la doctor Sarrazin, cuyo nombre dio Tournefort al
Facultad de París, hablando de las ideas de Ellis género á que la planta pertenecía.
y de Curtís, á propósito de la dionea decía que, en El primer hecho observado en estas plantas es
su opinión, la idea de que las hojas de esta planta que las urnas formadas por sus hojas contienen
absorbían sustancias animales disueltas, estaba agua; pero el segundo hecho era bastante ex-
evidentemente en contradicción con lo que sabe- traño, y quizá Morrison que lo indicó, no tuvo
mes respecto á las funciones de estas hojas y ocasión favorable para estudiar estas plantas,
respecto al conjunto de la nutrición de las plan- porque declara equivocadamente, que no pueden
tas, para quemereciese ser formalmente discutida. soportar el cultivo (respuere culturam, videwtur).-
Si las droseráceas fuesen ejemplo aislado de un Según Morrison, el opérculo de la urna—fijado
grupo de plantas dotadas de dichas disposiciones, en todas las especies de una manera bastante
esta crítica podría ser fundada; pero demostraré rígida,—está provisto, por especial disposición de
que no sucede tal cosa. En la actualidad tene- la Providencia, de una charnela ó visagra. Adop-
mos razones para creer que los ejemplos de estas tada esta idea por Linneo, fue algo amplificada
costumbres carnívoras son numerosos en diferen- por sus sucesores, quienes declararon que, cuan-
tes partes del reino vegetal y entre plantas cuyo do estaba el tiempo seco, se cerraba el opérculo
único carácter común es éste. é impedía al agua evaporarse. En su bella obra
Para presentar otro rasgo distintivo de este acerca de la historia natural de la Carolina, su-
hecho acudiré al curiosísimo grupo de los nepen- ponía Catesby que estos recipientes de agua po-
tes, y aquí también lo mejor es seguir el orden dían «servir de asilo óde segura retiradaá muchos
histórico. insectos, escapando así á la persecución de las
Sarracenia.—El género Sarracenia comprende ranas y de otros animales que los devoran.» Otros,
ocho especies, que tienen costumbres semejantes siguiendo á Linneo, consideraban las urnas como
y todas son originarias de los Estados del Este de pequeños aljibes ó depósiton para los pájaros y
la América del Norte, donde especialmente se en- otros animales, sobre todo, en la época de la se-
cuentran en los pantanos, y también en las quía: «Prcebet aquam, sitienlibus aviculis.t
aguas poco profundas. Sus hojas, que les dan un La teología superficial del último siglo se con-
carácter particular, tienen forma de urna ó de tentaba con esta clase de explicaciones; pero de-
vasija, y salen en conjunto inmediatamente del bemos detenernos aquí un momento y reconocer
suelo. En la época de la florescencia producen que, aunque Linneo no tuvo los materiales indis-
uno ó muchos tallos delgados, cada uno de los pensables para una observación detenida respecto
cuales lleva una flor solitaria. Esta flor tiene un al objeto de las urnas de las sarracenias, supo
aspecto singular, debido en gran parte al desar- con gran sagacidad adivinar las ideas modernas
rollo en cabezuela con que termina el estilo. La aceTCa de sus afinidades, pues hoy se las consi-
forma de esta parte ó acaso la de toda la flor, ha dera muy parecidas al lirio de agua, que es pre-
hecho que los primeros colonos ingleses le diesen cisamente el lugar que Linneo les asignaba en su
el nombre de silla de dama. ensayo de clasificación natural. Además, señaló
La sarracenia purpúrea es la especie más cono- también la analogía que, por improbable que pu-
cida. Hace unos diez años gozó notoriedad pa- diera ser á primera vista, ha sido probada en de-
sajera, porque se propuso su raíz como remedio talle por Baillon (quien parece no ha leido á Lin-
contra la viruela. Se la encuentra dssde Ter- neo), entre las hojas de la sarracenia y las del
ranova hasta en la Florida, y vive perfecta- lirio de agua.
mente al aire libre en las islas británicas. Al Linneo supuso que la sarracenia tuvo en un
principio del siglo XVII publicó Clusius un di- principio costumbres acuáticas, que tenía hojas
bujo de ella, conforme á un diseño que había lie- como las ninfeas, y que, cuando empezó á vivir
gado á Lisboa, y desde allí á Paris. Treinta años sobre la tierra, estas hojas se' ahuecaron para
después reprodujo Johnson este dibujo, en su edi- contener el agua, ya que no podían flotar sobre
ción del herbario de Gerard, «expresando la es- ella. En una palabra, se mostró evolucionista á la
peranza de que algún viajero podría encontrar manera de Darwin.
esta planta elegante, y que, reconociéndola por La idea de Catesby no es acertada. Los insectos
aquella imperfecta imagen, la traería á Europa, que visitan estas plantas pueden encontrar en
á fin de poderla estudiar mejor. Algunos años ellas un retiro, pero es un retiro para siempre.
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Collison, uno de* los corresponsales de Linneo, profundidad. La caida del insecto desde que pe-
observa en una de sus cartas, «que gran número netra en el tubo debe atribuirse únicamente á
de pobres insectos pierden la vida ahogándose que los pelos de la superficie interna de la hoja
en estos depósitos de agua.» Pero William.Bar- están en la dirección de arriba abajo. Abriendo un
íram, hijo del botánico, parece haber sido el pri- tubo, se ven perfectamente los pelos en el fondo;
mero que, á fines del último siglo, señaló el he- están dirigidos de alto á bajo: conforme se as-
cho de que las sarracenias cazaban los insectos y ciende, son más cortos y delgados, y justamente,
mataban innumerables. debajo de la superficie cubierta del cebo, no son
Antes de referir cómo se verifica este fenómeno, visibles á la simple vista ó apreciables al tacto
daré algunos otros detalles históricos. más delicado. Desde allí, la mosca que no en-
En las dos especies que no tienen la urna cer- cuentra donde afianzarse, cae necesariamente al
rada por el operculo, seguramente una parte del fondo.»
líquido lo proporcionaba la lluvia; pero en la El doctor Mellichamp que habita ahora la parte
Sarracenia variolaris, en la cual el operculo cierra del país donde el doctor Mac Bride hacía sus ob-
el orificio de la urna, es difícil que penetre dentro servaciones, ha añadido gran número de detalles
el agua de lluvia, y no cabe duda de que el fondo á los que ya sabemos. Primeramente ha estudiado
de la urna segrega un líquido que probablemente' el líquido segregado en el fondo del tubo, com-
ejerce acción digestiva. "Willian Bartram, en el probando que este líquido es. realmente segrega-
prólogo de sus viajes, publicado en 1791, describe do, y lo describe diciendo que es mucilaginoso,
"este líquido, pero se equivoca al creer que sirve pero que deja en la boca un sabor astringente
de cebo á los insectos. Hay una secreción azuca- particular. Ha comparado la acción de este líqui-
rada que atrae á los insectos, pero sólo se en- do á la del agua destilada sobre pedazos de carne
cuentra en la parte superior del tubo. Debe que- fresca de venado, y ha reconocido, que al cabo de
dar, sin embargo, para Bartram, el honor de ha- quince horas, el líquido de los tubos había pro-
ber pensado, aunque no lo haya dicho, sino ducido más alteración y más olor. Su deducción
titubeando, que los insectos se disuelven en el consiste en que, teniendo un olor muy repug-
líquido y sirven entonces para la nutrición de las nante las hojas cuando están llenas de insectos,
plantas. no existe una verdadera digestión, sino una des-
Sir J. E. Smith que ha publicado un dibujo y composición muy acelerada. Aunque sin atribuir
una descripción de la Sarracenia, variolaris, ha ningún poder digestivo al líquido segregado por
notado que segrega un líquido, pero contentándo- los tubos, ha reconocido que produce un efecto
se con suponer que sólo sirven á la vegetación los anestésico notable sobre las moscas que caen en
productos gaseosos de la descomposición de los él, observando, «que la mosca arrojada al agua
insectos. En 1829, treinta años después de la escapa fácilmente, porque, al parecer, el líquido
publicación del libro de Bartram, escribió Bur- no se une á sus alas,» pero que nunca escapa de
net una Memoria que contiene gran número de la secreción de la sarracenia. Al medio minuto de
ideas originales expresadas de un modo bastante haber caido en este líquido la mosca, parece
extraño: en este escrito insiste mucho en la exis- muerta; sin embargo, si se la saca, puede volver
tencia de una verdadera acción digestiva en las en sí en un tiempo que varía desde media á
sarracenias, análoga á la que se verifica en el es- una hora.
tómago de un animal. Según el doctor Mellichamp, el cebo azucarado
En la actualidad, conocemos de un modo bas- descubierto por el doctor Mac Bride en el orificio
tante completo las costumbres de la Sarracenia de las urnas, no se encuentra en las jóvenes plan-
variolaris, gracias á las observaciones de dos mé- tas de la estación, ni en las plantas del año pre-
dicos de la Carolina del Sur. Uno de ellos, el doc- cedente; pero ha comprobado, que, hacia el mes
tor Mac Bride, ejecutó sus observaciones hace de Mayo, la sustancia azucarada se reconoce fá-
más de medio siglo, pero habían sido olvidadas cilmente, y lo que es más extraño, que existe un
y se las ha sacado á luz recientemente. Se había conducto que sigue la materia azucarada desde el
propuesto saber por qué visitaban las moscas la suelo hasta la embocadura de la urna, y alo largo
Sarracenia variolaris y cómo las cazaba la planta. del reborde ancho de la urna, siendo ésta la vía
Hé aquí lo que averiguó: por donde los insectos van á la muerte. Estos re-
«La causa que atrae las moscas, es evidente- latos muestran claramente que la sarracenia tiene
mente una sustancia viscosa, parecida á la miel, dos tipos de urna muy distintos, y el examen de
segregada por la superficie interna del tubo. la especie prueba que probablemente son tres. Por
Desde el borde, donde empieza, no desciende á de pronto, se las puede clasificar en urnas de em-
más de un cuarto de pulgada (6 milímetros) de bocadura abierta y de operculo levantado, las
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cuales reciben por tanto una cantidad de agua el eje de la cavidad que disminuye, de modo que
más ó menos grande, y urnas de embocadura un insecto cogido en medio de estos pelos, queda
cerrada por el opérculo, en las cuales penetra poco allí aprisionado, y sus esfuerzos dan por único
la lluvia ó acaso nada. resultado descender y ser retenido mas fuerte-
A la primera categoría pertenece la conocida mente en la urna.
Sarracenia purpúrea con sus urnas inclinadas y Ahora bien: es hecho curioso que en la Sarrace-
provistas de opérenlos que están dispuestos de nia purpúrea, que tiene la urna abierta y formada
modo que caiga en la urna cuanta lluvia reci- á propósito para recibir y conservar un máxi-
be: también se cuentan en la misma categoría mum de lluvia, no se ha podido encontrar hasta
las Sarraceniaflava,Sarracenia rubra y Sarraceniaahora la secreción azucarada, y no se ha visto li-
Drummondii, todas las cuales tienen las urnas quido segregado por la urna. Además, es la única
rectas y opérculos, verticales: en las tres últimas especie en la cual, como antes he dicho, he en-
especies el opérculo; cuando la planta es joven, contrado una superficie glandular especial y en la
está encorvado sobre la embocadura, y cuando la que no hay glándulas en la superficie retentiva.
planta es vieja, se empina casi verticalmente y Este conjunto de circunstancias hace creer que
tiene los labios de tal modo, que la lluvia que acaso esta planta no tiene secreción ó no la pro-
cae sobre la superficie superior, sigue exterior- duce, sino después que la urna está completa-
mente la pared posterior de la urna como para mente llena de agua de lluvia.
impedir que ésta sea inundada. En la Sarracenia flava, que tiene urnas de ori-
Ai segundo grupo pertenece la Sarracenia psit- ficio abierto y carece de superficie glandular es-*
íacina y la Sarracenia variolaris. pecial, encuentro glándulas en la parte superior
Los tejidos de las superficies internas de las de la superficie retentiva, entre los pelos, pero no
urnas tienen singular belleza. Augusto Vogl ha las encuentro en la parte media ó inferior de la
descrito una sola especie, la Sarracenia purpúrea, misma superficie. Está probado que la Sarracenia
pero las demás especies que he examinado, difie- flava segrega un líquido, pero no puedo decir
ren mucho de ésta. Partiendo de la parte supe- exactamente en qué condiciones; pues en el corto
rior de la urna, hay cuatro superficies caracteri- número de ejemplares cultivados, completamente
zadas por diferentes tejidos que nombraré y de- desarrollados ó á medio desarrollar, con el opér-
finiré del siguiente modo: culo inclinado sobre la urna, sólo he encontrado
1." Una superficie atractiva, situada en el in- la sustancia azucarada, tal y como la describen
terior del opérculo, cubierta de una epidermis con los observadores americanos, y las glándulas que
estomas, y como á la embocadura de la urna segregan esta sustancia cerca del reborde de la
de pequeñas glándulas que segregan miel: ade- urna, con glándulas semejantes en la superficie
más, con frecuencia tiene más color que las demás exterior de la urna, como Vogl lo ha visto en la
partes de la urna á fin de atraer los insectos ha- Sarracenia purpúrea.
cia la miel. Respecto á las urnas de abertura cerrada, sólo
2." Una superficie conductora que es opaca, he examinado las de la Sarracenia variolaris, cuyos
formada de células vidriosas que se prolongan en tejidos se parecen mucho á los dñ la Sarracenia
procesos espinosos cónicos, cortos y encorvados. flava. No cabe duda de que segrega un líquido de-
Estos procesos, sobrepuestos como las pizarras letéreo para los insectos, aunque no lo he encon-
ó tejas de un techo, forman una superficie sobre trado en las plantas que he examinado.
la cual se desliza el insocto y no permiten punto Evidentemente queda mucho por saber res-
de apoyo al que quiere suhir por ella. pecto á la sarracenia, y espero que los botánicos
3.° Una superficie glandular (que se ve en la americanos se aplicarán á este estudio. No es
Sarracenia purpúrea), que ocupa una superficie probable que, presentando una construcción tan
considerable de la cavidad de la urna por encima distinta las tres urnas de la Sarracenia flava, la
de la parte conductora; está formada de una capa Sarracenia purpúrea y 1 a Sarracenia variolaris, y
de epidermis de células sinuosas, y está sembrada existiendo tales diferencias en sus tejidos, obren
de glándulas; como es lisa y compacta, no per- de igual modo. El hecho de que Io3 insectos se
mite punto de apoyo á los insectos que quieren descomponen regularmente en el líquido de todas
escaparse. estas especies, hace creer que todas se alimentan
4." Una superficie retentiva que ocupa la parte de los productos de esta descomposición; pero
inferior de la urna, y á veces casi toda su longi- hasta ahora ignoramos si las glándulas situadas
tud: no tiene película, y está sembrada de pelos en el interior de las urnas son secretoras, absor-
dispuestos en forma de aguja, vidriosos, rígidos bentes, ó ambas cosas: en el caso de que sean se-
y encorvados, los cuales convergen además hacia cretoras, no sabemos si elaboran agua ó un di-
542 REVISTA EUROPEA.—%\ DE FEBRERO DE 1 8 7 5 .
solvente, y si son absorbentes, ignoramos si apéndice está revestida de una materia azucara-
toman materias animales ó productos de la des- da. Estas urnas están llenas de gruesos insectos,
composición. sobre todo de falenas, que, a] descomponerse, for-
Es m u | probable que de igual modo que el man una masa pútrida. No sé si se encuentra
producto azucarado no aparece sino durante una agua en las urnas cuando la planta crece en su
fase particular de la vida de la urna, las funciones país natal, pero he encontrado una ligera secre-
digestivas sólo duren corto tiempo. Así induce á ción acida durante la infancia de las dos especies
creerlo lo que sabemos de la dionea, cuyas hojas de urnas.
cesan al cabo de cierto tiempo de ser á propósito Los tejidos de las superficies internas de las
para la absorción y se convierten en menos sen- urnas, en la planta joven y en la vieja se parecen
sibles. Seguramente los insectos que se acumulan mucho á los de la Sarracenia variolaris y de la
en las urnas de las sarracenias deben exceder Sarracenia, flava. •
mucho á los que necesita para su digestión. Se Mirando una planta de Darlingtonia en flor, lla-
descomponen en la planta, y diversos insectos, móme la atención una analogía notable entre el
demasiado prudentes . para dejarse coger en la arreglo y la coloración de las partes de la hoja y
trampa, tienen la costumbre de depositar sus las de la flor. Los pétalos son del mismo color
huevos en el orificio abierto de las urnas para que el apéndice de la urna, y las parejas de pé-
aprovechar esta acumulación de alimentos; por talos están separadas entre sí por una abertura
ello se encuentran en las urnas algo antiguas (formada por una raja en los bordes opuestos de
larvas y gusanos vivos, prueba suficiente de que ambos pétalos), que llega á los estambres y al
las propiedades primitivas del líquido que segre- pistilo. Examinando la urna, encontramos que
gan han debido agotarse, y Barton nos dice que la relación entre su apéndice y su entrada es
diversas aves, apetitosas de insectos, abren las igual. Ahora bien: sabemos que los pétalos colo-
urnas á picotazos para coger el contenido. Por reados son especialmente órganos de atracción y
ello probablemente, dijo Linneo, que las urnas que su color sirve para atraer los insectos que se
servían de depósitos de agua para los pájaros. alimentan con su polen ó con su néctar, y en este
Las urnas acaban por perecer, y* una parte al caso, por medio de la abertura, para fecundar la
menos de su contenido debe alimentar la planta, flor; el apéndice y su néctar sirven también, sin
fertilizando el terreno en que crece. duda alguna, para atraer los insectos, pero con
Darlingtonia.—No dejaré de hablar de la Sarra- distinto fin. Puede, pues, suponerse que esta
cenia sin decir algo de su próxima pariente la planta maravillosa atrae los insectos hacia sus
Darlingtonia, planta mucho más admirable, cuya flores con un objeto y lor alimenta, empleándolos
distribución geográfica es mayor que la de la al mismo tiempo en su fecundación, y que, hecho
Sarracenia, puesto que se encuentra á 5.000 pies esto, atrae á algunos de sus bienhechores á la ur-
(más de 1.500 metros de altura) en la Sierra Neva- nas para alimentarse ella misma.
da de California, bastante lejos al Oeste de todas Pero volvamos de estas conjeturas á los hechos
las localidades que habita la Sarracenia. Tiene científicos, é indiquemos lo que, en mi concepto,
urnas de dos formas; una especial de la infancia es uno de los puntos más curiosos de la historia
de la planta, que se compone de tubos estrechos de la Darlingtonia: el paso de las urnas desliga-
un poco retorcidos en forma de trompeta, con un das, alargadas y abiertas á las gruesas urnas de
orificio muy oblicuo, cuyo reborde posterior se orificio cerrado es, en todos loa»ejemplares que he
alarga en forma de un capuchón escarlata largo, examinado, absolutamente brusco para cada in-
delgado y encorvado, que forma apenas el orificio. dividuo. No he encontrado urnas en un estado
La ligera curvatura del tubo hace que estas embo- de desarrollo intermedio. Este hecho, bastante
caduras sigan direcciones muy distintas, y sólo significativo por sí mismo, lo es aún más si se
cogen pequeñísimos insectos. Antes de llegar á considera que las urnas, en la juventud de la
su madurez la planta, tiene ya urnas más grue- planta, representan, hasta cierto punto, las ur-
sas y casi verticales, torcidas también, con un re- nas de las sarracenias de boca abierta y de
borde que se prolonga en forma de gran capuchón opérculo derecho, y que las urnas de la madurez
hinchado que cubre completamente la abertura de la planta representan las urnas de las sarra-
pequeñísima de la cavidad del tubo. De la extre- cenias de orificio cerrado y de opérculo esférico.
midad del capuchón, justamente enfrente del La reunión de estos dos caracteres en una especie
orificio, pende un órgano singular, rojo anaran- próxima de un orden poco abundante, deben con-
jado, blando y con dobles lóbulos. Por una carta siderarla los morfologistas, partidarios de la doc-
que el profesor Asa Gray me escribió ha pocos trina de la evolución, como uno de los hechos
dias, he sabido que la superficie interna de este más significativos.
N.°52 J. D. HOOKER.—LAS PLANTAS CARNÍVORAS. 543
Nepentes. El género nepentes se compone de de oblicuamente sobre,el orificio; sólo la parte
más de treinta especies de plantas trepadoras, inferior de la urna está cubierta de glándulas de
que son casi arbustos y que se encuentran en las secreción; la superior presenta una estructura
partes más cálidas del archipiélago asiático, desde análoga al tejido conductor de la sarracenia, pero
Borneo hasta Ceilan, con algunas especies situa- con diferencias anatómicas muy marcadas. La
das más lejos en Nueva Caledonia, en la Australia diferencia orgánica de estas dos urnas, conside-
tropical, y también en las islas Seychelles, junto radas bajo el punto de vista de su distinta posi-
á la costa de África. Estas plantas tienen gran ción en la planta, parece indicar que la una está
número de urnas, sobre todo durante la juven- destinada á cazar los insectos que andan, y la otra
tud. La forma y disposición exterior de estas á cazar los que vuelan. La abertura de la urna
urnas varían mucho, como también sus dimen- está siempre guarnecida de un borde grueso y
siones; algunas sólo tienen una pulgada (25 milí- arrugado que sirve para tres usos distintos: pri-
metros) de altura; mientras que otras tienen mero, reforzar el orificio y tenerlo bien abierto;
cerca de un pié (30 centímetros). Una especie segundo, segregar una sustancia azucarada (al
originaria de Borneo tiene urnas de pié y medio menos en todas las especies sometidas al cultivo
(45 centímetros), comprendiendo el opérculo, y su que he examinado, porque no tengo noticia de
anchura es bastante grande para que quepa den- ningún otro observador que hable de esta se-
tro un pájaro pequeño. creción en los nepentes), y en muchas especies
En su conjunto la estructura de la urna de los desarrollarse en la forma de un tubo á manera de
nepentes es menos complicada que la de la sarra- embudo, y que desciende dentro de la urna é im-
cenia, aunque algunos de sus tejidos presenten pide á los insectos escaparse de ella, ó en Una fila
caracteres más especiales. La urna misma no es de ganchos encorvados, que en algunos casos son
una hoja trasformada como la de la sarracenia, bastante fuertes para retener un pajarillo, si bus-
ni una parte de hoja trasformada como en la dio- cando el agua ó los insectos se inclina demasiado
nea, sino un apéndice de la hoja desarrolloda en dentro de la urna.
su extremidad: corresponde á una glándula de El interior de la urna de los nepentes presenta
secreción acuosa, que puede verse en la extremidad tres superficies principales llamadas de atracción,
del nervio principal de dichas plantas. Tiene un conductora y de secreción: la superficie retentiva
peciolo frecuentemente larguísimo, el cual, cuando de la sarracenia está representada por la secre-
las urnas se cierran sobre las hojas de la parte ción líquida que en esta planta se encuentra en
elevada del tallo, posee (antes del desarrollo com- todas las fases del crecimiento del lóbulo. «-
pleto de la urna) la facultad de arrollarse como Los nepentes tienen dos superficies de atracción:
los zarcillos de la vid alrededor de los objetos á saber, la del borde de la urna y la de la superfi-
próximos, ayudando así á la planta á trepar mu- cie inferior del opérculo, que está provista en casi
chas veces hasta grande altura en el bosque. todas las especies de glándulas, dando una secre-
En la mayor parte de las especies, las urnas ción azufrada, con frecuencia abundantísima. Es-
tienen dos formas, una que pertenece á la juven- tas glándulas se componen de masas esféricas de
tud de la planta y otra á su edad madura. El paso células contenidas cada una en una cavidad del
de una forma á otra es gradual. Las urnas de la tejido del opérculo y rodeadas de una capa ó de-
planta joven son más abultadas; tienen exterior- fensas de tejido celular cristalino. De igual modo
mente grandes rebordes longitudinales y franjea- que en la sarracenia, el opérculo y el orificio de la
dos, destinados quizá á conducir los insectos urna están más coloreados que las otras partes, á
hasta el orificio: el opérculo es más pequeño y fin de atraer á los insectos hacia la materia azu-
más abierto, y toda la superficie interna está cu- carada.
bierta de glándulas de secreción. Como se forman Cosa singular; la única especie que, según mis
estas urnas cerca de la raíz de la planta, descansan observaciones, está privada de estas glándulas de
con frecuencia en el suelo, y en las especies que no secreción azucarada en el opérculo, es la Nepen-
tienen hojas inmediatas á la raíz, las urnas están tkes ampvllaria, cuyo opéreulo, á diferencia de lo
con frecuencia suspendidas de tallos que pueden que se observa en otras especies, está proyectado
tener hasta un metro de longitud, y que las per- horizontalmente hacia atrás. La secreción de una
miten inclinarse hasta la tierra. Cuando la planta sustancia azucarada en un opérculo así dispuesto
está más adelantada, las urnas son mucho más serviría para alejar á los insectos de la urna en
largas, más estrechas y menos abultadas, pudien- vez de conducirlos á ella.
do dilatarse y hasta hacerse cónicas: los rebordes Desde el borde hasta una distancia variable
son también más estrechos y con pocas ó ningu- en el interior de la urna, hay una superficie azu-
na franja. El opérculo es más grande y se extien- lada ó verde blanquecina opaca, cuyo color y as-
84 i REVISTA EUROPEA .-21 DE FEBRERO DE 1875. N.° 52
pecto recuerdan la superficie conductora de la dias toda la masaha disminuido mucho, quedando
sarracenia, y que, como ella, no presenta asidero " transformada en una especie de jalea clara y tras-
alguno á los insectos; en los demás puntos difiere parente. Un pedazo de cartílago secado ál aire
la primera por completo de la segunda; esta for- durante una semana y puesto en una urna toda-
mada de una fina red de células que cubre una vía cerrada, pero completamente desarrollada, del
película cristalina sembrada de pequeñísimas es- Nepenlhes rafflesiana, da resultados análogos y
crescencias reniformes trasversales. casi tan prontos.
El resto de la urna está completamente ocupado Según toda probabilidad, esta acción que pue-
por la superficie de secreción, que se compon» de compararse á la digestión, no se debe única-
de un fondo celular lleno de inconcebible número mente al líquido segregado desde luego por las
de glándulas esféricas. Estas glándulas se pare- glándulas, porque los resultados son muy débiles
cen á las secretoras de la sustancia azucarada del cuando se ponen las mismas sustancias en el lí-
opérculo; cada una de ellas está contenida en un quido sacado de las urnas y vertido en tubos de
receptáculo ó bolsita de la misma naturaleza cristal.- Después de seis dias de inmersión de car-
pero semicircular, con el orificio dirigido hacia tílago ó de fibrina en urnas del Nepenthes ampu-
abajo; de suerte que todo el líquido segregado cae llaria colocada en una habitación fria no se ad-
al fondo de la urna. En la Nepenth.es rafflesiana vierte ninguna alteración, mientras que el mismo
una pulgada cuadrada (625 milímetros cuadrados) cartílago, sacado de la urna de dicha especie
de la superficie interior de la urna contiene tres en una cámara fria y puesto en una urna del
mil de estas glándulas, y una urna de tamaño or- Nepenthes rafflesiana en una estufa, es inmedia-
dinario más de un millón. He reconocido, según tamente atacado. Comparando los resultados pro-
debía esperarse, que estas glándulas segregan el ducidos en la fibrina, la carne y el cartílago co-
líquido que se encuentra en el fondo de la urna locados en tubos llenos de líquido de nepentes ó
antes de abrirse, y que la naturaleza de aquel es en tubos de agua destilada, he comprobado en el
siempre acida. primer caso una desintegración tres veces más rá-
Aunque el líquido existe siempre en la urna, pida que en el segundo; pero esta desintegración
ocupa una parte relativamente pequeña de la su- no se parece en manera alguna á la que produce
perficie glandular de ésta, y es producido antes la inmersión de las mismas sustancias en el líqui-
de que el opórculo se abra. Cuando se vierte el do de la urna de_una planta viva.
liquido de una urna completamente formada que Cuando se opera con pedacitos de carne desde
no ha recibido sustancias animales, se reproduce, medio hasta dos granos (de 32 á 128 miligramos),
pero en cantidades relativamente mínimas; su todo parece ser absorbido, pero no sucede lo mis-
secreción continúa durante muchos días, y has- mo con pedacitos de ocho ó diez granos (50 ó 64
ta cierto grado aun después que la urna ha sido centigramos) de cartílago: una parte de esta sus-
separada de la planta. No he observado que la tancia desaparece, y el resto queda en forma de
presencia de sustancias inorgánicas en el líquido jalea trasparente, acabando por podrirse pasados
aumente la secreción, pero he comprobado dos muchos dias. La acción sobre los insectos no es
veces grande aumento de cantidad de líquido al parecer igual, porque habiendo sumergido
en urnas donde había introducido materias ani- durante muchos dias un pedazo de cartílago,
males. comprobé que una cucaracha bastante gruesa
En el estudio de la potencia, digestiva de los ne- que había querido seguir el cartílago y que, por
pentes he seguido el método empleado por Mr. Dar- resultado de su empresa-, se había ahogado á loe
win en la dionea y la drosera, valiéndome de clara dos dias, estaba podrida. Saqué el cadáver de la
de huevo, de carne fresca, de fibrina y de cartíla- cucaracha y el cartílago permaneció sin olor
go, siendo siempre la acción muy visible, y en durante muchos dias más. Sin duda, en este
algunos casos hasta sorprendente. A las vein- caso, el líquido antiséptico había penetrado en
ticuatro horas de inmersión, las aristas de los cu- el tejido del cartílago, no quedando bastante para
bos de clara de huevo están roidas y las superfi- atravesar el caparazón del insecto, el cual por
cies convertidas en gelatina: los fragmentos de tanto, se había descompuesto. Cuando se coloca
carne disminuyen rápidamente; los pedazos de en líquido sacado de la urna un pedazo de cartí-
fibrina de muchos granos de peso se disuelven y lago, se descompone algo más lentamente que en
desaparecen por completo al cabo de aos ó tres agua destilada.
días. El cartílago es lo que da resultados más no- Según las observaciones precedentes, es pro-
tables: pequeñitos pedazos de ocho ó diez granos de bable que la pared interior de la urna segregue
peso (de 50 á 64 centigramos), á las veinticuatro una sustancia dotada de tma acción análoga á la
horas están convertidos en gelatina, y á los tres de la pepsina, sobre todo cuando se ha puesto
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en el fluido ácido una sustancia animal, pero no consideramos, como no podemos menos de hacer-
me atrevo á decidir si esta sustancia proviene de l o por un instante, el alimento ordinario de los
las glándulas ó del tejido celular que la envuelve. vegetales. La vegetación, según la vemos por
Nada he dicho hasta ahora de la acción de todas partes, se distingue por su color verde que
estas sustancias animales sobre la célula de las depende de una sustancia particular llamada
glándulas; esta acción determina, como ha obser- clorofila, la cual goza de la propiedad singular de
vado Mr. Darwin en la drosera, notables cambios atraer el ácido carbónico que existe en pequeñí-
en su protoplasma, y acaba por decolorarlo. No sima cantidad en la atmósfera, de descomponer-
sólo hay agregación del protoplasma de las célu- lo, poniendo en libertad una parte de su oxigeno
las glandulares, sino que las mismas paredes de y de combinarlo en seguida con los elementos del
las células se decoloran, y la superficie glandular agua para formar el almidón, la celulosa y el
de la urna, que era al principio uniformemente azúcar de que principalmente se compone la
verde, se cubre de multitud de puntos pardos que planta,
son glándulas descoloridas. Cuando la potencia Pero estas acciones no son las únicas: las raí-
de las glándulas está agotada, el líquido se eva- ces toman del suelo otras determinadas sustan-
pora y la urna se mustia lentamente. cias. El ázoe forma casi las cuatro quintas partes
Al llegar á este punto, no puedo continuar del aire que respiramos, pero las plantas no pue-
este interesante estudio. Los nepentes tienen una den apoderarse del ázoe mientras es libre. Toman
verdadera acción digestiva, del mismo género del-suelo pequeñísimas partes de nitrato y de sa-
que la observada en la drosera y en la dionea. les de amoniaco, y combinándolas con el almidón
Este hecho no es dudoso. Pero la acción se ejerce- ó con sustancias análogas, producen los com-
en un líquido que no nos permite seguir más puestos de albúmina ó de proteina, que necesitan
lejos la observación directa. No podemos asis- para alimentar y acrecer el protoplasma.
tir aquí á la emisión del líquido digestivo: nos A primera vista, estas acciones difieren esen-
vemos obligados á deducir su presencia y su na- cialmente de las de una dionea ó un- nepentes,
turaleza de las modificaciones que sufre la sus- cazando insectos, envolviéndolos en líquido di-
tancia animal que ponemos en el líquido de la gestivo y absorbiendo las sustancias albumino-
urna. Ciertos caracteres del tejido celular de las sas del animal bajo una forma que, sin duda al-
paredes interiores de la urna, me hacen creer que guna, les es directamente asimilable. Sin embar-
este tejido tiene poca parte en la acción digestiva go, las plantas que tienen la constitución más
ó asimiladora, y que estas acciones, lo mismo que regular presentan un hecho que no carece de
la secreción del líquido ácido, son funciones de las analogía con el que precede. La simiente de
glándulas. ricino contiene, además del germen embriona-
1
He escogido los ejemplos más notables de plan- rio, una masa de tejido celular ó endospermo,
tas que, al parecer, trastornan el orden de la llena de sustancias eminentemente nutritivas. El
naturaleza y que se alimentan, en parte al me- germen e^tá contenido en esta masa y en con-
nos, con el reino animal, mientras lo ordinario es tacto con ella, y á medida que el calor y hume-
considerar que este último debe ser alimentado dad de la germinación determinan cambios que
por el reino vegetal. liquidan el contenido del endospermo y que el
Hubiera podido añadir otros ejemplos á los que embrión absorbe, crece, y en fin, cuando ha to-
ya he presentado. Existen probablemente otras mado al endospermo agotado, todo cuanto éste
plantas de este género que aún desconoce la podía darle, desarrolla la clorofila en sus cotile-
ciencia ó cuyas costumbres no han sido observa- dones bajo la influencia de la luz, y cuenta en
das. Delpino hace notar, por ejemplo, que una adelante con sus propios reeursos.
planta que he sido el primero en describir en la Así, pues, en su infancia gran número de plan-
botánica del Viaje antartico, la Caltha dionaafolia, tas encuentran su alimento preparado, y esto es
recuerda de tal modo á la dionea por la estruc- lo que en realidad hacen las plantas carnívoras
tura de sus hojas, que fácilmente se cree está he- en una fase más adelantada de su vida.
cha así para cazar los pequeños insectos. Esta manera de considerar las relaciones del
Pero aquí llegamos á una cuestión importante. embrión con el endospermo no es pura hipótesis,
¿Por qué se verifican estas singulares desviacio- como lo han probado perfectamente los ingeniosos
nes del orden regular de la nutrición de los vege- experimentos de van Tieghem, que ha logrado
tales en partes alejadas del reino vegetal? ¿Por sustituir al endospermo natural otro artificial,
qué no son más frecuentes, y cómo se han compuesto de sustancias nutritivas convenien-
contraído estas costumbres tan extraordinarias? temente escogidas. Salvo el punto de que el em-
A primera vista, la dificultad no disminuye si brión recibe su alimento bajo una forma que le
546 REVISTA EUROPEA.—21 DE FEBRERO DE 1 8 7 5 . N.'fíí
dispensa de digerirlo, porque su debilidad exige La secreción de líquidos por las plantas no es
esta concesión, la analogía entre él y la planta * cosa extraordinaria. En gran número de yaroi-
ya formada que absorbe un alimento animal, pa- deas una glandulita situada en la extremidad
rece completa. de las hojas segrega un líquido con frecuencia
Pero comenzamos también á reconocer que hay abundantísimo, y la urna del nepentes es, según
gran número' de flores que viven sin realizar lo he hecho ver, una glándula de esta especie,
jamás el trabajo que ejecutan las plantas verdes. enormemente desarrollada. ¿No pudiera ser que
Se las ha llamado saproMes. las maravillosas urnas y las costumbres carní-
El Monotropa, el Neottia nidus avis, el Epipogiumvoras del nepentes hayan salido á la vez por se-
y la Corallorhiza son ejemplos de plantas de la lección natural de una de estas glándulas de
Grran Bretaña, que se alimentan absorbiendo los secreción azucarada, que encontramos aún des-
materiales, en parte descompuestos, de otras arrolladas cerca de la parte de la urna que repre-
plantas en los sitios sombríos ó pantanosos en senta la extremidad de la hoja? Podemos suponer
que habitan. Reconstituyen estos productos de la que algunos insectos hayan quedado cogidos en
descomposición orgánica, y rehacen un organis- la secreción viscosa de tal glándula, y que hayan
mo. Debemos advertir, sin embargo, que los te- perecido allí por la acción de )»as secreciones aci-
jidos de la Neottia contienen clorofila en estado das que abundan en estas plantas. A la división
naciente, aunque inútil, y que, si se sumerge un de los órganos de secreción de la urna en acuosos,
tallo en agua hirviendo, aparece el color verde azucarados y. ácidos, habrá seguido inmediata-
característico. mente después la evolución de la misma urna,
El Epipogium y el Corallorhiza han perdido sus conforme alas leyes misteriosas que producen la
órganos de absorción; no tienen raíces y reciben correlación de los órganos y de las funciones en
el alimento por la superficie de la parte de sus todo el dominio de la naturaleza, y que, en mi
tallos que penetra en el suelo. opinión, son más maravillosas y más interesan-
La diferencia real entre las plantas que absor- tes que las de la evolución y del origen de las es-
ben los productos de otras para alimentarse y las pecies.
que emplean para el mismo uso los organismos Delpino ha hecho constar que la espata de la
animales no es muy grande. Podemos suponer alocasia segrega un líquido ácido destructor de
que algunas plantas han dejado, por accidente, los caracoles que acuden á esta planta, sirviendo
acumularse insectos en alguna parte de sus te- así, según se cree, para su fecundación. La cues-
jidos, y que esta costumbre se ha desarrollado tión de nutrición tiene que ser aquí secundaria.
porque la han encontrado útil. Pero los líquidos de las plantas son por lo general
Hace ya bastante tiempo se emitió la idea de que ácidos, y al ser emitidos, deben casi siempre di-
el recipiente formado por las hojas adyacentes solver algunas de las sustancias con las cuales
del dipsaeus podría ser muy bien el principio de se encuentran en contacto. Sachs, por ejemplo,
un órgano de este género, y aunque jamás se ha reconocido que las secreciones acidas de las
haya probado que esta planta sea carnívora, la raíces atacan las superficies de mármol pulimen-
teoría no es improbable. tado que encuentran, facilitando de este modo la
Linneo, y después de él Baillon, han demos- absorción de sustancias minerales.
trado que una urna de la sarracenia puede consi- Sin embargo, para disolver las sustancias al-
derarse modiñcacion de una hoja del tipo nym- buminoideas no basta un ácido, sino que es nece-
phaa. Podemos suponer que una hoja de este gé- saria la presencia de alguna otra sustancia albu-
nero empieza por ahuecarse; recibe después los minoidea análoga á la pepsina. Estas sustancias
despojos de diferentes especies; estos despojos se se encuentran con frecuencia en las plantas. Ade-
descompondrán y producirán una disolución de más de la diastasa bien conocida, que trasforma
la cual algunos elementos penetrarán en los te- en azúcar el almidón de la cebada, encontra-
jidos subadyacentes. Esto, en realidad, no sería, mos otros ejemplos en la imaptasa, cuya acción
más que una absorción, y podemos admitir desde sobre la emulsina determina la formación del
luego—como acaso sucede todavía en la sarracé- ácido hidrociánico y en la mirosina que pro-
nea purpúrea,—que la sustancia absorbida es el voca de un modo semejante la formación del
producto nutritivo salino de la descomposición, aceite de mostaza. No debe, pues, admirarnos que
por ejemplo, las sales amoniacales. La digestión el líquido segregado por una planta contenga los
—esa acción por la cual los alimentos solubles ingredientes necesarios á la digestión de una sus-
solos son conducidos sin descomposición á una tancia animal insoluble.
forma soluble y absorbible,—no ha aparecido sin Creo que estas observaciones nos harán ver que,
duda alguna hasta más tarde, aunque los procedimientos de nutrición de las
C. FLAMMAR10N. LOS TRÁNSITOS DE VENDS. 547
plantas sean, en general, extraordinariamente puede determinarse con grandísima precisión la
distintos de los de la nutrición de los animales, y hora exacta de cada prueba. Desde hace diez
radiquen en combinaciones sencillísimas, no está, años se está haciendo la fotografía cuotidiana del
sin embargo, absolutamente prohibido al proto- sol en muchos observatorios, especialmente' en
plasma de las plantas recurrir á la alimentación Kew, cerca de Londres, y en Lisboa. Empleando
que sirve al protoplasma de los animales, y á un fotoheliografo de dimensiones convenientes, se
este orden de ideas debemos referir estos fenó- puede representar al sol por un disco de un decí-
menos de las plantas carnívoras, que son un nue- metro de diámetro. Un segundo de arco sería en
vo anillo de la cadena continua de los sores. esta escala de medio décimo de milímetro. Ahora
J. D. HOOKER, bien, la cuerda solar recorrida por Venus ha sido
Director del Jardín Real de Kew. de 19' 30" y la'duracion del paso de cuatro horas
diez minutos, término medio. Venus ha emplea-
do, por consiguiente, trece segundos de tiempo
EL TRANSITO DE VENUS, en recorrer un segundo de arco sobre su trayecto-
SU PASADO Y SU PORVENIR.
ria, es decir, en separarse una media décima de
milímetro en la prueba fotográfica. Agrandando
la imagen obtenida de modo que se dé al sol un
Entre los métodos de observación empleados metro de diámetro, el segundo de arco estará re-
para determinar el tránsito de Venus por delan- presentado por un medio milímetro, cantidad
te del sol, hay uno que no he descrito en otro ar- apreciable. Si se puede, por tanto, obtener sin de-
tículo anterior (1), y que, sin embargo, ha des- formidad y sin pérdida de claridad una imagen
empeñado un papel importantísimo y por demás engrandecida de la porción útil del disco solar,
útil para la precisión indispensable: este método puede obtenerse también la posición del centro de
es la jotografía. Venus, en su distancia mínimum del centro del
La paralaje del sol puede obtenerse observando sol, con una aproximación mucho más grande que
el mayor número de posiciones posibles del pla- la de la hora de los contactos.
neta durante su paso, y midiendo las distancias Hay que tomar precauciones para que la ima-
de los centros del planeta al centro del sol. Para gen fotográfica del sol sea lo menos deforme po-
evitar los errores de apreciación debidos á la sible (porque el objetivo causa inevitablemente
vista humana y á nuestro sistema nervioso, lo alguna deformidad), y para medir la cantidad de
mejor es tomar directamente estas posiciones deformidad, para estudiar el encogimiento del
fotografiándolas. Hace ya veinte años que M. Faye colodión, para determinar exactamente los ángu-
propuso la aplicación de la fotografía para obser- los de posición, para escoger las estaciones más
var las posiciones de Venus. apropiadas al procedimiento fotográfico, etc.
El sabio académico encuentra con razón gran- M. Faye en Francia; Mr. Warren de la Rué en
des dificultades en las medidas heliocéntricas, y Inglaterra; Mr. Rutherfurd en los Estados-Unidos
no duda que se obtengan los mejores resultados y Mr. PáSchen en Alemania, han estudiado estas
con la observación fotográfica y el registro eléc- precauciones. El método fotográfico es en defini-
trico de la producción de las imágenes, añadiendo tiva el preferible, y debe esperarse que suplirá
la determinación de la hora para la observación por completo á los desiderata, enunciados en la
fotográfica del sol en el meridiano. discusión de las dificultades relativas á la obser-
En rigor, bastaría obtener dos imágenes foto- vación de los contactos. Gracias á él, podrá de-
gráficas del sol, en dos instantes bien determina- terminarse con la absoluta precisión necesaria la
dos, para poder trazar sobre el disco solar el ca- paralaje del sol, y la combinación de las obser-
mino del planeta que puede considerarse «orno vaciones probará si la cifra es algo inferior ó
una línea recta, pasando por las dos posiciones algo superior á 8"91; si la distancia que nos se-
obtenidas. Siendo posible sacar fotografías con para del astro del dia es realmente de 148 millo-
intervalos de tres minutos, es decir, unas veinte nes de kilómetros, ó bien, si es preciso disminuir
por hora, resulta que no baja de ochenta el nú- ó aumentar esta eifra en una ligera fracción.
mero total de las que han podido obtenerse en Así se ejecutará el cálculo de la más gigantesca
cada estación mientras ha durado el tránsito: base de medida que haya sido dado al hombre
' seis estaciones bastarían para determinar por este descubrir y conocer, base proyectada de la tierra
método la paralaje buscada. al sol como punto suspendido que nos permite
Sacándose la fotografía en 1^50 de segundo, viajar á través del sistema, ver cambiar las pers-
pectivas celestes y tener una idea de la arquitec-
• (1) Véase el articulo titulado La paralaje del sol, núm. 47, pági-
tura general del universo.
na 577, t. III de la REVISTA. EUROPEA.

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