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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

ENCUENTRO “LA RUTA DE LA SEDA A TRAVES DE LOS IMPERIOS”


PAREDES PISCIONE, ANGELA

Resumen de charla 1: “Mujeres Guerreras: ¿escitas o amazonas?”

Las míticas Amazonas, las mujeres guerreras, siempre han generado una gran curiosidad en todas las culturas,
tanto así, que han sido un tema común en libros, comics, cine y televisión. Estas mujeres siempre han sido
descritas como perfectas, de un físico para envidiar, fuertes y con una gran seguridad en ellas mismas, pero
sobre todo independientes de la figura masculina, a la cual podían llegar a despreciar, y que utilizaban como
objeto reproductor.
La admiración por las Amazonas ha sido tal que su historia ha sido mezclada con la leyenda, la fantasía e incluso
con los mitos sexuales.
Los griegos de la antigüedad, los primeros en
escribir sobre ellas, específicamente, la “historia” de
Heródoto es la fuente más utilizada para estudiar las
Amazonas. Él las situaba cerca de la actual
desembocadura del rio Don, en la región fronteriza
de ESCITIA, actual Kazajastán, a donde marcharon
tras ser derrotadas por los griegos, sus más reñidos
enemigos. Sin importar su procedencia, las
amazonas entraron en las mitologías griega y
romana con permiso de los dioses, y de los poetas.
Según ésta, las Amazonas descienden de Ares, dios
de la guerra, y de la ninfa Harmonía, y adoraban a
Artemisa, diosa de la caza.
Vivian en Asia Menor, la zona de lo que hoy es el Mar Negro y llegaban prácticamente hasta la China, y su reino
independiente lo establecieron en Temiscira, desde donde hacían las expediciones que las llevarían a las costas
de Asia Menor y a las islas griegas del Egeo.
En la conferencia de la Dra. Rosa, ella nos explicaba que las Amazonas fueron un fenómeno histórico que se
han transformado en un mito, y que en un principio y desde su punto de vista, la idea de las Amazonas
representaba una forma de ser mujer.
Su estudio se basa en dos principios:
1. Las amazonas tal y como se les conoce hoy, mujeres guerreras aisladas de los hombres y quienes eran
capaces de cortarse un pecho con el objetivo de poder manejar más fácilmente el arco, no existieron.
2. Las amazonas es una forma de ser mujer en un momento histórico determinado. Mujeres que desarrollan
sus actividades en las fronteras relacionadas con la expansión territorial, fundamentalmente de los
griegos.
Heródoto registra una historia donde una banda de jóvenes escitas tuvo un encuentro con una banda extranjera.
Al despojar a un cadáver de su armadura descubrieron que era de mujer: peleaban con las Amazonas. Deciden
entonces no pelear más sino cortejarlas, figurándose que el resultado de sus apareamientos serían guerreros
feroces y nobles. Los escitas se retiraron y esperaron al mediodía cerca del campo de las Amazonas. Dos de los
escitas se presentaron ante las primeras dos y ellas los recibieron bien, teniendo sexo con ellos. Aunque ninguno
de los dos hablaba el lenguaje del otro, resolvieron regresar al siguiente día, trayendo a otro amigo, y así hicieron,
hasta que todos estuvieron lujuriosamente amalgamados.
Los escitas nunca pudieron aprender el lenguaje de las Amazonas, pero ellas sí probaron su habilidad
aprendiendo, aunque a medias, la lengua escita. Ellos les sugirieron regresar a sus dominios y ser sus esposas,
a lo que las guerreras arguyeron:
“No podremos vivir con vuestras mujeres. Ellas y nosotras no tenemos las mismas costumbres. Nosotras
disparamos el arco, lanzamos la jabalina y montamos los caballos, pero de ‘tareas de mujeres’ no sabemos
nada”.
Entonces los escitas se instalaron con las Amazonas en lo que era Sauromatia, y como ellas nunca dominaron
por completo el lenguaje, el sarmatiano se desarrolló como un dialecto.
Es importante mencionar, que sólo las mujeres que ya hubiesen matado a un hombre podían tener relaciones
con otro. Si el resultado del embarazo era un varón, este era entregado a su padre; si era niña, se quedaba en
la tribu.
Aunque no podemos asegurar que las Amazonas existieron en realidad, en la Samarcia Europea (zona que
actualmente forma parte de Rusia) se encontraron distintas tumbas de mujeres con ajuares de joyas, máscaras
y armas. Se puede decir con seguridad, que si existían mujeres guerreras en las estepas hace dos mil años y
que estaban enterradas en kurganes. Las mujeres encontradas en dichas tumbas eran altas y fuertes, algunas
con dagas o espadas, y otras con arcos, pero todas con signos de haber muerto en combate o con heridas de
lucha.
Podemos concluir que, si existieron mujeres guerreras en la antigüedad, pero probablemente no tenían nada
que ver con lo que conocemos hoy en día como Amazonas, mujeres que odian a los hombres. Tal vez, se trataba
de una sociedad adelantada en su tiempo, donde las mujeres tenían los mismos derechos de los hombres, que
luchaban en batalla, donde quizás los griegos interpretaron a estas sociedades como dominadas por las mujeres.
Resumen de charla 2: “Introducción del Budismo a China por la Ruta de la Seda”

Actualmente, el budismo tiene una gran influencia


en China, Corea del Sur, Japón, Tíbet, Camboya,
Sri Lanka y muchos otros países. Si hoy en día el
budismo es una de las religiones más importantes
del mundo se debe en gran parte a un
acontecimiento cultural y económico: la ruta de la
seda.

La ruta de la seda, se puede definir de muchas


maneras dependiendo de la disciplina. Se podría
decir que la ruta fue el espacio más globalizado del
mundo antiguo, donde gentes de orígenes distintos
cruzaban ciudades como Samarcanda, Damasco,
Bagdad, Changan (actual Xian). La cultura hindú, la
persa, la árabe, la china e incluso la grecolatina
convivieron en esta encrucijada. Esta ruta jugó un
papel crucial en la difusión del budismo, pero sin
olvidar que la propia naturaleza del pensamiento
budista contribuyó a que se asimilara de forma más
fácil y rápida que el mismo cristianismo, debido a la
facilidad de adaptarse a diferentes necesidades, al
ser una doctrina muy flexible llevó a la existencia de
muchas escuelas importantes en el oriente.
Las primeras oleadas de traductores partos,
sogdianos e indios de textos budistas chinos
llegaron a Luoyang a través de las rutas de la seda.
Dhamaraksa (ca. 233-311 dC) y Kumarajiva (344-413 dC) llegaron directamente desde los centros budistas de
la cuenca del Tarim.
Kumarajiva, de acuerdo a la colección de textos concernientes a los Tripitaka, tradujo 35 obras en 294
volúmenes, logrando esto en sólo diez años. Entre sus traducciones encontramos la del Sutra del Loto, el Sutra
Gran Sabiduría, el Sutra Pequeña Sabiduría, el Sutra Vimalikirti, el Sutra Rey Benevolente, el Sutra Amida,
Las Diez Divisiones de Reglas Monásticas, Los Tratados de Gran Perfección y Sabiduría, Los Tratados del
camino del Medio, El Tratado de Cien Versos, El Tratado de los Veinte Portones y El Tratado de Establecimiento
de la Verdad.
Las traducciones de Kumarajiva fueron alabadas por generaciones posteriores, por su excelencia y claridad.
Estas influenciaron profundamente el subsiguiente desenvolvimiento del budismo en China y Japón. Kumarajiva
también dejó muchos discípulos, más de trescientos según algunas fuentes.
Los monjes anónimos extranjeros que viajaban entre la India y China a través de las rutas de la seda fueron los
responsables de la transmisión del budismo a las sub-élites. Faxian (entre 399-414 dC) y Xuanzang (entre 627-
645 dC), los peregrinos más famosos que viajaron a la India, dejaron valiosos relatos sobre las condiciones
sociales, políticas y religiosas a lo largo de las rutas de la seda.
Las estupas, pinturas murales y manuscritos reflejan el movimiento del budismo a través de Asia Central
siguiendo las rutas de la seda. Las estupas de los centros budistas en la ruta sur de la cuenca del Tarim adoptan
rasgos arquitectónicos del noroeste indio. Un manuscrito en gandhari de la Dharmapada procedente de Khotan
y cerca de un millar de documentos en kharosthi muestran que el lenguaje gandhari del noroeste de la India,
Pakistán y Afganistán continuó siendo usado a lo largo de la ruta sur hasta el siglo IV dC. Numerosas pinturas
budistas de las cuevas de la ruta norte muestran estrechas afinidades estilísticas con el arte de Gandhara, del
oeste de Asia Central y de Irán, mientras otras incorporan elementos más chinos y turcos.

A lo largo de la ruta de la seda se crearon construcciones típicamente budistas: grutas, estupas y pagodas.
Monjes, comerciantes, artistas, devotos e incluso emperadores contribuyeron a lo largo de diez dinastías chinas
a expandir el budismo. La consecuencia fue la creación de los magníficos santuarios chinos: Mogao, Yungang,
Binglinsi y Longmen. La peculiaridad de estos santuarios es que eran templos excavados en montañas; tallados
de arriba abajo y de exterior a interior en acantilados de arenisca.
En China, el Budismo ingresó primero por Dunhuang, donde hoy pueden verse las Grutas de Mogao, para seguir
su camino hasta la antigua capital Luoyang y otras ciudades. A comienzos de la dinastía Tang (618-907), el
monje Xuanzang fue enviado a la India por el Imperio para encontrar los textos originales budistas. Dieciséis
años más tarde, Xuanzang regresó con 600 manuscritos que fueron traducidos al chino y luego difundidos en
otros reinos vecinos.
El santuario de Mogao es el centro budista más importante de la ruta de la seda. Los datos hablan por sí solos:
las 492 cuevas incluyen más de 50.00 metros cuadros de frescos rupestres y más de 2.000 estatuas pintadas.
Mogao está en un oasis al borde del desierto de Gobi y relativamente lejos de los centros metropolitanos. Los
investigadores de la academia china de Dunhuang agrupan las cuevas en tres tipos de construcción, que
curiosamente revelan una interesante evolución, desde una construcción más hindú de las primeras cuevas
hasta las cámaras con más rasgos chinos de la época Tang.
En el siglo X a.C., la influencia del budismo comenzó a decaer en China, pero sobre todo en Asia Central.
La dinastía árabe Omeya, que impulsó el auge del islam en esa región, pasó a controlar la mitad occidental de
la Ruta de la Seda y cortó el contacto con China. En Asia Central, se eliminaron las imágenes y estatuas en
honor a Buda, que siglos más tarde serían encontradas bajo tierra. Turcos y mongoles se convirtieron al islam.
En la actualidad, el budismo es una de las tres religiones oficiales en China, junto al taoísmo y el confucianismo.
La India y el Tíbet son sus otras sedes religiosas.

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