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Piensa por ejemplo en un hospital: Su capacidad logra ser definida como el número de pacientes
que pueden ser atendidos entre las 8:00am y las 5:30 pm. En una fábrica de gaseosas la capacidad
es la cantidad de envases embotellados en un turno de 8 horas.
Ahora bien, una empresa puede planear su capacidad a largo, mediano o corto plazo con el fin de
garantizar una producción enfocada a la estrategia de competitividad de la empresa, modificando
instalaciones, mano de obra y maquinaria. Veamos con más profundidad:
Capacidad efectiva
Considera que la mayoría de las empresas no operan a su máxima capacidad. Lo hacen por las
restricciones “típicas”, entre las cuales podemos encontrar el mantenimiento de la maquinaria, los
errores en el personal, los tiempos perdidos, etc. Con esto en mente, piensa en la capacidad
efectiva como la producción que se espera alcanzar en condiciones reales de funcionamiento.
Capacidad real
Es la producción real conseguida en un período determinado. Realmente el concepto de capacidad
real es útil al ser utilizado en conjunto con la capacidad de diseño y la capacidad efectiva con la
finalidad de calcular la utilización de capacidad y la eficiencia de producción.
Con los tipos de capacidad de una empresa ya definidos, veamos cómo obtener utilización y
eficiencia:
Utilización de capacidad
Es el cociente entre la producción real (capacidad real) y la capacidad de diseño. Con esto sabemos
qué tanto estamos aprovechando la capacidad de diseño de la compañía. Cuando es calculada,
ambas medidas deben contemplar el mismo tiempo y las mismas unidades.
Eficiencia de producción
Es el cociente entre la producción real (capacidad real) y la capacidad efectiva. La relación de
eficiencia la obtenemos según se acerca el índice a 1 (100%).
Obtenido el pronóstico, piensa en qué acciones emprender para modificar la capacidad. Las que
te mostré anteriormente son las más comunes, pero la lista de acciones es mucho más grande y a
veces, compleja.
Ten en cuenta que planear la capacidad considera la demanda a futuro, y que esta crece o
disminuye (en la mayoría de los casos) de forma gradual a través del tiempo, mientras que la
capacidad aumenta en gran porción y de forma inmediata.
Estrategias hay muchas. La estrategia a elegir se puede basar en la evaluación del costo de la
alternativa, considerando a la vez factores tecnológicos, de personal, construcción, competencia,
de leyes, entre otros.
Por ejemplo si una empresa está abriendo una nueva planta en otro país, deberá planear su
capacidad teniendo en cuenta la estimación de la demanda, la localización de la planta, ubicación
de la maquinaria, número de personas, recursos de producción, etc. Como vimos anteriormente,
este sería un ejemplo de planeación de la capacidad de producción a largo plazo.
Por otro lado, hay empresas que nunca han planeado su capacidad. Por ejemplo pymes que se
fundaron sin tener en cuenta ninguna de los aspectos antes mencionados. Y muchas veces, al ser
conscientes de la importancia de planear la capacidad a largo plazo, hacerlo ya es muy complejo
dado lo costoso que conlleva un cambio de gran magnitud, sin contar la resistencia al cambio.
Claro, esto dependiendo de la naturaleza de la empresa, pues no siempre es así.
Un buen comienzo para empresas que nunca planearon su capacidad a largo plazo, sería conocer
cuál es su capacidad, lo que le permitiría tomar decisiones a nivel táctico y a mediano plazo, que
no serían tan costosas como las decisiones estratégicas de largo plazo. Esto involucraría labores
como tomas de tiempo, determinación de cuellos de botella, balanceo de líneas, etc.
Ejemplo de capacidad de producción
Es por lo anterior que este ejemplo es muy práctico y no se detiene
en algunos aspectos. Será tema de otros post el estudio de tiempos y
sus suplementos.
En este ejemplo, se trabajan 8 horas. Los tiempos que observas en la tabla es lo que se demora
producir una unidad. El tiempo promedio para producir una unidad es 14,3 minutos. Este tiempo
lo podemos considerar como tiempo estándar, de importante aplicación para calcular la capacidad
de planta, plazos de entrega, costo de la mano de obra, etc.
La capacidad de diseño de éste proceso la calculamos con una simple regla de tres:
La mano de obra no trabaja constantemente durante toda la jornada laboral. Van al baño, se
estiran, conversan, toman una pausa, se cansan, etc. Esto indica que al tiempo total que trabaja la
mano de obra se le resta un porcentaje correspondiente a este tipo de actividades y al desgasto
que tiene durante la jornada laboral. Estamos hablando de los suplementos, tolerancias o
concesiones de la medición del trabajo.
En la práctica, se asume este valor como si toda la producción o prestación del servicio se realizará
de forma normal sin complicaciones, sin embargo y yéndonos a condiciones realistas, lo más
común es que ocurran tropiezos y problemas día a día que no tienen relación con la mano de obra
pero que muchos administradores de planta suelen considerar, como lo evidencia desde
Matemática empresarial en un ejemplo de cálculo de capacidad de producción, en la que al
valor obtenido al aplicar el porcentaje de 85%, le aplica otro porcentaje al que denomina factor
de merma inherente de proceso, valor que es obtenido con base en registros basados en las causas
de retraso.
En nuestro caso usaremos 83%, por lo que al ser multiplicado con 29 que es la capacidad efectiva,
obtenemos una producción real de 24 unidades.
Con los valores de capacidad de diseño, producción real y capacidad efectiva calculados, podemos
hallar utilización de la capacidad y eficiencia de producción:
¿Ahora qué?
El control de los índices es el primer dato a tener en cuenta cuando decidimos emprender
estrategias para modificar la capacidad. No se considera bueno estar trabajando con una
utilización cercana al 100%, pero tener una utilización inferior al 70% es sinónimo de
improductividad. Con esto tenemos suficientes alertas para subir o bajar la capacidad según
aplica, apuntando por ejemplo a tener un 85% de utilización.
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CAPACIDAD
La capacidad proyectada o diseñada es la máxima producción teórica que se puede obtener de un sistema
en un periodo de tiempo determinado en condiciones ideales.
Normalmente se expresa con una relación, por ejemplo, el número de toneladas de acero que se pueden
producir por semana, por mes o por año. Para muchas empresas, la medida de la capacidad será sencilla:
el máximo número de unidades producidas en un tiempo específico. Sin embargo, para algunas
organizaciones, la determinación de la capacidad puede ser más difícil. La capacidad se puede medir en
términos de camas (un hospital), miembros activos (una iglesia), o el tamaño de un aula (un colegio). Otras
organizaciones utilizan el tiempo total de trabajo disponible como medida de la capacidad global.
La mayoría de las organizaciones utilizan sus instalaciones a un ritmo inferior al de su capacidad proyectada.
Esto se debe a que han descubierto que pueden trabajar de modo más eficiente cuando sus recursos no se
fuerzan al límite. En lugar de esto, esperan trabajar, por ejemplo, al 82% de la capacidad proyectada. Este
concepto se denomina capacidad efectiva.
La capacidad efectiva o real es la capacidad que espera alcanzar una empresa dadas sus actuales
limitaciones operativas. La capacidad efectiva es, a menudo, menor que la capacidad proyectada, porque
la instalación puede haber sido diseñada para una primera versión del producto o para una combinación
de productos (mix) diferente de la que se está produciendo actualmente.
Resultan especialmente útiles dos medidas del rendimiento del sistema: la utilización y la eficiencia. La
utilización es, sencillamente, el porcentaje efectivamente alcanzado de la capacidad por diseño. La
eficiencia es el porcentaje de la capacidad efectiva alcanzada realmente. Dependiendo de cómo se utilizan
y gestionan las instalaciones, puede resultar difícil o imposible alcanzar el cien por cien de eficiencia. Los
directores de operaciones suelen evaluarse según la eficiencia. La clave para mejorar la eficiencia se
encuentra a menudo en la resolución de los problemas de calidad, y en una programación, formación y
mantenimiento eficaces. La utilización y la eficiencia se calculan a continuación:
Ahora, conociendo la capacidad efectiva y la eficiencia, el directivo puede calcular la producción esperada
de una instalación.
CAPACIDAD Y ESTRATEGIA
Los beneficios sostenidos provienen de elaborar una ventaja competitiva, y no únicamente de un buen
rendimiento financiero de un determinado proceso. Es necesario integrar las decisiones sobre capacidad
en la misión y estrategia de la organización. Las inversiones no se deben efectuar como gastos aislados, sino
como parte de un plan coordinado que llevará a la empresa a una posición ventajosa1. Las preguntas que
hay que plantear son: ¿conseguiremos obtener más clientes gracias a estas inversiones?, y ¿qué tipo de
ventaja competitiva (como flexibilidad del proceso, velocidad de entrega, mejora de la calidad, etcétera)
vamos a obtener?
Las diez decisiones de dirección de operaciones que analizamos en este texto, así como otros elementos
organizativos como marketing y finanzas, se ven afectados por los cambios de la capacidad. Estos cambios
tendrán repercusiones sobre las ventas y los flujos de caja, al igual que sobre la calidad, la cadena de
suministros, los recursos humanos y el mantenimiento. Es necesario tener en cuenta todas estas
repercusiones.
Para tomar una buena decisión sobre la capacidad, además de tener presente su estrecha integración con
la estrategia y las inversiones, hay que tener en cuenta cuatro consideraciones especiales.
1. Prever exactamente la demanda. Una exacta previsión es primordial para la decisión sobre la capacidad.
El nuevo producto puede ser un concierto nocturno de música en vivo en Hard Rock Café, que implica una
mayor demanda para el servicio de comida de la cafetería y en la tienda, o el producto puede ser una nueva
ala de maternidad en el hospital Arnold Palmer, o el nuevo PT Cruiser descapotable de DaimlerChrysler.
Independientemente de cuál sea el nuevo producto, es necesario determinar sus perspectivas y el ciclo de
vida de los productos existentes.
La dirección tiene que saber qué productos se van a añadir y cuáles se van a eliminar, así como sus
volúmenes de venta esperados.
3. Calcular el nivel óptimo de producción (volumen). Las decisiones sobre tecnología y aumentos de
capacidad suelen determinar cuál es el tamaño óptimo de una instalación. Un motel de carretera puede
necesitar 50 habitaciones para ser viable.
Si es más pequeño los costes fijos serían excesivos; si es demasiado grande, podría tener un volumen
superior al que puede controlar un único directivo. El tamaño óptimo hipotético de un motel se muestra en
la Figura S7.2. Este tema se conoce como el de las economías y deseconomías de escala. Hubo un momento
en que
GM creyó que la fábrica de automóviles óptima debía tener 600 empleados. Como sugiere la fotografía
sobre Krispy Kreme, la mayoría de los negocios tienen un tamaño óptimo; al menos hasta que alguien
aparece con un nuevo modelo de negocio. Durante décadas se consideró óptimo que las acerías fueran
integradas y de gran tamaño. Entonces aparecieron Nucor, SMI y otras miniacerías con un nuevo proceso y
un nuevo modelo de negocio que cambió el tamaño óptimo de una fundición de acero.
Así que los directores de operaciones tienen que incorporar flexibilidad en las instalaciones y equipos.
Evalúan la sensibilidad de la decisión examinando diferentes estimaciones de ingresos, tanto al alza como
a la baja, en función de los riesgos potenciales. Los edificios, y las infraestructuras para suministros y
aparcamiento, suelen poder construirse en fases. Y los edificios y equipamientos se pueden diseñar
teniendo prevista la posibilidad de modificaciones para acomodarse a cambios futuros en cuanto al
producto, la combinación de productos y los procesos. Antes que gestionar de forma estratégica la
capacidad, los directores deben gestionar tácticamente la demanda. A continuación se ofrecen algunas
técnicas para gestionar la demanda.
GESTIÓN DE LA DEMANDA
Incluso con una buena previsión y con instalaciones construidas en función de ella, puede haber un escaso
ajuste entre la demanda real existente y la capacidad disponible. Esta falta de ajuste puede implicar que la
demanda es mayor que la capacidad, o que la capacidad es mayor que la demanda. Sin embargo, en ambos
casos las empresas tienen distintas opciones.
• La demanda es mayor que la capacidad Cuando la demanda excede a la capacidad, la empresa
puede reducir la demanda simplemente con un incremento de precios, programando largos plazos de
entrega (que pueden ser inevitables) y poniendo freno a las actividades menos rentables. Sin embargo,
puesto que unas instalaciones inadecuadas reducen los ingresos por debajo de lo que se podría obtener, la
solución a largo plazo suele consistir en aumentar la capacidad.
• La capacidad es mayor que la demanda Cuando la capacidad es mayor que la demanda la empresa
puede intentar estimular la demanda mediante reducciones de precios o un marketing agresivo, o puede
adaptarse al mercado introduciendo cambios en sus productos.
• Ajuste a las demandas estacionales Un patrón cíclico o estacional de demanda es otro reto sobre
la capacidad. En estos casos, la dirección puede encontrar útil ofrecer productos con patrones de demanda
complementarios, es decir, productos para los que la demanda es elevada para un producto cuando es baja
para el otro, y viceversa.
Hay diferentes tácticas para ajustar la capacidad a la demanda. Se trata de cambios internos que requieren
el ajuste del proceso a un determinado volumen mediante:
2. El ajuste de los equipos y procesos, que pueden suponer la compra de maquinaria adicional o la
venta o alquiler de los equipos existentes.
Estas tácticas se pueden utilizar para ajustar la demanda a las instalaciones existentes. La cuestión
estratégica es, por supuesto, cómo tener una instalación de tamaño adecuado.
El análisis del umbral de rentabilidad o punto de equilibrio constituye una herramienta clave para
determinar la capacidad que debe tener una instalación para ser rentable. El objetivo es encontrar el punto
(en dólares y unidades) en el que el coste es igual a los ingresos. Este punto es el umbral de rentabilidad o
punto de equilibrio, o también llamado punto muerto.
Los costes fijos son costes que existen incluso cuando no se producen unidades. Algunos ejemplos son las
amortizaciones, los impuestos, el pago de créditos e hipotecas. Los costes variables son los que varían en
función de las unidades producidas. Los principales componentes de los costes variables son las materias
primas y la mano de obra. Sin embargo, otros costes, como el consumo de utilities (combustibles,
electricidad, etc.) que varían con el volumen de producción, son también costes variables. La diferencia
entre el precio de venta y el coste variable es la contribución o margen. Sólo cuando la contribución total
sobrepasa el coste fijo habrá beneficios.
Utilizando estas ecuaciones podemos determinar directamente el punto de equilibrio y el beneficio total.
Las dos fórmulas que tienen mayor interés son: