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Pueblos aborígenes de Chile

En este apartado de la Historia de Chile los alumnos deberán ubicar en un


mapa las áreas que ocupaban los diferentes pueblos aborígenes de Chile a
la llegada de los españoles y conocer las características del paisaje en que
vivieron.

Deberán conocer los rasgos culturales de los atacameños y los diaguitas


(como los más adelantados, con una agricultura avanzada y una cultura
media, propia del neolítico.

Además, deberán saber identificar las formas de vida y las manifestaciones


culturales de los pueblos con agricultura primitiva, como los picunches,
mapuches, huilliches y cuncos.

Tendrán que conocer y caracterizar la vida primitiva de los pueblos nómades


pescadores del norte (changos), pescadores del sur (chonos, alacalufes y
yaganes) y cazadores y recolectores de la región cordillerana.

En el desarrollo de los temas deberán apreciar la creatividad de estos aborígenes y la


permanencia de sus aportes al Chile actual: mestizaje, reducciones, música,
leyendas, domesticación de la llama, cultivo de la papa y el maiz.

Aborígenes Mapa pueblos


Los changos
nómades aborígenes

Aborígenes Diccionario
Atacameños
sedentarios mapuche

Diccionario
Español-quechua- Pehuenches Alacalufes
aymara

Mapuches Diccionario quechua Onas

Aborígenes nómades de Chile


Nómades cazadores de la pampa

Las regiones pampeanas de Chile


Austral fueron pobladas desde muy
antiguo por pueblos aborígenes que
aprovecharon las ventajas ecológicas de
una fauna relativamente rica y que se
alimentaba de los recursos
vegetacionales herbáceos de la pampa y
de la estepa fría.

Excavaciones arqueológicas demostraron que la extremidad meridional de la


pampa chilena estuvo poblada desde el inicio de los tiempos postglaciales,
alrededor de 10.700 años. Al respecto destacan los hallazgos de la gruta de Fell
y de la cueva del Milodón.

La gruta de Fell, excavada por Janius Bird en 1938 y por J. Emperaire en


1963, ha dado una secuencia ocupacional desde 10.720 años (con un margen
de aproximación de 300 años), siendo sus primeros pobladores cazadores de
Milodón y caballo americano. Más tarde fue ocupada por cazadores de la fauna
actual, hasta llegar a restos dejados por pueblos onas históricos. La cueva del
Milodón (imagen a la izquierda) es conocida desde fines del siglo pasado por
un trozo de cuero de Milodón, sepultado bajo cenizas volcánicas, que ha dado
una fecha aproximada de 10.000 años. Según algunos autores el hombre
habría vivido en este lugar de la caza de enormes animales pleistocénicos,
otros descartan esta posibilidad.

Estas tribus de cazadores de enormes


animales fueron evolucionando a
medida que cambiaban las condiciones
geográficas, hasta terminar su serie
evolutiva con los tehuelches y onas
históricos.

Los Tehuelches eran un pueblo


cazador nómade, cuyo territorio se
extendía desde la precordillera y el
litoral del Atlántico, entre las fuentes
del río Cochamó en Chile o región del
Tehuelches
Río Negro en Argentina, hasta la orilla
norte del estrecho de Magallanes. Su actividad principal era la caza del guanaco
y del avestruz patagónico, complementada con la recolección de fruta,
silvestres. Desde la segunda mitad del siglo XVII incorporaron el caballo a su
cultura, con los consiguientes cambios en sus modos de vida.

Su densidad de población era muy baja y debieron retroceder ante el avance de


la colonización chileno-argentina. Según Emperaire, hacia 1880 se contaba aún
con un centenar de tehuelches que vivían de un nomadismo restringido en la
Patagonia Chilena. Para evitar los conflictos con los estancieros especializados
en la ganadería ovina se les otorgó una concesión de 10.000 hectáreas en
Magallanes, a comienzos del siglo XX. Sin embargo, su grupo se esparció y
desapareció definitivamente del territorio nacional. Hacia 1970, en el sector
argentino quedaban unos pocos centenares en
una reserva en la provincia de Chubut.

Los mas australes de los pueblos cazadores


eran los Onas. Su nomadismo era menor
porque estaban circunscrito a la isla grande de
Tierra del Fuego, especialmente en el centro y
estepas atlánticas, Su modo de vida estaba
basado en la caza de guanacos, zorros, aves y
en una recolección complementaria. Su único
animal doméstico era el perro.

Los colonizadores blancos fueron los


responsables de la extinción de los onas. Estos,
que basaban su alimentación en el guanaco, se
vieron de pronto encerrados en su territorio y
empezaron a cazar con flechas los corderos
importados.

Nómades pescadores de Chile Austral

Desde el archipiélago de Chiloé hasta el Cabo


de Hornos el territorio fue poblado por una
serie de indígenas pescadores y recolectores de
mariscos y cazadores de focas. Para Chonos,
Alacalufes y Yaganes el mar es el enemigo
máximo contra el que hay que luchar, pero es
también el medio de donde sacan su
subsistencia. Estos indígenas eran navegantes
nómades: las embarcaciones eran necesarias tanto para el transporte de un
punto a otro como para las expediciones de pesca.

El territorio de los Chonos es sumamente característico. Vivían entre las islas


meridionales del archipiélago de Chiloé y el golfo de Penas, aproximadamente
entre los 43° y los 47° de latitud sur. Se trata de una gran cantidad de islas,
separadas entre sí por estrechos canales o por pequeños trozos de mar abierto.
Los chonos desaparecieron totalmente a fines del siglo XVIII. Según algunos
autores se retiraron más al norte y se mezclaron con la población chilota. En la
actualidad el archipiélago de los Chonos permanece absolutamente desierto.
(Ver Chonos)

Los Alacalufesse extendían entre los archipiélagos de la Patagonia Occidental


desde el golfo de Penas hasta el Estrecho de Magallanes y algunas islas del
oeste de la Tierra del Fuego. Su territorio está aislado debido a las dificultades
de su acceso marítimo hacia el norte y la barrerá montañosa de los glaciares
por el este. Además, las abundantes lluvias permiten una densa vegetación
que hace casi imposible la circulación por tierra.

Los Yaganes habitaban los canales al sur del Beagle, isla Hoste, Navarino y
archipiélago del Cabo de Hornos. Formaban un grupo pequeño, bastante
avanzado en sus técnicas de nómades marinos. Hacia 1970 sólo quedaban
unos pocos individuos muy mestizados en isla Navarino. (Fotos derecha,
algunos de los últimos representantes de los yaganes).
También los Alacalufes se hallaban en vías de extinción hacia 1970. De sus
tradiciones, idiomas y religiones no sobrevive casi nada.

Nómades pescadores del norte

Entre los nómades pescadores de la zona norte descatan los Changos (ver
apartado Los Changos).

Changos

En la costa norte, desde el Loa hasta el Aconcagua,


prosperó un grupo de pescadores llamados changos
por los españoles. Eran anchos de espalda, con una
estatura media que oscilaba alrededor de 1,60 metro
en los hombres y 1,45 metro en las mujeres.
Dormían en toldos de cuero de lobo, sostenidos por
troncos de quiscos o costillas de ballenas y
fabricaban embarcaciones con cueros de lobo marino
inflados (imagen a la izquierda).

Para confeccionar una de estas embarcaciones se requerían los cueros de


cuatro lobos machos. Se les ponía
en agua dulce para ablandarlos,
luego los cortaban con intestinos
de los propios animales, en forma
de bolsones: en una de las puntas
se introducía un tubo de caña por
el cual se soplaba para inflar el
bolsón. Una vez lleno de aire se
retiraba, el agujero se cosía, y las
costuras eran cubiertas con
mezclas de aceite y grasa de lobo
mar, quedando así, selladas e
impermeabilizadas.

Con dos de esos bolsones se hacía


la balsa. Los extremos eran Embarcación de los changos
amarrados con sogas y en la parte central se colocaba un tablado, atado a
ambos bolsones, donde se sentaba el navegante.

Con estas embarcaciones, frágiles en apariencia, los changos podían pasar días
en el mar. Incluso navegar hacia el Sur. Algunos fueron vistos hasta en la
desembocadura del río Maule, en épocas históricas tardías.

Los changos se desplazaban por las caletas del Norte buscando mariscos en las
rocas y aventurándose en el mar para pescar. Cazaban, incluso, lobos de mar
valiéndose de arpones, también utilizaban para la pesca redes hechas con
intestinos de lobos marinos o fibra de totora trenzada.
Su constante deambular por las costas del Norte los llevó a no sobrepasar en
grupos la docena de familias, de lo cual se deduce que no sobrepasaron el nivel
de bandas, teniendo como núcleo básico la familia.

(Para un estudio más profundo de los Changos, ir a Las Etnias Pescadoras


del Extremo Norte)

Fotos o dibujos son muy escasos,


en todo caso, la construcción y
sus materiales corresponde a la
generalidad de los pueblos que
son principalmente recolectores
marinos.

Hay que considerar que gran parte de la vida de las poblaciones nómades se
desarrolla fuera del lugar de habitación, que necesita principalmente
resguardarlos de la noche que, en el norte, por la presencia templadora del
mar, no es muy inclemente.

No se sabe si realmente eran un grupo independiente


o antiguas colonias de los pueblos del interior. Sus
viviendas también las construían en toldos de cueros
de lobo, sostenidos por troncos de quiscos o costillas
de ballena.

A la derecha, una vivienda ona, para dar una idea de


como pudo ser una de origen chango.

(Para ver la imagen a mayor tamaño, hacer clic


sobre ella)

Como es de imaginar, es muy difícil, por los materiales de construcción y la


movilidad de este grupo humano, la permanencia y conservación de este tipo
de habitación.

Fuentes Internet:

http://tronador.ulagos.cl/pagalum/historia/web/SoniaCarrasco_Loret
oPacheco/pescad.html

http://rehue.csociales.uchile.cl/rehuehome/facultad/publicaciones/Et
hno-/changos2.htm

http://rehue.csociales.uchile.cl/rehuehome/facultad/publicaciones/Et
hno-/changos5.htm

Para más información, se puede consultar también la "Historia de los


Changos en Chile", Ricardo Latcham, investigador de la primera mitad
del siglo XX en Chile.
Mapa aborígenes de Chile
Aborígenes sedentarios de Chile

Litoral nortino

En casi todas las caletas provistas de agua dulce en el


litoral nortino se instalaron grupos de indios que en un
comienzo se dedicaron a la recolección en las playas, y
más tarde perfeccionaron sus técnicas y ampliaron su
radio de acción a la pesca en las proximidades de la
costa. Quebrada
Camarones
Se establecieron desde tiempos muy remotos. (ampliar imagen)
Excavaciones realizadas en Quiani demuestran que este
lugar estuvo ocupado hace más de seis mil años. El sitio de Conanoxa,
quebrada de Camarones, estuvo poblado hace alrededor de 3.800 años por
cazadores y recolectores que aprovechaban también los recursos marinos.

Muestras de las actividades de estos pescadores son los innumerables


conchales, constituidos por la acumulación de los desperdicios de sus
alimentos. Estos indígenas eran hábiles pescadores que empleaban redes de
fibras vegetales con pesos de piedra y flotadores de cardón, anzuelos de
hueso, flechas y arpones con puntas del mismo material o de piedra tallada.

Conocemos la existencia de las pesquerías precolombinas y del comercio


derivado de ellas, por los relatos de los cronistas del primer siglo de la
colonia. Eran poblaciones muy pequeñas que sobrevivían dificultosamente.

Extremo Norte

En los valles de Lluta, Azapa, Vitor,


Camarones y Camiña se desarrolló un
poblamiento indígena basado en la
agricultura. Debido a las circunstancias
climáticas sólo es posible el cultivo de
riego. Pese a su carácter primitivo
alcanzaron técnicas muy especializadas en
cuanto a la momificación de sus muertos.
Valle de Lluta
Por su relativa proximidad a otras culturas,
esta área geográfica ha sido influida
fuertemente por las técnicas dominantes en
el Altiplano y en la región peruana de
Arequipa. Es evidente la influencia de los
períodos de Tiahuanaco. A ellos sigue una
serie de yacimientos del tipo San Miguel y
Gentilar con hermosa cerámica. Notables
son los restos dejados por el incanato.

En los valles interiores todavía quedan


indígenas quechuas y aymaraes.

Desierto de Atacama

En el desierto de
Atacama se encuentran
numerosos vestigios
culturales que abarcan
desde las técnicas pre
agroalfareras hasta la
llegada de los
conquistadores
españoles. Los primeros
pobladores serían
recolectores y cazadores
en un ambiente climático
más favorable que el
actual.

Se ha elaborado para
esta región una
cronología que abarca
más de diez mil años
con el complejo
industrial de Gatchi en
su base. Más
recientemente se
antepone a Gatchi el
complejo de Chuqui que Desierto de Atacama
llevaría el comienzo del
poblamiento humano en
esta región a doce mil
años

En la región de San
Pedro de Atacama y sus
alrededores existió una
cultura agro-alfarera que
abarcó más de mil años,
suele denominársela
“Cultura de San Pedro” o
“Cultura atacameña”.

Interesa particularmente
el período
inmediatamente anterior
a la ocupación incásica,
donde se observan los
modos de vida de los
atacameños. Se
extendían,
aproximadamente,
desde la hoya del río Loa
hasta las cercanías de
Taltal.

Los atacameños, adaptándose a las magras posibilidades de la región,


asumieron formas de explotación del paisaje geográfico. Pueblos seminómadas,
se dedicaron al pastoreo de auquénidos. Con sus ganados efectuaban largos
viajes, tanto a la costa como hacia la cordillera, cambiando sus productos por
los de otros parajes.

En los oasis desarrollaron una agricultura de regadío. Para aprovechar


totalmente el escaso suelo cultivable, disponían sus campos en forma de
terrazas y los irrigaban mediante acequias. En el altiplano se dedicaban,
fundamentalmente, al cultivo de papas y quínoa y en las partes más bajas a los
frejoles, las calabazas y el maíz.

Debido a razones de defensa desarrollaron una interesante cultura urbana.


Construían plazas fortificadas en puntos de difícil acceso; un gran muro de
defensa circundaba las casas individuales y los graneros. Los pucarás más
importantes, son los de Turi, San Pedro de Atacama, Lasana, Chiu Chiu, Cupo,
San Bartolo. Todas estas fortalezas se yerguen aún en toda su majestad. A
pesar de la obra destructora del hombre y del tiempo, todavía se pueden
recorrer sus calles, plazuelas, escalinatas, silos, andenes, etc.

Valles transversales

En lo que actualmente conocemos por el


Norte Chico (provincias de Atacama y
Coquimbo), en los valles de Copiapó,
Huasco, Elqui, Limarí, Choapa y otros
interiores, más las terrazas litorales y
caletas costeras, se han asentado varios
grupos humanos.

Se han encontrado piezas líticas de formas


triangulares (litos geométricos) en
Huentelauquén que probarían el
poblamiento de este sitio desde muy
antiguo. Más reciente sería el del sitio de
Huanaqueros, donde existen evidencias
del establecimiento de pescadores hace
más de 3.500 años. Estos dos sitios nos
indican la temprana ocupación del litoral de
Valles transversales
la zona por culturas pre agro-alfareras de
pescadores y recolectores.

La cultura agro-alfarera de El Molle se inició hace alrededor de 1.600 años.


Tiene fuertes vinculaciones con las culturas agro-alfareras del nordeste
argentino, con la cultura atacameña y otras áreas andinas y mesoamericanas.

Recibe la denominación de El Molle, por el lugar donde se encontraron por vez


primera sus restos: en el valle de Elqui, pero en la actualidad se cree que su
área de dispersión sobrepasa la región de los valles transversales llegando
hasta Chile Central e influyendo probablemente hasta la Araucanía.

Los mollenses se distinguen por sus cráneos de paredes gruesas, por su


cerámica, por las pipas en forma de T invertida y por el tembetá, que es una
especie de botón que se coloca en el labio perforado.

A esta cultura de El Molle se agregó posteriormente la cultura Diaguita. Los


inicios de ésta se sitúan entre 500 y 1.000 de la era cristiana. Durante un
tiempo impreciso ambas culturas coexistieron y combatieron, imponiéndose la
Diaguita.

Los diaguitas fueron un pueblo de agricultores. Su cultivo principal era el maíz


y utilizaban el riego. La ganadería y la caza eran muy importantes en sus
modos de vida como lo demuestran los restos de auquénidos encontrados en
las sepulturas y la gran cantidad puntas de flechas.

Ya que faltan pueblos construidos de piedras, se supone que vivían en casas de


madera o ramajes. Sólo para defenderse se retiraban a fortalezas situadas en
puntos estratégicos. Su alfarería da testimonio de su destreza en este arte,
además sabían fundir el cobre.

Chile central
Investigaciones recientes prueban que el
sitio de Tagua-Tagua (valle del Cachapoal)
fue poblado hace 11.380 años, por
cazadores de mastodontes, caballos y
ciervos. En este mismo sitio el arqueólogo
Julio Montané encontró restos de
recolectores y/o agricultores incipientes que
se remontarían aproximadamente a tres mil
años.

En el litoral, la ocupación ha sido también


bastante antigua, como se comprueba por
los restos arqueológicos encontrados en las
diversas terrazas costeras. Igualmente
sugestivos son los restos de pescadores y Valle del Cachapoal
recolectores hallados en caletas rocosas y (ampliar imagen)
dunas, los que probarían un poblamiento
anterior a tres mil años antes de Cristo.

Los períodos agro-alfareros en Chile Central se iniciaron desde algo antes de


nuestra era cristiana y están divididos en periodos formativo ( hasta 800 d.C.),
intermedio (800 -1465 d.C.) e incaico (1465-llegada de los españoles). En
ellos se recibieron fuertes influencias de las culturas de El Molle, Diaguita e
Incásica. De esta última destacan los restos de poblados, acequias, tambos y
santuarios de altura.

El territorio, a la llegada de los españoles, estaba ocupado por picunches.


Aparentemente no tenían gobierno central, sino que vivían en pequeños grupos
de algunas chozas, dedicándose a la agricultura y a la ganadería de
auquénidos, complementada con recolecciones estacionales.

Araucanos

Los modos de vida de los Araucanos


son expresiones de un complejo
cultural de orígenes múltiples. El
arqueólogo Menghin piensa en la
posibilidad de olas inmigratorias desde
la Amazonía hacia la Araucanía, pues
existen significativas relaciones entre
los araucanos y los grandes pueblos
amazónicos, sobre todo el guaraní.
Otros autores ven influencias
transpacíficas en la cultura araucana.
En verdad, todavía no está resuelto el
problema de los orígenes prehistóricos El cielo tormentoso en el Seno de
de los Araucanos. Reloncaví
(ampliar imagen)
Sabemos con cierta seguridad que
cuando los españoles enfrentaron a los
araucanos, éstos estaban ocupando el
territorio comprendido desde el Itata al
Toltén. Esto no excluye que en épocas
anteriores los araucanos hayan podido
avanzar hasta el golfo de Reloncaví..

Estos indios tenían una larga tradición y gran capacidad de desplazamiento


geográfico, seguramente herencia de su pasado nómade. A la llegada de los
españoles eran pueblos agricultores. Las mujeres eran las encargadas del
cultivo del suelo, especialmente del maíz, madi, magu, hequén, papas, etc. Los
hombres ayudaban a limpiar el terreno mediante el roce. Se trabajaba la tierra
con barretas de madera, chuzos, azadones y palos agudos para sembrar.

Esta agricultura se complementaba con la recolección de piñones de la


araucaria, gran número de plantas y raíces. Los hombres se dedicaban a la
caza y a la pesca. Antes de la llegada de los españoles practicaban la
ganadería de auquénidos y la crianza de gallinas. Ya en la segunda mitad del
siglo XVI habían utilizado el caballo.

No vivían formando pueblos compactos, sino pequeños grupos. La ruca,


albergaba a todos los miembros de una familia, y estaba dotada de muy
sencillo mobiliario.

Los territorios sureños estaban ocupados por otros pueblos, que los españoles
identificaron como huilliches y cuncos. Los huilliches ocupaban las tierras al
sur del río Toltén hasta el seno del Reloncaví. Los cuncos residían en el litoral
de la región de Valdivia y Llanquihue entre el río Bueno y el canal de Chacao, y
parte norte de la isla de Chiloé.
Cazadores cordilleranos

Las regiones cordilleranas del centro y sur de Chile estaban pobladas por una
serie de tribus que vivían de lo que les brindaba la caza y la recolección. La
densidad de población era sumamente baja por las difíciles condiciones
geográficas.

Estas tribus, semi nómades, recorrían los faldeos de los Andes, tanto a
oriente como a occidente, con posibilidad de desplazarse a voluntad. Eran
cazadores de guanacos, huemules, aves, y recolectores en lugares agrestes,
desarmando y armando sus tiendas de cuero, según el desplazamiento de
sus recursos de caza o la fructificación de alguna especie vegetal. Las tribus
más septentrionales acogieron el caballo con entusiasmo en cuanto
comprendieron su manejo y domesticación y de allí se propagó a otras tribus
situadas más al sur: este animal europeo modificó profundamente sus
modos de vida. Estas tribus eran los Chiquillanes, los Pehuenches, los
Puelches y los Poyas.

Huemul
(ampliar imagen)

Al sur de ellos, hasta la región de Osorno, vivían los Puelches. Desde


comienzos del siglo XVIII adaptaron su modo de vida a la utilización del caballo,
aprovechándolo en todos sus aspectos: cuero, carne, etc.

A partir del límite meridional de los Puelches se extendía la zona de influencia


de los Poyas, que estaban emparentados con sus vecinos australes, los
Tehuelches. Ocupaban el área vecina al lago Nahuelhuapi hasta las fuentes del
río Cochamó, pero llegaban, en sus excursiones, hasta las costas del Pacífico.

Debemos entender que todas las zonas de influencia de estos pueblos estaban
profundamente entrelazadas, lo que daba lugar a choques y a intercambios
culturales.

Atacameños
En los valles de las
cordilleras de
Tarapacá y de
Antofagasta, cuyas
condiciones de vida,
lo mismo que las de
la altiplanicie
boliviana, fueron en
el pasado más
adecuadas para el
hombre, aparece un
pueblo que se
extendía por la Puna
de Atacama y por las
provincias argentinas

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