Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
tendemos a ella?
Yo tiendo a la procrastinación, a veces peligrosamente. La gente que me rodea, tiende a la
procrastinación. Probablemente todos vosotros tendéis en mayor o menor medida a la
procrastinación. Pero ¿qué diablos es la procrastinación y por qué está tan de moda en
Internet?
En pocas palabras, la procrastinación sería el hábito de aplazar las cosas que deberíamos
hacer, enredándonos en tareas menos importantes o incluso gastando nuestro tiempo
deliberadamente en cosas que nos obligamos a creer que son más perentorias. Todo ello por
miedo, por pereza, porque analizar demasiado algo nos lleva a la parálisis… porque nuestro
cerebro está diseñado para ello.
Posiblemente el término, hace unos años casi ajeno del acervo cultural de la gente, está
tomando relevancia gracias a Internet. Y es que Internet en sí mismo es una fuente
infinita de procrastinación, que se lo digan a los oficinistas que tienen un ordenador
delante y no dejan de entrar en Facebook para comentar fotos de gatitos.
Las distracciones son tan poderosas porque nos permiten evadirnos de lo que no tenemos
ganas de acometer. Aunque nuestros objetivos mentales sean razonables o incluso
necesarios para alcanzar algún fin importante, la mayoría de nosotros, en un momento u
otro, “nos despistamos”. No, lo haré mañana; no, todavía no me he puesto con el inglés
porque últimamente tengo mucho trabajo; no, me queda por resolver cuatro cosas antes de
acudir a la autoescuela… ¡son cosas muy importantes! ¡De verdad!
Si nuestro cerebro estuviera mejor ensamblado, quizá estaría dotado de una voluntad más
férrea que, ante las urgencias más serias, se atendría sólo a objetivos fijados detenidamente.
Según el psicólogo Gary Marcus, esta generalizada propensión a las distracciones y las
ausencias mentales (y la facilidad para esgrimir excusas) es una consecuencia más de:
Según otros cálculos, entre el 15 y el 20 por ciento de todos los adultos se ven crónicamente
afectados; y no puedo por menos que preguntarme si el resto sencillamente miente. A la
mayoría de las personas les preocupa la tendencia a postergar; en general la describen como
algo malo, perjudicial y estúpido. Y, sin embargo, casi todos incurrimos en ella.
El problema, pues, es que a menudo aplazamos lo que es importante hacer, incluso para
mejorar nuestra vida de algún modo, a fin de sumergirnos en otras actividades que no nos
permitan sentir remordimientos: ver la televisión, por ejemplo. No digo que ver el último
capítulo de Lost no sea importante, pero seguramente es un objetivo con menos prioridad
que muchos otros.
Y ¿cuáles son las cosas que suelen excitar nuestra procrastinación al máximo?
Las tareas más susceptibles de ser postergadas reúnen, por lo general, dos condiciones: no
nos divierten y no es obligatorio realizarlas ahora mismo. A la menor oportunidad,
aplazamos las tareas que más rechazo nos producen y nos recreamos en lo divertido, a
menudo sin detenernos a pensar en el coste final. La postergación es, en suma, el hijo
ilegítimo de la tasa de descuento al futuro (la tendencia a devaluar el futuro respecto al
presente) y el uso del placer como brújula chapucera.
Pidió a varias personas que realizaran algunas tareas sencillas (como apilar fichas o meter
juguetes en una caja), pero, en algunos casos, detuvo a los participantes antes de que
acabaran ciertas tareas. Al final del experimento, pidió a los participantes que describieran
las tareas realizadas. Como en su observación de los camareros, Zeigarnik descubrió que
las tareas sin finalizar quedaban grabadas en la mente de las personas y, por tanto, eran más
fáciles de recordar.
Al iniciar cualquier tarea, nuestra mente experimenta una especie de ansiedad psíquica. Al
concluirla, nuestra mente se relaja. Pero si no la concluimos, nuestra mente inquieta
continúa importunando hasta que se termina lo iniciado.
¿Cómo podemos aplicar esto para combatir la procrastinación? Como lo que de verdad nos
abruma es realizar la tarea pesada, lo que podemos hacer es persuadirnos de que sólo
llevaremos a cabo esa tarea durante unos minutos. Sólo unos minutos no hacen daño a
nadie. A menudo, entonces, sentiremos la necesidad de seguir con ella hasta acabarla.
Las investigaciones demuestran que la regla de “sólo unos minutos” es muy eficaz para
vencer la procrastinación y puede ayudar a terminar las tareas más arduas.
Así que ya sabéis: si tenéis una lista pendiente de cosas que nunca hacéis, no os planteéis
hacerlas, simplemente dedicad unos minutos a una de ellas. Sin daros cuenta, la habréis
acabado. Si de todos modos eso tampoco os funciona, entonces ¡bienvenidos al elitista club
de los procrastinadores premium!
El autosabotaje se manifiesta en muchas maneras pero una de las más obvias es cuándo
parece que queremos evitar el éxito en nuestras vidas, el gran enemigo es, otra vez, la
procrastinación. Como ya sabemos todos, lo más que esperamos hacer algo, lo más
incrementamos las posibilidades de hacerlo mas o menos mal, o peor, no hacerlo de todo…
Yo solía pensar que todo en que me metía tenía que salir perfecto, funcionó bien en el
principio de mi carrera (y creo que era bueno para construir carácter), pero ahora veo que
no es necesario. He notado que buscando la perfección llega a la procrastinación. Como
he mencionado antes, fallar es crucial, si no fallamos, no avanzamos. Hay miles de
ejemplos de esto, piensa en Henry Ford, Einstein, Edison, et c.
Pensando que “hay que hacer el trabajo a la perfección” lo más probable es que te prevenga
de comenzar. Es una receta para el estrés y vas a asociar el estrés con la tarea y el resultado
es que te condiciona para evitar hacerlo.
En este mundo de 2.0 hay que tener en cuenta que Todo está en beta, siempre, y creo que
que es una buena filosofía para adaptar. Date el permiso de ser humano, date cuenta que un
trabajo imperfecto hoy siempre es mejor que el trabajo perfecto nunca realizado.
Cambia tu mentalidad de “tengo que” a un “quiero”. Date cuenta y acepta que tu no tienes
que hacer nada que no quieres hacer. Aunque puede haber consecuencias serias, siempre
estás libre para eligir (o para parafrasear Sartre, estamos condenados a siempre eligir entre
cosas…). Comprométete a hacer la tarea ahora, o haz lo que sea necesario para no hacerla,
no lo dejes perdurar en tu memoria.
El hábito del ahora es subestimado, no hay ningún otro tiempo que el ahora Ocupándote
de cosas ahora, te pone un paso adelante en el futuro. Intenta sacar el frase “dejar para
mañana” de tu vocabulario.
¿Tiene sentido? ¿Qué opinas, crees que tienes problemas con procrastinación?
¿Tienes la procrastinación debajo control en tu vida?
Hola Jeroen,