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El omnivorismo en los humanos no constituye una determinación biológica para el consumo de "carne",
sino una posibilidad de elegir nuestra dieta.
Ya en serio, lo que se quiere hacer ver diciendo que los humanos somos omnívoros es que
supuestamente también necesitamos alimentarnos de productos animales para tener buena salud. Dicha
supuesta necesidad vendría dada por nuestra biología. De alguna manera se sugiere que estamos
obligados a comer carne para sobrevivir. Sin embargo, esta definición de omnivorismo como
determinación biológica a comer carne es simplemente falsa, aunque sólo sea porque niega la existencia
de quien escribe estas lineas y de tantos y tantas vegetarianas y veganas que disfrutan de una vida larga
y saludable.
Los nutrientes que necesitamos se encuentran en las dietas vegetarianas y veganas bien planteadas.
Sobre este particular podéis ver nuestra sección sobre nutrición y en especial la opinión de la Asociación
Americana de Dietética sobre dietas vegetarianas, dónde se expresa claramante que "las dietas
vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, son nutricionalmente correctas, y proporcionan
beneficios para la salud en la prevención y tratamiento de determinadas enfermedades."
Por tanto, según los nutricionistas no estamos determinados biológicamente a comer carne o una dieta
concreta. Lo que nuestro organismo necesita para su salud son distintos nutrientes y las dietas
vegetarianas bien balanceadas aportan a nuestro cuerpo todos los nutrientes. Además las dietas
vegetarianas/veganas adecuadas conllevan beneficios para la salud. Esta afirmación ya no se pone en
duda por ningún especialista serio.
Es simpático recordar que nuestros inicios como depredadores de animales fueron con seguridad como
carroñeros y no como cazadores, lo que le resta cierto romanticismo a esa visión de nuestro pasado.
Nadie defiende que debemos vivir de carroña, pues así lo hacían nuestros antepasados. Por tanto,
parece que lo importante para saber cómo relacionarnos con los otros animales no es ver qué se hizo en
el pasado, sino qué creemos que es lo correcto hacer hoy día.
Debemos, por ello, dar un paso más y trabajar para superar el prejuicio, similar al sexismo y al racismo,
que sustenta la explotación animal: el especismo, según el cual la especie de los individuos es motivo
suficiente para despreciar sus intereses.
Insistimos en la idea de que lo qué hicieron en el pasado o lo que hacen otr@s en el presente no debe
influir en nuestras decisiones éticas. No es legítimo justificar una conducta diciendo “también lo hace el
vecino”. Debemos asumir nuestras elecciones morales con sinceridad y justificarlas con argumentos
racionales, no apoyándonos en costumbres actuales o en tradiciones.
Conclusión
Si buscamos en la esencia del ser humano, sin duda no encontraremos determinaciones gastronómicas.
La etiqueta de "omnívoros" en el sentido de necesidad de comer carne es por ello errónea. Lo que sí
podemos afirmar con seguridad es que muchos seres humanos tenemos la capacidad de revisar nuestros
hábitos y creencias para mejorarnos y mejorar las relaciones con l@s demás. Es a esa naturaleza libre a
la que queremos apelar con estos textos y reflexiones.
"ALIMENTACION VEGETARIANA
¿VEGETARIANA?
"la definición de omnívoro es un poco difusa para el hombre, es un problema de cultura, cuando
aparecieron el fuego y las flechas fue cuando el hombre empezó a comer carne. Si miramos las
características de un animal omnívoro por naturaleza y lo comparamos con el hombre, vemos que
son diferentes; por ejemplo, el oso tiene garras, están hechas para matar; sin embargo las manos
del hombre son sólo para recolectar frutas; un niño pequeño al tomar una fruta en su mano y un
animalito en la otra, por instinto tiende a comer la fruta, pero no así el animalito".
Una vez en el estómago, la carne necesita de jugos gástricos con una elevada concentración de
ácido clorhídrico. El estómago del ser humano y de los no carnívoros produce ácido con una
concentración veinte veces menor que el que se encuentra en los carnívoros. Otra de las
diferencias entre los carnívoros y vegetarianos se encuentra en el tracto intestinal, donde los
nutrientes pasan a la sangre. La descomposición de la carne en el interior del organismo crea
desechos tóxicos. Por consiguiente, la carne debe ser procesada con prontitud y sus restos
rápidamente eliminados del organismo. Por esta razón, los carnívoros poseen tubos digestivos
cuya longitud es solo tres veces la longitud de sus cuerpos. El hombre, al igual que otros animales
que no comen carne, tiene un tubo digestivo de hasta doce veces la longitud de sus cuerpos.
Los animales al contrario de los hombres se alimentan de forma natural con lo que le proporciona
el medio en que viven y por poner un ejemplo, no tienen caries, no se enferman de los dientes".
Entonces, ¿Quiénes están mal hechos ellos o nosotros? "Somos nosotros los que comemos lo que
no debemos comer, lo que el organismo no está hecho para digerir. El sistema digestivo humano
es alcalino, está preparado para digerir vegetales, pero al introducir la carne en la dieta, éste se
vuelve ácido y esto actúa sobre el esmalte de los dientes, dañándolo y propiciando que se
produzcan las caries. La alimentación vegetariana preserva la calidad de la vida, impide un gran
número de enfermedades y protege al medio ambiente".
"Esta última es a una gran escala, porque por ejemplo: una vaca alimenta a 1 500 personas, sin
embargo, el terreno que se utiliza para alimentarla es tal que si se empleara en sembrar vegetales
de consumo humano, la cosecha alimentaría a 8 000 personas sin necesidad de derrumbar
bosques para obtener terreno de pasto; además, se necesita más tiempo en alimentar una vaca
para sacarle provecho que en obtener cultivos".
Muchas veces, la sola mención del vegetarianismo provoca una reacción fácil de predecir: "¿Y de
las proteínas, qué?". El vegetariano puede contestar: "La proteínas las obtenemos del mismo lugar
de donde la obtienen el toro, el elefante, las cebras o rinocerontes". La idea de que solo la carne
posee las proteínas necesarias para conseguir la fuerza y la energía requeridas, solo es un mito.
Al ser digeridas, la mayoría de las proteínas se disgregan y descomponen sus aminoácidos
constituyentes, que son reconvertidos y usados por el cuerpo para el crecimiento y reemplazo de
tejidos. A excepción de ocho, los restantes catorce aminoácidos son sintetizados por el propio
organismo. Por otra parte, esos "ocho aminoácidos esenciales", existen en abundancia en
alimentos que no son precisamente carne. Los productos de consumo diario, como granos,
leguminosas o los cereales, son fuentes concentradas de proteínas. Otros como el queso, el maní y
las lentejas, contienen más proteínas que un kilogramo de hamburguezas, carne de cerdo o res.
Aunque una cantidad insuficiente o inadecuada de proteínas produce la pérdida de fuerza, el
exceso de proteínas no puede ser utilizado por el cuerpo; más bien se convierten en desechos
nitrogenados que sobrecargan los riñones. La fuente primaria de energía para el cuerpo la
constituyen los carbohidratos. Las proteínas son utilizadas para la producción de energía sólo
como último recurso. el hombre si puede vivir sin ingerir alimentos de origen animal. "La ingestión
de estos tiene desventajas para su salud y para el medio ambiente. Por eso el hombre debe vivir
sin ingerirlos."En la alimentación no sólo son necesarios los aminoácidos, también las vitaminas,
carbohidratos, grasas... y todos ellos están presentes en los vegetales. Las plantas tienen todo lo
que necesita nuestro organismo".