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La etnografía como herramienta en la investigación Cualitativa

La etnografía tiene sus orígenes en la antropología y la sociología. Anthony Giddens,


sociólogo, la define como el estudio directo de personas o grupos durante un cierto
período, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su
comportamiento social.
La etnografía es uno de los métodos más relevantes que se utilizan en investigación
cualitativa. Es un método de investigación por el que se aprende el modo de vida de
una unidad social concreta, pudiendo ser ésta una familia, una clase social o una
escuela. Permite interpretar el día a día del consumidor desde lo que hace y no sólo
por lo que dice que hace, enfocados a comprender los códigos culturales que rodean a
una marca o a un producto específico.
A pesar de los diversos alcances que puede tener la técnica, según las intenciones del
investigador con su objeto de estudio, se caracterizan las siguientes condiciones:

1. Se aborda el objeto de estudio con miras a comprender e interpretar una realidad que
interactúa con un contexto más amplio, con la finalidad de obtener conocimientos y
planteamientos teóricos más que de resolver problemas prácticos como lo podría
hacer la investigación Acción.
2. Se debe analizar e interpretar la información encontrada en campo, tanto la
información verbal como la no verbal, para comprender lo que hacen, dicen y piensan,
además de cómo interpretan su mundo y lo que en él acontece.
3. Un estudio etnográfico recoge una visión global del ámbito social estudiado desde
distintos puntos de vista: un punto de vista interno de los miembros del grupo y una
perspectiva externa, es decir, la interpretación del propio investigador, que en suma
puede mostrarnos la apropiación de las marcas en la vida como herramienta en la
construcción de identidad.

Espectro de metodologías etnográficas:

 Exploración a profundidad in situ (ej. en casa)


 Observación (Interactiva)
 Documentación fotografía/ video
 Diarios, blogs y collages
 Uso de técnicas móviles de grabación (ej. Smartphones) para seguir el
comportamiento del usuario

La etnografía nos permite investigar los pensamientos del consumidor sobre cosas
más allá del producto, nos permite comprender a la persona de manera más personal:
su biografía, personalidad, juicios y prejuicios o sus imágenes de marca
profundamente arraigadas.
En pocas palabras, la investigación etnográfica proporciona insights profundossobre el
mundo de nuestro target.
Paradigma Crítico

Dentro del abanico de los métodos vinculados a la socio-praxis, una de las


herramientas metodológicas más utilizadas es la Investigación-Acción-Participativa
(IAP).

La Investigación-Acción-Participativa es una forma de desarrollar la investigación y a la


vez una metodología de intervención social. En ella la población participa activamente
con el investigador en el análisis de la realidad y en las acciones concretas para
modificarla.

Supone un proceso circular de investigación y análisis de la realidad, en el que


partiendo de los problemas prácticos y desde la óptica de quien los vive se procede a
una reflexión y actuación sobre la situación problemática con objeto de mejorarla,
implicando en el proceso a quienes viven el problema, quienes se convierten en
autores de la investigación.

La IAP podemos entenderla por lo tanto como un enfoque de investigación e


intervención social, que persigue recoger las demandas de los actores implicados en un
proceso de acción social con el fin de transformar la realidad existente, y facilitando en
el proceso la apropiación de recursos organizativos y de conocimiento por parte de la
comunidad.

Sus principales características son:

 Investigación: tiene por finalidad estudiar


algún aspecto de la realidad, con una expresa
objetivo práctico.

 Acción: la forma de realizar el estudio es ya


un modo de intervención: el propósito de la
investigación está orientado a la acción y a la
transformación, siendo ella a su vez fuente de conocimiento y su resultado.

 Participación: es una actividad en la que están involucrados tanto los


investigadores como la misma gente destinataria de los programas, que ya no
son considerados como simples beneficiarios, sino como sujetos actuantes que
contribuyen a conocer y transformar la realidad en la que están implicados.
Como podrás suponer, en este enfoque de investigación el investigador asume un
papel muy distintos a lo que hasta ahora hemos visto en otros enfoques. El papel del
investigador dentro de la IAP consiste básicamente en:

 Actuar como facilitador.


 Estimular el cambio (a través de la reflexión colectiva).
 Ayudar a la gente en el análisis.
 Capacitar a la gente para que actúe.
 Permitir examinar diferentes alternativas de acción y asesorar en la aplicación.
 Vigilar la calidad del proceso (casi más que los resultados).

Interpretativo

1.- La animación sociocultural


• El concepto de animación sociocultural
Animación sociocultural y animación cultural. Problemas de delimitación
La animación sociocultural es un concepto difícil de definir y delimitar porque son
muchas las definiciones que de este término se han ido elaborando a tenor de distintas
interpretaciones y valoraciones en ciertos contextos. Esta dificultad de definición
muestra la complejidad y multiplicidad de facetas que la animación sociocultural
presenta.
También en lo que respecta a la animación cultural, uno de los ámbitos o modalidades
de la animación sociocultural, la confusión de significados e implicaciones es enorme.
Por ello, para entender qué es la animación cultural es necesario hacer una apro-
ximación global a la animación sociocultural.
Definiciones de animación sociocultural
Es necesario hacer un recorrido por las definiciones que se han elaborado desde dis-
tintas perspectivas de aproximación y trabajo; entre otras, destacamos:

 Proceso dirigido a la organización de las personas para llevar a cabo proyectos e


iniciativas desde la cultura y para el desarrollo social. Los cuatro ejes que la componen
son: la cultura, la organización de las personas, los proyectos e iniciativas y el
desarrollo social.
 Conjunto de acciones que tienden a ofrecer al individuo la posibilidad de convertirse
en agente de su propio desarrollo y del de su comunidad, que generan procesos de
participación, responden a necesidades reales teniendo en cuenta los centros de
interés de las personas y se apoyan en una pedagogía activa y dinamizadora.
 Instrumento privilegiado para hacer posible y potenciar una situación de democracia
cultural.
 Tecnología social que, basada en una pedagogía participativa, tiene por finalidad
actuar en ámbitos diferentes de la calidad de vida, mediante la participación de la
gente en su propio desarrollo sociocultural.
 Es animar, dar sentido, mover, motivar, dinamizar, acompañar, comunicar, ayudar a
crecer.
 Conjunto de prácticas sociales que, basadas en una pedagogía participativa, tienen por
finalidad actuar en diferentes ámbitos de desarrollo de la calidad de vida, con el fin de
promover la participación de la gente en su propio desarrollo cultural, creando
espacios para la comunicación interpersonal.
Las diferentes definiciones valoran como factor clave de esta disciplina distintos
elementos, según el punto de vista adoptado. Estos elementos son:
La acción (conjunto de acciones, acción grupal, etc.).
La técnica (elemento técnico, tecnología social, etc.).
La metodología (manera de intervenir, método de intervención territorial, etc.).
La actitud.
En lo que sí coinciden todas las definiciones es en el impulso social y cultural de la
práctica de la animación y la finalidad de promover el desarrollo y el cambio desde la
participación activa de los propios beneficiarios.
Por ello, una definición que puede servir como base desde la que entender la
animación y los fines que se plantea es la expuesta por Trilla que la entiende como:
"El conjunto de acciones realizadas por individuos, grupos o instituciones sobre una
comunidad (o sector de la misma) y en el marco de un territorio concreto, con el
propósito principal de promover en sus miembros una actitud de participación activa
en el proceso de su propio desarrollo tanto social como cultural".
Funciones de la animación
La animación sociocultural está orientada al cumplimiento de las siguientes funciones:
 Función de socialización, como instrumento de la integración de la persona y de
los grupos sociales en la realidad compleja y cambiante en que se encuentran.
 Función lúdica y recreativa, como estrategia de desarrollo y experimentación del
tiempo libre como tiempo de disfrute enriquecedor y de autorrealización.
 Función educativa y cultural, en su faceta de educación no formal, posibilitando el
aprendizaje para el autodesarrollo, y en que la vivencia participativa de la cultura sea
un medio más para el crecimiento vital.
 Función de regulación social, como práctica de los valores democráticos de igualdad
social, y desarrollando una acción en cierta medida compensatoria respecto a las
desigualdades socioculturales.
 Función innovadora y crítica, desde la reflexión y el cuestionamiento de la realidad y la
motivación para la actividad crítica y creativa de la misma sociedad contra situaciones
de conformismo, pasividad y estancamiento comunitario, evitando caer en cualquier
tipo de manipulación y simplificación normalizante respecto al statu quo social.
Fundamentación de la animación sociocultural
La animación sociocultural se apoya en las aportaciones de diferentes ciencias
humanas del estudio y análisis de la persona tanto individualmente como en su
integración en la comunidad.
Estas disciplinas son la filosofía, la antropología, la sociología y la psicología.
 La filosofía como disciplina que se sitúa en la perspectiva de la búsqueda del
significado de la vida y la comprensión de la realidad.
Todo ello desde la afirmación de valores fundamentales como la libertad de la
persona, la solidaridad, el pluralismo, el ecologismo, la creencia en el valor de todas las
personas, la confianza en su desarrollo y la democracia como modelo de comunidad
garante de la justicia, la igualdad y el derecho para todos los ciudadanos.
Por tanto, en la filosofía se apoyan los valores éticos que guían la práctica animadora y
que a la vez guían al mismo profesional.
 La antropología aporta las reflexiones y los conocimientos sobre la persona en su
desarrollo en comunidad, partiendo de los usos, valores, costumbres y tradiciones que
definen la identidad cultural de una comunidad y determinan su diálogo y encuentro
con otras.
El conocimiento de este conjunto de factores facilitará la comprensión de las
características y necesidades de cada persona, atendiendo tanto a sus propias
peculiaridades como a las de la comunidad en que se inserta.
 La sociología analiza a la persona en su interacción grupal, en sus posibilidades de
desarrollo social y en su papel como agente del desarrollo comunitario.
La sociología señala además las características de la sociedad actual: evolución
tecnológica, cambios en la estructura familiar, ocio, consumismo, globalización,
desigualdades etc., y todas las necesidades que en ella aparecen.
Todo lo cual da sentido e inspira la necesidad misma de la intervención desde el campo
de la animación sociocultural, partiendo de la participación, la reflexión, el
pensamiento crítico, el valor de la persona y la responsabilidad social.
 Por su parte, la psicología da a conocer, entre otros aspectos, las características
evolutivas, el proceso vital de aprendizaje, las necesidades básicas, los procesos de in-
teracción o las fuentes de motivación y de desmotivación de la persona.
En todo ello se basan aspectos tan importantes de la animación como el análisis de la
realidad en su dimensión personal y grupal, la metodología -con estrategias como las
dinámicas de grupo-, el componente lúdico de las propuestas, el aprendizaje en grupo,
la importancia de la interacción, etc.
Principios de intervención de la animación sociocultural
A tenor de lo expuesto hasta el momento, se puede deducir una serie de principios
que caracterizan e identifican la actuación del animador profesional.
Estos principios son la democracia cultural, la participación y el empoderamiento.
 La democracia cultural, como el lugar, el contexto de las intervenciones y como
objetivo que se persigue para hacer realidad una sociedad más justa, desde el ejercicio
responsable de la libertad en condiciones de igualdad y desde la asunción del
pluralismo sociocultural como una realidad enriquecedora.
 La participación, como valor y condición misma de la intervención animadora. La
participación supone la ejecución de intervenciones cuyos destinatarios han de en-
contrar los cauces adecuados para tomar el protagonismo que les permita desarrollar
la autonomía tanto en el plano individual como en el grupal.
Esa participación supone además el encuentro, el diálogo y la integración en sistemas
de sentido comunitario y solidario (asociaciones, sociedades, organizaciones sin ánimo
de lucro, etc.).
 El empoderamiento. Se entiende como tal la capacidad personal o comunitaria de
escoger e incrementar el control sobre los recursos y las decisiones que afectan las
propias condiciones de vida.
De esta manera supone la expansión de la libertad de escoger, actuar y responsabi-
lizarse. Por otra parte conlleva el desarrollo de la capacidad de reflexión y análisis
crítico y de actitudes de autoconfianza, de autorrealización, de expresión de la propia
identidad, respeto, honestidad y tolerancia.
En coherencia con estos principios se señalan en el siguiente cuadro una serie de
valores promovidos por la animación sociocultural que deben constituir el "equipaje"
ético (el código deontológico) de quien ejerce este campo profesional. Estos valores se
recogen en el siguiente recuadro:
Ámbitos de intervención

Dentro de la animación sociocultural se distinguen, según sus claves, ámbitos


específicos de la intervención sociocultural que dan lugar a la animación cultural, a
la animación del ocio y tiempo libre y al desarrollo comunitario. Todos ellos serán
objeto de estudio en los módulos profesionales correspondientes de este curso.
El siguiente cuadro sintetiza los distintos ámbitos de la animación sociocultural que
dan lugar a la animación cultural, a la animación del ocio y tiempo libre y al desarrollo
comunitario.
El animador profesional
La capacitación para el ejercicio profesional de la animación sociocultural debe
suponer para todos un alto nivel de exigencia.
En esta formación se han de recoger todas las expectativas que desde diversos
ámbitos socioeducativos se depositan en la animación sociocultural.
Todo ello es garantía para una promoción completa de las personas, facilitadora del
desarrollo de valores sociales y, por todo ello, medio para hacer realidad un proyecto
de sociedad democrática más justa, igualitaria e integradora de todos sus ciudadanos y
ciudadanas.
Existen diversas titulaciones relacionadas con la práctica de la animación sociocultural
en cada una de sus modalidades (monitores de ocio y tiempo libre, educadores
sociales, etc), pero es el Técnico Superior de la Animación Sociocultural (T.A.S.O.C.) la
cualificación profesional específica y reconocida para la práctica de este campo laboral.
Por ello es importante conocer las líneas generales de su perfil en el que se
profundizará, desde cada una de sus modalidades, en los módulos profesionales
correspondientes.
Aun siendo este el perfil profesional del TASOC hay que decir que según el contexto, la
modalidad o incluso el sector de la población o colectivo de destinatarios con el que el
animador va a desarrollar su práctica profesional, se habla de una serie de
especializaciones: la animación rural, la animación cultural, la animación
juvenil, la animación infantil, etc.
Además, junto al animador profesional se encuentran otros agentes que intervendrán
en la práctica dinamizadora. Por una parte, los agentes procedentes de las bolsas de
voluntariado social y de la movilización comunitaria, como líderes espontáneos de
proyectos autogestionados.
Generalmente ninguno de ellos tendrá una formación específica en animación, pero se
debe tender a su formación básica para que sus intervenciones sean una ayuda eficaz y
no un obstáculo, e incluso un riesgo, para el desarrollo óptimo de los proyectos. Estos
agentes voluntarios trabajarán siempre bajo la supervisión y coordinación del
profesional en la animación, que es el que cuenta con la formación y cualificación
necesaria, adecuada y exigible.
Por otra parte, también aparecerán otros agentes profesionales que tendrán la
formación y cualificación precisas. Con ellos se formarán equipos de trabajo y, según el
nivel de autonomía, las funciones y las competencias que se tengan encomendadas, se
trabajará en línea vertical (dependiendo de su supervisión) o en línea horizontal (en
colaboración). Son profesionales procedentes de la psicología, la educación social, la
gestión cultural, la integración social, etc.
Respecto a las características y estilo del profesional de la animación cabe decir que si
bien hay varios estilos (autoritario, permisivo y democrático), el animador debe
desarrollar su actividad desde el estilo democrático que es el que responde claramente
al ejercicio de los valores y principios de la animación.
De esta manera, el animador ha de convertirse en un facilitador de procesos de
desarrollo, movilización y creación comunitaria, abriendo posibilidades, ofreciendo
recursos y facilitando apoyos, desde el fomento y la canalización de inquietudes
socioculturales, a la vez que promoviendo la toma consensuada y reflexiva de
decisiones por parte de los propios grupos o colectivos.
En definitiva, el animador promueve el empoderamiento de las comunidades en su
propio desarrollo y mejora. Por ello, se ha de caracterizar por rasgos tales como:

 Compromiso.
 Responsabilidad.
 Flexibilidad y capacidad de adaptación a diferentes realidades y situaciones.
 Confianza en la persona y sus capacidades de autodesarrollo.
 Mentalidad abierta que no plantea juicios de valor respecto a los destinatarios de las
propuestas.
 Capacidad de comunicación y relación, imprescindible en un ámbito profesional
basado en las relaciones e interacciones sociales.
 Creatividad e iniciativa en el planteamiento de propuestas, desarrollo de estrategias
metodológicas, búsqueda de recursos y promoción de dinámicas de acción grupal.
 Capacidad para trabajar en grupo y de análisis crítico.
2.- La animación cultural
• La animación cultural: concepto
La animación cultural responde a la aplicación de la animación en el ámbito cultural
para dar respuesta a necesidades culturales. Éstas son necesidades relacionadas con
los procesos de autorrealización, conocimiento y expresión estética y creativa, que en
palabras de E. Ander-Eggpromueven o crean las condiciones para la transformación
cultural.
Progreso de la políticas culturales
Pero la definición de la animación cultural como tal es resultado de la evolución de las
estrategias políticas referidas a la cultura y su práctica social. Así, se puede señalar un
progreso de las políticas culturales en tres fases: la cultura
patrimonial, la democratización de la cultura y la democracia cultural.
 La cultura patrimonial, (décadas 50-60 del siglo XX). Se parte de un concepto de
cultura como objeto de creación y disfrute de una élite social que desarrolla estrate-
gias de protección y conservación del patrimonio artístico.
 La democratización de la cultura. (Décadas 60 y 70). Se entiende este concepto como
el desarrollo de una oferta cultural basada en la difusión de los productos culturales
(en sentido vertical de arriba abajo) dirigido a dar acceso a la población en general a
productos y servicios culturales elaborados principalmente por la industria del sector.
En esta fase hay que tener presentes los procesos de mercantilización de la cultura que
la transforman en un objeto de consumo masivo fundamentalmente pasivo.
Esta política reformista da lugar a situaciones en que si bien la oferta cultural aumenta
y se extiende territorialmente, también es cierto que lo hace de manera desigual, que
el acceso a determinados productos culturales continúa siendo restringido y que lo
hace de manera estandarizada y ajena a necesidades e intereses concretos de la
población. Además, no se da posibilidad a la recreación y a la respuesta expresiva.
 La democracia cultural. (Décadas 80 y 90). En esta nueva fase se pretende dar
respuesta a las demandas de la población aun cuando se continúe trabajando
paralelamente en la difusión cultural.
Se parte del análisis de la realidad (contextos cultural), de la detección de necesidades
y de la definición de las demandas culturales latentes o potenciales, para mediar en la
dinamización de las iniciativas, la creación, la expresión y la vivencia lúdica de la
cultura como una dimensión más de la autorrealización personal y comunitaria.
Se trata por lo tanto de abrir las posibilidades del desarrollo de una manera de hacer y
vivir la cultura partiendo de la individualidad y de su comprensión en la comunidad.
Acción política y estilos culturales
En el proceso de evolución de las políticas culturales, desde la cultura patrimonial
hasta la democracia cultural, se desarrollan "maneras" de cultura que se ajustan a los
presupuestos y finalidades de la política que en ese momento queda definida.
Así, se distinguen tres maneras o estilos de hacer cultura que se entienden como tres
corrientes de acción de la política cultural: la cultura oficial, la cultura de masas y
la cultura popular.
 La cultura oficial puede entenderse como la definida desde la potestad del poder
socioeconómico. Viene determinada por la dimensión de la cultura en su realización
por sectores de creación cultural profesionalizados (artes plásticas, escénicas,
literarias, música, etc.) en circuitos restringidos de creación, crítica, comercialización y
consumo a los que difícilmente se tiene acceso. Detenta un poder económico y social
conservador, y proyecta corrientes de creación y consumo cultural.
 La cultura de masas. Fue definida en gran parte por el proceso de democratización de
la cultura por entenderse como una proyección social de las formas culturales
elaboradas por distintos sectores (teatro, cine, literatura, pintura, etc.) y valoradas
como formas de prestigio sociocultural que se difunden a nivel masivo para facilitar su
acceso y consumo masivos.
El proceso de desarrollo de esta modalidad de cultura es vertical, de arriba abajo, y el
producto cultural se ofrece terminado y listo para su consumo, por lo que no da
posibilidad a una respuesta creativa, ni a la participación. Ha sido paralelo al desarrollo
de la industria cultural de gran alcance y en base a principios económicos se desliga de
las concreciones culturales y de las demandas específicas.
 Se entiende la cultura popular como la cultura elaborada desde las inquietudes
populares y sociales, siendo por tanto su expresión. Por esta misma concreción de-
pende de contextos específicos. Su organización y autonomía es relativamente
endeble frente a los influjos de las otras dos corrientes de cultura.
Sin embargo estas tres maneras de cultura realmente no se excluyen unas a otras, es
decir, la aparición de una no supuso la desaparición de la anterior sino que, de hecho,
comparten espacios y a veces pueden confluir en el desarrollo de estrategias y
actividades con la colaboración en intervenciones y aportaciones diferentes según los
intereses de cada uno de los agentes que en ellas participan.
El estilo actual: la cultura popular
En el momento actual se debería considerar la cultura popular como una expresión
comunitaria, desarrollada desde procesos de autogestión con el apoyo de políticas
culturales oficiales. Este estilo cultural se basa en la defensa de la democracia cultural
y surge como respuesta a demandas sociales, integrando los flujos de la cultura oficial
y de la mercantilizada en la justa medida en que aporten elementos enriquecedores y
abran nuevas posibilidades.
Por ello, la animación cultural encuentra el contexto adecuado de intervención en el
marco de la política de democracia cultural, es decir, en el marco de la libertad, la
participación ciudadana, la pluralidad y la autonomía. Todos ellos son conceptos que
aplicados a la práctica de la animación implican una intervención dirigida a facilitar el
desarrollo de la participación y autogestión ciudadana de proyectos de índole cultural
y plural, y por tanto, a la manera de cultura popular. De esta forma se puede dar
respuesta a demandas específicas y necesidades concretas.
Y para que esta respuesta se ajuste a realidades concretas, la perspectiva que se
adoptará será la local, aunque sin descuidar las relaciones e influjos que se dan en el
plano global, bien desde los distintos ámbitos de competencias administrativas, bien
desde los procesos de comercialización de la cultura que parten del sector privado, o
bien desde los flujos de corrientes y modos culturales que se dan en el plano
comunitario.
Se abren entonces las posibilidades de dinamización cultural, del carácter o sentido
dinámico de la cultura; ya no se trata sólo de una oferta de productos elaborados o de
un acercamiento a formas culturales de acceso restringido hasta ese momento. Se
intenta movilizar la actividad y la creatividad comunitaria desde la apertura de vías de
autogestión, autoelaboración y apropiación de la cultura.
Pero hay que insistir en que esta intervención ha de recoger y reutilizar los aspectos e
instrumentos positivos que se desarrollaron desde la línea política de la democratiza-
ción cultural, para complementar las mismas iniciativas sociales y ajustarse a
demandas existentes de acceso y disfrute a productos culturales, tanto a los
elaborados por la industria cultural como a los pertenecientes al patrimonio de la
comunidad.
La animación cultural y la atención a los distintos colectivos y contextos
Un aspecto que define la animación cultural es por tanto la atención adecuada y
ajustada a cada una de las personas y comunidades a las que se dirigen sus propuestas
y actuaciones, ya que se entienden como protagonistas o agentes de los propios
procesos de expresión y disfrute cultural, desde el desarrollo de su empoderamiento y
participación.
Para orientar el contenido de las propuestas de intervención a través de la animación
cultural se debe hacer una segmentación de los distintos destinatarios de dichas
intervenciones. En este sentido se puede atender a varios criterios, considerando
como características más importantes las relacionadas con la edad, las necesidades
específicas (especialmente de los colectivos más desfavorecidos) y el entorno o
contexto donde se desarrolla.
El siguiente cuadro desglosa esta categorización.
Aunque en unidades didácticas posteriores se hará un comentario detallado sobre la
atención a los distintos colectivos por edades en la práctica de la animación cultural, se
presentan a continuación una serie de indicaciones atendiendo a las franjas de edad y
a los distintos contextos.
Orientaciones sobre la práctica animadora según franjas de edad
 La infancia. En esta etapa la animación cultural se orienta hacia el descubrimiento de
las posibilidades formativas y creativas desde la inserción en el contexto social en el
que se hallan.
Esto se lleva a cabo desde una educación en valores democráticos, en la apropiación
de la identidad cultural basada en el conocimiento y el respeto de las demás, en el
disfrute de las expresiones artísticas y en la participación desde la comprensión de la
persona en su globalidad.
Los objetivos que se pretenden son los siguientes:
• Desarrollar habilidades creativas para el desarrollo personal y social.
• Descubrir y desarrollar formas de ocio creativo.
• Adquirir distintas técnicas expresivas.
• Experimentar diversos lenguajes.
• Compartir experiencias creativas.
• Colaborar activamente en el desarrollo de productos colectivos.
• Desarrollar la identidad cultural.
• Descubrir y apreciar otras culturas.
 La juventud. El desarrollo de la intervención de la animación cultural con este colectivo
tiene una doble dimensión:
• Ofrecer un soporte a las demandas y proyectos culturales de los jóvenes en sus
distintas expresiones.
• Ser un apoyo y medio de la integración de la persona en los grupos sociales. Esto es
muy importante, ya que esta es una etapa vital de cambios que pueden ser vividos
como momentos de desorientación, dificultad para relacionarse, búsqueda de la
propia identidad, etc.
Los objetivos a conseguir son los siguientes:
• Desarrollar la identidad cultural.
• Desarrollar capacidades de toma de decisiones y compromiso personal que permitan
el empoderamiento cultural.
• Vivir y cultivar el ocio creativo.
• Desarrollar capacidades creativas.
• Experimentar diversos lenguajes y técnicas expresivas.
• Compartir experiencias en la vivencia satisfactoria de la actividad grupal.
• Colaborar activamente en el desarrollo de productos colectivos.
• Establecer relaciones de integración comunitaria.
• Descubrir y apreciar otras culturas desde la comunicación intercultural.
 La edad adulta. La animación, aun adaptándose a las características e intereses de esta
etapa de la vida, ha de recuperar el carácter lúdico y creativo en el desarrollo de
actividades con unos participantes que posiblemente tengan o desarrollen pocas
experiencias con estas características. Además, tiene que servir de estímulo para la
reflexión, la crítica, la toma de conciencia, el compromiso cultural y la participación
activa.
En esta edad deben crearse espacios para el encuentro, la valoración y la reflexión
grupal. También aquí la animación dará respuesta a la demanda de recuperar y/o desa-
rrollar el ocio creativo, las aficiones abandonadas o desconocidas y la respuesta a
necesidades e inquietudes personales que están más allá de las obligaciones laborales
y/o familiares, y también comunitarias.
En esta línea, los objetivos son:
• Desarrollar cauces para lograr el empoderamiento personal y comunitario.
• Desarrollar procesos de autorrealización personal mediante la vivencia, la
elaboración y el acceso a productos culturales.
• Tomar parte activa en la cultura.
• Compartir experiencias vitales.
• Desarrollar y vivir el ocio creativo.
• Desarrollar capacidades creativas.
• Experimentar diversos lenguajes y técnicas expresivas.
• Colaborar activamente en el desarrollo de productos colectivos.
• Dar expresión a la propia identidad cultural.
• Compartir vivencias multiculturales desde una verdadera comunicación intercultural.
 Personas mayores. La atención a este colectivo se dirige a abrir posibilidades de
actividad y desarrollo de proyectos vitales desde la actividad, el encuentro comunitario
y el disfrute de esta etapa vital, atendiendo a sus propias características, necesidades,
motivaciones e intereses y siguiendo entonces el modelo de intervención
socioeducativa de actualización de los mayores.
Es el momento de recuperar la dimensión comunitaria de la persona, de buscar una
red de soporte y conexión con la realidad y de trabajar entre otros objetivos, los
siguientes:
• Vivir el ocio creativo.
• Recuperar la memoria colectiva y la propia identidad.
• Mantener relaciones con la actualidad comunitaria mediante cauces de participación
activa.
• Mantener habilidades intelectuales y de autonomía personal.
• Desarrollar capacidades creativas.
• Desarrollar relaciones sociales.
• Romper ciclos de aislamiento social.
• Compartir experiencias vitales.
• Disfrutar del encuentro cultural.
Orientaciones sobre la práctica animadora según contextos vitales
 Contextos urbanos. Las propuestas de animación en contextos urbanos deben abrir
cauces para la expresión de inquietudes, intereses y necesidades; ser invitaciones al
encuentro social y a la integración en colectivos sociales, promoviendo la recuperación
de la identidad cultural y el encuentro intercultural. Para conseguirlo se deben proveer
espacios de autogestión o de gestión compartida para la creación, la participación y la
expresión comunitaria.
 Rurales. En el contexto rural las propuestas incluirán la recuperación de formas y
estilos culturales propios previendo espacios y cauces para el intercambio y el diálogo
cultural que sean capaces de motivar, concienciar y movilizar a los participantes en
ellas hacia el empoderamiento de sus vidas. Es además importante que se promueva el
acceso a realidades distintas y distantes a la propia para superar el aislamiento que en
determinados contextos rurales puede existir, y así posibilitar el conocimiento y la
valoración de otras formas culturales.
 Contextos institucionalizados. Son espacios para desarrollar propuestas de animación
capaces de dinamizar y sorprender la cotidianidad y la rutina del contexto institucional,
procurando siempre la apertura, relación e implicación con y del entorno de la institu-
ción, superando las barreras físicas. En ellos es muy importante estimular la
creatividad y la participación activa.
Las propuestas permitirán abrir vías para la expresión personal auténtica y espontánea
de emociones, sentimientos y pensamientos, para personas que se encuentran en
situaciones vitales complejas y para las que no siempre resulta fácil verbalizar y
comunicar los estados de ánimo, ni integrarse en nuevos grupos, por lo que en
numerosas ocasiones adquirirán un valor terapéutico.
También serán un medio para ampliar intereses y conocimientos, es decir, una
herramienta para el aprendizaje y el desarrollo personal, siendo al mismo tiempo un
nexo de conexión con la realidad social externa a las instituciones.

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