La historia del salitre trata del ciclo económico que ocurrió
en Bolivia, Chile y Perú con el descubrimiento de yacimientos
de salitre (o nitrato) en el desierto de Atacama, en las actuales regiones chilenas de Tarapacáy Antofagasta.
Para Bolivia y Chile el salitre significó ingresos por el cobro de
impuestos en Antofagasta, que debían ser repartidos en partes iguales de acuerdo al tratado de 1866. En 1874 un nuevo tratado fronterizo entre Bolivia y Chile disolvió la zona de beneficios mutuos pero determinó que Bolivia no crearía nuevos impuestos ni subiría los existentes a las compañías chilenas operando en la zona de Antofagasta. Hacia 1873, la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta de capitales exclusivamente de empresarios chilenos era la única explotadora del recurso. En 1878, Bolivia rompe el tratado de 1874 cobrando impuestos y decretando el remate de la infraestructura salitrera chilena el 14 de febrero de 1879 y a lo que Chile presentó durante un año recursos para impedirlo. Bolivia insistió en el remate el que se concretaría el 14 de febrero de 1879, lo que obligó al gobierno chileno a reivindicar su territorio. Desde el blindado Blanco Encalada desembarcó Emilio Sotomayor, junto a dos compañías de soldados de Artillería de Marina y son recibidos como héroes por el superior número de chilenos residentes en Antofagasta.
El agotamiento de los yacimientos estañíferos de Europa y la demanda de la industria
norteamericana y europea que contaba con el estaño como un elemento ideal para aleaciones (hojalata, papel metálico, conservas y un largo, etc.), fueron los activadores del auge minero boliviano en el período 1900-1940.