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LA EDUCACIÓN TEOLÓGICA REFORMADA:

MOTIVOS Y DESAFÍOS
por Augustus Nicodemus Lopes1
Vol. 8, No. 1

Introducción

U so la expresión ‘educación teológica’ para describir el proceso de educación y formación de


algunos, hecho por instituciones de enseñanza teológica, con la meta de instruirles y prepararlos
para la labor teológica y pastoral. Es lo que se realiza en seminarios, facultades de teología y otras
instituciones afines.2
Cuando digo «educación teológica reformada», me refiero a aquella educación teológica que se
realiza a partir de los principios y presuposiciones de la teología defendida en la Reforma Protestante. 3 Esta
perspectiva no es compartida por todos. Para comenzar, no existe unanimidad entre los que se consideran
herederos de la Reforma Protestante con respecto al término ‘Reformado’. Históricamente, el término
‘Reformados’ fue usado indistintamente para todos los Protestantes, calvinistas, luteranos y zwinglianos.
Con las controversias entre ellos sobre la Santa Cena, ‘Reformados’ pasó a designar a los a zwinglianos y

1 El autor es ministro presbiteriano, profesor de Nuevo Testamento y doctor en Hermenéutica y Estudios Bíblicos.
Actualmente es pastor auxiliar de la Iglesia Presbiteriana de Santo Amaro en São Paulo, profesor visitante de Nuevo Testamento
en el Centro Presbiteriano de Pos-graduado Andrew Jumper, y Chancelor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie. El
presente artículo fue presentado primeramente para la clase inaugural en la Escuela Superior de Teología de la Universidad
Presbiteriana Mackenzie, en Marzo de 2004.
2 La literatura sobre este tema es vasta. Para una discusión más profunda, menciono entre otros: Rodney L. Petersen, ed.,
Christianity and Civil Society en The Boston Theological Institute, vol. 4 (Maryknoll, NY: Orbis Boos, 1995), que trata de la
educación teológica a la luz de los desafíos impuestos por la sociedad moderna; Odair Pedroso Mateus, ed. Educação Teológica
em Debate (São Leopoldo, RS: Editora Sinodal, 1988), que trae textos de un debate sobre el ecumenismo; Lujiz Longuini Neto,
Educação Teológica Contextualizada: Análise e Interpretação da Presença de ASTE no Brasil (São Bernardo do Campo, SP:
Instituto Ecumênico de Pós-Gracuação em Ciências de Reigião, 1991), que analiza el papel de la antigua ASTE en la educación
teológica de Brasil, a la luz de una crítica al ‘extranjerismo’ y el fundamentalismo; Robert Banks, Reenvisioning Theological
Education (Grand Rapids: Eerdmans, 1999), que propone un modelo misional de la educación teológica como alternativa a la
educación teológica clásica de los seminarios; Jeff Astley, ed. Theological Perspectives on Christian Formation: a Reader on
Theology and Christian Education en Christian Perspectives (Grand Rapids: Eerdmans, 1996), que trae varios artículos por
diferentes autores que exploran el impacto de las diversas teologías (liberal, pos-liberal, feminista, etc.) en la Iglesia y en la
educación cristiana; Daryl G. Harte, ed., Theological Education in the Evangelical Tradition (Grand Rapids: Baker, 1996), que
describe, desde el punto de vista reformado, la educación teológica en las diferentes tradiciones evangélicas, la formación
espiritual, el papel de la mujer en la educación teológica, la relación entre la Iglesia y el campo académico, entre otros; Richard
John Neuhaus, ed., Theological Education and Moral Formation, en Encounter Series (Grand Rapids: Eerdmans, 1992), que
también trata de la formación moral y espiritual de los estudiantes de teología; Harvie Conn, ed., Missions and Theological
Education in World Perspective (Farmington, MI: Associates of Urbanus, 1984), que defiende un modelo de educación teológica
centrado en la preparación de misioneros interculturales; Barbara Wheeler, ed., Shifting Boundaries: Contextual Approaches to
the Structure of Theological Education (Louisville, KY: Westminister Press, 1991), que analiza las estructuras de la educación
teológica y propone modelos a la luz del feminismo, la teología de la liberación, la teología negra, etc. Y finalmente recomiendo
John Leith, Crisis in the Church: The Plight of Theological Education (Lousville, KY: Westminster Press, 1997), probablemente
el libro más franco y abierto sobre la crisis de los seminarios de las iglesias liberales en los Estados Unidos, especialmente la
Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos. Leith advierte con respecto a los elementos que componen la actual crisis de la
desocupación y profesionalización de los seminarios presbiterianos, una advertencia muy relevante para aquellas iglesias
brasileñas que están siguiendo el mismo camino en su educación teológica.
3 La idea de que la educación de cualquier tipo puede realizarse libre de presuposiciones ideológicas y teológicas que la
controlan es absurda. Sobre este asunto vea Leith, Crisis in the Church, pag. 25-39. También los artículos de Jack Symour, Karl
Nipkow, Edward Farley y James Lee en Astley, Theological Perspectives.
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calvinistas solamente, en contra de los luteranos. Y como la importancia de Zwinglio menguó en el
escenario Protestante, ‘Reformados’ pasó a designar a los calvinistas. Por tanto, es históricamente correcto
afirmar que el término ‘Reformado’ tiene que ver en primero lugar y básicamente con la teología calvinista.
Hoy en día hay iglesias e instituciones de enseñanza teológica que se presentan como ‘Reformados,’ pero ya
abandonaron, en alguna medida, partes fundamentales de la teología calvinista. Lo mismo puede decirse de
teólogos y profesores que se consideran Reformados a pesar del hecho de que no son calvinistas en su
doctrina. De manera que aunque para algunos ‘Reformados’ el ser Reformado significa pertenecer a una
iglesia que históricamente desciende de la Reforma Protestante, o significa mantener el espíritu reformista
que marcó a los Reformadores, es más exacto decir que el concepto de ‘Reformado’ está ligado a las
principales afirmaciones doctrinales defendidas por los Reformadores, y particularmente las de Juan
Calvino. Es en este sentido que me refiero a la educación teológica Reformada y la disciplina académica
‘Reformada’.
Históricamente las iglesias Reformadas han dado gran importancia a la enseñanza teológica y la
preparación de sus pastores.4 Un ejemplo brasileño es la preocupación que tenía el joven misionero Ashbell
Green Simonton para la educación teológica de los obreros nativos. Simonton fue el pionero presbiteriano
en Brasil, y las siguientes palabras son tomadas de su Diario, escritas al principio de su ministerio:

El Evangelio mismo ordena que este ministerio sea confiado a personas de aptitudes y piedad reconocidas, las
cuales no deben de ocuparse en otra cosa. Aunque los miembros de cualquier iglesia sean celosos en el
cumplimiento de sus deberes, no pueden dispensar de los servicios de un pastor bien instruido en las Escrituras
y apto para enseñar públicamente. Estos requisitos no los tienen todos los creyentes. Este ministerio requiere
estudios que pocos tienen. Aún más, requiere prudencia y abnegación y celo que Dios da solamente a los que
viven en su santa comunión por medio de vigilancia y oración constante.
Ni todo cristiano celoso es apto para enseñar a sus semejantes desde el púlpito. Por más fuerte que sea su deseo
de anunciar... sin estudios y la práctica de hablar, no puede hacerlo bien con éxito. No hay duda de que Dios,
por medio de dones extraordinarios, puede convertir pescadores en apóstoles sin la intervención de escuelas y
libros. La conclusión a que llegamos es que con la falta de los dones extraordinarios, como el don de lenguas y
la inspiración divina, es preciso tener escuelas, libros y maestros. 5

Las iglesias Reformadas siempre reconocieron la necesidad de tener ministros preparados, y por
tanto, la necesidad de una educación teológica adecuada y eficaz. En Brasil, sin embargo, los Reformados
han producido poca literatura sobre este asunto.6 Todavía hay buenas razones para que los Reformados en
Brasil tomen en serio la educación teológica. Enseguida, exponemos algunas de estas razones.

4 Cf. Hart, Theological Education, en el cual encontramos un artículo de Timothy George sobre los bautistas reformados
(pag. 27-44), de Gary Scott Smith sobre los presbiterianos (pag. 79-102), de Richard A. Muller sobre el per íodo de ortodoxia
protestante (pag. 217-234), y de James Bratt sobre Abraham Kuyper y la educación teológica en la iglesia Reformada holandesa
(pag. 235-254).
5 Ashbell G. Simonton, O Diário de Simonton: 1852-1866. 2da ed. revisada y ampliada (São Paulo: Cultura Cristã,
2002), pag. 182 y 183.
6 La reflexión sobre el tema fue promovida por los grupos ligados a la ‘Associação dos Seminarios Teológicos
Evangélicos (ASTE), según Longuini Neto, Educação Teológica Contextualizada: Análise e Interpretação da Presença da
ASTE no Brasil. Algún material sobre el asunto fue publicado por Vox Scripturae, representando diferentes perspectivas, como
Russell Shedd, «O fundamento e finalidade última da educação teológica», Vox Scritpurae, 6 (1996), 285-303; R. Carroll e M.
Daniel, «Lecturas populares de la Biblia: Su significado y reto para la educación teológica», Vox Scripturae 5 (1995), 131-145;
Caio Fábio, «Educação teológica brasileira: Uma crítica dura [entrevista por J. Scott Horrell]», Vox Scripturae, 4 (1994), 131-
140, con respuesta en 5 (1995), 89-97; Richard J. Sturz, «A educação teológica evangélica no Brasil», Vox Scripturae 1 (1991),
41-57.
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Motivos para la Educación Teológica en las iglesias Reformadas

1) La doctrina Reformada de la ‘Sola Scriptura’


La Reforma rechazó el magisterio Católico y la autoridad del papa como los que determinaban la
verdad divina y teológica. En lugar de sus decisiones y decretos, los Reformadores reconocían las Escrituras
como la única regla de fe y práctica para la vida del pueblo de Dios. Según las confesiones Reformadas, es
el Espíritu hablando por las Escrituras quien es el juez supremo de todas las disputas y cuestiones
teológicas.7 Además, los Reformadores rechazaron la vigencia de nuevas revelaciones del Espíritu, según
era defendido por la llamada ‘Reforma radical’, la cual consistía de grupos pneumáticos místicos, conocidos
como ‘fanáticos’ o ‘entusiastas’. 8 Los Reformadores habían rechazado aún el método alegórico popularizado
por los escolásticos Católicos durante la Edad Media, que enseñaba que cada texto de la Biblia tenía cuatro
sentidos diversos. Los Reformadores, por su lado, enfatizaban que existía un único sentido de cada pasaje
bíblico, el cual podía ser descubierto por el método gramático-histórico de interpretación. 9
Estas actitudes de los Reformadores colocaron las Escrituras en el centro de la vida de las iglesias, y
de los ministros de Evangelio, provocando la necesidad de prepararlos para interpretar, sintetizar y predicar
las Escrituras. De esta forma la educación teológica pasó a ser una necesidad urgente en la vida de las
iglesias Reformadas. La fundación de la Universidad de Ginebra por Juan Calvino, entre otras cosas, estaba
dedicada a la formación teológica de los ministros Reformados y era, sin duda, una respuesta al lema sola
scriptura.10

2) La existencia de un sistema doctrinario de las Escrituras


A pesar de la diversidad en géneros literarios, asuntos y temas, y de la diversidad de autores, y de
haber sido escrita por etapas a lo largo de milenios, existe una unidad esencial en el mensaje de la Biblia que
forma la base de su sistema doctrinal. Esta es una convicción distintiva en la tradición y teología

7 «El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos de los concilios, las
opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar no
es ningún otro más que el Espíritu Santo que habla en las Escrituras» (Confesión de Fe de Westminster, 1,9). «Únicamente a
estos libros aceptamos por sagrados y canónicos, para regular nuestra fe según ellos, para fundamentarla en ellos y con ellos
confirmarla. Y creemos sin duda alguna todo lo que está comprendido en ellos; y eso, no tanto porque la Iglesia los acepta y los
tiene por tales, sino sobre todo porque Espíritu Santo nos da testimonio en nuestros corazones, que son de Dios; y porque
también tienen la prueba de ello en sí mismos; cuando advertimos que los ciegos mismos pueden palpar que las cosas que en
ellos se han predicho, acontecen.» (Confesión Belga, Art. 5).
8 Vea sobre esto, Augustus Nicodemus Lopes, Calvino, o Teológo do Espírito Santo: Seu Ensino sobre o Espírito Santo e
a Palavra de Deus (São Paulo: PES, s/d). Calvino escribió una obra en contra de los entusiastas, a quienes se refería como
libertinos, cf. Treatises against the Anabaptists and against the Libertines, ed. Benjamin Wirt Farley (Grand Rapids: Baker Book
House, 1982).
9 Cf. Augustus Nicodemus Lopes, A Biblia e Seus Intérpretes: Uma Breve História da Interpretação (São Paulo: Cultura
Cristã, 2004), pag. 159-167. Vea «Lutero Ainda Fala: Um enseio em Hermenêutica Bíblica», en Fides Reformata, 2/1 (1996),
pag. 107-126. Para una defensa clásica de intento autorial ver E.D. Hirsch, Validity in Interpretation (New Haven: Yale
University Press, 1967).
10 Sobre la Universidad de Ginebra y su propósito con respecto a la educación teológica ver Ronald Wallace, Calvino,
Genebra e a Reforma (São Paulo: Cultura Cristã, 2004), pag. 87-96. Para informaciones sobre la enseñanza teológica en las
academias Reformadas posterior a aquella época, vea Olivier Fatio, “L'enseignement de la théologie à l'Académie de Genève en
1831“, en Genève Protestante en 1831, ed. O. Fatio (Genebra: Labor et Fides, 1983),123-154; Jean-Paul Pittion, “Les académies
réformées de l'Edit de Nantes à la révocation”, en La Révocation de l'Edit de Nantes, ed. R Zuber & L Theis (Paris: SHPF,
1986), 187-207.
3
Reformadas, que puede fácilmente ser comprobada en los libros clásicos de teología elaborados por autores
Reformados antiguos y modernos.11
Este sistema doctrinal ya era reconocido por los autores del Nuevo Testamento, aún antes de la
formación del canon. En el material doctrinal que produjeron, en el contexto de polémicas, los autores del
Nuevo Testamento no solamente revelaron su deseo de preservar un conjunto de conceptos que
consideraban verdaderos y divinos, sino que también denunciaban con vehemencia aquellos maestros que
promovían enseñanzas en contra. ¿Cómo podemos explicar tal denuncia contra los falsos maestros sino que
los autores del Nuevo Testamento sabían que habían recibido un depósito doctrinal de parte de Dios y que
los que enseñaban conceptos diferentes no procedían de Dios? 12
Los autores del Nuevo Testamento también enseñaban que los cristianos debían celar y preservar la
doctrina una vez dejada a los santos. Aunque se usa de forma peyorativa en algunos círculos, el término
«guardianes de la sana doctrina» cabe perfectamente dentro de estos objetivos de los autores inspirados.
Tales autores incluso mencionan la apostasía, lo cual testifica elocuentemente a favor de lo que estamos
defendiendo, es decir, que los autores del Nuevo Testamento operaban a partir de una convicción de que
había verdades fijas e inmutables, y si se desviaban de ellas las personas corrían peligro para su propia
alma.13
En otras palabras, partiendo del Nuevo Testamento, los Reformadores y la tradición originada con
ellos, defiende la posición de que el mensaje bíblico puede ser sistematizado bajo una forma de
proposiciones doctrinales, ya que existe un sistema doctrinal revelado en las Escrituras. Es este punto lo que
justifica la existencia de la teología y la educación teológica.

3) El carácter proposicional de la revelación


Otro aspecto de la tradición reformada que justifica la necesidad y la importancia de la educación
teológica es su convicción en cuanto al carácter proposicional de la revelación de Dios a los hombre en las
Escrituras. Por ‘proposicional’ me refiero al carácter a veces abstracto de los términos en que las doctrinas
de la Biblia son expresadas, como palabras, frases, oraciones, discursos. Los Reformados siempre
reconocieron que Dios se reveló de forma proposicional en las Escrituras. 14 Una evidencia de esta
convicción es la producción de numerosas confesiones de fe, bajo la forma de proposiciones, por parte de
las diversas ramas de la Reforma. Si las personas logran comunicarse satisfactoriamente mediante
proposiciones, no hay dificultad en admitir que Dios hace lo mismo con sus criaturas.
Ya que la Biblia es el registro infalible de la revelación de Dios, según la teología Reformada, ella
transmite el conocimiento de Dios a través de afirmaciones, declaraciones, historias, eventos, estatutos - en
11 Ver por ejemplo, Wayne Grudem, Teologia Sistemática (São Paulo: Vida Nova, s/d); Millard J. Erickson, Christian
Theology, 3 vols. (Grand Rapids: Baker Book House, 1985); Louis Berkhof, Systematic Theology, 4a. ed.(Grand Rapids:
Eerdmans, 1988); Archibald A.Hodge, Esboço de Teologia, (Lisboa: Barata e Sanches Editora, 1895); J. I. Packer, Teologia
Concisa - Síntese dos fundamentos históricos da fé cristã (São Paulo: Ed. Cultura Cristã, s/d); Cornelius Van Til, An
Introduction to Systematic Theology (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Pub. Co., 1974), entre otros.
12 Ver este punto con más detalle en Augustus Nicodemus Lopes, “Verdade e Pluralidade no Novo Testamento”, Fides
Reformata 8/2 (2003) 55-72. Anque de manera diferente, H. Ridderbos defiende el mismo punto en Studies in Scripture and Its
Authority (Grand Rapids: Eerdmans, 1978).
13 Lopes, “Verdade e Pluralidade”, 64-66.
14 Para una defensa clásica del carácter proposicional de la revelación de Dios vea Francis Schaeffer, O Deus que Se
Revela (São Paulo: Cultura Cristã, 2004); J. I. Packer, God Hath Spoken: Revelation and the Bible, (London: Hodder and
Stoughteon, 1965); L. Morris, I Believe In Revelation (London: Hodder & Stoughton, 1976); B. Milne, Know The Truth
(Leicester: IVP, 1982). Para una perspectiva contraria, que defiende el carácter no-proposicional de la Biblia, ver William
Temple, Nature Man and God, (New York: St. Martin's Press, 1934).
4
fin, a través de las formas y géneros literarios variados. Enseñando todos estos el conocimiento de Dios a
través de palabras y frases. No todas son proposiciones. Pero no es posible negar la presencia de
proposiciones en las Escrituras.
A pesar de haber sido dadas progresivamente, en una cultura determinada y en lenguaje humano, es
posible someter tales proposiciones al estudio, la comparación, la sistematización, y la transmisión. Es
precisamente este carácter proposicional de la revelación lo que permite la existencia del «estudio de Dios»,
o la teología.
Actualmente ciertas corrientes teológicas niegan el carácter proposicional de la revelación. 15 Al hacer
esto, vacían la labor teológica, o la reducen a una sociología de la religión, religiones comparativas,
psicología de la religión, fenomenología de la religión o antropología cultural - todas disciplinas que
obviamente tienen su valor y su lugar, pero que por su naturaleza fenomenológica y descriptiva no estudian
los fenómenos religiosos desde el punto de vista de su contenido, validez y carácter genuino. De manera que
no pueden sustituir la síntesis teológica propiamente dicha. 16

4) El distanciamiento de las Escrituras


A pesar de ser la revelación infalible de Dios hacia el hombre, la tradición Reformada reconoce el
fenómeno que llamamos distanciamiento. Esto quiere decir que las Escrituras ocupan un lugar ‘distante’ a
nosotros temporal, cultural, lingüística y contextualmente hablando.
La academia Reformada admite que la Biblia, el objeto propio de estudio en la educación teológica,
no cayó así no más del cielo, sino que fue escrita por diferentes personas en diferentes épocas, lenguajes y
lugares, lo cual produce un distanciamiento. El distanciamiento temporal apunta al hecho de que la Biblia
está a una distancia de siglos de nosotros. Su último libro fue escrito al final del primer siglo de la Era
Cristiana, lo cual nos separa temporalmente a una distancia de casi dos milenios. El distanciamiento cultural
llama nuestra atención por el hecho de que el mundo en que los autores bíblicos vivieron ya no existe. Está
en el pasado distante son sus propios características, cosmovisión, costumbres, tradiciones y creencias. Por
otro lado, el distanciamiento lingüístico - los idiomas en fue escrita la Biblia ya no existen - nos recuerda
que tenemos traducciones y versiones delante de nosotros que fueron hechas a partir de estos idiomas. El
distanciamiento contextual nos recuerda que los libros de la Biblia fueron escritos para atender determinadas
situaciones, que ya se perdieron en el pasado distante. Y además de todo esto, nuestra naturaleza humana
pecaminosa aumenta esta distancia. Las Escrituras son la revelación infalible del Dios justo, santo,
omnipotente - y nosotros somos finitos y pecadores.17

15 Ver por ejemplo la linea coherentista de Thiemann, en el an álisis de Tom McCall, «Ronald Thiemann, Thomas Torrance
and Epistemological Doctrines of Revelation», em International Journal of Systematic Theology, 6/2 (2004), pp.148ss. Ver
también el análisis del pensamiento no-proposicional hecho por John Frame, The Doctrine of the Knowledge of God
(Philadelphia, PA: Presbyterian & Reformed, 1986), pp. 177, 195, 200-201.
16 Para un mejor entendimiento de la fenomenología de la religión, ver Emile Durkheim, The Elementary forms of the
Religious Life (New York: Collier Books, 1961), o el estudio clásico de las religiones primitivas de Mircea Eliade, The Sacred
and The Profane: The Nature of Religion (New York: Harvest Books, 1959), un análisis del significado del mito religioso, el
simbolismo y ritual dentro de la vida y la cultura; Rudolf Otto, O Sagrado (Lisboa: Edições 70, 1992), el clásico que hace una
distinción entre lo profano y lo sagrado en la fenomenología relgiosa; Frederick J. Streng, The Religious Life of Man (Califórnia:
Dickenson Publishing Co., 1969), que incluye una colección impresionante de artículos sobre la fenomenología de la religión.
17 Sobre el distanciamiento en la hermenéutica, ver Lopes, A Bíblia e Seus Intérpretes, 23-29, 249. Severino Croatto trata
del asunto en Hermenéutica Bíblica: Para una teoría de la lectura como producción de sentido (Buenos Aires: Ediciones La
Aurora, 1984), en el cual ve el distanciamiento como un factor que impide el acceso al sentido original que pretend ía comunicar
el autor.
5
La respuesta Reformada al distanciamiento no ha sido desanimarse o perder la esperanza de poder
conocer a Dios conforme se ha revelado en las Escrituras, sino buscar cómo vencer el distanciamiento por el
estudio (la educación teológica) y por la piedad, de acuerdo al lema de Calvino: orare et labutare. Así se
expresa la necesidad de estudiar las Escrituras para vencer el distanciamiento temporal, y la necesidad de la
piedad y oración para vencer el distanciamiento espiritual. 18
Con el esfuerzo de vencer el distanciamiento viene otro aspecto distintivo de la tradición Reformada,
que exige la educación teológica: la necesidad práctica del trabajo pastoral a partir de las Escrituras. Los
pastores y líderes necesitan respuestas a las preguntas y desafíos contemporáneos a la luz de la Biblia, la
historia, y de nuestra tradición Reformada. Para poder hacer esto eficazmente, necesitan ser preparados
correctamente en las Escrituras.
Los misioneros y obreros necesitan poder presentar el Evangelio de forma inteligente, bíblica y
contextualizada. Todo esto justifica la imperiosa necesidad de la educación teológica de los ministros,
obreros, líderes, profesores y misioneros.19
Los puntos mencionados arriba representan algunas de las razones por las cuales las iglesias
Reformadas siempre dieron mucha importancia a la educación teológica de los pastores, evangelístas,
obreros, misioneros y líderes. Existe una concordancia lógica con cualquier teología que adoptemos. Si no
creyéramos que la Biblia contiene un sistema doctrinal capaz de ser analizado, sistematizado y transmitido,
si no creyéramos en la necesidad de vencer el distanciamiento que nos separa de ella, entonces tampoco
tendríamos educación teológica.
En la medida que las denominaciones Reformadas ceden a las tentaciones contemporáneas, su
educación teológica se torna más y más secularizada, como veremos más adelante.

Desafíos actuales para la Educación Teológica en las iglesias Reformadas

La educación teológica en las iglesias Reformadas siempre enfrentó grandes desafíos provenientes
de los cambios que acontecían en la academia secular, los cuales invariablemente tarde o temprano
terminaron por influir en la academia cristiana. Por ejemplo, cuando surgió la Ilustración al inicio del siglo
dieciocho, con su presuposición fundamental - que Dios debía quedar fuera del conocimiento humano - la
academia cristiana fue confrontada por ello en cuanto al concepto de verdad y de su método de
investigación. Y muchos teólogos protestantes se unieron al movimiento de la Ilustración. No es que se
volvieran ateos o agnósticos, sino que intentaron combinar las demandas de la Ilustración con las verdades
de la fe cristiana. Entonces surgió el deísmo. El deísmo es el término que se aplica al pensamiento de los
teólogos libre-pensadores de los siglos diecisiete y dieciocho que buscaban hacer compatibles la fe en Dios
y el racionalismo de la Ilustración. El deísmo afirma la existencia de Dios, pero niega su intervención en la
historia humana, ya sea a través de la revelación, los milagros o la providencia. De él salió el liberalismo
teológico, que rápidamente invadió a los seminarios y facultades de teología. La academia Reformada nunca
sería lo mismo después de esto.20
18 Para el lema hermenéutico de Calvino orare et labutare, ver Paulo Anglada, “Orare et Labutare: A Hermenêutica
Reformada das Escrituras”, Fides Reformata, 2/1 (1997), 103-122.
19 Para un análisis de la educación teológica en el contexto de las misiones, ver Conn, Missions & Theological Education,
especialmente el artículo de Chung-choon Kim, “The contextualization of theological education”, pp. 41-54; Harvie Conn,
“Theological Education for the City”, em Urban Mission 10 (1992), 3-60.
20 Lopes, A Bíblia e Seus Intérpretes, 183-195. A pesar del aprecio que algunos historiadores de renombre han
manifestado por el surgimiento del liberalismo protestante y por el predominio del método histórico crítico (ambos hijos de la
Ilustración), tales como W. Walker, R. Nichols y J. Gonzáles, yo sigo la linea de los historiadores que perciben el liberalismo
teológico como enemigo de la fe cristiana.
6
Otro ejemplo es la llegada del pos-modernismo al escenario de la vida humana, con su rechazo del
concepto de que existan verdades absolutas y fijas, y afirma que toda verdad es relativa y depende del
contexto social y cultural en el cual viven las personas. Esto incluye las verdades religiosas. Los conceptos
como ‘Dios’ son totalmente relativos. Cada uno percibe la verdad desde su propia perspectiva. No existe
‘verdad’, sino que existen ‘verdades’ que no se contradicen sino que se complementan. El espíritu
relativista, pluralista e inclusivista del pos-modernismo impregna hoy los medios académicos. Como era de
esperarse, este cambio afectó profundamente la academia cristiana con un impacto en la hermenéutica
bíblica. Es verdad que las ‘nuevas luces’ (nuevos conceptos) traídas por el pos-modernismo han sido
recibidas con cautela y con cuidado por los estudiosos Reformados conservadores, que aún rehuyen
recibirlas, especialmente por causa de los efectos que tendrán en la predicación, en la evangelización, y en la
vida de las iglesias. Pero los nuevos conceptos del pos-modernismo ya lograron entrar en muchos círculos
académicos de estudio bíblico y han producido nuevos tipos de teología, y una comprensión diferente de la
educación teológica.
Mi punto aquí es que la educación teológica Reformada siempre fue desafiada por las tendencias de
la academia secular. Y no es diferente hoy. Para mi concepto, hay algunas de estas tendencias que siguen
siendo una gran tentación para los Reformados. Estas son algunas de ellas:

1) El desafío de la secularización
Existe una tentación de que la educación teológica se amolde a la academia secular en diversos
aspectos. Uno de ellos es en cuanto a la formación de los profesores de teología en universidades
seculares.21 Existe una tendencia en la academia protestante de reverenciar o privilegiar los títulos y
diplomas obtenidos en universidades seculares, especialmente aquellas de reputación por excelencia
académica. Además de esto, el título ofrecido por el estado permite aprovechar los estudios en grados
escolares superiores y usarlos en áreas seculares, lo que se torna muy atractivo. Así los profesores de
seminarios y otras instituciones con frecuencia procuran obtener una educación secular, en detrimento de
una formación teológica Reformada y bíblica. El motivo implícito es que el proceso educacional y los
resultados de la academia secular son vistos como superiores a los de las escuelas y facultades teológicas.
La atracción que estos cursos ofrecen es que traen la garantía de una supuesta calidad científica de la
academia secular, con los resultados seguros de la metodología de la investigación científica. Por lo tanto, el
estudio de la fe cristiana y de su Biblia, hecho por la metodología secular, es viciado desde el inicio, pues ya
parte del a priori de que Dios, si existe, no interviene de forma objetiva en el mundo y en la historia.
Siguiendo esta linea, las instituciones de enseñanza teológica pueden caer en la tentación de pensar
que un diploma con reconocimiento del Estado indica una mejor capacitación o un mejor entrenamiento en
el área de la teología.22 La verdad es que, en cuanto a tal reconocimiento para las escuelas de teología, sólo
se obtiene cumpliendo ciertas condiciones que tienden a mejorar la investigación y el estudio, pero tales
condiciones en nada resaltan la reflexión teológica propiamente dicha; y la falta de un sello de la autoridad
competente no significa que el nivel de educación sea necesariamente inferior. 23
21 Una discusión sobre la tensión que existe entre teología y las ciencias de la religión, el curso por excelencia sobre
religión en las universidades, puede verse en Pierre Gisel, , “Faculté de Théologie ou de sciences religieuses?”, em Etudes
Théologiques et Religieuses 72/2 (1997), 281-292. Para una defensa de la idea que los estudios teológicos deben ser realizados
en el ámbito de la universidad, ver Roger Mehl, “Légitimité de la présence d'une Faculte de théologie au sein de l'Université”,
em Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses, 68/1 (1988), 133-143.
22 Ver discusión de este asunto en el contexto de América Latina por Emilio A. Nuñez, “La acreditación y la excelencia”,
Vox Scripturae 5 (1995), 3-15.
23 En la fecha en que se escribió este artículo, el Ministerio de Educación reconoce 8 cursos de Estudios en Ciencias de
Religión, cerca de 60 bachilleratos en teología, 5 maestrías en Ciencias de la Religión, 5 maestrías en teología, 3 doctorados en
7
Desde el inicio, el conflicto entre Atenas (educación secular) y Jerusalén (educación teológica)
preocupó a la iglesia cristiana.24 El desafío para las iglesias Reformadas consiste en cómo realizar la
educación teológica con un alto grado de excelencia, eficiencia y capacidad sin perder de vista que no se
puede estudiar a Dios y su revelación en las Escrituras como si esta última fuera otro libro cualquiera de
religión.
La secularización de la enseñanza teológica representa un gran desafío para las iglesias Reformadas
que desean formar a sus pastores con un patrón de excelencia académica y también dentro del marco de la
sana doctrina, dentro de la tradición Reformada y dentro de una teología bíblica.

2) El cientificismo
Otra tentación, ya mencionada implícitamente arriba, es la de adoptar una linea de literatura
teológica que presupone la suficiencia del método cartesiano en los estudios teológicos. El método
cartesiano, base
de la ciencia moderna, es fruto del racionalismo y el empiricismo, y domina los estudios seculares en las
universidades. Presupone que el universo es un sistema cerrado de causa y efecto, gobernado por leyes fijas
y universales. Estas leyes (es decir, lo ‘verdadero’) sólo pueden ser establecidas por el sistema empírico de
observación, experimentación y formulación de hipótesis. En este proceso, las presuposiciones deben
quedar fuera, especialmente las presuposiciones religiosas, especialmente en la formulación de las
hipótesis.25
El método histórico-crítico de interpretación bíblica, fruto del liberalismo teológico naciente del
siglo 18, nació de este modelo y ha ganado el predominio en muchas escuelas teológicas. Exige una
interpretación de la Biblia sin la presuposición de la fe, a pesar de que él mismo parte de la presuposición de
la no-intervención sobrenatural de Dios en la historia. De esta forma, ofrece explicaciones sociológicas,
psicológicas, históricas y económicas para el surgimiento del judaísmo y del cristianismo, al igual que las
Escrituras. Este es el método por excelencia de la educación teológica realizada en las universidades y en las
instituciones teológicas liberales, a pesar de que ha sido declarado muerto. 26

Ciencias de la Religión y 3 doctorados en teología. Estos cursos reconocidos son ofrecidos por universidades públicas,
facultades y universidades confesionales, entre ellas Católicas, Espiritistas y Protestantes. Actualmente la legislación permite
que los diplomas obtenidos en los seminarios mayores de las religiones sean reconocidos a través de cursos reconocidos por el
MEC, mediante cumplimiento de varios requisitos. En 1979, el educador Rubén Alves trazó el surgimiento de las ciencias de la
religión en Brasil, con el interés creciente en la sociología de la religión, no solamente por parte de las iglesias protestantes,
como los metodistas y presbiterianos independientes, sino también por parte de las universidades, donde la religión comenzaba a
ser estudiada desde el punto de vista ‘científico’. Rubem Alves, “Le Retour du Sacré: les chemins de la sociologie de la religion
au Brésil“, trad. C. Beylier, em Archives de Sciences Sociales des Religions 24 (1979), 23-51.
24 Sobre el conflicto clásico entre la filosofía y la teología, siempre presente en la Iglesia Cristiana, ver Arthur Bonsor,
Athens and Jerusalém: The role of philosophy in theology (New York: Paulist Press, 1993). Un clásico en esta área, que aborda
la tensión del punto de vista de la apologética, es E. R. Geehan, Jerusalem and Athens: Critical Discussions on the Theology
and Apologetics of Cornelius Van Til (Philadelphia, PA: Presbyterian and Reformed, 1971).
25 Ver un excelente análisis del cartesianismo por Vern Poythress, Science and hermeneutics : implications of scientific
method for Biblical interpretation (Grand Rapids: Academie Books, c1988).
26 Cf. Gerhard Maier, The End of the Historical-Critical Method (St. Louis: Concordia, 1977). Ver la reseña de esta obra
por John Piper, , “A Reply to Gerhard Maier: A Review Article” en Journal of Evangelical Theological Society 22/1 (1979). Para
la situación del método histórico-crítico en Alemania ya en la década de los 80, ver John Piper, “Historical Criticism on the
Dock: Recent Developments in Germany”, em Journal of Evangelical Theological Society 23/4 (1980). Un buen análisis crítico
del método crítico-histórico en la misma época fue hecho por Ênio Mueller, “O Método Histórico-Crítico: uma avaliação” en
Gordon Fee, Entendes o que lês?. 2a. ed. (São Paulo: Vida Nova, 1984), pp. 261-344.
8
El cientificismo representa un gran desafío para la educación teológica, pues propone que se dejen
fuera las presuposiciones de la fe Reformada en el estudio académico de la Biblia. El desafío que se
presenta a los Reformados es que se estudien las Escrituras con profundidad y seriedad, pero también con
las presuposiciones de la fe, y no del agnosticismo y del ateísmo. El reto es desarrollar métodos de
interpretación, acercamientos teológicos, y prácticas pastorales que integren las presuposiciones de la fe
Reformada.

3) El pluralismo
Otro gran desafío para la educación teológica Reformada en nuestros días es el pluralismo del pos-
modernismo. El pluralismo es la forma en que el pos-modernismo se acerca al concepto de la verdad.
Mientras que el cientificismo está más ligado a la modernidad, el pluralismo representa, en muchos
aspectos, lo que es más característico del llamado pos-modernismo.27 El pluralismo rechaza la idea de que
existan verdades absolutas y fijas. Espera que las opiniones cedan espacio las unas a las otras,
particularmente a los puntos de vista marginados, aquellos que fueron callados durante generaciones por las
voces dominantes de la sociedad, como es el caso de la perspectiva feminista, homosexual, de las minorías,
y de las culturas despreciadas. En la perspectiva pluralista, la opinión y las convicciones de todos tienen que
ser respetadas, dado que la opinión de uno es tan verdadera como la opinión de otro. Y ya que no existen
conceptos absolutos en el área de la religión y la moral, no puede haber proselitismo, esto es, que alguien
imponga un sistema doctrinal o una ideología moral por encima de otras. Se vuelve políticamente incorrecto
criticar las ideas, los pensamientos, conceptos, creencias y la conducta moral de alguien.
El pluralismo ha llegado a ser el espíritu característico de la academia secular en muchos aspectos, y
representa una tentación para la academia Reformada. En términos prácticos, el desafío que trae consiste en
la introducción de diferentes lineas teológicas en el proceso de la educación teológica, y cada linea
presupone que no hay una linea teológica única, válida o verdadera, sino que existen muchas que se
complementan. En esta forma, dice buscar el ‘enriquecimiento’ del estudiante, con una pluralidad, en lugar
de buscarlo por la formación teológica dentro del sistema doctrinal revelado en las Escrituras. El pluralismo
disminuye la importancia de la confesionalidad, con la consecuente pérdida de la identidad Reformada. 28
Obviamente defiendo el hecho que la academia Reformada debe ser expuesta a todas las diferentes lineas de
pensamiento, las teologías y hermenéuticas existentes. Pero creo que ese contacto debe ser seguido
necesariamente de un análisis crítico hecho a partir de las presuposiciones bíblicas conforme son
desarrolladas por la tradición Reformada histórica, como por ejemplo, se debe estudiar las obras de os
liberales clásicos con el filtro de las Escrituras según las interpretó la Reforma Protestante.
Existe una diversidad saludable entre los Reformados que mantienen las presuposiciones
fundamentales de la fe Reformada, especialmente aquellas presuposiciones relacionadas con la infalibilidad
y la autoridad de las Escrituras. Esta variedad es saludable, pues ayuda a definir los límites de la fe
Reformada, y consiste de diferentes interpretaciones de puntos que no son esenciales para la fe cristiana. 29

27 Sobre este asunto ver Heber Carlos de Campos, “O Plurarismo do Pós-Modernismo”, em Fides Reformata, 2/1 (1997),
5-28; Grenz, Stanley J., Pós-Modernismo: Um Guia para Entender a Filosofia do Nosso Tempo (São Paulo: Vida Nova, 1997);
Daniel Salinas e Samuel Escobar, Pós-Modernidade: Novos Desafios à Fé Cristã (São Paulo: ABU, 1999).
28 Para una propuesta de educación teológica dentro de una linea pluralista, ver Lucien Richard, “Theology and
Belonging: Christian Identity and the doing of theology”, en Astley, Theological Perspectives, pp. 151-159. Ver también la
discusión referente a la educación teológica en general en Norma H. Thompson, ed. Religious pluralism and religious education
(Birminghan, Ala: Religious Education Pr, 1988).
29 Existe un pluralismo en la educación teológica, defendido por Abraham Kuyper, que consiste en oír lo que las
diferentes escuelas cristianas habían dicho sobre algún asunto, cf. Lectures on Calvinism (Grand Rapids: Eerdmans, 1961
[1898]), pp. 133-140. Esto es bastante diferente del pluralismo que propone el pos-modernismo en la educación teológica, tal
9
Pero no es esta diversidad dentro de la unidad que el pluralismo busca en la educación teológica. Busca la
introducción de corrientes teológicas que adopten el método crítico-histórico, que disminuyan la autoridad
de las Escrituras, y que enfaticen el carácter no-proposicional de la verdad. En fin, busca que la educación
teológica refleje las corrientes teológicas más divergentes, radicales y contradictorias que tristemente
distinguen a la tradición protestante. Busca que proliferen seminarios y facultades teológicas donde no haya
una linea teológica definida, y donde cada profesor tiene un acercamiento teológico distinto, desde los
liberales históricos, los neo-ortodoxos, neo-liberales, Católicos, evangélicos y aún los mismos agnósticos.
Cito aquí el testimonio de John Leith, considerado como el mejor teólogo de la actualidad en la
Presbyterian Church of United States of America (Igreja Presbiteriana de los Estados Unidos de America,
PCUSA), actualmente jubilado después de una vida entera dedicada a la educación teológica en la PCUSA.
Leith escribió Crisis in the Church (‘Crisis en la Iglesia’), después de jubilarse. En esta obra, él lamenta el
estado actual de lo vacíos que están los seminarios de su denominación, y particularmente la falta del
crecimiento de la misma, e identifica algunas causas: 1) la mayor parte de los profesores de los seminarios
no es formada a partir de pastores o predicadores, sino de profesores profesionales, formados en
universidades seculares sin experiencia en el ministerio; 2) El pluralismo de corrientes teológicas confunde
a los alumnos y hace que se pierda la identidad Reformada. Así, los seminarios no están produciendo
pastores que sepan predicar, pastorear, aconsejar o plantar iglesias, y muchos están confundidos. 30
El desafío que nos plantea el pluralismo es cómo conocer y estudiar, de forma crítica, las diferentes y
divergentes teologías, métodos y acercamientos, sin traicionar nuestra tradición Reformada.

5) El pragmatismo
El pragmatismo en la educación teológica es la tendencia de adaptarla a una visión del ministerio
centrada en satisfacer las necesidades inmediatas de las personas, en detrimento de las grandes verdades del
sistema doctrinal revelado en las Escrituras. Como resultado, la educación teológica termina siendo el
conjunto de curriculum, notas, metas, profesores y su corriente teológica es determinada por la práxis, las
prácticas, liturgia y costumbres de las iglesias, habiendo abandonado la referencia bíblica como lo
determinante.31
Cuando esto ocurre, hay una capitulación de la teología a las demandas del pluralismo litúrgico y
doctrinal de las iglesias - en lugar de reformar estas prácticas, la educación teológica pasa a reflejarlas,
dejando de ser gobernada por la revelación bíblica y siguiendo los vicios culturales de la época.
Esto no quiere decir que la educación teológica no deba tener en cuenta las cuestiones prácticas,
urgentes e inmediatas de las personas a las cuales los pastores, misioneros y obreros van a ministrar. El
desafío es desarrollar un modelo pastoral en la educación teológica que esté atento a las necesidades de las
personas y de nuestra época, pero que nunca abandone las Escrituras como única regla de fe y práctica.
Cuando una iglesia permite que su educación teológica sea determinada por la cultura, tarde que
temprano será víctima de ella. Algunas denominaciones Reformadas que aceptaron la ordenación de mujeres
al ministerio basados en acomodar la iglesia a los rumbos de la sociedad y la cultura en las cuales vivía, hoy

como se defiende en Thomas Dean, ed., Religious Pluralism and Truth: Essays on Cross-Cultural Philosophy of Religion
(Albany: State Univ of New York Pr, 1995).
30 Leith, Crisis in the Church, 9-24.
31 Para un intento de bosquejar la educación teológica a la luz del pragmatismo inherente en las nuevas hermenéuticas, ver
el artículo de Francis S. Fiorenza, “Theory and practice: theological education as a reconstructive, hermeneutical, and practical
task”, en Theological Education 23 (1987), pp. 113-141. Un análisis del pragmatismo en relaçión a la erudición cristiana es
hecha por diversos autores en la obra editada por Gary North, Foundations of Christian scholarship: essays in the Van Til
perspective (Vallecito, CA, Ross House Books, 1976).
10
deben tragarse el mismo argumento frente a la presión de los grupos gay para que realicen matrimonios gay
y ordenen lesbianas y gays como pastores y presbíteros, ya que el homosexualismo también es aceptado hoy
por la sociedad. En 1992 la Iglesia de Inglaterra comenzó a ordenar mujeres. Pocos instantes antes de la
votación en la asamblea, llegó una carta del Movimiento Cristiano de Gays y Lesbianas, que decía,
«Apreciado señores, por favor noten que todos los argumentos usados para la ordenación de las mujeres
también pueden ser usados para la ordenación de los homosexuales practicantes». Los argumentos a favor
de la ordenación de mujeres eran de tres tipos: sentimental, utilitario, y político. Ninguno era bíblico. Los
mismos argumentos son usados hoy a favor de la ordenación de los gays.32

6) Academicismo
Esta es la tentación de olvidar el aspecto divino y espiritual de la educación teológica, la cual tiene
como objeto de estudio la revelación divina. Es la tentación de acostumbrarnos a las cosas de Dios y perder
el sentido de asombro, temor, amor, celo, maravilla y entusiasmo. Es la tentación de acostumbrarnos a lo
divino, y tornarnos cínicos, escépticos, profanos, insensibles, secos y fríos - en otras palabras, meramente
académicos. Es la tentación de estudiar la Biblia como si fuera un mero libro antiguo, de estudiar a Dios de
forma impersonal, y de estudiar la teología sin cualquier pasión en nuestro corazón.
Esta tentación siempre acompañó la educación teológica Reformada. 33 Y en muchas ocasiones los
pastores, profesores y teólogos Reformados poseen un vasto conocimiento bíblico y general, mas poca o
ninguna piedad. Y no pocos escarnecen y menosprecian la devoción y la espiritualidad en la vida académica,
como si las dos cosas fueran incompatibles.
La falta de profunda comunión con Dios y de una vida piadosa y santa hará que los que están
involucrados en la educación teológica formen teólogos y profesores, pero nunca formarán verdaderos
pastores y siervos de Dios. El ideal Reformado para la educación teológica, calcado en el lema de Calvino,
orare et labutare, debe ser el de cultivar tanto la mente como el corazón. El desafío para los Reformados es
promover una educación teológica que desarrolle mente y corazón. 34
Los factores mencionados arriba representan algunos de los peligros latentes en la educación
teológica Reformada, contra los cuales se debe estar siempre alertas. Esto es especialmente importante
cuando reflexionamos sobre la importancia de la educación teológica para el futuro de las iglesias
Reformadas.

Conclusión
Este ensayo tiene varios objetivos. Primero, recordar los fundamentos de la educación teológica
Reformada. Es una consecuencia inevitable de los principios fundamentales de la tradición Reformada.
Segundo, advertir sobre los desafíos y peligros que ha sufrido a lo largo de las últimas décadas. Las iglesias

32 La cita es de Dwight Longenecker, un ex-pastor anglicano. Ver su análisis en The Catholic Herald (15/02, noviembre
de 1992).
33 Un ejemplo histórico es el escolasticismo protestante, que generó reacciones como el pietismo; ver Hermisten Costa,
“Pietismo: Um Desafio à Piedade e à Ortodoxia”, em Fides Reformata 4/1 (1999), 5-26.
34 Ver B. B. Warfield, The Religious Life of Theological Students (Philadelphia, PA: Presbyterian & Reformed, 1992). Ver
más sobre este tema en Kathleen Hughes, “Conversion of Mind and Heart in Theological Education”, en Theological Education
33 (1997), 1-10; Carnegie Samuel Calian, “Prayer during Seminary Years and Beyond”, en Perspectives 10 (1995), 16-18;
Heinrich Holze, “Die theologische Verantwortung der Kandidatenausbildung heute: Anfragen an eine Reform”, en Kerygma und
Dogma 33 (1987), 32-59; Maura Fortkort, “Spirituality in theological education”, en Theological Education 24 (1987), 9-72;
Carnegie S. Calian, “How to go through seminary without losing your faith”, en Christian Century 90 (1973), 145-147.
11
Reformadas no pueden descuidar la buena marcha de la educación teológica para sus obreros bajo pena de
sufrir sus consecuencias en un espacio de muy corto tiempo.
La educación teológica es la espina dorsal de una iglesia. Su importancia se ve no solamente en los
factores mencionados arriba, sino también en el hecho de que por medio de ella se puede cambiar la cara de
una denominación o iglesia dentro de tan sólo una década. Una vez que las instituciones de enseñanza
teológica de una denominación se tornan, por ejemplo, neo-liberales o neo-ortodoxas, esto se hará sentir en
menos de una década en las iglesias. Pues, los pastores formados en estas instituciones llevarán las semillas
de la incredulidad y de la duda a sus púlpitos, y ciertamente influirán en aquellos que ocupan posiciones de
liderazgo y cargos administrativos en la denominación. Muchas de las iglesias Reformadas de Europa y
Estados Unidos que hoy son ecuménicas y toleran el matrimonio y la ordenación de homosexuales, la
ordenación de mujeres al ministerio, la relaciones sexuales antes del matrimonio, una visión evolucionista
del origen del mundo - comenzaron con un cambio en la educación teológica en sus seminarios. Una vez
que las Escrituras pasaron a ser cuestionadas, desacreditadas, o relativizadas en su aplicación para nuestros
días, enseguida vinieron los cambios en los símbolos de fe, y las decisiones conciliares que permitían las
prácticas mencionadas arriba, entre otras.
Una estadística reciente mostró que el 55% de los profesores de los 11 seminarios de la PCUSA
están a favor de la ordenación de homosexuales. Los mismos elaboraron una carta para la Asamblea General
de la PCUSA pidiendo que los gays y las lesbianas pudieran ser ordenados como ministros del Evangelio. 35
Cuando una mayoría de los profesores de los seminarios defiende esta causa, no es de maravillarse que lo
mismo tenga tamaña aceptación dentro de una denominación.
Por otro lado, la educación teológica puede ser instrumento de Dios para una reforma y un despertar
espiritual de la denominación. A través de ella podemos formar pastores, profesores, misioneros y obreros
que sean siervos fieles de Jesucristo, académicamente competentes y espiritualmente vigorosos. Estos
mismos traerán a las iglesias locales un avivamiento y una reforma espiritual verdaderos que tanto
necesitamos. Formarán las opiniones y forjarán la mentalidad de toda una generación. Seminarios
comprometidos con la Palabra de Dios y con la vida cristiana forman generaciones de pastores fieles que a
su vez influirán en los líderes y obreros quienes igualmente van a ejercer influencia en los concilios.

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