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PRINCIPIO DE IGUALDAD Y PRINCIPIO DE LIBERTAD.

MANUEL DE PUELLES BENITEZ


Esta conferencia impartida en julio de 2014 por el catedrático de Política de la
Educación Manuel de Puelles Benítez trata de explicar las políticas de distinto signo
que reforman el sistema educativo de manera constante -y opuesta- merced a la
alternancia política. Problema importante de nuestro sistema educativo porque,
aunque durante la democracia se han hecho grandes avances, se viene produciendo
una inestabilidad legislativa que impide o menoscaba que las políticas alcances sus
objetivos de mejora. Para ello planteará su relación con el derecho a la educación y las
políticas de igualdad (hacia las que se inclina el gobierno del PSOE) y las políticas de
libertad (hacia las que se inclina el gobierno del PP).

Situación del sistema educativo español.


Inicia su discurso comentando que a lo largo de los más de 30 años de democracia se
han hecho un gran número de avances en educación, frente a la situación de atraso
de la que partíamos, el duro legado del franquismo en materia educativa. Para
demostrar esto menciona diversos indicadores que son utilizados siempre para
detectar como está la educación en un país. Las magnitudes en el 1970 presentan la
lamentable situación de la educación: un millón de niños/as (más de 1.300.000 según
el informe Foessa) no tenían acceso a la educación más elemental (la primaria,
limitada a leer, escribir, contar), estaban literalmente sin escolarizar. En enseñanza
secundaria había apenas 200 institutos para todo el país; y en ámbito universitario
había apenas 10 universidades públicas, las mismas que hacía un siglo, las creadas
en 1857 en la Ley Moyano. En cuanto al más importante indicador económico, en
1970 la inversión en educación apenas llegaba al 1% del Producto interior bruto (PIB),
mientras que otros países de nuestro entorno quintuplicaban esta inversión pública en
materia educativa, más del 5%.
Pero durante la democracia se han realizado un gran número de avances pues hay
una escolarización del 100% entre los 3 y los 16 años, resolviendo así un mal
endémico de nuestro país. En la enseñanza secundaria tenemos ahora 4000
repartidos por el territorio nacional. En relación con las universidades ahora hay 50
universidades públicas; y en cuanto a la inversión pública en educación, el índice de
inversión pública se situaba en 2009 (momento máximo de inversión en educación) en
un 5,09% del PIB, muy cerca del promedio de la UE, que era entonces del 5,4%.
Ese avance de la democracia en favor de la educación es también reconocido por
organismos no gubernamentales como la famosa OCDE, que además de hacer los
famosos informes PISA, edita todos los años el informe: El panorama de la educación
de los países miembros de la OCDE, el publicado en 2012, que recoge el estado y
situación de la educación en los países miembros, haciendo un balance de los últimos
50 años (los años desde la creación de la propia OCDE), destacaba que había dos
países que habían realizado un enorme esfuerzo por mejorar la educación en su país,
y uno era España (el otro Corea del Norte).
Respecto a los informes PISA comenta que nadie los lee salvo los sociólogos de la
educación, ni tan siquiera el resumen que edita el Instituto Nacional de Evaluación
(Ministerio de Educación). Los datos de este informe, que evalúa una muestra
representativa de alumnado de 15 años, tampoco dan pie a ser catastrofista, nuestro
sistema educativo no es mediocre. Es más, hay un margen de error que va de 5 a 10
puntos. El último informe PISA de 2012 (publicado en el 2013) colocaba a España a
10 puntos por debajo del promedio en competencia matemática, 8 puntos por debajo
en comprensión lectora y 5 puntos por debajo en competencia científica. Los
sociólogos afirman que esta diferencia de 5 o 10 puntos (la que tiene España) no es
estadísticamente significativa. Estaríamos además en el puesto 34 entre los 60 países
integrantes de la OCDE y evaluados por el informe PISA (muy lejos de la situación de
otros países asociados a la OCDE que están 100 o 150 puntos por debajo del
promedio). En la ordenación del 1 al 60 de los países integrantes de la OCDE estamos
en el promedio de la OCDE en materia de calidad educativa.
No es pues una situación calamitosa. Ahora bien, reconocer el avance en favor de la
educación no supone caer en la autocomplacencia, hay que admitir que España no
está entre los mejores sistemas educativos europeos, pues a pesar de que se ha
recorrido mucho trecho en un periodo corto, todavía queda mucho camino por recorrer
y además tenemos problemas nuevos que no había antes de la democracia. Uno de
estos problemas es la gravísima inestabilidad legislativa del sistema educativo por la
proliferación asombrosa de leyes de educación desde el comienzo de la democracia.
La más reciente ley aprobada por el PP, en diciembre de 2013, la LOMCE, ocupa ya el
puesto 8º, es la octava ley escolar con incidencia en la educación infantil, primaria,
secundaria y en formación profesional; 8 leyes ya en lo que va de democracia, desde
aquella primera ley aprobada por la UCD en 1980, la LOECE; 8 leyes a las que habría
que añadir otras 3 leyes sobre el ámbito universitario, y ya han avisado de la posible 4ª
ley sobre reforma de la Universidad, lo que supondría 12 leyes que afectarían al
sistema educativo desde 1978.
Esta proliferación de leyes produce una honda preocupación en el mundo de la
educación. Voces autorizadas del PP han dicho que no habría tantos cambios porque
en realidad se mantiene la estructura del sistema educativo que ha sido forjado por el
partido socialista y sus leyes. Es cierto, pero no es toda la verdad, ya que habría que
hacer dos matices. En primer lugar, hay que advertir que dos leyes del PP, la LOCE
(PP, 2002) y la LOMCE (PP, 2013) han introducido importantes modificaciones en la
estructura escolar y, lo que es más grave, que las leyes de ambos signos (PP y PSOE)
han producido importantes cambios curriculares. De manera que el profesorado se ha
visto desde hace 30 años hasta hoy, inevitablemente perturbado por los cambios
curriculares que transforman la vida diaria de la escuela. Cuando la escuela maneja un
curriculum se lo cambian y así cada cuatro años. Además, este profesorado tiene la
incertidumbre de si ese cambio curricular va a persistir en el tiempo. Lo grave es que
las reformas curriculares, como es el caso de la LOMCE, que introduce cambios muy
intensos en el curriculum, no se sabe si persistirán, con el agravante de que esta
LOMCE nace ya con fecha de caducidad, porque ya en su aprobación el resto de los
partidos se comprometían a derogarla.
Tenemos una grave inestabilidad legislativa y curricular. Esta proliferación de leyes
está produciendo una perturbación en el sistema educativo.

Principio de libertad y principio de igualdad


Todo esto nos dice que estamos, desde que nació la democracia, en una situación de
permanente conflicto entre las políticas de libertad y de igualdad, que hasta el
momento la clase política no ha sabido resolver, lo que perturba la marcha ordinaria de
las escuelas.
Este problema se produce porque tenemos desde la Revolución Francesa lo que se
llama la educación moderna, que nace (frente a la educación del Antiguo Régimen)
con un doble carácter:
a) una vertiente privada que mira a la educación como aquello que va a facilitar
el desarrollo de la personalidad del individuo y por ello da lugar a políticas que
atienden a la libertad de enseñar, la libertad de aprender y, a partir del último
tercio del siglo XX, la libertad de elegir centro por parte de la familia. Todos
ellos nacen del principio de libertad.

b) Pero si miramos la educación desde la vertiente pública, que inevitablemente


también tiene, vemos que la educación es considerada un bien esencial, que
es una llave/clave para acceder a otros bienes y eso hace que la educación
sea considerada como un derecho fundamental que tiene que ser accesible a
todos, es decir, derechos que nacen del principio de igualdad.
Este hecho de la educación moderna, que se produce en toda Europa, supone el
nacimiento de un derecho complejo y bifronte (dos caras) donde la educación puede
ser considerada como un bien privado, porque atiende al desarrollo de capacidades y
potencias del individuo, pero también es un bien público, porque de ese bien se
deducen extraordinarias consecuencias de carácter económico, social y político. Y eso
explica que según atiendan a una u otra (bien privado o público), el papel del Estado
sea diferente y, por tanto, estamos ante dos modelos de educación. El papel del
Estado es diferente porque cuando la educación es considerada en su vertiente
privada el Estado pasa a ser un actor subalterno, un estado a lo sumo proveedor de
recursos, por el contrario, cuando la educación se considera como servicio público, el
estado es un estado garante, garantiza un servicio público (igualdad), la educación
para todos y, por tanto, con la misma calidad.
Estos dos modelos han tenido confrontaciones en otros países, pero mientras ellos
han sabido resolverlo, nosotros no. Pareció con la Constitución de 1978 y con su
artículo 27 que estábamos en el camino de resolverlo gracias al consenso con que se
fraguo ese artículo 27. De hecho, el art. 27.1 comienza ya reconociendo el derecho de
todos a la educación y la libertad de enseñanza, ambos están colocados al mismo
nivel de reconocimiento, de protección y de garantía. Y ese es el nervio esencial del
consenso escolar en torno al artículo 27.
Hay quienes abogan por revisar ese artículo 27, y para Puelles también podría ser
revisado, pero no porque otorgue el mismo reconocimiento a ambos, la misma
protección a las políticas de libertad e igualdad, sino más bien para blindar que esas
políticas no se enfrenten en detrimento de la educación, de su calidad.
A este artículo le debemos muchas cosas como que haya evitado la guerra escolar.
Guerra escolar que se produjo en la II República (1931-1936) y que, para muchos
historiadores, fue una de las múltiples causas que desencadenó la guerra civil (1936-
1939). Pero lo que no se ha podido evitar es que el desarrollo legislativo de dicho
artículo haya dado lugar a una proliferación de leyes desordenada, y a que cada
partido que gobierna se vea obligado a plasmar su ideología en una nueva ley. Lo cual
es legítimo, pero lo no se debe olvidar es la esencia del pacto educativo de dicho
artículo 27: el respeto igual a los derechos de libertad y a los de igualdad. Olvidarlo,
minusvalorarlo (además del peligro que supone caer en leyes inconstitucionales, leyes
que han tenido que rectificarse como consecuencia de las sentencias del Tribunal
Constitucional) introduce en una espiral peligrosa de enfrentamiento entre las políticas
de igualdad y de libertad y, por tanto, de enfrentamiento también dentro de la propia
comunidad escolar.
Pasaremos ahora, a contemplar cómo se ha producido esa trayectoria de políticas
enfrentadas, por un lado las políticas de igualdad y por otro las políticas de libertad,
protagonizadas respectivamente por el PSOE y el PP, los dos grandes partidos
nacionales que se han turnado en las labores de gobierno en virtud del veredicto de
las urnas (ganado elecciones democráticas)

Las políticas de igualdad


Las políticas de igualdad se empiezan a aplicar a partir de 1982.
El PSOE, en los años inmediatamente anteriores a la transición se fue configurando
como un partido radical. De hecho, en el 26 congreso del PSOE, celebrado en la semi
clandestinidad, (un congreso ya tolerado -muerto Franco el 20 noviembre 1975-) en
diciembre de 1976, se plantea la formación o no de un bloque anticapitalista de clase,
es decir, se discute la conveniencia o no de formar un bloque entre socialistas y
comunistas para traer la revolución. En este congreso se empieza a estudiar la
educación con el fin de preparar el sistema educativo para “la etapa de transición
hacia el socialismo” y entonces se formula un programa que es una extraña mezcla de
radicalismo y de moderación. Los puntos básicos de dicho programa son:
1) una planificación democrática de la educación, donde la participación de la
comunidad escolar ocupa un lugar esencial. Y
2) una defensa de la escuela pública única, es decir, única, que excluye la
escuela privada; se iría progresivamente hacia la desaparición de la enseñanza
privada. El modelo que tenían en ese año 1976 era del socialismo francés,
denominado servicio público unificado.
3) El tercer pivote era la enseñanza gratuita, entonces aún no lo era,
4) Una enseñanza laica, en sentido estricto, no lo que hoy tenemos;
5) Defensa de lo que se denomina un ciclo único, la consideración de un ancho
tramo educativo que abarcaba desde la primaria al bachillerato (es lo que
después hará la LOGSE, 1990) y, como consecuencia,
6) un cuerpo único de profesores; ya no habría maestros, profesores de
secundaria, de universidad.., se propone ahora la creación de un cuerpo único
de profesores, con sus respectivas formaciones y especializaciones, pero
único.
7) También un servicio público educativo en el sentido estricto y excluyente.
Este es el programa radical de diciembre de 1976. Pero en años posteriores fue
madurando un giro espectacular que se hace evidente en la primavera de 1979,
cuando en el 28 congreso del Partido Socialista el Secretario General del partido,
Felipe González, propone el abandono del marxismo. En la Conferencia del PSOE,
celebrada en septiembre de 1979, gana la tesis defendida por su Secretario General y
el PSOE deja de ser marxista (y socialista en el sentido estricto) y se convierte en
socialdemócrata, homologable a los demás partidos de los países europeos con ese
carácter. Ello supone que se reconoce la economía de mercado, pero al mismo
tiempo, se asume (dado su carácter socialdemócrata) que el Estado tendrá un papel
corrector de las desigualdades que inevitablemente produce el mercado, y que tendrá
que hacer políticas sociales y políticas de redistribución de riqueza (renta) (Véase
relacionado: teóricos como Norberto Bobbio, John Maynard Keynes, economista,
Estado Social; frente a los economistas exponentes del neoliberalismo Friedman y
Hayek; y sobre todo, léase los capítulos correspondientes del libro de Puelles, 2006).
Ese giro tuvo una enorme repercusión en la opinión pública, y el PSOE ganará las
elecciones de 1982 con una rotunda victoria manteniéndose en el poder durante varias
legislaturas, hasta el año 1996 (14 años, 1982-1996, primer mandato del PSOE, el
segundo, ya con Zapatero, 2004-2011). Su primer ministro de Educación, José María
Maravall, diseña las políticas y estrategia socialdemócratas de educación, que son de
igualdad. Esas políticas de igualdad serán las que van a regir en esos 14 años, si bien
no todos los políticos las van a aplicar con la misma firmeza con la que las pensó y
aplicó el ministro Maravall, y se centran en tres aspectos fundamentales (los aspectos
clásicos de la socialdemocracia europea), a saber: igualdad de acceso a la educación,
igualdad de condiciones e igualdad de resultados
a) Conseguir la igualdad de acceso a la educación, para ello se formula y elabora la
LODE, Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación (1985), que regula el
acceso a la educación, pero también tiene dos importantes aportaciones (que dan fe
del giro espectacular hacia posiciones más moderadas que realizara el PSOE,
comentado anteriormente): regula las relaciones entre la escuela pública y privada, y
las regula en un plan de igualdad, estableciendo que la escuela privada podrá ser
gratuita, financiada por el Estado (por los poderes públicos), siempre y cuando cumpla
las condiciones públicas de la educación (importante subrayar el “siempre que” porque
es el condicionante). Y para ello se establece el régimen de conciertos, lo que supone
la muerte, el abandono de la defensa de aquella escuela pública única; porque a partir
de entonces la escuela privada va a poder participar del servicio público de la
educación, que no es el que se diseñó en 1976, estricto, excluyente, sino que será un
servicio público con la suficiente amplitud como para incorporar la iniciativa privada
que acepte esos requisitos, las funciones públicas de la educación.
Además de promulgar la LODE, se impulsa una política de constante incremento de la
oferta escolar para asegurar que todos los niños y niñas tengan acceso a un puesto
escolar en la educación básica, De hecho, se conseguirá, cuando en 1996 abandone
este partido el poder estarán escolarizados al 100% todos los niños y niñas desde los
4 hasta los 16 años –años después se ampliará la edad por abajo-.
También se realizó una política de igualdad de acceso al bachillerato y Formación
Profesional, haciendo que, por primera vez en la historia de España, los institutos y
centros de formación profesional fueran totalmente gratuitos.
Y, por último, se diseña una política de puertas abiertas de la universidad, con solo
dos requisitos: mérito y capacidad. Una política de puertas abiertas con precios
inferiores incluso al coste real de una plaza escolar universitaria.
b) La igualdad de condiciones significa que hay que nivelar las situaciones de partida.
Todos los niños y niñas de los 6 a los 16 años, educación básica que establece la
LOGSE, Ley de ordenación general del sistema educativo 1990, deben de tener
igualdad de condiciones y para ello es muy importante que lo que se reciba en esa
educación básica sea igual para todos, una educación común, básicamente igual para
todos/as, es la idea de la escuela comprensiva, propia de la socialdemocracia
europea (la que está establecida en Finlandia actualmente). Una educación común
que establece la LOGSE, no exenta de polémicas. Así la planteó el ministro José
María Maravall, quien preparó la LOGSE aunque no la vería promulgada, lo será
siendo ministro Javier Solana.
c) La igualdad de resultados es probablemente el tema más polémico de la
socialdemocracia europea. Evidentemente hay distintos resultados porque distintos
son los incentivos, capacidades, actitudes, intereses.., pero a lo que se refiere tal
igualdad es a la igualdad de resultados básicos, es decir, que todos los alumnos/as
puedan alcanzar los resultados básicos de cada nivel educativo. Para ello un
instrumento importante es la educación compensatoria, que se va a centrar en la
LOGSE (1990) en varios campos, el primero la educación infantil, pues este tramo es
muy sensible al estar marcado por la desigualdad económica y familiar; es preciso que
todos los niños/as tengan un puesto igual en la educación infantil para compensar las
desigualdades que portan en su mochila al ingresar en la escuela, consecuencia del
estatus de su medio familiar. Otros campos son la recuperación de la juventud que
abandona prematuramente el sistema educativo, la integración de las minorías,
incluidas las minorías étnicas, los menores con necesidades específicas de apoyo
escolar, la integración de los inmigrantes, de las poblaciones rurales, discriminadas de
facto frente a las poblaciones urbanas que gozan de más posibilidades.., todo ello
estaría en la LOGSE.
En la segunda etapa del PSOE (2004-2011), la etapa de Rodríguez Zapatero, se hace
un énfasis en el desarrollo de una ciudadanía plena. Zapatero introduce el giro de
incorporar el republicanismo moderno a la socialdemocracia española. El
republicanismo moderno que, como señala José Mª Maravall había dejado de lado la
socialdemocracia española, y que ha tenido y tiene un gran auge en Europa y EEUU,
no tiene nada que ver con la forma de gobierno –república o monarquía-, sino con
profundizar en la democracia y conseguir la plena autonomía de los ciudadanos.
Así, lo que hacen ahora es introducir en las políticas del partido socialista lo que se ha
llamado las políticas civitistas (neologismo). Son políticas que amplían los derechos
civiles de los ciudadanos con objeto de darles la máxima autonomía y que éstos, los
ciudadanos, puedan protegerse de determinados poderes públicos o privados que
tienden a la dominación.
Efectivamente, hay un giro hacia el republicanismo moderno, pero eso no supuso la
renuncia a los postulados clásicos de la socialdemocracia. Así, en el primer mandato
de Rodríguez Zapatero tenemos leyes inequívocamente republicanas, de ampliación
de los derechos civiles, como la ley de matrimonio homosexual o como la ley de
protección de la mujer frente a la violencia de género, que son leyes clarísimamente
republicanas en el sentido moderno y, al lado de eso, hay leyes que amplían los
derechos sociales de los ciudadanos (socialdemocracia), como la ley de
dependencia, lamentablemente fracasada por falta de recursos, que fue bautizada
como el 4º pilar del Estado de Bienestar (4 pilares: educación, sanidad, prestaciones
sociales y dependencia –asistencia a las personas dependientes).
Y hay otra ley que amplía los derechos sociales: la Ley Orgánica de Educación, la
LOE de 2006. Y ¿por qué digo que amplía los derechos sociales?, porque si bien es
verdad que es una ley que lo que hace es rectificar los errores cometidos en la
implantación de la LOGSE (1990), en la LOE hay una reafirmación de la meta
socialdemocrática en materia de igualdad en educación, que se manifiesta en distintos
artículos de la ley, y lo que es más importante, dio lugar a políticas sociales de
igualdad en educación. Reafirma estas metas de igualdad en educación en distintas
medidas:
se establecen políticas para igualar –compensar- las condiciones para aquellos
alumnos/as con problemas de aprendizaje,
Se establecen, por primera vez en una ley -y se llevó a la práctica- políticas de
refuerzo para los alumnos/as con problemas de aprendizaje; iguala las condiciones
para quienes, desgraciadamente, no podían aprobar el título de graduado escolar, que
era la llave para poder pasar al Bachillerato o a la F.P. Y lo hace con políticas
orientadas a facilitar ese tránsito desde la dificultad de aprobar hasta la posibilidad de
aprobar, mediante la diversificación curricular (un currículum expreso para esas
personas, mediante el desdoblamiento de aulas en materias instrumentales o
fundamentales como lengua y matemática, con refuerzo de la tutoría y con refuerzo de
la orientación escolar.
Son políticas orientadas a hacer posible la igualdad de condiciones, y también, cosa
que apenas se mencionaba en 2006, cuando se publica la LOE, a considerar la
desigualdad territorial, a la desigualdad en las posibilidades educativas marcada por
escolarizarse en una comunidad autónoma u otra. De hecho, la LOE dedica un Título
de la ley a la compensación de desigualdades territoriales en materia de educación,
mediante políticas de cooperación territorial entre el Estado y las comunidades
autónomas donde se produce esa desigualdad.
No hablamos del segundo mandato de Zapatero porque estuvo marcado por la gran
recesión económica de 2008 y, en consecuencia, esas políticas sociales se verán
veladas, aunque hay que decir en su honor que respeta todo lo relativo a educación y
sanidad, cosa que después el PP no respetará (recortes).

Las políticas de libertad


En la próxima etapa, la del PP (1996-2004, dos legislaturas gobierno de José Mª
Aznar y desde 2011 Rajoy) las políticas sociales se verán afectadas.
Veamos primero la trayectoria del PP, para ello hay que referirse a Alianza Popular,
denominación de este partido en su origen. A la muerte del dictador Francisco Franco
(20 noviembre 1975), la derecha española se divide en dos grandes partidos:

 la Unión de Centro Democrático (un partido de centro derecha, que ganó las
primeras elecciones democráticas en 1976, dirigido por Adolfo Suárez, que fue
el primer presidente democrático del país y guió la transición española, incluida
la redacción de la Constitución) y
 Alianza Popular, partido de derechas, fundado por Manuel Fraga, que había
sido ministro en la dictadura franquista. Este partido se va a beneficiar del
hundimiento de la UCD, que pierde las segundas elecciones quedando
diezmado, queda reducido a una escasa docena de diputados; prácticamente
el partido se disuelve y eso beneficia enormemente a Alianza Popular, porque
gran parte de sus votos van a parar a Alianza Popular, que consigue
incrementar sus escaños.
Pero pese a ello, este partido, Alianza Popular, comprobará en las derrotas electorales
(pierde frente al PSOE cuatro elecciones generales seguidas) que la derecha española
tiene un techo, y que no es previsible que Alianza Popular en esa época pueda llegar a
gobernar. Mientras tanto, estará surgiendo dentro del propio partido una nueva
generación política que en los años 90 irrumpe de la mano de José Mª Aznar y refunda
el partido creando lo que se llamó PP. Esta joven generación dentro de la derecha
buscaba para el partido otro modelo que no fuera el de Alianza Popular, porque este
partido tenía el estigma de ser una especie de neofranquismo o franquismo residual. Y
en esa búsqueda de un nuevo modelo, el PP encontrará un modelo, el experimento
que se está produciendo entonces en el Reino Unido: el tacherismo. Nos detendremos
en él porque explica claramente el modelo aplicado por el PP en su mandato, cuando
ejerzan tareas de gobierno.
En 1979 en el Reino Unido gana las elecciones Margaret Tacher, y cuando el PP
vuelve la mirada en 1989 hacia ese experimento, se encuentra con que está muy
avanzado, Margaret Tacher lleva gobernando 10 años. El famoso “giro al centro” del
PP no fue por tanto más que la adaptación del tacherismo a la realidad española. Pero
el tacherismo no es un modelo unívoco, en este movimiento, desarrollado en Reino
Unido en los años 80, conviven dos tendencias con muchos puntos comunes pero
también con diferencias importantes, neoliberalismo y neoconservadurismo:

 El neoliberalismo es partidario del libre mercado, la desregulación y el Estado


mínimo. Para el neoliberalismo el Estado de Bienestar es considerado un
Estado intervencionista (lo contrario que el Estado mínimo) y, por tanto, se
proponen desmantelar, demoler el Estado de Bienestar y, por tanto, privatizar
los servicios públicos. Esta es la política neoliberal de Margaret Tacher en
Inglaterra.
 El neoconservadurismo participa de esa fe en el mercado, creen que la
economía se debe regir por el mercado, pero les falta el entusiasmo por el
mercado de los neoliberales, es más, lo que genera entusiasmo a los
neoconservadores ingleses, lo que de verdad defienden, no es el mercado,
sino un viejo poder tradicional: la propiedad privada. Pero, por otra parte, ese
mercado para los neoconservadores encierra riesgos, y para hacer frente a
esos riesgos lo que propugnan es someter a la sociedad a la influencia
benéfica de la tradición y a los viejos valores. Esos valores son la propiedad
privada, resucitar la virtud del patriotismo (en unos términos que se acerca más
a un neonacionalismo), las virtudes de la familia tradicional, patriarcal, e
introducir el efecto benéfico de la religión en la sociedad y en la educación, de
la religión mayoritaria en el Reino Unido, el anglicanismo)
En materia de educación estas dos tendencias tampoco están de acuerdo:
El neoliberalismo: tiene el dogma, que es más bien un ideal, del mercado puro en
enseñanza, que sería una enseñanza privada. Pero los neoliberales saben, como
buenos políticos, que después de dos siglos de educación pública en Inglaterra
eso es imposible y, por tanto, deciden centrar toda su política en materia de
educación en: el cheque escolar, la libertad de elección de centro y la privatización
de la enseñanza. Pronto comprueban algo que ya había pasado en EEUU y en
otros países, que el cheque escolar es inviable, y lo es por su enorme coste,
porque dar a cada familia británica un cheque por el valor promedio de un puesto
escolar para que elija un puesto escolar público o privado, y al mismo tiempo
mantener el sistema escolar público (porque es imposible desmantelarlo sin más),
supone un coste, un monto inasumible por el tesoro público (presupuesto del
Estado). Pero además contempla con horror que para hacer eso necesitaría una
burocracia muy elevada para expedir, supervisar y controlar el cheque escolar,
cosa que iría en contra del dogma del Estado mínimo y la mínima burocracia, y
entonces, después de titubeos y vacilaciones, deciden centrarse, y así lo hacen, en
la libertad de elección de centro y la privatización de la educación.
Los neoconservadores ingleses, que no tienen mucho entusiasmo por el mercado
aunque lo aceptan, consideran que tiene riesgos, y que en realidad lo que la
sociedad necesita es un Estado fuerte, capaz de introducir en el tejido de la vida
social los viejos valores de la sociedad británica.
Pero, obviamente, un Estado mínimo y un Estado fuerte no es posible, así es que
ambas tendencias del tacherismo tendrán que negociar. Habrá una pugna interna
entre las dos alas, que se resuelve pacíficamente, pactando (y este es el mérito del
tacherismo) conciliando ambas posturas en la nueva ley inglesa de educación de
1988. Esa negociación, ese pacto consiste básicamente (como se hizo en la redacción
de nuestra Constitución1978) en un sistema de cesiones recíprocas, mutuas:

 Los neoliberales aceptan que en Inglaterra haya un currículum nacional,


preceptivo y obligatorio, elaborado, supervisado y evaluado por el Ministerio de
educación inglés (Estado). Esto nos puede parecer absolutamente normal en
España, pero no lo es en el Reino Unido, donde supuso un cambio inusitado, al
ser un país que durante dos siglos la administración central no había tenido
nada que ver con el curriculum (sin competencias en ese ámbito); el currículum
en el Reino Unido era elaborado por las autoridades locales en contacto con
los centros docentes. Los neoliberales aceptan así lo que en realidad es una
recentralización del curriculum (Estado controle el currículum). Pero a cambio
los neoconservadores exigen contrapartidas
 Los neoconservadores consiguen introducir en el curriculum nacional los viejos
valores que defienden y comprenden, por otra parte, que no pueden aspirar a
un Estado fuerte. Aceptan un relativo adelgazamiento del Estado y aceptan,
por exigencia de los neoliberales, la libertad de elección de centro.
Ese juego de cesiones mutuas se hace patente en la ley inglesa de educación de
1988.
Esta consideración del modelo tacherista en consonancia con el PP viene a cuento
además porque el PP, desde su fundación prácticamente ex novo en 1990, conviven
estas dos tendencias: la neoliberal y la neoconservadora.
En materia de educación el neoliberalismo va a apostar decididamente por la libertad
de elección de centros. Consideran que si se da a las familias el derecho a elegir
centros, éstas elegirán los mejores centros. Los centros competirán unos con otros
para obtener el alumnado y, consecuentemente entienden, mejorará la calidad de la
educación. Evidentemente parten del supuesto de que la escuela privada es mejor que
la pública. Suponen que a la larga se conseguirá así una privatización gradual y
pacífica de la educación. Todo ello teóricamente sin coste. Aquí no aparece el
elemento financiación. Esto es lo que defiende el ala neoliberal del PP desde el
principio.
Los neoconservadores defienden, como la propia palabra indica, los viejos valores del
conservadurismo español, que son parecidos a los británicos: el valor de la patria
ligada al concepto de nación (también aquí aparecen los brotes de un neo-
nacionalismo español), la exaltación de la familia patriarcal, clásica y tradicional, y la
enseñanza de la religión católica en las escuelas.También hay una vuelta a la
pedagogía tradicional, cuando se habla de la “cultura del esfuerzo”, de la disciplina y
de la autoridad del profesor, no se está descubriendo nada nuevo, eso está en la
pedagogía tradicional que aplicó la pedagogía española durante los siglos XIX y XX.
De modo similar a lo acaecido en Inglaterra, ambas alas del PP entran en pugna a la
hora de elaborar una ley, y esto se aprecia en la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad
Educativa, LOMCE, 2013. El primer borrador de esta ley es un borrador
clarísimamente economicista y neoliberal de la educación, con el que no estaba de
acuerdo el ala neoconservadora, que habita también el PP, al entender que no
respondía plenamente al ideario del PP. Fruto de esa pugna fue la incorporación, en
sucesivos borradores de la LOMCE, de los principios neoconservadores. Se incorpora
pues gran parte del ideario de los neoconservadores.
Asó, es una ley que es objeto de modificaciones, no debidas a las demandas de la
comunidad escolar, a las demandas de los agentes sociales y de los demás partidos
políticos del arco parlamentario, que hubieran hecho posible una ley de consenso, o
de relativo consenso, sino que es hecha a demanda de la pugna interna entre
neoliberales y neoconservadores.
Hemos de subrayar, finalmente, un hecho insólito de la LOMCE, de 2013, que no se
había producido hasta ahora en la democracia española. La LOMCE se aprueba con
el voto en contra de todos los partidos políticos de la Cámara, congreso y senado, y
con el único apoyo del PP, que sostiene al gobierno. Esto no es nuevo, ya ocurrió con
la anterior ley del PP, la Ley Organica de calidad de la Educación, la LOCE de 2002.
Lo insólito ahora es que el mismo día en que se aprueba en el Congreso de los
Diputados el texto definitivo de la LOMCE, todos los partidos políticos, todos menos el
PP obviamente, firman un pacto en el que se prometen a derogar la LOMCE cuando
exista una alternativa de gobierno. Este es un hecho sin precedentes porque es poner
fecha de caducidad a una ley. Esto no es casual, es fruto, según afirma Puelles
Benitez, de la desmesura del PP, es decir, del abuso de la mayoría absoluta por parte
del PP. Hay una regla de oro dentro de las democracias occidentales que es el respeto
de la mayoría por las minorías. Una ley no supone imponer lo que quiere el partido en
el gobierno, sino que, en la medida de lo posible, una ley es un instrumento para hacer
posible la convivencia y el progreso, si la ley se reduce a implantar el programa
máximo del partido gobernante, cuando haya una alternancia en el gobierno se
producirá un inevitable cambio de efecto contrario.
Esta desmesura ha venido a exasperar esa espiral en la que ya estábamos, donde a
una ley le sucede otra, a una reforma una contrareforma, y ello acarrea además una
sucesión de cambios curriculares que dejan perplejo y desorientan a la comunidad
escolar.
Y ¿qué se puede hacer?. Hay que romper con ese círculo vicioso de leyes y más leyes
de educación, las políticas de reforma son a corto plazo cuando, como sabemos, las
reformas, para que sean fecundas, tienen que sostenerse a medio y largo plazo,
necesitan el apoyo de los partidos que se van a suceder en el gobierno. Para ello hay
que ir hacia un consenso. El consenso del artículo 27.1 de la Constitución de 1978 que
coloca al mismo nivel de protección y garantía las políticas de igualdad y las políticas
de libertad, tiene ahora que ser completado con otro pacto de Estado que contemple
un triple acuerdo:
1. Un acuerdo sobre un diagnóstico serio y riguroso de los problemas reales de la
educación española (no encargado a un grupo de expertos más o menos
afines al gobierno, sino a un grupo de expertos neutrales).
2. Señalar y acordar los puntos débiles del sistema educativo y cómo fortalecerlos
3. Políticas de mejora de la calidad de la educación que puedan ser llevadas a
cabo por los partidos que ejerzan tareas de gobierno
Para ese triple acuerdo no se necesitan más leyes, sino acuerdos sobre bases
mínimas que sea posible asumir por los distintos partidos cuando lleguen al gobierno
Evidentemente, la solución está en manos de la clase política. Pero también en manos
de la sociedad, en una sociedad capaz de presionar, de hacerse presente, recoger las
demandas de la comunidad escolar, de los agentes sociales, darle la difusión precisa
mediante los medios de comunicación respecto a la necesidad de un nuevo consenso.
Todos tenemos alguna responsabilidad, aunque no todos la misma.
Finalmente, habría que advertir que la libertad no es atributo de la derecha política, lo es
evidentemente de la izquierda también, pero no significa lo mismo. El concepto de libertad no es
unívoco, para los liberales significa no injerencia por parte del Estado, mientras que para el
republicanismo moderno significa no dominación.

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